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CGI en VEJA
27 de marzo, 2013
CUBIERTA
Clinton a Veja "El futuro pertenece a los que practican la cooperación"
"En cualquier momento y en cualquier país, la política es el lugar de los que practican la división, pero el
futuro pertenece a los que practican la cooperación".
LA ESTRATEGIA ES UNIR FUERZAS
Hace ocho años, Clinton fundó la Clinton Global Initiative, que promueve reuniones anuales entre los
gobiernos, el sector privado y las ONG. En esta entrevista con VEJA, explica por qué cree que la unión
entre los tres sectores es la mejor manera de hacer frente a temas como la desigualdad social y la
degradación del medio ambiente.
LA VISIÓN MUNDIAL DE CLINTON
El ex presidente de los Estados Unidos predica que la cooperación triunfará sobre rivalidades políticas,
económicas y étnicas, en la resolución de los problemas globales.
Cuando salió de la presidencia de los Estados Unidos en 2001, después de ocho años de gobierno, y se
mudó a una casa en las afueras de Nueva York, Bill Clinton bromeó con un grupo de periodistas: "Ahora
soy como la mayoría de los estadounidenses. Me despierto, echo un vistazo a los periódicos y
desayuno". Aunque esto era cierto cuanto a la vida cotidiana de la familia, los años posteriores Clinton
dedicó a hacer lo que los anteriores presidentes suelen hacer – viajar por el mundo dando charlas sobre
los temas más relevantes en el ruedo internacional.
El gran salto de Clinton fue la fundación en 2005 de la Clinton Global Initiative, una ONG con alcance
internacional que se dedica a la búsqueda de soluciones a los grandes desafíos globales, desde la
desigualdad económica al cambio climático, desde la reconstrucción de las regiones devastadas por
catástrofes naturales a la obesidad infantil. Esta organización practica un modelo filantrópico que sólo es
posible gracias al carisma de Clinton y la red de apoyo que construyó durante sus años de gobierno –
cual dejó con un índice de aprobación extraordinario de 65%.
A diferencia de otras entidades filantrópicas notables, como la Fundación Bill y Melinda Gates, la
Clinton Global Initiative no distribuye dinero. Su estrategia es la siguiente: cada año en septiembre,
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Clinton acoge una reunión en Nueva York convocando líderes mundiales, ejecutivos, CEOs de las
principales empresas, y personalidades de los más diversos sectores.
Después de discutir las mejores soluciones a los temas de la agenda, los participantes se comprometen a
invertir fondos – o conocimiento – para resolverlos. Clinton considera que sólo mediante la cooperación
entre gobiernos, ONGs y el sector privado será posible abordar los desafíos más urgentes del mundo.
En sus ocho años de existencia, la Clinton Global Initiative ha reunido a 150 jefes de Estado, 20
ganadores Premio Nobel, cientos de ejecutivos, CEOs y jefes de ONG, así como famosos – incluyendo
Brad Pitt, Leonardo DiCaprio y Mick Jagger – dispuestos a abrir sus bóvedas al beneficio de las causas
que apoyan. Las donaciones que comprometen los jefes de Estado, empresas o particulares son
aplicadas directamente a los proyectos.
Las reuniones organizadas por Clinton ya han llevado a la creación de 2.300 compromisos de inversión
en proyectos de caridad en 180 países. Cuando estén totalmente implementados, estos proyectos serán
valorados a los 73 mil millones de dólares. Los proyectos nacidos en las reuniones de CGI ya han
beneficiado 400 millones de personas. Muchas otras vidas deberían beneficiar indirectamente de una de
las prioridades de la ONG – el mejoramiento de las condiciones ambientales en las ciudades más
grandes del mundo. Un ejemplo notable de esto fue la remodelación del edificio Empire State, uno de
los monumentos emblemáticos de Nueva York, inaugurado en 1931.
