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Transcript
DOMINGO 22 DE JULIO DE 2001
Del hecho al dicho
NO. 04
Por: Alfredo López Austin
¿Qué dijo Cuauhtémoc?
Hechos, dichos
¿Cuántas frases célebres habrán sido,
en verdad, pronunciadas? Tal vez muchas menos de las que circulan en los
libros de texto. La frase célebre, más
que al hecho, pertenece al registro del
hecho. Por ello es parte de la llamada
historia de bronce, más dedicada a
la exaltación de las glorias patrias que
al estudio de los procesos de transformación social. Como la historia de
bronce, la frase célebre tiene múltiples
usos. Es un recurso mnemotécnico de
quien educa; es un paradigma de quien
inculca valores morales. Inflama las
pasiones; fortalece la fe de los secuaces; embellece discursos; ostenta erudiciones; forma parte del escrito en las
cartelas de los pedestales… Y nos es
muy próxima. Junto al lápiz, al cuaderno y a la escuadra, viajó en nuestras mochilas escolares.
El uso hace de la frase célebre un
mensaje claro, preciso, exacto, contundente, rígido en su composición.
Pero, si tal es la regla, como toda
regla debe tener sus excepciones.
Hay frases ambiguas; las hay oscuras; las hay también de dudosa correspondencia con la realidad histórica en que se supone que nacieron.
En estos casos es interesante inmiscuirse en el embrollo.
Un hecho
Tras una lucha tenaz por la defensa
de su pueblo, Cuauhtémoc cayó prisionero de los españoles el día 13 de
agosto de 1521. Garcí Holguín interceptó la canoa en que viajaban el tlahtoani mexica, su familia y nobles
prominentes. Según algunas fuentes –
indígenas– Cuauhtémoc iba a entregarse a sus enemigos para pactar las
condiciones de la rendición; según
otras –españolas–, Cuauhtémoc huía.
Cuauhtémoc fue llevado ante Cortés.
Días más tarde los españoles dieron
tormento al señor mexica en el intento de arrancarle el secreto del paradero del oro.
Cuauhtémoc y uno de sus allegados
fueron atados a sendos maderos y fue-
ron atormentados con aceite hirviendo y fuego. El episodio del tormento
de Cuauhtémoc, pese a ser uno de los
más terribles de la historia de la conquista, es oscuro. Existen textos, tantos tempranos como tardíos, que no
lo mencionan; otros hablan de él en
términos escuetos y vagos. Por ejemplo, una fuente tan importante como la
historia de la conquista del Códice
Florentino concluye el episodio con
la petición del oro, sin referirse al tormento. Con el correr de los siglos,
obras importantes eludirán el relato. Es
el caso de uno de los más célebres tratados de la conquista de México, el
extenso en trabajos eruditos. Dejemos mento, Tetlepanquetzaltzin, y le dijo:
los asuntos históricos sustanciales y “¿Acaso estoy en un lecho de rosas?”
vayamos a uno más sencillo y banal, el
La autenticidad de la frase que comde las frases célebres.
para el tormento con un “lecho de rosas” no ha sido aceptada por algunos
Dos dichos
historiadores. William H. Prescott, en
su Historia de la conquista de MéxiLas principales fuentes que relatan el co (1843), al citar las palabras contormento de Cuauhtémoc dicen que su signadas por Francisco López de Gócompañero, desesperado por el sufri- mara, dice: “Estas expresiones no son
miento, pidió con los ojos al señor tan poéticas como el lecho de flores
mexica que revelase el lugar donde que es como generalmente se refiere
estaba el oro. Cuauhtémoc le respon- esta exclamación de Cuauhtemoctzin”.
dió con mirada iracunda y le dijo en Manuel Orozco y Berra seguirá a Prestono de reproche: “¿Estoy en un de- cott en su Historia antigua y de la
leite o baño?” Esto lo narra Francisco conquista de México (1880-1881):
“Esta frase [la registrada por López
de Gómara] parece ser realmente la
pronunciada por el rey, siendo más
verdadera y auténtica, aunque menos
poética, que la adoptada después por
los autores: ‘¿Estoy yo acaso en un
lecho de rosas?’”
