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I.- PRESENTACIÓN
El presente documento tiene como objetivo fundamental definir un modelo
pedagógico-curricular que refleje la Pedagogía del Padre José Kentenich y entregue las
herramientas concretas -que permitan vivenciar este estilo pedagógico- para llegar a
entender, orientar y dirigir el proceso de enseñanza y aprendizaje de los colegios que
conforman la red.
En la construcción de dicho modelo se busca responder a las preguntas
esenciales que surgen cada vez que nos enfrentamos al acto de enseñar y aprender.
La primera interrogante se refiere a los propósitos de la educación: ¿Para qué educar?,
cuya respuesta se encuentra en nuestro Ideario y específicamente en el documento
del tipo de hombre que buscamos formar.
La segunda gran interrogante es ¿cómo educar?, Para esto fue necesario
describir la importancia de la atmósfera social y cultural en el proceso educativo. La
tercera interrogante que busca responder este documento es ¿Qué debemos enseñar?
surgiendo de esta forma la necesidad de determinar y fundamentar las opciones
curriculares que forman parte del quehacer docente de los colegios, entrando de esta
forma en el ámbito de las fundamentaciones académicas, de contenidos y
metodológicas.
Finalmente, la cuarta pregunta referida al ¿Cómo enseñar? pretende guiarnos
en la profundización concreta de los ciclos de aprendizaje dando énfasis a las
dimensiones psicológicas y cognitivas.
Este texto ha sido elaborado con la intención de proyectar, delinear y ajustar
los documentos existentes y rasgos esenciales del Ideario para dar una respuesta
concreta a la necesidad de unificar criterios de desempeño docente y con la finalidad
de trabajar y construir una espiritualidad Pedagógica Schoenstattiana.
II.- NUESTRO DIAGNÓSTICO
" Con la mano en el pulso del tiempo, y el oído en el corazón de Dios” PJK
1.- Una mirada a nuestro tiempo:
Lo primero que debemos hacer es analizar la realidad en la que vivimos y que
nos interpela como Iglesia y como sociedad. Recogiendo el diagnóstico entregado por
el Concilio Vaticano II, el documento de Puebla y posteriormente la Conferencia
General de Aparecida, análisis que coincide en la esencia con las ideas de nuestro
fundador y que sin duda nos permite comprender mucho más la realidad del hombre
de nuestro tiempo y sus desafíos.
Si nos situamos cronológicamente, nos encontramos viviendo en el tercer
milenio, época de cambios profundos y vertiginosos, cuyos efectos impactan
permanentemente todas las dimensiones de la vida humana, y que es importante
conocerlos y comprenderlos para poder desempeñar con realismo nuestra tarea como
educadores.
Uno de los acontecimientos históricos más significativos de este tiempo es la
globalización, dado su alcance universal y sus consecuencias para el ser humano. Este
fenómeno busca incorporar a los países en una categoría única y para ello pone a su
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servicio los medios de comunicación, que se constituyen en el vehículo por excelencia
para establecer la hegemonía en el ámbito cultural. Ellos muestran una visión de
hombre y de mundo coherente con una sociedad que tiene una mirada pragmática
sobre la realidad y que se preocupa solo de las necesidades del mercado; una sociedad
que descuida al ser humano integral, tal como lo afirmaron nuestros pastores en
Puebla: “vivimos un cambio de época cuyo nivel más profundo es el cultural. Se
desvanece la concepción integral del ser humano, aquí está precisamente el gran error
de las tendencias dominantes en el último siglo…quien excluye a Dios del horizonte,
falsifica el concepto de la realidad y sólo puede terminar por caminos equivocados y
con recetas destructivas” (AP 44)
En consecuencia, este nuevo contexto social trae consigo efectos
importantísimos. Algunos de ellos son:
1.- Una mirada fragmentada sobre la realidad, la que puede estar dada desde la
información económica, política, científica, estética; así queda de manifiesto cuando
señala que,
“… ninguno de estos criterios parciales logra proponernos un significado
coherente para todo lo que existe” *1+. Lo anterior trae consigo una crisis de
sentido ya que se perdió la mirada que busca unificar todas las dimensiones
humanas y se ha desconocido el rol de la fe y la religión en este sentido”.
2.- Una pérdida de la herencia cultural y religiosa desde la familia, modificando los
roles tradicionales al interior de esta, lo que produce cambios en su propia identidad.
“Los medios de comunicación han invadido todos los espacios y todas las
conversaciones introduciéndose también en la intimidad del hogar” *2+
3.- Un desarrollo de la ciencia y los avances tecnológicos en función del mercado y
cuyos criterios son: la eficacia, la rentabilidad y lo funcional, generando de esta forma
una visión de la felicidad, del sentido estético y del lenguaje alejado de una verdadera
cultura humana. “Esta nueva cultura se caracteriza por la autorreferencia del
individuo, que conduce a la indiferencia por el otro a quien no necesita ni del que
tampoco se siente responsable… las relaciones humanas se consideran objeto de
consumo, llevando a relaciones afectivas sin compromiso responsable y definitivo”.
(Aparecida 46)
4.- Una gran inclinación hacia los derechos individuales y subjetivos, guiados por el
pragmatismo, la inmediatez y generalmente sin criterios éticos. Esta tendencia provoca
desigualdad y daño a la dignidad de todos, especialmente a los más frágiles y
necesitados. “Las nuevas generaciones participan de la lógica de la vida como
espectáculo, considerando el cuerpo como punto de referencia de su realidad
presente. Tienen una nueva adicción por las sensaciones y crecen, en una gran
mayoría, sin referencia a los valores e instancias religiosas” (Aparecida 51)
5.- Una sociedad que privilegia el lucro y estimula la competencia, que concentra el
poder y la riqueza en manos de unos pocos, y que no desarrolla la solidaridad. Esto
trae consigo desigualdad y pobreza, no solo en el ámbito monetario, sino también en
el acceso a la información y a las nuevas tecnologías.
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Frente a esta realidad, nuestros pastores reconocen aquellos aspectos positivos
de este cambio cultural, destacando principalmente la valorización que se ha hecho
respecto de la persona.
La globalización ha permitido reubicar al ser humano en todas sus
dimensiones, permitiéndole que descubra su verdadero lugar y vocación en el mundo.
Muestra de esto es que existe el espacio y la oportunidad para construir y trabajar,
encontrando el verdadero sentido de la existencia, como también el respeto a la
libertad personal. Al mismo tiempo esto permite una mirada profunda y reflexiva
acerca de las creencias y convicciones que mueven a la humanidad, generando una
necesidad de compromiso con la vocación a través de un testimonio coherente en la
vida de la fe.
En síntesis, queremos acoger la invitación del Magisterio de la Iglesia: “los
Cristianos necesitamos recomenzar desde Cristo… y necesitamos, al mismo tiempo,
que nos consuma el celo misionero para llevar al corazón de la cultura de nuestro
tiempo, aquel sentido unitario y completo de la vida humana que ni la ciencia, ni la
política, ni la economía, ni los medios de comunicación podrán proporcionarle”*3+
Estamos llamados a ser Discípulos – misioneros de Cristo, enviados a anunciar el
Evangelio y el Reino de Dios en cada uno de los lugares en que nos toque estar, de
manera especial en la educación.
[1] Aparecida n°36
[2] Aparecida n° 39
[3] Aparecida n°41
2. El contexto educacional Chileno
En los últimos treinta años nuestro país ha experimentado importantes cambios
en el sistema educacional que han sido impulsados principalmente por las demandas
provenientes de diversos sectores de la sociedad, en especial de los mismos
estudiantes. Sus exigencias se centran en una educación más equitativa, inclusiva y de
mayor calidad. Estas han representado grandes desafíos para todos los involucrados en
el ámbito educativo y se han traducido en ajustes y reformas a nuestro sistema
educacional, orientados a promover mejores aprendizajes y ofrecer mayores
oportunidades a los estudiantes.
Para analizar la educación de hoy, es preciso realizar una mirada retrospectiva
de la educación en Chile.
En los años 80 el énfasis principal se establece en la libertad de enseñanza y la
libre elección de los padres, y hay un aumento en la escolaridad y en la cobertura, lo
que queda contemplado en la Ley Orgánica Constitucional de la Educación, LOCE,
promulgada en 1990.
En los años 90 se produce una nueva reforma al sistema educativo nacional. El
estado cambia nuevamente su papel y toma un rol promotor con un importante
incremento del presupuesto en educación. El objetivo principal es elevar la calidad de
la enseñanza y los aprendizajes. Entre los cambios introducidos se encuentran la
jornada escolar completa, el sistema de evaluación docente, se extiende la jornada
escolar obligatoria y se crea un nuevo marco curricular para la enseñanza básica y
media.
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A partir del año 2000, el foco principal está en la bajada de la reforma a la sala
de clases. Para aportar a la equidad, se establece una subvención preferencial para
estudiantes del segmento más pobre de nuestro país. En 2003, se implementa el
Sistema de Aseguramiento de la Calidad de la Gestión Escolar para mejorar las
prácticas en las escuelas.
