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BOLETÍN DE LA FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI
n° 45
12/enero/2 0 0 9
dirección e-mail: [email protected] ;
dirección postal:
Bulletin communiste - ABC LIV - 118/130 Avenue Jean-Jaurès - 75019 PARIS - Francia
Consulte nuestro sitio: www.bulletincommuniste.org/
SUMARIO
Presentación.....................................................................................................................1
SITUACIÓN INTERNACIONAL
El porvenir pertenece a la clase obrera......................................................................................2
Ni Israel, ni Palestina, los obreros no tienen patria........................................................................5
Párrafos extraídos de un artículo de Révolution Internationale n° 307 (Diciembre 2000)...........................6
REVISTA DE PRENSA
El campo proletario y las elecciones estadounidenses.....................................................................9
Mensaje de saludo al PCI-Le Prolétaire con ocasión de la creación de su sitio Internet ...........................13
CORRESPONDENCIA
Respuesta a un contacto sobre la muerte de J. C. Mouriño, Secretario de Gobernación de México..............13
INTERVENCIÓN DE LA FRACCIÓN
Informe sobre la manifestación del 17/10/2008 en México.............................................................20
Volante de la Fracción:
¡El capitalismo agoniza! ¡Proletarios de todos los países, unánse para derribarlo!..................................22
TEXTOS DEL MOVIMIENTO OBRERO
Problemas actuales del movimiento obrero internacional (Internationalisme n°19 -marzo 1947)................24
FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI
1
Presentación
1. Crisis, amenazas guerreras: un año decisivo
En el momento de la publicación del número 45 de este boletín, la situación internacional adquiere un aspecto cada día más
dramático y tenso. Al mismo tiempo que los efectos de la crisis se hacen sentir de manera terrible en términos de despidos, cierres de
empresas, al mismo tiempo que la recesión se precisa cada vez más, al mismo tiempo que los anuncios de “planes de
reestructuración” se multiplican y afectan a todos los sectores de la economía y a todos los países; al mismo tiempo que todo eso, las
tensiones guerreras se acrecientan y la situación en la Franja de Gaza es sólo el ejemplo más terrible, el más mediatizado y el más
visible de una preparación guerrera que concierne al conjunto del planeta.
África conoce, una y otra vez, conflictos más o menos localizados que implican a un número creciente de actores locales e
internacionales; India y Paquistán reinician periódicamente el peligroso juego de los atentados y las amenazas de réplicas militares
masivas en nombre del combate contra la amenaza terrorista; en cuanto a Rusia, sigue avanzando sus peones estratégicos en una
parte de lo que fue su “zona”.
Por otro lado, Irak se mantiene a sangre y fuego, al grado que los “atentados suicidas” y las “operaciones de limpieza” de las fuerzas
de la coalición se han vuelto casi banales a pesar del número de muertos y heridos que entrañan. Afganistán es también el teatro del
mismo tipo de situación y todo deja pensar que este país no está cerca de terminar con la barbarie guerrera; en efecto, el nuevo
presidente estadounidense, el tan “popular” y tan “diferente” y “pacifista” Barak Obama ha declardo claramente que para él no era
cosa de abandonar las acciones guerreras de su predecesor sino simplemente de “redesplegar” a las tropas estadounidenses de Irak
hacia Afganistán, con la historia de combatir el mal desde la raíz y terminar por fin con los “terroristas islamistas” para asegurar así
la “protección de los Estados Unidos” contra todas las amenazas exteriores. No hay duda de que este “redespliegue” de los EUA
estará acompañado de un “redespliegue” equivalente por parte de los otros países que intervienen en el terreno afgano.
2. Sólo el proletariado tiene la solución
Es por supuesto sobre estos dos terrenos que la burguesía se ve obligada, por su sistema en putrefacción, a actuar de manera radical y
rápida. Debe golpear a nuestra clase, a sus condiciones de salario y de vida, al mismo tiempo que debe preparar directamente el
enfrentamiento guerrero generalizado. Es esta situación la que vamos a enfrentar en los meses que vienen y la clase será llevada a
defender sus condiciones de existencia sobre el terreno reivindicativo y salarial y a oponerse, en su propio terreno, a las maniobras
guerreras de la burguesía, de todas las burguesías nacionales. ¡El reto es enorme!
Y nosotros debemos y podemos tener confianza en nuestra clase. Los combates han comenzado a darse y, aunque estos parecen aún
lejos de las exigencias del momento y de este reto, es sobre esta base que nuestra clase -con la intervención decidida de sus minorías
comunistas- avanzará hacia una relación de fuerzas que le permitan invertir la situación a su favor.
Las cosas, por supuesto, no se darán por sí solas; el combate será difícil y probablemente jalonado por reveses, derrotas puntuales,
retrocesos momentáneos más o menos profundos. El desafío para nuestra clase y para nosotros, minorías comunistas, será el saber
discernir en cada situación lo que son los retos puntuales y los más globales, el de ser capaces, en cada fase de la lucha, de distinguir
lo que son las posibildiades del momento y de llevarlas lo más lejos posible.
Las luchas que se anuncian serán exigentes para todos nosotros y es importante que cumplamos la tarea que la historia nos confía de
manera decidida y coherente.
Por su parte, la burguesía prepara sus armas ideológicas, políticas y, más directamente, de represión por todo el mundo. Para sólo
tomar algunos ejemplos, se ve cómo los arsenales jurídicos se refuerzan en muchos países (Francia, pero también Italia, Inglaterra,
México, etc.); se ve cómo las fuerzas de mantenimiento del orden se modernizan y preparan, se equipan con nuevos materiales
(helicópteroq que vuelan por las zonas urbanas llamadas “sensibles” en los barrios de las ciudades de varios países europeos y otros),
se ven sobre todo campañas de los medios de difusión que se basan en supuestas amenazas que pesan sobre los diferentes Estados
para tomar medidas cada vez más represivas contra las poblaciones.
Es también a todos estos ataques, directos o indirectos, que el proletariado deberá aprender a oponerse radicalmente. Y sólo lo podrá
hacer identificando claramente sus objetivos, sus verdaderos y sus falsos “amigos”, lo que le impulsan a marchar cada vez más
resueltamente hacia su fortalecimiento político, y los que le desvían hacia terrenos compasivos y moralistas bajo pretextos
humanistas y democráticos. Estos últimos son los peores enemigos de nuestra clase, los defensores enmascarados de la paz social a
quienes los revolucionarios siempre han combatido.
Tal es la situación como la comprendemos, y es en función de esta situación y de sus necesidades que hemos elaborado este boletín.
La hora es cada vez más claramente la de la lucha, las minorías comunistas tienen el deber de comprometerse radicalmente.
La Fracción, enero de 2009.
2
BOLETÍN COMUNISTA
SITUACIÓN INTERNACIONAL
EL PORVENIR PERTENECE A LA CLASE OBRERA
El año 2008 ha confirmado el hundimiento de la economía
mundial en el meollo de una crisis de la cual no saldrá muy
pronto. Los signos de una debacle económica mayor del
capitalismo, que revelan una vez más la quiebra histórica de este
sistema, no dejan de amontonarse.
El año 2009 y los siguientes se abren con la promesa de luchas
importantes por todo el mundo, luchas en las que la clase obrera
podrá acumular experiencias preciosas para una respuesta
masiva y frontal contra los ataques incesantes que le impone la
burguesía.
Todos esos charlatanes economistas, políticos, gobernantes,
primero trataron de hacernos creer que la crisis se limitaba a la
esfera financiera, que se debía sólo a una “demasiada”
especulación; pero la crisis ha tocado a todas las esferas de su
economía. Nos habían asegurado que “la economía real”
(término que inventaron para hablar del sector de la producción
de bienes) no estaba amenazada; pero he aquí la recesión, que
no perdona a casi ningún sector, a ningún país. Después, con el
disfraz de supermagos, esos mismos nos aseguraron que tenían
en reserva todo un arsenal de medidas destinadas a frenar la
crisis. Y así, han destinado miles de millones de dólares (o de
euros u otras monedas) para salvar a los bancos, que a su vez
tienen como misión “salvar a las empresas” ofreciéndoles...
crédito. Es como tratar de parar una corriente de fango con
ayuda de una pala. La corriente de fango se ha convertido en
avalancha: todos los sectores, en todos los países, multiplican
los despidos que caen por decenas y cientos de miles cada día.
Su sistema se ha vuelto una gigantesca maquinaria para producir
aún más desempleo y miseria por todo el planeta.
Pero, con todo eso, la burguesía cumple una obra fundamental
en favor de la lucha obrera: al arrojar brutalmente a la calle a
millones de trabajadores, contribuye al mismo tiempo a tejer las
condiciones para una puesta en movimiento masiva y unitaria de
la clase obrera por todo el mundo. Es esto lo que pone nerviosos
a todos los burgueses.
El porvenir es para la lucha de clases
La clase obrera ha comenzado ya a entablar el combate. Ella
sola es capaz de desarrollar una lucha eficaz, masiva, frontal,
unida contra este sistema de explotación moribundo y
putrefacto.
En Alemania, varios movimientos de huelga se han sucedido en
marzo de 2008 en los aeropuertos, transportes, autobuses y
trenes regionales, hospitales, guarderías, cajas de ahorro; estos
movimientos se daban a continuación de las 7 semanas de
huelga en los servicios públicos en 2007 contra el alargamiento
de la jornada de trabajo. El número de días de huelga
contabilizado está en alza constante en este país conocido por su
“paz social” y la política de “diálogo social” de los sindicatos:
hubo 18,000 días de huelga en 2005, 428,000 en 2006, y
580,000 en 2007; es una cifra récord desde la de 1993 (593,000
días de huelga, lo que ha hecho decir a los medios de difusión
que “los obreros alemanes retoman el gusto por la huelga” (La
Gazette de Berlin).
A principios de noviembre de 2008, se desarrollaron huelgas de
advertencia. 30,000 asalariados de la metalurgia pararon el 1º de
noviembre para reclamar un alza de 8% a los salarios. El 3 de
noviembre 2,600 empleados de Daimler (Dusseldorf)
participaron en el movimiento; los paros se sucedieron en Ford
(Saarlouis), en Opel (Bochum), en la empresa de herramientas
Bosch (Giessen) e incluso entre los siderúrgicos de Salzgitter.
Alrededor de 5,000 aslariados de Audi (Ingolstadt y
Neckarsulm) entraron puntualmente en huelga durante este
mismo periodo.
En Italia, a principios de diciembre, 50% de los obreros de la
Fiat en Turín se fueron a la huelga.. 200,000 personas se han
manifestado en las calles de Bolonia, 50,000 en Milán, 40,000
en Nápoles para protestar contra los primeros efectos de la crisis
actual. Estudiantes, retirados, obreros con mantas que decían
claramente a los capitalistas: ¡Paguen ustedes su propia crisis!;
estos proletarios se dirigían a todos los gobernantes y lanzaban
así una consigna en la cual el conjunto de la clase obrera se
reconocía. Al principio, los sindicatos habían intentado
organizar una “protesta” contra la “mala política de Berlusconi”;
además por “seguridad” dirían ellos, o por temor de
desbordamientos diríamos nosotros, la CGIL (central sindical)
retiró precipitadamente su llamado a la huelga en los
ferrocarriles a nivel nacional.
En Alitalia, los empleados no cesan su movilización contra las
“reestructuraciones” decididas por la clase dominante. Los
sindicatos han programado una serie de jornadas de huelgas,
pero son cuidadosamente escalonadas (6 diciembre 2008; 7, 16,
27 de enero de 2009; 9, 20 febrero, etc.) para que no tengan
prácticamente ningún efecto sobre la burguesía y para conducir
a la desmoralización general de los combatientes.
En Francia, varios movimientos sociales (además de las
manifestaciones estudiantiles) se desarrollaron en París y en
varias ciudades de provincia (Burdeos, Toulouse, Lille,
Marsella, Lyon...). Casi mil personas se han manifestado en
Burdeos, a principios de diciembre, al lado de los empleados de
la Ford cuya fábrica de Blanquefort está amenazada de cierre.
En Douai, el 18 de diciembre, los empleados de varias empresas
(Saint Gobain, Auchan, Inoplast, Wagon, Faurecia) se unieron a
los obreros de las fábricas Renault puestos en desempleo técnico
y, lado a lado con los retirados y los estudiantes han recorrido
las calles con la consigna: “contra el capitalismo, la huelga
general”. Asimismo, hay movimientos en curso, en particular en
los transportes (SNCF -trenes-, TER contra les horarios de
trabajo de invierno especialmente) así como en los correos y el
sector hospitalario.
La paciencia, la mucha paciencia, la demasiada paciencia del
conjunto de los proletarios por todo el mundo no encuentra su
razón de ser más que en la esperanza de que una fracción
FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI
significativa de ellos, en Alemania, Francia, Italia u otra parte,
desencadene la batalla, fracción a la cual podrían entonces unir
sus esfuerzos.
Al esperar, se someten a las organizaciones sindicales y esperan
que éstas organicen la respuesta, cuando éstas solamente pactan,
retrasan los plazos, los sacan a pasear en jornadas de acción
amañadas, huelgas sectoriales dispersas geográficamente y en el
tiempo, manifestaciones-procesiones, formas de “lucha” todas
ellas destinadas a descorazonar a los trabajadores. Pero al
esperar, la cólera se acumula, se transforma en rabia detrás de
objetivos más o menos precisos pero con la certeza de que
pronto, muy pronto, habrá que meterse en la lucha.
El movimiento social en Grecia: luchas económicas y
políticas
Los movimientos sociales que han abarcado a Grecia a finales
de 2008 son la continuación de un movimiento más amplio
entablado desde hace ya varios meses en el cual la clase obrera
ha tenido un lugar central. En marzo de 2008, millones de
trabajadores se habían puesto ya en huelga contra el “plan de
revisión” de las pensiones (transportes, hospitales, servicios
públicos, ingenieros y abogados), y el 11 de mayo los sindicatos,
bajo la presión de la clase obrera, se habían visto obligados a
llamara a una jornada de huelga general, lo que después han
repetido, sin lograr desvanecer la tensión social creciente.
Posteriormente, obreros, desempleados, inmigrantes, estudiantes
han recorrido periódicamente las calles de varias ciudades
griegas, lado a lado. La cólera solamente se exacerbó desde el 6
de diciembre, el día del asesinato de un muchacho de 15 años a
manos de un policía.
Hoy, las muy raras imágenes que los medios de la burguesía
proporcionan sobre las manifestaciones de calle, destacan a la
vez el carácter espectacular de los enfrentamientos violentos con
la policía y la juventud y pertenencia de los manifestantes a las
capas estudiantiles.
Lejos de agotarse en vísperas de la tregua de fin de año, la
combatividad sigue mostrándose día con día; lejos de quedar
reducidas a manifestaciones de jóvenes estudiantes, las filas de
los manifestantes, en las cuales se encuentran jóvenes y
retirados, activos y desempleados, aumentan cada día y las
luchas obreras se desarrollan: huelga de controladores aéreos el
18 de diciembre por un aumento de salarios; huelgas también
entre los empleados de los transportes públicos, entre los
doctores y los trabajadores de los hospitales. El 18 de diciembre,
delegaciones de obreros en huelga en varios sectores
concurrieron a una manifestación de estudiantes ante el
parlamento.
En varias ocasiones, los locales sindicales has sido tomados por
asalto y ocupados por los manifestantes, como en Patras donde
los
manifestantes
han
denunciado
la
política
“progubernamental” de los sindicatos y han llamado a una
huelga general indefinida, como en Atenas donde la sede de la
Confederación General de los Trabajadores de Grecia (GSEE)
ha sido ocupada. El movimiento social ha entrado en una fase de
enfrentamientos esporádicos con las fuerzas de encuadramiento
instauradas.
A partir del 22 de diciembre, el aspecto político del movimiento
3
se ha reforzado. Los contingentes se han multiplicado en varias
ciudades. En Alimos (barrio de Atenas), la población se apoderó
del sonido instalado con ocasión de las fiestas de navidad y los
micrófonos fueron utilizados para leer comunicados que
demandaban la liberación de los detenidos, el desarme de la
policía, la disolución de las brigadas antimotínes, la abolición de
las leyes de excepción. En Volos y en la Isla de Lesbos, las
estaciones de radio han servido para comunicar las
reivindicaciones de los manifestantes. En Ptolemaida, así como
en Ioannina, los árboles de navidad de las municipalidades han
sido redecorados con los comunicados de las luchas, fotos de las
manifestaciones y de Alexandros Grigoropoulos, el muchacho
asesinado (1).
