Download Boletín FICCI 45 - Fraction de la Gauche Communiste Internationale
Document related concepts
no text concepts found
Transcript
BOLETÍN DE LA FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI n° 45 12/enero/2 0 0 9 dirección e-mail: [email protected] ; dirección postal: Bulletin communiste - ABC LIV - 118/130 Avenue Jean-Jaurès - 75019 PARIS - Francia Consulte nuestro sitio: www.bulletincommuniste.org/ SUMARIO Presentación.....................................................................................................................1 SITUACIÓN INTERNACIONAL El porvenir pertenece a la clase obrera......................................................................................2 Ni Israel, ni Palestina, los obreros no tienen patria........................................................................5 Párrafos extraídos de un artículo de Révolution Internationale n° 307 (Diciembre 2000)...........................6 REVISTA DE PRENSA El campo proletario y las elecciones estadounidenses.....................................................................9 Mensaje de saludo al PCI-Le Prolétaire con ocasión de la creación de su sitio Internet ...........................13 CORRESPONDENCIA Respuesta a un contacto sobre la muerte de J. C. Mouriño, Secretario de Gobernación de México..............13 INTERVENCIÓN DE LA FRACCIÓN Informe sobre la manifestación del 17/10/2008 en México.............................................................20 Volante de la Fracción: ¡El capitalismo agoniza! ¡Proletarios de todos los países, unánse para derribarlo!..................................22 TEXTOS DEL MOVIMIENTO OBRERO Problemas actuales del movimiento obrero internacional (Internationalisme n°19 -marzo 1947)................24 FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI 1 Presentación 1. Crisis, amenazas guerreras: un año decisivo En el momento de la publicación del número 45 de este boletín, la situación internacional adquiere un aspecto cada día más dramático y tenso. Al mismo tiempo que los efectos de la crisis se hacen sentir de manera terrible en términos de despidos, cierres de empresas, al mismo tiempo que la recesión se precisa cada vez más, al mismo tiempo que los anuncios de “planes de reestructuración” se multiplican y afectan a todos los sectores de la economía y a todos los países; al mismo tiempo que todo eso, las tensiones guerreras se acrecientan y la situación en la Franja de Gaza es sólo el ejemplo más terrible, el más mediatizado y el más visible de una preparación guerrera que concierne al conjunto del planeta. África conoce, una y otra vez, conflictos más o menos localizados que implican a un número creciente de actores locales e internacionales; India y Paquistán reinician periódicamente el peligroso juego de los atentados y las amenazas de réplicas militares masivas en nombre del combate contra la amenaza terrorista; en cuanto a Rusia, sigue avanzando sus peones estratégicos en una parte de lo que fue su “zona”. Por otro lado, Irak se mantiene a sangre y fuego, al grado que los “atentados suicidas” y las “operaciones de limpieza” de las fuerzas de la coalición se han vuelto casi banales a pesar del número de muertos y heridos que entrañan. Afganistán es también el teatro del mismo tipo de situación y todo deja pensar que este país no está cerca de terminar con la barbarie guerrera; en efecto, el nuevo presidente estadounidense, el tan “popular” y tan “diferente” y “pacifista” Barak Obama ha declardo claramente que para él no era cosa de abandonar las acciones guerreras de su predecesor sino simplemente de “redesplegar” a las tropas estadounidenses de Irak hacia Afganistán, con la historia de combatir el mal desde la raíz y terminar por fin con los “terroristas islamistas” para asegurar así la “protección de los Estados Unidos” contra todas las amenazas exteriores. No hay duda de que este “redespliegue” de los EUA estará acompañado de un “redespliegue” equivalente por parte de los otros países que intervienen en el terreno afgano. 2. Sólo el proletariado tiene la solución Es por supuesto sobre estos dos terrenos que la burguesía se ve obligada, por su sistema en putrefacción, a actuar de manera radical y rápida. Debe golpear a nuestra clase, a sus condiciones de salario y de vida, al mismo tiempo que debe preparar directamente el enfrentamiento guerrero generalizado. Es esta situación la que vamos a enfrentar en los meses que vienen y la clase será llevada a defender sus condiciones de existencia sobre el terreno reivindicativo y salarial y a oponerse, en su propio terreno, a las maniobras guerreras de la burguesía, de todas las burguesías nacionales. ¡El reto es enorme! Y nosotros debemos y podemos tener confianza en nuestra clase. Los combates han comenzado a darse y, aunque estos parecen aún lejos de las exigencias del momento y de este reto, es sobre esta base que nuestra clase -con la intervención decidida de sus minorías comunistas- avanzará hacia una relación de fuerzas que le permitan invertir la situación a su favor. Las cosas, por supuesto, no se darán por sí solas; el combate será difícil y probablemente jalonado por reveses, derrotas puntuales, retrocesos momentáneos más o menos profundos. El desafío para nuestra clase y para nosotros, minorías comunistas, será el saber discernir en cada situación lo que son los retos puntuales y los más globales, el de ser capaces, en cada fase de la lucha, de distinguir lo que son las posibildiades del momento y de llevarlas lo más lejos posible. Las luchas que se anuncian serán exigentes para todos nosotros y es importante que cumplamos la tarea que la historia nos confía de manera decidida y coherente. Por su parte, la burguesía prepara sus armas ideológicas, políticas y, más directamente, de represión por todo el mundo. Para sólo tomar algunos ejemplos, se ve cómo los arsenales jurídicos se refuerzan en muchos países (Francia, pero también Italia, Inglaterra, México, etc.); se ve cómo las fuerzas de mantenimiento del orden se modernizan y preparan, se equipan con nuevos materiales (helicópteroq que vuelan por las zonas urbanas llamadas “sensibles” en los barrios de las ciudades de varios países europeos y otros), se ven sobre todo campañas de los medios de difusión que se basan en supuestas amenazas que pesan sobre los diferentes Estados para tomar medidas cada vez más represivas contra las poblaciones. Es también a todos estos ataques, directos o indirectos, que el proletariado deberá aprender a oponerse radicalmente. Y sólo lo podrá hacer identificando claramente sus objetivos, sus verdaderos y sus falsos “amigos”, lo que le impulsan a marchar cada vez más resueltamente hacia su fortalecimiento político, y los que le desvían hacia terrenos compasivos y moralistas bajo pretextos humanistas y democráticos. Estos últimos son los peores enemigos de nuestra clase, los defensores enmascarados de la paz social a quienes los revolucionarios siempre han combatido. Tal es la situación como la comprendemos, y es en función de esta situación y de sus necesidades que hemos elaborado este boletín. La hora es cada vez más claramente la de la lucha, las minorías comunistas tienen el deber de comprometerse radicalmente. La Fracción, enero de 2009. 2 BOLETÍN COMUNISTA SITUACIÓN INTERNACIONAL EL PORVENIR PERTENECE A LA CLASE OBRERA El año 2008 ha confirmado el hundimiento de la economía mundial en el meollo de una crisis de la cual no saldrá muy pronto. Los signos de una debacle económica mayor del capitalismo, que revelan una vez más la quiebra histórica de este sistema, no dejan de amontonarse. El año 2009 y los siguientes se abren con la promesa de luchas importantes por todo el mundo, luchas en las que la clase obrera podrá acumular experiencias preciosas para una respuesta masiva y frontal contra los ataques incesantes que le impone la burguesía. Todos esos charlatanes economistas, políticos, gobernantes, primero trataron de hacernos creer que la crisis se limitaba a la esfera financiera, que se debía sólo a una “demasiada” especulación; pero la crisis ha tocado a todas las esferas de su economía. Nos habían asegurado que “la economía real” (término que inventaron para hablar del sector de la producción de bienes) no estaba amenazada; pero he aquí la recesión, que no perdona a casi ningún sector, a ningún país. Después, con el disfraz de supermagos, esos mismos nos aseguraron que tenían en reserva todo un arsenal de medidas destinadas a frenar la crisis. Y así, han destinado miles de millones de dólares (o de euros u otras monedas) para salvar a los bancos, que a su vez tienen como misión “salvar a las empresas” ofreciéndoles... crédito. Es como tratar de parar una corriente de fango con ayuda de una pala. La corriente de fango se ha convertido en avalancha: todos los sectores, en todos los países, multiplican los despidos que caen por decenas y cientos de miles cada día. Su sistema se ha vuelto una gigantesca maquinaria para producir aún más desempleo y miseria por todo el planeta. Pero, con todo eso, la burguesía cumple una obra fundamental en favor de la lucha obrera: al arrojar brutalmente a la calle a millones de trabajadores, contribuye al mismo tiempo a tejer las condiciones para una puesta en movimiento masiva y unitaria de la clase obrera por todo el mundo. Es esto lo que pone nerviosos a todos los burgueses. El porvenir es para la lucha de clases La clase obrera ha comenzado ya a entablar el combate. Ella sola es capaz de desarrollar una lucha eficaz, masiva, frontal, unida contra este sistema de explotación moribundo y putrefacto. En Alemania, varios movimientos de huelga se han sucedido en marzo de 2008 en los aeropuertos, transportes, autobuses y trenes regionales, hospitales, guarderías, cajas de ahorro; estos movimientos se daban a continuación de las 7 semanas de huelga en los servicios públicos en 2007 contra el alargamiento de la jornada de trabajo. El número de días de huelga contabilizado está en alza constante en este país conocido por su “paz social” y la política de “diálogo social” de los sindicatos: hubo 18,000 días de huelga en 2005, 428,000 en 2006, y 580,000 en 2007; es una cifra récord desde la de 1993 (593,000 días de huelga, lo que ha hecho decir a los medios de difusión que “los obreros alemanes retoman el gusto por la huelga” (La Gazette de Berlin). A principios de noviembre de 2008, se desarrollaron huelgas de advertencia. 30,000 asalariados de la metalurgia pararon el 1º de noviembre para reclamar un alza de 8% a los salarios. El 3 de noviembre 2,600 empleados de Daimler (Dusseldorf) participaron en el movimiento; los paros se sucedieron en Ford (Saarlouis), en Opel (Bochum), en la empresa de herramientas Bosch (Giessen) e incluso entre los siderúrgicos de Salzgitter. Alrededor de 5,000 aslariados de Audi (Ingolstadt y Neckarsulm) entraron puntualmente en huelga durante este mismo periodo. En Italia, a principios de diciembre, 50% de los obreros de la Fiat en Turín se fueron a la huelga.. 200,000 personas se han manifestado en las calles de Bolonia, 50,000 en Milán, 40,000 en Nápoles para protestar contra los primeros efectos de la crisis actual. Estudiantes, retirados, obreros con mantas que decían claramente a los capitalistas: ¡Paguen ustedes su propia crisis!; estos proletarios se dirigían a todos los gobernantes y lanzaban así una consigna en la cual el conjunto de la clase obrera se reconocía. Al principio, los sindicatos habían intentado organizar una “protesta” contra la “mala política de Berlusconi”; además por “seguridad” dirían ellos, o por temor de desbordamientos diríamos nosotros, la CGIL (central sindical) retiró precipitadamente su llamado a la huelga en los ferrocarriles a nivel nacional. En Alitalia, los empleados no cesan su movilización contra las “reestructuraciones” decididas por la clase dominante. Los sindicatos han programado una serie de jornadas de huelgas, pero son cuidadosamente escalonadas (6 diciembre 2008; 7, 16, 27 de enero de 2009; 9, 20 febrero, etc.) para que no tengan prácticamente ningún efecto sobre la burguesía y para conducir a la desmoralización general de los combatientes. En Francia, varios movimientos sociales (además de las manifestaciones estudiantiles) se desarrollaron en París y en varias ciudades de provincia (Burdeos, Toulouse, Lille, Marsella, Lyon...). Casi mil personas se han manifestado en Burdeos, a principios de diciembre, al lado de los empleados de la Ford cuya fábrica de Blanquefort está amenazada de cierre. En Douai, el 18 de diciembre, los empleados de varias empresas (Saint Gobain, Auchan, Inoplast, Wagon, Faurecia) se unieron a los obreros de las fábricas Renault puestos en desempleo técnico y, lado a lado con los retirados y los estudiantes han recorrido las calles con la consigna: “contra el capitalismo, la huelga general”. Asimismo, hay movimientos en curso, en particular en los transportes (SNCF -trenes-, TER contra les horarios de trabajo de invierno especialmente) así como en los correos y el sector hospitalario. La paciencia, la mucha paciencia, la demasiada paciencia del conjunto de los proletarios por todo el mundo no encuentra su razón de ser más que en la esperanza de que una fracción FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI significativa de ellos, en Alemania, Francia, Italia u otra parte, desencadene la batalla, fracción a la cual podrían entonces unir sus esfuerzos. Al esperar, se someten a las organizaciones sindicales y esperan que éstas organicen la respuesta, cuando éstas solamente pactan, retrasan los plazos, los sacan a pasear en jornadas de acción amañadas, huelgas sectoriales dispersas geográficamente y en el tiempo, manifestaciones-procesiones, formas de “lucha” todas ellas destinadas a descorazonar a los trabajadores. Pero al esperar, la cólera se acumula, se transforma en rabia detrás de objetivos más o menos precisos pero con la certeza de que pronto, muy pronto, habrá que meterse en la lucha. El movimiento social en Grecia: luchas económicas y políticas Los movimientos sociales que han abarcado a Grecia a finales de 2008 son la continuación de un movimiento más amplio entablado desde hace ya varios meses en el cual la clase obrera ha tenido un lugar central. En marzo de 2008, millones de trabajadores se habían puesto ya en huelga contra el “plan de revisión” de las pensiones (transportes, hospitales, servicios públicos, ingenieros y abogados), y el 11 de mayo los sindicatos, bajo la presión de la clase obrera, se habían visto obligados a llamara a una jornada de huelga general, lo que después han repetido, sin lograr desvanecer la tensión social creciente. Posteriormente, obreros, desempleados, inmigrantes, estudiantes han recorrido periódicamente las calles de varias ciudades griegas, lado a lado. La cólera solamente se exacerbó desde el 6 de diciembre, el día del asesinato de un muchacho de 15 años a manos de un policía. Hoy, las muy raras imágenes que los medios de la burguesía proporcionan sobre las manifestaciones de calle, destacan a la vez el carácter espectacular de los enfrentamientos violentos con la policía y la juventud y pertenencia de los manifestantes a las capas estudiantiles. Lejos de agotarse en vísperas de la tregua de fin de año, la combatividad sigue mostrándose día con día; lejos de quedar reducidas a manifestaciones de jóvenes estudiantes, las filas de los manifestantes, en las cuales se encuentran jóvenes y retirados, activos y desempleados, aumentan cada día y las luchas obreras se desarrollan: huelga de controladores aéreos el 18 de diciembre por un aumento de salarios; huelgas también entre los empleados de los transportes públicos, entre los doctores y los trabajadores de los hospitales. El 18 de diciembre, delegaciones de obreros en huelga en varios sectores concurrieron a una manifestación de estudiantes ante el parlamento. En varias ocasiones, los locales sindicales has sido tomados por asalto y ocupados por los manifestantes, como en Patras donde los manifestantes han denunciado la política “progubernamental” de los sindicatos y han llamado a una huelga general indefinida, como en Atenas donde la sede de la Confederación General de los Trabajadores de Grecia (GSEE) ha sido ocupada. El movimiento social ha entrado en una fase de enfrentamientos esporádicos con las fuerzas de encuadramiento instauradas. A partir del 22 de diciembre, el aspecto político del movimiento 3 se ha reforzado. Los contingentes se han multiplicado en varias ciudades. En Alimos (barrio de Atenas), la población se apoderó del sonido instalado con ocasión de las fiestas de navidad y los micrófonos fueron utilizados para leer comunicados que demandaban la liberación de los detenidos, el desarme de la policía, la disolución de las brigadas antimotínes, la abolición de las leyes de excepción. En Volos y en la Isla de Lesbos, las estaciones de radio han servido para comunicar las reivindicaciones de los manifestantes. En Ptolemaida, así como en Ioannina, los árboles de navidad de las municipalidades han sido redecorados con los comunicados de las luchas, fotos de las manifestaciones y de Alexandros Grigoropoulos, el muchacho asesinado (1). Pero, a favor de la burguesía, la actitud de la izquierda y de las organizaciones sindicales, ha sido la de dedicarse completametne a contrarrestar la amplitud del movimiento: alternativamente, estos han soplado el viento del “radicalismo” cuando los obreros llaman a organizarse por sí mismos, o bien la tempestad del “democratismo” llamando a alinearse detrás de ellos para exigir una dimisión del gobierno instaurado y la preparación de nuevas elecciones. La burguesía sabía perfectamente que podía contar con los sindicatos y la izquierda; su prensa, además, ha reclamado abiertamente la ayuda de la izquierda: “Los ciudadanos o el KKE (Partido comunista griego) deben decidir restaurar el orden público y la protección del sistema democrático si la policía no es capaz de hacerlo” (Avriani, periódico de derecha). De hecho, el KKE no ha esperado a este “llamado”; desde el 9 de diciembre, tan sólo tres días después del asesinato de Alexandros, el comité central tomó la delantera de la propaganda antiobrera amalgamando a los estudiantes con los hooligans manipulados por “fuerzas de fuente interna y externa al país”, denunciando públicamente “la violencia ciega de los alborotadores encapuchados” y los “incendios ciegos” (comunicado de prensa del CCE del KKE del 9 de diciembre). Sin embargo, la realidad de la lucha, tal como se desarrolla masivamente en la actualidad en Grecia es muy diferente; concierne al conjunto de la población y, en primer lugar por supuesto, a la clase obrera. Al atacar violentamente a la policía y los edificios públicos, representantes locales de las instituciones burguesas, la población griega no busca solamente vengar la muerte de Alexis(2). Expresa su rechazo a este tipo de Estado y contribuye a plantear la cuestión social en el terreno político. El asesinato a sangre fría de Alexandros no tiene nada que ver con un error accidental. El policía que disparó fríamente contra un adolescente de 15 años solamente ha cumplido hasta el fin la “misión” que corresponde a la policía y al Estado en general, esta “misión” que consiste en hacer respetar, por todos los medios, la “paz social”. Es esto lo que los trabajadores en 1. La mayor parte de las informaciones citadas pueden consultarse en el sitio de"Solidarité ouvrière" : http://communisme.wordpress.com/category/luttes-de-classes. También se encuentran -más raramente- algunos elementos concretos en los despachos de AFP y Reuters. 