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Dictaduras y “La Ola”
Por Nicole Salas
2º año de Trabajo Social 2009 – UCSH
Psicología Social – Prof. Claudio Acuña M.
En el presente documento se analizará la película “La ola”, la cual basada en
un hecho real trata de un curso de estudiantes donde el profesor realiza clases
sobre el sistema de gobierno basado en la autocracia, y donde se comienza
respondiendo a la pregunta ¿será posible un régimen autoritario en nuestros
días?, y a raíz del mismo cuestionamiento interesa saber la forma en la cual dicho
sistema se legitima y luego se acepta por el resto de la población.
Si nos centramos en la dictadura como forma autoritaria de ejercer poder en
un determinado lugar, región o nación podemos identificar inmediatamente que no
es más que la puesta en práctica del modelo funcionalista (Moscovici, 1996,
pp.25), ya que este sostiene que:
“Los miembros de un grupo deben adaptarse al mismo con la finalidad de
garantizar y mantener su equilibrio, y por lo mismo la realidad se
constituye como algo uniforme donde las normas son aplicadas a todos
los integrantes de igual manera”
Desde esta perspectiva, es posible mencionar que era precisamente lo que ocurrió
con los estudiantes de aquel colegio, dicho sea de paso viviendo en un sistema de
gobierno democrático, (a pesar de que los mismos se mostraron incrédulos en un
comienzo sobre alguna futura implantación de un sistema de gobierno totalitario
en nuestros tiempos catalogándolo como un escenario imposible de ocurrir porque
supuestamente ya se había aprendido la lección), en primer lugar se comenzó con
la regla de llamar al profesor por su apellido, y no por su nombre de pila como era
la costumbre, y luego para pedir opinar o hablar había que pedir la palabra y
ponerse de pie antes de hacerlo, pero sin embargo lo que ocurrió después tomó
calibres muy distintos lo que conllevó a que el “experimento” se le fuera de las
manos al profesor Wenger. En este sentido es posible mencionar que el principal
cambio al cual se vieron envueltos fue la utilización de un uniforme igual para
todos los miembros, una forma de saludo distintiva (similar al saludo nazi), la
eterna disciplina reflejada en el comportamiento dentro de la sala de clases, la
persuasión para quienes aún no se hacían parte de “la ola”, entendida esta como
el mensaje que tiende a “cambiar pensamientos o creencias del receptor del
mensaje” (Moya en Morales, 2007, pp.154), y la continúa exclusión de quienes no
aceptaron integrarse, la cual puede significarse como la “no participación en el
conjunto de la sociedad” (Ibíd., pp. 512), en este caso en la comunidad estudiantil,
lo que puede vincularse a lo expresado por Solzhenitsin (Moscovici, 1996, pp. 267)
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al establecer que toda mayoría elige entre tres reacciones posibles (en relación a
la minoría): ignorancia, compromiso y exclusión, en este sentido lo que sucedió en
la película y se logró identificar fue la última, puesto que se respetaba solamente a
quienes eran partidarios y miembros de “la ola”, mientras que a los demás se les
excluía, como por ejemplo el caso del partido de waterpolo donde se les negó la
entrada a Karo y a Mona por no ser simpatizantes, o también como el caso de un
estudiante más pequeño que tampoco lo dejaban ingresar a la escuela porque no
era miembro de aquel grupo y no realizaba el saludo típico del mismo. A raíz de
todo lo anterior se puede señalar que todas las restricciones implantadas tenían
como finalidad el equilibrio o la armonía de “la ola” para garantizar su
funcionamiento o su permanencia en el tiempo, y por lo mismo es que todos sus
integrantes debían adaptarse a dichas reglas o normativas impuestas legitimando
la existencia del grupo a través de las mismas, lo que refleja entonces, como el
sistema funcionalista se desarrolla en dicha comunidad estudiantil.
