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CENTRO DE ESTUDIOS HOMEOPATICOS DE ARGENTINA
“Farma Green”
CURSO DE
HOMEOPATIA
MODULO 2
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1
LAS LEYES DE CURACIÓN DE HERING
Desde el punto de vista homeopático EL CONCEPTO SE SALUD
ABARCA TRES NIVELES INTERRELACIONADOS: FÍSICO, EMOCIONAL Y
MENTAL. Una persona sana conoce la vitalidad física y la ausencia de los
trastornos fisiológicos, la tranquilidad emocional y la claridad mental creativa.
Los síntomas más graves afectan las partes profundas, más vitales de la
persona.
La evaluación de nuestro estado general de salud,
de acuerdo con la homeopatía,
depende sobre todo de nuestro estado mental,
después de nuestro estado emocional
y por último de nuestro estado físico.
Desde determinados el enfoque terapéutico homeopático, no sólo
interesa saber cómo evolucionó el síntoma por el cual fue inicialmente a
consultar una persona; sino que también se necesita saber qué otras cosas
han cambiado, para mejor y para peor, y si la vitalidad general de dicha
persona ha aumentado o disminuido. Si por ejemplo, un trastorno cutáneo ha
desaparecido, pero ha aparecido una infección renal, se deberá llegar a la
conclusión de que la persona ha empeorado y por lo tanto falla el tratamiento.
No se llega a la conclusión de que el paciente ha enfermado de otra cosa,
porque ya sabemos que es el mismo desequilibrio de la energía que, al “tapar”
un síntoma, debe manifestarse por otro lado.
Las experiencias realizadas con el tratamiento homeopático
constitucional de fondo, han demostrado que tras la administración del
medicamento apropiado, los síntomas correspondientes a los niveles
más profundos de nuestro organismo mejoran siempre que los
correspondientes a niveles más externos a menudo empeoran de modo
temporal. Ello debe indicar que la curación comienza desde lo interior
hacia lo exterior.
Constantine Hering, un homeópata alemán que emigró a los Estados
Unidos en 1830 (ver historia de Hahnemann) ordenó y codificó los detalles de
las modificaciones más importantes acaecidos en los síntomas existentes con
posterioridad al tratamiento. Los tres principios generales del proceso de
curación homeopático son conocidos como las LEYES DE CURACIÓN DE
HERING (Son leyes Naturales de la curación).
Según la primera de dichas leyes,
el proceso de curación avanza
desde las partes más profundas del organismo
(los niveles mental, emocional y los órganos vitales)
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hacia las externas como la piel y las extremidades.
Una curación está progresando cuando los síntomas psicológicos de
la persona disminuyen y los síntomas físicos que anteriormente habían sido
suprimidos con medicamentos no homeopáticos, reaparecen pero de manera
suave (por ejemplo si anteriormente una persona trató una ulcera con
antiácidos, no reaparecerá la úlcera, sino una leve acidez o ardor que luego se
irá). Eventualmente y ya que la curación es hacia el exterior, incluso los
síntomas superficiales resultarán aliviados. De manera contraria, si los
síntomas físicos mejoran, pero el estado psicológico empeora, el estado de
salud total de la persona debería estar empeorándose. (Es por eso que a
veces en ciertas enfermedades crónicas difíciles de tratar tanto para la
homeopatía como para la alopatía, se le pregunta en la siguiente visita luego
de haber indicado el medicamento, ¿Cómo está usted? Y si le dieran por
ejemplo la siguiente respuesta: “El dolor en la rodilla no se me fue, pero yo
igual estoy bien, ya no me pone tan mal y no me impide realizar mis cosas”, es
indicio de que la curación estaría progresando.)
Dentro de cada uno de los tres extensos niveles del sistema de
defensa, los síntomas que afectan a las funciones más vitales son los más
graves y los más amenazantes para la salud. George Vithoulkas, un
homeópata contemporáneo muy respetado, ha delimitado las diferentes
profundidades de los síntomas para cada nivel (1980), en orden descendente
de profundidad y su influencia en el estado de salud individual.
FÍSICOS
EMOCIONALES
MENTALES
Dolores cerebrales
Dolencias cardíacas
Dolencias endócrinas
Dolencias hepáticas
Dolencias pulmonares
Dolencias renales
Dolencias óseas
Dolencias musculares
Dolencias cutáneas
Depresión suicida
Apatía
Melancolía
Angustia
Fobias
Ansiedad
Irritabilidad
Insatisfacción
Confusión completa
Delirio constructivo
Ideas paranoides
Ilusiones
Letargo
Embotamiento
Falta de concentración
Olvidos
Distracciones
La localización de estos síntomas en la tabla no es tan importante
como la utilización de este esquema como guía para la evaluación del
progreso del paciente de acuerdo con la primera ley de Hering.
Si bien la homeopatía funcional no apunta a reequilibrar la
energía vital de la totalidad del individuo, cumple, de todos modos, con
esta ley, porque no suprime el síntoma y permite el proceso de
reequilibrarla de manera suave y paulatina.
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Debemos tener en cuenta que la homeopatía funcional u organicista
muchas veces puede ser el primer acercamiento (como las flores de Bach) a
la homeopatía unicista.
La segunda ley de Hering establece que, a medida que el individuo
va recobrando su salud, los síntomas que alguna vez tuvo, re-aparecen y
vuelven a desaparecer al revés que su orden cronológico de aparición
original. Los homeópatas han observado que sus pacientes reexperimentan
frecuentemente síntomas pertenecientes a trastornos pasados. El intervalo de
tiempo que puede haber transcurrido, puede variar desde seis meses hasta
diez o veinte años antes del tratamiento actual. Estas observaciones, desde
luego, pertenecen más a pacientes tratados por enfermedades crónicas, pero
incluso durante las enfermedades agudas, después de la administración del
medicamento homeopático, se puede experimentar una vuelta atrás en el
desarrollo de los síntomas.
Según la tercera ley de Hering, la curación transcurre desde las
partes superiores del cuerpo hacia las inferiores. Por ejemplo, se
considera que una persona está mejorando si el dolor articular que presentaba
en el cuello ha disminuido aunque ahora tenga el dolor en las articulaciones de
los dedos.
Como los síntomas varían de acuerdo con las leyes de Hering, es
normal que cada síntoma anterior reaparezca suavemente una vez iniciado el
tratamiento. Estos “agravamientos” son bienvenidos por los homeópatas
experimentados, ya que se corresponden con una mejoría de los síntomas en
los niveles más profundos, que son los de más reciente aparición y los
superiores del cuerpo.
Si la curación está teniendo lugar en realidad,
el paciente se siente más fuerte y mejor en general,
a pesar de la reaparición suave de antiguos síntomas.
Es más, los síntomas de agravamiento pasan y dejan a la persona
más sana en todos los niveles.
Las leyes de Hering son una herramienta de extremado valor en el
estudio de la salud, ya que proporcionan un modo de evaluar el estado general
de la salud de una persona, no solamente de sus principales dolencias.
Algunas veces, sin embargo, los tres fundamentos de las leyes de Hering
aplicados a un paciente pueden no coincidir con el comportamiento clásico.
Por ejemplo, los síntomas pueden dirigirse desde dentro hacia fuera de
acuerdo con la primera ley, pero también puede dirigirse hacia arriba,
violando la tercera ley. CUANDO EL CURSO DE LA CURACIÓN SEA
DIFÍCIL DE INTERPRETAR, EL JUICIO FINAL DEPENDERÁ DE SI LA
PERSONA EXPERIMENTA UN AUMENTO GENERAL DE AUSENCIA DE
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ENFERMEDAD O NO. Una aparente violación de una ley puede ser
insignificante si los síntomas que se empeoran son de menor importancia. Es
más importante que se cumplan las otras leyes y que mejore el estado general
de la persona.
No sólo los homeópatas han observado la existencia de estas leyes,
los acupuntores han atestiguado aspectos de estas leyes durante miles de
años. Los psicoterapeutas que emplean diversas terapias naturales, también
han confirmado este fenómeno.