Pero, a favor de la burguesía, la actitud de la izquierda y de las
organizaciones sindicales, ha sido la de dedicarse
completametne a contrarrestar la amplitud del movimiento:
alternativamente, estos han soplado el viento del “radicalismo”
cuando los obreros llaman a organizarse por sí mismos, o bien la
tempestad del “democratismo” llamando a alinearse detrás de
ellos para exigir una dimisión del gobierno instaurado y la
preparación de nuevas elecciones. La burguesía sabía
perfectamente que podía contar con los sindicatos y la izquierda;
su prensa, además, ha reclamado abiertamente la ayuda de la
izquierda: “Los ciudadanos o el KKE (Partido comunista
griego) deben decidir restaurar el orden público y la protección
del sistema democrático si la policía no es capaz de hacerlo”
(Avriani, periódico de derecha). De hecho, el KKE no ha
esperado a este “llamado”; desde el 9 de diciembre, tan sólo tres
días después del asesinato de Alexandros, el comité central tomó
la delantera de la propaganda antiobrera amalgamando a los
estudiantes con los hooligans manipulados por “fuerzas de
fuente interna y externa al país”, denunciando públicamente “la
violencia ciega de los alborotadores encapuchados” y los
“incendios ciegos” (comunicado de prensa del CCE del KKE
del 9 de diciembre).
Sin embargo, la realidad de la lucha, tal como se desarrolla
masivamente en la actualidad en Grecia es muy diferente;
concierne al conjunto de la población y, en primer lugar por
supuesto, a la clase obrera.
Al atacar violentamente a la policía y los edificios públicos,
representantes locales de las instituciones burguesas, la
población griega no busca solamente vengar la muerte de
Alexis(2). Expresa su rechazo a este tipo de Estado y contribuye
a plantear la cuestión social en el terreno político.
El asesinato a sangre fría de Alexandros no tiene nada que ver
con un error accidental. El policía que disparó fríamente contra
un adolescente de 15 años solamente ha cumplido hasta el fin la
“misión” que corresponde a la policía y al Estado en general,
esta “misión” que consiste en hacer respetar, por todos los
medios, la “paz social”. Es esto lo que los trabajadores en
1. La mayor parte de las informaciones citadas pueden consultarse en el
sitio de"Solidarité ouvrière" :
http://communisme.wordpress.com/category/luttes-de-classes.
También se encuentran -más raramente- algunos elementos concretos
en los despachos de AFP y Reuters.
2. Es lo que claman los manifestantes en sus mantas: “Llorar no es
suficiente, la lucha continúa”.
4
BOLETÍN COMUNISTA
Grecia han comprendido e integrado a su descontento.
Entre más la burguesía y sus Estados se encuentran en peligro,
más recurren a las macanas, al terror para intentar hacer respetar
“su orden”. En periodos de crisis aguda, los oropeles
democráticos caen, las instituciones encargadas de hacer
respetar el orden de los Estados (sindicatos, policía, jueces...) se
endurecen, su verdadera “misión” se muestra a la luz del día.
Porque hay que ser claros: lo que hemos visto no es una
“característica” propia del Estado griego cuyo gobierno estaría
particularmente frágil.
Es la continuación lógica, el completo resultado de lo que
veremos desarrollarse cada vez más por todas partes, incluso (y
sobre todo) por parte de los gobiernos “democráticos” y de su
policía.
Así, por ejemplo, actualmente en México, en algunas ciudades
“populares”, las operaciones de la policía federal, con
helicópteros, y la presencia permanente de convoys de policías y
soldados fuertemente armados se vuelve una cosa corriente.
Grecia nos ofrece un primer ejemplo, aún en estado de esbozo,
de una situación en la que los problemas económicos y políticos
se entrelazan, se cruzan o pasan alternativamente al primer
plano de las preocupaciones de los proletarios. No porque estos
hayan entrado consciente y abiertamente en lucha contra el
Estado, sino porque la situación les impone cada día, en la
lucha, un conjunto de problemas a resolver, cuestiones por
zanjar y tareas concretas por plantear y realizar. Se puede
afirmar en este sentido que los acontecimientos en Grecia
plantean un jalón importante en la confrontación inevitable que
tiene y tendrá cada vez más la clase obrera con el Estado
burgués.
Sin embargo, si la lucha en Grecia no es rápidamente tomada a
cargo por los sectores centrales de la clase obrera griega, únicos
capaces de asegurar el desarrollo y la extensión, si no es
relevada al nivel de los grandes centros industriales de Europa
especialmente, necesariamente se agotará y caerá en una derrota.
Extensión y unificación de las luchas
La lucha entablada por los trabajadores en Grecia constituye un
llamado al desarrollo de las luchas por todo el mundo. Por otra
parte, la imposibilidad en la cual se encuentra actualmente la
burguesía de recurrir a los viejos esquemas de dispersión de los
ataques, crea las condiciones para una respuesta rápida y
masiva, que abra inmediatamente la vía a una perspectiva de
unificación de las luchas.
En los movimientos de huelga actuales se expresan impulsos
hacia la superación del corporativismo, de las viejas divisiones
que mantien y explota la burguesía, especialmente gracias a los
sindicatos, entre sectores económicos e industriales, entre
empresas, entre obreros y empleados, entre trabajadores activos
y desempleados, etc. Pero esta superación implica otro
contenido en las luchas al crear una relación de fuerzas
favorable, al unirse por encima de los sectores industriales, los
obreros afirman sus intereses como clasey la vía hacia una
confrontación política contra el conjunto de la organización
social, contra el Estado de la burguesía, se vuelve entonces cada
vez más inevitable.
La fuerza de los obreros es su unidad y su capacidad para
golpear en conjunto para defender sus intereses comunes.
Pero la construcción de esta unidad, la clase obrera deberá
emprenderla combatiendo abierta y conscientemente todo lo que
divide sus filas de manera abierta y concreta. Es una acción
consciente, voluntaria, que encuentra su vía en la práctica de la
lucha misma, en la toma del control y la organización de ésta:
– mediante asambleas generales, en el interior de las cuales se
construye concretamente la relación de fuerzas, donde se
deciden colectivamente las acciones a llevar a cabo (decisión
de ponerse en huelga, decisiones sobre las modalidades,
etc...); mediante asambleas que son abiertas a todos los
trabajadores y que se llevan a cabo tantas veces como sea
necesario, según las necesidades de la lucha;
– mediante manifestaciones comúnes masivas en las que los
trabajadores y desempleados, todas las categorías sin
distinción, se reencuentran, discuten, y tejen vínculos nuevos
que multiplican su voluntad y su combatividad, en las que
pueden intercambiar sus experiencias y reforzar así su
conciencia;
– mediante el envío de delegaciones masivas para buscar la
solidaridad activa hacia los trabajadores de las empresas de
alrededor, hacia las poblaciones obreras y los
desempleados...
En este plano, la gran simpatía que encuentra el movimiento en
Grecia da testimonio de un rechazo creciente y compartido hacia
este sistema de explotación y represión. La experiencia que se
desarrolla en este país despierta por todas partes la atención de
una clase obrera lista a movilizarse. El movimiento obrero
internacional sigue con gran interés esta experiencia, como lo
muestran las numerosas manifestaciones que han surgido en
varias grandes ciudades de Europa especialmente, en solidaridad
con el movimiento y los manifestantes acusados. Sin embargo,
estas manifestaciones de solidaridad aisladas siguen siendo
grandemente insuficientes. Sólo la solidaridad activa, mediante
la entrada en lucha masiva e inmediata de los trabajadores, sobre
su propio terreno de clase, podrá hacer retroceder a la clase
dominante.
Actualmente la cuestión de la organización de las luchas
vuelve al primer plano. Está directamente ligada con la
confrontación, en el interior mismo de la lucha, con los
defensores del capital, especialmente los sindicatos, las fuerzas
de encuadramiento de izquierda y los izquierdistas. El fondo de
comercio de estos últimos es el sindicalismo de base que les
permite autoproclamar una falsa centralización de la lucha
improvisando y tratando de imponer todo tipo de comités,
colectivo y otras coordinaciones “listas para usarse” que con
frecuencia han preparado con meses de anticipación, antes de
que los obreros concernidos esten listos para organizarse por
ellos mismos, con el objetivo de obstaculizar el verdadero
proceso de toma de control y de organización de la lucha.
“Los 'lugares', o las formas de organización unitarias, es decir
que abarcan al conjunto de los trabajadores a partir de sus
lugares de trabajo, son también el teatro del combate de clase,
del enfrentamiento entre la clase obrera y las fuerzas burguesas
en el medio obrero, sindicatos partidos de izquierda e
FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI
izquierdistas.
La experiencia de los años 1980 ha mostrado cómo los
sindicalistas de base y los grupos trotskistas y anarquistas
fueron capaces de encerrar las luchas obreras, las
coordinadoras de ferrocarrileros y de enfermeras (1986, 1987 y
1988) en la corporación, de ahogar la extensión de las luchas,
apoyándose en la voluntad 'asambleísta' de los obreros para
dominar y controlar sus luchas sin dejarlas en las manos de los
sindicatos. Igualmente, y en sentido contrario, la experiencia de
diciembre de 1995 en Francia muestra claramente que la
realización general y sistemática de asambleas, su carácter
democrático y soberano (discusión y voto), no les había dado
un 'contenido de clase' como dice Trotsky, y había podido dejar
completamente el control y la dirección de la lucha a los
sindicatos. (...) La necesidad de organizarse está directamente
impuesta en función de las necesidades inmediatas de la lucha:
rechazar los acuerdos sindicales, rechazar los preavisos de
huelga y cualquier otra reglamentación sindical de la huelga,
lanzarse a la huelga, extenderla, etc.... Es decir, que la cuestión
de la “toma de control de las luchas por los obreros” está
directamente ligada a la cuestión del enfrentamiento con la
burguesía, especialmente con su principal caballo de Troya en
el interior de las luchas, es decir, los sindicatos y el
sindicalismo. Es decir también que las formas de organización
de la lucha van a ser el objeto de un combate entre las clases,
los obreros luchando para que estén al servicios del desarrollo
del enfrentamiento de clases, los sindicatos y los izquierdistas
luchando para fijarlas en nombre de la democracia obrera y
5
así vaciarlas de todo contenido de clase.” (La cuestión de la
forma de organización de la lucha obrera, Boletín comunista 23,
10 de febrero de 2004).
Al desarrollarse masivamente en los principales países del
corazón del capitalismo, la combatividad obrera necesariamente
va a cristalizarse, consolidarse y homogeneizarse alrededor de
consignas y orientaciones comúnes; sobre este camino, la
cuestión política de la organización de la lucha va a plantearse
concreta y cotidianamente.
Lo que constituye hasta ahora una nueva ola de luchas (de las
luchas en Grecia a las de Alemania, Italia o, en menor medida,
en Francia...) tiene todas las posibilidades de convertirse en un
verdadero torrente a través del mundo bajo el efecto de la
violencia de los ataques económicos conjugada con la represión;
y en particular donde existen o pueden reforzarse plenamente
los fundamentos para tal torrente, es decir, en todos los países
centrales del capitalismo en los que la clase obrera está más
concentrada y tiene mayor experiencia.
Corresponde a estos batallones proletarios del corazón del
capitalismo unirse y amplificar sus luchas, tomar el control de la
organización y el desarrollo de éstas, condiciones necesarias
para hacer retroceder a la burguesía.
Tal es la responsabilidad mayor del proletariado, tal es lo que
está en juego en la situación actual.
Diciembre de 2008.
***
¡NI ISRAEL, NI PALESTINA, LOS OBREROS NO TIENEN PATRIA!
Desde hacia ya más de una semana, la guerra hace de nuevo estragos en Medio Oriente, en la franja de Gaza entre Israel y el
grupo Hamas a la cabeza del Estado residual, pero no menos capitalista que el de Israel, de la banda de Gaza. El terror reina sobre
las poblaciones civiles de los dos países. Que los civiles palestinos sufren más que los civiles israelíes, debido a la desproporción de
las fuerzas militares de cada lado, que los cohetes lanzados por Hamas sobre las ciudades israelíes sean menos mortales que los
bombardeos de la aviación israelí sobre Gaza, no cambia en nada el terror sufrido de los “dos lados” ni el hecho de que el costo de
la guerra que se desarrolla ahora sea directa y trágicamente soportada por estas poblaciones, y particularmente por el proletariado
de los dos países.
Esta guerra es una guerra imperialista, llevada a cabo por dos enemigos tan antiproletarios el uno como el otro y cuyos objetivos
son tan burgueses el del uno como el del otro. Es sobre todo un momento de la acentuación de las rivalidades imperialistas entre las
grandes potencias, sabiendo que la burguesía estadounidense apoya ampliamente las acciones guerreras de Israel y que Hamas,
directamente apoyado por Irán, recibe también indirectamente y de manera más discreta el apoyo de otras grandes potencias que
buscan rivalizar con los Estados Unidos.
A continuación, volvemos a publicar un artículo escrito en Révolution Internationale, la publicación de la CCI en Francia, en
diciembre de 2000 durante un conflicto anterior. La denuncia en ese artículo de la responsabilidad histórica e inmediata de las
grandes potencias en los conflictos de Medio Oriente, sigue siendo completamente válida actualmente. Hay un elemento importante
que nuestro artículo no mencionaba entonces -redactado antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en los Estados
Unidos- y que es conveniente poner en evidencia y denunciar en el periodo presente: que este conflicto, como todos los que
ensangrentan al planeta actualmente, es un momento complementario de la marcha hacia la guerra imperialista generalizada. Más
allá de los avances y retrocesos militares y estratégicos que resulten, por un lado va a reforzar y clarificar un poco más los
diferentes alineamientos de todas las potencias imperialistas, de las mayores en primer lugar, pero también de las medianas y las
más pequeñas; y por otro lado va a participar en la evolución de la relación de fuerzas entre las principales potencias; entre los
Estados Unidos y sus principales rivales, Alemania, Rusia, Francia, etc... en este avance inexorable hacia la guerra imperialista
generalizada.
6
BOLETÍN COMUNISTA
Asimismo, retomamos completamente por nuestra cuenta la denuncia, en este artículo de todas las fuerzas políticas, nacionalistas,
izquierdistas, pacifistas, que empujan a los proletarios, a los obreros, en todos los países, a tomar partido por un campo contra el
otro. Los obreros en Israel y en Palestina, tienen intereses de clase comúnes, pero desafortunadamente se encuentran tan sometidos
a la ideología nacionalista totalitaria, que 50 años de guerra y atentados incesantes han creado una verdadera fosa de sangre y
lágrimas entre las dos poblaciones. Ellos son las primeras víctimas de esta guerra. En este clima de nacionalismo exacerbado, les
es difícil romper con la unidad nacional y defender sus intereses de clase mediante la lucha y la huelga. Sin embargo, los dos
proletariados han llevado a cabo ya combates de clase frente a la miseria y la represión estatal salvaje, brutal, tanto de la
burguesía israelí como de la burguesía palestina de la OLP o de Hamas. Son estos combates contra su propia burguesía los que
deben desarrollar hasta fraternizar y unirse por encima de las fronteras. Al igual que en todas partes en el mundo capitalista, la
lucha común de los proletarios de Palestina y de Israel es la única real oposición a la guerra que castiga a esta región. La
afirmación, aún embrionaria, de una perpectiva de clase tal tendría como consecuencia práctica, concreta, la de limitar, si no la de
invertir el proceso guerrero local y así participaría en la defensa de las condiciones de vida de toda la población.
Pero, evidentemente, y como lo subraya nuestro artículo de 2000, la solución a las desgracias y a la tragedia que viven las
poblaciones de Medio Oriente, reposa principalmente, históricamente, en las manos del proletariado mundial, y particularmente en
las del proletariado de las principales potencias imperialsitas. La verdadera solidaridad con las “masas palestinas... e israelíes” no
está en las manifestaciones izquierdistas rebosantes de nacionalismo que se ven desarrollarse en el mundo actualmente, llamando a
la “destrucción de Israel”, ni en los llamados lacrimógenos a la paz inmediata, sino precisamente en las luchas obreras ante la
crisis del capital y su perspectiva de guerra imperialista generalizada, luchas obreras que son una negación viva de los llamados a
la unión nacional y a la colaboración de clases.
Sólo la lucha del proletariado puede frenar y detener este proceso infernal hacia el cual el capitalismo arrastra cada día un poco
más a la humanidad, y en el cual, ya ahora, más que ayer y menos que mañana, millones de obreros y de seres humanos pagan con
su vida, con su miseria, con sus sufrimientos, la sobrevivencia de esta sociedad en crisis y decadente.
Al igual que en 2000, la consigna de los comunistas sigue siendo: ¡Proletarios de todos los países, únanse!
8 de enero de 2009.
Párrafos extraídos de un artículo de Révolution internationale, N° 307 – Diciembre 2000
Día tras día, la lista de muertos y heridos se alarga en Israel y en
los territorios ocupados.
En esta parte del mundo que ha conocido ya cinco guerras
abiertas desde el final de la segunda carnicería mundial (sin
contar todas las operaciones militares en tiempos de “paz”) una
nueva guerra está incubando, la cual, a pesar de que
oficialmente no ha comenzado, ya a matado a cientos de
personas, particularmente de jóvenes y adolescentes.
Oficialmente, todo el mundo habla de “paz”, tanto los dirigentes
israelíes como los de la Autoridad palestina, al igual que todos
los gobiernos de los países más desarrollados, sean europeos o
americanos.
