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Facultad de Ciencias Veterinarias -UNCPBA- MANEJO INICIAL DEL ANIMAL POLITRAUMATIZADO Yaggi Laura; Farías Pablo; Nejamkin Pablo Mayo, 2016 TANDIL MANEJO INICIAL DEL ANIMAL POLITRAUMATIZADO Tesina de la Orientación Sanidad en pequeños animales presentada como parte de los requisitos para optar al grado de Veterinario del estudiante: Laura Silvana Yaggi. Tutor: Méd. Veterinario, Farías Pablo Director: Veterinario, Nejamkin Pablo Evaluador: Méd. Veterinario, Catalano Marcelo Dedicatorias y agradecimientos: en primer lugar quiero agradecer a toda mi familia por el apoyo incondicional en esta carrera, y porque sin su apoyo no hubiera sido posible realizarla. También agradezco a mis amigos y compañeros de estudio, de quienes aprendí mucho y siempre me acompañaron en todo, y en quienes encontré grandes personas y amigos. Quiero agradecer también a mi novio, quien en esta última etapa, fue mi principal compañero, guía y siempre me apoyó, acompañándome, alentándome y ayudándome en todo momento. Y por último, agradezco enormemente a todos los profesores, ayudantes de cátedra y colegas que siempre nos brindaron todo su conocimiento y su apoyo en los momentos más complicados, brindando siempre mucha disposición para con los alumnos. Muchas gracias. Resumen: Los casos de traumatismos múltiples son muy comunes en la clínica diaria, siendo una de las principales causas de muerte en los animales de compañía. Estas muertes pueden ser evitadas mediante un correcto procedimiento en la evaluación de las lesiones del paciente traumatizado. A partir de la presentación de dos casos clínicos y la descripción del procedimiento del profesional veterinario se pretende describir los pasos a seguir y los parámetros a tener en cuenta a la hora de evaluar la gravedad del caso, llegar a un correcto diagnóstico e instaurar un tratamiento. En estos casos el examen clínico se puede dividir en el examen general del paciente, examen de la vía aérea y respiración y examen de la circulación. A continuación se describen las maniobras a realizar en cada uno de ellos. Palabras claves: ABC, urgencias, traumatismo, triage. INDICE pag. I.- INTRODUCCIÓN. 1 I.- a) Definición de trauma. 1 II.- EVALUACIÓN GENERAL DEL ANIMAL TRAUMATIZADO. 1 II.- a) Parámetros a valorar en el examen general. 2 III.- LOS PARÁMETROS A VALORAR DEL EXAMEN DE LA VÍA 5 AÉREA Y RESPIRACIÓN. III.- a) Exploración física del paciente con disnea. 5 III.- b) Evaluación de la función pulmonar en el caso de disnea. 6 III.- c) Maniobras de tratamiento de las vías aéreas. 7 III.- d) Patologías de las vías aéreas en un animal traumatizado. 8 IV.- LOS PARÁMETROS A VALORAR DEL EXAMEN DE LA 11 CIRCULACIÓN. IV.- a) Exploración física 11 IV.- b) Diagnóstico 12 IV.- c) Tratamiento V.- CASOS CLÍNICOS V. A)- CASO 1 14 14 V- A). 1.- Reseña del animal 14 V- A). 2.- Semiología clínica 15 V- A). 3.- Tratamiento 15 V. B)- CASO 2: 16 V.- B). 1.- Reseña del animal 16 V.- B). 2.- Semiología clínica 16 V.- B). 3.- Tratamiento 18 V.- B). 4.- Métodos complementarios 18 V.- B). 5.- Terapia de sostén 18 DISCUSIÓN 19 CONCLUSIÓN 20 I.- INTRODUCCIÓN: I.- a) Definición de trauma: lesión tisular que se produce en forma más o menos repentina e incluye cualquier daño físico al cuerpo causado por violencia o accidente. El trauma es una de las emergencias más comunes observadas en el hospital (Reineke, 2012). Las lesiones por trauma que más corrientemente se ven en las clínicas veterinarias corresponden a accidentes con vehículos, peleas entre animales, quemaduras, heridas de armas y golpes provocados por humanos, siendo el trauma la principal causa de muerte en los animales pequeños. Muchas de estas muertes pueden ser prevenidas con una metodología sistemática y organizada donde se evalúa el estado del paciente, realizando todas las medidas necesarias para salvar y estabilizar al mismo, contando con la presencia de veterinarios entrenados en medicina de emergencia (Tello, 2009). En medicina veterinaria hay tres intervalos de tiempo en los cuales puede sobrevenir la muerte por efecto del trauma: El primer intervalo ocurre dentro de los primeros minutos de recibido el trauma. Rara vez estos animales llegan a un hospital veterinario. El segundo intervalo se produce dentro de las 3-4 horas pos trauma. Es el de mayor presentación en los hospitales veterinarios. Un tratamiento agresivo y adecuado puede marcar la diferencia en la sobrevida del paciente. El tercer intervalo ocurre después de 3-5 días del trauma. El veterinario puede prevenir muerte en esta etapa gracias al reconocimiento de heridas ocultas, apropiada monitorización y atención a los detalles (Tello, 2009). II.