La utilización principal de las leyes de Hering será para saber si se
ha iniciado el tratamiento con el medicamento correcto. En las situaciones
agudas la respuesta curativa homeopática es normalmente rápida y completa,
y la modificación de los síntomas mientras siguen las leyes, frecuentemente
será rápido de conocer. Cuando se dude de la respuesta obtenida, es cuando
se recurre a considerar los cambios en los síntomas de acuerdo con las leyes
de Hering.
Resumiendo:
LEYES DE CURACIÓN DE HERING
.de arriba hacia abajo.
.de adentro hacia fuera.
.los síntomas se curan de manera
inversamente proporcional
a la forma de aparición.
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DIFERENTES NIVELES DE APLICACIÓN DE LOS
MEDICAMENTOS HOMEOPATICOS
Hemos dicho que a lo largo del curso, vamos a considerar a los
medicamentos homeopáticos con diferentes enfoques o modalidades para su
aplicación.
A este respecto reafirmaremos las conclusiones que surgieron de la 36º
Convención del Congreso Médico Homeopático Panamericano, realizado
en Buenos Aires en octubre de 1966, tal como lo informa quien fuera
Director Internacional por Sud América de dicho Congreso, el Dr. Victorio L.
Contento cuya parte medular reza así:
I)
II)
MOCIONES: se dejará establecido que no hay barreras que separan
al alópata del homeópata, puesto que la medicina es una sola
integrada por todas las terapéuticas, y en todo caso sólo cabe la
definición de que únicamente se pueden clasificar los médicos en
completos e incompletos. Es un médico incompleto aquel que no
sabe indicar a su paciente una terapéutica cuando está indicada.
En este caso, tanto puede ser incompleto un médico alópata como
uno homeópata. Por lo tanto, el médico general puede y debe saber
administrar ciertos medicamentos homeopáticos; así, los médicos
homeópatas pueden y deben saber administrar ciertos
medicamentos alopáticos, teniendo en cuenta el “primun non
noscero” en función siempre de un único objetivo: la recuperación de
la salud en el enfermo.
LA MEDICINA HOMEOPÁTICA procura realizar una terapéutica
integral cosmo-psico-somática de la persona con la medicación
llamada unicista, pero este Congreso reconoce que son muchos los
casos en que solamente se puede hacer una terapéutica funcional
con la llamada Homeopatía Alternante y aún en muchos casos en la
necesidad de atender a los órganos afectados, con un criterio no
supresivo, es necesario recurrir a la Homeopatía Compleja de
acuerdo a los conceptos de drenaje de los Doctores Nebel, Vannier
y Zissu.
Un PRIMER NIVEL consiste en ir al CUADRO SÍNTOMÁTICO
(MODALIZADO): por ejemplo para un cuadro que la alopatía denomina
anginas (amigdalitis) se indican algunos de los medicamentos homeopáticos
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que se superpongan al cuadro presentado (Mercurius, Phytolaca, etc.) – esto
se da sólo para algunos cuadros sintomáticos y algunos pocos medicamentos
homeopáticos de acción muy marcada y sólo para algunos síntomas agudos
correspondientes. Siempre respetando las modalidades de cada remedio (si
tiene intensa sed de bebidas calientes o no, etc.). Aunque este enfoque en un
principio resulta de utilidad porque se apoya en conceptos casi alopáticos que
resultan didácticos y más familiares para su comprensión; luego resulta
necesario ir ampliando y profundizando en enfoques homeopáticos más
profundos. Posee la ventaja de que el medicamento homeopático no es tóxico,
y no suprime el síntoma (porque actúa por ley de similitud). Resulta
conveniente a posteriori proseguir con el medicamento de fondo si la
enfermedad es crónica o enfermedad a repetición. Por otro lado, conviene
aclarar que hoy en día, en varios países, la homeopatía no se encuentra
difundida de forma masiva.
La mayor parte de las personas están
acostumbradas a las terapias alopáticas, por lo que les resulta complejo
aceptar (en un comienzo) las teorías ortodoxas. Por el contrario, resulta
mucho más efectivo para el Homeópata incorporar, en determinados casos, al
menos en un principio esta modalidad de uso del medicamento homeopático,
ya que como en la alopatía, puede encontrar algunas sustancias específicas
para “curar” el cuadro motivo de la consulta, sin los denominados efectos
colaterales, ni peligros de toxicidad que posee la alopatía y sin suprimir
síntomas. Dado que, por otro lado, los resultados obtenidos son por lo general
satisfactorios, esta modalidad resulta muy buena como primer contacto o
acercamiento, pero insistimos en aclarar que es conveniente proseguir el
tratamiento homeopático de fondo en enfermedades crónicas. Cuando el
consultante comprueba sus resultados, puede encarar la consulta en un
segundo nivel. Debemos recordar que éste no es un enfoque alopático
dado que los síntomas no se suprimen. (Dado que el medicamento
Homeopatico actúa por la ley de similitud, no suprime síntomas, sino que los
estimula).
Un SEGUNDO NIVEL (Más apropiado) consiste en tratar el
CONJUNTO SINTOMATICO DE LA PERSONA.
En el primer nivel estabamos tratando el cuadro sintomático y por lo tanto, lo
que curaremos o aliviaremos es ese mismo cuadro sintomático, aquí tratamos
“el conjunto sintomático con los síntomas mentales y generales propios de la
persona y aquí se puede afirmar que estamos tratando a la persona y no a la
enfermedad o nombre de enfermedad. Se trata principalmente el conjunto de
síntomas físicos teniendo en cuenta las modalidades, los síntomas mentales y
generales para realizar un “diagnóstico de medicamento” (Simillimum).
Algunos Homeópatas van hacia un TERCER NIVEL buscan el
CAMBIO DE ACTITUD VITAL en el paciente, considerando que existe una
única enfermedad, o mejor dicho, un solo nombre de enfermedad, “el
desequilibrio de la energía vital”. Esta energía vital se manifiesta por
sensaciones, funciones y acciones (o sea: ¿Qué siente?, ¿Qué piensa? y
¿Cómo actúa la persona enferma?) sin importar demasiado si esa persona
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tiene una alergia o dolor articular, que desaparecerán cuando se rectifique la
energía vital desviada en el sentir, en el pensar y en el actuar. Esto nos
indica que en este nivel de aplicación no se jerarquiza la enfermedad
orgánica, se jerarquiza la manera errada de vivir. Por eso una de las
preguntas fundamentales para poder buscar el desvío de la energía es:
¿CÓMO ES USTED?
De esta manera un medicamento como Lycopodium puede cubrir
una infinidad de síntomas, pero en este nivel lo que se jerarquiza es : “pérdida
de fuerza en su vigor”, “falta de confianza en sí mismo”, “respecto a su futuro
piensa que no va a llegar a cumplir con su destino”, “vive condicionado por el
deber, es decir que el deber condiciona al ser”.
Lycopodium también cubre problemas digestivos, que también son
cubiertos por infinidad de medicamentos homeopáticos pero si en la entrevista
se analiza ¿QUÉ ES LO QUE MAS CONDICIONA AL PACIENTE EN SU
DESARROLLO NORMAL?, se observa que en este nivel sólo existe uno que
cubre “la manera errada de vivir que lo hace enfermar”.
Es normal que una persona tenga en algún momento de su vida falta
de confianza en sí misma, lo que no resulta ya normal, es que viva
condicionada en todo lo que hace por su falta de confianza.
Este modelo ortodoxo, si bien logra resultados positivos, no los logra en
un número considerable de pacientes dado que generalmente abandonan el
tratamiento antes de hallar el “medicamento justo”. Los resultados positivos
sólo se observan en aquellos pacientes que no abandonaron el tratamiento por
descreimiento. Suele ser un enfoque para unos pocos, poco práctico para
llevar a cabo en un Hospital por ejemplo y resulta dificultoso aplicar a los niños.
Pero todo esto no quiere decir que sea un enfoque errado. Para sostener este
tipo de tratamiento, se necesita por parte del paciente un cierto nivel de
“cultura homeopática”.