En los hechos, a pesar de todas las conferencias que se han
sucedido desde el verano pasado (conferencia de Campo David,
en la residencia de vacaciones de Clinton, en julio, encuentro de
París del 4 de octubre, conferencia de Charm El-Cheikh a
mediados de octubre), la situación no ha dejado de empeorar des
finales de septiembre: piedras, atentados con bomba,
linchamientos de palestinos contra israelíes, balas reales de estos
últimos contras los manifestantes palestinos, cohetes y tiros de
artillería contra las poblaciones civiles.
Según los países y el color de los gobiernos, se nos conmina a
tomar partido por uno u otro campo presente:
- “Hay que defender a Israel contra la amenaza de todos esos
árabes fanáticos que rodean a ese país”.
- “Hay que apoyar la justa causa palestina contra las
arbitrariedades israelíes”.
Pero en ningún momento, nadie plantea la verdadera cuestión:
¿dónde se encuentran los intereses de la clase obrera, la de
Israel, judía o árabe, la de Palestina, la de los otros países del
mundo?
En Medio Oriente, la guerra no tiene fin
El siglo XX ha sido un siglo de guerras, las guerras más atroces
de la historia humana, y jamás ninguna de ellas ha servido a los
intereses de los obreros. Siempre estos han sido llamados a
hacerse matar por millones en favor de los intereses de sus
explotadores, en nombre de la defensa de “la patria”, de “la
civilización”, de “la democracia”, o de “la patria socialista”
(como algunos presentaban a la URSS de Stalin y de los campos
de trabajos forzosos).
Y luego de esas guerras terribles, particularmente después de la
segunda guerra mundial, aún se ha demandado a los que han
sobrevivido a a aceptar nuevos sacrificios para reconstruir la
economía “nacional”, es decir, capitalista.
Actualmente, hay una nueva guerra en Medio Oriente, aunque
no ha sido oficialmente declarada.
De cada lado, las camarillas dirigentes llaman a los obreros a
“defender la patria”, ya sea judía o palestina. A los obreros
judíos que en Israel son explotados por capitalistas judíos, a los
obreros palestinos que son explotados por capitalistas judíos o
por capitalistas árabes (y con frecuencia de manera más feroz
FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI
que por los capitalistas judíos ya que, en las empresas palestinas,
el derecho del trabajo es aún el del antiguo imperio otomano).
Los obreros judíos han pagado ya un pesado tributo a la locura
guerrera de la burguesía durante las cinco guerras que han
sufrido desde 1948. Apenas salidos de los campos de
concentración y de los ghettos de una Europa arrasada por la
guerra mundial, los abuelos de los que hoy portan el uniforme
de Tsahal fueron arrastrados a la guerra entre Israel y los países
árabes. Después, sus padres pagaron el precio de sangre en las
guerras de 1967, 73 y 82. Esos soldados no son terribles brutos
que solamente piensan en asesinar a niños palestinos. Son
jóvenes reclutados, obreros en su mayor parte, muertos de
miedo y hastiados a quienes se les obliga a hacer funciones de
policía y se les llena la cabeza sobre la “barbarie” de los árabes.
Los obreros palestinos también han pagado ya de manera
terrible el precio de sangre. Expulsados de sus lugares en 1948
por la guerra llevada a cabo por sus dirigentes, han pasado la
mayor parte de su vida en campos de concentración, enrolados
voluntaria o forzosamente en la adolescencia en las milicias de
Fatah y demás FPLP o Hamas. Sus mayores masacradores no
son, por lo demás, los ejércitos de Israel, sino los de los países
donde han estado hacinados, como Jordania o Líbano: en
septiembre de 1970 (el “septiembre negro”), el “pequeño rey”
Hussein los exterminó en masa, al grado de que alguno tuvieron
que refugiarse en Israel para escapar a la muerte; en septiembre
de 1982, fueron milicias árabes (cierto que cristianas y aliadas a
Israel) las que los masacraron en los campos de Sabra y Chatila
en Beirut.
Nacionalismo y religión, venenos para los explotados
Ahora, en nombre de la “patria palestina”, se quiere movilizar
de nuevo a los obreros árabes contra los israelíes, es decir, en su
mayoría, obreros israelíes, al igual que se demanda a estos
últimos hacerse matar por la defensa de la “tierra prometida”,
Eretz Israel.
De ambos lados corren de manera repugnante raudales de
propaganda nacionalista, una propaganda embrutecedora
destinada a transformar a los seres humanos en bestias feroces.
Las burguesías israelí y árabe no han dejado de atizarla desde
hace más de medio siglo. A los obreros israelíes y árabes, no se
les ha dejado de repetir que deben defender la tierra de sus
ancestros. Entre los primeros, se ha desarrollado, a través de una
militarización sistemática de la sociedad, un psicosis de
encerramiento con el fin de volverlos “buenos soldados”. Entre
los segundos se ha anclado el deseo de agarrarse con Israel con
el fin de encontrar un hogar. Y para esto, los dirigentes de los
países árabes en los cuales se han refugiado les han mantenido
durante décadas en campos de concentración, en condiciones de
vida insoportables, en lugar de permitirles integrarse en la
sociedad de esos países.
El nacionalismo es una de las peores iedologías que la burguesía
ha inventado. Es la ideología que le permite ocultar el
antagonismo entre explotadores y explotados, de agruparlos
detrás de una misma bandera por la cual los explotados se hacen
matar al servicio de los explotadores, por la defensa de los
7
intereses de clase y de los privilegios de esos mismos
explotadores.
Y para rematar todo esto, se añade a esta guerra el veneno de la
propaganda religiosa, lo que permite crear los fanatismos más
dementes. Los judíos son llamados a defender con su sangre el
muro de las lamentaciones del Templo de Salomón. Los
musulmanes deben dar su vida por la mezquita de Omar y los
lugares santos del Islam. A quienes rechazan la idea, lo que pasa
actualmente en Israel y Palestina, confirma muy bien que la
religión es el “opio del pueblo” como lo decían los
revolucionarios del siglo pasado. La religión tiene el objetivo de
consolar a los explotados y los oprimidos. Para quienes la vida
en la tierra es un infierno, está el cuento de que serán
afortunados después de su muerte con la condición de que sepan
ganarse su salvación. Y esta salvación, se gana a cambio de
sacrificios, sumisión, es decir, a cambio del abandono de su vida
al servicio de la “guerra santa”.
Que a finales del siglo XX, las ideologías y las supersticiones
que remontan a la antigüedad o a la Edad Media sean aún
abundantemente agitadas para arrastrar a los seres humanos al
sacrificio de su vida, dice mucho sobre el estado de barbarien en
el cual se hunde el Medio Oriente, al mismo tiempo que muchas
otras partes del mundo.
Las grandes potencias responsables de la guerra
En cuanto a los países “desarrollados”, a las “grandes
democracias” que hoy se pronunian con una falsa compasión
sobre un Medio Oriente arrastrado por la fiebre guerrera, los
Estados Unidos y los países de la Unión Europea especialmente,
hay que denunciar su hipocresía repugnante.
Son los dirigentes de esas mismas potencias quienes han creado
la situación infernal en la que mueren actualmente por cientos, y
mañana tal vez por miles, los explotados de esta región.
Son las burguesías europeas, y particularmente la burguesía
inglesa con su “declaración de Balfour” de 1917 las que, con el
fin de dividir para mejor reinar, permitieron la constitución de
un “hogar judío” en Palestina, favoreciendo así las utopías
chovinistas del sionismo. Son esas mismas burguesías las que, al
término de la segunda guerra mundial que acababan de llevar a
cabo, se arreglaron para encaminar hacia Palestina a cientos de
miles de judíos de Europa central salidos de los campos de
concentración o que erraban lejos de su región de origen. Esto
les permitía no tener que recibirlos en sus países.
Son estas mismas burguesías, inglesa y francesa primero, y
luego la burguesía estadounidense, las que han armado hasta los
dientes al Estado de Israel con el fin de atribuirle el papel de
punta de lanza del bloque occidental en esta región durante el
periodo de la guerra fría, mientras que la URSS, por su parte,
armaba lo más posible a sus aliados árabes. Sin estos grandes
“padrinos”, las guerras de 1956, 67, 73 y 82 no hubieran podido
llevarse a cabo.
Con el hundimiento de la URSS y del bloque ruso se nos
prometío una nueva “era de paz”. Esta mentira fue
inmediatamente desmentida por la guerra del Golfo en 1991.
Pero luego de ésta, la ilusión de una paz posible fue vertida por
los discursos de los políticos y había estado en primera plana de
8
BOLETÍN COMUNISTA
los diarios. Fue el tiempo de la conferencia de Madrid en
octubre de 1991 y de la “paz de Oslo” firmada en la Casa
Blanca en septiembre de 1993.
Pero la paz no es posible en el capitalismo. Ya las horribles
masacres en Yugoslavia lo demostraban en ese mismo momento.
En cuanto a Medio Oriente, la paz quería decir una “Pax
americana”, una presencia cada vez más pesada de la potencia
americana en la región, lo que no deseaban otras burguesía a las
que el fin de la amenaza soviética incitaba a afirmar sus propias
ambiciones imperialistas.
Actualmente, todas estas burguesía afirman querer la paz. Lo
que en verdad quieren es poner el pie o reforzar su posición en
Medio Oriente, una de las zonas más envidiadas del mundo por
su importancia económica y estratégica.
Para poner fin a la guerra, hay que derribar al capitalismo
Es por ello que en el conflicto entre Israel y Palestina, se
encuentra a los Estados Unidos como padrino del primer paíse,
mientras que otras potencias como Francia (como se ha visto
durante el encuentro de París a inicios de octubre) se alinean
detrás de las posiciones palestinas.
Hoy nuevamente, incluso con la desaparición de la URSS, las
grandes potencias siguen echando gasolina al fuego, como lo
han hecho abundantemente durante casi 10 años en Yugoslavia.
Es por ello que los obreros de los otros países, de las “grandes
democracias”, cuyos dirigentes se llenan la boca con las
palabras “paz” y “derechos del hombre” deben rehusarse a
tomar partido por un campo burgués o por otro. En particular,
deben evitar dejarse engañar por los discursos de los partidos
que se reclaman de la clase obrera, los partidos de izquierda y de
extrema izquierda que les piden manifestar su “solidaridad con
las masas palestinas” en búsqueda del derecho a una “patria”. La
patria palestina sólo será otro Estado burgués al servicio de la
clase explotadora que oprimirá a esas mismas masas, con
policías y prisiones. La solidaridad de los obreros de los países
capitalistas más avanzados no debe ir hacia los “palestinos”
como no debe ir hacia los “israelíes”, pues en ambos se
encuentran tanto explotadores como expoltados. Esta
solidaridad debe dirigirse hacia los obreros y desempleados
tanto de Israel como de Palestina, que además llevan a cabo
luchas contras sus explotadores a pesar del “lavado de cerebro”
de que son víctimas, como les sucede a los obreros de todos los
otros países del mundo. Y la mejor solidaridad que les pueden
aportar no consiste ciertamente en alimentar sus ilusiones
nacionalistas.
Esta solidaridad pasa, ante todo por el desarrollo de su combate
contra el sistema capitalista responsable de todas las guerras, un
combate contra su propia burguesía.
En Medio Oriente, tal como en muchas otras regiones del
mundo arrasadas actualmente por la guerra, no hay una “paz
justa” posible bajo el capitalismo. Incluso si la crisis actual no
desemboca en una guerra abierta, incluso si los diferentes
protagonistas llegan a entenderse esta vez, esta región seguirá
siendo un polvorín listo para explotar.
La paz, la clase obrera deberá conquistarla derribando al
capitalismo a escala mundial lo que hoy pasa por un desarrollo
de sus luchas en su terreno de clase, contra los ataques
económicos cada vez más duros que le asesta un sistema
hundido en una crisis insuperable.
Contra el nacionalismo, contra las guerras en las cuales quieren
entrañarles sus explotadores,
***
¡Proletarios de todos los países, únanse!
FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI
9
REVISTA DE PRENSA
EL CAMPO PROLETARIO Y LAS ELECCIONES ESTADOUNIDENSES
¡Ni ruptura, ni corrección, la política de Obama va a continuar la política de Bush!
Las elecciones estadounidenses de 2008 que han tenido como
resultado la elección de Barak Obama tenían como objetivo,
para la burguesía estadounidenses, reafirmar la política
imperialista seguida desde los atentados del 11 de septiembre de
2001 por los gobiernos de Bush y escoger al hombre y al equipo
gubernamental que pudiera enfrentar lo más eficazmente posible
la nueva situación creada por la agravación brutal de la crisis
económica mundial. Cada elección, y con mayor razón en la
primera potencia imperialista mundial, es una ocasión para la
burguesía de reforzar la mistificación electoral y democrática, y
un momento para reforzar, o suscitar, “la unidad nacional”. En
particular en esta ocasión, la mistificación electoral y
democrática se ha visto particularmente credibilizada por la
supuesta ruptura con la política imperialista de Bush, que
Obama representaría según lo dicen todos los medios de
difusión. Asimismo, la elección del primer presidente “de color”
en los Estados Unidos ha permitido desarrollar una intensa y
amplia campaña sobre el “sueño americano” –es decir, la
defensa de la democracia burguesa- reforzando así el
sentimiento de unidad nacional.
Así pues, éstas elecciones han cumplido ampliamente su función
para la burguesía estadounidense y representan un innegable
éxito político para ella.
¿Qué denuncian los grupos comunistas?
¿Cuáles han sido las tomas de posición de los principales grupos
del campo proletario frente a este acontecimiento y esta intensa
campaña ideológica? Una de las piedras angulares de la
Izquierda Comunista es su denuncia de las elecciones y del
parlamentarismo, del mito esencial de la democracia, en la cual
esta corriente política (siguiendo a Lenin y la Tercera
Internacional) ve la máscara detrás de la cual se afirma la
dictadura de la burguesía.
Acerca de la elección de Barak Obama a la presidencia de la
primera potencia mundial, los grupos que se reivindican de esta
tradición de la Izquierda comunista de manera global han
destacado las posiciones justas y adecuadas. Nuestra fracción
quiere, primero, subrayar que grupos como el PCI (“Le
Proletaire”) o como el BIPR (del que hemos encontrado una
toma de posición sobre estas elecciones sólo en lengua italiana
en su sitio Internet), al igual que la CCI, han resaltado la
obscena batalla mediática alrededor de la elección del señor
Obama como 44º presidente de los Estados Unidos.
Tanto los unos como los otros han sabido destacar la idea
fundamental según la cual, cualquiera que sea la persona
destinada a ocupar el puesto, la primera cosa que define la
política que será llevada a cabo consistirá en defender los
intereses de la burguesía nacional. Y por ello, dada la situación,
tendrá que continuar ayudando a los sectores de la economía en
dificultades debido al acceso de crisis y, por tanto, continuar y
reforzar los ataques contra la clase obrera -en primer lugar- y
contra el conjunto de la población.
Esta defensa de los intereses nacionales pasa por dos ejes
esenciales que los grupos en cuestión han sabido reconocer y
destacar. La preparación guerrera; la defensa del papel de
primera potencia imperialista mundial, por un lado, y por el
otro, las medidas económicas que agravarán las condiciones de
trabajo y de vida de nuestra clase.
Bajo un título sin ninguna ambigüedad(1), los camaradas del PCI
–Le Proletaire, escriben, especialmente, lo que sigue:
“La situación internacional cada vez más tensa obligará a
Barak Obama, como a sus predecesores, a defender los
intereses imperialistas por medio de la gigantesca máquina
militar de los Estados Unidos -¡incluso ya antes de su elección
había criticado a Bush por la insuficiencia de su esfuerzo de
guerra en Afganistán!. Los choques entre potencias capitalistas
están destinados a agravarse en las diferentes partes del
mundo: en Medio Oriente evidentemente, pero también en
África, en Asia y en las zonas petroleras del Cáucaso, tal como
lo hemos visto este verano. Y en Europa también, cuna histórica
del capitalismo y foco de las guerras interimperialistas, donde
se acumulan los factores de crisis y de tensiones.” (Texto
disponible en el sitio Internet del PCI).
Respecto a la situación que espera a la clase obrera en los
Estados Unidos, después del opio electoral, el PCI continúa:
“¡La ilusión electoral, ese potente medio de defensa del orden
establecido, ha funcionado así perfectamente! Millones de
proletarios, negros, blancos, hispanos y otros, han creído que
era posible cambiar por lo menos un poco su situación
mediante la vía electoral, democrática, pacífica y legalista. Han
creído que el día del voto todos los individuos eran iguales y
que la política del Estado estaba determinada por el número de
votos obtenidos por tal o cual candidato.” (Ídem)
Pues:
“Ya sean de izquierda o de derecha, socialistas o
conservadores, demócratas o republicanos, los gobiernos
burgueses sólo se movilizan para defender los intereses
capitalistas.” (Ídem).
