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Comunicado de la Delegación de Pax Christi Internacional a Honduras
Marzo 25-31 de 2010
1. Una delegación de Pax Christi Internacional visitó Honduras del 25 al 31 de marzo de 2010 para
escuchar y conocer la situación actual del país y para expresar solidaridad al pueblo que está luchando
por la justicia y por poner fin a las violaciones de derechos humanos. Ésta es la segunda visita de Pax
Christi a Honduras desde el golpe de estado ocurrido el 28 de junio de 2009. La delegación estuvo
compuesta por Marie Dennis, Co-Presidenta de Pax Christi Internacional (Estados Unidos); Claudette
Werleigh, Secretaria General (Haití); Martha Inés Romero (Colombia) y Jef Felix (Bélgica), miembros del
Comité Ejecutivo; Christine Klissenbauer (Alemania); José Henríquez (El Salvador) y el padre Paul Lansu
del Secretariado Internacional (Bélgica).
2. Nos reunimos con diferentes líderes eclesiales y comunitarios, con organizaciones de derechos
humanos y otros grupos de la sociedad civil, y con actores locales y representantes de la comunidad
internacional en Tegucigalpa, El Progreso, San Pedro Sula, Santa Rosa de Copán y Siguatepeque. Lo que
hemos visto y escuchado nos ha inspirado e impresionado, dado que estuvimos con mucha gente
profundamente comprometida con el bien común, la justicia y los derechos humanos. Pero también
estamos profundamente preocupados por los informes sobre continuas y selectivas violaciones a los
derechos humanos, el miedo y la polarización en la sociedad, la corrupción endémica y la fuerte
violencia relacionada con el narcotráfico.
3. Tuvimos evidencias de un vasto movimiento popular, no-violento, opuesto al golpe y, especialmente, a
la permanencia de estructuras sociales, políticas y económicas que excluyen a una gran mayoría de la
población hondureña. Esta Resistencia, organizada de manera visible en el Frente Nacional de
Resistencia Popular (FNRP), es un movimiento impresionante y diverso que incluye una amplia gama de
organizaciones populares hondureñas y ciudadanas y ciudadanos individuales. De manera conjunta han
organizado muchas acciones creativas y no violentas en contra del golpe y por una “nueva Honduras” –
desde largas marchas y caravanas hasta música y poesía. Pax Christi aplaude el compromiso no violento
de la Resistencia, sea que éste se origine en principios, en estrategias, o en ambos.
4. Instamos al gobierno de Honduras a respetar la existencia de este movimiento y a brindar espacios
políticos para que las y los hondureños expresen segura y libremente sus opiniones, algo que es
fundamental en una democracia efectiva. Desde la Enseñanza Social de la Iglesia, creemos que la
ciudadanía tiene el derecho a participar en las decisiones importantes que afectan sus vidas. Animamos
al movimiento de Resistencia en su discernimiento de formas no violentas que den voz a las
hondureñas y hondureños que buscan un cambio del estatus quo.
5. Hemos escuchado repetidas veces sobre serias violaciones a los derechos humanos ocurridas
recientemente, como el asesinato del profesor Manuel Flores Arguijo, miembro de la Resistencia, en el
interior del Instituto Público San José del Pedregal; el asesinato de cinco periodistas cercanos a la
Resistencia; y el asesinato de Francisco Castillo, miembro de la Resistencia en el Bajo Aguán, a quien la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos había otorgado medidas cautelares. Inmediatamente
después de nuestra salida de Honduras, recibimos información acerca de otro asesinato en el Bajo
Aguán – el de Miguel Alonso Oliva – y sobre el temor fundado de una mayor represión en esa zona
1
debido a un conflicto por tierras que enfrenta a cientos de familias campesinas y a algunos de los
empresarios más poderosos de Honduras.
6. Como Movimiento fundado en el principio de la reconciliación, estamos convencidos de la necesidad de
que este país trágicamente dividido dé pasos concretos en esa dirección, pero también sabemos que la
reconciliación solamente puede estar basada en la justicia y en un Estado de Derecho para todas y
todos por igual. Pedimos una investigación inmediata e imparcial, y la necesaria aplicación de justicia,
sobre una serie de violaciones a los derechos humanos de miembros del FNRP que se presume han
tenido motivación política; pero también urgimos al gobierno a dar pasos sustantivos para fortalecer el
sistema judicial y poner fin a un clima de rampante impunidad.
7. Creemos que el Estado es responsable de proteger la vida y los derechos básicos del pueblo
hondureño. En particular, instamos a que la Comisión de la Verdad sea estructurada de manera que
genere credibilidad en su composición y funcionamiento y que formule recomendaciones para una
reforma judicial que es esencial para el fortalecimiento de la democracia hondureña. Dadas las
preocupaciones que nos fueron transmitidas, instamos asimismo a las Naciones Unidas a proponer el
envío de un Relator Especial para los Derechos Humanos con el fin de observar la transparencia de este
proceso.