- EVALUACIÓN GENERAL DEL ANIMAL TRAUMATIZADO: En todos los casos en los que ingresa un animal traumatizado a la clínica, se debe evaluar al mismo en forma sistemática para poder identificar las lesiones de riesgo vital, y así poder instaurar el tratamiento adecuado para salvar su vida, contando con un monitoreo constante de los parámetros fisiológicos del paciente. El proceso de examen y la clasificación rápida del caso por la 1 urgencia con que se requiere tratamiento se conoce como triage (Kirk, 1994). El objetivo es detectar y determinar la urgencia de cualquier anormalidad que comprometa la vida del paciente para poder iniciar el tratamiento inmediato. Triage El primer triage es el telefónico, donde debemos determinar si el animal necesita ser evaluado por un veterinario en forma urgente, proporcionar información para realizar los primeros auxilios del animal, y calmar al dueño del mismo. Las preguntas a realizar deben determinar: la naturaleza de la lesión, estado respiratorio, color de las membranas mucosas, nivel de conciencia, presencia y gravedad de sangrado, frecuencia cardíaca, capacidad ambulatoria, presencia de fracturas, capacidad para orinar, convulsiones/estado mental alterado, presencia y gravedad del dolor. Los cuadros que demandan atención inmediata son: aflicción respiratoria, sangrado grave, esfuerzo para orinar sin pasaje de orina, convulsiones, estado mental alterado, disminución del nivel de conciencia (Drobatz, 2012). Una vez en la clínica, debemos evaluar en forma sistemática los principales parámetros fisiológicos del animal, para poder determinar la gravedad del mismo y el diagnóstico y tratamiento inmediatos para salvar la vida del paciente. Las prioridades en emergencias deben basarse en la regla ABCD, por sus siglas en inglés, airway (vías aéreas), breathing (respiración), circulation (sistema cardiovascular) y disability (presencia de déficit, principalmente del SNC) (Torrente y Bosch, 2014). II.- a) Los parámetros que debemos valorar en el examen general son: 1. Color de las membranas mucosas: rosa, hematocrito normal y perfusión adecuada; pálido o blanco, anemia o vasoconstricción grave (Imagen 1); cianótico, hipoxemia grave; enrojecido, vasodilatación o estancamiento venoso. 2 Imagen 1: coloración pálida de membranas mucosas. 2. Tiempo de llenado capilar: 1 a 2 segundos indica perfusión y rapidez de llenado de los capilares sanguíneos normales; mayor a 2 segundos indica precaria perfusión o vasoconstricción periférica; menos a 1 segundo cuando hay vasodilatación, o estadio de compensación de un shock hipovolémico. 3. Temperatura corporal: normal entre 38 y 39 grados; la hipotermia es frecuente en los pacientes en shock, debe mantenerse con calor y tratar de que no descienda por debajo de 34,5ª C. Los pacientes en estado crítico suele suelen presentar alteraciones graves o prolongadas de este parámetro, por incremento de la pérdida de calor o la reducción de la función de los mecanismos homeostáticos. 4. Frecuencia cardíaca: 70 a 180 lpm en perros pequeños y 60 a 140 lpm en perros grandes; 120 a 240 lpm en gatos, son normales. El aumento de la frecuencia cardíaca es un indicador temprano de la pérdida de volumen sanguíneo; también puede deberse a otras causas como dolor, fiebre, hipoxemia e hipercapnia (Tabla 1) (Aldrich, 2001). La bradicardia es muy común en los gatos en estados de shock, y generalmente precede a la aparición de un paro cardiorespiratorio en estos. 5. Ritmo y calidad del pulso: si es fuerte y esta sincronizado con el latido cardíaco es normal; la disminución o ausencia de este 3 parámetro son indicadores de shock y vasoconstricción (Drobatz, 2012). 6. Frecuencia y ritmo respiratorio: normalmente es de 10 a 30 movimientos respiratorios por minuto. El jadeo puede llegar a 200 rpm, pero el volumen se reduce drásticamente para evitar la hipocapnia. Un aumento en la frecuencia respiratoria puede estar causada por calor, ejercicio, dolor, anoxemia, excitación nerviosa o cambios estructurales en los pulmones. Una disminución de la misma puede provenir de una intoxicación por narcóticos o alcalosis metabólica; El ritmo respiratorio puede variar de forma voluntaria o involuntaria (con excitación nerviosa). Una espiración prolongada puede ser provocada por enfermedad bronquial o pulmonar. En la respiración de Cheyne-Stokes, la respiración sucesiva, alcanza un máximo, cae gradualmente en la apnea, y luego se repite el ciclo. Este es un síntoma serio de toxemia (Kirk, 1994). 