No obstante lo anterior, el “lecho de
rosas” sigue siendo vigente en las versiones populares del episodio, por
ejemplo en The Ancient Past of
Mexico, de Alma M. Reed, la célebre “Peregrina” a quien cantara Ricardo Palmerín.
Del dicho al lecho
Arqueología mexicana. Serie tiempo mesoamericanoI, no. 43, pág. 21
de Antonio de Solís, escrito en el siglo
XVII: termina la historia con la aprehensión de Cuauhtémoc y la rendición
de Tenochtitlan.
Por otra parte, entre las fuentes que
sí se refieren al tormento de Cuauhtémoc existen discrepancias: sobre el
grado de responsabilidad de Cortés,
a quien se trata de disculpar por la presión que sobre él ejercieron los soldados, instigados por el tesorero real,
Alderete; sobre si fue Tetlepanquetzaltzin, tlahtoani de Tlacopan, el compañero de tormento, como lo asegura
Bernal Díaz del Castillo; sobre si se
aplicaron fuego y aceite sólo a los pies,
o también a las manos, como lo declaró el médico Alonso de Ojeda en
el juicio de residencia… Pero estos y
otros temas han sido discutidos por
López de Gómara, capellán de Cortés, en su Historia de la conquista
de México. Lo repetirán otros, entre
ellos fray Juan de Torquemada, y la
frase se consagrará en una trayectoria
de obras históricas que llega a nuestro
siglo con autores de la talla de Héctor
Pérez Martínez –biógrafo de Cuauhtémoc–, Eulalia Guzmán –incansable
defensora de la autenticidad de los restos atribidos al tlahtoani–, Josefina
Muriel –buscadora de discrepancias
en la biografía del héroe–, José Luis
Martínez –biógrafo de Cortés– y muchos má que sería prolijo enumerar.
Sin embargo, al lado de la frase “oficial”, otra frase célebre ha sido ampliamente autorizada por la fama pública. Se dice que Cuauhtémoc miró
con desprecio a su compañero de tor-
Extraña frase, sin duda. Sin embargo, ¿Es tan descabellada? Empezaré
por referirme a la palabra “rosa”,
que en el español del tiempo de la
conquista tenía el sentido genérico
de “flor”. Este significado genérico
quedó en el español de México en
términos como “rosa de cacao”,
equivalente a la cacahuaxóchitl, y
“rosa amarilla” o flor del pochote.
La palabra, usada genéricamente
con el sentido de “flor”, aparece,
por ejemplo, en la obra de fray Diego Durán, Historia de las Indias
de Nueva España, cuando, al hacer “la relación de la diosa que llamaban Xochiquétzal” traduce el
nombre de la diosa como “plumaje
de rosas” y dice de su fiesta: “Tenían en este día tanto contento
Pase a la página dos
Del hecho...
Viene de la pág. 1
cuanto era y es el contento que reciben y deleite en oler rosas de cualquier género que sean, agora tengan buen olor, agora malo.”
Y pasamos a otros puntos: ¿qué
significado simbólico tenían las flores entre los antiguos nahuas? Las
flores eran el símbolo del fuego, y
por ello el temazcal o baño de vapor
recibía como nombre metafórico el
de xochicalli o “casa de flores”. Así
lo señala Rémi Siméon en su Diccionario de la lengua náhuatl o
mexicana.
¿Y por qué lo de lecho? En un conjuro recogido por Hernando Ruiz de
Alarcón se da al horno en que se
quema la cal el nombre mágico de
“mi petate florido” (noxochípetl).
Otros ejemplos en los que aparece
la relación entre flor y fuego son
tlexóchitl o “flor de fuego”, para significar “brasa”, y tlexochtla o “enflorarse de fuego”, para significar
“ahogarse de calor”.