2. Es lo que claman los manifestantes en sus mantas: “Llorar no es suficiente, la lucha continúa”. 4 BOLETÍN COMUNISTA Grecia han comprendido e integrado a su descontento. Entre más la burguesía y sus Estados se encuentran en peligro, más recurren a las macanas, al terror para intentar hacer respetar “su orden”. En periodos de crisis aguda, los oropeles democráticos caen, las instituciones encargadas de hacer respetar el orden de los Estados (sindicatos, policía, jueces...) se endurecen, su verdadera “misión” se muestra a la luz del día. Porque hay que ser claros: lo que hemos visto no es una “característica” propia del Estado griego cuyo gobierno estaría particularmente frágil. Es la continuación lógica, el completo resultado de lo que veremos desarrollarse cada vez más por todas partes, incluso (y sobre todo) por parte de los gobiernos “democráticos” y de su policía. Así, por ejemplo, actualmente en México, en algunas ciudades “populares”, las operaciones de la policía federal, con helicópteros, y la presencia permanente de convoys de policías y soldados fuertemente armados se vuelve una cosa corriente. Grecia nos ofrece un primer ejemplo, aún en estado de esbozo, de una situación en la que los problemas económicos y políticos se entrelazan, se cruzan o pasan alternativamente al primer plano de las preocupaciones de los proletarios. No porque estos hayan entrado consciente y abiertamente en lucha contra el Estado, sino porque la situación les impone cada día, en la lucha, un conjunto de problemas a resolver, cuestiones por zanjar y tareas concretas por plantear y realizar. Se puede afirmar en este sentido que los acontecimientos en Grecia plantean un jalón importante en la confrontación inevitable que tiene y tendrá cada vez más la clase obrera con el Estado burgués. Sin embargo, si la lucha en Grecia no es rápidamente tomada a cargo por los sectores centrales de la clase obrera griega, únicos capaces de asegurar el desarrollo y la extensión, si no es relevada al nivel de los grandes centros industriales de Europa especialmente, necesariamente se agotará y caerá en una derrota. Extensión y unificación de las luchas La lucha entablada por los trabajadores en Grecia constituye un llamado al desarrollo de las luchas por todo el mundo. Por otra parte, la imposibilidad en la cual se encuentra actualmente la burguesía de recurrir a los viejos esquemas de dispersión de los ataques, crea las condiciones para una respuesta rápida y masiva, que abra inmediatamente la vía a una perspectiva de unificación de las luchas. En los movimientos de huelga actuales se expresan impulsos hacia la superación del corporativismo, de las viejas divisiones que mantien y explota la burguesía, especialmente gracias a los sindicatos, entre sectores económicos e industriales, entre empresas, entre obreros y empleados, entre trabajadores activos y desempleados, etc. Pero esta superación implica otro contenido en las luchas al crear una relación de fuerzas favorable, al unirse por encima de los sectores industriales, los obreros afirman sus intereses como clasey la vía hacia una confrontación política contra el conjunto de la organización social, contra el Estado de la burguesía, se vuelve entonces cada vez más inevitable. La fuerza de los obreros es su unidad y su capacidad para golpear en conjunto para defender sus intereses comunes. Pero la construcción de esta unidad, la clase obrera deberá emprenderla combatiendo abierta y conscientemente todo lo que divide sus filas de manera abierta y concreta. Es una acción consciente, voluntaria, que encuentra su vía en la práctica de la lucha misma, en la toma del control y la organización de ésta: – mediante asambleas generales, en el interior de las cuales se construye concretamente la relación de fuerzas, donde se deciden colectivamente las acciones a llevar a cabo (decisión de ponerse en huelga, decisiones sobre las modalidades, etc...); mediante asambleas que son abiertas a todos los trabajadores y que se llevan a cabo tantas veces como sea necesario, según las necesidades de la lucha; – mediante manifestaciones comúnes masivas en las que los trabajadores y desempleados, todas las categorías sin distinción, se reencuentran, discuten, y tejen vínculos nuevos que multiplican su voluntad y su combatividad, en las que pueden intercambiar sus experiencias y reforzar así su conciencia; – mediante el envío de delegaciones masivas para buscar la solidaridad activa hacia los trabajadores de las empresas de alrededor, hacia las poblaciones obreras y los desempleados... En este plano, la gran simpatía que encuentra el movimiento en Grecia da testimonio de un rechazo creciente y compartido hacia este sistema de explotación y represión. La experiencia que se desarrolla en este país despierta por todas partes la atención de una clase obrera lista a movilizarse. El movimiento obrero internacional sigue con gran interés esta experiencia, como lo muestran las numerosas manifestaciones que han surgido en varias grandes ciudades de Europa especialmente, en solidaridad con el movimiento y los manifestantes acusados. Sin embargo, estas manifestaciones de solidaridad aisladas siguen siendo grandemente insuficientes. Sólo la solidaridad activa, mediante la entrada en lucha masiva e inmediata de los trabajadores, sobre su propio terreno de clase, podrá hacer retroceder a la clase dominante. Actualmente la cuestión de la organización de las luchas vuelve al primer plano. Está directamente ligada con la confrontación, en el interior mismo de la lucha, con los defensores del capital, especialmente los sindicatos, las fuerzas de encuadramiento de izquierda y los izquierdistas. El fondo de comercio de estos últimos es el sindicalismo de base que les permite autoproclamar una falsa centralización de la lucha improvisando y tratando de imponer todo tipo de comités, colectivo y otras coordinaciones “listas para usarse” que con frecuencia han preparado con meses de anticipación, antes de que los obreros concernidos esten listos para organizarse por ellos mismos, con el objetivo de obstaculizar el verdadero proceso de toma de control y de organización de la lucha. “Los 'lugares', o las formas de organización unitarias, es decir que abarcan al conjunto de los trabajadores a partir de sus lugares de trabajo, son también el teatro del combate de clase, del enfrentamiento entre la clase obrera y las fuerzas burguesas en el medio obrero, sindicatos partidos de izquierda e FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI izquierdistas. La experiencia de los años 1980 ha mostrado cómo los sindicalistas de base y los grupos trotskistas y anarquistas fueron capaces de encerrar las luchas obreras, las coordinadoras de ferrocarrileros y de enfermeras (1986, 1987 y 1988) en la corporación, de ahogar la extensión de las luchas, apoyándose en la voluntad 'asambleísta' de los obreros para dominar y controlar sus luchas sin dejarlas en las manos de los sindicatos. Igualmente, y en sentido contrario, la experiencia de diciembre de 1995 en Francia muestra claramente que la realización general y sistemática de asambleas, su carácter democrático y soberano (discusión y voto), no les había dado un 'contenido de clase' como dice Trotsky, y había podido dejar completamente el control y la dirección de la lucha a los sindicatos. (...) La necesidad de organizarse está directamente impuesta en función de las necesidades inmediatas de la lucha: rechazar los acuerdos sindicales, rechazar los preavisos de huelga y cualquier otra reglamentación sindical de la huelga, lanzarse a la huelga, extenderla, etc.... Es decir, que la cuestión de la “toma de control de las luchas por los obreros” está directamente ligada a la cuestión del enfrentamiento con la burguesía, especialmente con su principal caballo de Troya en el interior de las luchas, es decir, los sindicatos y el sindicalismo. Es decir también que las formas de organización de la lucha van a ser el objeto de un combate entre las clases, los obreros luchando para que estén al servicios del desarrollo del enfrentamiento de clases, los sindicatos y los izquierdistas luchando para fijarlas en nombre de la democracia obrera y 5 así vaciarlas de todo contenido de clase.” (La cuestión de la forma de organización de la lucha obrera, Boletín comunista 23, 10 de febrero de 2004). Al desarrollarse masivamente en los principales países del corazón del capitalismo, la combatividad obrera necesariamente va a cristalizarse, consolidarse y homogeneizarse alrededor de consignas y orientaciones comúnes; sobre este camino, la cuestión política de la organización de la lucha va a plantearse concreta y cotidianamente. Lo que constituye hasta ahora una nueva ola de luchas (de las luchas en Grecia a las de Alemania, Italia o, en menor medida, en Francia...) tiene todas las posibilidades de convertirse en un verdadero torrente a través del mundo bajo el efecto de la violencia de los ataques económicos conjugada con la represión; y en particular donde existen o pueden reforzarse plenamente los fundamentos para tal torrente, es decir, en todos los países centrales del capitalismo en los que la clase obrera está más concentrada y tiene mayor experiencia. Corresponde a estos batallones proletarios del corazón del capitalismo unirse y amplificar sus luchas, tomar el control de la organización y el desarrollo de éstas, condiciones necesarias para hacer retroceder a la burguesía. Tal es la responsabilidad mayor del proletariado, tal es lo que está en juego en la situación actual. Diciembre de 2008. *** ¡NI ISRAEL, NI PALESTINA, LOS OBREROS NO TIENEN PATRIA! Desde hacia ya más de una semana, la guerra hace de nuevo estragos en Medio Oriente, en la franja de Gaza entre Israel y el grupo Hamas a la cabeza del Estado residual, pero no menos capitalista que el de Israel, de la banda de Gaza. El terror reina sobre las poblaciones civiles de los dos países. Que los civiles palestinos sufren más que los civiles israelíes, debido a la desproporción de las fuerzas militares de cada lado, que los cohetes lanzados por Hamas sobre las ciudades israelíes sean menos mortales que los bombardeos de la aviación israelí sobre Gaza, no cambia en nada el terror sufrido de los “dos lados” ni el hecho de que el costo de la guerra que se desarrolla ahora sea directa y trágicamente soportada por estas poblaciones, y particularmente por el proletariado de los dos países. Esta guerra es una guerra imperialista, llevada a cabo por dos enemigos tan antiproletarios el uno como el otro y cuyos objetivos son tan burgueses el del uno como el del otro. Es sobre todo un momento de la acentuación de las rivalidades imperialistas entre las grandes potencias, sabiendo que la burguesía estadounidense apoya ampliamente las acciones guerreras de Israel y que Hamas, directamente apoyado por Irán, recibe también indirectamente y de manera más discreta el apoyo de otras grandes potencias que buscan rivalizar con los Estados Unidos. A continuación, volvemos a publicar un artículo escrito en Révolution Internationale, la publicación de la CCI en Francia, en diciembre de 2000 durante un conflicto anterior. La denuncia en ese artículo de la responsabilidad histórica e inmediata de las grandes potencias en los conflictos de Medio Oriente, sigue siendo completamente válida actualmente. Hay un elemento importante que nuestro artículo no mencionaba entonces -redactado antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en los Estados Unidos- y que es conveniente poner en evidencia y denunciar en el periodo presente: que este conflicto, como todos los que ensangrentan al planeta actualmente, es un momento complementario de la marcha hacia la guerra imperialista generalizada. Más allá de los avances y retrocesos militares y estratégicos que resulten, por un lado va a reforzar y clarificar un poco más los diferentes alineamientos de todas las potencias imperialistas, de las mayores en primer lugar, pero también de las medianas y las más pequeñas; y por otro lado va a participar en la evolución de la relación de fuerzas entre las principales potencias; entre los Estados Unidos y sus principales rivales, Alemania, Rusia, Francia, etc... en este avance inexorable hacia la guerra imperialista generalizada. 6 BOLETÍN COMUNISTA Asimismo, retomamos completamente por nuestra cuenta la denuncia, en este artículo de todas las fuerzas políticas, nacionalistas, izquierdistas, pacifistas, que empujan a los proletarios, a los obreros, en todos los países, a tomar partido por un campo contra el otro. Los obreros en Israel y en Palestina, tienen intereses de clase comúnes, pero desafortunadamente se encuentran tan sometidos a la ideología nacionalista totalitaria, que 50 años de guerra y atentados incesantes han creado una verdadera fosa de sangre y lágrimas entre las dos poblaciones. Ellos son las primeras víctimas de esta guerra. En este clima de nacionalismo exacerbado, les es difícil romper con la unidad nacional y defender sus intereses de clase mediante la lucha y la huelga. Sin embargo, los dos proletariados han llevado a cabo ya combates de clase frente a la miseria y la represión estatal salvaje, brutal, tanto de la burguesía israelí como de la burguesía palestina de la OLP o de Hamas. Son estos combates contra su propia burguesía los que deben desarrollar hasta fraternizar y unirse por encima de las fronteras. Al igual que en todas partes en el mundo capitalista, la lucha común de los proletarios de Palestina y de Israel es la única real oposición a la guerra que castiga a esta región. La afirmación, aún embrionaria, de una perpectiva de clase tal tendría como consecuencia práctica, concreta, la de limitar, si no la de invertir el proceso guerrero local y así participaría en la defensa de las condiciones de vida de toda la población. Pero, evidentemente, y como lo subraya nuestro artículo de 2000, la solución a las desgracias y a la tragedia que viven las poblaciones de Medio Oriente, reposa principalmente, históricamente, en las manos del proletariado mundial, y particularmente en las del proletariado de las principales potencias imperialsitas. La verdadera solidaridad con las “masas palestinas... e israelíes” no está en las manifestaciones izquierdistas rebosantes de nacionalismo que se ven desarrollarse en el mundo actualmente, llamando a la “destrucción de Israel”, ni en los llamados lacrimógenos a la paz inmediata, sino precisamente en las luchas obreras ante la crisis del capital y su perspectiva de guerra imperialista generalizada, luchas obreras que son una negación viva de los llamados a la unión nacional y a la colaboración de clases. Sólo la lucha del proletariado puede frenar y detener este proceso infernal hacia el cual el capitalismo arrastra cada día un poco más a la humanidad, y en el cual, ya ahora, más que ayer y menos que mañana, millones de obreros y de seres humanos pagan con su vida, con su miseria, con sus sufrimientos, la sobrevivencia de esta sociedad en crisis y decadente. Al igual que en 2000, la consigna de los comunistas sigue siendo: ¡Proletarios de todos los países, únanse! 