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HUMÁNITAS. Portal temático en Humanidades
EL ESTUDIO DE LA VARIABILIDAD DE LA CONDUCTA HUMANA:
¿UNA ASIGNATURA PENDIENTE DEL CONDUCTISMO?
Héctor Martínez Sánchez
RESUMEN
Solo recientemente se ha considerado el proceso de la variabilidad como una
operante y, en consecuencia de ello, se ha incrementado el interés de los investigadores por el estudio experimental de la variabilidad conductual. Para explicar este
proceso los analistas conductuales han recurrido a modelos derivados de la investigación animal, soslayando aquellos que implican el análisis de la variabilidad de la
conducta humana. En el presente trabajo –además de revisar algunas definiciones y
estudios pioneros sobre la variabilidad conductual animal y humana– se exponen algunas posibilidades empíricas del estudio de la variabilidad y estereotipia de la conducta humana generadas en nuestro laboratorio. Con niños como sujetos y expuestos a tareas de igualación de la muestra de primer orden, tres variables han recibido
inicialmente nuestro interés experimental: la retroalimentación, las instrucciones y
las condiciones de estímulo. Aunque en general las predicciones fueron confirmadas, en lo particular se encontraron algunos datos que sugieren un conflicto interpretativo, lo que abre una interesante línea de futuras investigaciones.
Palabras clave: conductismo, variabilidad, conducta humana, estereotipia.
ABSTRACT
RESEARCH ON HUMAN BEHAVIOR VARIABILITY: A FIELD DEPENDING ON BEHAVIORISM?
Only in recent years has the variability process been considered as an operative element, thus increasing researchers’ interest in experimental studies on behavioral variability. In order to explain this process, behavioral analysts have used models resulting from animal research, and have cast aside those models dealing with
the analysis of human behavior variability. This research –besides analyzing some
definitions and important research on behavioral variability in animals and humans–
deals with some empirical possibilities of research on variability and stereotypes of
human behavior created in our laboratory. By using children as the subjects and by
exposing them to equalizing tasks of the first-order sample, three variables have initially grabbed our experimental attention: feedback, instructions and stimulation
conditions. Although in general terms our hypotheses were confirmed, we found
data suggesting an interpretative conflict, what finally opens a new interesting line
for future research.
Key words: behaviorism, variability, human behavior, stereotypes.
Akademos, vol. 2 nº 2, 2000, pp. 87-102
HUMÁNITAS. Portal temático en Humanidades
RÉSUMÉ
ÉTUDE DE LA VARIABILITÉ DE LA CONDUITE HUMAINE: ¿MATIÈRE NON RÉSOLUE DU CONDUCTIVISME?
Ce n’est que récemment que le processus de la variabilité a été considéré un
opérant et que, partant, l’intérêt des chercheurs pour l’étude expérimentale de la variabilité de la conduite s’est intensifié. Pour expliquer le processus, les analystes de
la conduite ont utilisé des modèles dérivés de la recherche animale, évitant ceux impliquant l’analyse de la variabilité de la conduite humaine. En plus de passer en revue certaines définitions et études pionnières sur la variabilité de la conduite animale et humaine, l’article présente des possibilités empiriques de l’étude de la variabilité de la conduite humaine et de son caractère stéréotypique, suscitées dans notre laboratoire. Les sujets dans ce cas sont des enfants. Après avoir égalé l’échantillon de
premier ordre, trois variables ont particulièrement retenu l’attention des chercheurs:
la rétro-alimentation, les instructions et les conditions de stimulation. Si, de manière générale, les hypothèses de départ ont été confirmées, certaines données suggèrent toutefois un conflit d’interprétation, ce qui ouvre un intéressante ligne de recherche à venir
Mots-clé: conductivisme, variabilité, conduite humaine, stéréotype.
RESUMO
O ESTUDO DA VARIABILIDADE DA CONDUTA HUMANA: ¿UMA INCÓGNITA DO CONDUTISMO?
Só recentemente se tem considerado o processo da variabilidade como uma
variante e, como consequência disso, o interesse dos pesquisadores pelo estudo experimental da variabilidade da conduta tem aumentado. Para explicar esse processo,
os analistas da conduta têm recorrido a modelos provenientes da investigação com
animais, deixando de lado aqueles modelos que incluem a análise da variabilidade
da conduta humana. Nesse trabalho, além de rever algumas definições e estudos pioneiros sobre a variabilidade da conduta animal e humana, se expõem algumas possibilidades empíricas do estudo da variabilidade e estereotipia da conduta humana
produzidas no nosso laboratório. Utilizando crianças como sujeitos de análise e expostos a tarefas de igualação da amostra de primeira ordem, três variáveis têm sido
do nosso particular interesse experimental: a retroalimentação, as instruções e as
condições de estímulo. Embora nossas previsões tenham sido confirmadas em geral,
encontramos alguns dados que, particularmente, sugerem um conflito interpretativo,
facto que abre o caminho para uma interessante linha de investigação futura.
