Download Cientelismo

Document related concepts

Populismo wikipedia , lookup

Elitismo wikipedia , lookup

Clientelismo político wikipedia , lookup

Oclocracia wikipedia , lookup

Soberanía popular wikipedia , lookup

Transcript
CLIENTELISMO – ASISTENCIALISMO – POPULISMO
PECADOS DE LOS GOBIERNOS POPULARES O ESTIGMAS
DE LOS QUE MENOS TIENEN
Rafael Eduardo Baraybar
Noviembre 2010
1
Clientelismo: m. sistema de protección y amparo con que los poderosos
patrocinan a quienes se acogen a ellos a cambio de su sumisión y de sus
servicios. (Encarta 2009)
Durkheim Vs. Marx
Clientelismo, asistencialismo, populismo, son conceptos que para las
construcciones ideológicas dominantes, están cargados de una connotación
negativa. Se trataría, en todos los casos, de condicionar, a cambio de algún
tipo de dádivas materiales, la voluntad de posibles votantes. En tal caso, se
usarían fondos públicos para aplicarlos a estas prácticas, hacia sectores
materialmente carenciados.
Se trataría de actitudes demagógicas por parte de gobiernos con mucho
arraigo popular, destinada al sometimiento de las masas.
Veremos que, es posible abordar el análisis de la acción de asistencia a
sectores vulnerables, desde aspectos mas profundos que la simple repetición
mecánica de conceptos que lograrían a la larga los resultados a que apuesta la
inspiración goebeliana “miente, miente que algo queda”.
Enfocado desde actores del Trabajo Social, o de posiciones sociológicas
críticas1, se puede observar la intencionalidad de aquellas definiciones, y la
aceptación de que la asistencia a los sectores vulnerables, se torna necesaria,
y entonces, no tiene una connotación negativa, sino que se trataría de actitudes
inherentes a la naturaleza del Estado.
A los efectos de analizar la aplicación de políticas asistenciales por parte del
poder, habría que comenzar preguntarse qué es el Estado. Aún más, a riesgo
de encontrar como respuesta una definición clásica y aséptica, que mas que
alumbrar oculte una aproximación a la verdad, la pregunta sería ¿como
funciona en la realidad el Estado?
El resultado podría ser una retrospectiva arborescente que nos proyecte al
inicio mismo de las sociedades, cuando perdido en el tiempo y los ensayos,
empezarían a perfilarse las primeras construcciones políticas.
Por una parte, la respuesta habría que plantearla, desde un análisis empírico,
fundamentalmente, a partir de la experiencia actual de confrontación entre los
postulados de las democracias liberales y fundamentalmente los modelos
neoliberales en naciones periféricas, como es el caso de America Latina, y el
funcionamiento real, en esas mismas naciones, a partir de la realidad actual
donde se manifiesta una clara intención de enfrentarse con los poderes
económicos concentrados, por parte de los gobiernos nucleados en la Unasur.
1
Emilio Tenri Fanfani, Norberto Alayón, A. Zaiat, E. Laclau
2
La reciente muerte de Néstor Kichner, reveló, aún para quien no quisiera verlo,
la vocación popular de estos gobiernos, y el fuerte apoyo popular que los
mismos generan en la sociedad de nuestro país.
La única verdad…
Lo que no quisieran decir, los que elaboran las definiciones clásicas de los
conceptos que nos ocupan, salta a la vista como una verdad. Si alguien acude
a la herramienta de asistir clientelarmente a los sectores carenciados de la
población, es porque esos sectores existen, y la brecha que los separa de
los que mas tienen, es cada vez mas profunda e irreversible por lo menos
desde las posibilidades de esos sectores y desde la voluntad de los poderosos.
O sea, existen diferencias que solo la acción del Estado podría resolver.
Así, con ese ocultamiento se construye la visión de la Caridad. No sería el
estado quien con la utilización de fondos públicos, propenda a acortar esa
brecha, sino instituciones benéficas como las Iglesias quienes deberían
encargarse de ello. Esta construcción, oculta mezquindades y niega costados
como responsabilidad, compromiso y solidaridad que constituyen herramientas
necesarias desde la sociedad civil y desde la política para la elaboración de
políticas de igualdad de oportunidades.
Es que no se puede construir política desde ningún lado. La realidad de las
políticas generadas desde los gobiernos latinoamericanos actuales, es que se
proponen superar las recetas clásicas del liberalismo, que por estas latitudes
siempre fue contradictorio y oligárquico, a partir de políticas de redistribución
que producen inclusión y lastiman a los intereses de los que mas tienen.
Esa visión despectiva del asistencialismo que se construye tradicionalmente
desde los sectores oligárquicos y concentrados, tiene su voz amplificada por