7. Nivel de conciencia y estado mental: normalmente el animal se encuentra alerta y con respuesta apropiada al medio ambiente; el estado mental deprimido puede ser consecuencia del dolor o la hipoperfusión, o también indicar aumento de la presión intracraneal; el estado comatoso puede ser causado por edema o hemorragia cerebral (Drobatz, 2012). Signo clínico Leve Moderado (compensada) Fecuencia Grave (descompensada) 130-150 150-170 170-220 cardíaca Coloración de las Normal o mucosas de rosada más Rosa pálido lo Blanca, gris o amarronada normal Llenado capilar Vigoroso, segundo < 1 Vigor reducido, 2 >2 segundos segundos o ausente 4 Amplitud del Incrementado Disminución pulso Disminución grave moderada Duración del Ligeramente Disminución pulso disminuido moderada Pulso metatarsal Fácilmente Relativamente palpable palpable Disminución grave Ausente Tabla 1: Valoración clínica de una hipovolemia sin complicaciones (Hughes, 2001) III.- LOS PARÁMETROS A VALORAR DEL EXAMEN DE LA VÍA AÉREA Y RESPIRACIÓN: Es lo primero que debe asegurarse en un animal politraumatizado (Mele y López, 2009). III.- a) Exploración física del paciente con disnea: El color de las membranas mucosas y el tiempo de llenado capilar deben evaluarse; la presencia de cianosis indica una necesidad inmediata de aportar oxígeno; cuando existe hipoxia moderada, las membranas mucosas son rosadas, en este caso, hay que tener en cuenta que la vasoconstricción periférica y la anemia (que puede ser causada por un proceso hemorrágico) pueden hacer que las membranas mucosas palidezcan y no sea posible detectar la cianosis. En estos casos, se puede utilizar un oxímetro de pulso que confirme la presencia o ausencia de hipoxemia, sin que se estrese el animal. Oximetría de pulso: es una medida indirecta de saturación de hemoglobina (Hb) en sangre arterial, siendo normal una saturación de Hb superior al 95%, y una lectura del 93% o más, es aceptable en pacientes en estado crítico, sin cuadro de anemia o hemorragia, que se encuentran respirando aire ambiental. Valores de saturación del 90% se correlacionan con PaO2 de aproximadamente 60 mmHg, e indican hipoxemia grave. Valores inferiores al 90%, se deben corregir en forma inmediata con aporte de oxígeno a presión positiva. Este método proporciona una buena estimación de la saturación de oxígeno de la hemoglobina, pero debe realizarse teniendo en cuenta la curva de disociación de la misma, la cual varía con la presión arterial de oxígeno, ya 5 que aunque en la curva sigmoide de la saturación de Hb, tanto la saturación parcial de oxígeno como la presión arterial del mismo varían en forma lineal, a presiones parciales bajas, la pendiente de la curva se estabiliza a una presión parcial más elevada (Waddell y King, 2001). Los signos clínicos de aflicción respiratoria incluyen ventilación rápida, superficial o ruidosa. En forma ocasional, se observa ventilación con la boca abierta, y algunos pacientes demuestran ortopnea. Idealmente, es necesario localizar la enfermedad de las vías respiratorias: Cuando la ventilación es alta y ruidosa, se sospecha de lesión en vías aéreas superiores; en caso de espiración prolongada con crepitaciones y silbidos, hay afección de vías respiratorias inferiores; cuando hay presencia de taquipnea con crepitaciones o sonidos pulmonares aumentados, la enfermedad se encuentra localizada en parénquima pulmonar; en el caso de ventilación superficial rápida con esfuerzo abdominal y sonidos pulmonares disminuídos, hay compromiso en el espacio pleural (Tabla 2) (Reineke, 2012). Vías aéreas superiores Ventilación alta y ruidosa Vías aéreas inferiores Espiración prolongada con crepitaciones y silbidos Parénquima pulmonar Crepitaciones, sonidos pulmonares aumentados Espacio pleural Ventilación esfuerzo superficial abdominal rápida y con sonidos pulmonares disminuidos Tabla 2: localización de la lesión en las vías respiratorias. III.- b) Evaluación de la función pulmonar en el caso de disnea: Disnea inspiratoria: la respiración es a través de la boca, con la cabeza y cuello extendidos, y los codos abducidos ; la piel sobre la caja torácica se hunde durante la inspiración. Puede ser causa de obstrucción o estenosis del sistema respiratorio. Disnea espiratoria: la espiración es forzada y prolongada, al abdomen se comprime activamente y el ano puede protruirse. Puede ser causada por enfermedad del parénquima pulmonar y por obstrucción bronquial. 