A pesar de los nuevos elementos y cambios producidos durante estas décadas,
la realidad evidencia que no se logra avanzar significativamente en la calidad y la
equidad. Como consecuencia, en el año 2006 se reemplaza la LOCE por la Ley General
de Educación, LGE (2009) que promueve los siguientes principios: universalidad y
educación permanente, calidad, equidad, autonomía, diversidad, responsabilidad,
participación,
flexibilidad,
transparencia,
integración,
sustentabilidad
e
interculturalidad. Así, se crea la Ley del Sistema Nacional de Aseguramiento de la
calidad de la educación que deberá encargarse de velar por la calidad de la educación.
Si bien la educación superior también evolucionó ampliando la oferta de
instituciones y de carreras, las grandes diferencias y desequilibrios en la calidad de las
instituciones y las pocas facilidades para acceder a créditos, adecuados a las
posibilidades económicas de los sectores más vulnerables, llevaron a una nueva
movilización estudiantil a la que se sumaron también los jóvenes secundarios. Bajo la
consigna “educación para todos, gratuita y de calidad” los jóvenes han instalado una
gran discusión acerca de toda la educación en nuestro país que ha involucrado a
actores de todos los sectores.
Todas las medidas y cambios contenidos en las reformas han contribuido a
aumentar las oportunidades en educación: la deserción escolar ha ido en franca
disminución, ha aumentado la cobertura en jardines infantiles y salas cunas, se han
equipado mejor los establecimientos educacionales (arreglos en la infraestructura), se
ha extendido la jornada escolar, existe un mayor acceso a recursos informáticos y, por
último, ha habido una permanente preocupación por las oportunidades laborales de
los profesores.
Aún cuando lo expuesto anteriormente evidencia avances significativos para la
educación en nuestro país, existen grandes carencias en cuanto a la calidad, la equidad
y la accesibilidad en el sistema educativo. Hoy la sociedad tiene mayor conciencia de la
relevancia de la educación en todos sus niveles y de la necesidad de contar con un
sistema educativo inclusivo y de calidad.
3. El contexto de los Colegios de los Padres de Schoenstatt
Los colegios que pertenecen en Chile al Instituto Secular de los Padres de
Schoenstatt, fueron fundados en la década de los 90 por medio de la acción conjunta
de laicos y sacerdotes, quienes en forma colaborativa, conforme al espíritu y estilo de
Schoenstatt, los han conducido y animado.
Esta red de colegios ha recibido el llamado de Dios para hacer vida la
inspiración y el carisma legado por el Padre José Kentenich, herencia que se ha
expresado en una forma concreta de vivir una espiritualidad y también en la praxis de
un pensamiento pedagógico, el que a través del tiempo ha
inspirado
permanentemente a comunidades de personas, con capacidad de soñar y con certezas
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de fe que los han instado a fundar colegios para ser una respuesta fiel a esta vocación
Cristiana, Mariana y Shoensttatiana.
De esta forma y en presencia de un gesto fundacional lleno del misterio en el
cual siempre estuvo presente La Providencia Divina y la Mater Tres veces admirable, es
que se fueron fundando cada uno de los colegios que hoy forman parte de esta Red.
Cada uno, ocupa espacios distintos, están habitados por comunidades diferentes, han
generado espacios culturales heterogéneos, sin embargo, todos ellos tienen en común
el mismo legado espiritual y pedagógico, poseen las mismas fuentes de inspiración, los
mismos fundamentos teológicos y psicológicos y, por sobre todo, gozan de la
Paternidad Divina, la protección de La Mater y las palabras del Padre Fundador.
Cada colegio ha construido su propia historia, ha respondido a este carisma con
características diferentes, ha difundido una forma de educar, ha formado comunidades
de vida y trabajo, ha construido espacios físicos para sus proyectos educativos. Hoy es
el momento de ponerlos en común, de mirarnos, de compartir, y es este el contexto
que desea configurar la Red de colegios Schoensttatianos. Una red que nos una, nos
potencie, nos forme, nos permita redefinir o, tal vez, reiniciar un camino educativo con
las herramientas espirituales, pedagógicas y didácticas necesarias, para que este sueño
educativo no se quede solo en una declaración de principios, sino, que se convierta en
realidad.
Este documento establece las bases de la identidad y del funcionamiento en
red de estos Colegios, otorgando claridad respecto a los pilares fundamentales sobre
los que cada institución erige su proyecto educativo. El desarrollo del PEI de cada
Colegio permite que este documento se enriquezca a partir de su propia particularidad
e historia.
III.- NUESTRA ESPIRITUALIDAD
Por espiritualidad se entiende la forma cómo actúa la Gracia Divina en el desarrollo y el
crecimiento de las personas y las comunidades. Es el paso de Dios y la acción de La
Gracia en la historia del desarrollo y el crecimiento humano, el que se construye
adhiriendo a principios de fe. Estos son los rasgos centrales en torno a las tres
características que el P. José Kentenich marcó en su espiritualidad de Schoenstatt.
1.-
Espiritualidad de Alianza:
Su raíz es auténticamente bíblica. Las Sagradas Escrituras nos revelan la imagen
de Dios, que por su amor al hombre, sella una alianza con él, renovándola
permanentemente a través de toda la historia de la humanidad. Su culminación es la
Alianza en su Hijo Jesucristo, Dios y hombre, perpetuada en la Iglesia. Por esto, la
espiritualidad de alianza destaca la imagen de un Dios paternal, cercano y pleno de
amor misericordioso, que nos invita a vivir en constante relación de amor con Él. Es
una espiritualidad que pone el amor como eje de las motivaciones y relaciones del
hombre.
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Esta relación de amor mutuo supone de nuestra parte el esfuerzo por conocer,
asumir, amar y realizar esos planes de amor de Dios. Esta manera de vivir la fe, el P.
Kentenich la llamó una fe práctica en la Divina Providencia. Para esto, la espiritualidad
de Alianza anima a cultivar una profunda actitud filial en el hombre, de apertura y
docilidad para hacer suyos los designios de amor de Dios y cumplir con su Voluntad.
Para lograr esto es necesario unir el esfuerzo humano a la gracia divina.
Asimismo, su carácter aliancista se expresa en un fuerte cultivo del organismo
de vinculaciones personales, tanto sobrenaturales como naturales, propio de una
espiritualidad basada en el amor.
La espiritualidad de Alianza encuentra su camino particular de realización en la
Alianza de amor con la Santísima Virgen María. A través de la historia de vida del
P.Kentenich, Dios le confió a María serla gran Educadora para vivir la Alianza de amor
con Dios y desde Él, con el prójimo y con el mundo. Más aún, Dios quiso localizar su
acción de Madre Educadora de modo particular en el Santuario de Schoenstatt, desde
donde Ella regala la gracia del arraigo en el Padre, de transformación en Cristo y de
envío apostólico en el Espíritu Santo. De aquí, que esta espiritualidad otorga un
marcado estilo de vida mariano, en las actitudes y en las formas concretas del diario
vivir, y se alimenta de un encendido amor personal a la Santísima Virgen, expresado en
ofrecimientos de amor afectivo y efectivo a Ella a través del Capital de Gracias.
2.- Carácter de instrumento:
En esta perspectiva aliancista, el P.Kentenich da especial importancia a la verdad
teológica que afirma que Dios gobierna el mundo a través de instrumentos humanos
libres. Desde el inicio de su Creación, dotó al hombre de los medios para multiplicarse
y seguir construyendo el mundo. Toda la historia bíblica posterior nos muestra cómo Él
escoge personas y pueblos para el desarrollo del mundo en todos sus aspectos y así,
entre logros y fracasos, va evolucionando su Creación. Pero es fundamentalmente a
través de la venida de Jesucristo que revela el verdadero sentido del desarrollo de la
humanidad y a través de su Iglesia la sigue conduciendo, alimentando y fortaleciendo.
Este sello de la espiritualidad de Schoenstatt, como acento activo de la Alianza,
refuerza la visión del quehacer humano como colaboración con la creación divina.
Cada persona tiene una misión en su vida, según sus cualidades y su situación
concreta, para ayudar en la construcción del Reino de Dios en la tierra. No como un
funcionario más, sino como un hijo, que libremente se compromete con su Padre.
Por esto, a partir de esta concepción de toda actividad humana, la espiritualidad
instrumental impulsa a conocer su propia identidad como voluntad de Dios para uno y
a ponerlo en obra responsablemente, siempre en solidaridad con la realidad y desafíos
de la sociedad donde se está inserto. En otras palabras, desarrolla una vigorosa
conciencia de misión, tanto personal como comunitaria, y en un fuerte impulso hacia
el espíritu y la actividad apostólica.
