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PROGRAMAS ABA EN RETRASO DE DESARROLLO
El impacto de la metodología del análisis funcional en el tratamiento optativo para la auto-lesión y la
conducta agresiva.
Prohibida su reproducción total o parcial.
Autores: Lillian Pelios, Jaqueline Morren, David Tesch, and Saul Axelrod.
Traducción al español: Claudio M. Trivisonno, MD, y María Victoria Caon, MD. Publicado con
autorización de los autores.
El impacto de la metodología del análisis funcional en el
tratamiento optativo para la auto-lesión y la conducta
agresiva.
Resumen
La conducta auto-lesiva (CAL) y la agresión han sido la preocupación de los investigadores por el serio
impacto que las mismas conllevan para la vida de los individuos. A pesar de la plétora de investigaciones en
el tratamiento de CAL y conducta agresiva, los resultados informados han sido incoherentes respecto a la
efectividad de los procedimientos basados en reforzamiento vs. aquellos que se basan en castigo. Llevamos a
cabo una revisión de la literatura para determinar si puede ser detectada una tendencia en la selección de
investigadores del procedimiento basado en reforzamiento contra procedimiento de castigo, particularmente
desde la introducción del Análisis Funcional de la Conducta. Los datos son consistentes con predicciones
hechas con anterioridad respecto al impacto potencial de la metodología del Análisis Funcional.
Específicamente, los resultados indican que, una vez identificadas las variables que mantienen la conducta
problemática, los experimentadores tienden a elegir procedimientos basados en reforzamiento en lugar de los
procedimientos basados en castigo como tratamiento para la CAL y la conducta agresiva. Los resultados
indicaron un progresivo interés en los estudios del tratamiento de CAL y conducta agresiva, particularmente
desde 1988.
Las conductas auto-lesivas y agresivas han sido identificadas como problemáticas tanto, para los individuos
que comprometen así como para la sociedad en general. La conducta auto-lesiva (CAL) es un desorden serio
y crónico que a menudo termina en importantes riesgos físicos, sociales, y educacionales (EE.UU. Institutos
Nacionales de Salud, 1989). De manera similar, la conducta agresiva puede causar problemas serios tanto
para niños como para adultos, colocados a menudo en las instituciones, marginados así de la sociedad
(Patterson, 1982; Robins, 1966).
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Los tratamientos más eficaces para la CAL y la conducta agresiva se han basado en principios del
Condicionamiento Operante (Favell et al., 1982; Johnson & Baumeister, 1978). Estos tratamientos han sido
típicamente los procedimientos basados en reforzamiento y procedimientos basados en castigo o una
combinación de ambos: refuerzo y castigo1. Investigaciones indican, sin embargo, que procedimientos
1
-Agradecemos Brian Iwata, Lee Kern, y los cinco críticos JABA por sus útiles comentarios. La
correspondencia con respecto a este artículo debe ser enviado a Saúl Axelrod, Temple University, CITE el
Departamento 003-00, 13th Street y Montgomery Ave., Filadelfia, Pennsylvania 19122.
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basados en reforzamiento, como el refuerzo diferencial, de otra conducta o de conducta alternativa (DRO,
DRA), no son a menudo eficaces para eliminar la conducta problemática como los procedimientos basados
en el castigo (EE.UU. los Institutos Nacionales de La salud, 1989).
Los procedimientos basados en el castigo, como la sobrecorrección, tiempo-fuera, y coste de respuesta, no
sólo se han encontrado eficaces para reducir la conducta problemática sino también para eliminarla. (Iwata,
Dorsey, Slifer, Bauman, y Richman, 1982/1994; White, Nielsen, & Johnson, 1972). Se ha sugerido que la
mayor efectividad del castigo, se debe a su habilidad para superar cualquier fuente del refuerzo que está
manteniendo a la conducta problemática, a diferencia de alterar el actual refuerzo contingente (que es la
premisa de los procedimientos basados en refuerzos) -Azrin y Holz, 1966-.
Durante las últimas décadas, las iniciativas legales y consideraciones éticas han restringido el uso de
procedimientos de castigo en el tratamiento de personas con problemas de conducta serios (Repp & Singh,
1990; Underwood, Figueroa, Thyer, & Nzeocha, 1989). Asimismo, analistas de conducta que han utilizado
eficazmente los procedimientos basados en castigo, han defendido que el uso de tales intervenciones deben
ser vistas como opciones temporarias hasta que procedimientos más eficaces puedan ser creados (Axelrod,
1987).