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TRATAMIENTO HOMEOPÁTICO DE
PROBLEMAS Y CUADROS PSICOLÓGICOS
“Cuando los tratamientos psicológicos necesitan
como complemento medicación
y la psiquiatría utiliza drogas peligrosas que generan adicción,
el tratamiento homeopático de los problemas psicológicos
es la alternativa terapéutica natural de elección”
La homeopatía y muchas prácticas psicoterapéuticas consideran que
la naturaleza humana es básicamente creativa, y que el organismo dispone de
capacidades autocurativas implícitas. Los síntomas, incluídos los de
carácter psicológico, son interpretados como medios por los que el
cuerpo-mente trata de adaptarse a diversas agresiones internas y
externas, y resulta lógico estimularlos con microdosis en lugar de suprimirlos
(reprimirlos).
Si bien el nombre de Hahnemann no es mencionado en los textos de
psicología, antes de que se desarrollara la ciencia homeopática, Hanhemann
hizo importantes contribuciones a la asistencia sanitaria mental. A finales del
siglo XVIII, la demencia se consideraba una posesión demoníaca. Los
dementes eran vistos como animales salvajes, y el tratamiento que se les
dispensaba equivalía, en esencia, a un castigo.
Hanhemann fue uno de los pocos médicos
que concibió la enajenación mental
como una enfermedad que requería un tratamiento humanitario.
Se opuso a la práctica de encadenar a los dementes, les proporcionó
respeto y dignidad humana y les recomendó el simple reposo y relajación. Si
bien este tipo de asistencia nos parece obvio en nuestros días, en su época
fue bastante revolucionario.
Los historiadores y psiquiatras actuales admiten que el trato que
recibía el demente en el pasado era, a menudo, cruel. Pero estos expertos no
sólo evocan el pasado de los siglos XVIII y XIX; la asistencia sanitaria mental
de hace sólo unas décadas se caracterizó también por muchos abusos. Se
inyectaba malaria al enfermo mental con la esperanza de que la fiebre
erradicaría su enajenación. Los esquizofrénicos recibían insulina (shock
insulínico), aún cuando esta sólo disminuia los síntomas cuando se aplicaba en
dosis muy altas, a veces incluso letales. En nuestro siglo, en la década de los
cincuenta se llevaron a cabo entre cuarenta y cincuenta mil lobotomías
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prefrontales (en esta operación se practica una incisión en el lóbulo frontal del
cerebro, lo que suele dejar al paciente en un estado de automatismo).
Medicamentos neurolépticos como la clorpromacina, haloperidol y la
flufenacina eran y son todavía administrados con frecuencia, a veces excesiva
frecuencia, a los pacientes psicóticos.
Tales medicamentos pueden provocar espasmos musculares
agudos y la adopción de posturas extrañas, e incluso determinar, en algunos
casos el síndrome de Parkinson. Estos tratamientos han quedado obsoletos o
bien se ha moderado su uso, y sin embargo aún persiste la duda de si la
asistencia psiquiátrica moderna es óptima.
ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA MODERNA:
Si bien el tratamiento de las enfermedades mentales ha progresado
durante las últimas décadas, resulta difícil no pensar que una parte de la
asistencia psiquiátrica que se ofrece en nuestros días se considerará poco
menos que bárbara en un futuro lejano o incluso cercano.
La enajenación mental constituye, desde luego, uno de los
principales problemas de salud que hoy nos afectan. El National Institute of
Mental Health norteamericano estimó en 1984 que uno se cada cinco
estadounidenses padecía algún tipo de trastorno mental. En ese mismo
estudio, se reveló que, durante un período de seis meses, el 8,3 % de la
población de Estados Unidos sufría un trastorno de ansiedad (incluídas las
fobias), el 6,4% tenía un problema de abuso de sustancias (alcohol o drogas),
y un 6% presentaba una alteración de carácter afectivo (mal humor).
Durante mucho tiempo, psiquiatras y psicólogos hallaron grandes
dificultades para definir qué factores constituían la afección mental y cuáles
diferenciaban a un tipo de enfermedad respecto de otro. La American
Psychiatric Association, publicó en 1980 el “Diagnostic and Statistical Manual
of Mental Disorders” (tercera edición), que se conoce a menudo como el DSMIII. -Actualmente, ya se encuentra la cuarta edición.- Este texto se ha
convertido en la guía oficial para definir las distintas categorías de enfermedad
mental. Aunque el DSM-III/IV aporta la información más completa de que se
dispone hasta ahora sobre las enfermedades mentales, el Dr. Jerrold Mixmen,
psiquiatra de la Universidad de Columbia, ha señalado que “el DSM-III
demuestra lo poco que saben los psiquiatras acerca de los trastornos mentales
… Puesto que no existen datos sólidos referentes a muchos de estos temas
(enfermedades), el DSM-III pone de manifiesto los enormes vacíos en la
información basada en hechos sobre los trastornos mentales”.
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Pese a los avances en la capacidad de psiquiatras y psicólogos
para diagnosticar afecciones mentales, no siempre está claro que tales
diagnósticos nos permitan una mejor comprensión de los trastornos
psicológicos, como tampoco nos enseñan necesariamente cómo curar
esos trastornos. El filósofo alemán Emanuel Kant aludía a las limitaciones del
diagnóstico cuando dijo: “Los médicos creen que le hacen un favor a uno
etiquetando lo que tiene con el nombre de una enfermedad”.
Los profesionales de la asistencia psicológica discutieron al lo largo
del siglo pasado la naturaleza de las enfermedades mentales. Se preguntaban:
¿Hasta qué punto la enfermedad mental es de carácter biológico u orgánico y
hasta qué punto es de índole psicosocial? Hasta hace muy poco, la mayoría de
los psiquiatras se inclinaba por uno u otro de estos dos supuestos. Hoy, en
cambio, existe un consenso entre los psiquiatras de que, en términos
generales, los factores biológicos determinan fundamentalmente el tipo de
síntomas o trastorno que una persona experimenta (por ejemplo, alucinaciones
o insomnio), en tanto que los factores psicosociales son básicamente
responsables del contenido y significado de tales síntomas.
LOS PSIQUIATRAS TIENDEN A EMPLEAR FÁRMACOS
PARA COMBATIR LOS ASPECTOS BIOLÓGICOS
DE LOS PROBLEMAS PSICOLÓGICOS
Y LAS TERAPIAS PSICOLÓGICAS PARA EL TRATAMIENTO
DE LA CONDICIÓN PSICOSOCIAL.
La determinación del medicamento a aplicar se basa en su
concepción del funcionamiento cerebral. Las neuronas se transmiten
mensajes entre sí por medio de impulsos eléctricos y químicos llamados
neurotransmisores. Esta acción induce a otras neuronas a enviar mensajes o
bien a inhibir esta emisión, según la frecuencia e intensidad del mensaje
transmitido y la sensibilidad de las neuronas receptoras.
Las medicaciones psiquiátricas son seleccionadas con el objetivo de
que influyan en estos mecanismos. Las personas aquejadas de esquizofrenia,
por ejemplo, presentan unas neuronas receptoras hipersensibles a
determinados neurotransmisores, por lo que se excitan con suma facilidad. La
clorpromacina, la trifluoperacina y el haloperidol son algunos de los
medicamentos antipsicóticos que se administran a los esquizofrénicos con el
fin de reducir esta hipersensibilidad y “calmarlos”.
Algunos psiquiatras creen que la depresión grave resulta de un
descenso de la receptividad a determinados neurotransmisores; por eso
prescriben medicamentos orientados a incrementar esa receptividad. Se
supone que las medicinas antidepresivas tricíclicas, como la amitriptilina y la
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imipramina, realizan esta acción estimulante. También se recetan inhibidores
de la monoaminooxidasa (IMAO) para la depresión, para aliviar los síntomas
de pacientes depresivos. Algunos siguen recibiendo anfetaminas o sus
derivados, sobre todo las personas de la tercera edad; no obstante se ha
descubierto que las células tienden a desarrollar una tolerancia y una adicción
a tales medicamentos, lo cual supone la aplicación de dosis cada vez mayores
para que produzcan el mismo efecto (cabe destacar que al tener que aumentar
la dosis para producir el mismo “efecto terapéutico” debido a la tolerancia, se
incrementa la toxicidad y los efectos colaterales, ya que en estos últimos no se
produce el fenómeno de tolerancia).
Pese a la simplicidad de estas explicaciones sobre las causas de la
prescripción de medicamentos psiquiátricos, la naturaleza no es siempre tan
unidimensional como las explicaciones que estamos exponiendo.