Como seguro y modelo de este rasgo de instrumento, el P. Kentenich nos
muestra a la Sma. Virgen en su dimensión de Compañera y Colaboradora permanente
de Jesucristo en su obra redentora. Ella nos educa a ser también nosotros quienes
colaboremos, ayudemos y acompañemos con toda nuestra vida al Señor que nos invita
a ser constructores de su Reino.
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3.- Orientación a una santidad de la vida diaria:
En este camino de Alianza entre Dios y el hombre, Él nos llama a la santidad en
lo cotidiano. Esta consiste en lograr la armonía querida por Dios, entre la vinculación
personal a ÉL, a la obra del prójimo y al hombre, en todas la situaciones de la vida.
Es una dimensión de nuestra espiritualidad que nos ayuda a descubrir la unión entre la
naturaleza humana y la gracia divina, entre la fe y la vida de cada día, para que nuestro
actuar sea más pleno. Con este acento, nuestra espiritualidad rompe la tendencia a
separar totalmente, en la teoría y en la práctica, lo divino de lo humano, superando así
una visión marcadamente espiritualista o marcadamente naturalista de la realidad.
Nos ayuda a reconocer que la santidad no depende sólo de actos exclusivamente
religiosos, sino de toda acción hecha con amor, con recta intención, buscando realizar
la voluntad de Dios, por pequeña y sencilla que sea.
En este acento de nuestra espiritualidad, la Santísima Virgen se nos muestra
como Modelo para santificar nuestra vida de cada día. Así nos la muestra el Evangelio
con su actuar en la Sagrada Familia y luego acompañando a su Hijo Jesús en su
recorrido salvador. Ella es, por tanto, quien mejor nos puede educar a vivir lo
cotidiano uniendo lo humano con lo divino.
Este énfasis en la unión de fe y vida ofrece una especial ayuda al laico para el
encuentro con Dios en todo orden temporal. Le permite descubrir su presencia en la
Creación y cumplir su Voluntad a través de su quehacer de todos los días. Lo impulsa a
hacer lo ordinario de modo extraordinario y, como discípulo misionero del Señor, a
evangelizar la cultura, para transformar con la fuerza del Evangelio los valores
determinantes y las fuentes inspiradoras de la humanidad.
Esta es una mirada profética frente al mundo, que descubre las huellas y las
voces de Dios y busca discernir lo que en la vida real nos acerca o nos aleja de Dios, en
todos los campos de la vida humana, de modo que desarrollemos positivamente lo
primero y nos abstengamos de lo segundo.
IV.- NUESTRA IDENTIDAD
Identidad es el conjunto de principios, creencias, valores y características que
poseen las personas y las instituciones, uniéndose en un mismo cuerpo e ideal. De
hecho, la palabra identidad viene del latín “idem” que significa lo mismo. La Red de
colegios cuenta con un ideario y una propuesta educativa que no solo los identifica,
sino que además les confiere un aspecto y una tarea común.
1.- Un Ideario
1. Comprensión cristiana de la persona humana
Este es el primer fundamento de nuestros colegios: la vida y la enseñanza de
Cristo son nuestros criterios esenciales, así como los encontramos expresados en la
Sagrada Escritura, la tradición viva de la Iglesia y la enseñanza de su Magisterio. Todo
lo anterior nos remite especialmente al Concilio Vaticano II y a las orientaciones
actuales de la Iglesia.
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2. Espiritualidad y pedagogía schoenstattiana
Nuestros colegios, unidos al pensamiento y la praxis del P. José Kentenich,
asumen acentos concretos que provienen de su inspiración espiritual y pedagógica.
Estos pilares se refieren especialmente a la persona humana en su originalidad y
libertad, en su capacidad de establecer vínculos personales, de dar carácter individual
a toda su vida, en su vocación a vivir en comunidad y a asumir responsabilidad por
otros.
3. Apertura a las corrientes educativas actuales
Desde nuestro núcleo de identidad, es también primordial para nosotros
permanecer en diálogo con las corrientes educativas actuales, sobre todo en el ámbito
católico. Queremos conocer sus investigaciones y propuestas para precisar y
profundizar nuestras propias prácticas.
4. Calidad de la educación
Este fundamento pertenece también a nuestras orientaciones cruciales y se
expresa en el esfuerzo permanente para que nuestros colegios sean instituciones de
excelencia. Queremos que lo sean en su funcionamiento administrativo, en los
aspectos financieros y legales, pero sobre todo en lo pedagógico. Queremos que sean
colegios de calidad en lo formativo y en lo académico, que respondan a nuestra misión
y también a las mediciones externas. En definitiva, nos guía un gran anhelo por
desarrollar al máximo las capacidades de nuestras alumnas y alumnos.
2.- Una propuesta Educativa
Durante su extensa actividad pastoral, el Padre Kentenich se refirió en múltiples
ocasiones al tema pedagógico, buscando de esta manera dar respuesta a las grandes
problemáticas de la formación del ser humano y su inserción comunitaria. Dicha
propuesta, basada en las verdades fundamentales del cristianismo, a la vez que
adecuada a las necesidades del hombre actual, es el resultado de la reflexión sobre los
procesos de desarrollo de las personas y comunidades que el Padre Kentenich tuvo la
oportunidad de acompañar. Su propuesta está basada en una sólida fundamentación
teórica, su propuesta corresponde a una sistematización de su propia experiencia y de
sus observaciones sobre la vida de quienes acompañó pastoralmente.
El tipo de acompañamiento realizado por el Padre y posteriormente heredado
por los Padres de Schoenstatt, responde a su propia intención pedagógica, y esta, tiene
acentos claros y concretos estos que configuran una propuesta educativa centrada en
la persona, es decir, se trata de una pedagogía preocupada del desarrollo y la
autorrealización del ser humano. El énfasis fundamental de esta pedagogía está en el
fomento de la individualidad, aquella que se compromete con su educación y con su
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entorno. Desde esta perspectiva, resulta imprescindible que la persona alcance su
máximo desarrollo a través de su propio esfuerzo, lo que en palabras del Padre se
expresa como: “autonomía a través de la propia actividad”, proponiendo de esta
forma uno de los fines de su acción pedagógica, educar para la libertad.
Sin embargo, el desarrollo de las personas no es un camino que se pueda realizar
individualmente, surge un segundo acento de crucial importancia y que el Padre
nominó: “un proceso comunitario”. Esta clave pedagógica invita a entender la
comunidad como algo más que un simple camino comunitario, surge así el
acompañamiento, De esta forma el espacio comunitario se transforma en un campo de
aprendizaje y maduración de los procesos imprescindibles de la vida humana y un
espacio privilegiado para el devenir grupal.
Los dos acentos anteriores deben formar parte de los fines y objetivos
estratégicos y cotidianos de los colegios. El desarrollo del individuo y la vida
comunitaria como espacios formativos esenciales, se deben potenciar con una especial
sensibilidad hacia el entorno cultural, ideológico y social, de esta forma se acoge al ser
humano en su totalidad, quien vive inserto en un engranaje social cambiante para el
cual requiere de herramientas afectivas, espirituales y cognitivas que le permitan
educarse y ser agente de transformación social. En este sentido cabe destacar la
importancia del tiempo como el devenir histórico, ya que cada época es el espacio en
el cual se desenvuelve la vida humana y los colegios deben ser una respuesta a los
desafíos de esta con la capacidad necesaria para discernir los signos de cada tiempo.
Principios de la educación [1]
1.- El orden de ser determina el orden de actuar [2]:
Para el Padre Kentenich toda acción educativa supone una forma de comprender
al ser humano. Esto significa que todo sistema educativo implica una antropología, una
forma de entender la vida humana y sus dinámicas de desarrollo, las que el educador
debe respetar si quiere ser fecundo. En otras palabras, se quiere decir que el ser del
educando determina el orden de actuar – los fines y los objetivos.
En cada ser humano es posible reconocer un deseo original de Dios [3], el que se
expresa en sus características personales: sexo, personalidad, historia, vínculos, etc. El
educador debe reconocer dichas particularidades y adecuar su acción educativa a
ellas. De este modo, la forma de ser del educando, a la vez que se transforma en el
punto de partida de la acción del educador, también se constituye en sus límites, ya
que determina las metas, las estrategias, los métodos pedagógicos y el propio ser del
educador. Su acción, incluso cuando está orientada por el bien del otro, nunca puede
transgredir la realidad propia de aquel que educa *…+
2.- La gracia presupone, sana, eleva y perfecciona la naturaleza [4]:
Dios es el gran Educador, Él quiere y busca la transformación y la perfección de
cada hombre. En su acción educativa, Dios se pone al servicio del desarrollo de la
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naturaleza humana, llevándola a su plenitud. Conforme a la comprensión del Padre
Kentenich el desarrollo de cada persona como ser natural no contradice su desarrollo
como ser sobrenatural – hijo de Dios - sino que es su condición de realización. En
efecto, nadie puede crecer en el plano sobrenatural si no se ha desarrollado en su
dimensión natural. De otro lado, sin embargo, lo anterior también implica que el
proceso pedagógico no puede limitarse al mero ámbito natural, ya que el ser humano
está llamado a una mayor plenitud: “Primero hombre; después cristiano. Entonces,
plenamente humano”. *…+
Una educación integral debe tomar en cuenta la tendencia y necesidad del
hombre a la trascendencia. Lo religioso no es un agregado decorativo en la educación.