6 Los problemas obstructivos de las vías respiratorias altas suelen producir disnea inspiratoria, mientras que las obstrucciones bajas cursan con disnea espiratoria. Los problemas restrictivos, cursan con respiración rápida y superficial, y se asocian con enfermedad del parénquima pulmonar o con el mecanismo de fuelle que consiste en la pared torácica y el diafragma. (Kirk, 1994) III.- c) Maniobras de tratamiento de las vías aéreas: La primer maniobra que debe intentarse en caso de haber obstrucciones de la vía aérea alta, (como puede suceder en el caso de regurgitaciones, presencia de coágulos, material extraño, etc.) se realiza manualmente, mediante la tracción lingual anterógrada, maniobra de gancho, o con la utilización de equipos de aspiración (Mele y López, 2009). Debe establecerse un acceso intravenoso: con un catéter periférico en la vena cefálica o la safena, en todo animal con disnea. Este acceso permite la rápida administración de fármacos sedantes y tranquilizantes para el control y la estabilización del paciente con dificultad respiratoria. (Waddell y King, 2001) Oxigenoterapia: indicada para tratar la hipoxemia, disminuir el trabajo ventilatorio y el trabajo del miocardio (Mele y López, 2009). Se puede realizar mediante caja de oxígeno, máscara facial, campana con cobertura de película transparente, catéter nasal, catéter transtraqueal, incubadora (Waddell y King, 2001). Intubación endotraqueal: indicada en casos de apnea, sufrimiento respiratorio con incapacidad de movilizar el volumen de aire adecuado, hipotensión o en casos de shock, donde se encuentra alterado el sensorio del paciente, en trauma intracraneal grave, lesión toracopulmonar grave, o trauma grave de las vías aéreas respiratorias altas (Imagen 2). 7 Imagen 2. Intubación traqueal. Punción cricotiroidea: está indicada cuando hay un compromiso de la vía aérea superior que requiere una intervención de urgencia, como en el caso de lesiones graves, desgarros y/o avulsiones. Se coloca al paciente en decúbito dorsal, se identifica la membrana cricotiroidea, se prepara la zona de forma quirúrgica y se introduce un catéter, que se acopla a una fuente de oxígeno. Esta maniobra no debe realizarse por más de 20 minutos, ya que no proporciona una vía de escape para el dióxido de carbono, lo que genera hipercapnia. Cricotiroideotomía o traqueostomía temporal: se realiza cuando hay compromiso de la vía aérea superior, ventilación mecánica de más de 12 horas, en intervención quirúrgica de laringe o tráquea proximal, en condiciones que requieren facilitación de la remoción de secreciones de la vía aérea inferior, o en condiciones donde se producen gran cantidad de secreciones (Imagen 3). Imagen 3. Traqueotomía de urgencia. Toracocentecis o drenaje torácico: se indica en situaciones diagnósticas (neumotórax, hemotórax, quilotórax), y terapéuticas, para aliviar los signos que produce la ocupación del espacio pleural (Mele y López, 2009). III.- d) Patologías de las vías aéreas en un animal traumatizado: El traumatismo es una causa muy común de disnea, que se presenta con mayor frecuencia luego de un accidente automovilístico. Cuando un paciente llega a la clínica con dificultad respiratoria y una historia de traumatismo reciente, el veterinario tiene una lista limitada de diagnósticos diferenciales. En estos pacientes, la disnea puede estar asociada con neumotórax, contusiones 8 pulmonares, hemotórax, fracturas de costillas o hernia diafragmática. El mismo animal puede presentar una o varias de estas lesiones. Neumotórax: es la consecuencia más frecuente luego de un traumatismo torácico, causado por escape de aire desde el parénquima pulmonar o las vías respiratorias hacia el espacio pleural, lo que conduce a la atelectasia o colapso pulmonar. Cuando esta patología resulta de un hallazgo casual en una radiografía de tórax, y el animal no presenta sintomatología de disnea, no es necesaria la extracción del aire acumulado, ya que el mismo organismo lo absorberá. El neumotórax de tensión, en cambio, es un proceso grave, en el cual hay gran escape de aire desde los pulmones , permitiendo la entrada continua del mismo al espacio pleural, resultando en una mayor compresión de los pulmones. En la exploración