Los neurotransmisores no sólo afectan la función nerviosa, sino que
influyen también sobre las hormonas. Los medicamentos, mediante su
intervención en el delicado equilibrio de la química del cerebro, pueden
provocar trastornos fisiológicos importantes. Se podría asumir, por
ejemplo, que el cuerpo es fisiológicamente hipoactivo en un caso grave de
depresión. En realidad las glándulas suprarrenales se vuelven hiperactivas y
producen una cantidad excesiva de cortisona, la hormona del cuerpo que se
erige en la responsable principal del estrés. Diversos síntomas
neurológicos, cardiovasculares, digestivos, hematológicos y alérgicos
son efectos secundarios de la mayor parte de medicamentos
antidepresivos.
Los inhibidores de la MAO provocan tales trastornos en el
organismo, y debe evitarse la ingestión de alimentos y bebidas de consumo
común (yogur, queso, cerveza, chocolate, uva, café, derivados de la levadura
y otros), por cuanto podría producir hipertensión e incluso la muerte.
El cerebro alberga diez billones de neuronas que rigen la razón, el
pensamiento y las sensaciones. Pese a la diversidad de funciones de los
distintos grupos de neuronas, su carácter sinérgico e interdependiente da
origen a una compleja estructura de trabajo que es literalmente imposible de
comprender en su totalidad. En consecuencia, se obtienen magros éxitos
en los intentos por alterar determinadas partes con un funcionamiento
incorrecto sin interferir en los procesos químicos y fisiológicos del
cerebro.
El autor Lyall Watson ha observado:
“Si el cerebro fuese tan simple como para que pudiésemos entenderlo,
seríamos tan simples que no podríamos entenderlo”.
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Y, reconociendo la complejidad del cerebro y el comportamiento
humano, Albert Eistein exclamó en cierta ocasión: “¡Qué difícil resulta!
¡Cuánto más difícil es la psicología que la física!”.
A pesar del hecho de que los medicamentos psiquiátricos tienen, a
menudo, efectos secundarios, sobre todo cuando se administran durante
largos períodos, y a pesar del hecho adicional de que no logran curar las
enfermedades mentales, estos productos en determinados casos realizan una
función importante. Dado que aproximadamente un 15 % de los aquejados de
depresión grave se suicidan, los métodos para aliviar la depresión y, en
consecuencia, reducir las probabilidades de suicido son decididamente
necesarios. Si, no obstante, existen alternativas a estos métodos, sería
prudente considerarlas. El doctor Charles Frederick Menninger nos recuerda
que “resulta perceptivo que agotemos el arte de la curación homeopática
antes de recurrir a cualquier otra forma de tratamiento, si deseamos
obtener el mayor éxito posible”.
También somos concientes de que en determinados momentos la
Homeopatía sola no basta; sería absurdo pensar resolver con homeopatía una
meningitis o un brote esquizofrénico agudo.
EL CONCEPTO HOMEOPÁTICO DE ENFERMEDAD MENTAL:
La concepción homeopática de la salud
relacionada con su concepción de la mente en general.
está
íntimamente
Un homeópata no establece
la distinción tradicional entre el cuerpo y la mente,
sino que asume por norma general
que ambos están interrelacionados
de una forma dinámica y se influyen directamente.
Este reconocimiento de la interrelación entre cuerpo y mente no es
un simple concepto vago y teórico. Los homeópatas basan la totalidad de sus
prescripciones en los síntomas físicos y psicológicos de la persona enferma.
LOS
SÍNTOMAS
PSICOLÓGICOS
DESEMPEÑAN
UN
PAPEL
FUNDAMENTAL EN LA SELECCIÓN DEL MEDICAMENTO APROPIADO.
El intento por determinar si el estado mental de la persona originó su
afección física o viceversa tiene escasa eficacia en la determinación del
medicamento homeopático correcto. Las más de las veces, dicha
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determinación resulta discutible. En lugar de eso, el homeópata procura
encontrar un medicamento que se adapte a la totalidad de los síntomas
físicos y psicológicos del paciente, independientemente de “qué fue
primero”.
La respuesta a “qué fue primero” es mucho más compleja y
decepcionante de lo que se podría suponer en un principio. Si en este mismo
momento port ejemplo, entrara una persona gritando que salgamos
rápidamente porque hay una bomba, e inmediatamente nos hiciéran los
análisis correspondientes, encontraríamos niveles altos de adrenalina. Esto no
quiere decir que la adrenalina es la causa por la cual hemos cambiado nuestra
conducta y emoción.
Probablemente la mayoría de nosotros ha dicho en alguna ocasión
que hemos sufrido una jaqueca u otros síntomas cualesquiera después de un
enojo o un temor y que esta emoción “provocó” la jaqueca. La tensión
emocional, sin embargo, puede que sólo sea “la gota que desborda el vaso” y
precipita el desarrollo de la enfermedad. Esta no ha sido necesariamente
“provocada por la gota”, si no que ha sobrevenido porque el vaso ya estaba
lleno hasta el borde, es decir, porque ya habíamos experimentado de una
forma concomitante diversas tensiones físicas, ambientales y de otra
naturaleza en nuestra vida.
Interpretamos con demasiada frecuencia que un suceso próximo al
momento en que evidenciamos síntomas es “la causa” del problema. No
obstante, “resulta siempre más fácil buscar los efectos de las causas que
las causas de los efectos”. En realidad, lo que entendemos como la causa,
probablemente sólo es un efecto o una tensión más. La “causa” de un
fenómeno no es tan simple, y por tanto no siempre resulta posible conocerla.
El psicólogo contemporáneo Lawrence LeShan ha cuestionado
también el valor de averiguar la “causa original” de un trastorno mental. “Nadie
puede extinguir un incendio forestal -observa- apagando el fósforo que lo
provocó.”
La alternativa homeopática para el tratamiento
de las enfermedades psicológicas y físicas
pasa por asumir que mente y cuerpo
están inevitablemente conectados
y que cada microdosis
debe prescribirse de forma individual,
basada en la totalidad de los síntomas del enfermo.
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Desde el punto de vista homeopático, la gran frecuencia de las
enfermedades mentales en nuestra sociedad no sólo resulta de vivir en un
modelo de sociedad ajetreado y estresante, sino que deriva también del hecho
de que nuestro sistema de asistencia médica ha erradicado “de un modo
eficaz” diversas enfermedades físicas. Los homeópatas aseguran que la
medicina convencional, por el hecho de tratar los síntomas como
“causas” en lugar de como “efectos”, enmascara esos síntomas sin curar
el proceso subyacente. Los homeópatas entienden que la supresión de
síntomas obliga a la enfermedad a arraigar más profundamente en el
organismo, lo cual se traduce en una patología física más grave y unos
trastornos psicológicos asimismo más graves (sólo basta con sentarse a mirar
un programa de noticias por T.V. o escuchar determinados discursos para
comprobarlo).
Homeópatas y biólogos admiten al unísono que los organismos vivos
responden a las agresiones en forma que fundamentalmente, garanticen la
supervivencia. Los organismos protegerán, en primera instancia, sus procesos
más vitales. Los homeópatas asumen, por tanto, que EL ESTADO MENTAL
DE UNA PERSONA ES VITAL PARA LA SUPERVIVENCIA en tanto que rige
el estado de conciencia que decide, a su vez, cómo responder a situaciones
estresantes o amenazadoras para la vida. El organismo protegerá con
mayor intensidad el nivel psicológico más profundo y exteriorizará así
diversas emociones superficiales. Del mismo modo a un nivel físico,
determinados órganos vitales (sobre todo el cerebro y el corazón) serán
protegidos antes que otros.