Por eso la dimensión sobrenatural debe estar presente en la planificación de las
clases. No es un tema que se agota o circunscribe a la catequesis o pastoral. Junto al
testimonio que el profesor puede dar, él debería preocuparse por hallar los puntos de
contacto entre la materia y la realidad trascendente de Dios. Ciertamente que hay
disciplinas que lo favorecerán más que otras, pero todas brindan espacio para esto.
3.- El amor es la ley fundamental y universal del mundo [5]:
Para el Padre Kentenich el amor es la principal fuerza transformadora de la vida
humana. El ser humano crece y se desarrolla hacia su propia plenitud en tanto ama. La
plenitud de la vida consiste en la plenitud del amor [6]. En efecto, mediante el amor el
hombre trasciende su propia (a veces limitada) existencia y logra proyectar su ser hacia
otras realidades. Con ello, a la vez que extiende su comprensión del mundo, de los
demás y de sí mismo une su vida a esas realidades, ampliando su horizonte existencial
y sus posibilidades de ser. El amor es una fuerza humanizadora; mediante el amor nos
hacemos personas.
Dios es amor. La fuerza creadora y transformadora de Dios se fundamenta en su
amor. Él ha querido compartir con el ser humano algo de su propia realidad al dotarlo
de la capacidad de amar. En efecto, el amor humano es expresión del amor divino.
Cada vez que ama, por tanto, el ser humano realiza una dimensión de su propia
realidad que lo hace más imagen del Creador. Mediante el amor, nos divinizamos, nos
hacemos más semejantes al mismo Dios. Cuando un hombre ama, es Dios quien ama
en él. *…+
Desde el punto de vista psicológico, sin embargo, lo normal es que para poder
llegar a amar las personas deben primero experimentarse amadas. En efecto, la
experiencia de ser objeto de un amor auténtico y desinteresado es condición para
poder amar a otros. Lo anterior tiene serias implicancias en el contexto educativo, ya
que el desarrollo armónico de los educandos dependerá de la existencia en la escuela
de un clima fuertemente afectivo y de la presencia de educadores capaces de amar a
los alumnos que les han sido confiados, de modo de despertar su capacidad de amar.
El Padre Kentenich sostiene que “el educando, antes de ser educado, quiere ser
amado”.*“Mi Filosofía de Educación”+
4. ¿Qué es educar?
“Educar es servir desinteresadamente a la vida ajena” (J. Kentenich). El
educador es aquel que aprende a olvidarse de sí mismo para centrar su mirada y su
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corazón en el educando. No se encierra en su mismidad, en el coto cerrado de su yo,
sino que se abre al misterio del otro a quien quiere servir con desinterés. El educador
es el que despierta la vida, la protege, ayuda a plasmarla y la proyecta.
Educar es más que “enseñar”. Si la tarea de enseñar se agotase en la mera
transmisión de conocimientos intelectuales, las computadoras y ciertos programas de
información serían los mejores educadores. No es así: la docencia no es sólo ni en
primer lugar la comunicación ideológica de conceptos.
Educar es un proceso, que se genera en la comunicación del “yo” al “tú”. En un
sentido socrático, educar -que proviene de “educere”, sacar de adentro- es promover
lo mejor que el otro tiene. Es algo “mayéutico”: ayudar a dar a luz algo que ya existe;
debe desvelarse lo mejor que el otro tiene. En esto consiste el acompañamiento
creativo del educador. En su vocación se puede percibir un corazón paternal y
maternal, capaz de generar vida.
Educar es servir la vida. La filosofía define la vida como un “permanente
movimiento de sí mismo y por sí mismo”
La vida es un continuo movimiento que se procesa desde adentro. *****
[1+ Cfr. “Mi filosofía de la Educación”. Kentenich, José. 1961.
[2] Santo Tomás de Aquino.
*3+ Ver el documento “El tipo de persona que nuestros colegios quieren formar”
[4] Santo Tomás de Aquino
[5] San Francisco de Sales
*6+ Documento “El Tipo de persona que nuestros colegios quieren formar”
*****Kentenich, José(1951): Que surja el Hombre nuevo. Conferencias de la Jornada
Pedagógica.Ed. Schoesnatt S.A
*****Locher,P;Niehaus,J;Unkel,H;Vautiér,P: Kentenich Reader, Tomo 1 y 2.
Ed.NuevaPatris.
*****King, H: En Libertad ser plenamente hombres.
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V.- UN MODELO PEDAGÓGICO SHOENSTATTIANO
Un modelo pedagógico es un paradigma que aúna el conjunto de valores,
contenidos, normas y metodologías que forman parte de la cultura escolar. Para que
un modelo pedagógico se traduzca en una práctica Cristiana, Mariana y Shoestattiana,
debe alinearse permanentemente a través de la autoeducación y la lectura del
pensamiento pedagógico del Padre fundador.
Los elementos esenciales de este modelo, aparecen sintetizados en esta
sección.
Los fines de la educación: ¿Para qué educamos?
1.- Consideramos a cada ser humano como persona, como un ser único, libre y
orgánico.
Cada persona es un ser único.
Ha sido creado por Dios con una originalidad que él desarrolla desde su propio interior
y así su existencia se orienta hacia el pleno despliegue de todos sus talentos. En su
camino cumple una función esencial la inteligencia y la vocación a conocer y a
aprender. El educador respeta la originalidad de cada persona y coopera a que ella se
desarrolle hacia su plenitud.
Cada persona es un ser libre.
Ha de desarrollarse creciendo en su capacidad de tomar la vida en sus manos, conducir
su historia y donarse a sí misma en un acto pleno de amor. En la educación de la
libertad tiene un lugar central el “cultivo del espíritu”, especialmente a través de
vivencias de familia y compromiso con ideales. El educador coopera al libre desarrollo
de cada persona y orienta la libertad hacia los vínculos personales y la magnanimidad.
Cada persona es un ser orgánico.
Ella está llamada a incorporar los distintos ámbitos de su vida a una existencia
auténticamente plena. Esto ocurre a través de procesos personales desde el núcleo de
la persona, integrando también todos los aspectos propios de su vocación sexual y
social y espiritual. El educador ayuda a consolidar el núcleo personal, a integrar los
distintos aspectos de la personalidad, a crecer en su identidad masculina o femenina, y
a asumir responsabilidad comunitaria.
2.- Entendemos la plenitud de la vida como la perfección del amor
El amor, como la vocación más propia del ser humano, es una realidad que involucra
todas las dimensiones de su persona y compromete con fuerza integradora todos los
ámbitos de su personalidad.
Por eso acentuamos en cada hombre y mujer el desarrollo de la capacidad de
establecer vínculos personales: lazos permanentes y cargados de afecto que
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constituyen fuente y fuerza en nuestro aprendizaje. A través de los vínculos personales
el amor se convierte en alma del comportamiento habitual y toma formas concretas en
la vida cotidiana.
Por todo esto el colegio quiere ser experimentado como comunidad y familia,
acentuando experiencias de fraternidad solidaria y de un ejercicio cristiano de la
autoridad. Los rasgos personales de la convivencia están especialmente encarnados en
María, Madre de Jesús.
3.- Somos responsables de nuestro mundo
La vocación permanente de toda persona a vivir en comunión con otros y a crecer en
su responsabilidad por los demás, adquiere en tiempos de cambios como éste una
especial intensidad. Acentuamos en nuestros colegios la vivencia y el aprendizaje en
este sentido.
Nuestra aspiración cristiana a la vida plena nos lleva a una especial solidaridad: nos
preocupa cooperar con el surgimiento de una nueva cultura. Lo hacemos asumiendo
el encargo misionero de Jesús para construir para todos una tierra más acorde con su
Evangelio. Hacemos propio el llamado de la Iglesia a trabajar porque nuestros pueblos
tengan, en Él, vida en abundancia.
Nuestros colegios actualizan su vocación social en una íntima relación con el Chile
actual, con su realidad y con sus desafíos. Como cristianos nos hacemos responsables
por la misión de la Iglesia de nuestra patria en orden a dar alma a esta sociedad.
Nuestras opciones didácticas: ¿Cómo educamos?
1.- Aplicando el pensar orgánico del Padre Kentenich.
Esta forma de pensamiento es una característica esencial de la mentalidad en general
y pedagógica en particular del padre José Kentenich. Este modo de pensar se refiere a
la realidad como un todo de lo real, tanto de lo que se entiende como realidad natural
como de lo que se denomina realidad sobrenatural y la mutua relación entre ambas
realidades. Según esto los valores son percibidos como conjuntos orgánicos que se
complementan y conducen con reciprocidad los unos con los otros y, por su carácter
esencialmente relacional, se relativizan pedagógicamente, es decir, adquieren un valor
según la realidad concreta.
