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DIRECTORIO PARA LA INICIACIÓN CRISTIANA
Archidiócesis de Mérida-Badajoz
GUÍA DE LECTURA PARA LOS AGENTES DE PASTORAL
PRESENTACIÓN
Acaba de ser publicado un nuevo Directorio para la Iniciación Cristiana en
nuestra Iglesia diocesana de Mérida-Badajoz que desea ser actualización del anterior
para responder a las nuevas situaciones pastorales que vivimos y vehículo para realizar
una verdadera iniciación cristiana en todas las instituciones diocesanas. Un Directorio
que marca el itinerario común a seguir, conscientes de las exigencias a las que nos
enfrenta la nueva evangelización. Un Directorio que puede ayudarnos a ver cómo
estamos iniciando en la fe y qué nuevos cauces podemos emprender para acometer el
gran reto que hoy la Iglesia tiene pendiente. Un Directorio que, abierto a la creatividad,
nos puede estimular a abrir nuevos caminos para despertar la fe y hacerla fecundar en el
seno de nuestras parroquias.
En el último párrafo de la presentación del Directorio afirma nuestro arzobispo
“quiero hacer una llamada cordial e insistente a todos los pastores, a los miembros de
la vida consagrada, y a los laicos colaboradores en la acción de la Iglesia, para que
estudien con atención este Directorio, mediten y dialoguen acerca de las formas de
llevar a cabo sus orientaciones, y asuman decididamente la acción evangelizadora que
motiva”. Con esa finalidad queremos ofreceros esta guía de lectura del texto, con la
pretensión humilde de facilitar una lectura que lleve a la reflexión personal y que
termine en un análisis compartido en un encuentro que se llevará a cabo a principios de
curso en cada arciprestazgo, en el que se convocará a todos los que prestan algún
servicio en la pastoral de la Iniciación Cristiana en cada parroquia: catequistas, agentes
de la pastoral prematrimonial y prebautismal, animadores de jóvenes, responsables de
movimientos y asociación… El objetivo será concretar cómo poder, desde las líneas
marcadas por nuestro Directorio, realizar una auténtica iniciación cristiana de niños,
adolescentes, jóvenes y adultos en cada una de las comunidades cristianas de nuestra
Iglesia de Mérida-Badajoz.
La experiencia pastoral pone de manifiesto que la mayor parte de las catequesis
no se orientan del todo a procurar una auténtica Iniciación Cristiana, sino a preparar a la
recepción de un sacramento. Sin embargo, cada vez se hace más urgente un
planteamiento evangelizador serio, comprometido y exigente por parte de los pastores y
de nosotros como colaboradores en los ámbitos intraeclesiales y en la acción de la
Iglesia en el mundo. Urge plantear una catequesis que sea un verdadero itinerario de fe
que lleve, a quienes pasen por él, a un verdadero encuentro con Cristo y a ser unos
creyentes adultos y maduros que sean testigos del amor de Dios en medio del mundo.
Es necesario, incluso obligatorio, que nos empeñemos en buscar caminos nuevos
que ayuden a la Iniciación Cristiana en un ambiente secularizado, plurireligioso, con
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situaciones religiosas nuevas (niños que no reciben el bautismo de pequeños y que lo
solicitan en la infancia adulta, jóvenes y adultos que reciben la confirmación y viven al
margen de la fe…), y hacerlo en un contexto esperanzador, precisamente ahora que
celebramos el cincuenta aniversario del Concilio Vaticano II, los veinte años del Sínodo
Pacense y del Catecismo de la Iglesia Católica, el Sínodo sobre la Nueva
Evangelización, el Año de la Fe… Todo esto puede ser una buena oportunidad para
llevar a cabo con nuevos bríos, nuevo ardor y nuevos métodos el proceso iniciatorio de
la fe en nuestras parroquias.
Vamos a desglosar el Directorio para la Iniciación Cristiana ofreciendo una guía
que sirva para facilitar su lectura y propiciar una reflexión personal.
INTRODUCCIÓN
La Iniciación Cristiana se contempla como un itinerario estructurado hacia la
maduración en la fe, para que el bautizado pueda obtener una formación y crecimiento
de su fe que configure su identidad cristiana.