física, se hallan una frecuencia respiratoria superficial y rápida, ortopnea, membranas mucosas pálidas o rosadas y sonidos pulmonares dorsales disminuidos. También es posible encontrar signos de shock hipovolémico, que incluyen taquicardia, mala calidad de pulso y tiempo de llenado capilar retrasado o rápido; los cuales pueden estar causados por hemorragia o por obstrucción del retorno venoso hacia el corazón, debido al aumento de presión intrapleural. La prioridad para estabilizar un paciente traumatizado con estos signos clínicos es realizar una toracocentecis del hemitórax afectado. Generalmente, luego de este procedimiento, la abertura se sella espontáneamente. En caso de ser necesario realizar más de dos toracocentecis, si los volúmenes obtenidos son cada vez mayores o no se consigue una presión negativa luego del procedimiento, se indica colocar drenajes torácicos. Contusiones pulmonares: es la segunda causa más frecuente de disnea luego de un traumatismo de tórax, representando hemorragias en el intersticio pulmonar y los alvéolos, a consecuencia de la rotura de capilares. Estos animales suelen presentar shock hipovolémico (hemorrágico), combinado con dificultad respiratoria y sonidos broncovesiculares aumentados, e incluso crepitaciones. El tratamiento consiste en fluidoterapia con precaución, ya que se puede causar la acumulación de edema con la misma, y oxigenoterapia de soporte, hasta que los pulmones puedan reabsorber la sangre. En casos 9 graves, realizar ventilación por presión positiva. Si luego de la terapia de fluídos se deteriora la función pulmonar, pero el sistema cardiovascular se ha estabilizado, es probable que haya edema pulmonar, el cual puede resolverse con la administración de diuréticos (furosemida). Luego de la contusión pulmonar deben buscarse signos de desarrollo de neumonía bacteriana como tos productiva, fiebre o no resolución de la disnea en 48-72 hs. Hemotórax: es la presencia de hemorragia en la cavidad pleural. Pueden evidenciarse sonidos pulmonares ventrales apagados, así como sonidos cardíacos disminuidos. Puede estar asociado con contusión pulmonar y fractura de costillas. Si la cantidad de hemorragia pleural es pequeña, no se debe eliminar la sangre. Si la cantidad de sangre en este espacio es abundante, se indica la toracocentecis. En los casos más graves, puede ser necesaria una toracotomía de urgencia para identificar y ligar el vaso que está comprometido. Fracturas de costillas o “flail chest”: común en traumatismos torácicos no perforantes, y suelen ir acompañadas de contusiones pulmonares. El tratamiento consiste en reposo, tratamiento del dolor y aporte de oxígeno. Si varias costillas se fracturan cada una en más de un sitio, se puede producir “flail chest”. Este segmento no posee estabilidad por la unión con la columna o el esternón y se observa cómo se mueve en forma paradójica en relación al resto de la caja torácica durante la respiración. Colocar al animal del lado afectado hacia abajo en la camilla puede ayudar a estabilizar este segmento y mejorar la ventilación, ya que el animal hipoventila. Los fragmentos graves pueden requerir resolución quirúrgica y ventilación mecánica postoperatoria. Hernia diafragmática: rotura del diafragma, con penetración del contenido abdominal en la cavidad torácica. Pueden estar involucrados varios órganos como el hígado, el bazo, el estómago, el omento y los intestinos. La disnea es consecuencia de la presencia física de estos órganos, así como de la acumulación de fluido pleural por la inflamación y oclusión del retorno venoso desde las vísceras. Como hallazgos clínicos, los sonidos pulmonares disminuidos o auscultación de borborigmos intestinales en el tórax, sugieren su 10 diagnóstico. Este debe confirmarse con una radiografía torácica. La corrección de esta patología es quirúrgica, y lo más inmediata posible (Waddell y King, 2001). IV.- LOS PARÁMETROS A VALORAR DEL EXAMEN DE LA CIRCULACIÓN: IV.