Los valores actúan como puentes entre idea y vida, de tal forma que el valor es el que
hace posible una vinculación de mutuo enriquecimiento y de instancias
recíprocamente críticas. De ahí que en realidad el pensar orgánico nunca es
presentado desligado de la vida.
Lo arriba descrito nos muestra la necesidad de una nueva forma de observar y
comprender la vida del ser humano en dependencia de su Creador, pero no solo en
categorías de la razón sino unida al valor y dignidad que tiene la vida misma, en otras
palabras, se trata de contemplar la idea y la vida en una unidad. (Padre José Kentenich
“Qué surja el Hombre nuevo” 61-103.)
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El pensamiento orgánico se caracteriza por ser:
Sanamente realista: Trata de interpretar la realidad como ella es, sin llegar a imponer
desde el pensamiento esquemas preconcebidos.
Totalizador y diverso: Trata de ver la realidad como un todo diferenciado en el cual se
percibe un componente orgánico que integra las diversas partes con diferente
estructura y diversa función al servicio del todo.
Centrado: Busca siempre el valor central alrededor del cual se reúnen los otros
conjuntos valóricos.
Simbólico: Este pensar orgánico percibe no sólo el valor propio de todo lo real, sino
que es capaz de asignarle una valoración espiritual. Esto no es arbitrario, sino que es
fruto de la reflexión y la relación con la realidad.
2.- A través de atmósferas sociales y Culturales.
La Atmósfera social y cultural es el conjunto de ideas, valores y actitudes con el
que una persona se contacta a través de los usos, acciones, costumbres, ritos y
tradiciones en la comunidad escolar. Es todo aquello que la persona ve, oye, percibe,
vive y hace en el colegio.
Uno de nuestros principios pedagógicos sostiene que se educa más por la
atmósfera social y cultural de un colegio que por instrucciones explícitas. Desde
nuestros Proyectos Educativos se desprenden una serie de ideas, actitudes y valores
centrales que deben estar presentes en la raíz y la inspiración de cada una de las
acciones que se lleven adelante en el colegio. Estas ideas, actitudes y valores centrales
de la Atmósfera constituyen el criterio para aprobar o rechazar cualquier acción,
intervención o metodología, pues la persona será captada por esos valores y actitudes
a través de esas acciones y no solamente por discursos, lo que conlleva la necesidad de
construir una atmósfera orgánica y coherente.
La característica básica y central de la atmósfera social y cultural de nuestros
colegios es que acoge, protege, cultiva y estimula el desarrollo de la vida de todos sus
miembros, dando un espacio y acompañamiento para que cada cual avance hacia la
plenitud de sus dones, talentos y posibilidades en todos los órdenes del ser. Es por
esto que nos definimos como una “comunidad de vida”, en que cada uno de sus
miembros se reconoce, y reconoce a los demás, en un proceso de crecimiento y
desarrollo hacia la plenitud de sus posibilidades, partiendo de su propia realidad y
características personales y culturales (acoger), poniendo seguros y resguardos que
den el espacio vital para que se produzca el crecimiento (proteger), creando
condiciones adecuadas a través de actividades y acciones (cultivar) y sugiriendo
caminos de profundización hacia un ideal cada vez más alto (estimular).
Algunas ideas y valores de nuestra atmósfera social y cultural que se desprenden de la
idea central.
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a.- Acoger, proteger, cultivar y estimular el desarrollo de la vida de cada uno de sus
miembros.
b.- Aspirar en forma autónoma a la plenitud de la vida, lo que se traduce en la
búsqueda de la excelencia de actuar, pensar y amar. Intentar dar lo mejor de uno
mismo en todo momento y lugar.
c.- Despertar en cada uno el deseo autónomo por crecer y desarrollarse como persona,
aspirando a un mayor grado de plenitud y perfección. (Autoeducación)
d.- Despertar el deseo autónomo y la curiosidad por explorar, conocer y comprender el
mundo que nos rodea en sus distintas dimensiones. (El aprendizaje como estilo de vida
y como medio para el crecimiento personal y la búsqueda de la plenitud)
3.- Con Principios de acción pedagógica y curricular-“Nuestro Estilo Pedagógico y
Curricular”, Paul Siegel
a.- Se aprende más a través del clima o atmósfera social y cultural de un colegio que a
través de instrucciones explícitas.
b.- El aprendizaje debe comprometer todas las potencialidades del educando, no sólo
su memoria e inteligencia. En cuanto a esta última, lo que importa es que el educando
comprenda en forma adecuada a su edad y madurez, y a partir de su experiencia y
vivencias, el significado del mundo sobrenatural, natural, social y cultural. El
aprendizaje de la auto-iniciativa, la auto-responsabilidad y la decisión propia es
fundamental para formar personas comprometidas.
c.- La conducción pedagógica óptima para la adquisición de los contenidos del saber
académico es a través de la estructuración del ambiente de aprendizaje, dentro y fuera
del aula, para que el alumno lo explore y descubra su significado y sentido. El
aprendizaje se desencadena con la exploración del entorno natural, cultural social y
trascendente.
Esta acción pedagógica se puede graficar a través del siguiente esquema, que
da cuenta de la dimensión dialógica de la pedagogía:
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4.-Con un objetivo claro para el Aprendizaje.
Dar respuesta a la vocación del ser humano por conocer y entrar en contacto con la
realidad que lo rodea y crecer en ella hacia la plenitud de sus posibilidades.
Toda realidad viene de la mano de Dios que le entrega al hombre la capacidad de
entrar en relación con esta. De lo anterior se desprende que la realidad es cognoscible
y es vocación del hombre conocerla y amarla. Las actividades y salidas pedagógicas
deben ser un medio para permitir que nuestros alumnos puedan alcanzar este
objetivo.
5.- Definiendo el aprendizaje como proceso.
La persona humana es un ser en proceso: en cada etapa del desarrollo se
produce el despliegue de su identidad y este se concreta en el encuentro con la
realidad, su sentido y significado.
La persona crece y se desarrolla hacia esa plenitud en la medida que va
madurando y profundizando su relación con la creación, con Dios, con las ideas y el
conocimiento, con los otros y consigo mismo. Así, toda la organización y la vida del
colegio están al servicio del desarrollo de la identidad personal y comunitaria.
El colegio, con sus planes, programas y todas las actividades formales e
informales que en él se realizan, es una oportunidad para que cada miembro de la
comunidad escolar (alumnos, profesores, familias, administrativos, auxiliares) entren
en contacto y comprendan el sentido y significado de esa realidad (en sus múltiples
dimensiones) a través de una secuencia de actividades diseñadas con una
intencionalidad pedagógica.
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El objetivo del proceso de aprendizaje es que el alumno y la comunidad aprendan:
a.- Contenidos culturalmente relevantes.
b.- Habilidades cognitivas que les permitan explorar, conocer, comprender y explicar el
significado del mundo en sus distintas dimensiones.
c.- Establecer la relación entre el mundo exterior del conocimiento con su propio
mundo interior para generar una síntesis que permita asumir la vida en la sociedad a
partir de la propia identidad – se trata de la relación “macrocosmos- microcosmos”
que el Padre Kentenich establece ya al comienzo de su labor pedagógica.
El aprendizaje debe comprometer todas las potencialidades del educando, no
sólo su memoria e inteligencia. En cuanto a esta última, lo que importa es que el
educando comprenda en forma adecuada a su edad y madurez, a partir de su
experiencia y vivencias, el significado del mundo sobrenatural, natural, social y
cultural. El aprendizaje de la auto-iniciativa, la auto-responsabilidad y la decisión
propia es fundamental para formar personas comprometidas
Tal como se plantea "el aprendizaje es una forma de apropiación de la herencia
cultural disponible, no sólo es un proceso individual de asimilación. La interacción
social es el origen y el motor del aprendizaje".
El aprendizaje depende de la existencia anterior de estructuras más complejas en
las que se integran los nuevos elementos, pero estas estructuras son antes sociales que
individuales. Vygotsky cree que el aprendizaje más que un proceso de asimilación y
acomodación, es un proceso de apropiación del saber exterior.
El aprendizaje es un proceso personal y comunitario de construcción de
conocimientos que implica:
a.- Explorar, conocer, comprender y explicar el significado del mundo y la realidad
natural, social, cultural, personal y sobrenatural.
b.- Una interacción entre el nuevo conocimiento y lo que ya se sabía (conocimientos
previos), lo que produce la reestructuración cognitiva de sus concepciones.
c.- Construcción de modelos mentales para adquirir e interpretar nueva información y
conocimientos.
d.- Cambios de conducta que permanezcan en el tiempo, que son consecuencia de la
práctica y de la experiencia de la persona.
e.- La facultad de entrar en una relación creativa y responsable con la realidad, siendo
capaz de construir y transformar.