los medios hegemónicos de comunicación, Ellos fogonean la idea mencionada
al principio, cada vez que los gobiernos se encargan de distribuir más
equitativamente bienes materiales y posibilidades de acceso.
En realidad, prefieren, aunque las denosten a las políticas clientelistas, porque
garantizan la reproducción de las fuerzas de producción (Ayalón. 2009). A
pesar de esto, en su afán de acumulación tampoco quisieran este tipo de
asistencias.
La, recuperación del Ansess que permitió retomar por parte del Estado la
administración de fondos previsionales que habían sido regalados a
concentrados sectores privados y permitió la dignificación de los montos
jubilatorios o la Asignación universal por hijo, irrita sobremanera al poder
económico, que se sintió feliz cuando esos mismos fondos eran direccionados
a mas limitados actores que utilizaron posiciones de poder para lucrar con ellos
(verbi gratia, las privatizaciones). Aquella asignación de fondos públicos, nunca
fue tachada de clientelista y quizás haya sido una actitud precavida; es que no
se llegó a determinar si con esa asignación de fondos públicos se captaba la
voluntad política de los (pocos) sectores beneficiados o esos sectores se
3
asignaban (mediante retornos espurios) l obediencia del Estado a sus
designios.
Revisando la historia
Las muestras instantáneas que propone la historia oficial, transformando a los
procesos sociales en relatos de episodios estáticos e inconexos, trata de
minimizar el hecho de que los sectores postergados tienen una historia
heredada de despojo pero de dignidad, presentando a cada lucha como nueva
y aislada de todas las luchas anteriores (R. Walsh)
Si algo tiene el auténtico derecho a llamarse clientelismo, fue la actitud de los
sectores oligárquicos que se garantizaron durante todo el período de la
“modernización del país” y hasta la irrupción de los movimientos populares en
vida política argentina, la continuidad del manejo de la cosa pública, mediante
la construcción de su clientela, a la que mediante favores materiales, tenía
cautiva para fuerza de choque en los momentos electorales, única arista que
hacía reconocible como democrático aquel momento histórico del país. La
historia oficial lo llamó el Régimen o el Fraude Patriótico. Pero se transfirió
desde esa misma visión oficial, el mote de clientelar a otro tipo de actitudes
ahora por parte del Estado.
En otros períodos mas recientes, el Estado no fue inocente de lo que se lo
acusaba, la nueva década infame presentada como el fin de las ideologías,
recuperó aquella actitud oligárquica ahora desde el Estado. No se reconocen
en la práctica del clientelismo hechos como el Corralito, el Megacanje, la tablita
de Machinea o la pesificación asimétrica con que se produjeron gigantescas
transferencias de fondos privados pero también públicos a manos privadas. La
diferencia que inhibe la posibilidad de llamarla clientelismo a esa práctica
política reside posiblemente en que los destinatarios de los beneficios no
fueron los sectores carenciados de la sociedad.
El Estado de Bienestar, El Populismo
La Democracia ideal propuesta por la Revolución Francesa, esta lejos de
comparecerse con la Democracia real que conocemos en nuestros tiempos de
globalización y aún anteriores. Aquella ¿se trata de una utopía o de una
construcción permanente? (Baraybar 2010)
En el tránsito de una a la otra, las sociedades van generando ciudadanía donde
antes no la había. Cada vez mas son los sectores incluidos a través de
distintos procesos políticos, contextuados en situaciones históricas diferentes.
A la salida de la crisis de 1930 la respuesta keynesiana fue la creación del
Estado de Bienestar; en países periféricos nucleados en lo que fue el Tercer
mundo, las políticas de inclusión fueron mas profundas.
Los poderes centrales, menospreciaron esa participación del estado; con un
auto arrogado poder encargado de conducir al hombre (Morisoli 2004).
Llamaron populismo a los intentos de políticas de redistribución y encontraron
ecos locales en las unidades de negocios descentralizadas en que se
transformaron las clases dominantes de esos países periféricos que acusaron a
4
los gobiernos populares emergidos de la voluntad soberana de los pueblos de
populistas como si la inclusión del pueblo fuera un pecado de lesa humanidad
en lugar de una virtud a sostener y multiplicar hacia sectores aún no incluidos.
Cuando la coyuntura no alcanza
Esas políticas de distribución y de inclusión que empiezan en un determinada
coyuntura, nunca tuvieron en esta América Latina de Venas Abiertas, una
continuidad que permitiera modificar definitivamente las estructuras
económicas construidas desde los sectores dominantes desde los tiempos