Los homeópatas actúan bajo la presunción de que el organismo
origina la mejor respuesta posible, en base a sus capacidades del
momento, a cualquier clase de agresiones que experimente. Como
consideran los síntomas como esfuerzos de adaptación que efectúa el
organismo para reaccionar a la agresión o infección, asumen que los intentos
por controlar o suprimir esas reacciones definitivas sólo darán lugar a
síntomas más graves. Es posible encontrar pruebas que corroboren esta
teoría en cualquier texto farmacológico que se relacione con los efectos
secundarios de los medicamentos. Resulta inmediatamente aparente que los
efectos secundarios de los medicamentos son, con frecuencia, más
serios que las afecciones que tratan. Estos efectos secundarios, incluyen
diversos síntomas mentales, agudos y crónicos. Un ejemplo clásico de este
fenómeno puede observarse en el uso de corticosteroides (cortisona y
prednisona) para suprimir erupciones cutáneas y ataques asmáticos. Además
de los diversos efectos secundarios de estos medicamentos, los
corticosteroides son también conocidos por su tendencia a provocar depresión
e incluso psicosis, que disminuyen cuando se limitan o se interrumpe la
administración de tales sustancias.
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También los síntomas psicológicos son considerados
por los homeópatas como formas en que una persona
trata de adaptarse a tensiones biológicas y psicosociales.
Tales síntomas no deberían eliminarse a menos que sea
médicamente necesario. Por el contrario, convendría la prescripción individual
de un medicamento homeopático, basada en la totalidad de los síntomas del
paciente. La sustancia homeopática correcta catalizará un proceso curativo
que mejorará el nivel general de salud de la persona así tratada. A fin de
completar la prescripción, los buenos homeópatas facilitan un apoyo
psicoterapéutico basado en los principios homeopáticos que veremos en
breve. Por supuesto siempre que convenga, los homeópatas remitirán a sus
pacientes a los terapeutas de otros métodos sanitarios.
EL TRATAMIENTO HOMEOPÁTICO DE POBLEMAS PSICOLOGICOS
Diversas escuelas de psicología clasifican a las personas en
determinados tipos psicológicos o caracterológicos. Otros profesionales de la
sanidad que operan en la medicina, en la genética o en el mundo del deporte
clasifican a las personas a partir de varios “tipos corporales”. Los
homeópatas, por el contrario, reconocen una tipología “cuerpo-mente”.
Determinan sus remedios en función del conjunto de síntomas físicos y
psicológicos.
La elección del medicamento homeopático correcto es un proceso
muy sistemático y delicado a la vez. Edward C. Whitmont, doctor en medicina,
uno de los fundadores del New York Trainig Center, y homeópata desde la
década de los cuarenta, ha escrito numerosos artículos acerca de los tipos
homeopáticos cuerpo-mente. En su libro Psyche and Substance: Essays on
Homeopathy in the Light of Jungian Psychology, el doctor Whitmont describe
una docena de medicinas claves que los homeópatas emplean, el papel que
cada una de estas sustancias desempeña en la naturaleza, la composición
química de cada sustancia y el modo cómo se comporta, los síntomas
conocidos que provoca en el ser humano cuando se administra en dosis
tóxicas, y el tipo cuerpo-mente que son susceptibles de tratar y curar.
A fin de facilitar algunas características referentes a estas tipologías
homeopáticas, se describirán dos medicamentos, el Arsénicum album
(arsénico) y la Nux vómica (nuez vómica). Una descripción más detallada se
encontrará en las diversas “materias médicas”. El paciente que necesita
Arsénicum es un tipo de persona hiperansiosa, inquieta, temerosa y
perfeccionista. Tiene un carácter impulsivo y padece de una quisquillosa
minuciosidad, que origina un individuo hipertenso y nervioso. En general, las
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personas que necesitan Arsénicum tienen una inseguridad muy arraigada, a
partir de la cual desarrollan una dependencia respecto de las demás, un
sentimiento posesivo de los objetos y las personas, una tendencia hacia la
delicadeza excesiva, y experimentan ansiedades y miedos diversos, sobre
todo respecto de la salud, su futuro y su estatus financiero, todo lo cual se
acentúa cuando están solas y disminuye en compañía de otros. A fin de reducir
las posibilidades de que las cosas les vayan mal, actúan de un modo
hipermetódico. Se preocupan por todo y son extremadamente delicadas.
En el aspecto físico, la persona que requiere Arsénicum suele ser
delgada, tiene abundante cabello y una piel delicada y de un tono pálido.
Transpiran con facilidad y profusión, y son muy sensibles a los factores del
entorno. Son especialmente sensibles a la exposición al frío y responden de
forma positiva a distintas fuentes de calor. Tienden a experimentar dolores
irritantes que se alivian mediante aplicaciones calientes; si padecen dolores de
estómago, suelen mitigarse con bebidas calientes. La leche, las frutas, los
helados y el alcohol pueden agravar sus síntomas digestivos o de distinta
naturaleza. Con mucha frecuencia, sus síntomas físicos y psicológicos
alcanzan sus máximos apogeos a la medianoche.
Los síntomas que caracterizan el tipo Arsénicum suelen
manifestarse en los insomnes. Como quiera que los síntomas del Arsénicum
empeoran a avanzadas horas de la medianoche, y que estas personas
observan una tendencia al perfeccionismo, a menudo necesitan que “todo esté
bien” antes de dormirse. Parte de su hipersensibilidad al ambiente reside en la
sensibilidad al ruido, cualquier forma de ruido.
Una parte de su naturaleza escrupulosa se manifiesta en una
ansiedad por la salud. Las personas que necesitan Arsénicum son a menudo
hipocondríacas. Presentan gran cantidad de síntomas, y aún en el caso de que
los haya experimentado durante mucho tiempo, desean que el terapeuta los
elimine de modo inmediato. Como consecuencia de esta ansiedad tiende a
hacerse visitar por varios médicos, y prueban con frecuencia diversos tipos de
terapias alternativas. Estos pacientes tienden también a una adicción a
analgésicos diversos u otros medicamentos que alivien sus dolores de forma
temporal. También, a causa de su carácter ansioso e inquieto, pueden recurrir
a las drogas o el alcohol con la finalidad de tranquilizarse y relajarse.
El Arsénicum es también una medicina de uso común en el
tratamiento de pacientes con trastornos anoréxicos. Las personas que
necesitan Arsénicum muestran una tendencia a experimentar ansiedad
respecto a los alimentos que ingieren, hasta el punto de que creen, a veces,
que toda la comida es tóxica y no deberían comer nada. Otro rasgo de su
personalidad que favorece la anorexia es su naturaleza perfeccionista, que les
impulsa a aspirar a una línea cada vez más delgada.
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La Nux vómica presenta varias similitudes en relación con el
Arsénicum, pero también diferencias distintivas. Las personas que requieren
Nux son rápidas e impulsivas, al igual que las que necesitan Arsénicum, pero
el paciente a tratar con Nux es más propenso a la irritabilidad, la ira y la
malicia. Incluso aquellas personas Nux que han aprendido a controlar su odio
tienden a experimentar una hiperirritabilidad y una rabia en su interior que
hierve por manifestarse. Son individuos insatisfechos, exigentes, hipercríticos
respecto a los demás, impacientes y celosos. Poseen un acentuado sentido de
la competencia, y competirán con saña incluso en ciertos juegos o situaciones
laborales en los que la competencia no tiene sentido.
Al igual que las personas que necesitan Arsénicum, las que
requieren Nux suelen ser quisquillosas Pero mientras que el individuo
Arsénicum se vuelve a menudo ansioso y nervioso cuando trata de controlar su
disgusto por la confusión, la persona Nux se mostrará irritada por la falta de
orden y limpieza. (Conviene advertir que si bien, una persona puede ser pulcra,
ordenada y quisquillosa en un sentido saludable, cuando se menciona
delicadeza excesiva como un síntoma nos referimos a un estado en que el
individuo se muestra abiertamente preocupado por el orden).
Las personas que precisan Nux tienden a ser extremadamente
independientes, una diferencia radical respecto de las que necesitan
Arsénicum. La persona Nux exagera los logros, hasta el punto de que su vida
está presidida por su trabajo. Aceptará responsabilidades mayores que las que
es capaz de asumir, lo cual hace de ella un ser cada vez más irascible y
exigente.
Clásicamente los pacientes que necesitan Nux representan lo que se
conoce en psicología como la “personalidad autoritaria”. Intervienen en
situaciones diversas para que vayan según sus deseos. A fin de adquirir
seriedad, adoptan una postura autoritaria y exigen que los individuos de un
rango inferior se sometan. Whitmont los describe como unos burócratas
perfectos. Son también unos moralistas recalcitrantes y condenarán a quienes
osen violar el código moral propio de Nux. Reprimen sus propias tendencias no
aprobadas por la sociedad y las proyectan sobre los demás.