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Varios investigadores han sugerido que una manera de hacer a los procedimientos basados en reforzamiento
más eficaces, es identificar primero eventos en el ambiente que mantienen la conducta problemática y
alterarlos directamente (Carr, 1977; Iwata et al., 1982/1994; Johnson & Baumeister, 1978). Identificando las
variables que mantienen la conducta problemática se guiará al experimentador al uso funcional del refuerzo
para la conducta alternativa deseable, mientras CAL o la agresión se extingue (Vollmer, Iwata, Zarcone,
Smith, & Mazaleski, 1993). La investigación indica que, cuando las características funcionales del
tratamiento se emparejan a aquéllas de la conducta, los procedimientos basados en reforzamiento pueden ser
muy eficaces, reduciendo de este modo, la necesidad de los procedimientos basados en castigo (Neef &
Iwata, 1994).
Se han considerado las variables ambientales como factores contribuyentes al fortalecimiento de CAL ya en
1969 por Lovaas y Simmons, y más recientemente para la conducta agresiva por Carr, Newsom, y Binkoff
(1980). Lovaas y Simmons analizaron los efectos de CAL en tres niños psicópatas y con retraso muy
elevado, manipulando la atención otorgada por el personal. Demostraron que la proporción de CAL cayó
gradualmente por encima de los ensayos sucesivos. Los autores también demostraron que la CAL aumentó
como resultado de la atención contingente a esa conducta. Carr ha demostrado que la conducta agresiva
severa de dos niños retardados es intensificada ante demandas hacia los niños, pero ha ocurrido raramente
durante las situaciones de no-demanda, sugiriendo que la agresión funcionó como una respuesta de escape.
También demostraron que la agresión mantenida por la contingencia de escape podría ser controlada por (a)
el uso de refuerzos preferidos, para reducir la aversión de situaciones de demanda, (b) fortaleciendo una
respuesta alternativa de no agresividad, o (c) utilizando un procedimiento de escape-extinción. Finalmente,
en 1982, Iwata et al. (1982/1994) elaboró el primer modelo comprensivo y estandarizado para el Análisis
Funcional de la Conducta. Documentos teóricos previos como el de Carr (1977), y métodos de investigación
como los propuestos por Bijou, Peterson, y Ault (1968) y por Thomas, Becker, y Armstrong (1968)
culminaron en el Iwata et al. (Maza, 1994) qué describió una metodología operante para evaluar las
relaciones funcionales entre CAL y eventos medioambientales específicos. Observaron la CAL de nueve
individuos con retraso del desarrollo durante períodos de breves exposiciones repetidas a una serie de
condiciones análogas. Las condiciones difirieron a lo largo de las siguientes dimensiones: (a) presencia o
ausencia de juegos materiales, (b) altas vs. bajas demandas experimentadas, y (c) atención ausente vs. no
contingente vs. contingente. Los resultados han mostrado que los niveles superiores de CAL para 6 de los 9
participantes fueron una función de las distintas características del medio social o físico. El estudio Iwata et
al. ha cambiado no sólo la naturaleza de la intervención conductual sino también ha estimulado una gran
cantidad de investigación (Neef, 1994). Su metodología, originalmente aplicada a la conducta auto-lesiva, se
utilizó rápidamente para analizar las interacciones ambiente-conducta que mantienen las conductas
problemáticas como la agresión. Por ejemplo, Lalli, Casey, y Kates (1997) han llevado a cabo un análisis
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funcional que demostró que la conducta problemática de 3 niños con retraso de desarrollo era mantenida por
refuerzo positivo tangible. En otro estudio, Derby, Fisher, y Piazza (1996) analizaron los efectos de la
respuesta contingente e independiente de atención en la CAL. Conjeturaron que la CAL era mantenida por
atención contingente, basándose en los resultados de un análisis funcional de CAL. Alternaron, atención
tanto contingente como no contingente. Los resultados verificaron la hipótesis inicial y se sugirió que la
respuesta independiente a la atención era un tratamiento potencialmente eficaz.
Este estudio examinó si el uso del análisis funcional como un procedimiento de valoración de tratamiento ha
sido acompañado por un incremento en la utilización de procedimientos basados en refuerzo, como se ha
predicho, y una reducción simultánea en la utilización de procedimientos basados en castigo, particularmente
desde la introducción de análisis funcional dirigido a la valoración conductual.