Siguiendo con esta temática es posible señalar que lo que ocurrió en esa escuela
alemana no es muy distante a lo que verdaderamente sucedió a lo largo del
mundo con las diferentes dictaduras desarrolladas, ya que resulta interesante
percatarse la forma en que las mismas se legitiman a través de diferentes
mecanismos mayormente apelando a la inseguridad o más bien a la sugestión,
tanto social, económica y política, y en relación a esto es que se desencadenó la
dictadura chilena por ejemplo, tal como lo vimos en el anterior documental
exhibido, pero sin embargo podemos destacar también el papel que juegan los
medios de comunicación en este intento de legitimación y de aceptación masiva a
tal forma de gobernar, un ejemplo de aquello fue lo que sucedió con el periódico
chileno “El Mercurio” en la época del régimen autoritario, ya que dicho medio
escrito se dedicó en gran medida a promover y legitimar los actos realizados en
aquel tiempo, entre ellos los casos más importantes fueron los encubrimientos a
las violaciones de los derechos humanos, pero a pesar de todo esto aquel
periódico en la actualidad sigue circulando e influyendo, ya que es considerado
uno de los más importantes, serios y formales del país. En otras palabras, tal
como lo sostiene Moscovici (1996, pp.22), “la influencia conserva el predominio del
hombre sobre el hombre” intentando de esta manera manipular ideas,
pensamientos, actitudes y comportamientos con la finalidad de acentuar las
normas impuestas por los dominantes, pero sin que esto signifique un problema
para los mismos, ya que por medio de la persuasión y la represión, como algo
conjunto, se logran sus objetivos debido a la posterior legitimación de los actos.
Por otro lado, resulta importante exponer también que todo lo expuesto en
relación a la influencia social ejercida por los dominantes se encuentra vinculado
con las representaciones sociales, ya que estas se constituyen como una actividad
representativa basada en la reproducción de esquemas de pensamientos
socialmente establecidos y visiones estructuradas por ideologías dominantes
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(Jodelet, en Moscovici 1996, pp. 472). En este sentido, podemos mencionar que
debido a que se intentaba demostrar que existía un caos sociopolítico y
económico en el país, y que por tanto era totalmente necesario que se
desencadenara un golpe militar, como motivo de llevar al país del caos a un orden
social (y es en relación a aquello que el pueblo legitimaba los actos militares,
sobre todo a la violencia como algo necesario, otorgándole sentido positivo a la
instauración de la dictadura). En lo que respecta a la película, podemos mencionar
que existe una gran contradicción en lo relacionado a las representaciones
sociales previas a la conformación de “la ola”, ya que en un primer momento los
estudiantes consideraban a los regímenes autoritarios como algo inaceptable, y
luego sin darse cuenta eran protagonistas y autores del mismo, pero lo anterior
puede tener cierto grado de explicación, ya que tal como lo expone Jodelet (Ibíd.
pp., 479), las interacciones entre grupos modifica representaciones que los
miembros tienen, es decir, que a medida que entre ellos mismos van conociendo
el contenido y de que se trata un sistema autócrata terminan sin darse cuenta por
entusiasmarse, aceptarlo, legitimarlo y por ende ser parte de él, no solamente
como un ejercicio académico, sino mucho más allá, como algo verdaderamente
real y significativo para ellos, lo que puede demostrarse cuando Tim se suicida al
no poder soportar que todo llegaba a su fin.