En 2009, la Clinton Climate Initiative y sus socios iniciaron un importante proyecto para modernizar el
edificio Empire State, que hizo que el aislamiento térmico del edificio, de 6.514 ventanas de doble panel
y de 26.056 paneles de cristales, cuatro veces más eficaz. También se modernizaron el control del calor y
el sistema del ascensor. Esta reconversión redujo el consumo de energía del edificio por 38%, lo que
significa una reducción de 4,4 millones de dólares al año en facturas de energía. Además, la prevención
de 105,000 toneladas métricas de emisiones de gases de efecto invernadero en los próximos 15 años.
Esto es el equivalente a la contaminación causada por 22.000 automóviles en un año.
En el frente de la ayuda hacia las poblaciones más pobres, la de ONG Clinton tiene vastas operaciones en
países como Haití, donde se fundó una rama especial de la organización que recaudó 16,4 millones de
dólares para la asistencia inmediata a las víctimas del terremoto. Después, invirtió 1,25 millones de
dólares para subsidiar los estudios de 400.000 niños. "Al unir fuerzas, tenemos más poder que nunca
para construir un mundo de valores y oportunidades compartidas", dice Clinton. Las acciones de la ONG
del ex presidente demuestran que esa teoría ha funcionado en la práctica.
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¿Cómo ve Ud. el papel de los ciudadanos frente a los desafíos planteados por el siglo 21?
Estamos viviendo un momento sin precedente en la historia en cuanto a la interdependencia de las
naciones. Hoy en día, la riqueza y el talento cruzan las fronteras rápidamente, en una red internacional
enorme, pero lo mismo ocurre con las fuerzas negativas. La crisis financiera que se inició en los Estados
Unidos y se extendió por el mundo ha demostrado que se entrelazan las condiciones sociales y
económicas de las naciones. Ya no podemos ignorar lo que sucede en otros países.
La buena noticia es que tenemos más poder que nunca para construir un mundo de valores y
oportunidades compartidos, pero, para lograr el éxito en el siglo 21, los tres sectores de la sociedad –
gobierno, empresas privadas y organizaciones no gubernamentales (las ONG) – deben trabajar juntos.
Esto es válido para los países ricos, como los Estados Unidos, para los pobres, como Haití, y para ésos
que experimentan un rápido desarrollo, como Brasil. Y el papel de las ONG – grupos de ciudadanos que
trabajan juntos para el bien común – es cada vez más relevante. Los Estados Unidos siempre han tenido
instituciones no gubernamentales fuertes. Uno de los fundadores del país, Benjamin Franklin, creó en
1736 lo que podría considerarse la primera ONG en la historia, el Departamento de Bomberos de
Filadelfia, que era compuesta exclusivamente por voluntarios. No había otra alternativa en aquella
época porque los impuestos recaudados por el ayuntamiento no eran suficientes para mantener un
cuerpo de bomberos y ninguna empresa privada se beneficiaría de tal proyecto.
Las ONG son instituciones únicas: porque están formadas por ciudadanos, ellas no dependen de los
mensajes políticos y por lo tanto tienen más libertad para experimentar con nuevas ideas. A diferencia
de las empresas privadas, no es necesario que obtengan beneficios para satisfacer a los accionistas.
Deben ser responsables y gestionar sus presupuestos con cuidado, pero si algo no funciona, pueden
cambiar más fácilmente de curso y probar una nueva estrategia. Por lo tanto, las ONG tienen hoy un
papel más relevante que nunca.
¿Qué hace que algunas personas sean más propensas a ser voluntarios y donar su tiempo y dinero que
otras?
He pensado mucho en esto. Me parece que la gente da por una combinación de factores, basado en lo
que piensan sobre el mundo y sobre sí mismos. Algunas personas dan porque creen que este gesto es
más satisfactorio y gratificante que gastar más dinero en bienes materiales y más tiempo en actividades
recreativas o en el trabajo. Otros dan porque se sienten moralmente obligados a hacerlo, con el apoyo
de convicciones éticas o religiosas. Y hay gente que da por qué alguien que conocen y respetan les pidió
que lo hagan, o porque creen que, al dar, ofrecerán un mundo mejor para nuestros hijos.