Las personas Nux presentan también una faceta tierna. Son
sentimentales y pueden llorar al escuchar una determinada melodía o en
presencia de bellos objetos. Y, pese a que su aspecto exterior sugiere lo
contrario, no pueden soportar el más mínimo dolor. Tal vez lloren incluso
después de un ataque de ira. Puesto que no toleran la oposición más leve,
pueden llorar de frustración. A pesar de esta tendencia ocasional al llanto, a
algunas personas que necesitan Nux suele resultarles imposible llorar.
En el aspecto físico, los individuos que requieren Nux pueden ser
robustos, fuertes y musculosos; o bien delgados, cargados de espaldas y
pálidos. Reaccionan física y emocionalmente mediante la exposición al frío, a
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las corrientes de aire, al ruido y a la luz. El peor momento del día para ellos es
el despertar, y tardan a menudo cerca de una hora en hacerlo. Experimentan a
veces una urgente necesidad de echar una cabezadita. Si se les despierta
inesperadamente en ese sueño, se vuelven muy irascibles. Pueden padecer
insomnio a causa de que su mente es muy activa.
Tienen tendencia a comer en exceso, con antojos por los alimentos
grasos, picantes y por la leche. Son propensos a diversos síntomas digestivos
y nerviosos, que se acentúan con la ingestión de los alimentos por los que
sienten debilidad, sobre todo la leche, la carne, las grasas y el café. Por norma
general, padecen de estreñimiento y tienen muchos gases. Es típico que las
personas Nux sostengan su naturaleza hiperactiva a través de la ingestión de
café, alcohol y estimulantes diversos. Son, por lo tanto, propensas al
alcoholismo, al consuelo abusivo de drogas y a la desnutrición. Cuando están
sobrias pueden mostrarse amables; cuando están bebidas, en cambio, suelen
mostrarse agresivas, crueles y violentas. Entonces ridiculizan a los demás y se
burlan de ellos. Por esta razón, muestran tendencia a los malos tratos a la
esposa y los hijos. Tienen también deseos sexuales intensos y tienden a exigir
mucho a su pareja. Este fuerte deseo sexual, en el caso de los hombres podría
inclinarlos a la violación. No obstante, si han bebido en exceso o han tomado
demasiadas drogas, pueden volverse impotentes, condición que puede
persistir incluso una vez que los efectos de la sustancia han desaparecido.
Los pacientes necesitados de Nux son propensos a una gran
producción laboral, y a menudo exigen a los demás un nivel similar de
predisposición al trabajo. Como consecuencia de esta hiperactividad, tienden a
volverse hipertensos, y susceptibles, por tanto, a las afecciones cardíacas.
Arsénicum y Nux son dos de las muchas medicinas homeopáticas
utilizadas en el tratamiento de pacientes que sufren problemas psicológicos y
físicos. Los homeópatas suelen tratar a personas con trastornos psicológicos
agudos y crónicos, entre los que se incluyen la depresión, las ansiedades, las
fobias, y estados de confusión mental y emocional. Los homeópatas tratan
también con frecuencia a personas con problemas de abuso de drogas.
El doctor Jack Cooper fue, durante diecisiete años, el jefe de
psiquiatría de la cárcel de Westchester, en Nueva York. Aunque al principio no
empleaba medicamentos homeopáticos durante su trabajo en este centro
penitenciario, cuando empezó a hacerlo quedó muy impresionado por los
resultados obtenidos. Comprobó que los presos tratados con medicamentos
homeopáticos durante su trabajo eran más capaces se soportar la abstinencia
de drogas y alcohol. Observó también que durante varios años no se
registraron suicidios en la cárcel, mientras que tanto antes de la aplicación de
medicamentos homeopáticos como después de su marcha se produjeron
varios suicidios cada año.
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La homeopatía ostenta, de hecho, un largo historial de
tratamiento eficaz de trastornos psicológicos diversos.
En 1874 se inauguró en el estado de Nueva York la primera
institución pública para el tratamiento homeopático de enfermos mentales: el
Middletown Asylum for the Insane (más tarde llamado State Homeopathic
Hospital of Middletown).
En 1899, siete de los estados de Estados Unidos poseían hospitales
mentales públicos bajo supervisión homeopática, y dos de esos estados
tenían más de uno.
En 1953, dos homeópatas británicos analizaron 120 casos de
trastornos neuróticos. El índice de mejoría general fue del 79% en el curso de
seis meses, una cifra impresionante si se considera que la mayoría de sus
pacientes había estado enfermos durante un año como mínimo, y muchos
durante varios años.
PSICOTERAPIA AL ESTILO HOMEOPÁTICO:
Con excesiva frecuencia, la gente considera que los problemas
psicológicos requieren soluciones también psicológicas. Puesto que algunos
síntomas psicológicos surgen a partir de procesos fisiológicos (y viceversa),
merece la pena tratar al enfermo desde la perspectiva holística. La
aproximación holística es inherente a la asistencia homeopática.
Un homeópata además de indicar el uso de un medicamento
individual para cada caso, cuando lo considere oportuno, proporcionará al
paciente información básica sobre nutrición, ejercicio, control del estrés, y
factores sociales y ambientales determinantes de la salud y la enfermedad.
En la actualidad son muchos los psicoanalistas que utilizan
perspectivas y prácticas inspiradas en la homeopatía.
La homeopatía y muchas prácticas psicoanalíticas
consideran que la naturaleza humana
es básicamente creativa,
y que el organismo dispone
de capacidades autocurativas implícitas.
Los síntomas, incluídos los de carácter psicológico, son
interpretados como medios por los que el cuerpo-mente trata de adaptarse a
diversas agresiones internas y externas y de combatirlas de una manera
creativa.
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Algunos procesos psicoterapéuticos muy simples que podrían ser
considerados “homeopáticos” en su formulación son la “intención paradójica” y
el doble-ciego terapéutico, que tratan de eliminar el síntoma y poner así un
sistema curativo en marcha. En tales casos, el terapeuta anima de hecho al
paciente a que finja experimentar el estado emocional problemático. Si una
persona tiene fobia a las serpientes, por ejemplo, le pedirán que simule ver una
serpiente y finja sentir temor. Este método se considera efectivo si la persona
es, en ocasiones, incapaz de experimentar el miedo a voluntad y se vuelve, en
consecuencia menos proclive a padecer la fobia en otros momentos.
En otra modalidad de intención paradójica, el terapeuta anima al
paciente a que exagere el problema emocional o conductivo. Milton Erickson
facilitó un ejemplo clásico de esta estrategia cuando describió un chico que ese
succionaba el pulgar. En vez de censurar al niño por su conducta, Erickson
expresó una preocupación inequívoca por el hecho de que el pequeño no
prestaba idéntica atención a los demás dedos. Erickson pidió al chico que
empezara a succionarlos también. Poco después de esta sugerencia, el niño
dejó de succionarse los dedos, incluído el pulgar.
Las psicoterapias que reconocen la importancia de aceptar, en lugar
de reprimir las emociones de una persona, constituyen un primer paso
evidente hacia una curación “homeopática”.
El segundo paso consiste en comprometerse con esas emociones y
expresarlas (expresar la emocion, no es actuarla. Hay diferentes maneras de
expresar las emociones en el lugar, momento y con las personas adecuadas).
La energía bloqueada por las respuestas acostumbradas y los traumas a largo
plazo se libera así de una forma catártica. Los síntomas son transformados en
una revitalización integral de las capacidades curativas del individuo.
Esta aproximación está, por supuesto, más en la línea del pensamiento
homeopático que de los métodos acelerados que definen una forma de
ser ideal y animan a los pacientes a actuar de un modo específico y
prescrito.
El simple análisis racional de los procesos emocionales resulta
también un modo inadecuado de combatir estructuras y energías que son
inconscientes y arraigan en las profundidades del organismo. Las estrategias
de alteración del comportamiento que modifican fundamentalmente el
modo de actuar del paciente pero no afectan las tendencias subyacentes
que originaron ese comportamiento en primera instancia, constituyen
otra terapia claramente “no homeopática”. Y las medidas terapéuticas que
palian síntomas extremos sólo pueden compensar los problemas de modo
temporal, pero no curarlos. (El mero hecho de que una intervención
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psicoterapéutica sea “no homeopática” no significa que carezca de un valor o
de una eficacia similar en casos específicos).