8 de enero de 2009. Párrafos extraídos de un artículo de Révolution internationale, N° 307 – Diciembre 2000 Día tras día, la lista de muertos y heridos se alarga en Israel y en los territorios ocupados. En esta parte del mundo que ha conocido ya cinco guerras abiertas desde el final de la segunda carnicería mundial (sin contar todas las operaciones militares en tiempos de “paz”) una nueva guerra está incubando, la cual, a pesar de que oficialmente no ha comenzado, ya a matado a cientos de personas, particularmente de jóvenes y adolescentes. Oficialmente, todo el mundo habla de “paz”, tanto los dirigentes israelíes como los de la Autoridad palestina, al igual que todos los gobiernos de los países más desarrollados, sean europeos o americanos. En los hechos, a pesar de todas las conferencias que se han sucedido desde el verano pasado (conferencia de Campo David, en la residencia de vacaciones de Clinton, en julio, encuentro de París del 4 de octubre, conferencia de Charm El-Cheikh a mediados de octubre), la situación no ha dejado de empeorar des finales de septiembre: piedras, atentados con bomba, linchamientos de palestinos contra israelíes, balas reales de estos últimos contras los manifestantes palestinos, cohetes y tiros de artillería contra las poblaciones civiles. Según los países y el color de los gobiernos, se nos conmina a tomar partido por uno u otro campo presente: - “Hay que defender a Israel contra la amenaza de todos esos árabes fanáticos que rodean a ese país”. - “Hay que apoyar la justa causa palestina contra las arbitrariedades israelíes”. Pero en ningún momento, nadie plantea la verdadera cuestión: ¿dónde se encuentran los intereses de la clase obrera, la de Israel, judía o árabe, la de Palestina, la de los otros países del mundo? En Medio Oriente, la guerra no tiene fin El siglo XX ha sido un siglo de guerras, las guerras más atroces de la historia humana, y jamás ninguna de ellas ha servido a los intereses de los obreros. Siempre estos han sido llamados a hacerse matar por millones en favor de los intereses de sus explotadores, en nombre de la defensa de “la patria”, de “la civilización”, de “la democracia”, o de “la patria socialista” (como algunos presentaban a la URSS de Stalin y de los campos de trabajos forzosos). Y luego de esas guerras terribles, particularmente después de la segunda guerra mundial, aún se ha demandado a los que han sobrevivido a a aceptar nuevos sacrificios para reconstruir la economía “nacional”, es decir, capitalista. Actualmente, hay una nueva guerra en Medio Oriente, aunque no ha sido oficialmente declarada. De cada lado, las camarillas dirigentes llaman a los obreros a “defender la patria”, ya sea judía o palestina. A los obreros judíos que en Israel son explotados por capitalistas judíos, a los obreros palestinos que son explotados por capitalistas judíos o por capitalistas árabes (y con frecuencia de manera más feroz FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI que por los capitalistas judíos ya que, en las empresas palestinas, el derecho del trabajo es aún el del antiguo imperio otomano). Los obreros judíos han pagado ya un pesado tributo a la locura guerrera de la burguesía durante las cinco guerras que han sufrido desde 1948. Apenas salidos de los campos de concentración y de los ghettos de una Europa arrasada por la guerra mundial, los abuelos de los que hoy portan el uniforme de Tsahal fueron arrastrados a la guerra entre Israel y los países árabes. Después, sus padres pagaron el precio de sangre en las guerras de 1967, 73 y 82. Esos soldados no son terribles brutos que solamente piensan en asesinar a niños palestinos. Son jóvenes reclutados, obreros en su mayor parte, muertos de miedo y hastiados a quienes se les obliga a hacer funciones de policía y se les llena la cabeza sobre la “barbarie” de los árabes. Los obreros palestinos también han pagado ya de manera terrible el precio de sangre. Expulsados de sus lugares en 1948 por la guerra llevada a cabo por sus dirigentes, han pasado la mayor parte de su vida en campos de concentración, enrolados voluntaria o forzosamente en la adolescencia en las milicias de Fatah y demás FPLP o Hamas. Sus mayores masacradores no son, por lo demás, los ejércitos de Israel, sino los de los países donde han estado hacinados, como Jordania o Líbano: en septiembre de 1970 (el “septiembre negro”), el “pequeño rey” Hussein los exterminó en masa, al grado de que alguno tuvieron que refugiarse en Israel para escapar a la muerte; en septiembre de 1982, fueron milicias árabes (cierto que cristianas y aliadas a Israel) las que los masacraron en los campos de Sabra y Chatila en Beirut. Nacionalismo y religión, venenos para los explotados Ahora, en nombre de la “patria palestina”, se quiere movilizar de nuevo a los obreros árabes contra los israelíes, es decir, en su mayoría, obreros israelíes, al igual que se demanda a estos últimos hacerse matar por la defensa de la “tierra prometida”, Eretz Israel. De ambos lados corren de manera repugnante raudales de propaganda nacionalista, una propaganda embrutecedora destinada a transformar a los seres humanos en bestias feroces. Las burguesías israelí y árabe no han dejado de atizarla desde hace más de medio siglo. A los obreros israelíes y árabes, no se les ha dejado de repetir que deben defender la tierra de sus ancestros. Entre los primeros, se ha desarrollado, a través de una militarización sistemática de la sociedad, un psicosis de encerramiento con el fin de volverlos “buenos soldados”. Entre los segundos se ha anclado el deseo de agarrarse con Israel con el fin de encontrar un hogar. Y para esto, los dirigentes de los países árabes en los cuales se han refugiado les han mantenido durante décadas en campos de concentración, en condiciones de vida insoportables, en lugar de permitirles integrarse en la sociedad de esos países. El nacionalismo es una de las peores iedologías que la burguesía ha inventado. Es la ideología que le permite ocultar el antagonismo entre explotadores y explotados, de agruparlos detrás de una misma bandera por la cual los explotados se hacen matar al servicio de los explotadores, por la defensa de los 7 intereses de clase y de los privilegios de esos mismos explotadores. Y para rematar todo esto, se añade a esta guerra el veneno de la propaganda religiosa, lo que permite crear los fanatismos más dementes. Los judíos son llamados a defender con su sangre el muro de las lamentaciones del Templo de Salomón. Los musulmanes deben dar su vida por la mezquita de Omar y los lugares santos del Islam. A quienes rechazan la idea, lo que pasa actualmente en Israel y Palestina, confirma muy bien que la religión es el “opio del pueblo” como lo decían los revolucionarios del siglo pasado. La religión tiene el objetivo de consolar a los explotados y los oprimidos. Para quienes la vida en la tierra es un infierno, está el cuento de que serán afortunados después de su muerte con la condición de que sepan ganarse su salvación. Y esta salvación, se gana a cambio de sacrificios, sumisión, es decir, a cambio del abandono de su vida al servicio de la “guerra santa”. Que a finales del siglo XX, las ideologías y las supersticiones que remontan a la antigüedad o a la Edad Media sean aún abundantemente agitadas para arrastrar a los seres humanos al sacrificio de su vida, dice mucho sobre el estado de barbarien en el cual se hunde el Medio Oriente, al mismo tiempo que muchas otras partes del mundo. Las grandes potencias responsables de la guerra En cuanto a los países “desarrollados”, a las “grandes democracias” que hoy se pronunian con una falsa compasión sobre un Medio Oriente arrastrado por la fiebre guerrera, los Estados Unidos y los países de la Unión Europea especialmente, hay que denunciar su hipocresía repugnante. Son los dirigentes de esas mismas potencias quienes han creado la situación infernal en la que mueren actualmente por cientos, y mañana tal vez por miles, los explotados de esta región. Son las burguesías europeas, y particularmente la burguesía inglesa con su “declaración de Balfour” de 1917 las que, con el fin de dividir para mejor reinar, permitieron la constitución de un “hogar judío” en Palestina, favoreciendo así las utopías chovinistas del sionismo. Son esas mismas burguesías las que, al término de la segunda guerra mundial que acababan de llevar a cabo, se arreglaron para encaminar hacia Palestina a cientos de miles de judíos de Europa central salidos de los campos de concentración o que erraban lejos de su región de origen. Esto les permitía no tener que recibirlos en sus países. Son estas mismas burguesías, inglesa y francesa primero, y luego la burguesía estadounidense, las que han armado hasta los dientes al Estado de Israel con el fin de atribuirle el papel de punta de lanza del bloque occidental en esta región durante el periodo de la guerra fría, mientras que la URSS, por su parte, armaba lo más posible a sus aliados árabes. Sin estos grandes “padrinos”, las guerras de 1956, 67, 73 y 82 no hubieran podido llevarse a cabo. Con el hundimiento de la URSS y del bloque ruso se nos prometío una nueva “era de paz”. Esta mentira fue inmediatamente desmentida por la guerra del Golfo en 1991. Pero luego de ésta, la ilusión de una paz posible fue vertida por los discursos de los políticos y había estado en primera plana de 8 BOLETÍN COMUNISTA los diarios. Fue el tiempo de la conferencia de Madrid en octubre de 1991 y de la “paz de Oslo” firmada en la Casa Blanca en septiembre de 1993. Pero la paz no es posible en el capitalismo. Ya las horribles masacres en Yugoslavia lo demostraban en ese mismo momento. En cuanto a Medio Oriente, la paz quería decir una “Pax americana”, una presencia cada vez más pesada de la potencia americana en la región, lo que no deseaban otras burguesía a las que el fin de la amenaza soviética incitaba a afirmar sus propias ambiciones imperialistas. Actualmente, todas estas burguesía afirman querer la paz. Lo que en verdad quieren es poner el pie o reforzar su posición en Medio Oriente, una de las zonas más envidiadas del mundo por su importancia económica y estratégica. Para poner fin a la guerra, hay que derribar al capitalismo Es por ello que en el conflicto entre Israel y Palestina, se encuentra a los Estados Unidos como padrino del primer paíse, mientras que otras potencias como Francia (como se ha visto durante el encuentro de París a inicios de octubre) se alinean detrás de las posiciones palestinas. Hoy nuevamente, incluso con la desaparición de la URSS, las grandes potencias siguen echando gasolina al fuego, como lo han hecho abundantemente durante casi 10 años en Yugoslavia. Es por ello que los obreros de los otros países, de las “grandes democracias”, cuyos dirigentes se llenan la boca con las palabras “paz” y “derechos del hombre” deben rehusarse a tomar partido por un campo burgués o por otro. En particular, deben evitar dejarse engañar por los discursos de los partidos que se reclaman de la clase obrera, los partidos de izquierda y de extrema izquierda que les piden manifestar su “solidaridad con las masas palestinas” en búsqueda del derecho a una “patria”. La patria palestina sólo será otro Estado burgués al servicio de la clase explotadora que oprimirá a esas mismas masas, con policías y prisiones. La solidaridad de los obreros de los países capitalistas más avanzados no debe ir hacia los “palestinos” como no debe ir hacia los “israelíes”, pues en ambos se encuentran tanto explotadores como expoltados. Esta solidaridad debe dirigirse hacia los obreros y desempleados tanto de Israel como de Palestina, que además llevan a cabo luchas contras sus explotadores a pesar del “lavado de cerebro” de que son víctimas, como les sucede a los obreros de todos los otros países del mundo. Y la mejor solidaridad que les pueden aportar no consiste ciertamente en alimentar sus ilusiones nacionalistas. Esta solidaridad pasa, ante todo por el desarrollo de su combate contra el sistema capitalista responsable de todas las guerras, un combate contra su propia burguesía. En Medio Oriente, tal como en muchas otras regiones del mundo arrasadas actualmente por la guerra, no hay una “paz justa” posible bajo el capitalismo. Incluso si la crisis actual no desemboca en una guerra abierta, incluso si los diferentes protagonistas llegan a entenderse esta vez, esta región seguirá siendo un polvorín listo para explotar. La paz, la clase obrera deberá conquistarla derribando al capitalismo a escala mundial lo que hoy pasa por un desarrollo de sus luchas en su terreno de clase, contra los ataques económicos cada vez más duros que le asesta un sistema hundido en una crisis insuperable. Contra el nacionalismo, contra las guerras en las cuales quieren entrañarles sus explotadores, *** ¡Proletarios de todos los países, únanse! FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI 9 REVISTA DE PRENSA EL CAMPO PROLETARIO Y LAS ELECCIONES ESTADOUNIDENSES ¡Ni ruptura, ni corrección, la política de Obama va a continuar la política de Bush! Las elecciones estadounidenses de 2008 que han tenido como resultado la elección de Barak Obama tenían como objetivo, para la burguesía estadounidenses, reafirmar la política imperialista seguida desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 por los gobiernos de Bush y escoger al hombre y al equipo gubernamental que pudiera enfrentar lo más eficazmente posible la nueva situación creada por la agravación brutal de la crisis económica mundial. Cada elección, y con mayor razón en la primera potencia imperialista mundial, es una ocasión para la burguesía de reforzar la mistificación electoral y democrática, y un momento para reforzar, o suscitar, “la unidad nacional”. En particular en esta ocasión, la mistificación electoral y democrática se ha visto particularmente credibilizada por la supuesta ruptura con la política imperialista de Bush, que Obama representaría según lo dicen todos los medios de difusión. Asimismo, la elección del primer presidente “de color” en los Estados Unidos ha permitido desarrollar una intensa y amplia campaña sobre el “sueño americano” –es decir, la defensa de la democracia burguesa- reforzando así el sentimiento de unidad nacional. Así pues, éstas elecciones han cumplido ampliamente su función para la burguesía estadounidense y representan un innegable éxito político para ella. ¿Qué denuncian los grupos comunistas? ¿Cuáles han sido las tomas de posición de los principales grupos del campo proletario frente a este acontecimiento y esta intensa campaña ideológica? Una de las piedras angulares de la Izquierda Comunista es su denuncia de las elecciones y del parlamentarismo, del mito esencial de la democracia, en la cual esta corriente política (siguiendo a Lenin y la Tercera Internacional) ve la máscara detrás de la cual se afirma la dictadura de la burguesía. Acerca de la elección de Barak Obama a la presidencia de la primera potencia mundial, los grupos que se reivindican de esta tradición de la Izquierda comunista de manera global han destacado las posiciones justas y adecuadas. Nuestra fracción quiere, primero, subrayar que grupos como el PCI (“Le Proletaire”) o como el BIPR (del que hemos encontrado una toma de posición sobre estas elecciones sólo en lengua italiana en su sitio Internet), al igual que la CCI, han resaltado la obscena batalla mediática alrededor de la elección del señor Obama como 44º presidente de los Estados Unidos. Tanto los unos como los otros han sabido destacar la idea fundamental según la cual, cualquiera que sea la persona destinada a ocupar el puesto, la primera cosa que define la política que será llevada a cabo consistirá en defender los intereses de la burguesía nacional. Y por ello, dada la situación, tendrá que continuar ayudando a los sectores de la economía en dificultades debido al acceso de crisis y, por tanto, continuar y reforzar los ataques contra la clase obrera -en primer lugar- y contra el conjunto de la población. Esta defensa de los intereses nacionales pasa por dos ejes esenciales que los grupos en cuestión han sabido reconocer y destacar. La preparación guerrera; la defensa del papel de primera potencia imperialista mundial, por un lado, y por el otro, las medidas económicas que agravarán las condiciones de trabajo y de vida de nuestra clase. Bajo un título sin ninguna ambigüedad(1), los camaradas del PCI –Le Proletaire, escriben, especialmente, lo que sigue: “La situación internacional cada vez más tensa obligará a Barak Obama, como a sus predecesores, a defender los intereses imperialistas por medio de la gigantesca máquina militar de los Estados Unidos -¡incluso ya antes de su elección había criticado a Bush por la insuficiencia de su esfuerzo de guerra en Afganistán!. Los choques entre potencias capitalistas están destinados a agravarse en las diferentes partes del mundo: en Medio Oriente evidentemente, pero también en África, en Asia y en las zonas petroleras del Cáucaso, tal como lo hemos visto este verano. Y en Europa también, cuna histórica del capitalismo y foco de las guerras interimperialistas, donde se acumulan los factores de crisis y de tensiones.” (Texto disponible en el sitio Internet del PCI). Respecto a la situación que espera a la clase obrera en los Estados Unidos, después del opio electoral, el PCI continúa: “¡La ilusión electoral, ese potente medio de defensa del orden establecido, ha funcionado así perfectamente! Millones de proletarios, negros, blancos, hispanos y otros, han creído que era posible cambiar por lo menos un poco su situación mediante la vía electoral, democrática, pacífica y legalista. Han creído que el día del voto todos los individuos eran iguales y que la política del Estado estaba determinada por el número de votos