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DECHRA,
MIEDO A LA ANESTESIA:
CÓMO MANEJARLO
La Real Academia de la Lengua Española nos define
la anestesia como la pérdida temporal de las sensaciones de tacto y dolor producida por un medicamento. En esta definición de anestesia, entraría también la
anestesia local o loco-regional. Si buscamos una definición de anestesia general, ésta sería un proceso reversible de depresión del sistema nervioso central por
un fármaco que produce inconsciencia y reducción o
ausencia de la respuesta a estímulos externos.
La anestesia general es un procedimiento que produce, por lo menos, un respeto, al profesional que va a
responsabilizarse de la misma, al sujeto que va a ser
anestesiado en el caso de que éste sea un ser humano y a las personas que puedan tener una relación
afectiva con dicho sujeto. En el caso de la anestesia
veterinaria, el paciente no es probablemente consciente de que va a ser anestesiado, pero sí que en general tiene unas personas que se preocupan por su
salud y bienestar y con una relación afectiva.
La mayoría de las intervenciones de los profesionales
sanitarios sobre los pacientes consisten en mejorar
una situación de la que el profesional veterinario no es
responsable mediante el uso de sus conocimientos,
tecnologías y fármacos disponibles. Podríamos decir
que en todas las intervenciones clínicas el profesional
sanitario tendría un papel de “salvador”. En el caso de
la anestesia, es el propio profesional sanitario el que
induce una situación que podríamos llamar de “peligro”. No deja de ser una “intoxicación controlada” del
sistema nervioso central que en principio es reversible, pero de la que el profesional se siente responsable porque es él mismo quien decide qué fármacos
administrar y a qué dosis, con lo que si no se obtiene
el resultado esperado, ya no será por un agente infeccioso, un proceso degenerativo, un tumor o cualquier
otra patología, sino que será el propio profesional veterinario el principal implicado.
Mireia Peña Pla,
Licenciada en veterinaria
Posgrado de Anestesia y Analgesia por UAB
Posgrado de Dirección de Marketing y Ventas por ESADE
Senior Product Manager Companion Animal Products
en Dechra Veterinary Products SLU
En la sociedad también está arraigado el miedo a la
anestesia. En general, las personas tienen más miedo
a la posibilidad de no recuperarse de una anestesia
que al procedimiento en sí o al posoperatorio. La sensación de incertidumbre acerca del despertar y de la
pérdida de control mientras se está bajo anestesia general es lo que más asusta.
Es importante que el veterinario sea consciente de la
sensación de miedo que puede tener un propietario
cuando su mascota va a ser sometida a una anestesia y una buena gestión de ese miedo puede mejorar
enormemente la confianza de dicho propietario en el
veterinario que atiende a su ser querido. Todo ello revierte en un trabajo más agradable, mayor fidelidad
del cliente y una relación de confianza que favorece
relaciones a largo plazo entre veterinarios y propietarios de mascotas.
Cómo reducir el riesgo anestésico y con
ello el “miedo” del profesional
El concepto de que toda anestesia implica cierto riesgo es algo muy arraigado tanto en colectivos profesionales sanitarios como en la sociedad en general.
Es importante siempre tener en cuenta que el riesgo
va a depender en gran medida de tres factores: la
experiencia del anestesista, del estado de salud del
animal y del equipo anestésico que se utilice en el
centro.
En cuanto al estado de salud del animal, existen escalas como la escala de evaluación del riesgo anestésico de la American Society of Anaesthesiology
(escala ASA) que permiten clasificar a los pacientes
en diferentes grados de riesgo anestésico. Es importante hacer esta evaluación en todos los pacientes
que van a ser sometidos a una anestesia y adaptar
los procedimientos anestésicos al paciente de forma
individualizada para minimizar estos riesgos y anticipar posibles complicaciones.
Clasificación ASA de los pacientes en función del riesgo
anestésico
Categoría Descripción
I
Paciente sano
Ejemplos
Ovariohisterectomía
de elección
II
Patología sistémica mo- Infección local, ICC
derada sin limitaciones compensada
funcionales
III
Patología sistémica
grave con limitaciones
funcionales
Hipertermia, deshidratación moderada,
anemia
IV
Patología sistémica
grave que es un peligro
constante para la vida
Patología cardiaca
descompensada
V
Paciente moribundo
que no se espera que
sobreviva 24 horas con
o sin cirugía
Shock, traumatismo
grave, fallo multiorgánico
IV E / V E
CASOS URGENTES
La formación en técnicas de anestesia y monitorización pueden ayudar a mejorar mucho los procedimientos anestésicos del día a día del veterinario. A
mayor formación, mayor capacidad de reacción ante
un imprevisto y también menor número de imprevistos, puesto que sabemos qué efectos pueden aparecer en cada una de las situaciones.
La anestesiología es una ciencia dinámica en la que
constantemente se publican nuevos estudios que
nos ayudan a comprender mejor el funcionamiento
y los efectos de los fármacos que empleamos en la
anestesia y sus posibles combinaciones. Por ello es
de extrema importancia que el veterinario mantenga
un nivel elevado de formación continuada en esta
rama de la medicina veterinaria.