Algunos de los principios de la terapia gestalt presentan
también una aproximación bastante homeopática. Como indica su nombre
(gestalt significa un conjunto unificado), la terapia de gestalt es un método de
análisis de un problema específico con el contexto de la persona en su
totalidad. En lugar de tratar un problema específico como ajeno al paciente e
intentar modificarlo, los terapeutas gestálticos (así como los terapeutas de
varias escuelas similares de pensamiento) estimulan a sus pacientes para que
sean más concientes de sí mismos como conjunto y transformen todo su ser.
Si, por ejemplo, una persona tiene un problema de tipo sexual, el terapeuta
gestáltico, al igual que el homeópata, no entenderá el problema únicamente
como un “problema sexual”, sino como un “problema de la persona en su
conjunto”.
Los psicoanalistas modernos, como los homeópatas, consideran que los
síntomas no son “el problema”, sino tan sólo manifestaciones del
problema.
Sigmund Freud estableció el campo de trabajo para esta perspectiva
mediante la revelación de la naturaleza sublimada e inconsciente de los
trastornos psicológicos y la forma como se expresan. Carl Jung extendió esta
perspectiva mediante la demostración de cómo estos modelos psicológicos
sublimados contienen también representaciones simbólicas de materiales
inconscientes transpersonales. Wilhelm Reich demostró por su parte, cómo
tales modelos están encerrados en estados físicos reales. En general, el
proceso psicoanalítico compromete al paciente a reexperimentar los elementos
inconscientes dinámicos que subsisten en la base de la patología. Esta
recreación o mimetismo de una experiencia original sumergida, muestra una
tendencia claramente homeopática en el sentido más amplio.
La concepción de la complejidad dinámica de los síntomas es
compartida por la homeopatía y el psicoanálisis. Si bien la mayor parte de
los textos homeopáticos clásicos contienen una terminología psicológica
anticuada, la base de la propia homeopatía comprende un marco psicoanalítico
sofisticado. Los textos homeopáticos más recientes corrigen esta deficiencia, y
los mejores homeópatas suelen ser excelentes psicoterapeutas.
Con todo, los homeópatas tienen mucho que aprender del terreno de
la psicología. Con demasiada frecuencia, los homeópatas tratan de conseguir
información sobre la personalidad planteando preguntas tan directas como:
“¿Qué miedos tiene usted?”, “¿Qué es lo que más le irrita?”, “¿Qué tipos de
cosas le hacen llorar?”. Resulta obvio que los homeópatas deben aprender
sistemas más sofisticados no sólo de obtención sino también de interpretación
de esa información, así como a distinguir el carácter real de otro, orientado por
el sentimiento y el ego.
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Por supuesto, también el campo de la psicología tiene mucho que
aprender sobre la homeopatía. La Ley de curación de Hering es un instrumento
asesor de gran valor de cara a los progresos de un tratamiento. El énfasis que
la homeopatía pone en la dosis mínima estimulará a los terapeutas para que
encuentren un tratamiento individualizado y de acción profunda que no
requiere una aplicación obsesiva, sino que posee la suficiente potencia como
para provocar efectos palpables. Resulta interesante suponer que esto podría
realizarse en el contexto de una psicoterapia, tanto con medicamentos
homeopáticos como sin ellos.
Por último, cuando la ley homeopática de la semejanza
sea mejor comprendida y aplicada,
los psicólogos y psiquiatras identificarán de forma automática
los síntomas como respuestas adaptativas del organismo
y tratarán de ayudar a sus pacientes en el esfuerzo por estimular,
en lugar de inhibir,
este proceso autodefensivo y autocurativo.
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LA HOMEOPATIA EN CUADROS EMOCIONALES
La homeopatía tiene mucho que ofrecer en relación al tratamiento de los
problemas emocionales.
ANSIEDAD
Lycopodium 6Ch cada 2 horas hasta un
Ansiedad con falta de confianza.
máximo de 10 dosis.
Ansiedad con inquietud.
Arsenicum album 6Ch cada 2 horas hasta un
máximo de 10 dosis.
Ansiedad aliviada por palabras tranquilizadoras.
Phosphorus 6Ch c/ 2 horas.
Max. 10 dosis.
Ansiedad con temor a la demencia
Calcárea carbónica 6Ch cada 2 horas.
Máximo: 10 dosis.
DUELO
Arnica 30Ch cada hora hasta un máximo de 10
Shock posterior al duelo
dosis y luego 4 veces por día hasta un máximo de 14 días.
Duelo con inquietud.
Aconitum 30 Ch cada hora hasta un máximo de 10 dosis.
Ignatia 6Ch cada 2 horas hasta un máximo de 10
Duelo con pena contenida
dosis y luego 3 veces por día hasta un máximo de 14 días.
TEMOR
Temor marcado a la muerte.
Aconitum 30 Ch cada 30 minutos hasta un
máximo de 10 dosis.
Temor con conducta impulsiva.
Argentum nitricum 6Ch. cada 30 minutos
hasta un máximo de 10 dosis y luego 4 veces por día hasta un máximo de 14 días.
IRRITABILIDAD E IRA
Irritabilidad con actitud excesivamente crítica
Nux Vómica 6 Ch cada 30
minutos hasta un máximo de 10 dosis.
Ira con inseguridad
Lycopodium 6 Ch cada 30 minutos hasta un máximo de
10 dosis.
SHOCK
Shock con parálisis física y emocional
un máximo de 10 dosis.
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Aconitum 30 Ch cada 30 minutos hasta
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Shock después de un susto
máximo de 10 dosis.
Gelsemium 30 Ch cada 30 minutos hasta un
DEPRESIÓN
Depresión con humor variable
Ignatia 6 Ch 3 veces por día hasta un máximo
de 14 días.
Depresión con mucho llanto
Pulsatilla 6 Ch 3 veces por día hasta un máximo
de 14 días.
INSOMNIO
Insomnio con incapacidad de relajarse
Coffea 30 Ch una hora antes de
acostarse, durante 10 noches. Repita la dosis si se despierta y no puede volver a
dormir.
Nux Vómica 30 Ch una hora antes de acostarse,
Insomnio con irritabilidad
durante 10 noches. Repita la dosis si se despierta y no puede volver a dormir.
Aconitum 30 Ch una hora antes de acostarse,
Insomnio con intenso temor
durante 10 noches. Repita la dosis si se despierta y no puede volver a dormir.
Insomnio con miedo a no volver a dormirse
Ignatia 30 Ch una hora antes de
acostarse, durante 10 noches. Repita la dosis si se despierta y no puede volver a
dormir.
(Cuadro extraído del libro “La guía completa de la Homeopatía”, de los Dres.
Andrew Lockie y Nicola Geddes).
- Recordamos la conveniencia de proseguir a posteriori con el medicamento de
fondo que actúa sobre el terreno. -
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SISTEMA DE DEFENSA
GRIPE
Es la enfermedad más común en la época invernal, y en su
modalidad depende, por lo general, de cada individuo, edad, actividad, etc. Y
del tipo de virus. Generalmente va acompañada de dolores musculares y
óseos, catarro, congestión, fiebre e hipersensibilidad al dolor y al tacto. Este
estado duele ir acompañado de complicaciones secundarias (problemas
bronco-pulmonares, amigdalitis, etc.). A veces estas complicaciones aparecen
con posterioridad.
.Existe un período de incubación donde se manifiesta una fiebre
brusca y repentina sin sudoración. La piel se enrojece y hay sensación de
“morirse de sed”. En estos casos se utiliza ACONITUM 6 CH.
.Cuando
ya es manifiesta la gripe, con los mismos síntomas
anteriores, pero con sudores abundantes y congestión, se usa BELLADONA 6
CH.
.Cuando
a los síntomas precedentes le agrega un dolor
generalizado, congestión cefálica y una exagerada sensibilidad al dolor, junto a
temblores, se recomienda el uso de GELSEMIUM 6 CH, hasta que remita el
dolor.