Las dimensiones de la iniciación cristiana son:
 La experiencia sacramental del Bautismo, de la Confirmación y de la
Eucaristía.
 La gradual educación y progreso en la fe, integrados en el seno de la familia
cristiana y la comunidad eclesial.
De los números 1 al 5 del Directorio encontramos una descripción de la
Iniciación Cristiana.
No debemos olvidar que el itinerario de la Educación Cristiana es un proceso o
camino de fe, donde ésta ha de ser la que debe tener la primacía, pues sin fe nunca
puede haber Iniciación Cristiana. No podremos comenzar nuestros caminos de
iniciación sin haber suscitado la fe en quienes los van a recorrer. Éste deber ser el
primer eslabón que hemos de acometer.
PRIMERA PARTE. LA INICIACIÓN CRISTIANA DE NIÑOS
Del número 6 al número 15, el Directorio nos expone la recepción de los
sacramentos de la Iniciación Cristiana como una excelente oportunidad para la nueva
evangelización, señalando detalladamente las distintas etapas en torno a las que se
estructura el proceso de Iniciación Cristiana: Bautismo, Despertar religioso (hasta los 6
años), Iniciación cristiana y sacramental (culmina con la Primera Comunión), Primera
síntesis de fe (10-12 años) y Personalización de la fe y preparación a la Confirmación.
Del mismo modo, nos señala los lugares de la catequesis para la iniciación
cristiana, señalando a la comunidad cristiana como el hogar de la catequesis, el papel de
la familia cristiana, el de la parroquia y el de la escuela católica.
Se destaca la importancia del papel del catequista, debiendo ser objeto de
especial atención por parte de los sacerdotes, que propiciaran su formación.
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En estos números del Directorio también se señalan concretamente los
materiales que se han de utilizar en todo el proceso catequético de la Iniciación
Cristiana y se dan unas breves pinceladas generales acerca de la celebración litúrgica de
los sacramentos de la Iniciación Cristiana.
1. EL BAUTISMO
Partiendo de los fundamentos teológicos del sacramento del Bautismo (nº 16), se
plantea desde el número 17 al número 23 la edad para recibir el Bautismo y los
requisitos para administrarlo, poniendo énfasis en el hecho de que haya esperanza
fundada de que el niño vaya a ser educado en la religión católica. Se trata el tema del
bautismo de los recién nacidos, de los que lo solicitan entre los 4 y los 6 años, los que lo
hacen en edad escolar sobre los 6 años, o los que lo piden mayores de 6 años. Cada
etapa requiere su tratamiento pastoral y hace obligatorio cumplir unos requisitos
necesarios para hacer las cosas bien y exigiendo todos a los fieles las mismas
cuestiones.
En los números 24 - 26 del Directorio se trata la preparación del bautismo y la
labor de la parroquia antes del nacimiento del niño. Esta preparación exige una
catequesis adecuada para la familia y una apertura de ésta a proseguir la educación
cristiana de su hijo guiada por la parroquia. Debemos cuidar que se dé una auténtica
evangelización, y hemos de buscar creativamente nuevas fórmulas que la posibiliten,
teniendo en cuenta el contexto social y cultural en que se vive.
En los números 27 – 30 se habla acerca de la elección y misión del padrino,
destacando la importancia de que éste lleve una vida congruente con la fe.
Es el momento de plantearnos: ¿No deberíamos dar más importancia al hecho de que el
padrino cumpla estos requisitos? ¿Podríamos aprovechar la ocasión del Bautismo para
acercarnos al padrino e invitarlo a implicarse en la vida de la parroquia? ¿Cómo pasar
de un padrino social a un padrino espiritual?
El número 31 del Directorio resulta de vital importancia, ya que trata de la
formación y misión de los padres. En este ámbito, podemos plantearnos las cosas de
una forma nueva, ofreciendo una acogida fraterna, discerniendo con la familia algunas
motivaciones de fe y haciendo posible que se sigan dando contactos posteriores en los
primeros años de vida del niño. Este último aspecto se concreta en el número 46 del
Directorio en el que se aborda el tema de después de la celebración. Se trata ésta de una
cuestión esencial y podríamos plantearnos lo siguiente: ¿Qué acompañamiento hacemos
en nuestra parroquia a las familias desde que bautizamos a los niños hasta que se
incorporan a la catequesis parroquial? ¿No deberíamos idear otras maneras de hacerlo?