- a) Exploración física: Deben evaluarse las membranas mucosas y tiempo de llenado capilar; las mucosas pálidas pueden indicar vasoconstricción por una disminución en la perfusión sanguínea o por un cuadro de anemia, debido a una hemorragia grave (Reineke, 2012). También es importante controlar la frecuencia y ritmo cardíaco; su incremento es un indicador temprano y sensible de la pérdida de volumen vascular, en cuyo caso, la reposición del volumen sanguíneo debería normalizar la frecuencia cardíaca. Otras alteraciones, como el dolor, la fiebre, la hipoxemia o la hipercapnia también producen un aumento de la frecuencia cardíaca (Hammond y Walters, 2001). En el caso del paciente felino, la bradicardia aparece en respuesta a enfermedad sistémica grave. Las arritmias pueden producirse como consecuencia de un trauma en el miocardio en forma directa, o por anormalidades de los electrolitos. La frecuencia y calidad del pulso deben evaluarse, y una mala calidad del mismo o la ausencia de pulsos femorales o metatarsianos dorsales son indicativos de shock. Las extremidades pueden estar frías al tacto, lo que indica que hay vasoconstricción periférica. La medición de la temperatura rectal debe realizarse siempre, ya que una hipotermia grave puede indicar un estado de shock avanzado, y debe corregirse inmediatamente (Reineke, 2012). IV.- b) Diagnóstico: Medición de la presión sanguínea arterial: los valores normales de la presión arterial en los perros son 112-192 mmHg para la sistólica y 56-110 mmHg para la diastólica, y en los gatos, es de 120-170 mmHg para la sistólica y de 70-120 mmHg para la diastólica. Cuando la presión arterial media es menor o igual a 11 90 mmHg, hay hipotensión. En los pequeños animales, los valores de presión arterial media menores a 70 mmHg se asocian con disminución de la perfusión tisular e hipoxia (Hammond y Walters, 2001). ECG: necesario para determinar las anormalidades cardíacas y monitorizar al paciente en estado crítico. Volumen celular aglomerado (VCA) y la concentración de sólidos totales: indica el grado de anemia debido a la hemorragia. Concentración de lactato en sangre: se encuentra elevado en el caso de hipovolemia. Control de la presión venosa central: en general no se lleva a cabo, debido a que es necesario colocar un catéter venoso central. Su disminución (<0-5 mm Hg) junto a signos de shock, sustenta una hipovolemia (Reineke, 2012). IV.- c) Tratamiento: Fluidoterapia: En caso de haber una disminución de la perfusión sanguínea, con mucosas pálidas, tiempo de llenado capilar disminuído, bradicardia o taquicardia, pulso femoral débil o ausente y/o estado mental deprimido, ésta debe corregirse en forma inmediata con terapia de fluídos. El objetivo de la fluidoterapia se basa en la expansión del volumen intravascular, la restauración de la función circulatoria y la llegada del suministro de oxígeno a los tejidos. Las soluciones cristaloides consisten principalmente en agua con sodio o glucosa, más el agregado de electrólitos, y pueden utilizarse como soluciones de mantenimiento o reemplazo. Estas pueden ser de base isotónica, que contienen una osmolalidad similar a la de las células del cuerpo (cloruro de sodio al 0,9%, solución lactada de Ringer). Son las más utilizadas en medicina veterinaria. Las soluciones hipotónicas contienen una osmolalidad menor que la de las células del cuerpo (NaCl al 0,45%, dextrosa al 5% en agua); y por último, las hipertónicas contienen una osmolalidad mayor (NaCl al 7,2-23%). La fluidoterapia con cristaloides se indica en casos con depleción del volumen como consecuencia de pérdidas que se asocian con vómitos, diarrea, diuresis (poliuria) y en el reemplazo del volumen intravascular, como en las pérdidas por shock y hemorragia. 12 Las soluciones coloides, comparadas con las cristaloides, tienen sustancias de mayor peso molecular, permanecen por más tiempo en el espacio intravascular, e incrementan la presión oncótica, lo que aumenta el volumen vascular. El tratamiento con estas soluciones se realiza en conjunto con los cristaloides, ya que los coloides aumentan el volumen intravascular, y los cristaloides corrigen tanto déficits intravasculares como extravasculares. La albúmina es el único coloide que se produce de manera natural, y dentro de los sintéticos hay tres tipos: gelatinas, almidones hidroxietilos y dextranos. Las soluciones hipertónicas (solución salina hipertónica) expanden rápidamente el volumen intravascular y son más eficaces en los pacientes con shock hipovolémico agudo, y también pueden ser de gran utilidad en la resucitación de pacientes con trauma cefálico; la dosis de administración de estos es de 5 ml/kg tanto en el perro como en el gato (Pachtinger, 2012). El uso de suero salino hipertónico ha sido defendido en los últimos años frente al uso de cristaloides isotónicos en pacientes politraumatizados por varios motivos: Se requiere menor cantidad de volumen para reestablecer el volumen intravascular, lo