obtenidos por tal o cual candidato.” (Ídem) Pues: “Ya sean de izquierda o de derecha, socialistas o conservadores, demócratas o republicanos, los gobiernos burgueses sólo se movilizan para defender los intereses capitalistas.” (Ídem). Las cosas son dichas claramente y lo que está en juego para nuestra clase está planteado. El PCI cumple su función de propaganda. Los camaradas del BIPR, hasta donde hemos podido ver, se contentan con una toma de posición en lengua italiana, por la voz de su periódico Battaglia Comunista. Hay que lamentar que estos camaradas no hayan juzgado bueno dar una versión al menos en inglés sobre el tema, sin embargo, hay que decir que 1. “Barak Obama, nuevo portavoz de los intereses de la clase dominante americana”. El subtítulo es, además, un claro llamado a la clase obrera de Estados Unidos para que abandone lo más rápidamente posible sus ilusiones sobre la llegada al poder de un hombre presentado como más favorable a sus intereses. Tal subtítulo dice: “Al renovar con sus grandes tradiciones de lucha, el proletariado americano deberá combatir la futura política de sangre y lágrimas de la presidencia Obama”. Texto disponible en el sitio Internet del PCI. 10 BOLETÍN COMUNISTA esta toma de posición es perfectamente justa. El título de esta toma de posición anuncia ya el eje de lo que va a seguir; el de la profundización de la crisis económica: “Obama gana y la crisis avanza” (Vince Obama e avanza la crisi. BC del 12 de noviembre de 2008, traducción nuestra). Esta verdad primera desemboca en un artículo esencialmente centrado sobre el desarrollo de la crisis económica que, como lo dice el subtítulo concluye que “no existe margen para las promesas electorales sin ataques contra el proletariado”. (Non ci sono margini per le promesse elettorali se non attaccando il proletariato. Idem). Al final del artículo, sin embargo, se afirman claramente los dos imperativos a los cuales está sometido el Estado capitalista de los Estados Unidos, como todos los otros: hacer frente, a la vez, a la necesaria preparación guerrera y, a la vez, a una clase obrera cuyas condiciones de vida van a ser aún más golpeadas: “Los recursos que Obama puede utilizar serán destinados en cada caso a apoyar al gran capital, en tanto que tiempos aún más sombríos esperan a los millones de proletarios americanos, cada vez más arrojados al abismo de la pobreza más obscura. “Todo esto en un marco internacional que verá a los Estados Unidos inevitablemente conducidos a enfrentar adversarios imperialistas cada vez menos dispuestos a aceptar pasivamente la potencia absoluta del dólar, alimentando así los impulsos hacia la guerra.” (ídem). Nuevamente aquí, además de denunciar el circo electoral, los camaradas destacan con justeza la perspectiva de doble filo en la cual está encerrado el mundo capitalista, y el conjunto de la sociedad con él. El Estado norteamericano, como todos los Estados capitalistas, se ve hoy confrontado al doble imperativo de marchar resueltamente hacia la guerra mundial y al mismo tiempo de atacar a la clase obrera. En cuanto a la CCI, ésta parece darle mayor eco a estos hechos y, por ejemplo, publica artículos en varios idiomas a propósito de las elecciones de los Estados Unidos. Hay que creer que, a pesar de su inexorable deriva oportunista, mantiene algunos reflejos y nos da gusto. En un artículo de la prensa de la sección de la CCI en los Estados Unidos (Internationalism Nº 148, octubre 2008-enero 2009) se puede leer una toma de posición perfectamente correcta y que subraya, incluso, los dos ejes esenciales en los cuales la burguesía se debate: “Obama ha prometido el cambio, pero esta promesa es sólo una ilusión. Toda esta campaña no ha sido más que una mentira hipócrita, que se ha aprovechado de las esperanzas de una población, y sobre todo de una clase obrera terriblemente afectada por la miseria y la guerra. “Los verdaderos ganadores de estas elecciones no son los “José el plomero”, símbolo del “americano promedio”, ni los afroamericanos que forman parte de la clase obrera americana, sino la burguesía americana y sus representantes. Es claro que los mismos ataques incesantes van a continuar abatiéndose sobre los obreros. La miseria también seguirá agravándose inexorablemente. Obama no ha sido tampoco un candidato de la “paz”. Su crítica esencial hacia Bush es sobre el hundimiento en Irak y sobre su política que ha dejado al imperialismo americano incapaz de responder de forma apropiada a los desafíos planteados a su dominio. Obama prevé enviar más tropas a Afganistán y ha declarado claramente que los Estados Unidos deberán estar listos para responder militarmente a cualquier amenaza contra sus intereses imperialistas. Sin contar que ha sido fuertemente crítico en relación a la incapacidad de la administración Bush para responder al nivel requerido a la invasión de Georgia por Rusia del verano pasado. ¡Ese es el campeón de la paz!”. Más adelante, en esee mismo artículo, la CCI afirma incluso que: “No hay pues nada que esperar para la clase obrera de esta llegada al poder de Obama. Para la clase dominante, en cambio, esta elección representa un éxito más allá de sus sueños más disparatados.” O también que: “La euforia postelectoral –tal como los bailes en la calles para saludar la victoria de Obama– es un testimonio de la extensión de la victoria política de la burguesía. El impacto de esta elección es comparable a la victoria ideológica que ha aparecido inmediatamente después del 11 de septiembre de 2001.” Notemos que la CCI juzga estas elecciones y el escándalo al cual han dado lugar como una victoria política de la burguesía de los Estados Unidos. Volveremos sobre esta cuestión más adelante, a propósito de otros juicios por parte de la CCI y respecto también del mito electoral hace algunos años a propósito de la elección de G. W. Bush para su segundo mandato. En otro artículo, publicado en Revolution International Nº 396 de diciembre de 2008 titulado “Obama, presidente de los Estados Unidos: es siempre la burguesía la que gana las elecciones” se defiende el mismo tipo de posición. Después de haber constatado, con razón, el éxito de la mistificación electoral: “Esta elección ha logrado levantar una enorme ola de esperanza de cambio de sus condiciones de vida miserables a millones de explotados y oprimidos gracias a una gigantesca operación publicitaria alabando el milagro de “la unión nacional”, tan querida por la burguesía”, así como el control político la burguesía americana, el articulo continúa relativizando correctamente la medida de este éxito político frente a la realidad de la crisis económica y de sus consecuencias económicas e imperialistas: “La “loca esperanza” suscitada por “el efecto Obama” no puede llevar más que a una muy rápida y terrible desilusión. Con el efecto bumerang de los ataques, las quiebras, el desempleo, la miseria, la continuación de la política guerrera, la recesión y el endeudamiento que tocan a la puerta, el retorno a la realidad será duro.” Parece, pues, a primera vista, que las tres corrientes principales de la Izquierda comunista se encuentran sobre un análisis globalmente idéntico, no solamente sobre el papel y la función del circo electoral -que es lo menos que se puede esperar de esta tendencia política- sino también sobre lo que está en juego actualmente para el mundo capitalista y las contradicciones en las cuales se encuentra: la preparación guerrera y el aumento de FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI la lucha de clases frente a la agravación brutal de la crisis económica. La ambigüedad de la denuncia de la CCI Tras esta convergencia de tomas de posición, hay sin embargo matices que revelan divergencias -y sobre todo dinámicas diferentes por parte de estos grupos- en cuanto al análisis, y por tanto en cuanto a las perspectivas que trazan de la situación. El PCI y el BIPR, en este caso Battaglia Comunista, fundamentan sus tomas de posición respectivas sobre un análisis coherente con sus tomas de posición anteriores y su comprensión teórica, lo que le permite asentar sólidamente su posición –si bien nosotros podemos tener divergencias sobre tal o cual aspecto debido, sobre todo en cuanto a Le Proletaire, a las diferencias programáticas. No sucede lo mismo con la toma de posición de la CCI, la cual está en completa oposición con el análisis que hizo sobre la reelección de Bush en 2004, para quien, según la CCI de entonces, “el mantenimiento (…) del poder se había vuelto imposible” (Internationalism Nº 132, diciembre 2004) lo que volvía a su rival demócrata Kerry el candidato de la burguesía estadounidense, quien normalmente debería haber sido el elegido. Inevitablemente, su toma de posición actual se encuentra fuertemente debilitada en la medida en que no nos explica cómo “las motivaciones electorales de una mayoría de electores americanos [no] han estado determinadas [ahora] por factores que apelan a todo, menos a la razón y la lucidez” (ídem), contrariamente a 2004, ni tampoco cómo la burguesía estadounidense ha podido invertir una situación en la cual “la irracionalidad, producto del temor y la impotencia, ha dominado estas elecciones” de 2004 (Revolution International No. 352). En resumen, ¿cómo la burguesía estadounidense gangrenada por la “Descomposición” ha podido reaccionar, cuando incluso el equipo Bush en el poder era completamente inadecuado, hasta el punto de presentar un balance catastrófico hoy, siempre según la propia CCI? La debilidad de su toma de posición actual, debido a la contradicción manifiesta con el análisis anterior sobre las elecciones de 2000 y de 2004, abre la puerta a tomas de posición falsas y peligrosas actualmente. En primer lugar, la afirmación actual según la cual “ésta ha permitido ante todo recredibilizar el juego electoral y el retorno al escenario de la mistificación 'democrática' con el fin de enmascarar provisionalmente la quiebra del capitalismo, para los Estados Unidos, como para el mundo entero”, que esta elección “ha permitido revalorizar la vieja fachada del electoralismo y del mito democrático, que había sido puesta en dificultades desde 2000 y que había conducido a un sentimiento de desencanto en relación al 'sistema' en mucha gente.” (Internationalism Nº 148, 2008) reintroduce la idea de que la burguesía estadounidense había perdido todo el control y dominio de su juego político desde la primera elección de Bush(1) y que el mito democrático había quedado 1. “A pesar de la fuerte participación y la actitud responsable de Kerry, la mistificación democrática ha sufrido nuevamente un serio retroceso para la burguesía. Entre amplios sectores de la población, la campaña del 'no importa quién excepto Bush” se ha vuelto una verdadera cruzada, una ocasión para 11 particularmente debilitado. Y ello le impide comprender, por el contrario, la fuerza y el juego político de la burguesía estadounidense, ni en su política frente al proletariado, ni en su marcha hacia la guerra imperialista… desde 2001. Es lo que, en cambio, sobre la base de las posiciones originales de la CCI, nos habíamos permitido recordarles entonces a los militantes de la CCI en nuestro boletín 30(2) y lo que permite hoy comprender y explicar el éxito político que constituye para la burguesía estadounidense la elección de Obama. En segundo lugar, y sin duda más grave aún, la toma de posición actual de la CCI, según la cual “con la victoria de Obama, sobre todo había que “borrar” la imagen catastrófica de los Estados Unidos luego de los ocho años Bush (calificado como el peor presidente conocido en la historia de los Estados Unidos) (RI No. 396), es decir, que la política imperialista llevada a cabo por Bush no correspondía a los intereses del capitalismo estadounidense, participa en fortalecer dos mistificaciones, dos temas de propaganda, particularmente peligrosos para el proletariado y que la burguesía se ha encargado de martillar: por una parte, que la política de Obama podría ser “diferente”, más “pacifista”, más respetuosa de los “derechos del hombre”, menos agresiva, en el plano imperialista; y por otra parte, que las acciones guerreras de Bush, supuestamente dictadas por su irracionalidad y su inadecuación, no correspondían a un proceso inexorable del capitalismo mundial hacia la guerra imperialista generalizada. En lugar de aportar crédito a las mentiras de la burguesía, los revolucionarios tienen el deber de afirmar que la política llevada a cabo por Bush era LA política necesaria de la burguesía de los EUA. Que es este mismo tipo de política la que corregir un serio error en la historia política americana (...). El fracaso de la campaña de los medios de difusión burgueses para modificar la división del trabajo político en favor de los demócratas ha provocado una frustración ampliamente extendida, incluso depresiones, sobre cómo tal movimiento democrático podía haber fracasado en desalojar a un presidente impopular” (Internationalism 132, diciembre 2004). 2. “¿Cómo es posible que no vean [los militantes de la CCI] por el contrario que estas elecciones han sido un éxito importante para la burguesía estadounidense? Que la mistificación democrática y electoral ha salido fortalecida y credibilizada. Que la política imperialista estadounidense ha salido reafirmada y lanzada a la cara de los rivales imperialistas como un desafío. ¿Cómo no pueden ver que el hecho de que la 'América profunda, los sectores rurales, sometidos por los efectos de la crisis a la miseria creciente, a la desmoralización y a la ausencia total de perspectivas han sido particularmente permeables a esos temas místicos, que permiten diabolizar al extranjero (el musulmán fanático) como el responsable de todos los males' (Revolution Internationale), significa que ésta ha sido particularmente sensible al lenguaje nacionalista y guerrero?.¿Cómo no pueden ver que el hecho de que otra franja importante de la población estadounidense haya sido particularmente sensible, antes, y sin duda aún más ahora luego de las elecciones, a los temas 'antiguerra', pacifistas, democráticos, 'de izquierda', participa en la creación de las mejores condiciones para la instauración de un movimiento pacifista de izquierda, es decir sobre temas y en un terreno burgueses? ¿Cómo no pueden ver que estos dos fenómenos constituyen precisamente la instauración de un dispositivo político del cual tiene necesidad el aparato de Estado de la burguesía estadounidense para comprometerse de manera aún más decidida y determinada en su política imperialista y guerrera? ¿No tenemos aquí precisamente las condiciones políticas clásicas de una falsa oposición guerra o pacifismo para tratar de arrastrar al conjunto de la población, y particularmente a la clase obrera estadounidense? Excepto que se crea que el pacifismo burgués, incluso radical, el mismo que va a desarrollarse con el resultado de estas elecciones, no sea el arma principal de la burguesía para conducir a la clase obrera al terreno de la guerra imperialista, detrás del Estado burgués... Otra puerta oportunista que se abre en relación al internacionalismo proletario”. (Boletín 30, marzo 2005). 