Palavras chave: condutismo, variabilidade, conduta humana, estereotipia.
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El estudio de la variabilidad de la conducta humana: ¿una asignatura pendiente del
conductismo?
1. DEFINICIÓN DE VARIABILIDAD*
Sidman (1960) señaló que aceptar la variabilidad intrínseca de la conducta ha significado para la psicología usar herramientas metodológicas que
presuponen tal principio. La noción de la variabilidad intrínseca de la conducta ha sido el punto de partida del diseño experimental basado en el tratamiento estadístico. Por lo tanto los datos producidos han sido interpretados
bajo esta suposición. Una alternativa distinta es tratar las variaciones como
ejemplos de ordenación, más que de caprichos, en la naturaleza. Para tratar
cualquier instancia de variabilidad como una manifestación de un proceso
ordenado, debemos no solo identificar las fuentes de la variabilidad sino
también controlarla. Si la variabilidad no es una propiedad natural de la conducta en sí misma, la única posibilidad es que impongamos la variabilidad
sobre la conducta por medio de nuestras operaciones experimentales. La variabilidad, si se considera como impuesta sobre los datos y no como intrínseca a ellos, puede explicarse mediante demostraciones, en las que la manipulación experimental puede eliminar dicha variabilidad. La identificación
experimental de una fuente de variabilidad automáticamente implica control
experimental y, una vez que el control experimental ha sido obtenido, cualquier ejemplo subsecuente de la variabilidad en cuestión debe ser considerado como una función del experimentador, no de su objeto de estudio.
En uno de los primeros estudios sobre la originalidad y que se ha convertido en un clásico, Irving Maltzman (1960) de la UCLA intentó reforzar
la originalidad en los sujetos humanos. La conducta original tenía que ver
con el uso de objetos y palabras lejanamente relacionadas con esos objetos.
El investigador utilizó la prueba de usos extraños, en la que los sujetos sugieren las aplicaciones más absurdas que se les puedan ocurrir de objetos ordinarios, por ejemplo, ladrillos, árboles, pelotas, etc. El experimentador premiaba la originalidad diciendo bien después de cada cinco soluciones extrañas. Maltzman pudo comprobar que, como consecuencia de la presentación
de este estímulo, los sujetos de sus pruebas incrementaban la producción de
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Una versión preliminar de este trabajo se presentó en el Simposio sobre Nuevas tendencias del conductismo, en el XXVI Congreso Interamericano de Psicología, celebrado en julio de 1999 en Caracas, Venezuela.
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usos extraños para objetos comunes. Para Maltzman, la originalidad consistía en lo infrecuente de una respuesta o solución, es decir, del uso de un objeto que había sido sugerido por un escaso número de sujetos en las primeras realizaciones de la misma prueba. Esta definición de originalidad es interesante porque partía desde la propia historia de los individuos que participaban en el experimento. Además de esta incipiente demostración de conducta original, Maltzman reportó haber observado efectos de frustración
(conducta emocional que acompaña al fracaso de no lograr el reforzador) experimentados por los sujetos antes de desarrollar la originalidad.
En otro estudio pionero que usaba reforzamiento explícito, Pryor,
Haag, y O´Reilly (1969), del Sea Life Park del Makapukuu Oceanic Center en Hawaii, se dieron a la tarea de adiestrar una marsopa a ser original.
Para conseguirlo decidieron reforzar con pescado a Hou, una marsopa hembra, bajo las siguientes condiciones: a) por cualquier movimiento que Hou
realizase; b) que dicho movimiento fuese comunicado por dos observadores
al menos; y c) que no se le hubiese visto hacer antes. Al final del entrenamiento Hou era capaz de emerger del agua y arquear en el aire el cuerpo hacia atrás, y volar al salir del agua con un movimiento de sacacorchos, o volver al agua de flanco, o realizar un conjunto o serie ilimitada de movimientos ante la misma señal. Este estudio, claramente demostrativo, se cita frecuentemente para apoyar la noción de que la variación conductual puede ser
seleccionada. Sin embargo, una revisión del reporte de Karen Pryor y sus colegas muestra serias limitaciones metodológicas. Por ejemplo, debido a que
el estudio se hizo precisamente con el propósito de hacer una demostración
como parte del espectáculo del centro de diversión, en ocasiones usaron un
programa de razón para reforzar la misma conducta y por lo tanto se incrementó la repetición más que la variabilidad de ciertas conductas. Debido a
este y a otros problemas metodológicos, cabría preguntarse si la selección de
la variación o el reforzamiento de ejecuciones novedosas son descripciones
apropiadas de los resultados de este estudio. De cualquier forma, el estudio
contribuyó a sembrar la semilla para el estudio experimental de la variabilidad y estereotipia de la conducta.