que disminuye la posibilidad de la aparición de un nuevo sangrado (fluidoterapia de resucitación a bajos volúmenes) Debido a su carácter hipertónico, disminuye la posibilidad del aumento de presión intracraneal en un traumatismo craneoencefálico. Combinados con coloides, especialmente dextranos, disminuyen la respuesta inflamatoria asociada al traumatismo. La mayor desventaja, es que su uso está contraindicado en pacientes deshidratados, con problemas cardíacos y/o renales (Bosch Lozano, 2013). Generalmente, lo más indicado es administrar inicialmente un tercio a la mitad del bolo de shock en 15-20 minutos y de acuerdo a la respuesta del paciente agregar luego fluídos adicionales (Tabla 3). El objetivo de la terapia con fluídos debe orientarse a aliviar la vasoconstricción periférica, aumentar la presión sanguínea sistólica hasta al menos 90 mmHg y restaurar la producción de orina con la recuperación del volumen intravascular adecuado (Reineke, 2012). 13 1. Administración de cristaloides 2. Administración de coloides a) Isotónicos (NaCl 0.9%, Ringer - Perros: Bolos de 5 -10 ml/kg en 5-10 Lactato): minutos - Perro: Bolos de 10-30 ml/kg en 15 - Gatos : Bolos de 2-5 ml/kg en 20 minutos minutos (dosis máxima: 20ml/kg/día) - Gato: Bolos de 10 – 15 ml/kg en 15 minutos b) Hipertónicos (NaCl 7.5%) - Perro: Bolos de 4-6 ml/kg en 15 minutos - Gato: Bolos de 3-4 ml/kg en 15 minutos Tabla 3: Dosis para la administración de fluídos (Bosch Lozano, 2013) En caso de haber una anemia a causa de una hemorragia importante, (VCA menor o igual a 15-20%) pueden realizarse trasfusiones de glóbulos rojos concentrados o sangre entera fresca. Cuando esté presente una hemorragia externa grave se recomienda realizar presión directa y la colocación de vendajes compresivos que ayuden a frenar la misma. Temperatura corporal: La hipertermia se asocia en estos pacientes con un estado de excitación nerviosa. Cuando la temperatura corporal supere los 39,5ª C debe corregirse la misma, ya que por encima de los 41ª C puede producirse un fallo orgánico masivo. La hipotermia es más frecuente en gatos en estado de shock. Las temperaturas por debajo de 32ªC deben corregirse inmediatamente con la administración de sueros tibios y mantas, ya que hay riesgo de aparición de arritmias y coagulopatías (Bosch Lozano, 2013). 14 V.- CASOS CLÍNICOS: V.- A) CASO 1 V- A). 1.- Reseña del animal: Especie: felino Raza: mestizo Sexo: macho Edad: 5 años Talla y/o peso: 4,3 kgs Color del manto: gris y blanco V- A). 2.- Semiología clínica: Motivo de consulta: heridas por mordedura. Durante la anamnesis, la propietaria relata que el animal había sido atacado por 2 perros, los que, al momento en que ella los vio, tenían al gato entre sus dientes. Inspección general: El animal llega a consulta en estado de alerta, con dificultad respiratoria, heridas visibles sobre la piel, en el miembro posterior izquierdo y en el área pulmonar del mismo lado, con un volet costal o flail chest sobre el tórax izquierdo, y presencia de sangre en la nariz y la boca. Inspección particular: En la inspección del paciente, se evidencian las mucosas aparentes pálidas, temperatura corporal baja, de 35°C, dolor a la palpación, taquipnea, rales pulmonares a la auscultación, frecuencia cardíaca aumentada y pulso femoral disminuído. V- A). 3.- Tratamiento: Se administra de forma inmediata oxígeno con máscara, se establece una vía endovenosa permeable, administrándose dextrosa al 5%, se medica con dexametasona 0,4 % (Laboratorio Lamar), una dosis endovenosa de 1 mg/kg, tramadol 2%, (Algen® Laboratorio Richmond), 2 mg/kg vía endovenoso, se realiza un vendaje compresivo en zona torácica y se coloca al animal en decúbito lateral izquierdo, apoyando sobre la camilla el lado pulmonar afectado. 15 Luego de unos minutos, el animal presenta un paro cardio- respiratorio, por lo que se le administra inmediatamente adrenalina (Laboratorio Biol), a dosis de 0,5 mcg/kg, doxapram (Viviram® Laboratorio Holliday-Scott), 3 mg/kg, y se le practican masajes cardíacos. Finalmente, el paciente fallece. V.- B) CASO 2 V- B). 1.- Reseña del animal: Especie: canino Raza: Yorkshire Sexo: macho Edad: 9 meses Talla y/o peso: 3kg Color del manto: negro y marrón V- B). 2.