12 BOLETÍN COMUNISTA llevará a cabo Obama. Es lo que hacen claramente los artículos de Proletaire y Battaglia Comunista. En este sentido, se puede afirmar sin temor a equivocarse que Bush -y su equipo- ha sido “the right man in the right place” (“el hombre correcto en el lugar correcto”, el más apto para lo que se requería) desde el punto de vista de la burguesía. Los ataques contra la clase obrera, las acciones guerreras que ha conducido eran exactamente las políticas que la burguesía de los Estados Unidos debían llevar a cabo. Y Obama continuará en esta misma dirección. Pero la CCI actual difícilmente puede regresar sobre su análisis de las elecciones de 2000 y 2004 –y sobre otras tomas de posición también falsas y peligrosas- y esto debilita considerablemente su toma de posición actual. En efecto hay un marco “teórico”, una postura “teórica”, que fundamenta estas tomas de posición contradictorias, falsas y peligrosas: su concepción sobre la pretendida fase de “Descomposición” en la cual dicha descomposición sería permanente y definitiva y se ejercería cada vez más fuertemente sobre el conjunto de la sociedad, en particular sobre la clase obrera. Es ésta la que explicaría las dos selecciones de Bush y la supuesta incapacidad de la burguesía estadounidense para controlar su “circo electoral”: “Como la descomposición sigue acelerándose, la clase dominante americana se une a otras naciones capitalistas como Francia en sus dificultades para controlar el circo electoral” (Internationalism Nº 132). Es también la descomposición la que explicaría que “la América profunda, los sectores rurales, sumidos bajo los efectos de la crisis en la miseria creciente, la desmoralización y la ausencia de toda perspectiva, han sido particularmente permeables a estos temas místicos, permitiendo satanizar al extranjero (¡el musulmán fanático!) como responsable de todos los males”. (ídem). Pero ¿cuestionar esta visión de la fase actual de “Descomposición”? ¿no sería como cuestionar su dogma? Los retos políticos internos de esta organización serían entonces enormes: Habría que cuestionar las posiciones políticas que han aparecido desde, por lo menos, 2001: - El abandono de la alternativa histórica de guerra o revolución (15 Congreso de la CCI, 2003); - el abandono del fundamento de la decadencia, el ciclo crisisguerra-reconstrucción (16 Congreso de la CCI, 2005); - el rechazo del peligro de guerra imperialista generalizada (16 Congreso de la CCI) a cambio de un supuesto apocalipsis ecológico (17 Congreso, 2007); - el rechazo de las teorías derrotistas sobre el peso de la descomposición sobre el proletariado; - el rechazo del supuesto peligro permanente de clanismo sobre el funcionamiento de las organizaciones comunistas –y que pasa por rechazar la justificación ideológica de nuestra exclusión y poniendo y el cuestionamiento de la validez del combate con miras a eliminar nuestra fracción y sus militantes-, etc. Sin embargo, es por esta vía que los militantes de la CCI aún fieles a las posiciones de nuestra organización, deben comprometerse si quieren sinceramente que su organización se desprenda de las ilusiones y mistificaciones burguesas en las cuales cae cada vez más; para que se susme, sólidamente, sobre un terreno firme, a nuestra fracción y las otras organizaciones de la Izquierda comunista en la defensa clara de los intereses del proletariado frente a este tipo de sucesos. Seamos claros: tal como no hemos dejado de repetirlo desde nuestra exclusión de la CCI en marzo de 2002, no decimos a estos militantes, si los hay, que abandonen la CCI. Continuamos, por el contrario, llamándoles a asumir el debate, y por tanto el combate político, dentro de la CCI con el fin, ya sea de recuperar a la organización a sus posiciones originales y a sus responsabilidades históricas actuales, ya sea de asumir una actividad minoritaria en su interior con el fin de que haya la mayor clarificación política posible. En ambos casos, si bien la primera solución es la más deseable, aunque actualmente la más improbable, llamamos a estos camaradas a tomar contacto con nuestra fracción. Es lo más abierta y públicamente posible que este debate y combate deberían llevarse a cabo, es decir frente al proletariado, frente al campo proletario, con el fin de que este último como un todo salga lo más fortalecido y unido posible. En un período en el que la crisis y las guerras se vuelven cada vez más agudas, en el que la presión de la ideología de la burguesía sobre los proletarios se multiplicará, y en el que los retos de clases se volverán igualmente agudos, el proletariado internacional tiene una necesidad urgente de que sus minorías políticas de vanguardia sean lo más claras posible y hablen con una sola voz, lo más unida y coherente posible. La Fracción, 20 de diciembre de 2008. *** FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI 13 Mensaje de saludo al PCI-Le Prolétaire con motivo de la creación de su sitio Internet La Fracción Interna de la CCI al Parti Communiste International (Partido Comunista Internacional) Compartimos su punto de vista sobre el lugar que puede y debe tener este medio “virtual” en el conjunto de las tareas de los militantes comunistas. “Biblioteca” que permita poner a disposición un conjunto de documentos, “librería”, “dirección única” para quienes desean comunicar un punto de vista, plantear una cuestión o solicitar mayores informaciones, tale es el interés de este tipo de medio. Ni más, ni menos. Habrán tenido ustedes la ocasión de conocer nuestro artículo del boletín nº43 titulado “Por una prensa militante de intervención”, en el que tocamos el mismo tema y, según nosotros, con las mismas preocupaciones principales. Haciendo votos porque los vínculos “virtuales” que este sitio hará surgir se transformen en vínculos concretos y sólidos por el reforzamiento de la vanguardia comunista, le envíamos nuestros más fraternales saludos internacionalistas. La fracción. París, México, 25 de octubre de 2008. Camaradas, Recientemente hemos tomado conocimiento, casualmente, de la existencia de sus sitio Internet. Queremos saludar este esfuerzo (del que entendemos la importancia en términos de tiempo y fuerzas militantes que requiere) por su parte y la importancia que este trabajo tiene y tendrá para nuestra clase y su vanguardia actual y, sobre todo, futura. No hemos tenido el tiempo aún de “visitar” todo, pero no dejaremos de hacerlo. Queremos, sin embargo, saludar vívamente su texto de “explicación” sobre la creación de este sitio y el papel que ustedes le dan. *** Respuesta a un contacto sobre la muerte de Juan Camilo Mouriño, el Secretario de Gobernación de México El texto que reproducimos a continuación constituye una respuesta de la fracción a un email de un nuevo simpatizante en México en el que nos pregunta nuestra apreciación sobre un acontecimiento que acababa de suscitar una fuerte campaña ideológica en este país. El documento, que rebasa ampliamente la pregunta del contacto, se basta a sí mismo y por ello no reproducimos el email inicial. Estimado compañero: Recibimos tu mensaje, en el que nos preguntas sobre cuál es nuestra “apreciación sobre el accidente de Mouriño”(1). Dado que hemos entrado en contacto contigo muy recientemente, y apenas empiezas a conocer nuestras posiciones, nos parece conveniente aprovechar la ocasión para contestar a tu pregunta exponiendo a la vez nuestro marco de análisis sobre la situación particular de México, en el contexto de la situación mundial actual. Sobre el suceso en sí de la caída del avión-jet en el que viajaba el Secretario de Gobernación, pensamos que no debemos detenernos en las especulaciones sobre si se trató de un accidente o de un atentado. El Estado capitalista, ha machacado estas semanas la versión de que se trató de un “accidente”, mediante una campaña ideológica que, entre más insistente se vuelve, más dudas despierta. Ya que el jet volaba en condiciones completamente normales, y que algo parecido a la “explicación” oficial nunca antes había ocurrido en los 50 años que tiene funcionando el aeropuerto de la Ciudad de México, resulta 1 El Secretario de gobernación es una especie de superministro del interior de los gobiernos mexicanos, de hecho el segundo en el orden jerárquico luego del presidente de la república. [NDLR] improbable que una “casualidad” tal le hubiera sucedido precisamente al político burgués más importante de México después del presidente. Para nosotros, la muerte de Mouriño obedece a un “ajuste de cuentas” entre fracciones rivales de la burguesía. Al contrario del show del “accidente” montado para la TV, estos “ajustes de cuentas” sí que son muy comunes en el interior de la clase burguesa de México (como, por lo demás, en la de todo el mundo). Basta echar un vistazo rápido a la historia moderna de México para ver cómo ésta se encuentra salpicada de episodios en los que una supuesta “casualidad” -en la modalidad de “asesino trastornado” que nadie sabe cómo burló la seguridad del funcionario, o de un “accidente mientras viajaba”- se encarga de modificar el tablero de las pugnas interburguesas. Desde los asesinatos de Carranza y Obregón a principios del siglo XX, hasta los más recientes de Colosio, Ruiz Massieu y el Cardenal Posadas (asesinado a balazos aunque, según la versión oficial, ¡“accidentalmente”!) o el “accidente” de Clouthier durante el tormentoso “periodo de transición” de Salinas de Gortari, y los “accidentes” de Aguilar Zínzer (el funcionario que se opuso a la guerra de Irak) o Martín Huerta durante el anterior sexenio de Fox. ¿Pero qué interés puede tener para la clase trabajadora dedicarle 14 BOLETÍN COMUNISTA alguna atención a estos “ajustes de cuentas” en el interior de la clase burguesa? Ante todo, hay que ayudarle a salir de la trampa de la “información” de los medios de difusión que se enfocan en el drama y en las supuestas “pesquisas”, y cuyo único objetivo es desviar la atención de los trabajadores sobre las posibles causas y consecuencias de la remoción violenta de tal o cual alto funcionario. Debido a que este tipo de acontecimientos son acompañados de extensas campañas ideológicas en las que la exaltación de las supuestas “virtudes” del difunto y todo el carácter dramático de la situación son aprovechados para provocar la simpatía y el apoyo de los trabajadores hacia tal o cual fracción de la clase burguesa, todo ello disfrazado de “patriotismo”, para los revolucionarios es importante contrarrestar esas campañas ideológicas, denunciando los verdaderos intereses mezquinos y las sórdidas pugnas de los capitalistas que están detrás de esos sucesos que, al menos momentáneamente, los mismos sucesos dejan al descubierto, intereses capitalistas que son completamente antagónicos a los intereses de los trabajadores. ¿Cuáles son pues, para nosotros, las causas y consecuencias de que Mouriño haya sido puesto fuera del juego? Para contestarte esta pregunta, tenemos que volver antes sobre algunos aspectos de nuestra caracterización de las relaciones de la burguesía y la situación actual. Como clase, la burguesía está siempre unida contra el proletariado. Sin embargo, en su interior, por su propia naturaleza e intereses (obtener las mayores ganancias) la clase dominante se encuentra siempre, a la vez, dividida, compitiendo y luchando entre sí en todos los planos (económico, político, etc.); esa misma competencia y lucha le conduce a formar fracciones o grupos que se enfrentan entre sí(1). Evidentemente, las mayores divisiones son las de los países capitalistas: históricamente la burguesía se cohesionó alrededor de los Estados nacionales para defender sus intereses, (si bien en el interior de cada Estado existen también divisiones entre grupos con intereses aún más particulares). La burguesía va aglutinando cada vez más los medios de producción, la propiedad y los habitantes del país. Aglomera la población, centraliza los medios de producción y concentra en manos de unos cuantos la propiedad. Este proceso tenía que conducir, por fuerza lógica, a un régimen de centralización política. Territorios antes independientes, (…) se asocian y refunden en una nación única, bajo un Gobierno, una ley, un interés nacional de clase y una sola línea aduanera. (Manifiesto Comunista.- Cap. I.- Marx y Engels, 1847, negritas nuestras). La época actual, caracterizada por nosotros como la de la decadencia del capitalismo, encuentra aún al mundo no solamente dividido por las fronteras nacionales, sino en una lucha mortal y constante de todos contra todos entre los países capitalistas, por los mercados, las fuentes de materias primas, las zonas de influencia, las zonas estratégicas... lucha al frente de la cual se encuentran las grandes potencias, y a la cual arrastran a todos los demás. Hay que remarcar que esta lucha entre 1. No abordamos aquí la particularidad de la constitución de bloques imperialistas rivales en vísperas de las dos guerras mundiales.[NDLR] burguesías nacionales no es de “malas contra buenas”, de “imperialistas contra progresistas”, de “opresoras contra pueblos que luchan por su independencia”, etc., como lo pinta la ideología burguesa. Actualmente todas las burguesías nacionales, grandes y chicas, “desarrolladas” y “tercermundistas”, tienen el mismo carácter explotador, decadente, reaccionario e imperialista. La única diferencia es que unas son más fuertes que otras, por lo cual mantienen entre ellas relaciones de dominación, donde evidentemente las más poderosas subordinan y coaccionan a las más débiles, lo cual, sin embargo, no implica que por ello las más “débiles” sean más “progresistas”, o “menos explotadoras” que las más “fuertes”. Para la clase obrera es fundamental comprender este aspecto, ya que durante los últimos 100 años los trabajadores explotados han sido arrastrados a masacrarse entre sí en las guerras burguesas imperialistas -especialmente en la primera y segunda guerras mundiales-, precisamente detrás de la ideología de la “defensa de la nación” (ideología que actualmente toma modalidades como la de “guerra contra los estados terroristas” o “lucha de liberación contra el imperialismo”). No podemos, en el marco de esta carta, desarrollar más al respecto, y en otra ocasión podremos volver sobre este tema, citemos solamente a Rosa Luxemburg, uno de los revolucionarios que captó más nítida y profundamente los cambios del capitalismo de su fase de ascenso a la de su decadencia, a la luz de la primera guerra mundial: El imperialismo no es la creación de un estado o grupo de estados imperialistas. Es el producto de determinado grado de madurez en el proceso mundial del capitalismo, condición congénitamente internacional, una totalidad indivisible, que sólo se puede reconocer en todas sus relaciones y del que ninguna nación se puede apartar a voluntad. Solamente desde este punto de vista es posible comprender correctamente el problema de la “defensa nacional” en la guerra actual. El estado nacional, la unidad nacional y la independencia fueron el escudo ideológico bajo el cual se constituyeron las naciones capitalistas de Europa central en el siglo pasado. (...) El programa nacional podía desempeñar un papel histórico siempre que representara la expresión ideológica de una burguesía en ascenso, ávida de poder, hasta que ésta afirmara su dominación de clase en las grandes naciones del centro de Europa de uno u otro modo, y creara en su seno las herramientas y condiciones necesarias para su expansión. Desde entonces, el imperialismo ha enterrado por completo el viejo programa democrático burgués reemplazando el programa original de la burguesía en todas las naciones por la actividad expansionista sin miramientos hacia las relaciones nacionales. (...) Hoy la nación no es sino un manto que cubre los deseos imperialistas, un grito de combate para las rivalidades imperialistas, la última medida ideológica con la que se puede convencer a las masas de que hagan de carne de cañón en las guerras imperialistas. Esta tendencia general del capitalismo contemporáneo determina las políticas de los estados individuales como su ley suprema y ciega, así como las leyes de la competencia económica determinan las condiciones de producción del empresario individual. (La crisis de la socialdemocracia FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI alemana o “Folleto de Junius”.- Cap. VII.- Rosa Luxemburg, 1915, negritas nuestras). ¿Cuál es en este marco la situación de la burguesía mexicana? A la burguesía mexicana le podemos aplicar aquel dicho popular de que su desgracia es estar “tan lejos de dios y tan cerca de los Estados Unidos”, pues, en efecto, la formación del Estado y el desarrollo capitalista de México ha estado determinado en gran parte por su frontera colindante con la de los Estados Unidos, el país que en el siglo XX se convirtió en la primera potencia imperialista mundial. Es cierto que la burguesía mexicana, a partir de mediados del siglo XIX, ha estado siempre ligada y subordinada a los intereses “expansionistas” de la burguesía estadounidense. Sin embargo, es necesario, al respecto, deshacer el mito ideológico histórico tejido por ella misma acerca de la existencia de una clase “nacionalista”, “antiimperialista” siempre en oposición a alguna fracción (o incluso sólo a algún déspota “traidor”) “vendida a los Estados Unidos”. Ciertamente, la burguesía mexicana tiene su propio interés de clase nacional, pero éste no está reñido, ni mucho menos con los convenios, alianzas, pactos de dominio o subordinación, … con otras burguesías nacionales, sobre los cuales los trabajadores se enteran sólo cuando empiezan a tener que cumplirlos con mayores sacrificios en sus condiciones de vida y trabajo. Especialmente, la burguesía mexicana ha tenido que aprender a acomodarse bajo la tutela de los Estados Unidos. Tomemos, como ejemplo para aclarar lo anterior, el mito, que se encuentra en los orígenes del Estado capitalista mexicano moderno, sobre el “benemérito” Benito Juárez, considerado por la historia oficial como el máximo nacionalista e independentista antinorteamericano. Incluso la actual izquierda del capital, con López Obrador a la cabeza, enarbola a Juárez como símbolo del “antiimperialismo”. Sin embargo, la historia oficial oculta el hecho de que el mantenimiento de su gobierno tuvo que apoyarse en más de una ocasión en la burguesía de aquél país. Es conocido, por mencionar un sólo caso, el “Tratado McLane-Ocampo”, mediante el cual el gobierno de Juárez cedía el Istmo de Tehuantepec(1) a los Estados Unidos para el libre paso de mercancías y tropas (de manera similar a lo que ocurriría con el Canal de Panamá), además de permitir el tránsito y el comercio estadounidense libre de impuestos, e incluso la invasión del ejército de Estados Unidos, en caso de que tuviera que “proteger” sus intereses. Aquél tratado no difiere en su esencia política, de los tratados firmados en años recientes entre la burguesía mexicana y la estadounidense (tales como el Tratado de Libre Comercio o el Plan Mérida) mediante los cuales Estados Unidos, por un lado, obtienen jugosas ventajas económicas, y por otro utilizan y controlan militarmente a México. Sin embargo, con esto no tratamos de “juzgar” a Benito Juárez, lo cual nos llevaría a volver a caer en el juego de los mitos ideológicos, sino solamente mostrar la posición en que ha vivido constantemente la burguesía mexicana. El ideólogo de la burguesía mexicana Justo Sierra expresa el callejón en que estaba metido Juárez: 1. El Istmo de Tehuantepec es la parte más estrecha del territorio mexicano entre el Pacífico y el Golfo de México. [NDLR] 15 “El gobierno constitucional celebró otro contrato terrible: el tratado Mac Lane. Los Estados Unidos se disponían á intervenir en Méjico, y con motivo de la inseguridad de nuestro territorio el presidente Buchanan en su mensaje había consultado al Congreso