Leckart y Bennett (1968) también demostraron el poder reforzador que
tiene la estimulación de cosas nuevas para las ratas. Algunas ratas privadas
de comida fueron colocadas en un laberinto en forma de T. En esta situación,
las ratas, cuando salían de la caja por el corredor central de la T, podían dirigirse hacia el brazo derecho o bien hacia el brazo izquierdo. Las cajas si-
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tuadas en los extremos de los corredores laterales estaban vacías o contenían
trozos de comida o estímulos nuevos en forma de colores y tejidos cambiantes. Los sujetos se dividieron en tres grupos: uno podía elegir entre una caja
con alimentos y una caja vacía; otro tenía opción de experimentar un estímulo nuevo o una caja vacía; y el tercer grupo podía escoger entre un estímulo
nuevo o comida. El primer grupo, como se esperaba, desarrolló rápidamente una preferencia por el lado que llevaba hacia la comida. El segundo optó
por el estímulo nuevo. El comportamiento más interesante fue el del grupo
que podía elegir entre la novedad y la comida: aunque carecían de alimento,
las ratas iban por igual en pos tanto de lo nuevo como del alimento.
En otro experimento sobre preferencia con humanos, Smock y Holt
(1962) utilizaron a niños de primer grado, a quienes se les permitió observar un
programa cómico de televisión en que se proyectaban objetos familiares o cosas nuevas e incongruentes. Como novedad e incongruencia se les presentaban
a los niños imágenes tales como aves de cuatro patas, caballos con alas o dibujos vagos indefinidos y abstractos. Se proyectaban diapositivas durante un cuarto de segundo antes de que se oscureciera la pantalla. Los niños podían repetir
la imagen presentada oprimiendo un botón o bien activando una palanca para
cambiar la fotografía. La frecuencia con que se proyectaba cada diapositiva indicaba las preferencias de los niños. Los resultados mostraron que los niños
preferían las imágenes nuevas y no las ya conocidas ni las de carácter vago.
Convendría quizás establecer las diferencias entre el significado de novedoso y de variación. Pryor y sus colegas usaron el término novedoso con
el sentido de ‘algo nuevo e inusual’. Según el diccionario Webster, el término inglés variable se refiere a cualquier cosa que es sujeto de cambio. Variable también quiere decir algo cambiante, no confiable, y variación significa
una diferencia entre dos cosas, una diferencia entre dos estados de la misma
cosa, es decir, la medida del cambio. Obviamente, nosotros agregaríamos
que la novedad siempre es relativa y específica respecto de la historia del sujeto. Lo mismo ocurre con la variabilidad. Ambos términos no pueden ser
definidos al margen de los aspectos históricos del organismo bajo estudio. El
concepto de variación en un contexto biológico tiene una significación preponderante. Ha sido parte de los conceptos fundamentales de la teoría de la
evolución y tampoco puede ser definido sin tomar en cuenta la historia filogenética.
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2. TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN Y VARIACIÓN
Darwin (1859) explicó el concepto de evolución mediante la teoría de la
selección natural, o la conservación de los rasgos favorecidos en la lucha por la
vida. Esta teoría, derivada de las observaciones de campo de Darwin, es sencilla en su formulación pero contundente por su contribución a la comprensión de
la evolución de las especies. Originalmente se pensaba que –dada la enorme capacidad reproductora de cada especie y el hecho de que el número de sujetos
casi siempre es superior al que puede obtener su alimento y sobrevivir– un porcentaje determinado de la descendencia debe perecer en cada generación. En la
actualidad sabemos que la reproducción de las diferentes especies está equilibrada y regulada por las características ecológicas. El objeto de la evolución es
la adaptación de los seres a las condiciones ambientales, pero, como el medio
también evoluciona, se imponen nuevas adaptaciones; si estos cambios continúan por varios años, los descendientes finales podrán llegar a ser completamente diferentes de sus antecesores, incluso podrían formar una especie diferente. Por lo tanto, una característica fundamental de los seres vivos, animales
y vegetales, es su capacidad de variación, característica que los hace evolver de
manera diferente según su especie. Ahora sabemos también que las variaciones
se deben a las mutaciones.