Las cosas son dichas claramente y lo que está en juego para
nuestra clase está planteado. El PCI cumple su función de
propaganda.
Los camaradas del BIPR, hasta donde hemos podido ver, se
contentan con una toma de posición en lengua italiana, por la
voz de su periódico Battaglia Comunista. Hay que lamentar que
estos camaradas no hayan juzgado bueno dar una versión al
menos en inglés sobre el tema, sin embargo, hay que decir que
1. “Barak Obama, nuevo portavoz de los intereses de la clase
dominante americana”. El subtítulo es, además, un claro llamado a la
clase obrera de Estados Unidos para que abandone lo más rápidamente
posible sus ilusiones sobre la llegada al poder de un hombre presentado
como más favorable a sus intereses. Tal subtítulo dice: “Al renovar con
sus grandes tradiciones de lucha, el proletariado americano deberá
combatir la futura política de sangre y lágrimas de la presidencia
Obama”. Texto disponible en el sitio Internet del PCI.
10
BOLETÍN COMUNISTA
esta toma de posición es perfectamente justa.
El título de esta toma de posición anuncia ya el eje de lo que va
a seguir; el de la profundización de la crisis económica:
“Obama gana y la crisis avanza” (Vince Obama e avanza la
crisi. BC del 12 de noviembre de 2008, traducción nuestra).
Esta verdad primera desemboca en un artículo esencialmente
centrado sobre el desarrollo de la crisis económica que, como lo
dice el subtítulo concluye que “no existe margen para las
promesas electorales sin ataques contra el proletariado”. (Non
ci sono margini per le promesse elettorali se non attaccando il
proletariato. Idem).
Al final del artículo, sin embargo, se afirman claramente los dos
imperativos a los cuales está sometido el Estado capitalista de
los Estados Unidos, como todos los otros: hacer frente, a la vez,
a la necesaria preparación guerrera y, a la vez, a una clase obrera
cuyas condiciones de vida van a ser aún más golpeadas:
“Los recursos que Obama puede utilizar serán destinados en
cada caso a apoyar al gran capital, en tanto que tiempos aún
más sombríos esperan a los millones de proletarios americanos,
cada vez más arrojados al abismo de la pobreza más obscura.
“Todo esto en un marco internacional que verá a los Estados
Unidos inevitablemente conducidos a enfrentar adversarios
imperialistas cada vez menos dispuestos a aceptar pasivamente
la potencia absoluta del dólar, alimentando así los impulsos
hacia la guerra.” (ídem).
Nuevamente aquí, además de denunciar el circo electoral, los
camaradas destacan con justeza la perspectiva de doble filo en la
cual está encerrado el mundo capitalista, y el conjunto de la
sociedad con él. El Estado norteamericano, como todos los
Estados capitalistas, se ve hoy confrontado al doble imperativo
de marchar resueltamente hacia la guerra mundial y al mismo
tiempo de atacar a la clase obrera.
En cuanto a la CCI, ésta parece darle mayor eco a estos hechos
y, por ejemplo, publica artículos en varios idiomas a propósito
de las elecciones de los Estados Unidos. Hay que creer que, a
pesar de su inexorable deriva oportunista, mantiene algunos
reflejos y nos da gusto.
En un artículo de la prensa de la sección de la CCI en los
Estados Unidos (Internationalism Nº 148, octubre 2008-enero
2009) se puede leer una toma de posición perfectamente
correcta y que subraya, incluso, los dos ejes esenciales en los
cuales la burguesía se debate:
“Obama ha prometido el cambio, pero esta promesa es sólo una
ilusión. Toda esta campaña no ha sido más que una mentira
hipócrita, que se ha aprovechado de las esperanzas de una
población, y sobre todo de una clase obrera terriblemente
afectada por la miseria y la guerra.
“Los verdaderos ganadores de estas elecciones no son los “José
el plomero”, símbolo del “americano promedio”, ni los
afroamericanos que forman parte de la clase obrera americana,
sino la burguesía americana y sus representantes. Es claro que
los mismos ataques incesantes van a continuar abatiéndose
sobre los obreros. La miseria también seguirá agravándose
inexorablemente. Obama no ha sido tampoco un candidato de
la “paz”. Su crítica esencial hacia Bush es sobre el
hundimiento en Irak y sobre su política que ha dejado al
imperialismo americano incapaz de responder de forma
apropiada a los desafíos planteados a su dominio. Obama prevé
enviar más tropas a Afganistán y ha declarado claramente que
los Estados Unidos deberán estar listos para responder
militarmente a cualquier amenaza contra sus intereses
imperialistas. Sin contar que ha sido fuertemente crítico en
relación a la incapacidad de la administración Bush para
responder al nivel requerido a la invasión de Georgia por Rusia
del verano pasado. ¡Ese es el campeón de la paz!”.
Más adelante, en esee mismo artículo, la CCI afirma incluso
que:
“No hay pues nada que esperar para la clase obrera de esta
llegada al poder de Obama. Para la clase dominante, en
cambio, esta elección representa un éxito más allá de sus
sueños más disparatados.”
O también que:
“La euforia postelectoral –tal como los bailes en la calles para
saludar la victoria de Obama– es un testimonio de la extensión
de la victoria política de la burguesía. El impacto de esta
elección es comparable a la victoria ideológica que ha
aparecido inmediatamente después del 11 de septiembre de
2001.”
Notemos que la CCI juzga estas elecciones y el escándalo al
cual han dado lugar como una victoria política de la burguesía
de los Estados Unidos. Volveremos sobre esta cuestión más
adelante, a propósito de otros juicios por parte de la CCI y
respecto también del mito electoral hace algunos años a
propósito de la elección de G. W. Bush para su segundo
mandato.
En otro artículo, publicado en Revolution International Nº 396
de diciembre de 2008 titulado “Obama, presidente de los
Estados Unidos: es siempre la burguesía la que gana las
elecciones” se defiende el mismo tipo de posición.
Después de haber constatado, con razón, el éxito de la
mistificación electoral: “Esta elección ha logrado levantar una
enorme ola de esperanza de cambio de sus condiciones de vida
miserables a millones de explotados y oprimidos gracias a una
gigantesca operación publicitaria alabando el milagro de “la
unión nacional”, tan querida por la burguesía”, así como el
control político la burguesía americana, el articulo continúa
relativizando correctamente la medida de este éxito político
frente a la realidad de la crisis económica y de sus
consecuencias económicas e imperialistas: “La “loca
esperanza” suscitada por “el efecto Obama” no puede llevar
más que a una muy rápida y terrible desilusión. Con el efecto
bumerang de los ataques, las quiebras, el desempleo, la
miseria, la continuación de la política guerrera, la recesión y el
endeudamiento que tocan a la puerta, el retorno a la realidad
será duro.”
Parece, pues, a primera vista, que las tres corrientes principales
de la Izquierda comunista se encuentran sobre un análisis
globalmente idéntico, no solamente sobre el papel y la función
del circo electoral -que es lo menos que se puede esperar de esta
tendencia política- sino también sobre lo que está en juego
actualmente para el mundo capitalista y las contradicciones en
las cuales se encuentra: la preparación guerrera y el aumento de
FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI
la lucha de clases frente a la agravación brutal de la crisis
económica.
La ambigüedad de la denuncia de la CCI
Tras esta convergencia de tomas de posición, hay sin embargo
matices que revelan divergencias -y sobre todo dinámicas
diferentes por parte de estos grupos- en cuanto al análisis, y por
tanto en cuanto a las perspectivas que trazan de la situación. El
PCI y el BIPR, en este caso Battaglia Comunista, fundamentan
sus tomas de posición respectivas sobre un análisis coherente
con sus tomas de posición anteriores y su comprensión teórica,
lo que le permite asentar sólidamente su posición –si bien
nosotros podemos tener divergencias sobre tal o cual aspecto
debido, sobre todo en cuanto a Le Proletaire, a las diferencias
programáticas.
No sucede lo mismo con la toma de posición de la CCI, la cual
está en completa oposición con el análisis que hizo sobre la
reelección de Bush en 2004, para quien, según la CCI de
entonces, “el mantenimiento (…) del poder se había vuelto
imposible” (Internationalism Nº 132, diciembre 2004) lo que
volvía a su rival demócrata Kerry el candidato de la burguesía
estadounidense, quien normalmente debería haber sido el
elegido. Inevitablemente, su toma de posición actual se
encuentra fuertemente debilitada en la medida en que no nos
explica cómo “las motivaciones electorales de una mayoría de
electores americanos [no] han estado determinadas [ahora] por
factores que apelan a todo, menos a la razón y la lucidez”
(ídem), contrariamente a 2004, ni tampoco cómo la burguesía
estadounidense ha podido invertir una situación en la cual “la
irracionalidad, producto del temor y la impotencia, ha
dominado estas elecciones” de 2004 (Revolution International
No. 352). En resumen, ¿cómo la burguesía estadounidense
gangrenada por la “Descomposición” ha podido reaccionar,
cuando incluso el equipo Bush en el poder era completamente
inadecuado, hasta el punto de presentar un balance catastrófico
hoy, siempre según la propia CCI?
La debilidad de su toma de posición actual, debido a la
contradicción manifiesta con el análisis anterior sobre las
elecciones de 2000 y de 2004, abre la puerta a tomas de posición
falsas y peligrosas actualmente.
En primer lugar, la afirmación actual según la cual “ésta ha
permitido ante todo recredibilizar el juego electoral y el retorno
al escenario de la mistificación 'democrática' con el fin de
enmascarar provisionalmente la quiebra del capitalismo, para
los Estados Unidos, como para el mundo entero”, que esta
elección “ha permitido revalorizar la vieja fachada del
electoralismo y del mito democrático, que había sido puesta en
dificultades desde 2000 y que había conducido a un sentimiento
de desencanto en relación al 'sistema' en mucha gente.”
(Internationalism Nº 148, 2008) reintroduce la idea de que la
burguesía estadounidense había perdido todo el control y
dominio de su juego político desde la primera elección de
Bush(1) y que el mito democrático había quedado
1. “A pesar de la fuerte participación y la actitud responsable de Kerry, la
mistificación democrática ha sufrido nuevamente un serio retroceso para la
burguesía. Entre amplios sectores de la población, la campaña del 'no importa
quién excepto Bush” se ha vuelto una verdadera cruzada, una ocasión para
11
particularmente debilitado. Y ello le impide comprender, por el
contrario, la fuerza y el juego político de la burguesía
estadounidense, ni en su política frente al proletariado, ni en su
marcha hacia la guerra imperialista… desde 2001. Es lo que, en
cambio, sobre la base de las posiciones originales de la CCI, nos
habíamos permitido recordarles entonces a los militantes de la
CCI en nuestro boletín 30(2) y lo que permite hoy comprender y
explicar el éxito político que constituye para la burguesía
estadounidense la elección de Obama.
En segundo lugar, y sin duda más grave aún, la toma de posición
actual de la CCI, según la cual “con la victoria de Obama, sobre
todo había que “borrar” la imagen catastrófica de los Estados
Unidos luego de los ocho años Bush (calificado como el peor
presidente conocido en la historia de los Estados Unidos) (RI
No. 396), es decir, que la política imperialista llevada a cabo por
Bush no correspondía a los intereses del capitalismo
estadounidense, participa en fortalecer dos mistificaciones, dos
temas de propaganda, particularmente peligrosos para el
proletariado y que la burguesía se ha encargado de martillar: por
una parte, que la política de Obama podría ser “diferente”, más
“pacifista”, más respetuosa de los “derechos del hombre”,
menos agresiva, en el plano imperialista; y por otra parte, que
las acciones guerreras de Bush, supuestamente dictadas por su
irracionalidad y su inadecuación, no correspondían a un proceso
inexorable del capitalismo mundial hacia la guerra imperialista
generalizada. En lugar de aportar crédito a las mentiras de la
burguesía, los revolucionarios tienen el deber de afirmar que la
política llevada a cabo por Bush era LA política necesaria de la
burguesía de los EUA. Que es este mismo tipo de política la que
corregir un serio error en la historia política americana (...). El fracaso de la
campaña de los medios de difusión burgueses para modificar la división del
trabajo político en favor de los demócratas ha provocado una frustración
ampliamente extendida, incluso depresiones, sobre cómo tal movimiento
democrático podía haber fracasado en desalojar a un presidente impopular”
(Internationalism 132, diciembre 2004).
2. “¿Cómo es posible que no vean [los militantes de la CCI] por el contrario
que estas elecciones han sido un éxito importante para la burguesía
estadounidense? Que la mistificación democrática y electoral ha salido
fortalecida y credibilizada. Que la política imperialista estadounidense ha
salido reafirmada y lanzada a la cara de los rivales imperialistas como un
desafío. ¿Cómo no pueden ver que el hecho de que la 'América profunda, los
sectores rurales, sometidos por los efectos de la crisis a la miseria creciente, a
la desmoralización y a la ausencia total de perspectivas han sido
particularmente permeables a esos temas místicos, que permiten diabolizar al
extranjero (el musulmán fanático) como el responsable de todos los males'
(Revolution Internationale), significa que ésta ha sido particularmente sensible
al lenguaje nacionalista y guerrero?.¿Cómo no pueden ver que el hecho de que
otra franja importante de la población estadounidense haya sido
particularmente sensible, antes, y sin duda aún más ahora luego de las
elecciones, a los temas 'antiguerra', pacifistas, democráticos, 'de izquierda',
participa en la creación de las mejores condiciones para la instauración de un
movimiento pacifista de izquierda, es decir sobre temas y en un terreno
burgueses? ¿Cómo no pueden ver que estos dos fenómenos constituyen
precisamente la instauración de un dispositivo político del cual tiene necesidad
el aparato de Estado de la burguesía estadounidense para comprometerse de
manera aún más decidida y determinada en su política imperialista y guerrera?
¿No tenemos aquí precisamente las condiciones políticas clásicas de una falsa
oposición guerra o pacifismo para tratar de arrastrar al conjunto de la
población, y particularmente a la clase obrera estadounidense? Excepto que se
crea que el pacifismo burgués, incluso radical, el mismo que va a desarrollarse
con el resultado de estas elecciones, no sea el arma principal de la burguesía
para conducir a la clase obrera al terreno de la guerra imperialista, detrás del
Estado burgués... Otra puerta oportunista que se abre en relación al
internacionalismo proletario”. (Boletín 30, marzo 2005).
12
BOLETÍN COMUNISTA
llevará a cabo Obama. Es lo que hacen claramente los artículos
de Proletaire y Battaglia Comunista. En este sentido, se puede
afirmar sin temor a equivocarse que Bush -y su equipo- ha sido
“the right man in the right place” (“el hombre correcto en el
lugar correcto”, el más apto para lo que se requería) desde el
punto de vista de la burguesía. Los ataques contra la clase
obrera, las acciones guerreras que ha conducido eran
exactamente las políticas que la burguesía de los Estados Unidos
debían llevar a cabo. Y Obama continuará en esta misma
dirección.
Pero la CCI actual difícilmente puede regresar sobre su análisis
de las elecciones de 2000 y 2004 –y sobre otras tomas de
posición también falsas y peligrosas- y esto debilita
considerablemente su toma de posición actual. En efecto hay un
marco “teórico”, una postura “teórica”, que fundamenta estas
tomas de posición contradictorias, falsas y peligrosas: su
concepción sobre la pretendida fase de “Descomposición” en la
cual dicha descomposición sería permanente y definitiva y se
ejercería cada vez más fuertemente sobre el conjunto de la
sociedad, en particular sobre la clase obrera. Es ésta la que
explicaría las dos selecciones de Bush y la supuesta incapacidad
de la burguesía estadounidense para controlar su “circo
electoral”:
“Como la descomposición sigue acelerándose, la clase
dominante americana se une a otras naciones capitalistas como
Francia en sus dificultades para controlar el circo electoral”
(Internationalism Nº 132). Es también la descomposición la que
explicaría que “la América profunda, los sectores rurales,
sumidos bajo los efectos de la crisis en la miseria creciente, la
desmoralización y la ausencia de toda perspectiva, han sido
particularmente permeables a estos temas místicos, permitiendo
satanizar al extranjero (¡el musulmán fanático!) como
responsable de todos los males”. (ídem).
Pero ¿cuestionar esta visión de la fase actual de
“Descomposición”? ¿no sería como cuestionar su dogma? Los
retos políticos internos de esta organización serían entonces
enormes: Habría que cuestionar las posiciones políticas que han
aparecido desde, por lo menos, 2001:
- El abandono de la alternativa histórica de guerra o revolución
(15 Congreso de la CCI, 2003);
- el abandono del fundamento de la decadencia, el ciclo crisisguerra-reconstrucción (16 Congreso de la CCI, 2005);
- el rechazo del peligro de guerra imperialista generalizada (16
Congreso de la CCI) a cambio de un supuesto apocalipsis
ecológico (17 Congreso, 2007);
- el rechazo de las teorías derrotistas sobre el peso de la
descomposición sobre el proletariado;
- el rechazo del supuesto peligro permanente de clanismo sobre
el funcionamiento de las organizaciones comunistas –y que pasa
por rechazar la justificación ideológica de nuestra exclusión y
poniendo y el cuestionamiento de la validez del combate con
miras a eliminar nuestra fracción y sus militantes-, etc.