EL aprendizaje significativo:
El aprendizaje significativo es un proceso a través del cual una nueva
información se relaciona con un aspecto relevante de la estructura del conocimiento
del individuo. (Ausubel David, 1970)Este aprendizaje ocurre cuando la nueva
información se vincula con las ideas pertinentes de afianzamiento que ya existen en la
estructura cognoscitiva del que aprende.
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Claramente la perspectiva del aprendizaje significativo, promovido por David
Ausubel, el conocimiento previo (estructura cognitiva del aprendiz) es la variable
fundamental para el aprendizaje significativo.
El aprendizaje es significativo en la medida que la persona que conoce es capaz
de dotar de valor y dar sentido a lo que aprende, estableciéndose relaciones con los
conocimientos que el alumno ya tiene y produciéndose una transformación, tanto en
el contenido que asimila como en lo que el estudiante ya sabía.
Dotar de valor implica que en el proceso de aprendizaje se posibilita la captación y
elaboración afectiva de los contenidos por parte de los alumnos. La realización y
evaluación de las distintas actividades se orienta a la comprensión del sentido personal
y comunitario de lo aprendido.
6.- Bajo esta definición del Conocimiento
“Nada hay en el intelecto que no haya pasado por los sentidos” (Sto Tomás de
Aquino”)
Para el Padre José Kentenich el conocimiento es un proceso que tiene como
punto de partida los sentidos y la experiencia, entendido como el conocimiento
sensitivo. El Padre dice frente a esto que: “La primera condición para que se produzca
la percepción es que un estímulo del mundo exterior incida en nuestros sentidos.
Cuando el ojo –u otro sentido- es afectado por el estímulo, entra en un cierto estado
que no existía antes de la incidencia del estímulo” A partir de lo anterior, podemos
afirmar que los sentidos tienen un rol esencial en el proceso del conocimiento.
Los sentidos nos dan la experiencia que nos pone en contacto con la realidad,
desde donde se conoce sensitivamente. Para llevar a cabo este tipo de conocimiento
se necesita de los sentidos interiores - sentido común, la memoria y la fantasía- y los
sentidos externos -vista, oído, olfato, tacto y gusto-. Por lo tanto, existe una
percepción espiritual y una sensitiva.
La percepción espiritual es la fuerza a través de la cual el cerebro crea la imagen
entregada por los sentidos: “Color, sonido y temperatura ingresan en mi cerebro por
tres vías distintas. Pero mi cerebro conforma con estos datos una única imagen, los
datos se convierten en partes de un cuerpo. La fuerza por la cual mi cerebro crea esta
imagen se llama sentido común”.
La percepción sensitiva nos permite una gran cantidad de cosas, pero en forma
limitada, nos muestra el lado externo de las cosas. El Padre Kentenich ejemplifica esto
de la siguiente forma: “Yo solo siento frío, dureza, pero no “pupitre”. Escucho sonidos,
ruidos, resonancias, pero no “palabras”. Saboreo y huelo lo agradable y desagradable,
pero no el objeto en sí ” (Bajo La Protección de Maria” Tomo I )
En definitiva, cuatro son los elementos señalados por el Padre que dan origen al
conocimiento:
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a.- La estimulación de los sentidos, a través de un agente externo.
b.- La transmisión del estímulo al cerebro.
c.- La estimulación de la conciencia
d.- La relación que se produce entre el estímulo y el objeto conocido.
Cabe destacar, que el concepto de conocimiento del Padre Kentenich está
tomado en su totalidad de la teoría de Aristóteles y enriquecida por su mirada
espiritual. Si bien es cierto el punto de partida y el objeto del conocimiento es el
mismo, el Padre sólo cambia los nombres a macrocosmos y microcosmos. Establece de
esta forma la predominancia del microcosmos por sobre el macrocosmos, dado que
para él el conocimiento del mundo interior es el lugar donde se procesa el saber y la
verdad. En otras palabras, es aquí donde el educador debe impactar como dice el
Padre “El centro del pensar y el sentir está dentro de sí”
¿Cómo lograr aprendizajes con esas características?
1. Estructuración de ambientes de aprendizaje, dentro y fuera de la sala de clases.
2. Importancia de la planificación y el diseño de actividades y materiales
3. Aprendizaje activo, considerando la participación del alumno en el proceso de
planificación, de adquisición y profundización de los contenidos, habilidades y de
evaluación.
4. Permitir que el alumno pueda tomar contacto con la realidad estudiada.
5. Adquisición de contenidos declarativos en cada uno de los subsectores de
aprendizaje.
7.- Estableciendo relaciones con otras teorías pedagógicas
Al considerar las dimensiones teóricas y vivenciales que el Padre Kentenich le
asigna al proceso de conocer, resulta casi espontáneo establecer relaciones de sentido
con las teorías pedagógicas actuales que nos explican y enseñan el acto de conocer.
Una de las relaciones se establece con Vygotsky. Para este teórico, el proceso del
conocimiento se produce en la interacción del sujeto con el medio u objeto,
entendiéndose el medio como el espacio físico, social y cultural. Esta posibilidad de los
individuos de aprender de dichos espacios en la interacción con otros individuos
permite desplazarse de una zona real (conocimientos previos) a una zona potencial
(conocimientos nuevos), lo que Vygotsky denomina como la zona de desarrollo
próximo que es uno de los pilares de su teoría.
La zona de desarrollo próximo permite el desarrollo sicológico efectivo, y se
entiende como la distancia que existe entre el nivel real de desarrollo del alumno que
está determinado por la capacidad que cuenta un niño para resolver una tarea de
aprendizaje y el nivel de desarrollo potencial que está determinado por la capacidad
que tiene el alumno para resolver un problema con el acompañamiento del profesor o
de un compañero que posea mayor capacidad que él.
Este es un momento de gran importancia para el aprendizaje, ya que el cerebro del
niño se encuentra estableciendo redes y estas requieren de estímulos para
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consolidarse. Pedagógicamente estos estímulos se traducen en tiempo para la
ejercitación y la transmisión de herramientas y símbolos que le den sentido al
aprendizaje. El conocimiento se construye desde el exterior ayudando a procesarlo a
través de herramientas de trabajo y estructurándolo internamente a través de
símbolos.
A partir de lo que señala Vygotsky, podemos establecer nexos con los
planteamientos del Padre. Estos son:
1.- Importancia de los conocimientos previos, de las creencias y de las motivaciones
de los alumnos para abordar el conocimiento.
2.- La necesidad de establecer relaciones entre los conocimientos para la construcción
de redes de significados.
3.- Las experiencias producidas por los contextos (físicos, sociales y culturales) y, en
especial, los ambientes escolares de aprendizaje, permiten el desarrollo del
conocimiento.
4.- El andamiaje o soporte de monitoreo entregado por el profesor u otro adulto que le
permita progresar en el proceso de aprendizaje.
Otra de las teorías que se relacionan con el concepto de conocimiento es la
expresada por David Ausubel, quien postula que el alumno debe tender al
conocimiento significativo. Para esto, desarrolla el concepto de estructura acogida,
concepto que está formado por la motivación, la percepción subjetiva del objeto de
conocimiento y la percepción académica del objeto de estudio, también llamada
conocimientos previos. Ausubel considera que solo a través del adecuado desarrollo
de la estructura de acogida, el aprendiz podrá darle significado y sentido al
conocimiento. Esto ya se desarrolló ampliamente desde la pedagogía del Padre, solo
cabe enfatizar que se necesita partir desde donde se encuentra el alumno y acoger lo
que este trae para que le asigne un sentido.
Nuestras opciones curriculares: ¿Qué enseñamos?
1.- Bases curriculares ministeriales
Como consecuencia del amplio debate sobre la calidad de la educación y en
respuesta a las exigencias de la sociedad acerca de la necesidad de cambios en el
sistema educativo, el año 2009 se implementa la nueva Ley General de Educación, LGE,
que contempla nuevos requerimientos para el currículo nacional.
Principalmente, la LGE establece una nueva fórmula de prescripción curricular,
reemplazando las categorías existentes de Objetivos Fundamentales y Contenidos
constituyen una forma más clara de vincular el aprendizaje con su seguimiento y
evaluación. La nueva normativa establece también un cambio en la estructura de los
ciclos escolares. La educación básica tiene una duración de seis años desde 1° a 6°
básico y la educación media comienza a partir de 7° básico con una extensión de 6
años hasta cuarto año de enseñanza media.
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Las nuevas bases curriculares constituyen el principal documento del currículo
nacional y establecen los aprendizajes que deben alcanzar todos los establecimientos
escolares de nuestro país para cada asignatura y nivel. Todos los demás elementos del
currículo como el SIMCE, los textos escolares y los programas de estudio se construyen
a partir de ellas.
Las bases curriculares están compuestas por Objetivos de Aprendizaje de las
asignaturas y Objetivos de Aprendizaje Transversales. Los objetivos se presentan
ordenados en ejes temáticos como un listado único a lograr para cada asignatura y
nivel y van acompañados de las habilidades que se pretende desarrollar.