La selección natural solo se realiza por las variaciones transmitidas genéticamente. Las variaciones de los seres vivos se producen por la acción ambiental física o química que se realiza sobre los genes y los cromosomas a través de
las mutaciones. Los cambios sobre el embrión que llamamos modificaciones, al
no ser transmitidas genéticamente, no tienen influencia ni importancia sobre la
evolución. En la evolución, las mutaciones, los desplazamientos genéticos y la
hibridación actúan generalmente a través del azar, y las tendencias a reproducirse, sobrevivir y adaptarse en un medio determinado no dependen de la casualidad.
3. LA VARIABILIDAD COMO UNA OPERANTE
Skinner (1974), cuando analiza en About Behaviorism la conducta
creativa, señala que el condicionamiento operante resolvió el problema más
o menos como la selección natural resolvió un problema en la teoría evolutiva. Como los rasgos accidentales, surgidos de mutaciones, son seleccionados por su contribución a la supervivencia, así las variaciones accidentales
en conducta son seleccionadas por sus consecuencias reforzantes. Para Skin-
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ner el concepto de selección es la clave. Las mutaciones en genética y la teoría de la evolución son azarosas, y las topografías de una respuesta seleccionada por reforzamiento son, si no debidas al azar, al menos no necesariamente relacionadas con las contingencias bajo las cuales fueron seleccionadas.
Contrariamente a lo que sucede en el mecanismo de la selección natural
en la teoría de la evolución, la selección en el caso de la conducta depende de
las consecuencias, es decir, del reforzamiento. Con este argumento Skinner presupone la posibilidad de la demostración de predicción y control de la conducta. Sin embargo, en el sistema de Skinner se analiza la conducta de los organismos en un ambiente experimental con poco espacio para la observación de la
variación conductual. Por lo regular, las condiciones experimentales se arreglan con uno o dos operandos (palancas para ratas y teclas para pichones). El
sujeto tiene poco que hacer, la variabilidad ha sido restringida a la dimensión
topográfica de las respuestas de apretar la palanca o de picar una tecla. La predicción y el control de la conducta solo pueden referirse a este par de conductas bajo un arreglo de condiciones bastante constreñidas.
Para poder realizar estudios sobre la variación o la variabilidad, lo que
–como ya vimos– es un concepto fundamental de la teoría de la evolución, habría que pensar, cuando menos, en hacer modificaciones a la caja original de
Skinner. Se podrían añadir algunos manipulandos, aumentar las dimensiones
de la caja, extender las clases de respuesta bajo observación y tener solamente un comedero. Bajo estas condiciones surgirían algunas preguntas interesantes. Por ejemplo, ¿una rata repetiría instancias de solo una de las subclases topográficamente diferentes? ¿El reforzador seleccionaría solo una de estas instancias? ¿El curso de la ejecución de un sujeto cambiaría por la emisión de instancias de una subclase a otra azarosamente o lo haría sistemáticamente, tal
vez en un orden parecido al encadenamiento? Mientras estas interrogantes permanezcan sin respuesta será difícil realizar un análisis causal completo de la
variabilidad conductual. En resumen, podríamos decir que, en este campo, la
tarea del análisis de la conducta ha sido demostrar que las conductas convencionalmente caracterizadas como nuevas, pueden ser examinadas mediante
principios y procesos conductuales (v. gr., el moldeamiento, el encadenamiento de respuestas y estímulos, etc.). Es evidente que debemos investigar directamente la variabilidad. Una ventaja inmediata de tener algún conocimiento
bien fundado sobre la variabilidad es que nos permitiría acercarnos al problema de la selección en mejores condiciones. La manipulación que aparece en
primer lugar se relaciona con la variación sistemática del reforzamiento para
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cada una de las subclases. Ahí podríamos evaluar si las variaciones del reforzamiento seleccionan o no posibles respuestas, las cuales obviamente tendrían
que ser diferentes en su topografía.