Desde Tetelcingo un cuentito
de como fue el Diluvio Universal
Recopilado por la Mtra. Catalina Bollera Cassasanero becaria del
Instituto de la Cultura de Morelos asignada al proyecto Etnografía
de las Regiones Indígenas de México al inicio del Nuevo Milenio
INAH (Morelos)
Este cuento contiene elementos de la constante reelaboración cultural por
la que ha transitado la vida religiosa de los pueblos en Morelos. Muestra
elementos de la religión prehispánica como el árbol y el humo de copal.
También presenta elementos de la religión católica como es la idea del
diluvio universal, ambas como partes de una reelaboración constante tanto
de sus conceptos como de sus símbolos y prácticas religiosas.
Dentro de la complicadísima red de rituales, ceremonias y prácticas religiosas de este pueblo, hay ámbitos donde destaca de manera sobresaliente esta reelaboración con un tinte cargado de las enseñanzas católicas
resignficadas.
Estamos publicando el texto respetando la manera en que fue escrito por la Maestra Catalina ya que el escrito en sí
mismo revela también diferentes destellos culturales. Vale la pena dar algunos datos que ella que ayuden a ubicar a esta
extraordinaria mujer indígena de Morelos. Nace en Tetelcingo, Mor. Alrededor de la década de los sesenta. Transcurre su vida entre el mundo de tradiciones de su comunidad y el ámbito semi-urbano de Cuautla donde padece una
enorme discriminación por su origen y lengua indígenas que la obligan a renunciar a la escuela. Se casa con un joven de
Cuentepec, donde vive hacen más de quince años, ajustándose a un pueblo muy distinto al suyo. Próximamente,
Del hecho a los dichos no hay tan- publicaremos una breve autobiografía escrita por ella misma. Dejemos que la maestra nos muestre este cuento que
tiene, aunque fragmentado un carácter de mito de origen. (L. Miguel Morayta-Centro INAH Morelos).
to trecho
Si acaso Cuauhtémoc se dirigió a
Tetlepanquetzaltzin con un término
semejante a “lecho de flores” o “casa
de flores”, se estaba refiriendo al temazcal. Tetlepanquetzaltzin se quejaba de los dolores provocados por
el fuego; Cuauhtémoc le contestó
que él no estaba, precisamente, en
un baño de vapor. La respuesta es
lógica. ¿Y la frase “oficial”? Significa lo mismo. Al decir algo semejante a “deleite o baño”, Cuauhtémoc
no se refería, obviamente, a un baño
de agua fría, sino al baño de vapor.
Otra cosa no tendría sentido.
No sabemos si Cuauhtémoc dijo
lo que se le atribuye en el momento del tormento; pero lo que
se le atribuye, en cualquiera de
las dos versiones que la historia
de bronce ha acuñado, tienen un
sentido pleno, y el mismo. Son,
tal vez, versiones paralelas de una
misma tradición.
Me platico a mi abuelita de tetelcingo nos dice que la otra gente que se perdieron ase muchísimos
años que se perdió el mundo en unda- ción de agua. Y que dios dijo, un señor va a quedar en
la tierra para semilla, entonces es así
que vino un ángel platicar con esta persona y le dijo
ándale búscate un palo gordo que tu
entraras ay, tienes que meter todo lo que vayas
a necesitar, porque tu te vas a quedar
cuando el mundo se limpiara.