Adicionalmente, se explica cuáles son las actitudes que se deben trabajar en cada
asignatura, las que se derivan de los Objetivos de Aprendizaje Transversales.
Los nuevos objetivos de aprendizaje contenidos en las bases, se plantean como un
conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes enfocados al desarrollo en los
ámbitos personal, social, del conocimiento y de la cultura en los alumnos, y definen,
por medio de un lenguaje claro, cuáles son los desempeños que se espera permitan
verificar el aprendizaje en los alumnos.
Los objetivos de aprendizaje fueron elaborados considerando los Objetivos
Generales planteados en la LGE, y utilizando una definición de objetivo centrada en el
aprendizaje y directamente relacionada con el desempeño del estudiante. Fueron
construidos de acuerdo a los criterios de la Taxonomía revisada de Bloom, que aborda
dos dimensiones, una relacionada con el proceso cognitivo y la otra con el
conocimiento propiamente tal.
Asimismo, las bases curriculares enfatizan el desarrollo de habilidades que se
trabajarán infundidas en los conocimientos con el fin de desarrollar el pensamiento a
través de los contenidos prescritos. Enfatizan también el desarrollo del pensamiento
crítico y creativo en los alumnos, propician la integración entre las disciplinas y
consideran habilidades comunicativas para todas las asignaturas.
2.- Contenidos escolares
Los contenidos son “Una selección de saberes culturales cuyo aprendizaje es
necesario para que los alumnos y alumnas puedan desarrollar adecuadamente sus
capacidades de comprensión de la realidad (de su realidad personal, de la realidad
física y de la realidad social y cultural) y de actuación en ella, y puedan insertarse
plenamente, de forma creativa, crítica y transformadora, en su entorno social y
cultural. (Coll, 1991; Mauri, 1992)
Dos son los criterios básicos de calidad que deben cumplir los contenidos escolares.
El primero es su relevancia para los procesos de desarrollo y socialización de los
alumnos y alumnas. Y el segundo es su significatividad para quien debe aprenderlos.
Según Javier Onrubia, lo que justifica que un determinado saber se convierta en
contenido escolar no es, simplemente, su “importancia en la cultura”, considerada en
abstracto, sino su relevancia como instrumento (cultural) capaz de promover el
desarrollo de las capacidades de comprensión del mundo y de actuación en él, que los
niños y jóvenes necesitan para ser sujetos activos y de pleno derecho de la sociedad y
de la cultura que les ha tocado vivir.
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Cuando un contenido se transmite como algo ya hecho, demasiado “listo”, el
alumno no se compromete con ese aprendizaje. Construir un conocimiento significa
participar en el proceso de cómo éste llegó a ser. Es fundamental que el alumno tenga
su primer acercamiento a la realidad utilizando sus sentidos, que se exploren sus
conocimientos y experiencias previas.
La enseñanza debe ser contextual, profunda, en perspectiva y en contacto
con la realidad.
Los contenidos escolares son saberes que han de ser aprendidos; que deben,
por tanto, ser objeto de una (re)construcción personal por parte del alumnado para así
poder contribuir a su desarrollo personal y a su socialización.
Para realizar la (re) construcción se deben dar ciertas condiciones:
a.- Posibilidad de establecer relaciones sustantivas y no arbitrarias entre los
contenidos a aprender y las propias experiencias y conocimientos.
b.- Posibilidad de vincular, de manera igualmente sustantiva y no arbitraria, el
aprendizaje de esos contenidos con las propias motivaciones, intereses, intenciones,
propósitos y expectativas.
Desde este último criterio, por tanto, no basta con que el aprendizaje de un
determinado saber cultural sea necesario para el alumno deben formar parte de los
fines y objetivos estratégicos y cotidianos de los colegios. deben formar parte de los
fines y objetivos estratégicos y cotidianos de los colegios, para justificar, sin más, su
inclusión en el conjunto de contenidos escolares. También se requiere que ese saber
se presente y formule, en tanto contenido escolar, de tal manera que el alumno pueda
aprenderlo con un cierto grado de significatividad. (Debe apuntar a un entendimiento
duradero)
2.1 Tipos de Contenidos
Los contenidos de aprendizaje se clasifican en Declarativos o conceptuales,
Procedimentales y Actitudinales.
A.- Declarativo o conceptual
Son todos aquellos contenidos referidos al SABER. Como una primera
aproximación, podemos definir el “saber qué” como aquella competencia referida al
conocimiento de datos, hechos, conceptos y principios.
El “saber qué” o conocimiento declarativo ha sido una de las áreas de contenido
más privilegiadas dentro del currículum escolar de todos los niveles educativos. Sin
lugar a dudas, este tipo de saber es imprescindible en todas las asignaturas o cuerpos
de conocimiento disciplinar, porque constituye el entramado fundamental sobre el
que éstas se estructuran.
Conocimiento declarativo, porque es un saber que se dice, que se declara o que se
conforma por medio del lenguaje. Este se construye y planifica siguiendo los
siguientes pasos:
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1.- Construcción del significado
a.- Explorar conocimientos previos
b.- Compartir información en trabajos Cooperativos
c.- Conectar lo previo con lo nuevo
2.-Organización de la información
a.- Descubrir la estructura interna de la información
b.- Conocer distintos Organizadores Gráficos
c.- Completar los Organizadores Gráficos
3.- Almacenamiento de la información
a.- Estrategias de memorización a largo plazo y de manera consciente
B.- Procedimental:
“Los procedimientos se definen como un conjunto de acciones ordenadas y dirigidas
hacia la consecución de una meta determinada” (Coll y Valls, 1992).
Son todos aquellos contenidos referidos al saber HACER, son aquellos que requieren
ejecución de un conjunto de pasos que se deben realizar para alcanzar una meta.
El saber hacer o saber procedimental es aquel conocimiento que se refiere a la
ejecución de estrategias, técnicas, habilidades, destrezas, métodos, etcétera.
Saber procedimental es de tipo práctico, porque está basado en la realización de varias
acciones u operaciones. Este se construye y planifica siguiendo los siguientes pasos:
1.- Modelar
a.- Realizar un bosquejo de un modelo de los pasos a seguir.
b.- Mostrar y demostrar los pasos a seguir.
c.- Se necesita un punto por donde partir, para la elaboración de un modelo.
2. Moldear o Moldeamiento
a.- Se refiere a las modificaciones necesarias al modelo inicial.
b.- Utilizar y aplicar el modelo inicial.
c.- Se agregan o desechan pasos.
3.- Internalización
a.- Aprendizaje de los pasos sin mucha intervención del razonamiento consciente.
b.- Automatización (utilización en forma mecánica)
C.- Actitudinal :
Son todos aquellos contenidos referidos al saber SER, son todos los valores, normas y
actitudes.
Se ha tratado de clarificar en el currículo y en la enseñanza el tipo de valores y
actitudes que habría que fomentar en las materias curriculares clásicas, como por
ejemplo, qué actitudes hay que fomentar en los alumnos respecto a la Ciencia y la
Tecnología, o qué tipo de valores sociales hay que desarrollar en asignaturas como
Historia o Civismo. Este se construye y planifica siguiendo los siguientes pasos:
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1.- Componente Cognitivo
a.- Construcción
b.- Organización
c.- Modelado
2.- Componente Afectivo
a.-Adquisición
b.- Persuasión
3.- Componente de tendencia a la acción
a.- Actividades planificadas
b.- Conflicto sociocognitivo
3.2 Evaluación
La evaluación tiene un papel fundamental tanto en el diseño como en el
desarrollo del proyecto educativo ya que constituye una vía de contrastación y de
autocorrección del mismo. Está al servicio del proyecto educativo, es parte integrante
de él y comparte sus principios fundamentales (Coll, 1994). Constituye un conjunto de
acciones previamente establecidas en el Diseño Curricular a través de las cuales es
posible ir adecuando la ayuda pedagógica a las características y necesidades de los
alumnos y verificar en qué medida las intenciones educativas correspondientes a dicha
ayuda pedagógica se han cumplido.
La evaluación es parte integral del proceso de enseñanza-aprendizaje y lo
acompaña en todo momento. Por medio de ella es posible tomar conciencia de lo
aprendido y reflexionar acerca de los caminos a seguir y las decisiones que es
necesario tomar. Evaluar permite al educador descubrir la originalidad de cada uno de
sus alumnos para así determinar las formas de apoyarlo en el desarrollo de sus
talentos y de sus vínculos consigo mismo y con el mundo que lo rodea y de este modo
mejorar sus aprendizajes.
La evaluación continua promueve el aprendizaje al brindar a los profesores
información acerca de lo que sus alumnos están aprendiendo para poder ajustar los
procesos de enseñanza. Del mismo modo, proporciona a los alumnos respuestas claras
acerca de sus desempeños, lo que les permite reflexionar acerca de sus aprendizajes y
de cómo seguir mejorando.