la intervención armada para ayudar al gobierno constitucional (de Juárez). Con objeto sin duda de impedirlo, el gobierno que había estado hacía tiempo procurando encontrar recursos pecuniarios en los Estados Unidos, pero resuelto á evitar la intervención negoció por cuatro millones de pesos que en efectivo se reducían á dos, un convenio que cedía a la Unión norte americana tales franquicias en Tehuantepec y en una zona de la frontera del Norte, que equivalía al condominio, á la cesión de una parte de la soberanía de la República sobre el territorio nacional. (...)” (Justo Sierra, político e ideólogo mexicano de finales del siglo XIX y principios del XX). Lo que hay que entender es, pues, que históricamente la burguesía mexicana ha tenido que encuadrar su interés nacional de clase en el de la potencia vecina, mediante malabarismos, cediendo partes de su “soberanía” (comercio, territorio, etc.) para evitar ser aplastada completamente, viviendo subordinada a ella, pero a la vez acomodándose lo mejor posible bajo su “protección” (en el sentido que da la mafia a este concepto). Ahora bien, al mismo tiempo, la burguesía mexicana, ha buscado constantemente, como un medio para “equilibrar” o contrarrestar el dominio completo de los Estados Unidos, la apertura a otros capitales y potencias extranjeras, principalmente las europeas. Esto ha convertido a México, sobre todo en épocas históricas “críticas” (especialmente de guerras), una zona donde se han manifestado frecuentemente las rivalidades entre las grandes potencias imperialistas. A estas rivalidades corresponde también una cierta división en el interior de la burguesía nacional, pero no entre “nacionalistas” y “vendidos”, sino simplemente entre las fracciones que, por sus propios intereses, son más proclives o bien hacia los Estados Unidos, o bien hacia las potencias europeas (si bien éstas han sido mucho más débiles, sobre todo a partir del fin de la llamada “revolución mexicana”de 1910-17). En este sentido, podemos recordar, primeramente, que el fin de la guerra de independencia (en 1821) dejó intactas grandes áreas de influencia y dominio comercial, político e ideológico de España y la Iglesia romana, que sólo fueron retrocediendo a regañadientes ante el empuje de las nuevas potencias mundiales (primero Inglaterra y luego los Estados Unidos), pero que nunca cedieron del todo -al grado que, un siglo después, los terratenienetes y capitalistas ligados a España y al Vaticano todavía pudieron lanzar como carne de cañón a los campesinos del centro del país contra el gobierno de los generales “revolucionarios” que trataba de limitarles sus privilegios, durante la llamada “guerra de los cristeros” de 1926-29. Esta influencia no sólo se mantiene hasta la fecha, sino que incluso busca reforzarse: Ante los actuales patinazos de los Estados Unidos, España (y el Vaticano) están sirviendo desde hace varios años como una especie de punta de lanza para la entrada de capitales de la Unión Europea a México. Hay que recordar, asimismo, que la segunda mitad del siglo XIX corresponde, no sólo a la naciente expansión de los Estados 16 BOLETÍN COMUNISTA Unidos, sino también al último impulso de expansión de las viejas potencias europeas, principalmente de Inglaterra, pero también de Francia y Alemania hacia México (y hacia toda América Latina). Es, hablando más ampliamente, el periodo de agudización de la competencia entre las potencias imperialistas por todo el mundo que, a final de cuentas, conduciría, en 1914, al estallido de la primera guerra generalizada por la repartición del globo. Este periodo, corresponde en México al de la dictadura de tres décadas de Porfirio Díaz, la cual, en el plano de las relaciones internacionales expresa nuevamente nítidamente el juego de “malabares” con las grandes potencias en el que ha tenido que mantenerse la burguesía nacional. Un alto funcionario del gobierno de Díaz, prominente ideólogo de la burguesía mexicana, expresaba así ante el ministro francés este juego: “No cabe duda de que no podemos responder a esta invasión [se refiere a la entrada de capitales estadounidenses] en forma extremista, ya que los Estados Unidos han contribuido al desarrollo de nuestro país y siguen haciéndolo, y contribuirán más en el futuro. Debemos mantener a tan poderoso vecino en un estado de ánimo favorable y evitar cualquier cosa que provoque su enemistad. Por otra parte, tenemos el derecho y también el deber de buscar en otras partes un contrapeso a la influencia continuamente creciente de nuestro poderoso vecino. Debemos volvernos hacia otros círculos, de los cuales podamos obtener apoyo en ciertas circunstancias, para preservar nuestra independencia industrial y comercial. Ese contrapeso sólo podremos encontrarlo en el capital europeo” (José López Portillo y Rojas(1), 1901. Citado por F. Katz en “La guerra secreta en México”. Negritas nuestras). Incluso el derrocamiento de Díaz obedece en buena parte -aparte de las fuerzas sociales internas-, al apoyo brindado inicialmente por los Estados Unidos a la fracción de los terratenientescapitalistas del norte encabezados por Madero, al ver amenazados sus intereses ante la apertura de Díaz hacia los capitales europeos. Como lo señala el historiador Katz: “El régimen de Díaz no fue derrocado únicamente por las múltiples fuerzas cuya hostilidad suscitó dentro de México, sino también debido a las muy poderosas fuerzas cuya oposición despertó fuera del país: las de importantes grupos económicos en los Estados Unidos. En su esfuerzo por detener lo que llegó a considerar como una invasión de inversionistas norteamericanos, Díaz comenzó a volverse hacia las potencias europeas, invitándolas a invertir en su país y a desafiar en él la supremacía norteamericana. Cuando esta invitación fue atendida se convirtió en uno de los principales escenarios de la rivalidad europeo-norteamericana en América Latina.” (Friederich Katz. La guerra secreta en México, T. I. Negritas nuestras). En fin. No podemos en esta correspondencia recorrer toda la 1.- Este personaje es, en efecto, el abuelo del que sería presidente de México (por el Partido Revolucionario Institucional) entre 1976 a 1982, José López Portillo. La “revolución mexicana” no liquidó a la vieja clase terrateniente-capitalista de la época porfiriana, sino que ésta terminó pactando o mimetizándose con la nueva burguesía surgida a partir de los generales “revolucionarios”. historia de las pugnas imperialistas y de las fracciones burguesas en México. Al finalizar la primera guerra mundial, los Estados Unidos aprovecharon el desgaste sufrido por las viejas potencias europeas, para expandirse mundialmente, y particularmente para “tomar posesión”, por decirlo así, de toda América Latina. Sin embargo, las potencias europeas conservaron aún fuerte influencia e intereses en América Latina, y ésta siguió siendo, incluso hasta la segunda guerra mundial, un terreno de pugnas entre las potencias europeas y los Estados Unidos, si bien estos últimos se volvieron predominantes, especialmente México que se convirtió en su “patio trasero”. Nos interesa recordar, sin embargo, el histórico caso de la “expropiación petrolera”. La versión oficial sobre la “nacionalización” del petróleo de 1938 es otro de los mitos cuidadosamente mantenidos por la burguesía mexicana, pues de hecho tras aquéllos acontecimientos logró arrastrar efectivamente a los obreros y campesinos pobres detrás de la defensa de los intereses capitalistas, no solamente haciéndoles aceptar enormes sacrificios para indemnizar a las compañías petroleras (particularmente los obreros petroleros tuvieron que aceptar aún más duras condiciones de trabajo, la imposición de un sindicato estatal y la prohibición de hacer huelga), sino en general como un paso previo de la burguesía mexicana para convertir al país en proveedor de materias primas (petróleo, alimentos, algodón...) para los Estados Unidos con miras a la segunda guerra imperialista mundial. Según el mito ideológico, con aquél acontecimiento el petróleo se convirtió en “propiedad de todos los mexicanos”. Sin embargo, como lo ha señalado siempre el marxismo, la nacionalización de una industria en el capitalismo no significa que ésta se convierta en “propiedad de toda la sociedad”, sino que simplemente es ahora administrada por el Estado capitalista en provecho del conjunto de la clase capitalista; en tanto los obreros de esas industrias siguen siendo obreros asalariados, explotados por el capital. Pero además, la expropiación de 1938 ni siquiera significó la “independencia” de la industria petrolera de México, sino solamente el fin de la dominación del capital inglés, que hasta entonces seguía manteniéndose, para quedar a partir de entonces subordinada al capital... estadounidense. Frente a la borrachera nacionalista que se desató con la expropiación petrolera (y que hasta la fecha la sigue alimentando, especialmente la izquierda del capital), solamente un pequeño grupo político, perteneciente a la Izquierda comunista internacional, el Grupo de Trabajadores Marxistas, denunció toda esta situación: Hoy como ayer recibe el petróleo de México, con la diferencia de que lo compran al gobierno mexicano en vez de comprarlo a las compañías petroleras. Los precios son los mismos, el petróleo es el mismo y el futuro se encargará de demostrarlo en breve, las compañías seguirán siendo las mismas en lo que se refiere a su procedencia americana...” (El carácter reaccionario de las nacionalizaciones en la fase imperialista del capitalismo. Grupo de Trabajadores Marxistas, Comunismo Nº 1, 1938. Reproducido en el folleto: Textos del GTM, FICCI, 2008). Esta situación perdura hasta nuestros días. Luego de varias décadas en que la producción petrolera de México disminuyó FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI (hasta convertirse en importador de petróleo) el descubrimiento del yacimiento de Cantarell volvió a hacer de México un país exportador importante a partir de la segunda mitad de los años 1970; sin embargo la burguesía mexicana no desarrolló la industria de refinación (producción de gasolina y demás derivados), sino que alegremente se dedicó a usufructuar las ganancias por la exportación de crudo, principalmente hacia... los Estados Unidos. Pero, además, al cambiar la situación internacional a principios de ésta década (derrumbe de las Torres Gemelas en 2001), el petróleo de México se ha convertido en una prioridad estratégica para los Estados Unidos. En efecto. Después del derrumbe del bloque imperialista del Este, el desmembramiento de la antigua URSS, y la consiguiente extinción del juego de bloques imperialistas que había resultado de la segunda guerra mundial, los Estados Unidos quedaron como la primera potencia mundial indisputada, como “policía del mundo” en una situación en que los conflictos imperialistas no desaparecieron, sino que tomaron un cariz convulso (o “caótico”, como decíamos en la CCI) durante más de una década. Sin embargo, a la vuelta del nuevo milenio, el rechazo de las otras grandes potencias (Alemania principalmente, así como Francia, Rusia, y otras) a seguir detrás de las aventuras guerreras estadounidenses para imponer su “orden”, en el contexto de la crisis crónica del capitalismo, marcó nuevamente un cambio en la situación internacional: el inicio de una nueva marcha de la burguesía mundial hacia una tercera conflagración generalizada, como medio de un nuevo ajuste de cuentas, de una nueva repartición del globo. En estas condiciones, el control de las fuentes de materias primas y sobre todo de energéticos, adquieren más allá de su importancia comercial, una importancia estratégica-militar. Estados Unidos, el mayor consumidor de petróleo, no es autosuficiente, sino que, por el contrario, es el primer importador de petróleo del mundo. Y es interesante notar de dónde provienen estas importaciones: en primer lugar de los países árabes de Medio Oriente, es decir, de la región más “caliente” del globo en cuanto a conflictos imperialistas y lucha entre las grandes potencias, una región en la que los Estados Unidos mantienen su supremacía cada vez con mayores dificultades; en segundo lugar, de ... Venezuela, un país que abiertamente se ha pasado del lado ruso y que tiende a desafiar cada vez más a los Estados Unidos; y, finalmente, de Canadá y de México, que en realidad son, por tanto, las fuentes más seguras de petróleo (tanto por su colindancia, como por el carácter de países “amigos”) que poseen los Estados Unidos, en la actualidad y para el futuro. Para darte una idea del entrelazamiento de México con Estados Unidos en relación al petróleo podemos decir1 que México ha producido, durante los últimos años, unos 2,500 millones de barriles de petróleo diariamente. De estos, más de la mitad, unos 1,500 millones, se destinan a la exportación (el resto se procesa en las 6 viejas refinerías de México, para consumo interno). Pues bien, si ya en 1985 el 50% iba a parar a los Estados Unidos (el otro 50% a Europa y Asia), en los últimos años es el 80% 1. Cifras calculadas aproximadamente, a partir de diferentes estadísticas oficiales y noticias periodísticas. Sin contar que la situación cambia rápidmente en los últimos años y meses. 17 de la exportación de crudo mexicano el que se destina a los Estados Unidos. La producción de petróleo mexicano está controlado, pues, por el capital estadounidense -sin contar que, además, posteriormente le revende a México una quinta parte de ese mismo petróleo, en forma de gasolina y derivados, (50% del consumo de gasolina y derivados de México proviene actualmente de los Estados Unidos). Como ves, los chillidos de López Obrador y de toda la izquierda del capital, acerca de que “Calderón quiere entregar el petróleo mexicano a los Estados Unidos” es otro mito: No solamente desde la época de Cárdenas Estados Unidos tiene el control exclusivo del petróleo de México, sino que además, en la última década México se ha convertido en una fuente estratégica de petróleo para los Estados Unidos. ¿Cuál es, entonces, el significado de la actual “reforma energética” de Calderón? En los años más recientes, la producción de petróleo en México tiende a disminuir. Oficialmente se dice que el yacimiento de Cantarell se está agotando; algunos dicen que se trata de una disminución provocada para acelerar la reforma. Lo cierto es que la reforma de Calderón busca busca abrir la inversión de capitales privados (“extranjeros”) en la exploración y explotación de las famosas “aguas profundas” del Golfo de México. Sin embargo, el proyecto de la burguesía mexicana debe acomodarse, una vez más, a los intereses de los Estados Unidos, quienes, precisamente se han lanzado a la pugna por el control de las fuentes de petróleo a escala mundial, lo que incluye en primer lugar el control de su propia área geográfica, es decir, precisamente del Golfo de México. Como decíamos hace unos meses: En los últimos años las pugnas imperialistas por el control del petróleo y el gas a escala planetaria han vuelto crítica para la primera potencia la seguridad del suministro de petróleo y gas provenientes de México y la región andina (Venezuela, Bolivia...), así como el control de los yacimientos en “aguas profundas” tanto del Golfo de México como de los recientemente descubiertos en aguas de Brasil. Pero es en este aspecto precisamente en el que los Estados Unidos tienen que actuar con la mayor firmeza y cuidado para mantener su hegemonía en la región. Por un lado, el proyecto de “reforma energética” que promueve el actual gobierno mexicano para quebrar el monopolio de producción de la estatal Pemex se ha convertido en un asunto de “seguridad nacional” para la burguesía estadounidense, pues debe garantizar el control completo del flujo de petróleo hacia los Estados Unidos y evitar por tanto la entrada de empresas de países potencial o declaradamente enemigos, como España o Rusia. Por otro lado, los Estados Unidos deben lidiar también con las pretensiones imperialistas regionales de un país como Brasil que ha declarado la estatización de la extracción de petróleo en “aguas profundas”. Y, finalmente, los Estados Unidos tienen que enfrentar la oposición abierta del gobierno de Venezuela el cual en el curso de los últimos años se ha convertido en el principal foco de impugnación y de polarización de diversas burguesías nacionales (Bolivia, Ecuador, Nicaragua...) contra los Estados Unidos. (Boletín de la Fracción Nº 44, septiembre 18 BOLETÍN COMUNISTA 2008; negritas nuestras). El problema -para los Estados Unidos- es que, la reforma, al resquebrajar el monopolio de Pemex sobre la extracción, abre la puerta -via la competencia por los contratos- no sólo a las compañias estadounidenses (que de hecho ya controlan el petróleo mexicano), sino también a las compañías petroleras de otras potencias, como la Repsol española o las grandes compañías rusas, que de hecho han estado penetrando ya en los últimos años en América Latina; potencias que cada vez más expresan intereses diferentes -por no decir antagónicos- a los de los Estados Unidos. A lo anterior se suma no sólo la subsistencia, sino un cierto fortalecimiento -con la llegada del PAN a la presidencia-, de los restos de las viejas fracciones “proeuropeas” de la burguesía nacional, a las que se sumaron capitales abiertamente proeuropeos más “frescos”, sobre todo de origen español. Esta situación no es, por supuesto, producto de un “viraje” del conjunto de la burguesía mexicana, sino de los trastocamientos