¿Estamos dispuestos a aportar creatividad, voluntad e ilusión para hacerlo?
En cuanto a la celebración del Bautismo, en los números 32, 33 y 34 del
Directorio, se nos afirma la importancia de cuidar con esmero la liturgia sacramental y
la preparación de los fieles a ella, sabiendo de la importancia de que la comunidad esté
presente en dicho momento.
De los números 35 al 39 del Directorio se aborda de forma exhaustiva la validez
del Bautismo recibido en las Iglesias Orientales y la recepción en la plena comunión
católica de los bautizados en distintas Iglesias. Este tema es novedoso debido a la cada
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vez más habitual convivencia entre culturas y al hecho de que el mundo se establece
cada vez más como una aldea global.
Seguimos avanzando, y los números del 40 al 45 tratan del ministro del
Bautismo, lugar de la celebración, tiempo de preparación y la celebración en sí y la
inscripción en los libros parroquiales.
En el número 47 se trata el tema de ciertas situaciones especiales de los padres:
padres que no practican o afirman ser no creyentes, padres casados canónicamente,
luego divorciados y casados civilmente o padres que solamente están casados por lo
civil o sin vínculo matrimonial.
Estas situaciones son cada vez más frecuentes en la sociedad en que vivimos y,
desde el Directorio, se nos invita a una acogida y atención especial a los padres y a un
tratamiento prudente, tomando la medida oportuna señalada en cada caso. ¿No
deberíamos plantearnos estas situaciones como un nuevo campo de acción pastoral?
¿Qué iniciativas podrían surgir desde la parroquia para suscitar el deseo de Dios en estas
personas y proponerles un itinerario de fe?
2. LA CONFIRMACIÓN
Este sacramento está unido al de Bautismo y no se puede comprender sin
referencia a él y a la Eucaristía. Los tres constituyen los sacramentos de la Iniciación
Cristiana.
Los números 49 y 50 del Directorio profundizan de manera muy interesante en
la preparación pastoral de los confirmandos. Ésta preparación está perfectamente
delimitada en su estructura: tres ciclos litúrgicos con carácter catecumenal. Ahora bien,
teniendo esto en cuenta, toca a los catequistas dar vida a ese camino y hacer que cambie
y pase de ser una mera asistencia a una hora semanal para hablar de un tema, a consistir
en un camino de fe que posibilite: el encuentro con Dios, la conversión personal, la
vivencia sacramental y oracional, la pertenencia a la Iglesia, un plan de vida cristiana,
un planteamiento vocacional y el compromiso socio-caritativo y misionero en medio del
mundo. Todo un reto por nuestra parte el buscar nuevas formulas evangelizadoras para
los adolescentes. ¿Cómo conseguir esto? ¿Qué nuevos métodos podemos utilizar? ¿Qué
tendríamos que eliminar de nuestros procesos? ¿Cómo realizar el necesario
acompañamiento? ¿Qué alternativas podemos ofrecer a los planteamientos de la
sociedad?
En el caso de los confirmandos mayores de edad se propone insertarlos en el
catecumenado de adultos.
De los números 51 al 58 el Directorio trata de: materiales para la catequesis
previa a la confirmación, la figura del padrino, el lugar de los padres en la
Confirmación, la edad de recepción, el ministro, el lugar de la preparación y
celebración, la preparación al rito sacramental y la inscripción y anotación del
confirmando. Estos son los elementos que el Directorio aborda como fundamentales a
tener en cuenta en todos y cada uno de los lugares de la diócesis.
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3. LA EUCARISTÍA EN LA INICIACIÓN CRISTIANA
El sacramento cumbre de la Iniciación Cristiana es tratado desde sus
fundamentos teológicos (nº 59) y teniendo muy presente la carta de nuestro arzobispo a
los responsables de la preparación de los niños para recibir la Primera Comunión, que
lleva por título “Un gran acontecimiento en la vida parroquial y familiar”.
