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Carolina Parás Chávez
University of Southampton
PhD in Developmental Origins of Health and Disease
[email protected]
“Immuno-nutricion, una estrategia para combatir la obesidad y sus
complicaciones”
Obesidad e inflamación
La inflamación es un proceso del sistema inmune innato activado durante una infección y su función
es promover la defensa inespecífica contra patógenos y otros factores dañinos del medio ambiente. El
curso de una respuesta inflamatoria esta finamente regulado; los metabolitos producidos en las etapas
tempranas están encargados de regular la resolución de dicho proceso. La falta de resolución de un
proceso inflamatorio resulta en el desarrollo de enfermedades crónico degenerativas como por ejemplo,
cáncer, artritis reumatoide, enfermedad cardiovascular, entre otras (Serhan and Savill). Varios estudios
han encontrado una correlación positiva entre los niveles de metabolitos inflamatorios en plasma y el
riesgo a desarrollar enfermedades crónico degenerativas (Greenberg and Obin; Festa et al.; Rost et al.).
La obesidad es una condición determinante en el desarrollo de enfermedades metabólicas y
recientemente se ha asociado con altos niveles de inflamación sistémicos (Maachi et al.; Aronson et
al.). Uno de los mayores contribuidores a los niveles de inflamación observados en pacientes con
obesidad es el estado de homeostasis del tejido adiposo (Hotamisligil et al.; Maachi et al.; Spencer et
al.).
El tejido adiposo, es un órgano vital en el control del metabolismo y también es una fuente de
hormonas y moléculas encargadas de la regulación del consumo energético. Estudios in vivo han
demostrado que el tejido adiposo está compuesto, por células del sistema inmune, siendo dicha
población progresivamente modificada durante el trascurso de la vida y alterada en ciertas condiciones
patológicas (Feuerer et al.; Bourlier et al.; Weisberg et al.). Entre las células residentes de este tejido se
encuentran los macrófagos y células T. La constante migración de macrófagos a este tejido puede ser
explicada por el proceso de reparación continua e hipoxia como consecuencia de un consumo
energético excesivo (Spencer et al.; Bourlier et al.).
El tejido adiposo de pacientes obesos y con resistencia a la insulina contiene una mayor cantidad de
macrófagos, especialmente del tipo M1 o inflamatorios, y menor cantidad de células T regulatorias
(CD4+FoxP3) en comparación con pacientes sanos (Weisberg et al.; Feuerer et al.). Algunas de las
moléculas que son producidas por el tejido adiposo y que se han hallado alteradas en enfermedades
metabólicas son: leptina, adiponectina, y factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) (Tilg and Moschen).
Estudios in vivo así como en humanos han mostrado evidencia del efecto negativo de las citoquinas,
como por ejemplo TNF-α (derivada de macrófagos) en la sensibilidad a la insulina del tejido adiposo y
muscular (Hotamisligil et al.; Lumeng, Deyoung, and Saltiel). TNF-α es además un antagonista de
adiponectina, una molécula que se ha asociado con efectos positivos en el metabolismo (Lihn,
Pedersen, and Richelsen). En conclusión, la población del tejido adiposo es alterada en pacientes
obesos, algunas de las células inmunes infiltradas en este tejido son responsable de la producción local
y sistémica de citoquinas, como por ejemplo TNF-α que tienen efectos negativos en el metabolismo.
Imagen 1. Inflamación en tejido adiposo de sujetos obesos o de peso normal (Tilg and Moschen).
Elementos pro y anti inflamatorios de la dieta
En los últimos años se han hecho grandes avances en la investigación del efecto de diferentes
componentes en la dieta en el sistema inmune y metabolismo. Estudios in vitro sugieren que las células
inflamatorias responden de diferente manera en presencia de diferentes ácidos grasos (Lee et al.;
Hwang). Estudios clínicos postprandiales sugieren que no es solamente el grado de obesidad, sino el
tipo de ácidos grasos ingeridos y niveles de glucosa lo que influencian la respuesta metabólica e
inflamatoria (Jiménez-Gómez et al.; Aljada, Mohanty, and Ghanim; Peairs, Rankin, and Lee). En
dichos reportes, una dieta alta en ácidos grasos saturados induce la activación de NF-κB, factor de
transcripción encargado de iniciar la respuesta inmune innata, mientras que este efecto es prevenido en
sujetos con una dieta alta en ácidos mono insaturados y poliinsaturados. Otro marcador de inflamación
alterado durante la respuesta postprandial son los toll like receptors (TLRs), un grupo de receptores
encontrados en membranas de células del sistema inmune innato (Ghanim et al.; Akira, Takeda, and
Kaisho). La constante exposición a elementos “pro-inflamatorios” de la dieta puede tener un gran
impacto en la activación del sistema inmune innato y como consecuencia el desarrollo de condiciones
como la diabetes y enfermedades cardiovasculares.
Por otra parte otros componentes de la dieta podrían contrarrestar el efecto inducido por alimentos
“pro-inflamatorios”. Los ácidos grasos omega 3 han demostrado tener propiedades anti-inflamatorias
en sujetos sanos y en sujetos comprometidos metabólicamente (Itariu and Zeyda; Calder). El consumo
crónico de ácidos grasos omega 3 ha sido asociado con la reducción en la incidencia de eventos fatales
en pacientes con enfermedad cardiovascular (GISSI, 1999). En el contexto de obesidad, pacientes
diabéticos con una dieta rica en omega 3 presentan una reducción en marcadores de inflamación en
plasma y una reducción en la infiltración de macrófagos en el tejido adiposo (Itariu and Zeyda; Spencer
et al.). De igual manera, estudios en modelos animales han demostrado que dichos ácidos grasos
pueden prevenir resistencia en la insulina y desarrollo de inflamación en tejido adiposo (Todoric et al.;
Shi, Kokoeva, and Inouye). Además de los ácidos grasos omega 3 existen numerosas líneas de
investigación tratando de elucidar los mecanismos y el efecto de distintos componentes de la dieta en el
sistema inmune y salud metabólica y podrían ser parte de la estrategia para prevenir o aminorar las
complicaciones encontradas en pacientes con obesidad.
En resumen, la obesidad es un estado acompañado por alteraciones en el metabolismo y niveles
sistémicos de inflamación. La dieta juega un papel muy importante en respuestas inmunes agudas. El
uso de alimentos “anti-inflamatorios” podría ser una estrategia para reducir la incidencia de
enfermedades crónicas degenerativas y complicaciones en pacientes obesos.
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