En tercer lugar, en lo relacionado a los fenómenos intergrupales podemos
mencionar, que sin duda cuando actualmente se habla de dictadura o de
regímenes autoritarios, o es más cuando se menciona simplemente el apellido
Pinochet, surgen inmediatamente cierto grado de prejuicios y estereotipos
negativos para con las personas que tengan afinidad con aquel sistema de
gobierno, sea parte de las fuerzas armadas, sea familiar del personaje
mencionado anteriormente o de otro que haya sido parte del régimen, etc., y todo
aquello surge porque como país, como sociedad, esta época histórica nos marcó y
nos dividió y divide hasta nuestros días tan fuertemente que en un primer
momento se suele recurrir a los aspectos negativos conocidos por todos que
desencadenó tal forma de gobernar, de alguna manera lo anterior puede reflejarse
también en la película el primer día de clases cuando el profesor hace una breve
introducción de lo que se trata la autocracia, y como respuesta a ello la gran
mayoría de los estudiantes consideraba tal sistema como algo repugnante e
intolerable. A raíz de lo anterior, es posible mencionar que al considerar al
estereotipo como las creencias consensuales sobre los atributos de un grupo
social y de sus miembros (Smith, 2006, pp., 3) y a los prejuicios como actitudes
derogativas hacia una persona debido a su pertenencia a determinada categoría
social (Ibíd., pp.,4 ), podemos tener un panorama mucho más claro de lo que
sucede cuando nos situamos en los casos descritos al comienzo de este párrafo,
lo que puede vincularse también con las representaciones sociales que la
sociedad confiere por medio de la interacción social, similar a lo que expone el
interaccionismo simbólico, puesto que al asociar inmediatamente el concepto de
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dictadura a la violencia, torturas o mentiras, y que por ende, poseamos una
disposición negativa hacia la misma se debe a ciertos tipos de patrones o de
representaciones sociales que la misma sociedad cataloga como positivos o
negativos a través de la interacción, y es en relación a las mismas que como seres
humanos nos desenvolvemos en nuestra vida diaria. Sin embargo, resulta
interesante destacar que en épocas de dictaduras las personas que se
encontraban a favor de la misma no tenían ningún problema en aceptarlo
públicamente, pero hoy en día, el que se considere partidario es considerado
como un “bicho raro” debido a todo lo que se conoció más tarde, y por lo mismo es
que tienden a renegar de su pasado, como el caso de Sebastián Piñera, quien se
ha aferrado en demasía a que fue partidario del No durante el plebiscito, a pesar
de que es representante de la derecha política.
Por consiguiente, estos dos puntos anteriores tratados, el estereotipo y el
prejuicio, desencadenan una tercera fase, por así categorizarla, la cual es la
discriminación, y es entendida como conductas que tienden a limitar o negar la
igualdad en el trato a ciertos individuos (Ibíd., pp., 6), lo anterior puede reflejarse
en un sentido negativo, y por consiguiente, la discriminación finaliza en la
exclusión social, la cual consiste en la no participación en el conjunto de la
sociedad (Morales, 1995, pp., 512), en relación a estos dos puntos podemos
entender a la discriminación como la dimensión conductual del prejuicio, y a la
exclusión como la fase o el punto más evidente de estos fenómenos intergrupales,
y es en este sentido donde más allá del tema de dictaduras o de democracias,
estas situaciones ocurren tanto en la primera como en la última, aunque quizás los
matices resultan ser distintos, puesto que tal como lo menciona Morales (Ibíd., pp.
535), la exclusión social puede producirse en cualquier ámbito social,
independientemente de su forma de organización, es decir si en la dictadura se
discriminaba y se excluía por medio del exilio debido a motivos de militancia
política, en la democracia se discrimina y se excluye por aspectos raciales,
étnicos, socioeconómicos, entre otros, es decir, las primeras pueden ser más
visibles que las segundas, pero lo que no significa que sean menos importantes, y
que tampoco lo que ocurre en democracia actualmente no sucedía en dictadura.
A modo de ejemplificar estos dos últimos puntos tratados, podemos hacer alusión
a los mismos acontecimientos descritos al comienzo de este trabajo, es decir,
cuando se discrimina y se excluye a las estudiantes Karo y Mona y a todo aquel
que no fuera parte del grupo de las actividades realizadas por “la ola”, como fue el
partido de waterpolo.