Por lo tanto, la mejor manera de reducir el “miedo” a
la anestesia en el propio profesional, e incluso el miedo a experimentar con procedimientos nuevos de
anestesia, va a ser mediante la formación continuada
y la práctica diaria del profesional.
En ocasiones se intenta reducir este miedo invirtiendo en aparatos tecnológicamente complejos. Es
cierto que la información que nos pueden ofrecer los
aparatos de tecnología avanzada de monitorización
intraoperatoria puede ayudar mucho en un buen
control de la anestesia, pero no debemos olvidar,
que la información sin alguien que la interprete no
sirve de nada, con lo que volvemos de nuevo a lo
mismo, formación para poder entender e interpretar
la información que nos ofrece la tecnología avanzada y formación en cómo intervenir ante cambios que
podamos detectar en estos monitores.
También es importante plantear que se tiene que intentar huir de las “recetas” universales a la hora de
hacer una anestesia. Cada paciente va a tener unas
necesidades concretas y una lista de posibles complicaciones que debemos intentar evitar. Así va a ser
importante conocer todos los fármacos de los que
disponemos y los posibles efectos de cada uno de
ellos, para buscar combinaciones que nos permitan
minimizar los efectos secundarios y maximizar los
efectos deseables.
Cómo manejar el miedo en los propietarios
Como hemos comentado anteriormente, la anestesia es algo que asusta a los clientes de un centro veterinario. Este miedo viene tanto de la percepción de
indefensión por el estado de inconsciencia asociado
a la anestesia general como de la posibilidad de que
el paciente nunca se recupere de esa anestesia, es
decir, muera.
En múltiples ocasiones se explican detenidamente
los pormenores del procedimiento al que va a ser sometido el paciente explicando incluso la propia técnica quirúrgica al propietario. Con esta información
sobre la técnica o procedimiento que vamos a realizar, podemos eliminar la parte del miedo asociada al
“no sé qué le van a hacer a mi mascota mientras no
se puede defender”.
Pero no hay que olvidar que el mayor miedo en la
sociedad frente a la anestesia es la incertidumbre
acerca de la recuperación, el miedo a morir en la
anestesia o el miedo a la pérdida de un ser querido.
En ocasiones los miedos pueden ser fundados, pero
en la gran mayoría de casos el riesgo real de “no despertar” de una anestesia es bajo, especialmente en
pacientes sanos que van a ser sometidos a cirugías
electivas. Para manejar este miedo, es una buena opción es explicar detenidamente al propietario qué es
la anestesia, qué puede ocurrir y qué hacemos para
intentar reducir estos riesgos al máximo.
Es importante que el propietario conozca que la
anestesia es una parte del trabajo del veterinario en
el que se controla el dolor y el cuidado del paciente quirúrgico o que va a ser sometido a una intervención diagnóstica o terapéutica. Que se emplean
distintos tipos de anestesia en función del paciente
y el procedimiento, siempre buscando reducir los
riesgos en la medida de lo posible y que eso va a ser
así antes, durante y después del procedimiento. Que
cada paciente se evalúa de forma individualizada y
se elige el protocolo más adecuado para el paciente
y la situación.
Si le explicamos al propietario qué va a ocurrir cuando su ser querido cruza la puerta del veterinario, empezando por la sedación que hacemos para reducir
el estrés, los cuidados que va a recibir por parte del
personal del centro y que se van a realizar intervenciones para reducir en la medida de lo posible dolor
y el sufrimiento de su mascota, posiblemente cuando nos deje a su animal se sentirá más tranquilo y
confiado.
Otro factor importante va a ser conseguir implicar al
propietario en el proceso, destacando la importancia
que tiene que cumpla las recomendaciones preoperatorias y posoperatorias como el ayuno (en el que
hay que conseguir que el propietario entienda su
importancia para que lo respete), alimentación especial o reintroducción del alimento tras la intervención,
manejo de medicaciones que esté recibiendo el paciente y medicación y cuidados posoperatorios que
vayamos a recomendar.
Finalmente, y de forma no menos importante, es recomendable separar la parte de anestesia o sedación del procedimiento en sí a la hora de hablar con
los clientes. Esto permitirá explicar correctamente en
qué consiste la anestesia y cómo la vamos a abordar
para que el propietario tenga menos miedo y pueda
comunicarnos las dudas que pueda tener.
5 puntos clave en el manejo de los miedos anestésicos.
1. La anestesia forma parte del día a día del veterinario por lo que no hay que descuidar la formación y
actualización en temas de anestesia y analgesia
2. Es conveniente huir de las “recetas” y adaptar
nuestro protocolo a las necesidades de cada paciente concreto
3. Es importante conocer la información que nos facilitan los aparatos de monitorización pero no olvidar
que la principal herramienta de monitorización es el
propio anestesista
4. El propietario tiene miedo porque no sabe qué le
vamos a hacer a su mascota mientras no puede defenderse, informando del procedimiento podemos
minimizar ese miedo. Esto incluye informar de qué
es lo que va a ocurrir con su mascota desde el momento en el que queda bajo el cuidado del personal
del centro veterinario
5. El propietario tiene miedo de que su mascota no
despierte nunca más tras una anestesia, si explicamos los riesgos reales de la anestesia y cómo vamos
a actuar con su animal y por qué, reduciremos su
ansiedad