Método
Selección de revistas
Una revisión de las siguientes revistas que se dirigieron a ello: Analysis and Intervention in Developmental
Disabilities, 1981–1985 (que luego ha sido Research in Developmental Disabilities de 1986–1997); Behavior
Modification, 1978–1997; Journal of Applied Behavior Analysis (JABA), 1968–1997; Journal of Autism and
Childhood Schizophrenia, 1971–1978 (luego Journal of Autism and Developmental Disorders de 1978–
1997); and Mental Retardation, 1968–1997. Estas revistas han sido seleccionadas porque publican un gran
cuerpo de investigación en el tratamiento de la conducta auto-lesiva y agresiva.
Procedimiento
Repasamos las secciones de resúmenes y temas sujetos en todos los artículos de las cinco revistas
examinadas. Si estas dos secciones declararan que las conductas designadas incluyeron CAL, agresión, o
ambas, identificamos qué tratamientos fueron utilizados y si fue llevado a cabo un análisis funcional. Si no
fuese claro qué sujeto exhibió qué conducta designada, el artículo es excluido del estudio. Esto sólo ha
ocurrido dos veces en estudios utilizando grupo de diseño con un gran número de sujetos. En Mental
Retardation, leímos cada artículo hasta poder localizar la información necesaria para tomar una decisión,
porque el formato de esta revista no incluye una sección aparte de temas. La población designada consistió
en individuos con retraso de desarrollo (incluyendo retraso mental, autismo, y problemas de conducta
comúnmente combinado con uno de los diagnósticos anteriores). Los sujetos predominantemente tendieron a
diagnosticarse con retraso mental o autismo. Una minoría de sujetos se describió con conductas
problemáticas serias sin diagnóstico adicional.
Conductas designadas
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CAL ha sido definida como cualquier conducta emitida por el sujeto que puede producir o tiene el potencial
inmediato de producir daño físico. Todos los estudios que investigan conductas identificadas como CAL
fueron incluidos. Una conducta como contacto “mano-boca” se puede haber registrado como CAL en un
estudio y no en otro. Cuando los autores indicaban que la intensidad y la duración eran tales que agrietaban
los labios, se anotaba; la mano con hematomas, o lesiones de la piel, también reunían el criterio para CAL. Si
los autores no indicaban que la conducta ocurrida causaba lesiones de la piel o que tenía el potencial de
producir lesiones de la piel, tal conducta no reunía el criterio para CAL. La conducta como el vómito
forzado, o Pica no se clasifican como CAL. Si el sujeto que exhibió cualquiera de estas conductas también
exhibió CAL, el sujeto era incluido bajo ambas clasificaciones.
La conducta agresiva fue definida como cualquier conducta que producía lesión hacia otros o a la propiedad
(con el propósito de este estudio, la destrucción de la propiedad era incluida bajo agresión). Conductas como
dar patadas a otros, pellizcos, golpes, peleas, tiradas de pelo, y daños a la propiedad, fueron consideradas
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casos de conducta agresiva. Conductas como abuso verbal o conductas disruptivas que no producen ninguna
destrucción de propiedad no eran incluidas.
Definición del Análisis funcional
Los estudios se clasifican como utilizando análisis funcional si llevan a cabo una manipulación experimental
de situaciones antecedentes o consecuentes que se consideren variables o de mantenimiento de la conducta
problemática.
Criterio de inclusión para los Artículos
Se revisaron los estudios para evaluar si los experimentados habían realizado una manipulación de posibles
variables de mantenimiento o situaciones antecedentes. Los estudios que dirigen las manipulaciones
experimentales, similar al estudio Iwata et. al (1982/1994), y los estudios con, al menos dos condiciones de
comparación, como los descriptos por Derby et. al (1992), se registran bajo la clasificación de
procedimientos basados en reforzamiento o castigo con un análisis funcional. Estudios que utilizan
procedimientos de valoración como entrevistas, observaciones informales, escalas cuestionarios o
inventarios, además de estudios que no llevaron a cabo una manipulación experimental durante la valoración,
se registraron bajo la clasificación de procedimientos basados en reforzamiento o castigo sin análisis
funcional. Los estudios que realizaron una valoración de la conducta problemática pero no incluyeron una
condición del tratamiento, se excluyeron.