Machado (1993) ha señalado que los términos variabilidad operante
no deben ser considerados como una explicación, sino que se trata de una
descripción de un fenómeno conductual que debe ser explicado. Basándose
en una interesante serie de estudios sobre variabilidad conductual con ratas,
Machado ha propuesto un modelo de aprendizaje de secuencias. Es un modelo estocástico y, aunque supone la dependencia entre respuestas, es flexible. Se trata de una dependencia particular, que implica secuencias de varias
respuestas y no exactamente una dependencia entre cada una de las respuestas. La probabilidad de reforzamiento depende de ciertas secuencias de respuestas. El requisito para la entrega del reforzamiento no es una respuesta sino una secuencia determinada de respuestas. La probabilidad de responder a
una u otra alternativa (v. gr., izquierda-derecha), depende del número de respuestas en la memoria del sujeto al momento de responder. Es un modelo
que funciona bajo la hipótesis de la selección dependiente de la frecuencia y
que puede ser considerado un modelo molecular ya que siempre analiza una
respuesta sencilla. Sin embargo, al incorporar al análisis la dependencia entre una respuesta determinada y las anteriores, se convierte en un modelo
molar.
Denney y Neuringer (1998) se refieren a la variabilidad que es moldeada e influida por las consecuencias como variabilidad instrumental u
operante. No es extraño suponer que si la variabilidad conductual controla
los reforzadores, está a su vez controlada por ellos. Se trata de un tipo de
interrelación común a toda conducta operante. A partir de esta perspectiva,
que considera la variabilidad como una operante que afecta a las consecuencias y es afectada por ellas, se han producido algunos hallazgos que podríamos resumir en los puntos siguientes. En primer lugar, se ha reportado
que se observa una mayor variabilidad cuando el reforzamiento es contingente sobre la propia variabilidad que cuando el reforzamiento es acoplado
y suministrado sin que se considere la variabilidad (Machado, 1989; 1993;
Morgan y Neuringer, 1990; Page y Neuringer, 1985). En segundo lugar, se
ha demostrado que los niveles de variabilidad dependen de los requisitos
del programa de reforzamiento (Machado 1989; 1993; Page y Neuringer,
1985). En tercer lugar, Denney y Neuringer (1998) recientemente han re-
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portado datos que muestran que –cuando secuencias fijas de respuesta son
reforzadas en la presencia de un estímulo y secuencias variables son reforzadas en presencia de otro– las variaciones y repeticiones ocurren en el
tiempo apropiado. Con esa evidencia los investigadores demuestran que los
estímulos discriminativos pueden ejercer el control de la variabilidad, es
decir, que la variabilidad conductual puede ser analizada en términos de
control de estímulos.
De acuerdo con Cherot, Jones, y Neuringer (1996), se pueden identificar al menos cuatro razones para establecer las diferencias entre una variabilidad operante y una repetición operante. La primera de estas razones depende de la distinción entre variabilidad operante y variabilidad provocada.
En el caso de la variabilidad operante, los reforzadores son proporcionados
solo cuando se ha obtenido un cierto grado de variabilidad. Por el contrario,
en ningún caso de variabilidad provocada los reforzadores dependen de los
niveles de variabilidad previos. La segunda razón es que bajo ciertas condiciones se pueden distinguir paralelamente las emisiones de variabilidad y las
de repetición. Esto ocurrió cuando algunas ratas fueron reforzadas después
de completar secuencias variables de cuatro respuestas cada una y, aunque
generaron altos niveles de variabilidad, las repeticiones tendieron a incrementarse dentro de cada ensayo. Esto es, era probable que la cuarta respuesta en el ensayo fuera igual a la tercera, pero este no era el caso para la segunda o la tercera respuesta. Una tercera razón para distinguir entre variabilidad
y repetición operantes tiene que ver con la tasa de respuesta producida por
algunos programas de reforzamiento (v. gr., razón fija o intervalo fijo). Cherot, Jones, y Neuringer (1996) han presentado evidencia de que las ratas tienden a incrementar la tasa de respuesta conforme se aproxima el momento de
la entrega del reforzador. Una consecuencia del incremento de la tasa de respuesta es que la variabilidad operante tiende a disminuir, estableciéndose así
una relación inversa, mientras que se establece una relación directa entre el
aumento en la tasa de respuesta y el aumento de la estereotipia. Una cuarta
razón es de tipo etológica. Se ha documentado que hay mayor variabilidad
durante las etapas de actividad apetitiva que durante la actividad consumatoria. En contraste con las conductas antecedentes, las conductas consumatorias suelen ser una combinación de la emisión de patrones fijos y estereotipados, que además son compartidos con otros miembros de la especie. Sin
embargo, esta distinción ha despertado alguna controversia, ya que hay su-
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ficiente evidencia disponible con demostraciones de la aparición de conductas apetitivas que son repetitivas y de escasa variación topográfica. Sin tener
que ir muy lejos, las respuestas de apretar la palanca en ratas y de picar una
tecla en pichones suelen tener estas características.