Entonces el señor empezó a meter todo
lo que el iba a necesitar y si
fue llego el momento de la lluvia y
empezó a llover, a llover tardo mucho tiempo hasta que toda la
gente fue undida y esas personas se volvieron peces y le dijeron al señor tu vas a sentir
cuando sientas el palo del árbol
anda arriba es que quiere
decir que todavía no esta seca y
cuando sientas el palo ya se
asentó en el suelo entonces tu te
abrirás y es así como fue. Nada
más que este señor la regó porque
el tenia mucho gusto de que al
abrirse o salirse del palo el no podía observar
nada porque todo era brilloso
pero poco apoco fue viendo lo que le rodeaba
alrededor del y entonces el tenia
mucha hambre. Empezó a tomar muchos peces a
cocinarlos porque el tenia hambre entonces empezó a quemar leña y empezó asarlos los peces para comerlos como pescados. Y de
pronto aparece un ángel y le dice oye tu por que estas humiando dice el señor que se encuentra en
cielo dice que los estas humiando que apagues todo ahora vas a tener un castigo por aprovecharte
de los peces, que ahora en adelante tendrás que sufrir para comer, tendrás que trabajar mucho
para sostenerte en la vida.
Versión en Moussiehuale
Trascrito por Adriana Saldaña Ramirez
Ketua no kokosin nun Chante tetelncingo, ketua
kuo upoleke nu yneka tiempo ketua upokeka ka nu asintle, sa se
tlakasintle unoka panin tlaktepatle; ketua nun tlakatl umake te
sente kuauetl tomaua, umpa
umake utlakalake noche tlenun
kekuas. Ukele sente angel ketua
nu to dios nun paka tlakpak tkujuo te mokauas punin mundo.
Para neseske useke gentes de
tejua, chekalake tlenun tekuas
porque nuasinte nekaues para nun
nanakes, ke leia nun angel she
kalake tlenun tekuas,kelia chimochekua yekuale ye peuas ki-
yves. Uan melava upekiyaue ueleke nun tlaka sintle ukula Tejnunkuavele tomauak kilia samimatekmates kua un asintle ayekmo payes kua ye navatka, nun kuaetl temus tlalpa uan tejuo to mo tlapues, uo nun tlakatl umotlapo, ukimeta uleke nun
kikimistle. Uyejuo upe ki majase ipan tlakuas porque ueleke apesmiki upe kinkua nun kikimiste
umpa utemok sente tototl uan kilia tlalcatl tleka
ueleke te tlapoposa nun to dios veleke ipan tlapopoka. Kelia que amo te tlachia amo te teketa
ini mundo o mo patlaka kelia non tlakatl nun tototl, ye ualen tekuas mo tenaninmimiste ketua non
totolt ano uan nuutlacatl kua umo tlapo kua ukis
tek nun kuatl ueleke ismikek auele tlatlachia inun
te chilia un kakatsi aska kanu tletl te poleueske
paskea ni ka Tecate panin mundo te ketaske tletl.
DOMINGO 22 DE JULIO DE 2001
II
Aihuitl o hierba del agua. Hierba del ángel
El género Eupatorium al que pertenece esta planta incluye aproximadamente 600 especies de orígen americano, distribuidas especialmente en regiones tropicales
y subtropicales y algunas de zonas templadas, como es el caso
de las plantas reportadas para el
estado de Morelos.
En fuentes históricas del siglo
XVI reportan y describen el uso
medicinal de diferentes especies
de México que pertenecen al género Eupatorium.
En Morelos se han identificado
como “axihuitl” a cuatro especies del género Eupatorium
como: Eupatorium aschenbornianum Schauel., (E. bustamante
DC) E. macrophyllum L. Actualizado taxonómicamente como
Hebeclinium macrophyllum
(L.)DC. E. petiolare Mociño ex
DC también conocida como
“hierba del ángel”.
El ejemplar al que hacemos
referencia fue colectado en el
estado de Morelos y forma
parte de la Colección Nacional de Plantas Medicinales del
Jardín Etnobotánico del Centro INAH Morelos.
Algunas de sus características
para reconocerla en el campo,
es una planta siempre verde,
perenne, de aspecto arbustivo,
sus hojas grandes que se distribuyen en forma opuesta, su
borde es aserrado; sus tallos
son cuadrangulares y huecos,
de color verde con manchas de
color rojizo obscuro, con flores pequeñas y agrupadas, de
color blanco. Prefiere lugares
soleados y clima templado.
