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Taller-Encuentro 6. MARÍA, MODELO DE VIDA BAUTISMAL OBJETIVO Reconocer los elementos que la Palabra de Dios, la Iglesia y la experiencia personal han subrayado de la experiencia de fe de María a fin de convertirla en modelo y prototipo de la Iglesia y del creyente bautizado. 1. VER Comparte la siguiente historia de vida: En las diversas parroquias del mundo entero, suelen promoverse peregrinaciones como espacios privilegiados para nutrir la fe y recordar al cristiano su papel de peregrino en esta tierra. Pues bien, nos encontramos con que las peregrinaciones además de ser espacios para desplazarse de un lugar a otro y visitar por lo general un santuario de Jesús, o lo que es más frecuente en A.L y C de Nuestra Señora, llevan consigo una pregunta fundamental: ¿Qué busco cuando voy de peregrino a un santuario, especialmente mariano? La respuesta surge enseguida: busco su favor, para mejorar la salud, para pedir por una necesidad familiar, para pedir trabajo, para pedir por un hijo o familiar “imposible”, para pedir salud en una enfermedad grave que, a veces, tiene a la persona al borde de la muerte, en fin. Lo que se busca al peregrinar es un favor de Dios. Las preguntas que surgen de lo anterior son: ¿lo correcto es pedir favores al emprender una peregrinación? ¿No es posible encontrar en los santuarios que veneran a María un espacio en el que me fije en la fe que Ella vivió? ¿No estaremos adjudicando a María poderes que le competen a Dios? Comparte estos interrogantes con los miembros de tu grupo o pequeña comunidad. 2. ILUMINAR Lee y comparte con tu comunidad los elementos más relevantes de las siguientes lecturas. Evangelio según San Lucas 11, 27-28. La verdadera dicha. 27: Cuando Jesús decía esto, una mujer de la multitud alzó la voz y dijo: —¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron! 28: Él replicó: —¡Dichosos, más bien, los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen! S .S Pablo VI. Marialis Cultus # 57 La santidad ejemplar de la Virgen mueve a los fieles a levantar "los ojos a María, la cual brilla como modelo de virtud ante toda la comunidad de los elegidos". Virtudes sólidas, evangélicas: la fe y la dócil aceptación de la palabra de Dios (cf. Lc 1, 26-38; 1, 45; 11, 2728; Jn 2, 5); la obediencia generosa (cf. Lc 1, 38); la humildad sencilla (cf. Lc 1, 48); la caridad solícita (cf. Lc 1, 39-56); la sabiduría reflexiva (cf. Lc 1, 29.34; 2, 19. 33. 51); la piedad hacia Dios, pronta al cumplimiento de los deberes religiosos (cf. Lc 2, 21.22-40.41), agradecida por los bienes recibidos (Lc 1, 46-49), que ofrecen en el templo (Lc 2, 22-24), que ora 1 en la comunidad apostólica (cf. Act 1, 12-14); la fortaleza en el destierro (cf. Mt 2, 13-23), en el dolor (cf. Lc 2, 3435.49; Jn 19, 25); la pobreza llevada con dignidad y confianza en el Señor (cf. Lc 1, 48; 2, 24); el vigilante cuidado hacia el Hijo desde la humildad de la cuna hasta la ignominia de la cruz (cf. Lc 2, 1-7; Jn 19, 25-27); la delicadeza provisoria (cf. Jn 2, 1-11); la pureza virginal (cf. Mt 1, 18-25; Lc 1, 26-38); el fuerte y casto amor esponsal. De estas virtudes de la Madre se adornarán los hijos, que con tenaz propósito contemplan sus ejemplos para reproducirlos en la propia vida. Y tal progreso en la virtud aparecerá como consecuencia y fruto maduro de aquella fuerza pastoral que brota del culto tributado a la Virgen. La piedad hacia la Madre del Señor se convierte para el fiel en ocasión de crecimiento en la gracia divina: finalidad última de toda acción pastoral. Porque es imposible honrar a la "Llena de gracia" (Lc 1, 28) sin honrar en sí mismo el estado de gracia, es decir, la amistad con Dios, la comunión en El, la inhabitación del Espíritu. Esta gracia divina alcanza a todo el hombre y lo hace conforme a la imagen del Hijo (cf. Rom 2, 29; Col 1, 18). La Iglesia católica, basándose en su experiencia secular, reconoce en la devoción a la Virgen una poderosa ayuda para el hombre hacia la conquista de su plenitud. Ella, la Mujer nueva, está junto a Cristo, el Hombre