- Semiología clínica: Motivo de consulta: accidente automovilístico. En la anamnesis los propietarios del paciente cuentan que éste sufrió un accidente al salir corriendo de su casa y fue atropellado por un automóvil que circulaba por la calle, luego del cual el animal no pudo volver a incorporarse y caminar. Inspección general: el paciente se encuentra deprimido y con dificultad para ponerse de pie. Inspección particular: se observan las mucosas pálidas, con una temperatura corporal de 37°C, se determina un aumento de la frecuencia cardíaca mediante la auscultación, el pulso femoral es normal, la respiración y los sonidos pulmonares son normales. Al realizar un sondeo de la vejiga, se observa la presencia de sangrado en la orina. Hay dolor del miembro posterior derecho a la palpación, con claudicación del mismo miembro e inestabilidad del tren 16 posterior. Los reflejos patelares y anal son normales, y la sensibilidad de los miembros posteriores es evaluada con normalidad. Imagen 4: Canino Yorkshire macho de 9 meses de edad, internado con fluidoterapia por cuadro de shock luego de haber sufrido un accidente automovilístico. 17 V- B). 3.- Tratamiento: El animal es tratado inmediatamente con la administración de oxígeno, fluidoterapia con solución fisiológica al 0,9%, dexametasona 0,4% (Laboratorio Lamar), a dosis antiinflamatoria de 0,2 mg/kg c/12 hs vía endovenosa, y queda internado en la clínica para su observación. V- B). 4.- Métodos complementarios: Una vez estabilizado el paciente, se realizan una serie de estudios complementarios para confirmar/descartar posibles traumatismos de los órganos internos. 1.- Ecografía abdominal: La imagen ecográfica no revela ningún daño de los órganos abdominales, sólo se detecta la presencia de sedimento y posibles coágulos en la vejiga (imagen no disponible). 2.- Radiografías: Se realiza una radiografía de cadera, frente y perfil, con incidencias ventrodorsal y latero-lateral, donde se evidencia una fractura de isquion derecho (imagen no disponible). V- B). 5.- Terapia de sostén: Se indica reposo absoluto, dieta estricta de alimento balanceado con alto contenido de fibra, y la administración de analgésico de acción central, como clorhidrato de tramadol a una dosis de 2 mg/kg cada 8 hs vía oral, hasta consolidación de fractura. 18 Discusión: Sabemos que son muy frecuentes las consultas de urgencia realizadas en los hospitales veterinarios debido a lesiones traumáticas sufridas por accidentes automovilísticos, peleas entre perros, golpes provocados por humanos, caídas desde alturas, etc, y sin la atención médica adecuada, estos pacientes comúnmente fallecen. En el presente trabajo pretendemos realizar una guía práctica y rápida, a partir de la descripción de dos casos clínicos de animales poli traumatizados, para el abordaje de casos que requieren un entrenamiento específico en medicina de urgencias. Es necesario determinar la gravedad del estado del animal, evaluar sistemáticamente los principales parámetros fisiológicos, estabilizar al paciente y revertir las fallas orgánicas a tiempo, para así evitar la muerte del mismo. 19 Conclusión: A través del aporte obtenido de la bibliografía y de la descripción de los casos clínicos presentados en este trabajo, queda claro que si se realizan los procedimientos adecuados, y se instauran los tratamientos en forma inmediata, es posible evitar la muerte de nuestros pacientes en los casos de urgencia. Este tipo de pacientes necesitan una atención específica, realizada por profesionales veterinarios entrenados en el tratamiento de animales poli traumatizados, ya que un error, por más pequeño que sea, puede costarle la vida al paciente. Por lo cual, hay que saber detectar en forma precisa e inmediata la patología presente en cada caso, mediante la implementación de maniobras diagnósticas realizadas en forma sistemática, para tomar decisiones sobre el tratamiento adecuado que permita que la vida del animal quede fuera de peligro. 20 Referencias bibliográficas: Aldrich, J. (2001). Shock, pp 31-49. En: Manual de urgencias y cuidados intensivos en pequeños animales. Editorial Lexus. Bosch Lozano, L. Manejo del paciente politraumatizado. 2013. Disponible en URL: http://www.avepa.org/pdf/Vocalias/Manejo_Paciente_Politraumatizado_I biza2013.pdf (10/05/15). Drobatz, K. J. (2012). Abordaje del gato en estado crítico, pp 3-11. En: Emergencias en medicina felina. Editorial Intermédica. Hammond, R. y Walters, C. (2001). Monitorización del paciente en estado crítico, pp 319-336. En: Manual de urgencias y cuidados intensivos en pequeños animales. Editorial Lexus. Hughes, D. (2001). Fluidoterapia, pp 9-30. 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