.En
los casos de sudor, sed intensa y dolor al más mínimo
movimiento se utiliza BRYONIA 6 CH, cada hora. Éste actúa en procesos
gripales en los casos de dolores articulares y musculares, punzantes, que
mejoran con el reposo, y también en cefaleas que empeoran con el más
mínimo movimiento, incluido el de los ojos.
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.Cuando el dolor se produce en los huesos como si hubiera una
rotura en las articulaciones y los globos oculares, se usa EUPATORIUM
PERFOLIATUM 6 CH.
.Tengamos
en cuenta que para prevenir complicaciones
secundarias por posteriores infecciones se aconseja normalmente el uso del
antibiótico homeopático PYROGENIUM 6 CH.
.En el período de convalecencia, se utiliza CHINA 6 CH cuando hay
astenia física, palidez e hipotensión por pérdida de líquidos. Cuando, en
cambio, la astenia es psíquica y la persona siente un gran cansancio ante el
menor esfuerzo intelectual, se utiliza KALIUM PHOSPHORICUM 6 CH.
FIEBRE
La fiebre es una elevación anormal de la temperatura corporal.
Siempre que la misma supere los 37 grados centígrados se considera como
fiebre. Los motivos del incremento de la temperatura son muy diversos, pero,
como ya se ha aclarado anteriormente,
la fiebre no es nociva, sino que es uno de los mecanismos de defensa
más importantes del organismo.
Ella nos avisa que hay un desequilibrio. Recordemos que casi la
totalidad de los microorganismos que originan una infección no pueden
desarrollarse a temperaturas de 38/40 grados centígrados. Por lo tanto la
fiebre es un aliado en el mantenimiento de la salud, por lo que debe ser
controlada pero no cortada.
En la homeopatía el tratamiento de la fiebre no es supresivo, es
decir, no busca cortarla bruscamente. Lo que se pretende es acelerar el
proceso biológico defensivo, manteniendo la temperatura al nivel fisiológico
adecuado. Se debe tener en cuenta que cuando las fiebres son muy altas,
pueden llegar a afectar funciones orgánicas vitales. En estos casos, es
conveniente bajarlas, pero de forma acorde a los mecanismos naturales, como
con baños de inmersión, paños de agua en la frente o a lo largo del cuerpo, o
bolsas de hielo en la cabeza, axilas e ingles.
En homeopatía existen sustancias que ayudan en el
sentido correcto, acelerando y potenciando los mecanismos
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defensivos que se iniciaron con el aumento de la temperatura, y haciendo
que, al ser más eficaz la reacción del organismo, el síntoma desaparezca
mucho más rápidamente.
Algunas de las sustancias homeopáticas utilizadas en los casos de
fiebre son:
.Fiebre con abundante sudoración, enrojecimiento, congestión y
sequedad de las mucosas BELLADONNA 6 CH.
.Cuando la fiebre va acompañada de temblores, escalofríos, piel
seca y sed intensa, se utiliza ACONITUM 6 CH. Se debe tener en cuenta que,
en cuanto se comienza a sudar, se debe sustituir por BELLADONA 6 CH.
.En los procesos febriles de rápida aparición y sobre todo en niños
se utiliza FERRUM PHOSPHORICUM 6 CH.
.Después de haber sufrido fiebre, y en caso de sentirse débil debido
a la pérdida de líquidos, se aconseja, para que la recuperación sea más rápida,
CHINA 6 CH.
AFECCIONES ALÉRGICAS
Es conveniente aclarar, en primer término, que “antígeno” es una
sustancia que incita al organismo a generar anticuerpos o una reacción de
hipersensibilidad inmunológica. La alergia es la modificación del
comportamiento del organismo cuando ese organismo se ha puesto en
contacto con cualquier sustancia que sea capaz de actuar como antígeno. Esa
sustancia puede ser externa o interna. Si es externa, el proceso alérgico es el
común, pero cuando la sustancia es interna, es decir que es producida por
nosotros mismos, se desarrollan procesos de autoinmunidad.
Cuando el antígeno entra en contacto con el individuo, el sistema de
defensa lo detecta y se activa, produciendo una descarga de histamina, que
cuando el organismo funciona normalmente, será expulsada por las vías
naturales de excreción. Cuando la histamina se acumula y no puede ser
expulsada de forma natural, busca otras vías de salida. La reacción alérgica
es, entonces la vía de salida elegida por la histamina.
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Los medicamentos alopáticos actúan impidiendo la salida de
histamina del organismo, la cual sigue entonces acumulándose, y termina
dando lugar a la aparición de enfermedades alérgicas crónicas.
La homeopatía, en cambio, como ya hemos visto en reiteradas
oportunidades, trabaja a favor del síntoma. Por un lado ayuda a eliminar el
exceso de histamina, y por el otro, regula el exceso de secreción de la misma
por parte de los basófilos (células que contienen la histamina).
ALERGIAS
.Para ayudar al organismo a regular la secreción de histamina, se
utiliza PULMINUM HISTAMINUM 6 CH. Esta sustancia se obtiene del pulmón
de un animal sometido a un shock anafiláctico y por supuesto, diluída y
dinamizada homeopáticamente. Es el remedio homeopático general: actúa
sobre todos los procesos alérgicos, como asma, rinitis esposmádica, corizas,
urticaria, etc.
.Hasta tanto se haya logrado equilibrar la secreción de histamina, se
suele indicar la utilización de un drenante general que ayude a eliminación:
SAPONARIA 6 CH, en una dosis de 3 tomas diarias.
.En los casos de picazón, se aconseja la utilización de URTICA
URENS 6 CH. La Urtica Urens es lo que conocemos como ortiga, que cuando
entra en contacto con la piel produce un enrojecimiento, eritema y picor
intenso. Además de aliviar estos síntomas, ayudará al drenaje. También se la
suele usar en los casos de alergias de origen alimentario, por vegetales.
.En aquellos casos en que la alergia se manifieste a través de la
piel, se utiliza PSORINUM 6 CH, junto al Pulminum Histaminum.
ASMA ALÉRGICA
.Cuando el asma es de origen alérgico en general se recurre a
PULMINUM HISTAMINUM 6 CH, ya que actuará sobre la histamina liberada a
nivel bronquial. Recordemos que el asma se caracteriza por ataques
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periódicos, con sensación de ahogo, secreción de mucus (viscoso y fino) y
constricción bronquial.
.El anterior se puede complementar con SAMBUCUS NIGRA 6 CH,
que actúa sobre el aparato respiratorio, colaborando en los casos de dificultad
respiratoria, tos y sensación de ahogo.
.Cuando
el ataque de asma va acompañada de flemas y
mucosidades con ahogo y sensación de asfixia, se utiliza ANTIMONIUM
TARTARICUM 6 CH, una vez al día, junto con IPECA 6 CH, en la misma
dosis. El antimonium tartaricum actúa sobre el exceso de mucosidad, sobre la
dificultad respiratoria, sobre la sensación de ahogo y sobre la tos. Ipeca centra
su acción en la constricción bronquial.
Cabe aclarar que en el caso de combinar dos preparaciones, las
tomas no se efectúan juntas, sino que deben hacerse lo más separadas
posible. Por ejemplo, si se toma el Antimonium una vez al día la Ipeca se
tomará 12 horas después de la dosis de Antimonium.
RINITIS ALÉRGICA
.La rinitis alérgica o fiebre del heno se produce ante la inhalación de
determinadas sustancias, como polvo, polen, esporas, etc. Esa sustancia
provoca una serie de reacciones en el organismo: irritación de la membrana
nasal, seguida de hinchazón, sequedad, cosquilleos, gran cantidad de
estornudos y, por último, secreción acuosa nasal y ocular. Es muy común que
la Fiebre de Heno aparezca en primavera. En aquellos casos en que la
persona padece de rinitis alérgica cada año, al inicio de la primavera, se
aconseja prevenirlo durante un período de 6 semanas, tomando 5 gránulos
diarios de ALLIUM CEPA 6 CH y una dosis semanal de PULMINUM
HISTAMINUM 6 CH.
.En los casos de irritación de la mucosa ocular con abundante
lagrimeo, se recomienda usar EUPHRASIA OFFICINALIS 6 CH, 3 veces al
día.
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