8. Mantenemos nuestra convicción de que el conflicto en Honduras no es solamente político, y estamos
profundamente preocupados por los abusos del poder militar y, especialmente, del poder económico
que han contribuido a generar la crisis actual.
9. Las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos, la Unión Europea y muchos países de
manera individual denunciaron el golpe en junio y tomaron severas medidas para aislar al gobierno de
facto. Desde las elecciones de noviembre, estas mismas organizaciones y países están enfrentados a la
delicada decisión de normalizar o no las relaciones con el actual gobierno. El deseo de restaurar la
ayuda externa dada la preocupación por el sufrimiento humano causado con su congelamiento es
comprensible, pero estamos convencidos de que los próximos pasos deben tener en cuenta principios
fundamentales como la preocupación por los pobres, el compromiso de asegurar el respeto a los
derechos humanos y el Estado de Derecho y poner fin a la impunidad.
10. El Evangelio y la Enseñanza Social de la Iglesia articulan claramente los valores, principios y prioridades
que deben servir de marco para el compromiso de la Iglesia con la sociedad hondureña en estos
momentos de dolor. En particular, el respeto por la vida humana, la opción preferencial por los
empobrecidos y la virtud de la solidaridad deberían colocar claramente a la Iglesia Católica del lado de
las y los hondureños cuya dignidad está siendo vulnerada.
11. Nos reunimos y escuchamos a mucha gente valiente – laicos y laicas, religiosas y religiosos – que
acompañan a gente de distintos sectores y procedencias, cuyos derechos han sido violados y quienes
tratan de apoyar el desarrollo de una sociedad democrática y justa. Muchos de estos/as agentes de
pastoral han sido también amenazados y atacados. Nos parecen valiosos e importantes los esfuerzos de
la Pastoral Social/Cáritas por denunciar las violaciones a los derechos humanos y – especialmente en el
nivel diocesano – por promover el diálogo y educar sobre los derechos y deberes ciudadanos en una
democracia. Desde el golpe de estado, jesuitas, franciscanos y otras comunidades religiosas se han
pronunciado en defensa de los derechos humanos. Recordando al Arzobispo Óscar Romero, cuyo
trigésimo aniversario del martirio acabamos de conmemorar en El Salvador, creemos que quienes
luchan por la justicia y quienes buscan reivindicaciones justas en un contexto de injusticia trabajan por
el Reino de Dios y por eso honramos a quienes realizan esta difícil labor.
12. Muchas personas expresaron de nuevo en esta visita las heridas, el enojo y la pérdida de credibilidad
ocasionados por el silencio de la Conferencia de Obispos de Honduras en torno a serias violaciones a los
derechos humanos. Nos han entristecido los ataques personalizados en contra del Arzobispo de
Tegucigalpa; nos reunimos con él, con los obispos de San Pedro Sula y con el Obispo de Santa Rosa de
Copán, para escuchar sus perspectivas sobre la situación y tratar de entender las palabras y acciones –
o la ausencia de ellas – de parte de la jerarquía católica, que han creado reacciones tan intensas.
Sabemos que la Conferencia de Obispos ha hecho un llamado a la reconciliación, pero creemos
profundamente que la Iglesia Católica Hondureña al más alto nivel puede promover la posibilidad de un
diálogo nacional mediante la escucha atenta al dolor de quienes han visto violados sus derechos y se
sienten abandonados, y mediante un pronunciamiento fuerte y repetido en defensa de los derechos
humanos.
13. Instamos a la comunidad católica y a todas las personas de buena voluntad en el mundo entero a
mantener y fortalecer la solidaridad con el pueblo hondureño, acompañando a quienes han sufrido la
vulneración de sus derechos; abogando por la verdad, la justicia y la participación democrática; y
encarando las muchas formas en que la codicia internacional de minerales y mercados, de riqueza,
poder y control, crean un terreno fértil para el sufrimiento en Honduras. Creemos que la paz
permanente y la estabilidad dependen de que se asegure la inclusión de los sectores empobrecidos y
marginados en la vida económica y política del país.
14. Como miembros de Pax Christi Internacional nos comprometemos a apoyar este esfuerzo y a animar,
dentro de nuestra red global, acciones en solidaridad con el pueblo de Honduras. La delegación
publicará próximamente un informe completo e iniciará acciones sistemáticas de incidencia política
dirigidas a iglesias, gobiernos, a la Organización de Estados Americanos, a las Naciones Unidas y a la
Unión Europea. Pax Christi Internacional espera establecer relaciones específicas y sostenibles con
diferentes sectores de la sociedad civil hondureña, incluyendo las comunidades de fe. Nuestro
movimiento se compromete a dar seguimiento a las conclusiones y recomendaciones de esta
Delegación. Pedimos a nuestras organizaciones miembros, individuos y comunidades de Pax Christi,
tener al pueblo de Honduras en sus oraciones.
Tegucigalpa, 31 de Marzo de 2010.
2010-0201-es-am-HR
http://storage.paxchristi.net/2010-0201-es-am-HR.pdf