Para finalizar, queda por hacer alusión a lo concerniente al concepto de
identidad social, el cual podríamos situarlo de manera transversal a todos los
conceptos desarrollados a lo largo del presente documento, puesto que tal como
lo expone Tajfel en la Teoría de Identidad Social (Íñiguez, 2001, pp., 6), la
identidad social es la conciencia que tenemos de pertenecer a un grupo, unido a la
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valoración de dicha pertenencia (positivo o negativo), donde el telón de fondo no
es otra cosa más que la interacción social, es decir, que la génesis de aquellos
fenómenos intergrupales es la identidad social ya que se aprecia o se excluye a
quienes concuerdan o se diferencian teniendo en cuenta las características
propias y las colectivas. Es por esto, que las formas de gobierno dictatoriales tal
como se mencionó con anterioridad, tienden a manipular a la mayoría, a la
población total, generando que estos mismos se sintieran identificados con los
dominantes y por ende legitimar sus acciones lo que desencadenaría excluir a
todo aquel que no compartiera dichas ideas, y que por otro lado se acentúen a tal
punto los rasgos subjetivos de las personas, que se sientan tan parte y tan
identificados con el régimen, que son capaces de poner en jaque hasta sus
propias vidas por “amor”, en este caso a “la ola”, como lo fue el caso de Tim.
Finalmente, queda por mencionar que la película “La Ola” grafica de
excelente forma como a pesar de que proliferemos el vivir en un mundo civilizado
y moderno, aún no somos capaces de lograr dimensionar las consecuencias de
nuestros actos y que por ende, nuestros instintos animales siguen siendo más
influyentes en nuestra propia conducta que lo relacionado al propio raciocinio, es
decir, que debido a que la sociedad hereda pensamientos como el gran rechazo a
las dictaduras, pero a la hora de protagonizar una en versión microsocial, la
contradicción resulta importante, y lo que es aún peor, cuando no nos damos
cuenta hasta que punto nuestros propios actos fueron capaces de llegar ya es
muy tarde, y es justamente en este preciso momento en que queda por responder
si es que realmente se ha aprendido la lección, o más bien luego de ver la película
considero que el cuestionamiento debe ser otro, ¿cuántos casos más similares o
qué tipo de situaciones debemos pasar en experiencia propia para que
verdaderamente aprendamos la lección?, y por lo mismo que mi postura como
estudiante de Trabajo Social es resignificar y dignificar la memoria social y la
historicidad propia como único y real mecanismo de no olvidar un pasado que nos
condena, y de esta forma no volver a repetirlo, o por lo menos intentarlo, sobre
todo en una sociedad tan fragmentada, segmentada y desigual como la chilena,
donde pareciera acentuarse cada vez más quienes se constituyen como
dominantes y dominados, sin que los verdaderos encargados de erradicarla hagan
nada, entre estos los políticos en general o más bien a grandes rasgos el Estado,
por lo que podríamos señalar a primera vista que dicho tema no es algo que les
incomoda y que tengan voluntad para cambiar, a pesar de que solemos afirmar y
vanagloriarnos que hemos vivido durante veinte años en democracia, pero en una
democracia donde los grupos de poder actúan de manera totalmente
independiente y desregularizada lo que conlleva a la mayor determinación de las
clases o estratos sociales y a la también instauración de “micro dictaduras”, como
lo son por ejemplo las empresas privadas, donde se hace lo que el dueño
considere óptimo, sin tener posibilidad alguna de reclamo puesto que de lo
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contrario simplemente se excluye (exilia), o más bien en términos actuales se
despide, ejemplo de esto es la prohibición por parte de algunas empresas privadas
en la conformación de sindicatos. En síntesis queda por mencionar que los
conceptos de dictaduras y de democracias estás en gran medida entrelazados en
nuestra sociedad chilena, a pesar de que en ocasiones esto sea invisible para
nuestros ojos pero no es más que la realidad contemporánea, ya que no por nada
Chile es el ejemplo viviente de como un sistema Capitalista o Neoliberal en el
mundo puede funcionar sin mayores problemas a pesar de las consecuencias
negativas para la ciudadanía. Esta es nuestra querida democracia.
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