Catania (1998) también señaló que la novedad y la variabilidad son
ellas mismas propiedades de la conducta y, por tanto, podrían ser susceptibles de ser reforzadas. Neuringer y Chung (1967) han demostrado que la variabilidad, al menos en ciertas dimensiones o características específicas de
respuestas, puede ser diferenciada por el reforzamiento. Donahoe y Palmer
(1994) también han señalado que, cuando el reforzamiento es un hecho contingente sobre la variabilidad de respuesta en sí misma, responder termina
por ser más variable. Sin embargo, para estos autores, a diferencia de lo que
escribe Catania, la variabilidad difícilmente es una dimensión de la conducta y parece ser más bien una propiedad de cualquier dimensión de la conducta.
Finalmente, no se pueden omitir los intentos malogrados para tratar la
variabilidad como una operante. Schwartz (1982) ha reportado fracasos consistentes para producir variabilidad de respuesta con reforzamiento y al mismo tiempo ha mostrado evidencia que sugiere que el reforzamiento induce
estereotipia, como ha sido en el caso de la conducta humana.
4. UN EXPERIMENTO PARTICULAR
A partir de esta breve revisión del estudio de la variabilidad conductual, podemos destacar el predominio de la investigación con especies infrahumanas y, por tanto, la pertinencia de ahondar en la investigación de
las variables que pueden estar implicadas en el desarrollo de la estereotipia y de la variabilidad conductual en humanos. Durante varios años, en el
Centro de Investigaciones del Comportamiento Humano de la Universidad
de Guadalajara, hemos diseñado procedimientos de discriminación condicional con el propósito de evaluar comportamiento complejo en humanos
de distintas edades (v. gr., solución de problemas, conducta verbal, percepción). No ha sido algo extraño que en nuestros datos aparezcan claras
muestras de variabilidad entre sujetos e intrasujeto. Ha sido característico
que, en los múltiples grupos de niños y adultos que han completado nuestras tareas experimentales, cuando menos hay uno que muestra un comportamiento diferente al del resto del grupo experimental al que pertenece.
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La diferencia mencionada no solo aparece en forma de variabilidad entre
sujetos, sino que también aparece como un patrón estereotipado intrasujeto.
Cuando los otros sujetos ajustan su comportamiento a contingencias cambiantes, hay sujetos que mantienen un patrón de respuesta inalterable a través de las
distintas condiciones experimentales. Esto es lo que en la bibliografía sobre
condicionamiento operante se denomina insensibilidad a las contingencias (ver
Baron y Galizio, 1983). Estos resultados no solo han complicado las tareas de
interpretación de nuestros datos, sino que por su frecuencia y peculiaridad han
llamado nuestra atención y, por ello, hemos decidido explorar experimentalmente la variabilidad y estereotipia conductual humanas.
En nuestro laboratorio hemos iniciado una serie de estudios dirigidos a
evaluar bajo condiciones experimentales los efectos de algunas variables
que fueron diseñadas para promover la variabilidad y la estereotipia en conducta humana. Para empezar, hemos elegido tres variables que tradicionalmente han sido consideradas relevantes en el control de la conducta humana: la retroalimentación, las instrucciones y los arreglos o condiciones de estímulo. Como un primer paso, decidimos someter a evaluación los efectos
de la retroalimentación. Generalmente, en nuestros estudios hemos empleado la retroalimentación en la modalidad de información sobre si la respuesta ha sido correcta o incorrecta (acierto o error, respectivamente). En este caso, es importante analizar detalladamente los efectos de la retroalimentación
bajo situaciones de discriminación condicional. Aun cuando hemos realizado estudios en esa dirección, estos no habían sido planificados con ese propósito específico.
Buchwald (1969) elaboró una teoría para interpretar los efectos del
acierto y el error en la conducta subsecuente. La interpretación se basa en la
idea de que, cuando ocurre la secuencia estímulo-respuesta-consecuencia, se
desarrollan vínculos separados de memoria o asociativos entre el estímulo y
la respuesta, y que ambos juegan un papel en la determinación de la conducta futura. La base experimental de esta teoría son los experimentos reportados por Thorndike (1906), en los que las respuestas de sujetos humanos fueron seguidas por anuncios de acierto o error. Los resultados fueron que las
respuestas acertadas se repitieron con mayor frecuencia de lo que se esperaría sobre la base del azar, mientras que las respuestas erróneas no mostraron
una reducción correspondiente a la frecuencia con la que fueron repetidas.
El hecho es que los efectos de acierto y error mostraban una clara asimetría.
