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Instituto de Grafología Grafos – Diplomado en Grafología Científica
LA IDENTIFICACIÓN DE DOMINANTES EN LA ESCRITURA
(DESCUBRIENDO EL “BOSQUE DE PEUMOS”)
Por. Ps. Rodrigo Farías Veloso
Director Instituto de Grafología “Grafos”
Las Dominantes son los rasgos más importantes de la escritura, y muchas veces, si se
tiene poca experiencia práctica grafológica, puede ser difícil determinar cuáles son. Sobre
todo, si aparecen signos opuestos entre sí en el manuscrito que indican interpretaciones
aparentemente contradictorias.
De cualquier manera, al momento de plantearse frente a estas “contradicciones” del
análisis, hay que asumir que el ser humano es un ente contradictorio en sí, y por ello
deberemos interpretar TENDENCIAS no valores absolutos. Esto es importante desde el análisis
del manuscrito hasta la realización del informe final y las recomendaciones.
Tanto las Ciencias Sociales como las Humanas, y la Psicología por ende, se mueven en
el ámbito de las probabilidades, no de las certezas absolutas como las Ciencias Exactas.
Por ello, es esperable encontrar algunas contradicciones en el análisis de la conducta. Y
no por esta aparente inexactitud deberemos desechar nuestra prueba grafológica por poco
fiable. Es nuestro objeto de estudio en sí mismo el contradictorio y complejo. Y los resultados
de nuestra prueba también lo serán, si lo reflejan fielmente.
Sin embargo, pese a este insoslayable componente de error que contienen los datos
del análisis de la conducta humana, sí es posible encontrar regularidades y patrones en ella,
que nos ayudarán a predecirla con un razonable grado de exactitud y confiabilidad.
Así, no buscaremos mediante la medición en Psicología la manera en cómo una
persona se comporte siempre, sino que cómo lo hace la mayoría de las veces. Es decir,
buscaremos identificar un "patrón de comportamiento" que nos permita reconocer un
individuo y diferenciarlo de otros.
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La mayoría de las veces, este patrón es lo que nos bastará para predecir la probable
conducta de un individuo en un trabajo, para determinar su nivel de salud mental o la
probabilidad que tenga o no para haber cometido un delito violento.
LAS DOMINANTES ESCRITURALES
Los signos escriturales dominantes son aquellas características más notorias – a simple
vista y en una primera ojeada - de una escritura.
Estos rasgos dominantes, al igual que los rasgos físicos más llamativos de un individuo,
nos ayudarán a identificarle respecto de otros. Nunca son más de 3 ó 4 en un manuscrito. Y si
aparecen más ante nuestros ojos, pudiera ser síntoma de que nuestra capacidad de síntesis
como analistas aún no esté correctamente entrenada.
Los rasgos psicológicos son tan identificables como los rasgos físicos, aunque a
diferencia de éstos últimos, las características temperamentales no son permanentemente
visibles al ojo externo y varían con mayor frecuencia que los rasgos corporales.
Una persona puede ser identificada, por ejemplo, por su gran nariz o su elevada
estatura, y esto será así probablemente por muchos años en su vida. Pero también podemos
identificarla por su llamativa extraversión, o por su mordaz capacidad para hacer críticas
continuamente. Todos estos rasgos físicos o psicológicos le harán identificable respecto de
otros individuos.
Pero obviamente, si bien una persona siempre tendrá su nariz o su altura
características, es altamente probable y natural que no siempre sea extravertida o mordaz al
relacionarse con otros. Incluso dentro del mismo día su conducta puede fluctuar
acusadamente, y no por ello habrá dejado de ser el mismo individuo.
Por ello, en Psicología y en Grafología se interpretan patrones regulares de conducta
típica o recurrente, no rasgos absolutos ni invariables. Ese patrón característico, y
relativamente permanente en el tiempo, es lo que algunos teóricos del Psicoanálisis llaman
“Yo”. Y es la regularidad conductual que nos permitirá determinar la identidad de una persona.
Las Dominantes representan, en consecuencia, aquellos rasgos más característicos y
regulares de nuestro “Yo”. Revelando aquellos rasgos alrededor de los cuales se organiza la
personalidad, como si fueran su columna vertebral.
Estos rasgos dominantes se interpretarán en el análisis – según palabras del destacado
Grafólogo Augusto Vels - como aquellos rasgos en los que la Personalidad se apoya para
afrontar la vida y resolver los problemas.