En base a las entrevistas
con curanderos, parteras, comerciantes y amas de casa y
Por: Biol. Margarita Avilés y Biol. Macrina Fuentes
Foto: Macrina Fuentes
Eupator um sp. familia: Asteraceae/Compositae
en las referencias bibliográficas
a nivel regional, las especies conocidas como “Axihuitl” en el
estado de Morelos se reportan
para problemas de piel, del sistema músculo-esquelético, digestivo y ginecológicos.
Con las hojas frescas se prepara una bebida curativa llamada
“paglaposon” que está elaborada
a base de numerosas plantas y
una de ellas es el axihuitl. Tam-
bién se elabora alcoholatos con
la planta fresca, la dejan reposar aproximadamente 20 días,
su uso es muy común en problemas musculares.
Recientemente es una de las especies a la que se le da atención
en investigaciones científicas en
los aspectos farmacológicos y fitoquímicos, lo cual es de suma
importancia para valorar la efectividad de su uso tradicional.
Nuestro Patrimonio
desconocido
Por Teresita Loera y Anaite Monterforte
Siguiendo por nuestro recorrido por el poblado de Atlatlahuacan, en una de las pocas capillas abiertas de Morelos
y denominada de los Reyes, se encuentra el retablo mayor
del mismo nombre; el material con que está constituido es
de madera y es un colateral dorado para esculturas, compuesto por dos cuerpos y tres calles con pilastras estípites
adosadas al tablero, por lo cual se define de estilo barroco
estípite.
No hay ninguna imagen original ya que, según la comunidad, se encuentran guardadas por seguridad; el cromo
central es reciente y representa una Virgen de Guadalupe.
La predela tiene al centro un sagrario sin puerta que carga
al nicho central. Esta obra se distingue por ser muy plana;
solo sobresalen las peanas y los roleos.
Retablo de los Santos Reyes
Se encuentra en muy mal estado de conservación, ya que
el edificio acumula mucha humedad provocando desajustes y grietas en la madera.
DOMINGO 22 DE JULIO DE 2001
III
La conversión de los indios de la Nueva España
◆ Arqueóloga Laura Ledesma ◆
Segunda y última parte. Con esta propuesta y sus dos vertientes, los franciscanos fundaron los conventos de México, Texcoco, Tlaxcala y Huejotzingo,
su quinta fundación fue en el otrora señorío de Cuauhnáhuac, la que dedicaron al venerable San Francisco. Además del templo y el claustro, cada uno
de estos establecimientos contaba con
escuela para los niños nobles indígenas, capilla abierta o del patio, atrio,
huerta y quizá hospital, espacios en los
que se desarrollaban todas las actividades relacionadas con la misión y la
incorporación de la población a un nuevo orden social, el occidental.
El Proyecto Misional Dominico
Los dominicos, encabezados por fray
Tomás Ortiz, encontraron alojamiento
en el convento de los franciscanos, en
donde permanecieron por un lapso de
tres meses, hasta que una familia de
apellido Guerrero les donó una casa
que adaptaron para capilla, y que más
tarde pasó a ser la Inquisición4.
Respecto a las actividades misioneras
de fray Tomás no se tiene gran conocimiento, al parecer su personalidad un
tanto conflictiva generó diferencias entre el capitán Hernán Cortés y el licenciado Ponce de León, quien más tarde
murió en condiciones poco claras, que
se atribuían al extremeño. Este hecho
afectó a la Orden, que parecía estar inmiscuida en problemas de tipo político,
avergonzándola entre la población peninsular y aún entre la indígena.
Por otro lado el dominico y cuatro
frailes más se vieron seriamente afectados por la “modorra”, motivo por el
que regresaron a España a fin de recuperar la salud. De tal suerte de los doce
dominicos que se esperaban en Nueva
España, quedaron tres, fray Gonzalo
Lucero, fray Vicente de las Casas y fray
Domingo de Betanzos, quien asumió el
cargo de vicario general.