Sin embargo, es por esta vía que los militantes de la CCI aún
fieles a las posiciones de nuestra organización, deben
comprometerse si quieren sinceramente que su organización se
desprenda de las ilusiones y mistificaciones burguesas en las
cuales cae cada vez más; para que se susme, sólidamente, sobre
un terreno firme, a nuestra fracción y las otras organizaciones de
la Izquierda comunista en la defensa clara de los intereses del
proletariado frente a este tipo de sucesos.
Seamos claros: tal como no hemos dejado de repetirlo desde
nuestra exclusión de la CCI en marzo de 2002, no decimos a
estos militantes, si los hay, que abandonen la CCI. Continuamos,
por el contrario, llamándoles a asumir el debate, y por tanto el
combate político, dentro de la CCI con el fin, ya sea de
recuperar a la organización a sus posiciones originales y a sus
responsabilidades históricas actuales, ya sea de asumir una
actividad minoritaria en su interior con el fin de que haya la
mayor clarificación política posible. En ambos casos, si bien la
primera solución es la más deseable, aunque actualmente la más
improbable, llamamos a estos camaradas a tomar contacto con
nuestra fracción.
Es lo más abierta y públicamente posible que este debate y
combate deberían llevarse a cabo, es decir frente al proletariado,
frente al campo proletario, con el fin de que este último como un
todo salga lo más fortalecido y unido posible. En un período en
el que la crisis y las guerras se vuelven cada vez más agudas, en
el que la presión de la ideología de la burguesía sobre los
proletarios se multiplicará, y en el que los retos de clases se
volverán igualmente agudos, el proletariado internacional tiene
una necesidad urgente de que sus minorías políticas de
vanguardia sean lo más claras posible y hablen con una sola voz,
lo más unida y coherente posible.
La Fracción, 20 de diciembre de 2008.
***
FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI
13
Mensaje de saludo al PCI-Le Prolétaire con
motivo de la creación de su sitio Internet
La Fracción Interna de la CCI
al Parti Communiste International (Partido Comunista Internacional)
Compartimos su punto de vista sobre el lugar que puede y debe
tener este medio “virtual” en el conjunto de las tareas de los
militantes comunistas. “Biblioteca” que permita poner a
disposición un conjunto de documentos, “librería”, “dirección
única” para quienes desean comunicar un punto de vista,
plantear una cuestión o solicitar mayores informaciones, tale es
el interés de este tipo de medio. Ni más, ni menos.
Habrán tenido ustedes la ocasión de conocer nuestro artículo del
boletín nº43 titulado “Por una prensa militante de
intervención”, en el que tocamos el mismo tema y, según
nosotros, con las mismas preocupaciones principales.
Haciendo votos porque los vínculos “virtuales” que este sitio
hará surgir se transformen en vínculos concretos y sólidos por el
reforzamiento de la vanguardia comunista, le envíamos nuestros
más fraternales saludos internacionalistas.
La fracción.
París, México, 25 de octubre de 2008.
Camaradas,
Recientemente hemos tomado conocimiento, casualmente, de la
existencia de sus sitio Internet.
Queremos saludar este esfuerzo (del que entendemos la
importancia en términos de tiempo y fuerzas militantes que
requiere) por su parte y la importancia que este trabajo tiene y
tendrá para nuestra clase y su vanguardia actual y, sobre todo,
futura.
No hemos tenido el tiempo aún de “visitar” todo, pero no
dejaremos de hacerlo. Queremos, sin embargo, saludar
vívamente su texto de “explicación” sobre la creación de este
sitio y el papel que ustedes le dan.
***
Respuesta a un contacto sobre la muerte de Juan Camilo Mouriño,
el Secretario de Gobernación de México
El texto que reproducimos a continuación constituye una respuesta de la fracción a un email de un nuevo simpatizante en México en
el que nos pregunta nuestra apreciación sobre un acontecimiento que acababa de suscitar una fuerte campaña ideológica en este
país. El documento, que rebasa ampliamente la pregunta del contacto, se basta a sí mismo y por ello no reproducimos el email
inicial.
Estimado compañero:
Recibimos tu mensaje, en el que nos preguntas sobre cuál es
nuestra “apreciación sobre el accidente de Mouriño”(1). Dado
que hemos entrado en contacto contigo muy recientemente, y
apenas empiezas a conocer nuestras posiciones, nos parece
conveniente aprovechar la ocasión para contestar a tu pregunta
exponiendo a la vez nuestro marco de análisis sobre la situación
particular de México, en el contexto de la situación mundial
actual.
Sobre el suceso en sí de la caída del avión-jet en el que viajaba
el Secretario de Gobernación, pensamos que no debemos
detenernos en las especulaciones sobre si se trató de un
accidente o de un atentado. El Estado capitalista, ha machacado
estas semanas la versión de que se trató de un “accidente”,
mediante una campaña ideológica que, entre más insistente se
vuelve, más dudas despierta. Ya que el jet volaba en condiciones
completamente normales, y que algo parecido a la “explicación”
oficial nunca antes había ocurrido en los 50 años que tiene
funcionando el aeropuerto de la Ciudad de México, resulta
1 El Secretario de gobernación es una especie de superministro del
interior de los gobiernos mexicanos, de hecho el segundo en el orden
jerárquico luego del presidente de la república. [NDLR]
improbable que una “casualidad” tal le hubiera sucedido
precisamente al político burgués más importante de México
después del presidente.
Para nosotros, la muerte de Mouriño obedece a un “ajuste de
cuentas” entre fracciones rivales de la burguesía. Al contrario
del show del “accidente” montado para la TV, estos “ajustes de
cuentas” sí que son muy comunes en el interior de la clase
burguesa de México (como, por lo demás, en la de todo el
mundo). Basta echar un vistazo rápido a la historia moderna de
México para ver cómo ésta se encuentra salpicada de episodios
en los que una supuesta “casualidad” -en la modalidad de
“asesino trastornado” que nadie sabe cómo burló la seguridad
del funcionario, o de un “accidente mientras viajaba”- se
encarga de modificar el tablero de las pugnas interburguesas.
Desde los asesinatos de Carranza y Obregón a principios del
siglo XX, hasta los más recientes de Colosio, Ruiz Massieu y el
Cardenal Posadas (asesinado a balazos aunque, según la versión
oficial, ¡“accidentalmente”!) o el “accidente” de Clouthier
durante el tormentoso “periodo de transición” de Salinas de
Gortari, y los “accidentes” de Aguilar Zínzer (el funcionario que
se opuso a la guerra de Irak) o Martín Huerta durante el anterior
sexenio de Fox.
¿Pero qué interés puede tener para la clase trabajadora dedicarle
14
BOLETÍN COMUNISTA
alguna atención a estos “ajustes de cuentas” en el interior de la
clase burguesa? Ante todo, hay que ayudarle a salir de la trampa
de la “información” de los medios de difusión que se enfocan en
el drama y en las supuestas “pesquisas”, y cuyo único objetivo
es desviar la atención de los trabajadores sobre las posibles
causas y consecuencias de la remoción violenta de tal o cual alto
funcionario. Debido a que este tipo de acontecimientos son
acompañados de extensas campañas ideológicas en las que la
exaltación de las supuestas “virtudes” del difunto y todo el
carácter dramático de la situación son aprovechados para
provocar la simpatía y el apoyo de los trabajadores hacia tal o
cual fracción de la clase burguesa, todo ello disfrazado de
“patriotismo”, para los revolucionarios es importante
contrarrestar esas campañas ideológicas, denunciando los
verdaderos intereses mezquinos y las sórdidas pugnas de los
capitalistas que están detrás de esos sucesos que, al menos
momentáneamente, los mismos sucesos dejan al descubierto,
intereses capitalistas que son completamente antagónicos a los
intereses de los trabajadores.
¿Cuáles son pues, para nosotros, las causas y consecuencias de
que Mouriño haya sido puesto fuera del juego?
Para contestarte esta pregunta, tenemos que volver antes sobre
algunos aspectos de nuestra caracterización de las relaciones de
la burguesía y la situación actual.
Como clase, la burguesía está siempre unida contra el
proletariado. Sin embargo, en su interior, por su propia
naturaleza e intereses (obtener las mayores ganancias) la clase
dominante se encuentra siempre, a la vez, dividida, compitiendo
y luchando entre sí en todos los planos (económico, político,
etc.); esa misma competencia y lucha le conduce a formar
fracciones o grupos que se enfrentan entre sí(1). Evidentemente,
las mayores divisiones son las de los países capitalistas:
históricamente la burguesía se cohesionó alrededor de los
Estados nacionales para defender sus intereses, (si bien en el
interior de cada Estado existen también divisiones entre grupos
con intereses aún más particulares).
La burguesía va aglutinando cada vez más los medios de
producción, la propiedad y los habitantes del país. Aglomera la
población, centraliza los medios de producción y concentra en
manos de unos cuantos la propiedad. Este proceso tenía que
conducir, por fuerza lógica, a un régimen de centralización
política. Territorios antes independientes, (…) se asocian y
refunden en una nación única, bajo un Gobierno, una ley, un
interés nacional de clase y una sola línea aduanera.
(Manifiesto Comunista.- Cap. I.- Marx y Engels, 1847, negritas
nuestras).
La época actual, caracterizada por nosotros como la de la
decadencia del capitalismo, encuentra aún al mundo no
solamente dividido por las fronteras nacionales, sino en una
lucha mortal y constante de todos contra todos entre los países
capitalistas, por los mercados, las fuentes de materias primas, las
zonas de influencia, las zonas estratégicas... lucha al frente de la
cual se encuentran las grandes potencias, y a la cual arrastran a
todos los demás. Hay que remarcar que esta lucha entre
1. No abordamos aquí la particularidad de la constitución de bloques
imperialistas rivales en vísperas de las dos guerras mundiales.[NDLR]
burguesías nacionales no es de “malas contra buenas”, de
“imperialistas contra progresistas”, de “opresoras contra pueblos
que luchan por su independencia”, etc., como lo pinta la
ideología burguesa. Actualmente todas las burguesías
nacionales,
grandes
y
chicas,
“desarrolladas”
y
“tercermundistas”, tienen el mismo carácter explotador,
decadente, reaccionario e imperialista. La única diferencia es
que unas son más fuertes que otras, por lo cual mantienen entre
ellas relaciones de dominación, donde evidentemente las más
poderosas subordinan y coaccionan a las más débiles, lo cual,
sin embargo, no implica que por ello las más “débiles” sean más
“progresistas”, o “menos explotadoras” que las más “fuertes”.
Para la clase obrera es fundamental comprender este aspecto, ya
que durante los últimos 100 años los trabajadores explotados
han sido arrastrados a masacrarse entre sí en las guerras
burguesas imperialistas -especialmente en la primera y segunda
guerras mundiales-, precisamente detrás de la ideología de la
“defensa de la nación” (ideología que actualmente toma
modalidades como la de “guerra contra los estados terroristas” o
“lucha de liberación contra el imperialismo”). No podemos, en
el marco de esta carta, desarrollar más al respecto, y en otra
ocasión podremos volver sobre este tema, citemos solamente a
Rosa Luxemburg, uno de los revolucionarios que captó más
nítida y profundamente los cambios del capitalismo de su fase
de ascenso a la de su decadencia, a la luz de la primera guerra
mundial:
El imperialismo no es la creación de un estado o grupo de
estados imperialistas. Es el producto de determinado grado de
madurez en el proceso mundial del capitalismo, condición
congénitamente internacional, una totalidad indivisible, que
sólo se puede reconocer en todas sus relaciones y del que
ninguna nación se puede apartar a voluntad. Solamente desde
este punto de vista es posible comprender correctamente el
problema de la “defensa nacional” en la guerra actual. El
estado nacional, la unidad nacional y la independencia fueron
el escudo ideológico bajo el cual se constituyeron las naciones
capitalistas de Europa central en el siglo pasado.
(...) El programa nacional podía desempeñar un papel histórico
siempre que representara la expresión ideológica de una
burguesía en ascenso, ávida de poder, hasta que ésta afirmara
su dominación de clase en las grandes naciones del centro de
Europa de uno u otro modo, y creara en su seno las
herramientas y condiciones necesarias para su expansión.
Desde entonces, el imperialismo ha enterrado por completo el
viejo programa democrático burgués reemplazando el
programa original de la burguesía en todas las naciones por la
actividad expansionista sin miramientos hacia las relaciones
nacionales. (...) Hoy la nación no es sino un manto que cubre
los deseos imperialistas, un grito de combate para las
rivalidades imperialistas, la última medida ideológica con la
que se puede convencer a las masas de que hagan de carne de
cañón en las guerras imperialistas.
Esta tendencia general del capitalismo contemporáneo
determina las políticas de los estados individuales como su ley
suprema y ciega, así como las leyes de la competencia
económica determinan las condiciones de producción del
empresario individual. (La crisis de la socialdemocracia
FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI
alemana o “Folleto de Junius”.- Cap. VII.- Rosa Luxemburg,
1915, negritas nuestras).
¿Cuál es en este marco la situación de la burguesía mexicana?
A la burguesía mexicana le podemos aplicar aquel dicho popular
de que su desgracia es estar “tan lejos de dios y tan cerca de los
Estados Unidos”, pues, en efecto, la formación del Estado y el
desarrollo capitalista de México ha estado determinado en gran
parte por su frontera colindante con la de los Estados Unidos, el
país que en el siglo XX se convirtió en la primera potencia
imperialista mundial.
Es cierto que la burguesía mexicana, a partir de mediados del
siglo XIX, ha estado siempre ligada y subordinada a los
intereses “expansionistas” de la burguesía estadounidense. Sin
embargo, es necesario, al respecto, deshacer el mito ideológico
histórico tejido por ella misma acerca de la existencia de una
clase “nacionalista”, “antiimperialista” siempre en oposición a
alguna fracción (o incluso sólo a algún déspota “traidor”)
“vendida a los Estados Unidos”. Ciertamente, la burguesía
mexicana tiene su propio interés de clase nacional, pero éste no
está reñido, ni mucho menos con los convenios, alianzas, pactos
de dominio o subordinación, … con otras burguesías nacionales,
sobre los cuales los trabajadores se enteran sólo cuando
empiezan a tener que cumplirlos con mayores sacrificios en sus
condiciones de vida y trabajo. Especialmente, la burguesía
mexicana ha tenido que aprender a acomodarse bajo la tutela de
los Estados Unidos.
Tomemos, como ejemplo para aclarar lo anterior, el mito, que se
encuentra en los orígenes del Estado capitalista mexicano
moderno, sobre el “benemérito” Benito Juárez, considerado por
la historia oficial como el máximo nacionalista e
independentista antinorteamericano. Incluso la actual izquierda
del capital, con López Obrador a la cabeza, enarbola a Juárez
como símbolo del “antiimperialismo”. Sin embargo, la historia
oficial oculta el hecho de que el mantenimiento de su gobierno
tuvo que apoyarse en más de una ocasión en la burguesía de
aquél país. Es conocido, por mencionar un sólo caso, el
“Tratado McLane-Ocampo”, mediante el cual el gobierno de
Juárez cedía el Istmo de Tehuantepec(1) a los Estados Unidos
para el libre paso de mercancías y tropas (de manera similar a lo
que ocurriría con el Canal de Panamá), además de permitir el
tránsito y el comercio estadounidense libre de impuestos, e
incluso la invasión del ejército de Estados Unidos, en caso de
que tuviera que “proteger” sus intereses.
Aquél tratado no difiere en su esencia política, de los tratados
firmados en años recientes entre la burguesía mexicana y la
estadounidense (tales como el Tratado de Libre Comercio o el
Plan Mérida) mediante los cuales Estados Unidos, por un lado,
obtienen jugosas ventajas económicas, y por otro utilizan y
controlan militarmente a México. Sin embargo, con esto no
tratamos de “juzgar” a Benito Juárez, lo cual nos llevaría a
volver a caer en el juego de los mitos ideológicos, sino
solamente mostrar la posición en que ha vivido constantemente
la burguesía mexicana. El ideólogo de la burguesía mexicana
Justo Sierra expresa el callejón en que estaba metido Juárez:
1. El Istmo de Tehuantepec es la parte más estrecha del territorio
mexicano entre el Pacífico y el Golfo de México. [NDLR]
15
“El gobierno constitucional celebró otro contrato terrible: el
tratado Mac Lane. Los Estados Unidos se disponían á
intervenir en Méjico, y con motivo de la inseguridad de nuestro
territorio el presidente Buchanan en su mensaje había
consultado al Congreso la intervención armada para ayudar al
gobierno constitucional (de Juárez). Con objeto sin duda de
impedirlo, el gobierno que había estado hacía tiempo
procurando encontrar recursos pecuniarios en los Estados
Unidos, pero resuelto á evitar la intervención negoció por
cuatro millones de pesos que en efectivo se reducían á dos, un
convenio que cedía a la Unión norte americana tales
franquicias en Tehuantepec y en una zona de la frontera del
Norte, que equivalía al condominio, á la cesión de una parte de
la soberanía de la República sobre el territorio nacional. (...)”