Así, por ejemplo, una persona en cuya escritura predomine la Curva, tenderá la
mayoría de las veces a resolver sus problemas mediante la conciliación, la diplomacia y a
afrontar la socialización de una forma en general cordial y bonachona, buscando la armonía en
lugar de los conflictos. Aunque también es probable que en ocasiones no lo haga así, y eso
también es entendible. Así es el ser humano: Tendencias, no absolutos.
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DESCUBRIENDO EL “BOSQUE DE PEUMOS”
Una forma de entender la manera para reconocer las
dominantes es hacer una metáfora un elemento tomado de la
Botánica. Por cierto, recordemos que la Grafología fue creada
por el Abate Michon, un ex-botánico, y las taxonomías que él
empleaba para analizar la escritura se parecen,
“sospechosamente”, a las usadas en la Ciencia que estudia las
propiedades de los vegetales y sus procesos vitales.
Para nominar una escritura, lo haremos al igual que para nominar un bosque: Con el
nombre de su especie "dominante". Es decir, con el nombre de la especie que más abunda en
el bosque y predomina sobre las otras. Por ejemplo, si en un bosque hay 100 árboles, y 70 de
ellos son Peumos, será un "Bosque de Peumos". Aunque haya un 30% de árboles de otras
especies en él.
Asimismo, una escritura será "Curva" si en ella predominan los rasgos curvos. Y aunque
en ella haya varios casos de angulosidades, la escritura será igualmente denominada como
“Curva”.
Aunque este tipo de reducción sea artificial, recordemos que nos interesa predecir la
conducta futura más probable, y la experiencia de años de análisis nos indica que, salvo casos
muy aislados, conocer esta tendencia general es lo que nos basta.
Las preguntas por los rasgos dominantes las haremos no sólo para discriminar cuál
rasgo predomina sobre los demás en toda la escritura, sino que también en cada categoría del
grafoanálisis. Es decir, no sólo debemos ver si una escritura se caracteriza por ser “Curva,
invertida, grande y descendente”, sino que también en cada una de las dialécticas al interior
de cada parámetro: Ángulo/curva, blanco/negro, Derecha/Izquierda, Zona Superior/Inferior,
etc. En cada una de ellas nos deberemos preguntar ¿Cuál es el bosque de peumos en este
caso? O ¿Cuál es el rasgo que predomina sobre su opuesto?
En el caso de la imagen de más abajo, podemos ver que claramente uno de los signos
que más se apartan del modelo caligráfico, y que destaca llamativamente por sobre otros de la
escritura, son el largo de las barras horizontales de las “t” minúsculas.
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Este rasgo escritural de “Barras ‘t’ lanzadas a la derecha” cumple con las 3 condiciones
que las dominantes escriturales deben reunir para ser llamadas así:
1.- Llaman la atención a primera vista: Predominan claramente sobre el resto de los demás
signos grafológicos.
Si un rasgo no aparece claramente a la primera ojeada o aparece en concomitancia con los
rasgos opuestos, no puede ser dominante.
2.- Son rasgos que aparecen a lo largo de todo el texto.
No es una dominante un rasgo aislado. Ej: Una firma o una rúbrica, aunque sean llamativas, no
pueden ser dominantes pues no se encuentran en todo el texto.
3.- Son deformaciones del modelo caligráfico marcadamente personales del individuo.
No son características grafológicas esperables caligráficamente. Ej: Una escritura puede ser
“Legible” a lo largo de todo el escrito y llamar la atención por ello, pero como es un rasgo
esperable, no constituye una dominante.
A veces, las dominantes pueden entrar en contradicción con otros elementos del análisis. En el
ejemplo de la imagen anterior, podrían contradecir su interpretación (Extraversión e
impulsividad) con la de otro signo grafológico presente en la escritura como el tamaño
pequeño (Introversión y contención).
Sin embargo, dado a que las barras “t” lanzadas son un gesto mucho más “groseramente”
apartado de la caligrafía normal y un movimiento menos consciente, se estima que
representan más fidedignamente la conducta “real” y más habitual del sujeto.
Así, aunque haya indicadores contradictorios en un primer nivel de análisis, tras un razonable
período de entrenamiento, seremos capaces de distinguir con un golpe de vista, pero con
claridad y fluidez, cuáles son las características preponderantes de una escritura. Y podremos
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saber, consecuentemente, cuáles son los rasgos de personalidad más característicos y
recurrentes de quien la ejecutó.
De esta manera, gracias a la correcta apreciación y valoración de las dominantes escriturales,
nuestros análisis serán más confiables, y nuestras predicciones conductuales más acertadas.
Santiago de Chile 17 de Febrero de 2013.
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