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Levine (1971) también desarrolló una teoría basada en la inconsistencia de los efectos de presentar a humanos la palabra acierto o error después
de emitir una respuesta seleccionada. La teoría denominada de hipótesis fue
elaborada para tratar de explicar los fracasos de aprendizaje y de transferencia en tareas de discriminación. Levine se interesó por el hecho de que había sujetos que no cambiaban la probabilidad de respuesta durante toda la tarea y sujetos que debieron ser descartados porque no aprendían una tarea de
discriminación después de un gran número de ensayos.
Nuestro interés entonces se dirigió hacia exponer a niños escolares a situaciones de discriminación condicional en las que: a) cualquier respuesta
fuera correcta; b) ninguna respuesta fuera correcta; c) el acierto o error dependiera de su respuesta; y, d) la mitad de los ensayos fueran programados
como aciertos y la otra mitad como errores independientemente de la respuesta del sujeto. Escogimos niños con base en la premisa de que ellos son
sensibles a este tipo de consecuencias, muy populares en el ámbito escolar.
Nos interesaba observar qué ocurría con la ejecución de los niños en situaciones en las que: 1) no variaban las consecuencias (condiciones a y b), 2)
las consecuencias dependían de la ejecución de los niños (condición c), y 3)
la ejecución determinaba el tipo de consecuencia (condición d).
De manera resumida, el procedimiento y las condiciones experimentales fueron las que se describen a continuación. El sujeto fue expuesto a la
pantalla de un monitor, en la que aparecían los arreglos de estímulo para
una tarea de igualación de la muestra. En cada pantalla aparecía en el centro una figura geométrica (estímulo muestra) y tres figuras alineadas horizontalmente debajo de esta (estímulos de comparación). El sujeto debía elegir entre las figuras de abajo la que correspondía a la figura de arriba según
el criterio de respuesta correcta que se había estipulado. Por ejemplo, si en
un determinado ensayo el estímulo de muestra era un triángulo rojo y los
estímulos de comparación eran un circulo amarillo, un triángulo rojo y un
triángulo verde (en este orden) y el criterio de respuesta correcta era la relación de semejanza (mismo color o forma), el sujeto debía escoger el triángulo verde para obtener un acierto. En caso de que escogiera cualquiera de
los otros dos estímulos de comparación, se consideraba la respuesta como
un error. Obsérvese que en cada arreglo aparecían, al menos, tres posibles
relaciones entre estímulos. La relación de diferencia (diferente color y forma), que correspondía al circulo amarillo del ejemplo anterior; la relación
de semejanza ya descrita; y la relación de identidad (mismo color y forma),
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que obviamente era la del triángulo rojo. El sujeto debía oprimir una de tres
teclas válidas del teclado de la computadora que conformaban las opciones
de respuesta posibles.
Después de una sesión de línea base en la que no recibían retroalimentación, cuatro grupos de sujetos fueron expuestos a cuatro condiciones experimentales, que diferían por el modo o criterio de presentación de
la retroalimentación: a) acierto, cualquiera de las tres opciones era considerada acierto; b) error, cualquiera de las tres opciones era considerada
error; c) independiente, la retroalimentación (acierto o error) era presentada independientemente de la opción elegida; y d) dependiente, las respuestas correctas eran las de semejanza, mientras que las de identidad y
diferencia eran erróneas. Cada sesión constaba de veinticuatro ensayos y
cada condición experimental era de dos sesiones; una sesión semejante a
la de línea base era introducida después de cada condición experimental.
Bajo estas condiciones elaboramos algunas predicciones generales y
otras particulares. Por estudios previos sabíamos que en la sesión de línea
base la mayoría de los sujetos escoge de forma consistente la relación de
identidad. Por esa razón, se esperaba que en la sesión inicial de línea base todos los sujetos de todos los grupos respondieran al estímulo comparativo
idéntico. Del grupo 1, que inició con la condición de aciertos, se esperaba
que, de ser correcta, la primera respuesta que emitiera el sujeto debía prevalecer durante toda la condición y en la prueba de transferencia respectiva. En
la segunda condición, donde cada respuesta era errónea, el sujeto iniciaría su
ejecución con la respuesta de la condición previa y gradualmente se observaría variabilidad en la ejecución. En la tercera condición, en la que se presentó la retroalimentación independiente de la respuesta del sujeto, prevalecería la respuesta que primero hiciera contacto con el acierto. En la prueba
de transferencia los sujetos responderían como en las pruebas anteriores. Finalmente, en la última condición, la retroalimentación se presentó dependiente de la respuesta. Los sujetos mostrarían una adquisición gradual de la
respuesta de semejanza (respuesta criterio). En la última prueba de transferencia no habría cambios con respecto a las anteriores.