(Justo Sierra, político e ideólogo mexicano de finales del siglo
XIX y principios del XX).
Lo que hay que entender es, pues, que históricamente la
burguesía mexicana ha tenido que encuadrar su interés
nacional de clase en el de la potencia vecina, mediante
malabarismos, cediendo partes de su “soberanía” (comercio,
territorio, etc.) para evitar ser aplastada completamente,
viviendo subordinada a ella, pero a la vez acomodándose lo
mejor posible bajo su “protección” (en el sentido que da la
mafia a este concepto). Ahora bien, al mismo tiempo, la
burguesía mexicana, ha buscado constantemente, como un
medio para “equilibrar” o contrarrestar el dominio
completo de los Estados Unidos, la apertura a otros capitales
y potencias extranjeras, principalmente las europeas. Esto
ha convertido a México, sobre todo en épocas históricas
“críticas” (especialmente de guerras), una zona donde se han
manifestado frecuentemente las rivalidades entre las grandes
potencias imperialistas. A estas rivalidades corresponde también
una cierta división en el interior de la burguesía nacional, pero
no entre “nacionalistas” y “vendidos”, sino simplemente entre
las fracciones que, por sus propios intereses, son más proclives o
bien hacia los Estados Unidos, o bien hacia las potencias
europeas (si bien éstas han sido mucho más débiles, sobre todo a
partir del fin de la llamada “revolución mexicana”de 1910-17).
En este sentido, podemos recordar, primeramente, que el fin de
la guerra de independencia (en 1821) dejó intactas grandes áreas
de influencia y dominio comercial, político e ideológico de
España y la Iglesia romana, que sólo fueron retrocediendo a
regañadientes ante el empuje de las nuevas potencias mundiales
(primero Inglaterra y luego los Estados Unidos), pero que nunca
cedieron del todo -al grado que, un siglo después, los
terratenienetes y capitalistas ligados a España y al Vaticano
todavía pudieron lanzar como carne de cañón a los campesinos
del centro del país contra el gobierno de los generales
“revolucionarios” que trataba de limitarles sus privilegios,
durante la llamada “guerra de los cristeros” de 1926-29. Esta
influencia no sólo se mantiene hasta la fecha, sino que incluso
busca reforzarse: Ante los actuales patinazos de los Estados
Unidos, España (y el Vaticano) están sirviendo desde hace
varios años como una especie de punta de lanza para la entrada
de capitales de la Unión Europea a México.
Hay que recordar, asimismo, que la segunda mitad del siglo XIX
corresponde, no sólo a la naciente expansión de los Estados
16
BOLETÍN COMUNISTA
Unidos, sino también al último impulso de expansión de las
viejas potencias europeas, principalmente de Inglaterra, pero
también de Francia y Alemania hacia México (y hacia toda
América Latina). Es, hablando más ampliamente, el periodo de
agudización de la competencia entre las potencias imperialistas
por todo el mundo que, a final de cuentas, conduciría, en 1914,
al estallido de la primera guerra generalizada por la repartición
del globo. Este periodo, corresponde en México al de la
dictadura de tres décadas de Porfirio Díaz, la cual, en el plano de
las relaciones internacionales expresa nuevamente nítidamente
el juego de “malabares” con las grandes potencias en el que ha
tenido que mantenerse la burguesía nacional. Un alto
funcionario del gobierno de Díaz, prominente ideólogo de la
burguesía mexicana, expresaba así ante el ministro francés este
juego:
“No cabe duda de que no podemos responder a esta invasión
[se refiere a la entrada de capitales estadounidenses] en forma
extremista, ya que los Estados Unidos han contribuido al
desarrollo de nuestro país y siguen haciéndolo, y contribuirán
más en el futuro. Debemos mantener a tan poderoso vecino en
un estado de ánimo favorable y evitar cualquier cosa que
provoque su enemistad. Por otra parte, tenemos el derecho y
también el deber de buscar en otras partes un contrapeso a la
influencia continuamente creciente de nuestro poderoso
vecino. Debemos volvernos hacia otros círculos, de los cuales
podamos obtener apoyo en ciertas circunstancias, para
preservar nuestra independencia industrial y comercial. Ese
contrapeso sólo podremos encontrarlo en el capital europeo”
(José López Portillo y Rojas(1), 1901. Citado por F. Katz en “La
guerra secreta en México”. Negritas nuestras).
Incluso el derrocamiento de Díaz obedece en buena parte -aparte
de las fuerzas sociales internas-, al apoyo brindado inicialmente
por los Estados Unidos a la fracción de los terratenientescapitalistas del norte encabezados por Madero, al ver
amenazados sus intereses ante la apertura de Díaz hacia los
capitales europeos. Como lo señala el historiador Katz:
“El régimen de Díaz no fue derrocado únicamente por las
múltiples fuerzas cuya hostilidad suscitó dentro de México, sino
también debido a las muy poderosas fuerzas cuya oposición
despertó fuera del país: las de importantes grupos económicos
en los Estados Unidos. En su esfuerzo por detener lo que llegó a
considerar
como
una
invasión
de
inversionistas
norteamericanos, Díaz comenzó a volverse hacia las potencias
europeas, invitándolas a invertir en su país y a desafiar en él
la supremacía norteamericana. Cuando esta invitación fue
atendida se convirtió en uno de los principales escenarios de
la rivalidad europeo-norteamericana en América Latina.”
(Friederich Katz. La guerra secreta en México, T. I. Negritas
nuestras).
En fin. No podemos en esta correspondencia recorrer toda la
1.- Este personaje es, en efecto, el abuelo del que sería presidente de
México (por el Partido Revolucionario Institucional) entre 1976 a 1982,
José López Portillo. La “revolución mexicana” no liquidó a la vieja
clase terrateniente-capitalista de la época porfiriana, sino que ésta
terminó pactando o mimetizándose con la nueva burguesía surgida a
partir de los generales “revolucionarios”.
historia de las pugnas imperialistas y de las fracciones burguesas
en México. Al finalizar la primera guerra mundial, los Estados
Unidos aprovecharon el desgaste sufrido por las viejas potencias
europeas, para expandirse mundialmente, y particularmente para
“tomar posesión”, por decirlo así, de toda América Latina. Sin
embargo, las potencias europeas conservaron aún fuerte
influencia e intereses en América Latina, y ésta siguió siendo,
incluso hasta la segunda guerra mundial, un terreno de pugnas
entre las potencias europeas y los Estados Unidos, si bien estos
últimos se volvieron predominantes, especialmente México que
se convirtió en su “patio trasero”.
Nos interesa recordar, sin embargo, el histórico caso de la
“expropiación petrolera”. La versión oficial sobre la
“nacionalización” del petróleo de 1938 es otro de los mitos
cuidadosamente mantenidos por la burguesía mexicana, pues de
hecho tras aquéllos acontecimientos logró arrastrar
efectivamente a los obreros y campesinos pobres detrás de la
defensa de los intereses capitalistas, no solamente haciéndoles
aceptar enormes sacrificios para indemnizar a las compañías
petroleras (particularmente los obreros petroleros tuvieron que
aceptar aún más duras condiciones de trabajo, la imposición de
un sindicato estatal y la prohibición de hacer huelga), sino en
general como un paso previo de la burguesía mexicana para
convertir al país en proveedor de materias primas (petróleo,
alimentos, algodón...) para los Estados Unidos con miras a la
segunda guerra imperialista mundial.
Según el mito ideológico, con aquél acontecimiento el petróleo
se convirtió en “propiedad de todos los mexicanos”. Sin
embargo, como lo ha señalado siempre el marxismo, la
nacionalización de una industria en el capitalismo no significa
que ésta se convierta en “propiedad de toda la sociedad”, sino
que simplemente es ahora administrada por el Estado capitalista
en provecho del conjunto de la clase capitalista; en tanto los
obreros de esas industrias siguen siendo obreros asalariados,
explotados por el capital. Pero además, la expropiación de 1938
ni siquiera significó la “independencia” de la industria petrolera
de México, sino solamente el fin de la dominación del capital
inglés, que hasta entonces seguía manteniéndose, para quedar a
partir de entonces subordinada al capital... estadounidense.
Frente a la borrachera nacionalista que se desató con la
expropiación petrolera (y que hasta la fecha la sigue
alimentando, especialmente la izquierda del capital), solamente
un pequeño grupo político, perteneciente a la Izquierda
comunista internacional, el Grupo de Trabajadores Marxistas,
denunció toda esta situación:
Hoy como ayer recibe el petróleo de México, con la diferencia
de que lo compran al gobierno mexicano en vez de comprarlo a
las compañías petroleras. Los precios son los mismos, el
petróleo es el mismo y el futuro se encargará de demostrarlo en
breve, las compañías seguirán siendo las mismas en lo que se
refiere a su procedencia americana...” (El carácter
reaccionario de las nacionalizaciones en la fase imperialista del
capitalismo. Grupo de Trabajadores Marxistas, Comunismo Nº
1, 1938. Reproducido en el folleto: Textos del GTM, FICCI,
2008).
Esta situación perdura hasta nuestros días. Luego de varias
décadas en que la producción petrolera de México disminuyó
FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI
(hasta convertirse en importador de petróleo) el descubrimiento
del yacimiento de Cantarell volvió a hacer de México un país
exportador importante a partir de la segunda mitad de los años
1970; sin embargo la burguesía mexicana no desarrolló la
industria de refinación (producción de gasolina y demás
derivados), sino que alegremente se dedicó a usufructuar las
ganancias por la exportación de crudo, principalmente hacia...
los Estados Unidos. Pero, además, al cambiar la situación
internacional a principios de ésta década (derrumbe de las Torres
Gemelas en 2001), el petróleo de México se ha convertido en
una prioridad estratégica para los Estados Unidos.
En efecto. Después del derrumbe del bloque imperialista del
Este, el desmembramiento de la antigua URSS, y la
consiguiente extinción del juego de bloques imperialistas que
había resultado de la segunda guerra mundial, los Estados
Unidos quedaron como la primera potencia mundial indisputada,
como “policía del mundo” en una situación en que los conflictos
imperialistas no desaparecieron, sino que tomaron un cariz
convulso (o “caótico”, como decíamos en la CCI) durante más
de una década. Sin embargo, a la vuelta del nuevo milenio, el
rechazo de las otras grandes potencias (Alemania
principalmente, así como Francia, Rusia, y otras) a seguir detrás
de las aventuras guerreras estadounidenses para imponer su
“orden”, en el contexto de la crisis crónica del capitalismo,
marcó nuevamente un cambio en la situación internacional: el
inicio de una nueva marcha de la burguesía mundial hacia una
tercera conflagración generalizada, como medio de un nuevo
ajuste de cuentas, de una nueva repartición del globo. En estas
condiciones, el control de las fuentes de materias primas y sobre
todo de energéticos, adquieren más allá de su importancia
comercial, una importancia estratégica-militar.
Estados Unidos, el mayor consumidor de petróleo, no es
autosuficiente, sino que, por el contrario, es el primer
importador de petróleo del mundo. Y es interesante notar de
dónde provienen estas importaciones: en primer lugar de los
países árabes de Medio Oriente, es decir, de la región más
“caliente” del globo en cuanto a conflictos imperialistas y lucha
entre las grandes potencias, una región en la que los Estados
Unidos mantienen su supremacía cada vez con mayores
dificultades; en segundo lugar, de ... Venezuela, un país que
abiertamente se ha pasado del lado ruso y que tiende a desafiar
cada vez más a los Estados Unidos; y, finalmente, de Canadá y
de México, que en realidad son, por tanto, las fuentes más
seguras de petróleo (tanto por su colindancia, como por el
carácter de países “amigos”) que poseen los Estados Unidos, en
la actualidad y para el futuro.
Para darte una idea del entrelazamiento de México con Estados
Unidos en relación al petróleo podemos decir1 que México ha
producido, durante los últimos años, unos 2,500 millones de
barriles de petróleo diariamente. De estos, más de la mitad, unos
1,500 millones, se destinan a la exportación (el resto se procesa
en las 6 viejas refinerías de México, para consumo interno).
Pues bien, si ya en 1985 el 50% iba a parar a los Estados Unidos
(el otro 50% a Europa y Asia), en los últimos años es el 80%
1. Cifras calculadas aproximadamente, a partir de diferentes estadísticas
oficiales y noticias periodísticas. Sin contar que la situación cambia
rápidmente en los últimos años y meses.
17
de la exportación de crudo mexicano el que se destina a los
Estados Unidos. La producción de petróleo mexicano está
controlado, pues, por el capital estadounidense -sin contar que,
además, posteriormente le revende a México una quinta parte de
ese mismo petróleo, en forma de gasolina y derivados, (50% del
consumo de gasolina y derivados de México proviene
actualmente de los Estados Unidos).
Como ves, los chillidos de López Obrador y de toda la izquierda
del capital, acerca de que “Calderón quiere entregar el petróleo
mexicano a los Estados Unidos” es otro mito: No solamente
desde la época de Cárdenas Estados Unidos tiene el control
exclusivo del petróleo de México, sino que además, en la
última década México se ha convertido en una fuente
estratégica de petróleo para los Estados Unidos.
¿Cuál es, entonces, el significado de la actual “reforma
energética” de Calderón?
En los años más recientes, la producción de petróleo en México
tiende a disminuir. Oficialmente se dice que el yacimiento de
Cantarell se está agotando; algunos dicen que se trata de una
disminución provocada para acelerar la reforma. Lo cierto es
que la reforma de Calderón busca busca abrir la inversión de
capitales privados (“extranjeros”) en la exploración y
explotación de las famosas “aguas profundas” del Golfo de
México. Sin embargo, el proyecto de la burguesía mexicana
debe acomodarse, una vez más, a los intereses de los Estados
Unidos, quienes, precisamente se han lanzado a la pugna por el
control de las fuentes de petróleo a escala mundial, lo que
incluye en primer lugar el control de su propia área geográfica,
es decir, precisamente del Golfo de México. Como decíamos
hace unos meses:
En los últimos años las pugnas imperialistas por el control del
petróleo y el gas a escala planetaria han vuelto crítica para la
primera potencia la seguridad del suministro de petróleo y gas
provenientes de México y la región andina (Venezuela,
Bolivia...), así como el control de los yacimientos en “aguas
profundas” tanto del Golfo de México como de los
recientemente descubiertos en aguas de Brasil. Pero es en este
aspecto precisamente en el que los Estados Unidos tienen que
actuar con la mayor firmeza y cuidado para mantener su
hegemonía en la región. Por un lado, el proyecto de “reforma
energética” que promueve el actual gobierno mexicano para
quebrar el monopolio de producción de la estatal Pemex se ha
convertido en un asunto de “seguridad nacional” para la
burguesía estadounidense, pues debe garantizar el control
completo del flujo de petróleo hacia los Estados Unidos y
evitar por tanto la entrada de empresas de países potencial o
declaradamente enemigos, como España o Rusia. Por otro
lado, los Estados Unidos deben lidiar también con las
pretensiones imperialistas regionales de un país como Brasil
que ha declarado la estatización de la extracción de petróleo en
“aguas profundas”. Y, finalmente, los Estados Unidos tienen
que enfrentar la oposición abierta del gobierno de Venezuela el
cual en el curso de los últimos años se ha convertido en el
principal foco de impugnación y de polarización de diversas
burguesías nacionales (Bolivia, Ecuador, Nicaragua...) contra
los Estados Unidos. (Boletín de la Fracción Nº 44, septiembre
18
BOLETÍN COMUNISTA
2008; negritas nuestras).
El problema -para los Estados Unidos- es que, la reforma, al
resquebrajar el monopolio de Pemex sobre la extracción, abre la
puerta -via la competencia por los contratos- no sólo a las
compañias estadounidenses (que de hecho ya controlan el
petróleo mexicano), sino también a las compañías petroleras de
otras potencias, como la Repsol española o las grandes
compañías rusas, que de hecho han estado penetrando ya en los
últimos años en América Latina; potencias que cada vez más
expresan intereses diferentes -por no decir antagónicos- a los de
los Estados Unidos.