La evaluación puede ser definida como un proceso que lleva a emitir un juicio
de uno o más atributos de algo o alguien, fundamentado en información obtenida,
procesada y analizada correctamente y contrastada con un referente claramente
establecido, sustentado en un marco de referencia valórico y consistente con él, que
está encaminado a mejorar los procesos educacionales y que produce efectos
educativos en sus participantes, para lo que se apoya en el diálogo y la comprensión
(Himmel, 1999).
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La noción de proceso se refiere a que la evaluación es una actividad continua
que considera pasos, métodos y un desarrollo progresivo en el tiempo. También, su
carácter consubstancial implica que la evaluación no es un elemento externo o
separado del proceso educativo, sino que lo acompaña en todo momento y es una
parte integrante de él. Implica también una planificación cuidadosa para la aplicación y
desarrollo de procedimientos que permitan adquirir la información necesaria, la que
será debidamente analizada para tomar decisiones sobre el proceso de enseñanzaaprendizaje. La toma de decisiones es una acción que se lleva a cabo a lo largo de todo
el proceso educativo y el papel de la evaluación educativa es ayudar a escoger las
mejores alternativas. Además, la evaluación requerirá una postura valórica inicial,
consensuada entre quienes participen de ella, cuyo objetivo es la determinación de
progresos y logros de los alumnos.
La evaluación está orientada a:
a.- Conocer logros y avances de los alumnos en relación a los objetivos planteados.
b.- Conocer procedimientos de los alumnos para aprender y el tipo de errores que
cometen.
c.- Identificar necesidades pedagógicas de los alumnos de manera de tomar las
decisiones a tiempo.
d.- Dar la posibilidad a los alumnos de que conozcan sus propios rendimientos y
capacidades.
En la actualidad, el enfoque constructivista está orientado hacia diferentes
estrategias de evaluación, privilegiando principalmente el significado personal y el rol
activo del alumno como constructor de significados, los procesos de conocimiento y la
comprensión significativa del mundo.
La evaluación deberá estar orientada a evaluar los procesos personales de
construcción del conocimiento y las relaciones que se establecen entre los significados
construidos por el alumno.
El énfasis de la evaluación constructivista es detectar en los alumnos un
conjunto de constructos personales y únicos a través de los cuales ellos estructuran su
propio conocimiento. Centra su atención en el análisis, organizaciones jerárquicas
(mapas conceptuales) o establecer diferencias (clasificar, agrupar, comparar, etc.). La
evaluación será una oportunidad para seguir aprendiendo.
En síntesis la evaluación para el aprendizaje es el proceso que tiene como
objetivo buscar e interpretar evidencia en forma planificada y sistemática para ser
usada por los alumnos y sus profesores con el objeto de decidir: dónde están, adónde
deben llegar y cómo deben llegar los alumnos para lograr aprender.
3.3 Los Ciclos de Aprendizaje
Los ciclos de aprendizaje buscan ser una respuesta concreta a los lineamientos
pedagógicos del Padre, quien nos ha enseñado a respetar los ritmos del desarrollo de
la vida en todas sus dimensiones. Este respeto parte por reconocer y asumir el lugar
físico, social, cognitivo y espiritual, en el cual se encuentran nuestros alumnos, para
desde allí, dar inicio a una intervención pedagógica.
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Lo anterior nos permite acoger el concepto de ciclo de aprendizaje dado por el
Ministerio de educación, definido como una forma de ordenar temporalmente el
proceso escolar según tramos, cada uno de los cuales secuencia y ordena los diversos
aprendizajes que deben realizar los alumnos en una determinada etapa de su
desarrollo evolutivo personal. Los logros de aprendizaje que los alumnos deben haber
alcanzado al finalizar un ciclo se encuentran expresados en los perfiles de egreso de
cada asignatura correspondientes al cierre respectivo del ciclo. (MINEDUC, Nuevas
bases curriculares)
Esta forma de aprehender la realidad a través de los ciclos de aprendizaje debe
ser sistémica, es decir abarcar todas las dimensiones y necesidades de los alumnos y
además debe responder a una planificación en la cual las metas, objetivos, contenidos,
y secuencias están dados por el Proyecto educativo del colegio.
La configuración de ciclos de aprendizaje permite focalizar la intervención
educativa, respondiendo a procesos de desarrollo, metodologías, necesidades
específicas dadas por los intereses y motivaciones de los alumnos. En la determinación
de las características psicológicas de cada ciclo hemos acudido a Erik Erikson”, quien
elaboró una teoría del desarrollo de la personalidad, ”Teoría psicosocial”, en la cual
describe las etapas del ciclo vital. Otro elemento de diferenciación de los ciclos está
dado por la teoría del desarrollo neuromadurativo, los que tienen directa relación con
las edades de los alumnos. La distribución de los ciclos está dada de la siguiente forma:
PRIMER CICLO “Instrumental”: Pre-Kinder, Kinder, primero y segundo básico.
SEGUNDO CICLO “Habilidades y destrezas”: Tercero, cuarto quinto y sexto básico.
TERCER CICLO ”Disciplinar”: Séptimo, octavo, primero y segundo medio.
CUARTO CICLO “Síntesis”: Tercero y cuarto medio.
4.- Medios
El Educador
Para hablar del educador en categorías Kentenijianas no se hace alusión a una
profesión o encargo, sino, fundamentalmente, a una vocación en el modo como se
entiende la propia vida y la vida de los demás. Esto es lo que está en permanente
interacción en el proceso educativo. Se trata de dar y recibir, de entregar, pero quizás
mucho más, de percibir, observar y recoger, tanto de las necesidades como de las
fortalezas de las vidas que se debe acompañar. Este contacto - según el Padre José
Kentenich - es precisamente el que va construyendo un vínculo estable y profundo
entre el alumno y profesor, produciéndose las condiciones óptimas para una
verdadera educación.
FUNDACIÓN PENTECOSTES – MAFI – JUNIO 2013
Un verdadero educador no es solo el que posee un saber profundo acerca de su
disciplina, o una gran personalidad en lo que respecta a su persona como tal. Educador
es el que hace dialogar ambas realidades en su propia persona y las pone en diálogo
con los que acompaña habitualmente en la aventura de todo aprendizaje. Desde esta
realidad todo educador se transforma en pieza clave en la construcción de lo que
denominamos el “organismo de vinculaciones” (“Personalidad del Educador” en
Heriberto King, Textos pedagógicos 135-204)
Organismo de Vinculaciones:
Existe coincidencia en que la palabra “organismo” recoge el núcleo de la
propuesta pedagógica del P. José Kentenich. En el horizonte de lo que intentamos
realizar en nuestros colegios la recogemos desde diversas formas: hablamos de
“pensamiento orgánico”, también de “procesos de vida”, de las “leyes del crecimiento
orgánico”, de los “vínculos” o bien de “organismo de vinculaciones” como un concepto
globalizante. (“El desafío de la Pedagogía Kentenijiana.Un intercambio de nuestros
Proyectos” P.Raúl Espina 2008)
En primer lugar distinguimos el ámbito de los vínculos que atañen a toda
persona, es decir, todas las relaciones que ella pueda establecer con todo aquello que
la rodea. Aquí encontramos el vínculo hacia personas, lugares, ideas, cosas, el trabajo.
Precisamente este conjunto de vínculos constituye el “organismo de Vinculaciones”.
Existe además en el P. J.Kentenich la visión del ser humano mismo como un organismo
vivo ”en el cual conviven diversos niveles que deben ser integrados en una totalidad
orgánica. Mencionemos además que esta integración es realizada por el camino de un
proceso vital acompañado de las “leyes de crecimiento orgánico”
En esta comprensión del organismo es que no debemos olvidar su doble
composición y su mutua relación: se trata del “organismo natural y sobrenatural de
vinculaciones”.
Una mirada permanente hacia el futuro
El desafío fundamental que surge de este documento es consolidar
permanentemente el aporte que la red de colegios Schoenstattianos puede entregar al
futuro incierto de la educación chilena. La propuesta pedagógica del Padre Kentenich
posee múltiples respuestas a las preguntas que aquejan a la educación actual.
En este documento se encuentran las bases de la pedagogía Kentenijiana, las
fuentes que nos inspiran, los principales elementos de una espiritualidad y un
pensamiento pedagógico, fuente permanente de reflexión y autocrítica de nuestras
propias prácticas y de la responsabilidad de hacer vida este legado espiritual y
pedagógico.
Los elementos aquí presentados invitan a seguir mirando el futuro bajo el
prisma de la teoría y la praxis de la propuesta pedagógica realizada por el Padre
Fundador. Es la red de colegios el espacio en el cual se puede actualizar y hacer vida
esta vocación y esta misión educativa, bajo el amparo de la Mater tres veces
admirable, educadora y protectora de la red de colegios Schoenstatianos.
FUNDACIÓN PENTECOSTES – MAFI – JUNIO 2013
FUNDACIÓN PENTECOSTES – MAFI – JUNIO 2013