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Las razones opuestas explican por qué las personas se niegan a dar. Muchos no creen que su donación
puede hacer una gran diferencia, ya sea porque no pueden dar mucho o porque están convencidos de
que el esfuerzo para cambiar la vida de los demás es inútil. No se sienten moralmente obligados a dar y
tal vez nadie les ha pedido que lo haga. Y ellos creen que van a poder disfrutar de la vida mejor si
ahorran su dinero y su tiempo para sí mismos y sus familias.
Muchas personas se ven envueltos en la vida cotidiana y no saben cómo donar su tiempo y dinero de
manera eficaz. En ese caso, no dan, a pesar de que les hace sentirse frustrados. La tecnología está
haciendo maravillas para resolver este tipo de situación. Ella no sólo hace que sea más fácil dar, pero
también transforma un gran número de pequeñas donaciones en una importante donación. Cuando el
tsunami arrasó el sudeste asiático, la gente alrededor del mundo donó miles de millones de dólares, en
gran parte a través de la Internet. Últimamente, donar una pequeña cantidad fija de dinero a través de
un mensaje de texto hizo este proceso aún más sencillo. Es lo que sucedió después del terremoto que
azotó a Haití hace tres años. La decisión de donar su tiempo y dinero es personal, pero cuanto más los
ciudadanos tratan de hacer una diferencia, cuanto más nos acercamos a resolver nuestros grandes
desafíos.
¿Le daría algún consejo a los brasileños con respecto a la forma de abordar el siglo 21?
En primer lugar, me encanta Brasil. He visitado el país diez veces ya, y en diciembre vamos a celebrar en
Río de Janeiro la primera conferencia de la Clinton Global Initiative en América Latina. El año pasado,
tuve el placer de hablar en la Universidad de Fortaleza, en el estado de Ceará, y me convencí todavía
más que el pueblo brasileño tiene la idea exacta de cómo crear un mundo de oportunidades y
responsabilidad compartida.
Digo esto porque, en esta última década, Brasil fue uno de los pocos países que tuvo al mismo tiempo
una tasa de crecimiento sólida y una reducción de la pobreza y la desigualdad social. Eso no sucedió en
los Estados Unidos, donde, durante el mismo tiempo, el 90% de los beneficios económicos beneficiaron
el 10% de la población. De los 90%, 43% fue al 1% de la población, y la pobreza aumentó en el país. Una
de las principales razones por las que Brasil siguió creciendo durante la reciente crisis económica se
debe a su lucha contra el problema de la desigualdad.
Les daré otro ejemplo. Cuando estaba en Manaus para el Foro Mundial de Sostenibilidad en 2011,
habían ejecutivos de las compañías eléctricas y las grandes petroleras, entre otros, así como los políticos
del Partido Verde y otros grupos ambientales, además de representantes de las tribus indígenas y los
grupos que defienden la los bosques. Al contrario de lo que ocurriría en los Estados Unidos, donde en un
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evento como este todo el mundo estaría recaudando fondos para producir comerciales de televisión
atacándose entre sí, los participantes del Foro de Manaus estaban reunidos alrededor de las mesas con
calma, hablando con respeto, porque ellos sabían que no habían respuestas fáciles. Ellos entendieron
que para construir un país con prosperidad y responsabilidad compartida, tendrían que afrontar juntos
los problemas difíciles y encontrar nuevas formas de cooperación mutua.
Mi consejo, por lo tanto, es continuar en este camino: mantener a todos en la mesa – empresarios,
ciudadanos y el gobierno –, encontrando formas creativas de trabajar juntos. Es bueno recordar que en
cualquier momento en cualquier país, la política es el lugar de los que practican la división, pero el
futuro pertenece a los que practican la cooperación.