coloniales. El Irigoyenismo, la Revolución Mexicana, el peronismo, la
experiencias del APRA , Càrdenas, Getulio Vargas, las experiencia chilena
liderada por Salvador Allende en los 70 del siglo veinte, son muestras
regionales de que cuando se quiere dar continuidad a las políticas de
distribución, fuertes intereses las han interrumpido y hay que volver a empezar.
Ese volver a empezar siempre se produce desde un paso atrás, entonces las
medias de urgencia se tornan imprescindibles.
Esto equivale a decir que las políticas sociales son siempre necesarias. Esta
necesidad se explicita desde varios sectores. Por un lado las clases
dominantes, como decimos mas arriba, necesitan minimizar el riesgo de
conflicto social y garantizar la reproducción de la fuerza de trabajo. Pero a su
vez, lo sectores dominados, necesitan de esas políticas con carácter de
necesidad y urgencia. (Ayalón 1980)
A su vez esas políticas son vituperadas desde la derecha y desde la izquierda
utópica. Desde la primera por la ya mencionada merma en un capital que
consideran propio e inalienable, desde la otra porque consideran que esa
asistencia aletarga la toma de conciencia y la transformación de los pueblos
asistidos en sujetos revolucionarios.
Hay oculta en estos dos razonamientos dicotómicos pero coincidentes, la
verdad histórica de que la adopción de medidas sociales con la
complementación de políticas que aliente la conformación de un movimiento
nacional y popular independiente, no son excluyentes. La realidad
latinoamericana de nuestros tiempos actuales, demuestra que esta confluencia
de políticas sociales y populares de raiz nacional requiere sólo de la voluntad
política de desarrollarlas. A partir de allí, el acompañamiento de los pueblos se
torna consecuencia y el manejo discursivo de la obstaculización, menos
creíble.
El populismo. Otra mirada
¡Cómo tratar despectivamente a una realidad política que, la historia lo
demuestra, dio como resultado una enorme masa de población antes excluida,
integrada ahora a la actividad política en pleno uso de derechos ciudadanos!
Si en el camino fue necesaria la aplicación de medidas asistenciales a veces
muy profundas, ni los beneficiarios, porque las necesitaban para la subsistencia
5
sin resignar dignidad, ni los gobiernos populares, porque en su objetivo de
democratizar la política y propender a la construcción del movimiento nacional,
pueden resignar la aplicación de políticas sociales que satisfagan las mas
perentorias necesidades de los excluídos.
Populismo llaman los poderes hegemónicos, con desprecio, a estas políticas
de Estado en manos de gobiernos democráticos y representativos de la
voluntad popular. Populismo lo llaman ahora algunos teóricos como Laclau o
Chantal Mouffle , pero con gestos de aprobación. Es la política de Chávez en
Venezuela o la de Kichner y Cristina en Argentina, Evo en Bolivia, Lugo y
demás gobiernos democráticos latinoamericanos, Si los pueblos se
transforman en sujetos históricos a través de su participación en las
construcciones nacionales, ¿cómo llamar a estas construcciones sino
Populismos? Y ¿por que llamar “clientes” a quienes alcanzan la categoría
histórica de pueblo?
A modo de conclusión
Mientras se mantenga vigente y real la fábula del Tiburón y la Sardina,
mientras multipliquen las intenciones imperiales que profundicen las diferencias
entre países ricos y pobres, llámese Primer y Tercer mundo, llámese Norte y
Sur, o Democracias y Ejes del Mal, y mientras esas diferencias se dupliquen
hacia el interior de los países donde los que se salvan reproduzcan el discurso
de los tiburones y los humillados no tengan voz, será necesaria la participación
del estado para garantizar dignidad y procesos de liberación nacional y popular.
En el camino de esas construcciones, no se podrá esperar del gran capital, el
aporte desinteresado y voluntario para atender las necesidades de la gente. Si
lo quieren llamar clientelismo, habrá que multiplicar el esfuerzo vocal, para
poner con voz mas y mas estentórea que eso se llama política y si quieren y no
se enojan, se llamará populismo.
Bibliografía
Ayalón, N. El asistencialismo en la política social y en el trabajo social. En Revista Acción
Crítica, # 7. Julio 1980. Lima – Perú Publicación del Centro Latinoamericano de Trabajo Social y de la Asociación
Latinoamericana de Escuelas de Trabajo Social
Laclau, E. El populismo garantiza la Democracia. Entrevisa en en diario La Nación.
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=719992
Morisoli, E.
Identidad Cultura y Globalización. Ponencia presentada en el Encuentro de Escritores Año 2004.
Santa Rosa La Pampa
Zaiat, A. Clientelismo. Pagina 12 - 21 de noviembre de 2009
6