Clasificación de tratamientos
Los estudios que utilizan un paquete de tratamiento incluyendo RDO, y RDI, e incluyendo bloqueo de la
respuesta o extinción, se registraron como tratamientos basados en refuerzos. También se ha incluido en la
categoría ‘basados en refuerzos’, estudios que utilizan el reforzamiento no contingente y el refuerzo
negativo. Los estudios que utilizan intervenciones antecedentes, como instigación física, extinción/escape y
desvanecimiento; cuando son utilizados con procedimientos de reforzamiento, con refuerzo no contingentes,
se registran como procedimientos basados en refuerzo. Los estudios que utilizan un paquete de tratamiento
incluyendo el coste de respuesta, tiempo fuera, sobrecorrección, castigo, o restricción contingente, cada uno
por separado o en combinación con procedimientos basados en reforzamiento se registra como tratamientos
basados en castigo.
Las siguientes son clasificaciones de tratamiento: CAL tratado por procedimientos basados en refuerzos con
o sin análisis funcional; CAL tratado por procedimientos basados en castigo con o sin análisis funcional;
agresión tratada por procedimientos basados en refuerzo con o sin análisis funcional; agresión tratada por
procedimientos basados en castigo con o sin análisis funcional.
Las clasificaciones son mutuamente excluyentes. Si un estudio utilizó únicamente los procedimientos
basados en castigo o ambos, refuerzo y castigo, es registrado como procedimiento basado en castigo. El
número de sujetos que reciben cada tratamiento también es registrado. La cantidad de sujetos para el estudio
se registran para que la fiabilidad del tratamiento pudiera estimarse. Por ejemplo, si el mismo sujeto fuera
tratado por agresión y CAL, se contaría dos veces.
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Fiabilidad
El acuerdo interobservador se evaluó en los artículos de todas las revistas por uno de los autores que no había
examinado al comienzo la misma. Cada autor emitió su valoración del acuerdo interobservador
independientemente. Al registrar el acuerdo, ambos autores, tenían que clasificar un artículo como
perteneciente a la misma categoría de tratamiento o como no perteneciente a cualquiera de las
clasificaciones. El acuerdo interobservador era calculado en porcentaje, dividiendo los acuerdos por los
acuerdos más los desacuerdos y multiplicando por 100%. Cuando un desacuerdo es puntuado, el estudio es
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reexaminado para realizar una clasificación apropiada. Fue computada una media de 95.2%, con un rango de
94% a 98%.
Resultados
Como se muestra en la Figura 1, una comparación de procedimientos basados en reforzamiento y basados en
castigo para la CAL y la conducta agresiva incluyendo todos los artículos (con y sin análisis funcional)
muestra una tendencia ascendente a la hora de escoger procedimientos basados en refuerzo para ambas
conductas designadas, considerando que la opción de procedimientos basados en castigo permanecía
relativamente estable. Así, un incremento en la utilización de procedimientos basados en reforzamiento es
notable a través de los años, comenzando a fines de1980. Para tener referencia, la fecha de publicación del
estudio Iwata et al. (1982/1994) se representa en el gráfico.
Una comparación de procedimientos basados en reforzamiento y castigo para la CAL y la conducta agresiva
(vea Figura 2), incluyendo todos los artículos sin análisis funcional en ambas conductas designadas, no
muestra ninguna tendencia clara en la utilización de tratamiento diferencial aproximado a través de los años.
Es decir, cuando el análisis funcional no fue realizado, el tratamiento optativo para la CAL o la conducta
agresiva, no difiere de las líneas de procedimientos basados en refuerzo o castigo.
Una comparación de procedimientos basados en refuerzo y castigo para CAL y conducta agresiva (vea
Figura 3), incluyendo todos los artículos con análisis funcional, muestra una tendencia ascendente distinta
para los procedimientos basados en refuerzos en ambas conductas designadas. Específicamente, una
tendencia ascendente para CAL es vista desde 1988; una tendencia similar para la agresión es vista desde
1990. Los procedimientos basados en castigo permanecen en proporciones considerablemente más bajas que
los procedimientos basados en refuerzo. Así, cuando el análisis funcional es realizado, los experimentadores
tienden a elegir tratamientos con procedimientos basados en refuerzo.
Discusión
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Los resultados de nuestro análisis de datos retrospectivo sugieren dos conclusiones. Primero, hay evidencia
clara de un aumento en el interés por el tratamiento de CAL y conducta agresiva a través de los años (vea
Figura 1). Este incremento en el interés, puede ser resultado directo del desarrollo de una tecnología cada vez
más efectiva para el tratamiento de conductas problemáticas serias. Segundo, parece que el uso del análisis
funcional aumenta la probabilidad de que los experimentadores elijan los tratamientos basados en refuerzo
para CAL y agresión, en oposición a tratamientos basados en castigo o tratamientos basados en refuerzo con
un componente de castigo (vea las figuras 2 y 3). Sin embargo, esta declaración se ha hecho con cierta
cautela, ya que no posible identificar los determinantes que eligió el practicante para basar nuestro examen.