nuevo, en cuyo misterio solamente encuentra verdadera luz el misterio del hombre, como prenda y garantía de que en una simple criatura —es decir, en Ella— se ha realizado ya el proyecto de Dios en Cristo para la salvación de todo hombre. Al hombre contemporáneo, frecuentemente atormentado entre la angustia y la esperanza, postrado por la sensación de su limitación y asaltado por aspiraciones sin confín, turbado en el ánimo y dividido en el corazón, la mente suspendida por el enigma de la muerte, oprimido por la soledad mientras tiende hacia la comunión, presa de sentimientos de náusea y hastío, la Virgen, contemplada en su vicisitud evangélica y en la realidad ya conseguida en la Ciudad de Dios, ofrece una visión serena y una palabra tranquilizadora: la victoria de la esperanza sobre la angustia, de la comunión sobre la soledad, de la paz sobre la turbación, de la alegría y de la belleza sobre el tedio y la náusea, de las perspectivas eternas sobre las temporales, de la vida sobre la muerte. San Luis María de Montfort. Del Tratado de la Verdadera Devoción # 120. 120 La plenitud de nuestra perfección consiste en asemejarnos, vivir unidos y consagrados a Jesucristo. Por consiguiente, la más perfecta de todas las devociones es, sin duda alguna, la que nos asemeja, une y consagra más perfectamente a Jesucristo. Ahora bien, María es la creatura más semejante a Jesucristo. Por consiguiente, la devoción que mejor nos consagra y hace semejantes a Nuestro Señor es la devoción a su santísima Madre. Y cuanto más te consagres a María, tanto más te unirás a Jesucristo. La perfecta consagración a Jesucristo es, por lo mismo, una perfecta y total consagración de sí mismo a la Santísima Virgen. Esta es la devoción que yo enseño, y que consiste –en otras palabras– en una perfecta renovación de los votos y promesas bautismales. 2 3. ACTUAR Dialoga con tu comunidad sobre estos interrogantes: Realiza y describe un listado de las prácticas de devoción mariana que te acercan y te ayudan a vivir el bautismo en la Iglesia. De igual manera, describe cuáles prácticas de devoción mariana no te llevan a comprometerte en tu fe y en la vivencia de la misma. 4. CELEBRAR Recitación de la coronilla de alabanzas a María. Corona de Bondad * Padrenuestro... * Dios te salve, María... V/. Gloria a ti, Refugio de los pecadores: R/. Intercede por nosotros ante el Señor. V/. Regocíjate, Virgen María. R/. Regocíjate mil veces. * Dios te salve, María... V/. Gloria a ti, Madre de los hombres: R/. Enséñanos a vivir como hijos de Dios. V/. Regocíjate, Virgen María. R/. Regocíjate mil veces. * Dios te salve, María... V/. Gloria a ti, Alegría de los justos: R/. Condúcenos contigo a las alegrías del cielo. V/. Regocíjate, Virgen María. R/. Regocíjate mil veces. * Dios te salve, María... V/. Gloria a ti, prestísima ayuda nuestra en la vida y en la muerte: R/. Llévanos contigo al Reino de los cielos. V/. Regocíjate, Virgen María. R/. Regocíjate mil veces. * Gloria al Padre... ORACIÓN FINAL Dios te salve, María: Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, Esposa del Espíritu Santo, Templo augusto de la Santísima Trinidad. Dios te salve, María, Señora mía, mi tesoro, mi belleza, Reina de mi corazón, Madre, vida, dulzura y esperanza mía queridísima, –más aún– mi corazón y mi alma. Soy todo tuyo, Oh Virgen benditísima, y todo lo mío es tuyo. More en mí tu alma para engrandecer al Señor, more en mí tu espíritu para regocijarme en Dios. Oh Virgen fidelísima: ponte como un sello sobre mi corazón para que en ti y por ti, permanezca fiel al Señor. Concédeme por tu bondad, la gracia de contarme en el número de los que amas, enseñas, diriges, nutres y proteges como hijos. Haz que, despreciando por tu amor todos los consuelos terrenos, aspire continuamente a los bienes celestiales, hasta que por medio del Espíritu Santo, tu Esposo fidelísimo y de ti, Esposa suya fidelísima, sea formado en mí Jesucristo, tu Hijo, para gloria del Padre celestial. Amén. 3 Compañía de María Misioneros Montfortianos Camino de integración Latinoamericana y Caribeña COORLAC 2014 - 2016 4