Fray Domingo de Betanzos se distinguió por llevar a la práctica la estricta
observancia e implantarla en la vicaría,
no aceptando rentas, ni propiedades,
ni especie alguna para su sustento, su
ideal era claro, establecer una provincia “monacal” en territorio de misión,
en la que la observancia y la piedad
claustral fueran el objetivo fundamental para la santificación personal, pero
el dinamismo de la vocación apostólica estaba ausente5. Sus cualidades le
granjearían la simpatía y afecto de grandes personalidades eclesiásticas y civiles, como la del obispo fray Juan de
Zumárraga, y más tarde del virrey Antonio de Mendoza. Sin embargo, debido a que el padre Betanzos no concebía la posibilidad de un clero indígena, ni aún criollo, estos dominicos se
dedicaron a llevar una verdadera vida.
Esta vida religiosa de los predicadores
duró tan solo dos años, pues en agosto
de 1528 llegó a México fray Vicente de
Santa María, también con título de Vicario General, lo que creó una situación
molesta para Betanzos, por lo que tuvo
que salir con rumbo a Guatemala.
Fray Vicente de Santa María consideraba que los religiosos deberían de
vivir entre los indios en pequeñas casas o conventos, aunque fuera perjudicial para la solemnidad, pero sería
benéfico para la evangelización6. De
hecho, esa era la justificación de la presencia, no sólo de los dominicos, sino
de los europeos en las tierras nuevas.
En un intento de reorientar a la Orden, fray Vicente de Santa María
puso en marcha su proyecto expansionista. Envió algunos religiosos al
pueblo de Oaxtepec, para que fundaran casa –la primera entre indígenas-, y al
mismo tiempo aprendieran la lengua
náhuatl y
doctrinaran a
los indios.
Seguirían las
fundaciones
de las casas
de ChalcoChimalhuacán y Coyoacán. Así
como las casas iban aumentando,
también se
incrementaba
el número de
frailes, ya en
el año de
1531 la vicaria contaba con cincuenta frailes7.
Finalmente los dominicos optaron,
para la conversión de los indígenas,
el procedimiento que iba de acuerdo
con el juicio que fray Vicente de Santa María había planteado, establecer
casas en los pueblos de indios; las que
deberían ser atendidas por sus propios ministros.
El Proyecto Misional Agustino
Un poco antes de que los primeros
siete agustinos pasaran a las Indias, el
provincial de Castilla puso algunas
objeciones, por considerar que la catequización y el bautismo de los indios y el andar de un pueblo en otro,
perjudicarían la observancia de las
reglas monásticas; pese a esos temores, los misioneros pasaron a la Nueva España.
Lo primero que los frailes hicieron
fue instalarse con los dominicos, pues
traían orden expresa del rey de no fundar en la capital novohispana, ya que
tres conventos resultarían demasiada
carga para los vecinos; después iniciaron los trámites para que la Audiencia les procurara un territorio para
misionar, dado que el proceso de expansión de las otras dos ordenes ocupaba, sino todo, sí gran parte de él.
Mientras tanto se dedicaron aprender la lengua mexicana y conocer las
doctrinas que circulaban para la administración de los sacramentos; la
primera tarea, aprender el nahuatl, por
estar reconocida como lengua franca;
familiarizarse con las doctrinas, porque eran las herramientas básicas de
los prelados.
Meses más tarde los agustinos lograron que los gobernantes de la Segunda
Audiencia aceptaran la fundación de
conventos en Ocuituco, y en el marquesado, así como en la región de Tlapa y Chilapa, ya en Guerrero. En su
camino hacia esos lugares, en la tierra
caliente, los agustinos se dedicaron más
a la cura pastoral que a la evangelización, ya que en muchos de sus pueblos
franciscanos y
dominicos habían iniciado la
misión y fundación de conventos, por lo
que los indígenas tenían alguna noticia de la
nueva religión.