Además, es posible que la tendencia mencionada refleje la influencia de otras variables (por ejemplo,
prácticas editoriales) que pueden haber actuado algo independiente a la disponibilidad de la metodología del
análisis funcional.
Una comparación de todos los estudios (vea Figura 1) utilizando procedimiento basado en reforzamiento y
basados en castigo para CAL y conducta agresiva, con o sin análisis funcional, demuestra claramente que, en
total, procedimientos basados en refuerzo son seleccionados más a menudo que los procedimientos basados
en castigo, a comienzos de 1988 para CAL y de 1991 para la agresión. Además, una comparación de los
procedimientos basados en refuerzo y castigo sin análisis funcional (vea la Figura 2) para auto-lesiones y
conductas agresivas claramente muestra que el tratamiento valorativo tiende a ser indiscriminado. En otras
palabras, cuando el análisis funcional no se ha realizado, la probabilidad de que un experimentador escoja un
procedimiento con un componente de castigo es más o menos equitativa a la probabilidad de escoger un
procedimiento basado en refuerzo. Sin embargo, una comparación, de procedimientos basados en refuerzo y
procedimientos basados en castigo para la CAL y la conducta agresiva cuando se llevaba a cabo análisis
funcional (vea la Figura 3) muestra claramente que el tratamiento tiende a ser altamente diferenciado a favor
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del procedimiento basado en refuerzo. En otras palabras, identificando las variables que mantienen la
conducta problemática, aumenta la probabilidad de que el tratamiento se base en la manipulación de
contingencias. Así, los resultados de este estudio verifican las predicciones hechas con anterioridad respecto
al impacto de llevar a cabo un análisis funcional en el tratamiento optativo para la CAL y la conducta
agresiva. Específicamente, se ha encontrado, que las expectativas de que la identificación de las variables de
mantenimiento para la conducta problemática, permitirían el diseño de tratamientos opcionales basados en
reforzamiento que dirigirían efectivamente las conductas problemáticas sin necesidad de procedimientos
basados en castigo. (Axelrod, 1987; Neef & Iwata, 1994). Aunque los datos de este estudio no indican que el
número absoluto de artículos publicados que utilizó procedimientos basados en castigo está disminuyendo,
resulta claro que la proporción de estos artículos ha declinado sustancialmente.
A pesar de los argumentos a favor de los procedimientos basados en refuerzos, hay investigaciones que
sugieren que la fuente del refuerzo para la conducta problemática puede ser incierta, o puede ser producto de
una respuesta automática. Cuando un problema de conducta no se mantiene por refuerzo social, puede
resultar difícil tratar con procedimientos basados en reforzamiento por sí solos (Iwata et al., 1994). Además,
algunos investigadores han sostenido que, en algunos casos es necesario suprimir la conducta problemática a
través del castigo antes del refuerzo de conductas alternativas funcionales. Fisher et al.(1993) encontró que el
entrenamiento de comunicación funcional (ECF) era muy efectivo en reducir conductas problemáticas serias
y produciendo resultados generalizados y duraderos, efectuados cuando son combinados con el castigo en
lugar de utilizarlo exclusivamente o en combinación con la extinción. Hagopian, Fisher, Sullivan, Acquisto,
y LeBlanc (1998) recientemente reprodujeron estos resultados con una muestra grande de personas con
retraso mental (N=21). Encontraron que parte de las conductas problemáticas eran superiores durante el ECF
con extinción, que durante el ECF con castigo. Estos resultados indican que los procedimientos basados en
castigo, en algunos casos, pueden ser la manera más efectiva de tratar los problemas de conducta serios.
Las perspectivas adicionales para la explicación del desarrollo y el despliegue de la metodología del análisis
funcional, aparecen cuando uno examina el contexto de la evolución de la comunidad científica del análisis
de conducta aplicado durante tres décadas (1970s al 1990s). La modificación de conducta fue un
acercamiento temprano que puso énfasis en lo potente que son el refuerzo y el castigo contingentes, que
pueden cambiar la conducta sin tener en cuenta sus causas. El Análisis Conductual Aplicado fue un
acercamiento que enfatizó el análisis de las relaciones funcionales entre la conducta y sus causas (Mace,
1994). Entre finales de1970 y comienzos de 1980, una serie de documentos defendieron una investigación
más analítica (Birnbrauer, 1979; Michael, 1980; Pierce & Epling, 1980; Ribes, 1977). Estos autores
expresaron la preocupación de que la investigación del análisis conductual aplicado permite que los
principios sean reemplazados por los procedimientos y métodos. Birnbrauer caracterizó esta tendencia como
'' empirismo desnudo que lleva al consumidor no saber qué hacer para decidir cómo y cuándo utilizar el
procedimiento '' (pág. 18).