A lo anterior se suma no sólo la subsistencia, sino un cierto
fortalecimiento -con la llegada del PAN a la presidencia-, de los
restos de las viejas fracciones “proeuropeas” de la burguesía
nacional, a las que se sumaron capitales abiertamente
proeuropeos más “frescos”, sobre todo de origen español. Esta
situación no es, por supuesto, producto de un “viraje” del
conjunto de la burguesía mexicana, sino de los trastocamientos
de las relaciones imperialistas: recordemos que fue Salinas de
Gortari, a finales de los 1980, quien impulsó la liquidación del
régimen de partido único (el PRI) en el poder y el
establecimiento de un régimen de “alternancia” de partidos; para
ello fue necesario reforzar y renovar al PAN (el viejo partido de
derecha donde estaban enquistadas las fracciones ligadas al
Vaticano) con una hornada de empresarios “jóvenes”. Los
Estados Unidos vieron con buenos ojos este cambio, como
medio de fortalecimiento del Estado capitalista mexicano,
mientras que el problema del acceso al gobierno de algunos
“proeuropeos” no era un elemento preocupante, en la medida en
que en esos años Europa aún marchaba detrás de los Estados
Unidos. Sin embargo, la cosa cambió radicalmente a partir de
2001, cuando las grandes potencias europeas encabezadas por
Alemania y Francia se deslindaron de Estados Unidos ante la
segunda guerra de Irak, marcando la existencia de una oposición
creciente a su hegemonía. En el caso de México, la situación se
tensó aún más cuando el nuevo gobierno de Zapatero decidió
también retirar las tropas españolas de Irak; a partir de entonces
la influencia europea en México se convierte en “una piedra en
el zapato” para los Estados Unidos, y ello tanto más en la
medida en que ésta influencia busca extenderse cada vez más
por América Latina.
Evidentemente, las fracciones mexicanas “proeuropeas” no
tienen, ni mucho menos, la fuerza suficiente como para hacer
volcar los intereses del conjunto de la burguesía mexicana
contra los Estados Unidos (algo que, en cambio, sí puede
suceder en otros países, incluso de América Latina). Sin
embargo, la existencia de estas fracciones puede ser
aprovechada por las potencias antagónicas a los EUA, para al
menos distraer, desestabilizar, debilitar, a estos últimos hasta
donde sea posible, y esto en “su propio patio trasero” (algo que,
por lo demás, no es la primera vez que intentan las potencias
europeas en México).
Y, así, en las actuales condiciones de agudización de las
tensiones y pugnas imperialistas a nivel mundial, en las que la
burguesía mexicana se halla atada a los intereses y al destino de
la burguesía estadounidense, el gobierno de Calderón atraviesa,
en cierto modo, por el viejo dilema de la burguesía nacional,
según el cual, como decía López Portillo y Rojas: “Debe
mantener a tan poderoso vecino en un estado de ánimo
favorable y evitar cualquier cosa que provoque su enemistad,
pero a la vez intentar buscar en otras partes un contrapeso a su
influencia continuamente creciente.”
Evidentemente, la llegada de Calderón a la presidencia no sólo
tuvo el aval de los Estados Unidos, sino que el mismo Calderón
ha mostrado su inclinación hacia la primera potencia mundial.
Sin embargo, es significativo que el ascenso de Calderón ha sido
a la vez acompañado por una apertura creciente hacia los
capitales europeos, principalmente españoles. Y, precisamente,
en la última década el principal vocero y representante en el
gobierno de esos capitales españoles y europeos ha sido -o más
bien “fué”-... Juan Camilo Mouriño.
Es sabido que entre Calderón y Mouriño se estableció una
alianza (Calderón habla de una “amistad personal”) desde el
2000, cuando el PAN (con Fox) llegó a la presidencia. Como
coordinador del grupo parlamentario del PAN, Calderón nombró
a Mouriño encargado de la comisión de energía1. Desde allí, y
aprovechando las reformas impulsadas desde los tiempos de
Salinas para permitir la inversión privada -sobre todo de
empresas extranjeras- en el sector energético (que
supuestamente debería ser monopolio estatal) Mouriño logró el
otorgamiento de muchos contratos (en electricidad, gas, etc.) a
diversas empresas no estadounidenses, y especialmente a las
españolas (tales como Unión Fenosa, Iberdrola o GPA Energy).
Tiempo después, Mouriño se convirtió en el principal
colaborador de Calderón, cuando éste ascendió a la secretaría de
energía, logrando, por ejemplo, en 2004, la asignación de uno de
los más jugosos contratos del sexenio de Fox para la “joya de la
corona” española: Repsol, como principal empresa encargada de
la exploración de la Cuenca de Burgos (50,000 km2 en el noreste
de México), el yacimiento de gas natural más rico descubierto
en México; un contrato de 20 años por el cual la Repsol
obtendrá más de 2,000 millones de dólares.
Finalmente, al ser nombrado Calderón presidente de México,
Mouriño también llegó a la cumbre de su carrera cuando su
amigo le concedió la Secretaría de Gobernación.2 Desde este
puesto, y a la vez interviniendo en asuntos que formalmente
íban más allá de sus funciones (relaciones exteriores y energía)
Mouriño impulsó una política que, poco a poco, empezó a
“incomodar” a la burguesía estadounidense, y a las fracciones
predominantes de México, ligadas a los Estados Unidos.
Por una parte, la evidente apertura hacia Europa, y hacia España
en particular, se refleja en el plano diplomático, en el hecho de
que en tan sólo 2 años de gobierno, Calderón ha tenido ya 4
encuentros con Zapatero (una en México, dos en España y otra
en El Salvador); en la última, Calderón se comprometió apoyar
el ingreso de España al G20. En el plano económico, la puerta
abierta a los capitales españoles en los sectores financiero,
1. Los datos siguientes sobre Mouriño provienen de notas periodísticas
aparecidas en Internet en los últimos años, es decir, son públicamente
conocidos.
2. La Secretaría de Gobernación es el equivalente en otros países al
ministerio del interior, es decir la oficina que controla la política interna
del país (seguridad, servicios secretos, partidos políticos...).
FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI
energético, de turismo, de telecomunicaciones..., se refleja en el
hecho de que España se ha convertido en los últimos años en el
segundo inversor extranjero en México, con un nada
despreciable 10% de la inversión extranjera total, si bien
obviamente el primero son, por mucho, los Estados Unidos.
Además, Mouriño intervino en la normalización de las
relaciones diplomáticas con... Venezuela y Cuba, es decir, con
los gobiernos de América Latina más “antiestadounidenses”, y
que en los últimos tiempos se han acercado a otra potencia
antagónica a los Estados Unidos: Rusia. Todavía unas dos
semanas antes de su muerte, durante la recepción del ministro
cubano de relaciones exteriores, Mouriño afirmaba, que la
relación de México con Cuba era una “prioridad”.
Por otra parte, fue Mouriño también quien, posteriormente,
durante la preparación de la “Iniciativa Mérida”, mediante la
cual Estados Unidos incrementaría su “ayuda”, es decir, su
intervención militar en México, declaró como “inaceptable” la
cláusula que daba derecho de supervisión al gobierno
estadounidense sobre la policía y ejército mexicanos. Pero sobre
todo, fue la injerencia de Mouriño en la reforma energética lo
que, al parecer terminó por convertirlo en un obstáculo serio
para los intereses del conjunto de la burguesía nacional, alineada
con los Estados Unidos; pues era claro que Mouriño buscaría
favorecer la “apertura” del Golfo de México no sólo a los
estadounidenses sino también a otras potencias que no eran
necesariamente “amigas” de los Estados Unidos, de manera
análoga a como lo había hecho en la electricidad y el gas.
Durante meses, mediante la “filtración” de información
“confidencial” a los medios de comunicación, de la que se hizo
vocero sobre todo la izquierda del capital con López Obrador,
Mouriño fue presionado para renunciar a su cargo: Primero, “se
descubrió” que no era mexicano, sino español, por lo que no
estaría habilitado para ocupar cargos de importancia nacional;
después “se descubrió” que años antes desde sus cargos de
gobierno había facilitado ilícitamente el enriquecimiento de su
familia en el sector energético; y, finalmente “se descubrió” que
su padre se había enriquecido también mediante operaciones
fraudulentas y de blanqueado de dinero. Debido a que, a pesar
de la presión recibida sobre su gobierno ocasionada por
Mouriño, Calderón, o bien lo seguía sosteniendo lealmente, o
bien no tenía la fuerza para relevarlo, los días anteriores al
“avionazo”, los medios de difusión daban versiones
completamente contrarias acerca del destino de Mouriño:
mientras algunos auguraban que a lo sumo se mantendría en el
cargo hasta a finales de año, otros por el contrario lo veían como
el próximo candidato a la presidencia del país nombrado por
Calderón.
Unos días después de aprobada la reforma energética, toda esta
situación de tensiones terminó de un sólo tajo ... con el
“avionazo” y la muerte de Mouriño. Es evidente que los
capitales europeos (sobre todo españoles) y las fracciones de la
burguesía nacional ligadas a ellos han sufrido un duro revés.
Asimismo, el gobierno de Calderón ha recibido un severo aviso
acerca de que debe ser más “disciplinado”, de que debe terminar
con cualquier veleidad de “apertura” hacia las potencias y países
menores “no amigos” de los Estados Unidos.1
1 Tal vez la muerte de Mouriño pueda compararse como un equivalente
19
Durante su funeral, y frente a la crema y nata de la burguesía
mexicana, Calderón elevó a su amigo al rango de mártir
cristiano y héroe nacional. Sin embargo, como vemos, la muerte
de Mouriño obedeció a causas más terrenales, mezquinas y
siniestras: la pugna mortal entre las diferentes fracciones del
capital por la conservación de sus ganancias, privilegios y poder.
¿Cuál debe ser la posición del proletariado?
Ante todo, no dejarse arrastrar tras las campañas ideológicas de
ninguna de las fracciones del capital que buscan arrastrarle tras
de sí, ni de “izquierda” ni de “derecha”, ni “amiga de los
Estados Unidos”, ni “antiamericana”. Por ejemplo, hoy algunos
grupos izquierdistas hacen mucha alharaca sobre la política de
Chávez que, al oponerse a los Estados Unidos, se pinta como
“antiimperialista” y hasta “revolucionaria” o “socialista”. En
realidad, los Chávez o Castro, Lula o Evo Morales, defienden
intereses igualmente capitalistas e imperialistas, aunque elijan
ponerse a la sombra de una potencia antagónica a los Estados
Unidos.
Ante la agudización de las tensiones, pugnas y guerras
imperialistas, en las que aparecen al frente las grandes potencias
arrastrando a las burguesías nacionales de todo el mundo, lo
fundamental para el proletariado es, como decimos nosotros,
mantenerse en su terreno de clase, es decir, mantener su lucha
independiente, en defensa de sus propios intereses de clase,
tanto inmediatos como históricos, contra la explotación
capitalista.
La Fracción, diciembre de 2008.
al hundimiento de dos buques petroleros mexicanos en 1942, durante el
gobierno de Ávila Camacho, quien había tenido la ocurrencia -ya en
plena guerra mundial- de venderle petróleo a Alemania, como un medio
para presionar a las empresas norteamericanas que no aceptaban la
indemnización por la expropiación petrolera. En aquél tiempo, el
resultado fue la declaración de guerra de México, ya como aliado
incondicional de los Estados Unidos, a las potencias del Eje.
20
BOLETÍN COMUNISTA
INTERVENCIONES DE LA FRACCIÓN
Informe sobre la manifestación del 17 de octubre de 2008 en la Ciudad de México
Durante el otoño de 2008, muchas manifestaciones obreras, convocadas por los sindicatos, tuvieron lugar en México, y
particularmente en la Ciudad de México. A continuación damos cuenta de una intervención de nuestra fracción durante la
manifestción de maestros del 17 de octubre. En esa ocasión, varias decenas de miles de maestros de diferentes regiones del país se
manifestaban contra una “reforma”, una más, en la que lo esencial de las medidas implicaban una agravación de las presiones
sobre los maestros y un paso hacia una cierta “privatización” de la enseñanza. Durante estas diferentes manifestaciones, hemos
difundido nuestra toma de posición (véase el boletín anterior de nuestra fracción) sobre el mortal atentado del 15 de septiembre en
la ciudad de Morelia que provocó la muerte de siete personas y decenas de heridos. La difusión de este comunicado y,
posteriormente, la de nuestro volante internacional (véase el boletín anterior) suscitaron numerosas discusiones con los obreros.
La manifestación estaba prevista a las 10 de la mañana, era
difícil ofrecer la prensa porque estaba lloviendo, había muchos
maestros y nosotros sólo llevábamos 500 volantes. Empezamos
a repartirlos, pero la gente nos pedía más y más, y aunque les
recomendábamos que ellos sacaran copias y los distribuyeran o
que lo leyeran en grupo, no podíamos evitar que lo siguieran
pidiendo, así que tuvimos que ir a sacar otros 500 para seguir
repartiendo. La hoja que repartimos era el comunicado sobre el
atentado en Morelia (Michoacán); fue muy bien aceptado, la
gente lo leía y había muchos comentarios de que era muy
importante el análisis, incluso la camioneta de sonido del
contingente de Michoacán leyó algunos párrafos del
comunicado. Aunque los maestros que marchaban en esta
ocasión pertenecen a una generación muy joven, se notaba
mucho descontento, creemos que se han conjugado dos
cuestiones: el ataque que la burguesía le ha dado al sector
imponiéndoles el proyecto de la “alianza por la calidad de la
educación” (ACE) por un lado, y por otro la represión policíaca
ejercida contra los maestros y padres de familia en el estado de
Morelos.
También decían que la lucha que están enfrentando ahora, no era
únicamente una protesta casual, sino que tenían que luchar que
porque si no el gobierno les va a imponer la ACE y que ese
proyecto es para despedir a todos los maestros que no son
incondicionales del sindicato de la maestra Gordillo, ya que con
ese proyecto sólo le darían plazas de trabajo a gente
incondicional del sindicato, entonces por eso tienen que pelear
quieran o no. Las consignas que se gritaban en la marcha eran
de repudio a la ACE y a la represión del gobierno, y el repudio a
los aparatos represivo como la PFP (policía federal) y el ejército.
El repudio a la actitud del gobierno de Calderón y a la líder del
sindicato, la maestra Esther Gordillo.
Otro acto que vimos: nosotros teníamos como 100 volantes de
“¡No a la falsa alternativa 'nacionalización-privatización' sí a
la lucha unida de todos los trabajadores! (volante publicado por
la fracción en México). Cuando los estábamos repartiendo en los
contingentes de la CNTE (el sindicato “democrático” de los
maestros), en algunos contingentes empezaron a gritar consignas
referentes a nuestro volante; entonces por altoparlante de la
camioneta de sonido inmediatamente se empezó a llamar a los
contingentes a no retomar otro tipo de consignas que no fueran
los de la línea política de la CNTE, y que las consignas que se
tenían que gritar era de rechazo a la privatización de PEMEX y
no otras consignas que estuvieran en contra de la línea política
de la Coordinadora. A partir de ese momento, los contingentes
callaron acerca de las consignas de PEMEX y ya sólo gritaban
algunas consignas de repudio a la ACE y a la represión contra
los maestros de Morelos.
Por otra parte, como estaba lloviznando, tanto los volantes como
la prensa la ofrecíamos por abajo de los plásticos con los que
nos cubríamos de la lluvia, y tratábamos de platicar con la gente,
aunque es mucho más difícil en esas condiciones, sin embargo
pudimos hablar con dos maestros de Oaxaca que venían de
diferentes pueblos indígenas. Con el primero platicamos muy
brevemente porque estaba lloviendo demasiado, pero el
compañero comentó que estba interesado en recibir nuestro
boletín y entablar un proceso de discusión con nosotros; compró
los tres diferentes folletos y le dimos los diferentes volantes; se
comprometió a llevar este material a su localidad en Oaxaca.
Hablamos con otros compañeros de su localidad y también
prometieron enviarnos comentarios sobre nuestros documentos
(...)
Con el otro maestro la discusión fue más amplia, otros maestros
íban con él pero la platica se desarrolló sólo con éste. Nos
comentó que pensaban que el movimiento de Oaxaca había sido
derrotado por falta de una dirección política; piensan que hace
falta una organización que dirija a la clase, con orientaciones
políticas claras, porque, nos dijo, “cuando la masa del pueblo se
enfurece se lanza al ataque contra las fuerzas represivas pero sin
orientación política, no sabe qué hacer”. Dice que están
convencidos que “hace falta leer, leer y más leer” para
conformar esa organización “que tanto le hace falta al pueblo
porque las organizaciones que existen ya no sirven”.
Sin decirle que coincidíamos con lo que él decía, le comentamos
que, con la aceleración de la crisis económica en la que se
encuentra actualmente el sistema capitalista, la burguesía va a
ejercer ataques más fuertes contra las condiciones de vida de los
trabajadores, que la burguesía va a recrudecer aún más la
represión y los trabajadores se van a ver obligados a responder
con la lucha, por lo que es necesario que todos aquellos
elementos avanzados de la clase se junten para discutir y
homogeneizarse sobre las posiciones políticas, romper con las
fronteras de las posiciones políticas que nos separan, para de esa
manera conformar la organización, el partido, que tanto necesita
la clase trabajadora para darle una dirección política a su lucha.
Le dijimos que eso sólo es posible discutiendo las posiciones
políticas no únicamente a nivel de los trabajadores en México,
sino que esta discusión debe desarrollarse a nivel internacional,
para que en la lucha de la clase obrera el partido hable con una
FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI
sola voz en todo el mundo, porque la clase obrera es mundial,
porque los ataques de la burguesía no son únicamente contra los
trabajadores en México, sino a nivel internacional, por eso
mismo el partido debe ser internacional.