Del grupo 2, que empezó con la condición de error, se esperaba que los
sujetos mostraran variabilidad desde el inicio y la mantuvieran incluso en la
prueba de transferencia. En la condición de acierto inicialmente habría va-
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riabilidad y, abruptamente, los sujetos responderían en forma estereotipada
aun en la prueba de transferencia. Comparado con el grupo 1, en la condición dependiente, el grupo 2 tardaría más en adquirir la respuesta de semejanza.
Del grupo 3, que iniciaba con la condición independiente, se esperaba
que, después de mostrar cierta variabilidad, prevaleciera la respuesta que hiciera contacto con el acierto y que esta se mantuviera durante la prueba de
transferencia. En la condición dependiente se esperaría que los sujetos adquirieran rápidamente la respuesta correcta (semejanza) y mostraran un ligero decremento en la prueba de transferencia. Bajo la condición de acierto se
mantendría la respuesta de semejanza aun en la prueba de transferencia. En
la condición de error, los sujetos iniciarían con la respuesta de semejanza y
gradualmente mostrarían variabilidad en su ejecución. En la prueba de transferencia se mantendría la respuesta de semejanza.
Para el grupo 4, que iniciaba con la condición dependiente, se predecía que
los sujetos adquirirían más rápidamente la respuesta de semejanza de los cuatro
grupos, y que esta se mantendría en transferencia. En la condición independiente los sujetos mantendrían la ejecución de la condición anterior. Bajo la condición de error, se esperaba que los sujetos iniciaran respondiendo a la semejanza
para después mostrar gradualmente variabilidad. En la prueba de transferencia
se mantendrían respondiendo a la relación de semejanza. En la última condición
(acierto) iniciarían con semejanza y su ejecución se mantendría durante la prueba de transferencia.
Los resultados sugirieron, cuando menos, cuatro aspectos relevantes
para el análisis de los efectos de la retroalimentación bajo situaciones de discriminación condicional: a) la comparación entre cada una de las condiciones experimentales; b) patrones de respuesta ante problemas con solución y
sin solución; c) variabilidad versus estereotipia; y d) efectos secuenciales.
No es posible, por limitaciones de espacio, reportar este análisis. Sin embargo, por su pertinencia, podemos apuntar algunos datos relativos a la variabilidad y estereotipia.
Esperábamos que en la condición donde la respuesta siempre era
acierto se presentaría una ejecución estereotipada. Los resultados evidenciaron que, además de la estereotipia esperada en la mayoría de sujetos,
también hubo sujetos con claras muestras de variabilidad. En la condición
en que la respuesta siempre era errónea, nuestras predicciones se cumplie-
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El estudio de la variabilidad de la conducta humana: ¿una asignatura pendiente del
conductismo?
ron en la totalidad de los sujetos de todos los grupos. En la condición donde se programaron los aciertos y errores independientemente de la respuesta del sujeto y se esperaba que prevaleciera la respuesta que hiciera contacto con el acierto, se encontró que fue mayor la variabilidad desplegada por
los sujetos comparada con la estereotipia mostrada. Contra nuestras expectativas, en la condición donde la retroalimentación de los sujetos dependía
de su respuesta y esperábamos una estereotipia sobre la respuesta correcta,
los resultados arrojaron que el número de sujetos que mostraron variabilidad fue mayor que el número de sujetos que mostraron estereotipia.
5. A MODO DE CONCLUSIÓN
Los datos presentados, pese a ser iniciales, parecen prometer una magnífica veta de investigación experimental. Hasta el momento, hemos podido
identificar la presencia de algunas variables que pueden tener efectos determinantes en el curso de la ejecución discriminativa condicional humana y que sería interesante explorar. Por ejemplo, la presentación continua (cada ensayo)
de la retroalimentación puede tener efectos importantes en la ejecución resultante. La presentación demorada de la retroalimentación (v. gr., al final de la
sesión) podría ser explorada para verificar los presentes resultados. También
se podrían diseñar procedimientos y tareas que permitieran identificar y controlar la historia pre-experimental, que en estudios con humanos ha demostrado ser una variable relevante. Replicar este estudio con adultos o jóvenes podría contribuir a evaluar la importancia de estos resultados de manera más sistemática y confiable, así como ayudarnos a recabar información que nos permita obtener una mejor comprensión acerca de la variabilidad y estereotipia de
la conducta humana.
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