Los números 60, 61 y 62 tratan la preparación catequística para recibir la
Primera Comunión, abordando el caso especial de los niños con minusvalía y señalando
los materiales y contenidos para la catequesis. Se resalta el hecho de que esta etapa
catequética no ha de ir encaminada exclusivamente a la iniciación de los niños a la vida
sacramental, ni se ha de limitar a proporcionar sólo el conocimiento de las verdades de
nuestra fe; se trata de un itinerario personal de vida cristiana en el que se ha de procurar
que los niños vivan y maduren su fe mediante la participación en las celebraciones
litúrgicas y la orientación personal de la vida cristianan.
El número 63 del Directorio plantea la edad y el proceso a seguir: el despertar
religioso del niño y su familia a los 6 años ayudado por el material de “Los primeros
pasos en la fe” y los dos siguientes cursos siguiendo el recorrido del Catecismo “Jesús
es el Señor” y su guía pedagógica. Este proceso desembocará en la recepción, después
de estos tres cursos, del Sacramento de la Eucaristía.
Los números 64, 65 y 66 tratan el tema del lugar de la celebración. Se destaca
como lugar preferente la parroquia y como lugar posible el colegio, siempre con una
buena coordinación entre ambas instituciones por el bien de la evangelización de los
niños y de su continuidad en la vida cristiana.
Los números 68, y del 70 al 73 del Directorio abordan cuestiones prácticas
como los reportajes gráficos, la comunión de los celíacos y la fiesta social que la
Primera Comunión lleva consigo, recomendando encarecidamente austeridad y
solidaridad en pro del sentido cristiano de la celebración.
El número 69 merece tratamiento aparte, ya que aporta unas sugerencias
pastorales referidas a la familia con ocasión de la Primera Comunión, que pueden
abrirnos a la reflexión y a la creatividad para hacer posible que esta celebración
recupere su valor y su significado religioso principal y para involucrar a los padres en el
itinerario de fe de sus hijos, ofreciendo a quienes desean renovar y actualizar su fe el
catecumenado de adultos establecido en la Diócesis. Éste es el punto donde deberíamos
preguntarnos: ¿Aprovechamos este momento como propicio para favorecer el encuentro
personal de la familia con Cristo y suscitar en ellos el deseo de iniciar el proceso de fe?
¿Qué iniciativas podrían surgir de la parroquia para trabajar este campo pastoral?
El número 74 de nuestro Directorio resulta también esencial al abordar la
necesidad de un seguimiento pastoral después de la Primera Comunión. En este punto
el Directorio señala la importancia de no abandonar la formación cristiana en línea
catequética a través de las diferentes edades hasta lograr una madurez humana y
cristiana. Supone un reto para nosotros idear la manera de continuar acompañando a los
niños después de la Comunión y antes de la catequesis de Confirmación a través de
actividades motivadoras que no se reduzcan a nuevas sesiones de catequesis. ¿Estamos
preparados para afrontar este nuevo reto? ¿Estamos dispuestos a romper nuestros
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esquemas y aprender nuevos métodos para enfrentarnos al acompañamiento y
animación de los preadolescentes? ¿Qué ideas podemos aportar al respecto?
4. EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN EN EL PROCESO DE
INICIACIÓN CRISTIANA
Aunque no es éste un sacramento propiamente de la Iniciación Cristiana, lo
incluimos de hecho en nuestros procesos catequéticos, pues en ellos tiene un significado
especial para la comprensión de nuestra relación con Dios.
Los números 77 - 78 - 79 y 80 del Directorio nos señalan lo propio del
Sacramento de la Reconciliación en el proceso de Iniciación Cristiana, destacando el
clima de alegría y fiesta que debe existir en la primera celebración del sacramento de la
Penitencia al ser acogidos por el Señor y la Iglesia, y la conveniencia de invitar a los
confirmandos a recibir previamente el Sacramento del Perdón, después de haber tratado
como tema catequético para la Confirmación la conciencia moral, el pecado y la
reconciliación sacramental.
SEGUNDA PARTE. LA INICIACIÓN CRISTIANA DE ADULTOS
Esta sección es nueva con respecto al anterior Directorio, e incluso novedosa en
lo que respecta a un texto de estas características en las diócesis españolas.