Él dijo que estaba totalmente de acuerdo con nosotros, y que
está en la mejor disposición de emprender un proceso de
contacto con nosotros. Que a él le parecía muy bien la idea de
que la organización no se conforme únicamente a nivel de un
país sino a nivel internacional. (...)
Otra gente a le dábamos el volante nos preguntaba si éramos
miembros de alguna organización y cómo saber más de
nosotros, les mostrábamos la dirección electrónica puesta en la
21
hoja, pero al ver que en la misma dirección se dice “Boletín
comunista”, entonces nos preguntaban si llevábamos el boletín
para conocerlo, pero como no llevábamos ningún ejemplar los
invitábamos a entrar a nuestro sitio Internet para que pudieran
conocer nuestros análisis, etc.
Repartimos como 1,200 volantes (1,000 del comunicado sobre
el atentado en Michoacán, 200 del de “Miseria + barbarie =
capitalismo” y 100 sobre la falsa alternativa "nacionalizaciónprivatización ", que aún teníamos.
A pesar de las dificultades por la lluvia, vendimos 12 folletos (7
sobre el Grupo de Trabajadores Marxistas, 4 sobre la moral y 1
sobre la guerra.
***
22
BOLETÍN COMUNISTA
¡EL CAPITALISMO AGONIZA!
¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAÍSES, ÚNANSE PARA DERRIBARLO!
El volante que sigue, firmado conjuntamente por la Fracción y los Comunistas Internacionalistas de Montreal (Canadá)1 fue
distribuido en varias manifestaciones en Canadá, México y Francia a partir de octubre de 2008.
Estruendosas quiebras de grandes bancos, caída de las bolsas de
valores, restricción del crédito a las empresas y a los
particulares, nacionalizaciones urgentes de bancos y compañías
de seguros para evitar un hundimiento brutal de todo el sistema
financiero internacional, y ahora la recesión mundial que se
instala y que va a profundizarse; todo ello provoca un pánico
real entre los gobiernos y los capitalistas del planeta. Todo ello
provoca también una sorda inquietud en el conjunto de la
población y en particular en todo el proletariado. Cada obrero,
empleado, asalariado, sabe muy bien que él va a tener que pagar
la factura. Comenzando con el costo de las nacionalizaciones de
los grandes establecimientos financieros estadounidenses,
europeos y otros.
La quiebra del capitalismo es irremediable
Según los gobiernos, los políticos, los medios de difusión y
demás charlatanes de la burguesía, esta crisis sería producto de
la irresponsabilidad de malos agentes de la bolsa, de tramposos
que han jugado con fuego en la Bolsa de Valores. ¡Mentira! De
la inmoralidad de financieros rapaces. ¡Mentira! De la locura del
sector inmobiliario y de las “subprimas”. ¡Otra mentira! De la
desregulación de los mercados. ¡No dejan de mentir! Habría
sido suficiente, nos dicen, con “moralizar” al capitalismo
financiero e imponer reglas más exigentes para evitar esta
catástrofe. En cada ocasión, con cada nueva crisis, nos vienen
con el mismo cuento: el capitalismo no es la causa; son sólo sus
excesos.
Pero nadie nos explica por qué los capitales prefieren dirigirse
hacia la especulación en lugar de a los sectores de la producción.
Sin embargo es simple: las ganancias obtenidas mediante
inversiones en los sectores de la producción son demasiado
débiles. Y son demasiado débiles porque el mercado mundial es
incapaz de absorber todas las mercancías que las fuerzas
productivas pueden crear. Hace ya mucho tiempo que el
capitalismo desarrolla, mediante la explotación de la clase
obrera en todos los países, tal capacidad de las fuerzas
productivas, que no encuentra las salidas comerciales para la
colocación de todas las mercancías producidas. Hay, pues, una
contradicción histórica en el capitalismo: hay demasiadas
fuerzas productivas, mientras que al mismo tiempo millones de
seres humanos se encuentran en la miseria, incapaces de adquirir
la inmensa masa de bienes producidos. Esto es lo que marca la
quiebra histórica del modo de producción capitalista, y la
terrible crisis actual es solamente la manifestación de ello.
¡Pagamos la precipitación del capitalismo hacia el
endeudamiento masivo y generalizado!
Uno de los medios que utiliza el capitalismo, desde hace
quinquenios, para superar la sobreproducción de mercancías, es
crear artificialmente un mercado mediante el endeudamiento
masivo y generalizado, en primer lugar de los Estados. Pero, si
bien con eso retrasa la explosión de la enfermedad, el remedio
solamente agrava el mal. Hoy el mundo capitalista se encuentra
ante una montaña de deudas que nadie -y sobre todo ni los
Estados ni la clase dominante- va a reembolsar... y que el
proletariado internacional va a tener que pagar con su sudor y su
sangre. Tal como las nacionalizaciones de los bancos en quiebra,
el fardo de la inyección masiva de “liquidez” de los bancos
centrales para impedir la penuria de crédito -y por tanto la
parálisis de la economía- y la creación de fondos de salvamento
de los bancos van a recaer sobre la clase obrera, a costa de
mayores sacrificios, miseria, explotación acrecentada,
desempleo y represión.
Sin embargo, al igual que el endeudamiento generalizado, esas
medidas no van a ser suficientes. Ante las quiebras y la falta de
mercado solvente -e incluso si, hoy, en este fin de año 2008,
presa del pánico ante el riesgo de un hundimiento generalizado,
la burguesía mundial hace callar momentáneamente sus
rivalidades con el fin de encontrar una respuesta de conjunto-, la
competencia económica y comercial, de por sí aguda, se va a
volver mañana todavía más salvaje y brutal; y en primer lugar
entre los Estados capitalistas, que son las expresiones de cada
capital nacional y los principales defensores de sus intereses.
Todo esto solamente puede desembocar, además de la
explotación acrecentada de la clase obrera en todos los países,
en rivalidades comerciales y económicas exacerbadas, hasta el
punto de transformarse en rivalidades políticas, militares e
imperialistas en las cuales las principales potencias capitalistas
del mundo juegan los primeros roles, unas contra las otras.
¡Pagamos la precipitación del capitalismo hacia una
nueva guerra mundial!
¡No hay que tener ninguna ilusión! No hay reforma posible y
menos aún solución en el capitalismo actual. Para éste,
solamente hay una salida a la crisis económica y a la quiebra
global y definitiva que representa: destrucciones masivas y
gigantescas carnicerías mediante una guerra mundial. Es lo que
este sistema ha probado ya en dos ocasiones en el siglo XX. La
crisis de 1929 -a la cual todos los economistas y otros se refieren
actualmente, con angustia, para describir la amplitud de la crisis
actual- desembocó en la segunda guerra mundial. Lo mismo
1.Para tomar contacto con los Comunistas Internacionalistas de Canadá: Correo electrónico [email protected] ;
Dirección postal: CIM-ICM, C.P. 55514, Succursale Maisonneuve, Montréal, QC H1W 0A1 – Canadá.
FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI
ocurrió con las dificultades económicas -expresadas por la crisis
financiera de 1907- al inicio del siglo XX que precipitaron al
mundo capitalista en la primera guerra mundial. Desde ahora, la
brutal recesión internacional que apenas comienza, tan sólo
agudizará aún más las rivalidades imperialistas entre las grandes
potencias. Las guerras locales se multiplican en todos los
continentes, poniendo cada vez más directamente frente a frente
a las principales potencias imperialistas, tal como se acaba de
manifestar en la guerra entre Rusia y Georgia. Lejos de
calmarse, este conflicto, que puso directamente frente a frente a
las flotas rusa y norteamericana en el Mar Negro, tiene como
consecuencia una aceleración del establecimiento de
dispositivos militares por todo el mundo y sobre todo en Europa
misma. Cada quien puede constatar claramente cómo se llevan a
cabo preparativos para enfrentamientos militares entre las
principales potencias imperialistas del planeta.
¡Ninguna ilusión! ¡Hay que derribar al capitalismo y
edificar una sociedad sin clases!
¡Ninguna ilusión! El capitalismo en quiebra se prepara para
enfrentamientos decisivos, masivos, brutales y sangrientos
contra la clase obrera internacional con el fin de imponerle una
sumisión completa y total. Porque sólo el proletariado
internacional -la principal clase productora, la clase asalariadarepresenta un obstáculo para la clase dominante, en su marcha
hacia la guerra generalizada. Sólo él puede realmente combatir,
destruir al capitalismo, salvar a la humanidad y edificar una
nueva sociedad sin clases, y por tanto sin explotación ni guerra.
¿Combatir al capitalismo? La clase obrera lo hace ya
actualmente a través de sus luchas y huelgas, por limitadas que
éstas sean, contra las políticas capitalistas de todo tipo. Los
medios de difusión ejercen en este plano una verdadera censura,
y cuando no puede ya ocultar la realidad de esos combates, la
tergiversan. ¿Quién en estos días ha oído hablar de la huelga
general en Bélgica? ¿Quién en estos días ha oído hablar de la
huelga general en Grecia? ¿Quién ha oído hablar de las huelgas
y manifestaciones en el sector automotriz en Europa, en
Volkswagen, en Renault, etc.? ¿Quién ha oído hablar de la
huelga de los obreros de Boeing en los Estados Unidos? ¿Y de
cuántas otras más en todos los continentes?
23
Estas luchas, aunque frecuentemente insuficientes aún como
para hacer retroceder a la burguesía en sus ataques inmediatos,
expresan el hecho de que la clase obrera se rehúsa someter sus
intereses a los de la clase explotadora, de que no está dispuesta a
aceptar nuevos sacrificios aún más duros y brutales: el
desempleo masivo, una drástica baja en los salarios,
prestaciones sociales y retiros, en suma las políticas intolerables
que, con la recesión, la burguesía comienza ya a quererle
imponer. Y aún menos, el sacrificio último de la vida en una
guerra generalizada.
¿Destruir al capitalismo? Es en estas luchas actuales, en su
desarrollo, en su extensión y en su unificación, que el
proletariado internacional desarrolla su determinación y su
confianza en su capacidad para luchar, para resistir. Es en estas
luchas que desarrolla sobre todo su experiencia y su conciencia,
por tanto, su capacidad para destruir al capitalismo y para
edificar una sociedad diferente, sin guerras, sin hambre ni
miseria, sin clases ni explotación. Es también en la capacidad de
los grupos auténticamente comunistas de hoy -por débiles,
dispersos, aislados que estén- para intervenir en estas luchas de
manera decidida y determinante, planteando orientaciones
políticas de lucha claras, que este combate de la clase obrera
podrá tomar toda su dimensión. Y es en la capacidad de estas
minorías políticas para unirse y constituir un verdadero Partido
comunista mundial, que el proletariado internacional podrá real
y eficazmente apropiarse del programa de la revolución, el
programa comunista.
Hay que terminar con las ilusiones: con la quiebra del
capitalismo, la hora es la de los enfrentamientos masivos y
frontales entre la burguesía y el proletariado. Este último no
puede permitirse faltar a la cita. De ello depende el destino de la
humanidad.
13 de octubre de 2008.
La Fracción Interna de la Corriente Comunista
Internacional.
Comunistas Internacionalistas de Montreal (Canadá).
***
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BOLETÍN COMUNISTA
TEXTOS DEL MOVIMIENTO OBRERO
PROBLEMAS ACTUALES DEL MOVIMIENTO OBRERO INTERNACIONAL (Extractos)
Artículo publicado en Internationalisme n° 19 (marzo 1947)
La existencia del partido revolucionario del proletariado está
directamente condicionada por la vida de la clase, por la
existencia de un movimiento de lucha, por la tendencia en el
interior de la clase a la independencia ideológica, en una
palabra, por la existencia de un movimiento obrero vivo e
independiente. La obra de la investigación teórica y de la
formulación doctrinal no es el carácter distintivo del partido,
aunque esta obra siga siendo una de sus tareas constantes.
En cierta medida, se puede decir que la constitución del partido
está necesariamente precedida por el cumplimiento previo de
cierta suma de trabajo teórico. La doctrina, el socialismo como
ciencia no deriva en absoluto de la lucha de clase; pero, al igual
que ésta, tiene sus raíces en el desarrollo histórico de la sociedad
y de su modo de producción, y en el desarrollo cultural y en la
ciencia que le sigue. El trabajo de investigación teórica sigue
siendo, pues, una tarea constante de los militantes
revolucionarios, independientemente de la coyuntura de la lucha
de clase contingente, en tanto que la existencia del partido está
condicionada por este trabajo teórico y es directamente función
de la contingencia, de la coyuntura de la lucha de clase.
Un siglo de experiencia del movimiento obrero nos aporta esta
enseñanza y confirma lo que acabamos de enunciar más arriba.
Cada periodo prolongado de retroceso del movimiento obrero, o
de estancamiento de la lucha, entraña el hundimiento, la
desaparición inevitable del partido. La alternativa se plantea
entonces de este modo: o el mantenimiento organizativo del
partido, lo que solamente puede hacerse a expensas de su
doctrina y su programa revolucionario; al querer a todo precio
pegarse a las masas, termina reflejando el estado de ánimo
contingente,
atrasado,
acomodándose
y
transigiendo
ideológicamente así con este periodo de retroceso, es decir
cayendo en el oportunismo; o bien el partido deja de existir
momentáneamente en su función como tal -es decir que toma
conciencia de la imposibilidad momentánea, para él, de jugar un
papel determinante en la vida de la clase- y renuncia
conscientemente a la voluntad de ser, en lo inmediato, el
organismo político dirigente de los movimientos contingentes.
Es entonces, no solamente organizativa y numéricamente, sino
igualmente en su función, que el partido desaparece para dar
nacimiento en su lugar a un organismo de elaboración y
desarrollo de los fundamentos teóricos de la ideología de la
clase, un organismo que mantiene y desarrolla la conciencia de
los objetivos históricos de la clase, a través del cual se continúa
la toma de conciencia del proletariado. Este organismo que
nosotros llamamos fracción -pero cuyo nombre, fracción, grupo
u otro, importa poco, siendo lo importante la conciencia que se
tiene de su función histórica- es el eslabón que asegura la
continuidad histórica de la clase y la herramienta más
indispensable para la construcción del futuro partido, cuando las
condiciones objetivas de reanudación de la lucha de clase hayan
surgido.
Hemos citado la resolución que Marx presentó durante la
discusión en la Liga de los Comunistas luego del fracaso de los
movimientos revolucionarios de 1848. En esta resolución, Marx
combate violentamente la tendencia Wilich-Shapper que quería
mantener la Liga de los Comunistas, en un periodo de retroceso
y reacción, en su forma y su función tal cual era en el periodo
del ascenso revolucionario. La escisión en la Liga se hizo sobre
este punto. Durante los primeros años, la tendencia WilichShapper parecía haber obtenido la victoria, no solamente debido
a que había mantenido la mayoría y la organización de la Liga,
sino también por todas las manifestaciones ruidosas y
escandalosas que suscitaba o en las cuales participaba con las
otras formaciones políticas de la emigración alemana, mientras
que la fracción de Marx y Engels parecía haber sido reducida al
silencio o no existir. Pero trece años después, en un periodo de
reanudación real de las luchas obreras, durante la fundación de
la Primera Internacional, encontraremos a Marx, Engels y sus
camaradas ocupando los primeros puestos del movimiento,
tomando un lugar preponderante en el trabajo de constitución de
los partidos del proletariado, en tanto que la tendencia WilichShapper será completamente volatilizada, sin dejar detrás de sí
ninguna traza, y cuyo aporte teórico y práctico a la nueva
organización de la clase habrá sido nulo.
El cartismo desapareció con la desaparición de las condiciones
que le dieron nacimiento. El Partido bolchevique -que los
trotskistas gustan tanto de citar y tomar como ejemplo sin
conocer siquiera su verdadera historia- fue en realidad, en el
periodo entre 1905 y 1917, más bien una fracción -con función
de fracción- que un partido. En cambio el trotskismo sólo ha
podido constituirse como partido en un periodo de retroceso con
la condición de dejar de ser revolucionario.
Es el movimiento vivo de las luchas de clase el que hace al
partido y no el partido el que hace al movimiento. Esta
verdad evidente y simple es totalmente desconocida por todos lo
que siguen siendo trotskistas-que-se-ignoran y que incluso creen
firmemente no serlo.
“Tienes completa razón al decir que es imposible superar la
apatía contemporánea mediante teorías. Yo generalizaría
incluso este pensamiento diciendo que jamás se ha podido
vencer la apatía por medios puramente teóricos; es decir, que
los esfuerzos de la teoría por vencer esta apatía han
engendrado discípulos y sectas o bien movimientos prácticos
que han sido infructuosos, pero que jamás han suscitado un
movimiento mundial real, ni un movimiento general de los
espíritus. Las masas no entran en el torrente del movimiento,
tanto en la práctica como en el espíritu, más que mediante la
fuerza efervescente de los acontecimientos.” (Carta de Lasalle a
Marx, 1854).