de las relaciones imperialistas: recordemos que fue Salinas de Gortari, a finales de los 1980, quien impulsó la liquidación del régimen de partido único (el PRI) en el poder y el establecimiento de un régimen de “alternancia” de partidos; para ello fue necesario reforzar y renovar al PAN (el viejo partido de derecha donde estaban enquistadas las fracciones ligadas al Vaticano) con una hornada de empresarios “jóvenes”. Los Estados Unidos vieron con buenos ojos este cambio, como medio de fortalecimiento del Estado capitalista mexicano, mientras que el problema del acceso al gobierno de algunos “proeuropeos” no era un elemento preocupante, en la medida en que en esos años Europa aún marchaba detrás de los Estados Unidos. Sin embargo, la cosa cambió radicalmente a partir de 2001, cuando las grandes potencias europeas encabezadas por Alemania y Francia se deslindaron de Estados Unidos ante la segunda guerra de Irak, marcando la existencia de una oposición creciente a su hegemonía. En el caso de México, la situación se tensó aún más cuando el nuevo gobierno de Zapatero decidió también retirar las tropas españolas de Irak; a partir de entonces la influencia europea en México se convierte en “una piedra en el zapato” para los Estados Unidos, y ello tanto más en la medida en que ésta influencia busca extenderse cada vez más por América Latina. Evidentemente, las fracciones mexicanas “proeuropeas” no tienen, ni mucho menos, la fuerza suficiente como para hacer volcar los intereses del conjunto de la burguesía mexicana contra los Estados Unidos (algo que, en cambio, sí puede suceder en otros países, incluso de América Latina). Sin embargo, la existencia de estas fracciones puede ser aprovechada por las potencias antagónicas a los EUA, para al menos distraer, desestabilizar, debilitar, a estos últimos hasta donde sea posible, y esto en “su propio patio trasero” (algo que, por lo demás, no es la primera vez que intentan las potencias europeas en México). Y, así, en las actuales condiciones de agudización de las tensiones y pugnas imperialistas a nivel mundial, en las que la burguesía mexicana se halla atada a los intereses y al destino de la burguesía estadounidense, el gobierno de Calderón atraviesa, en cierto modo, por el viejo dilema de la burguesía nacional, según el cual, como decía López Portillo y Rojas: “Debe mantener a tan poderoso vecino en un estado de ánimo favorable y evitar cualquier cosa que provoque su enemistad, pero a la vez intentar buscar en otras partes un contrapeso a su influencia continuamente creciente.” Evidentemente, la llegada de Calderón a la presidencia no sólo tuvo el aval de los Estados Unidos, sino que el mismo Calderón ha mostrado su inclinación hacia la primera potencia mundial. Sin embargo, es significativo que el ascenso de Calderón ha sido a la vez acompañado por una apertura creciente hacia los capitales europeos, principalmente españoles. Y, precisamente, en la última década el principal vocero y representante en el gobierno de esos capitales españoles y europeos ha sido -o más bien “fué”-... Juan Camilo Mouriño. Es sabido que entre Calderón y Mouriño se estableció una alianza (Calderón habla de una “amistad personal”) desde el 2000, cuando el PAN (con Fox) llegó a la presidencia. Como coordinador del grupo parlamentario del PAN, Calderón nombró a Mouriño encargado de la comisión de energía1. Desde allí, y aprovechando las reformas impulsadas desde los tiempos de Salinas para permitir la inversión privada -sobre todo de empresas extranjeras- en el sector energético (que supuestamente debería ser monopolio estatal) Mouriño logró el otorgamiento de muchos contratos (en electricidad, gas, etc.) a diversas empresas no estadounidenses, y especialmente a las españolas (tales como Unión Fenosa, Iberdrola o GPA Energy). Tiempo después, Mouriño se convirtió en el principal colaborador de Calderón, cuando éste ascendió a la secretaría de energía, logrando, por ejemplo, en 2004, la asignación de uno de los más jugosos contratos del sexenio de Fox para la “joya de la corona” española: Repsol, como principal empresa encargada de la exploración de la Cuenca de Burgos (50,000 km2 en el noreste de México), el yacimiento de gas natural más rico descubierto en México; un contrato de 20 años por el cual la Repsol obtendrá más de 2,000 millones de dólares. Finalmente, al ser nombrado Calderón presidente de México, Mouriño también llegó a la cumbre de su carrera cuando su amigo le concedió la Secretaría de Gobernación.2 Desde este puesto, y a la vez interviniendo en asuntos que formalmente íban más allá de sus funciones (relaciones exteriores y energía) Mouriño impulsó una política que, poco a poco, empezó a “incomodar” a la burguesía estadounidense, y a las fracciones predominantes de México, ligadas a los Estados Unidos. Por una parte, la evidente apertura hacia Europa, y hacia España en particular, se refleja en el plano diplomático, en el hecho de que en tan sólo 2 años de gobierno, Calderón ha tenido ya 4 encuentros con Zapatero (una en México, dos en España y otra en El Salvador); en la última, Calderón se comprometió apoyar el ingreso de España al G20. En el plano económico, la puerta abierta a los capitales españoles en los sectores financiero, 1. Los datos siguientes sobre Mouriño provienen de notas periodísticas aparecidas en Internet en los últimos años, es decir, son públicamente conocidos. 2. La Secretaría de Gobernación es el equivalente en otros países al ministerio del interior, es decir la oficina que controla la política interna del país (seguridad, servicios secretos, partidos políticos...). FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI energético, de turismo, de telecomunicaciones..., se refleja en el hecho de que España se ha convertido en los últimos años en el segundo inversor extranjero en México, con un nada despreciable 10% de la inversión extranjera total, si bien obviamente el primero son, por mucho, los Estados Unidos. Además, Mouriño intervino en la normalización de las relaciones diplomáticas con... Venezuela y Cuba, es decir, con los gobiernos de América Latina más “antiestadounidenses”, y que en los últimos tiempos se han acercado a otra potencia antagónica a los Estados Unidos: Rusia. Todavía unas dos semanas antes de su muerte, durante la recepción del ministro cubano de relaciones exteriores, Mouriño afirmaba, que la relación de México con Cuba era una “prioridad”. Por otra parte, fue Mouriño también quien, posteriormente, durante la preparación de la “Iniciativa Mérida”, mediante la cual Estados Unidos incrementaría su “ayuda”, es decir, su intervención militar en México, declaró como “inaceptable” la cláusula que daba derecho de supervisión al gobierno estadounidense sobre la policía y ejército mexicanos. Pero sobre todo, fue la injerencia de Mouriño en la reforma energética lo que, al parecer terminó por convertirlo en un obstáculo serio para los intereses del conjunto de la burguesía nacional, alineada con los Estados Unidos; pues era claro que Mouriño buscaría favorecer la “apertura” del Golfo de México no sólo a los estadounidenses sino también a otras potencias que no eran necesariamente “amigas” de los Estados Unidos, de manera análoga a como lo había hecho en la electricidad y el gas. Durante meses, mediante la “filtración” de información “confidencial” a los medios de comunicación, de la que se hizo vocero sobre todo la izquierda del capital con López Obrador, Mouriño fue presionado para renunciar a su cargo: Primero, “se descubrió” que no era mexicano, sino español, por lo que no estaría habilitado para ocupar cargos de importancia nacional; después “se descubrió” que años antes desde sus cargos de gobierno había facilitado ilícitamente el enriquecimiento de su familia en el sector energético; y, finalmente “se descubrió” que su padre se había enriquecido también mediante operaciones fraudulentas y de blanqueado de dinero. Debido a que, a pesar de la presión recibida sobre su gobierno ocasionada por Mouriño, Calderón, o bien lo seguía sosteniendo lealmente, o bien no tenía la fuerza para relevarlo, los días anteriores al “avionazo”, los medios de difusión daban versiones completamente contrarias acerca del destino de Mouriño: mientras algunos auguraban que a lo sumo se mantendría en el cargo hasta a finales de año, otros por el contrario lo veían como el próximo candidato a la presidencia del país nombrado por Calderón. Unos días después de aprobada la reforma energética, toda esta situación de tensiones terminó de un sólo tajo ... con el “avionazo” y la muerte de Mouriño. Es evidente que los capitales europeos (sobre todo españoles) y las fracciones de la burguesía nacional ligadas a ellos han sufrido un duro revés. Asimismo, el gobierno de Calderón ha recibido un severo aviso acerca de que debe ser más “disciplinado”, de que debe terminar con cualquier veleidad de “apertura” hacia las potencias y países menores “no amigos” de los Estados Unidos.1 1 Tal vez la muerte de Mouriño pueda compararse como un equivalente 19 Durante su funeral, y frente a la crema y nata de la burguesía mexicana, Calderón elevó a su amigo al rango de mártir cristiano y héroe nacional. Sin embargo, como vemos, la muerte de Mouriño obedeció a causas más terrenales, mezquinas y siniestras: la pugna mortal entre las diferentes fracciones del capital por la conservación de sus ganancias, privilegios y poder. ¿Cuál debe ser la posición del proletariado? Ante todo, no dejarse arrastrar tras las campañas ideológicas de ninguna de las fracciones del capital que buscan arrastrarle tras de sí, ni de “izquierda” ni de “derecha”, ni “amiga de los Estados Unidos”, ni “antiamericana”. Por ejemplo, hoy algunos grupos izquierdistas hacen mucha alharaca sobre la política de Chávez que, al oponerse a los Estados Unidos, se pinta como “antiimperialista” y hasta “revolucionaria” o “socialista”. En realidad, los Chávez o Castro, Lula o Evo Morales, defienden intereses igualmente capitalistas e imperialistas, aunque elijan ponerse a la sombra de una potencia antagónica a los Estados Unidos. Ante la agudización de las tensiones, pugnas y guerras imperialistas, en las que aparecen al frente las grandes potencias arrastrando a las burguesías nacionales de todo el mundo, lo fundamental para el proletariado es, como decimos nosotros, mantenerse en su terreno de clase, es decir, mantener su lucha independiente, en defensa de sus propios intereses de clase, tanto inmediatos como históricos, contra la explotación capitalista. La Fracción, diciembre de 2008. al hundimiento de dos buques petroleros mexicanos en 1942, durante el gobierno de Ávila Camacho, quien había tenido la ocurrencia -ya en plena guerra mundial- de venderle petróleo a Alemania, como un medio para presionar a las empresas norteamericanas que no aceptaban la indemnización por la expropiación petrolera. En aquél tiempo, el resultado fue la declaración de guerra de México, ya como aliado incondicional de los Estados Unidos, a las potencias del Eje. 20 BOLETÍN COMUNISTA INTERVENCIONES DE LA FRACCIÓN Informe sobre la manifestación del 17 de octubre de 2008 en la Ciudad de México Durante el otoño de 2008, muchas manifestaciones obreras, convocadas por los sindicatos, tuvieron lugar en México, y particularmente en la Ciudad de México. A continuación damos cuenta de una intervención de nuestra fracción durante la manifestción de maestros del 17 de octubre. En esa ocasión, varias decenas de miles de maestros de diferentes regiones del país se manifestaban contra una “reforma”, una más, en la que lo esencial de las medidas implicaban una agravación de las presiones sobre los maestros y un paso hacia una cierta “privatización” de la enseñanza. Durante estas diferentes manifestaciones, hemos difundido nuestra toma de posición (véase el boletín anterior de nuestra fracción) sobre el mortal atentado del 15 de septiembre en la ciudad de Morelia que provocó la muerte de siete personas y decenas de heridos. La difusión de este comunicado y, posteriormente, la de nuestro volante internacional (véase el boletín anterior) suscitaron numerosas discusiones con los obreros. La manifestación estaba prevista a las 10 de la mañana, era difícil ofrecer la prensa porque estaba lloviendo, había muchos maestros y nosotros sólo llevábamos 500 volantes. Empezamos a repartirlos, pero la gente nos pedía más y más, y aunque les recomendábamos que ellos sacaran copias y los distribuyeran o que lo leyeran en grupo, no podíamos evitar que lo siguieran pidiendo, así que tuvimos que ir a sacar otros 500 para seguir repartiendo. La hoja que repartimos era el comunicado sobre el atentado en Morelia (Michoacán); fue muy bien aceptado, la gente lo leía y había muchos comentarios de que era muy importante el análisis, incluso la camioneta de sonido del contingente de Michoacán leyó algunos párrafos del comunicado. Aunque los maestros que marchaban en esta ocasión pertenecen a una generación muy joven, se notaba mucho descontento, creemos que se han conjugado dos cuestiones: el ataque que la burguesía le ha dado al sector imponiéndoles el proyecto de la “alianza por la calidad de la educación” (ACE) por un lado, y por otro la represión policíaca ejercida contra los maestros y padres de familia en el estado de Morelos. También decían que la lucha que están enfrentando ahora, no era únicamente una protesta casual, sino que tenían que luchar que porque si no el gobierno les va a imponer la ACE y que ese proyecto es para despedir a todos los maestros que no son incondicionales del sindicato de la maestra Gordillo, ya que con ese proyecto sólo le darían plazas de trabajo a gente incondicional del sindicato, entonces por eso tienen que pelear quieran o no. Las consignas que se gritaban en la marcha eran de repudio a la ACE y a la represión del gobierno, y el repudio a los aparatos represivo como la PFP (policía federal) y el ejército. El repudio a la actitud del gobierno de Calderón y a la líder del sindicato, la maestra Esther Gordillo. Otro acto que vimos: nosotros teníamos como 100 volantes de “¡No a la falsa alternativa 'nacionalización-privatización' sí a la lucha unida de todos los trabajadores! (volante publicado por la fracción en México). Cuando los estábamos repartiendo en los contingentes de la CNTE (el sindicato “democrático” de los maestros), en algunos contingentes empezaron a gritar consignas referentes a nuestro volante; entonces por altoparlante de la camioneta de sonido inmediatamente se empezó a llamar a los contingentes a no retomar otro tipo de consignas que no fueran los de la línea política de la CNTE, y que las consignas que se tenían que gritar era de rechazo a la privatización de PEMEX y no otras consignas que estuvieran en contra de la línea política de la Coordinadora. A partir de ese momento, los contingentes callaron acerca de las consignas de PEMEX y ya sólo gritaban algunas consignas de repudio a la ACE y a la represión contra los maestros de Morelos. Por otra parte, como estaba lloviznando, tanto los volantes como la prensa la ofrecíamos por abajo de los plásticos con los que nos cubríamos de la lluvia, y tratábamos de platicar con la gente, aunque es mucho más difícil en esas condiciones, sin embargo pudimos hablar con dos maestros de Oaxaca que venían de diferentes pueblos indígenas. Con el primero platicamos muy brevemente porque estaba lloviendo demasiado, pero el compañero comentó que estba interesado en recibir nuestro boletín y entablar un proceso de discusión con nosotros; compró los tres diferentes folletos y le dimos los diferentes volantes; se comprometió a llevar este material a su localidad en Oaxaca. Hablamos con otros compañeros de su localidad y también prometieron enviarnos comentarios sobre nuestros documentos (...) Con el otro maestro la discusión fue más amplia, otros maestros íban con él pero la platica se desarrolló sólo con éste. Nos comentó que pensaban que el movimiento de Oaxaca había sido derrotado por falta de una dirección política; piensan que hace falta una organización que dirija a la clase, con orientaciones políticas claras, porque, nos dijo, “cuando la masa del pueblo se enfurece se lanza al ataque contra las fuerzas represivas pero sin orientación política, no sabe qué hacer”. Dice que están convencidos que “hace falta leer, leer y más leer” para conformar esa organización “que tanto le hace falta al pueblo porque las organizaciones que existen ya no sirven”. Sin decirle que coincidíamos con lo que él decía, le comentamos que, con la aceleración de la crisis económica en la que se encuentra actualmente el sistema capitalista, la burguesía va a ejercer ataques más fuertes contra las condiciones de vida de los trabajadores, que la burguesía va a recrudecer aún más la represión y los trabajadores se van a ver obligados a responder con la lucha, por lo que es necesario que todos aquellos elementos avanzados de la clase se junten para discutir y homogeneizarse sobre las posiciones políticas, romper con las fronteras de las posiciones políticas que nos separan, para de esa manera conformar la organización, el partido, que tanto necesita la clase trabajadora para darle una dirección política a su lucha. Le dijimos que eso sólo es posible discutiendo las posiciones políticas no únicamente a nivel de los trabajadores en México, sino que esta discusión debe desarrollarse a nivel internacional, para que en la lucha de la clase obrera el partido hable con una FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI sola voz en todo el mundo, porque la clase obrera es mundial, porque los ataques de la burguesía no son únicamente contra los trabajadores en México, sino a nivel internacional, por eso mismo el partido debe ser internacional. Él dijo que estaba totalmente de acuerdo con nosotros, y que está en la mejor disposición de emprender un proceso de contacto con nosotros. Que a él le parecía muy bien la idea de que la organización no se conforme únicamente a nivel de un país sino a nivel internacional. (...) Otra gente a le dábamos el volante nos preguntaba si éramos miembros de alguna organización y cómo saber más de nosotros, les mostrábamos la dirección electrónica puesta en la 21 hoja, pero al ver que en la misma dirección se dice “Boletín comunista”, entonces nos preguntaban si llevábamos el boletín para conocerlo, pero como no llevábamos ningún ejemplar los invitábamos a entrar a nuestro sitio Internet para que pudieran conocer nuestros análisis, etc. Repartimos como 1,200 volantes (1,000 del comunicado sobre el atentado en Michoacán, 200 del de “Miseria + barbarie = capitalismo” y 100 sobre la falsa alternativa "nacionalizaciónprivatización ", que aún teníamos. A pesar de las dificultades por la lluvia, vendimos 12 folletos (7 sobre el Grupo de Trabajadores Marxistas, 4 sobre la moral y 1 sobre la guerra. *** 22 BOLETÍN COMUNISTA ¡EL CAPITALISMO AGONIZA! ¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAÍSES, ÚNANSE PARA DERRIBARLO! El volante que sigue, firmado conjuntamente por la Fracción y los Comunistas Internacionalistas de Montreal (Canadá)1 fue distribuido en varias manifestaciones en Canadá, México y Francia a partir de octubre de 2008. Estruendosas quiebras de grandes bancos, caída de las bolsas de valores, restricción del crédito a las empresas y a los particulares, nacionalizaciones urgentes de bancos y compañías de seguros para evitar un hundimiento brutal de todo el sistema financiero internacional, y ahora la recesión mundial que se instala y que va a profundizarse; todo ello provoca un pánico real entre los gobiernos y los capitalistas del planeta. Todo ello provoca también una sorda inquietud en el conjunto de la población y en particular en todo el proletariado. Cada obrero, empleado, asalariado, sabe muy bien que él va a tener que pagar la factura. Comenzando con el costo de las nacionalizaciones de los grandes establecimientos financieros estadounidenses, europeos y otros. La quiebra del capitalismo es irremediable Según los gobiernos, los políticos, los medios de difusión y demás charlatanes de la burguesía, esta crisis sería producto de la irresponsabilidad de malos agentes de la bolsa, de tramposos que han jugado con fuego en la Bolsa de Valores. ¡Mentira! De la inmoralidad de financieros rapaces. ¡Mentira! De la locura del sector inmobiliario y de las “subprimas”. ¡Otra mentira! De la desregulación de los mercados. ¡No dejan de mentir! Habría sido suficiente, nos dicen, con “moralizar” al capitalismo financiero e imponer reglas más exigentes para evitar esta catástrofe. En cada ocasión, con cada nueva crisis, nos vienen con el mismo cuento: el capitalismo no es la causa; son sólo sus excesos. Pero nadie nos explica por qué los capitales prefieren dirigirse hacia la especulación en lugar de a los sectores de la producción. Sin embargo es simple: las ganancias obtenidas mediante inversiones en los sectores de la producción son demasiado débiles. Y son demasiado débiles porque el mercado mundial es incapaz de absorber todas las mercancías que las fuerzas productivas pueden crear. Hace ya mucho tiempo que el capitalismo desarrolla, mediante la explotación de la clase obrera en todos los países, tal capacidad de las fuerzas productivas, que no encuentra las salidas comerciales para la colocación de todas las mercancías producidas. Hay, pues, una contradicción histórica en el capitalismo: hay demasiadas fuerzas productivas, mientras que al mismo tiempo millones de seres humanos se encuentran en la miseria, incapaces de adquirir la inmensa masa de bienes producidos. Esto es lo que marca la quiebra histórica del modo de producción capitalista, y la terrible crisis actual es solamente la manifestación de ello. ¡Pagamos la precipitación del capitalismo hacia el endeudamiento masivo y generalizado! Uno de los medios que utiliza el capitalismo, desde hace quinquenios, para superar la sobreproducción de mercancías, es crear artificialmente un mercado mediante el endeudamiento masivo y generalizado, en primer lugar de los Estados. Pero, si bien con eso retrasa la explosión de la enfermedad, el remedio solamente agrava el mal. Hoy el mundo capitalista se encuentra ante una montaña de deudas que nadie -y sobre todo ni los Estados ni la clase dominante- va a reembolsar... y que el proletariado internacional va a tener que pagar con su sudor y su sangre. Tal como las nacionalizaciones de los bancos en quiebra, el fardo de la inyección masiva de “liquidez” de los bancos centrales para impedir la penuria de crédito -y por tanto la parálisis de la economía- y la creación de fondos de salvamento de los bancos van a recaer sobre la clase obrera, a costa de mayores sacrificios, miseria, explotación acrecentada, desempleo y represión. Sin embargo, al igual que el endeudamiento generalizado, esas medidas no van a ser suficientes. Ante las quiebras y la falta de mercado solvente -e incluso si, hoy, en este fin de año 2008, presa del pánico ante el riesgo de un hundimiento generalizado, la burguesía mundial hace callar momentáneamente sus rivalidades con el fin de encontrar una respuesta de conjunto-, la competencia económica y comercial, de por sí aguda, se va a volver mañana todavía más salvaje y brutal; y en primer lugar entre los Estados capitalistas, que son las expresiones de cada capital nacional y los principales defensores de sus intereses. Todo esto solamente puede desembocar, además de la explotación acrecentada de la clase obrera en todos los países, en rivalidades comerciales y económicas exacerbadas, hasta el punto de transformarse en rivalidades políticas, militares e imperialistas en las cuales las principales potencias capitalistas del mundo juegan los primeros roles, unas contra las otras. ¡Pagamos la precipitación del capitalismo hacia una nueva guerra mundial! ¡No hay que tener ninguna ilusión! No hay reforma posible y menos aún solución en el capitalismo actual. Para éste, solamente hay una salida a la crisis económica y a la quiebra global y definitiva que representa: destrucciones masivas y gigantescas carnicerías mediante una guerra mundial. Es lo que este sistema ha probado ya en dos ocasiones en el siglo XX. La crisis de 1929 -a la cual todos los economistas y otros se refieren actualmente, con angustia, para describir la amplitud de la crisis actual- desembocó en la segunda guerra mundial. Lo mismo 1.Para tomar contacto con los Comunistas Internacionalistas de Canadá: Correo electrónico [email protected] ; Dirección postal: CIM-ICM, C.P. 55514, Succursale Maisonneuve, Montréal, QC H1W 0A1 – Canadá. FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI ocurrió con las dificultades económicas -expresadas por la crisis financiera de 1907- al inicio del siglo XX que precipitaron al mundo capitalista en la primera guerra mundial. Desde ahora, la brutal recesión internacional que apenas comienza, tan sólo agudizará aún más las rivalidades imperialistas entre las grandes potencias. Las guerras locales se multiplican en todos los continentes, poniendo cada vez más directamente frente a frente a las principales potencias imperialistas, tal como se acaba de manifestar en la guerra entre Rusia y Georgia. Lejos de calmarse, este conflicto, que puso directamente frente a frente a las flotas rusa y norteamericana en el Mar Negro, tiene como consecuencia una aceleración del establecimiento de dispositivos militares por todo el mundo y sobre todo en Europa misma. Cada quien puede constatar claramente cómo se llevan a cabo preparativos para enfrentamientos militares entre las principales potencias imperialistas del planeta. ¡Ninguna ilusión! ¡Hay que derribar al capitalismo y edificar una sociedad sin clases! ¡Ninguna ilusión! El capitalismo en quiebra se prepara para enfrentamientos decisivos, masivos, brutales y sangrientos contra la clase obrera internacional con el fin de imponerle una sumisión completa y total. Porque sólo el proletariado internacional -la principal clase productora, la clase asalariadarepresenta un obstáculo para la clase dominante, en su marcha hacia la guerra generalizada. Sólo él puede realmente combatir, destruir al capitalismo, salvar a la humanidad y edificar una nueva sociedad sin clases, y por tanto sin explotación ni guerra. ¿Combatir al capitalismo? La clase obrera lo hace ya actualmente a través de sus luchas y huelgas, por limitadas que éstas sean, contra las políticas capitalistas de todo tipo. Los medios de difusión ejercen en este plano una verdadera censura, y cuando no puede ya ocultar la realidad de esos combates, la tergiversan. ¿Quién en estos días ha oído hablar de la huelga general en Bélgica? ¿Quién en estos días ha oído hablar de la huelga general en Grecia? ¿Quién ha oído hablar de las huelgas y manifestaciones en el sector automotriz en Europa, en Volkswagen, en Renault, etc.? ¿Quién ha oído hablar de la huelga de los obreros de Boeing en los Estados Unidos? ¿Y de cuántas otras más en todos los continentes? 23 Estas luchas, aunque frecuentemente insuficientes aún como para hacer retroceder a la burguesía en sus ataques inmediatos, expresan el hecho de que la clase obrera se rehúsa someter sus intereses a los de la clase explotadora, de que no está dispuesta a aceptar nuevos sacrificios aún más duros y brutales: el desempleo masivo, una drástica baja en los salarios, prestaciones sociales y retiros, en suma las políticas intolerables que, con la recesión, la burguesía comienza ya a quererle imponer. Y aún menos, el sacrificio último de la vida en una guerra generalizada. ¿Destruir al capitalismo? Es en estas luchas actuales, en su desarrollo, en su extensión y en su unificación, que el proletariado internacional desarrolla su determinación y su confianza en su capacidad para luchar, para resistir. Es en estas luchas que desarrolla sobre todo su experiencia y su conciencia, por tanto, su capacidad para destruir al capitalismo y para edificar una sociedad diferente, sin guerras, sin hambre ni miseria, sin clases ni explotación. Es también en la capacidad de los grupos auténticamente comunistas de hoy -por débiles, dispersos, aislados que estén- para intervenir en estas luchas de manera decidida y determinante, planteando orientaciones políticas de lucha claras, que este combate de la clase obrera podrá tomar toda su dimensión. Y es en la capacidad de estas minorías políticas para unirse y constituir un verdadero Partido comunista mundial, que el proletariado internacional podrá real y eficazmente apropiarse del programa de la revolución, el programa comunista. Hay que terminar con las ilusiones: con la quiebra del capitalismo, la hora es la de los enfrentamientos masivos y frontales entre la burguesía y el proletariado. Este último no puede permitirse faltar a la cita. De ello depende el destino de la humanidad. 13 de octubre de 2008. La Fracción Interna de la Corriente Comunista Internacional. Comunistas Internacionalistas de Montreal (Canadá). *** 24 BOLETÍN COMUNISTA TEXTOS DEL MOVIMIENTO OBRERO PROBLEMAS ACTUALES DEL MOVIMIENTO OBRERO INTERNACIONAL (Extractos) Artículo publicado en Internationalisme n° 19 (marzo 1947) La existencia del partido revolucionario del proletariado está directamente condicionada por la vida de la clase, por la existencia de un movimiento de lucha, por la tendencia en el interior de la clase a la independencia ideológica, en una palabra, por la existencia de un movimiento obrero vivo e independiente. La obra de la investigación teórica y de la formulación doctrinal no es el carácter distintivo del partido, aunque esta obra siga siendo una de sus tareas constantes. En cierta medida, se puede decir que la constitución del partido está necesariamente precedida por el cumplimiento previo de cierta suma de trabajo teórico. La doctrina, el socialismo como ciencia no deriva en absoluto de la lucha de clase; pero, al igual que ésta, tiene sus raíces en el desarrollo histórico de la sociedad y de su modo de producción, y en el desarrollo cultural y en la ciencia que le sigue. El trabajo de investigación teórica sigue siendo, pues, una tarea constante de los militantes revolucionarios, independientemente de la coyuntura de la lucha de clase contingente, en tanto que la existencia del partido está condicionada por este trabajo teórico y es directamente función de la contingencia, de la coyuntura de la lucha de clase. Un siglo de experiencia del movimiento obrero nos aporta esta enseñanza y confirma lo que acabamos de enunciar más arriba. Cada periodo prolongado de retroceso del movimiento obrero, o de estancamiento de la lucha, entraña el hundimiento, la desaparición inevitable del partido. La alternativa se plantea entonces de este modo: o el mantenimiento organizativo del partido, lo que solamente puede hacerse a expensas de su doctrina y su programa revolucionario; al querer a todo precio pegarse a las masas, termina reflejando el estado de ánimo contingente, atrasado, acomodándose y transigiendo ideológicamente así con este periodo de retroceso, es decir cayendo en el oportunismo; o bien el partido deja de existir momentáneamente en su función como tal -es decir que toma conciencia de la imposibilidad momentánea, para él, de jugar un papel determinante en la vida de la clase- y renuncia conscientemente a la voluntad de ser, en lo inmediato, el organismo político dirigente de los movimientos contingentes. Es entonces, no solamente organizativa y numéricamente, sino igualmente en su función, que el partido desaparece para dar nacimiento en su lugar a un organismo de elaboración y desarrollo de los fundamentos teóricos de la ideología de la clase, un organismo que mantiene y desarrolla la conciencia de los objetivos históricos de la clase, a través del cual se continúa la toma de conciencia del proletariado. Este organismo que nosotros llamamos fracción -pero cuyo nombre, fracción, grupo u otro, importa poco, siendo lo importante la conciencia que se tiene de su función histórica- es el eslabón que asegura la continuidad histórica de la clase y la herramienta más indispensable para la construcción del futuro partido, cuando las condiciones objetivas de reanudación de la lucha de clase hayan surgido. Hemos citado la resolución que Marx presentó durante la discusión en la Liga de los Comunistas luego del fracaso de los movimientos revolucionarios de 1848. En esta resolución, Marx combate violentamente la tendencia Wilich-Shapper que quería mantener la Liga de los Comunistas, en un periodo de retroceso y reacción, en su forma y su función tal cual era en el periodo del ascenso revolucionario. La escisión en la Liga se hizo sobre este punto. Durante los primeros años, la tendencia WilichShapper parecía haber obtenido la victoria, no solamente debido a que había mantenido la mayoría y la organización de la Liga, sino también por todas las manifestaciones ruidosas y escandalosas que suscitaba o en las cuales participaba con las otras formaciones políticas de la emigración alemana, mientras que la fracción de Marx y Engels parecía haber sido reducida al silencio o no existir. Pero trece años después, en un periodo de reanudación real de las luchas obreras, durante la fundación de la Primera Internacional, encontraremos a Marx, Engels y sus camaradas ocupando los primeros puestos del movimiento, tomando un lugar preponderante en el trabajo de constitución de los partidos del proletariado, en tanto que la tendencia WilichShapper será completamente volatilizada, sin dejar detrás de sí ninguna traza, y cuyo aporte teórico y práctico a la nueva organización de la clase habrá sido nulo. El cartismo desapareció con la desaparición de las condiciones que le dieron nacimiento. El Partido bolchevique -que los trotskistas gustan tanto de citar y tomar como ejemplo sin conocer siquiera su verdadera historia- fue en realidad, en el periodo entre 1905 y 1917, más bien una fracción -con función de fracción- que un partido. En cambio el trotskismo sólo ha podido constituirse como partido en un periodo de retroceso con la condición de dejar de ser revolucionario. Es el movimiento vivo de las luchas de clase el que hace al partido y no el partido el que hace al movimiento. Esta verdad evidente y simple es totalmente desconocida por todos lo que siguen siendo trotskistas-que-se-ignoran y que incluso creen firmemente no serlo. “Tienes completa razón al decir que es imposible superar la apatía contemporánea mediante teorías. Yo generalizaría incluso este pensamiento diciendo que jamás se ha podido vencer la apatía por medios puramente teóricos; es decir, que los esfuerzos de la teoría por vencer esta apatía han engendrado discípulos y sectas o bien movimientos prácticos que han sido infructuosos, pero que jamás han suscitado un movimiento mundial real, ni un movimiento general de los espíritus. Las masas no entran en el torrente del movimiento, tanto en la práctica como en el espíritu, más que mediante la fuerza efervescente de los acontecimientos.” (Carta de Lasalle a Marx, 1854).