Desde el Concilio Vaticano II se nos apremia a esforzarnos en restablecer el
catecumenado de adultos y hacer una adaptación más adecuada. Para actualizar este
mandato se elaboró el Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos, el llamado RICA,
que es el material indicado por nuestra Diócesis para marcar el itinerario de la
catequesis de adultos como un proceso de fe que lleve a una verdadera Iniciación
Cristiana y posibilite a los hombres y mujeres de nuestro tiempo encontrarse con
Jesucristo, profundizar en su seguimiento y hacer sólida su fe.
La Catequesis de Adultos está dirigida a:
-
Aquellos que desean recibir el Bautismo.
Aquellos que, habiéndolo recibido, se alejaron de Dios y de la fe y desean volver
al seno de la Iglesia profundizando y viviendo la vida cristiana.
Ya que el proceso catequético de adultos está muy descuidado en nuestras
comunidades parroquiales y el magisterio de la Iglesia nos apremia a desarrollarlo, es
preciso que todos hagamos un esfuerzo por generar la estructura que acoja a los que
deseen madurar la fe. Estamos ante una de las prioridades evangelizadoras de la Iglesia;
un medio de evangelización en este tiempo de secularización que estamos viviendo. El
Directorio nos invita encarecidamente a crear la institución de la catequesis de adultos
en nuestras parroquias (nº 81).
Del número 82 al 87 el Directorio expone las distintas propuestas para iniciar en
la fe a los adultos en los diferentes casos y señala quiénes son los destinatarios de la
catequesis de adultos y las personas que intervienen en el proceso. Se destaca el papel
de los catequistas como colaboradores permanentes del sacerdote; se les exigirá una
adecuada madurez humana y cristiana que comprenda: una formación básica y
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suficiente, la participación en las celebraciones litúrgicas, el compromiso de una vida
evangélica y un hábito de oración.
En estos números del Directorio se detalla el itinerario concreto a seguir con
aquellos posibles colectivos que se acerquen a la parroquia y que sean susceptibles de
seguir este proceso.
Por último, entre los números 88 y 95, el Directorio trata de una manera
exhaustiva las etapas y los tiempos de la Iniciación Cristiana de adultos:
-
Anuncio misionero o pre-catequesis. Con este primer anuncio se pretende
suscitar interrogantes en el oyente, así como el deseo de Dios, de la conversión a
una nueva vida y de estar dispuesto a seguir a Jesucristo.
-
Tiempo del Catecumenado, en el que se pretende hacer madurar la fe mediante
un proceso que abarque: el conocimiento del Misterio, la práctica de la vida
cristiana, el ejercicio de la caridad, de la oración, de la celebración litúrgica y del
testimonio de vida, junto con la experiencia comunitaria y el apostolado activo.
-
Tiempo de la Purificación e Iluminación. Este tiempo pretende la preparación
intensiva del espíritu y del corazón para renovar el bautismo en la noche de la
Vigilia Pascual.
-
Tiempo de la Mistagogía. Durante la Pascua, los catequizandos profundizarán en
los misterios que se celebraron la noche de Pascua, recibirán continuadamente
los sacramentos, se procurará para ellos una experiencia espiritual en la
comunidad y se les ayudará a asumir los compromisos propios de los cristianos
como miembros de la Iglesia.
______________________________________________________________________
Terminamos el recorrido del Directorio para la Iniciación Cristiana. Ahora
consideramos necesario que cada agente de pastoral realice la reflexión del mismo y se
plantee su concreción pastoral para la parroquia, buscando conseguir que nuestros
procesos sean iniciatorios de verdad en todo lo que el propio Directorio nos ha ido
señalando. Entre Octubre y Noviembre se convocarán encuentros por arciprestazgos
dirigidos a todos aquellos que prestan algún servicio en la pastoral de la Iniciación
Cristiana en cada parroquia: catequistas, agentes de la pastoral prematrimonial y
prebautismal, animadores de jóvenes, responsables de movimientos y asociación…
para presentar y profundizar en el contenido del Directorio. Éste será el momento en
que lo abordaremos de manera conjunta y procuraremos estudiar cómo hacerlo
realidad tanto en cada parroquia como en nuestro arciprestazgo y cómo nos podemos
ayudar unos a otros para alcanzar sus propios fines.
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