No sin grandes trabajos,
dos frailes,
Agustín de Coruña y Jerónimo
de San Esteban,
llegaron a Tlapa
y Chilapa. La
dispersión y la
enconada resistencia de los
indígenas retrasaron el trabajo
de los misioneros, pero poco a poco fueron venciéndola, hasta que lograron cierto auditorio; pese a que los caciques no se presentaron, tampoco se opusieron a que
el resto de la población se acercara a los
padres. A partir de entonces, los frailes
cayeron en la cuenta que primero deberían poner a las poblaciones en orden y
concierto, es decir, congregarlas para dar
paso a su objetivo, la conversión de los
indios.8
La formula que los agustinos adoptaron para dar a conocer el discurso cristiano a los indígenas fue la de la enseñanza masiva de los sacramentos y del
rito cristiano; de entre la población sólo
un grupo selecto aprendería la doctrina
y los ejercicios de la iglesia, a fin de que
la colaboraran con los frailes en la instrucción de sus correligionarios.9 Ya establecidos formalmente, los religiosos
también crearían escuelas para indíge-
nas, pero de artes y oficios, como el caso
de Tiripetío, Michoacán, o escuelas de
estudios superiores como el de San Pablo de México, o el de San Agustín Yuririapúndaro, Guanajuato, donde se instruiría a religiosos en teología. Este método agustino tomaba algunos principios
tanto de los franciscanos como de los
dominicos. De los primeros la instrucción masiva y la administración de los
sacramentos; de los predicadores la
erección de colegios, a manera de seminarios, donde se prepararían los intelectuales de la religión, más que nada para
la instrucción en las aulas.
Mediante fundaciones conventuales
concertadas, cada orden mendicante
trazó los límites de las regiones que
administrarían en lo sucesivo, no sólo
en el plano religioso, también en el económico, el político y el social, pues la
manera en que esas edificaciones se
distribuyeron en el territorio es indicio
de las actividades que los frailes desarrollaron y cómo tuvieron que organizar a la población, en la introducción
de nuevos cultivos, en la creación de
establecimientos hacendarios, y en la
conformación de patrones de asentamientos y trazas urbanísticas diversos.
1
El término ha sido tomado de el historiador Edmundo O´Gorman, Destierro de sombras, México, UNAM, 1977.
2
Robert Ricard. La conquista espiritual
de México., México, FCE, 1986, PP. 82-83.
3
Cfr. Sonia Corcuera de Mancera, El fraile, el indio y el pulque. Evangelización y
embriaguez en la Nueva España. México,
FCE, 1992.
4
Agustín Dávila Padilla. Historia de la
fundación y discurso de la Provincia de
Santiago de México de la Orden de Predicadores por las vidas de sus varones insignes y cosas notables de Nueva España.
México, Ed. La Academia Literaria, 1955,
cap. Introductorio.
5
Daniel Ulloa. Los predicadores divididos. Los dominicos en Nueva España, siglo XVI. México, El Colegio de México,
1977, p. 101.
6
Ibidem. pp108-109.
7
Antonio de Remesal O.P. Historia general de las Indias Occidentales y particularmente de la Gobernación de Chiapas y
Guatemala. México, Biblioteca Porrúa,
1987. (vols), lib II, cap. I, nº6.
8
Juan de Grijalva. Crónica de la orden
de N.P.S. Agustín en las provincias de la
Nueva España. México, Ed. Porrúa, 1985,
Biblioteca Porrúa n. 85, pp. 35-36
9
Ibidem, p. 44
Consejo Editorial: Teresita Loera Cabeza de Vaca, Lorenza del Río de Icaza, Ricardo
Melgar, Lizandra Patricia Salazar, Barbara Konieczna
Coordinación: Patricia Suárez Ortega
Formación: Sandra S. Acevedo Martínez
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