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Dolores Aleixandre
Una llamada a los laicos a la
corresponsabilidad eclesial
El Día de la Acción Católica incide en su
necesaria coparticipación con los sacerdotes
L
a comunidad tiene que ser evangelizadora, signo del Evangelio en medio del
barrio”. El Día de la Acción Católica
y del Apostolado Seglar (23 de mayo) es,
como explica a Vida Nueva Alfonso Gil
Montalbo, viceconsiliario de la Federación
de Movimientos de Acción Católica España
(ACE), una llamada a que los laicos asuman
su responsabilidad en la acción misionera.
Con el lema No he venido a ser servido,
sino a servir, el mensaje de los obispos de
este año se hace eco de la celebración del
centenario del Cura de Ars para mostrar
que tanto sacerdotes como bautizados han
sido elegidos para “formar parte de un
sacerdocio santo, para colaborar como
piedras vivas en la construcción de un
edificio espiritual y para ofrecer sacrificios
espirituales agradables a Dios por mediación de Jesucristo”.
“La responsabilidad del laico –corrobora
el viceconsiliario– no es concebida precisamente por el presbítero, sino que brota
de su propio bautismo. A ella está llamado
a responder igual que el sacerdote”. A su
juicio, ambas realidades se complementan
y enriquecen, pues “el laico espera del
presbítero orientación, acompañamiento,
testimonio, además del inmenso caudal
de gracia que la Iglesia regala a todos sus
miembros; mientras que el pastor recibe
de sus fieles el pulso de la realidad social”. “Los fieles son los que transmiten
la problemática del mundo a la vida de
la comunidad, a la vez que devuelven al
mundo la riqueza que brota en la propia
comunidad”.
Tanto el mensaje de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar como las palabras
del viceconsiliario denotan la necesaria
coparticipación de laicos y sacerdotes en
la vida de la Iglesia, donde todavía queda
mucho por hacer. “Se ha avanzado en la
participación de los laicos en la toma de
decisiones, pero también hay que hacer
presente la vida de la comunidad en el
mundo en el que vive”, afirma.
El 12 de junio se beatificará en Linares
(Jaén) a Manuel Lozano Garrido ‘Lolo’,
uno de los miembros más insignes de la
federación. “En este gesto se percibe cómo
la Acción Católica es escuela de santidad”,
señala Gil Montalbo, para quien el periodista es “un signo brillante de cómo la
aparente adversidad no es una dificultad
insuperable que contradiga o impida vivir
con plenitud la vida humana”.
Marina de Miguel
L
Honderos
os tiradores con honda son una
antiquísima tradición en las islas Baleares”, me cuenta Joan
Carrero en la presentación de su
libro África: la madre ultrajada. La verdad
sobre el conflicto de los Grandes Lagos
que las potencias occidentales se empeñan en ocultar (Editorial Milenio). Se ve
que Joan ha heredado esa tradición, tan
emparentada con la estrategia de david
contra goliat.
Este mallorquín, candidato al Nobel de
la Paz hace unos años, defensor de la
no-violencia activa y protagonista de
varias huelgas de hambre (extraño “protagonismo” el suyo...), se enfrenta hace
tiempo desde la Fundación S’Olivar, que
preside, a los intereses transnacionales,
sin más armas que su convencimiento
en la fuerza que posee la verdad. Una
verdad (el genocidio de más de ocho
millones de personas, entre ellas, nueve
españoles, a manos del Frente Patriótico
Ruandés y el Ejército ugandés) que los
intereses económicos y geoestratégicos
occidentales han convertido en una farsa.
“El día en que la tragedia de los Grandes
Lagos ocupe los espacios que se merece
en los medios de comunicación, estaremos ante la página más bochornosa de la
historia de Occidente y de la ONU desde
su creación”.
En el diálogo surge la cuestión de siempre: estamos ante una “piedra del sepulcro” demasiado grande como para
ser movida. La respuesta de Joan es la
de un contemplativo configurado por los
argumentos del Evangelio: “No se trata de
buscar el éxito, es el pretenderlo lo que
nos paraliza: lo único que se nos pide es
la fidelidad a la verdad que conocemos”.
Suerte con las piedras de tu honda, Joan.
Ojalá tu libro nos contagie tu pasión por
África y por acercarnos a la verdad de lo
que ocurre en ella.
Qué orgullo contar en la Iglesia con gente
como tú.
[email protected]