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Similarmente, Ribes (1977) defendió que ''sin un marco teórico y sin llevar a cabo una investigación básica
requerida en la conducta humana y social, la tecnología aplicada, se volverá un ciego pragmatismo sin metas
a largo plazo '' (pág. 421). Michael (1980) ha señalado que, en el proceso de desarrollar procedimientos de
tratamiento exitosos, (es decir, paquetes de tratamiento) las variables independientes se han vuelto cada vez
más complejas, disimulando de este modo, qué aspecto de la variable independiente estaba afectando el
resultado.
El análisis funcional ha proporcionado una metodología de valoración que apunta a éstos problemas. La
metodología del análisis funcional reduce la necesidad de dependencia en las tecnologías predefinidas que
han sido características, a la vez, de la modificación de conducta. Dirigiendo una manipulación sistemática
de las variables medioambientales, el pre- tratamiento mediante análisis funcional puede a menudo, precisar
las causas actuales de la conducta problemática. Esto permite el diseño de un tratamiento hecho
específicamente a medida para tratar la conducta problemática deteniendo su consecuencia reforzadora,
mientras, simultáneamente se enseña una conducta funcional; lo que permitirá el acceso a ese mismo
refuerzo.
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Los analistas conductuales aplicados se siguen planteando muchos interrogantes respecto a la utilidad y
eficacia de la metodología del análisis funcional. Vollmer y Smith (1996) resumieron los desarrollos y
limitaciones de la metodología del análisis funcional en dos dimensiones: (a) El análisis funcional como un
método de valoración para la recomendación del tratamiento (la aplicación clínica) y (b) El análisis funcional
como método de investigación. Sugirieron que lo que puede ser una limitación para el análisis funcional
como una aplicación clínica (por ejemplo, restricción de tiempo) no sería una limitación para el análisis
funcional como método de investigación, y viceversa. Un ejemplo del último caso es ilustrado con una
evaluación de la extinción/escape que puede contribuir a nuestra comprensión del proceso conductual
esencial pero no puede traducirse a una intervención clínica completa. No obstante, Vollmer y Smith
concluyeron que los temas clínicos y de investigación en el análisis funcional son normalmente simbióticos.
Continuada la investigación en el análisis conductual aplicado en el área del pre-tratamiento de evaluación,
han indicado sugerencias específicas para la mejora y refinamiento de las metodologías del análisis
funcional. Parece que una útil distinción para la futura investigación, sería una que identifica dos direcciones
principales en el análisis funcional: (a) la investigación intentando ampliar o refinar las metodologías del
análisis funcional (por ejemplo, dirigiéndose al problema ‘condiciones naturalistas vs. análogas’) y (b)
investigación que apunta a analizar la tendencia respecto a la metodología del análisis funcional (por
ejemplo, dirigiéndose a la pregunta de ‘si el pre-tratamiento de análisis funcional tiende a terminar en la
selección de tipos específicos de procedimientos del tratamiento o paquetes de tratamiento’).
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Además, Sytsma y Bonem (1998) proponen varias sugerencias que pueden extenderse a métodos actuales de
investigación del análisis funcional. Sostuvieron que la evidencia empírica es necesaria para demostrar que
las intervenciones basadas en el análisis funcional son más eficaces que intervenciones arbitrariamente
derivadas. Notaron la ausencia de investigaciones sobre datos a largo plazo de los resultados y el
mantenimiento de los mismos y, y defendieron la necesidad de datos sobre la efectividad del costo del
método de análisis funcional. Tal investigación puede hacer pensar en diferentes maneras de reevaluar la
metodología del análisis funcional, y puede contribuir más al crecimiento deseable de la tecnología del
análisis conductual aplicado y facilitar la evolución de nuestra ciencia.
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Figura 1. Número total de artículos que publicaron sobre el tratamiento de la conducta autolesiva y agresiva
con procedimientos basados en refuerzo y castigo.
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Figura 3. Número de artículos que publicaron sobre tratamientos de conducta auto-lesiva y agresiva
utilizando procedimientos basados en refuerzo y castigo con análisis funcional.
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