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MEDICALIZAD@S
Causas y consecuencias de la medicalización
Jose Manuel Garzón Hernández
Responsable del área médica de Proyecto Hombre en Asturias
XXI Jornada municipal sobre drogas
Gijón, abril de 2015
Conflicto de intereses: pertenezco, en cargo no remunerado, al Laboratorio de Prácticas Innovadoras en
Polimedicación y Salud, una organización sin ánimo de lucro con fines de divulgación, formación e
investigación1.
CONCEPTO
¿Estamos medicalizados y medicalizadas? ¿Somos una sociedad empastillada?
Si buscamos una definición reglada y “oficial” de medicalización, encontramos, en el
diccionario de Salud Pública, la siguiente: La forma en que el ámbito de la medicina
moderna se ha expandido hacia muchos problemas que antes no estaban considerados
como entidades médicas.
La medicalización nace en la frontera indefinida y borrosa que existe entre la salud y la
enfermedad. Si nos remontamos en el tiempo, en el concepto de salud redactado por la
OMS en 1946, que define la salud como el completo estado de bienestar físico, mental y
social y no solo la ausencia de enfermedad, podemos encontrar el germen de la
medicalización presente en las sociedades desarrolladas de nuestros días, puesto que
ese completo estado de bienestar, y no solo la ausencia de enfermedad ha conducido a la
búsqueda utópica de la salud perfecta, que se convierte en una obsesión 2 y en la que
tiene cabida “inventar” enfermedades3, convertir procesos fisiológicos en patológicos,
personas sanas en enfermas (ya no estamos tristes, estamos depres) o pre-enfermas
(tratar farmacológicamente factores de riesgo), sobrediagnosticar, es decir, diagnosticar
1www.polimedicado.org
2Illich I. : Némesis médica. La expropiación de la salud. Barcelona. Barral. 1975.
3Smith R. In search of “non-disease”. BMJ. 2002;234:883-5.
1
enfermedades que, o bien no provocarán síntomas o no afectarán la calidad o la cantidad
de vida de las personas, lo que etiqueta a las personas en enfermos sin necesidad, y
conduce a tratamientos que sólo pueden causar el daño inherente a todo acto médico (la
iatrogenia es la tercera causa de muerte en el mundo 4), al no aportar beneficio alguno a
su salud.
Medicalizar es buscar una solución (solo) médica a un problema que no es (solo) médico.
Pero medicalizar es también, como dice Enrique Gavilán 5, hablar de la enfermedad solo
en términos médicos. La medicina ha ocupado espacios sociales que no le pertenecen.
Los problemas laborales, sociales, escolares, familiares y relacionales deben ser
abordados desde sus propios ámbitos, no desde el ámbito de medicina 6.
Si sabemos que en la salud (y, por lo tanto, en la enfermedad) influyen determinantes más
poderosos que la asistencia sanitaria, ¿por qué, en muchas ocasiones, nos centramos
solamente en la influencia que sobre la salud tiene la asistencia sanitaria, siendo éste el
determinante que menos peso tiene? En mayor medida influirá nuestro estilo de vida
(cómo comemos, cómo nos movemos, dónde vivimos, dónde trabajamos, qué nos gusta
hacer, qué podemos hacer…), el medio ambiente y nuestro código genético. Sin embargo,
¿dónde se concentran los esfuerzos económicos y se hipertrofia la capacidad de
influencia? Eso también es medicalizar. Porque, ¿de qué sirve tratar a una mujer que
cuida a un dependiente sin recursos con antidepresivos y ansiolíticos si después regresa
al entorno que le produjo su enfermedad? ¿No sería mejor recetarle una trabajadora
familiar, una plaza en una residencia o una ayuda domiciliaria para reducir su estrés y
mejorar su salud? ¿O la madre que no duerme pensando que cualquier día la van a
desahuciar de la casa que no puede pagar por haberse quedado en paro, y no para de
tomar ansiolíticos y de ir a visitas con su médico de familia que le pide pruebas y deriva a
múltiples especialistas por múltiples motivos psicosomáticos y funcionales? ¿No sería
mejor recetarle un piso de alquiler social para que pueda vivir sin temor a ser
desahuciada? ¿O ese señor que trabaja en condiciones deplorables y con sueldo mínimo
que le obliga a tener dos trabajos precarios y acude continuamente con dolores de
espalda, al que dopamos con analgésicos y relajantes musculares y le devolvernos a su
trabajo enfermante? ¿No deberíamos recetarle una inspección de trabajo y un salario
4Starfield B. New paradigms for quality in primary care. BJMP. 2001:303-8.
5https://twitter.com/enriquegavilan/status/577731127680458752
6Martínez Suarez V. Medicalización de la vida, salud pública y educación.
2
digno para vivir con un solo trabajo?7
CAUSAS
•
La medicina: El 75% de las consultas médicas acaban con una prescripción. La
medicina basada en la evidencia (basada en pruebas) como dogma y no como
herramienta. Recetar fármacos considerados de baja utilidad terapéutica
(vasodilatadores periféricos, antiinflamatorios tópicos, mucolíticos...). A veces los
médicos y las médicas nos limitamos a sellar con tapones de corcho las grietas que
van apareciendo en una enorme presa, en lugar de remontarnos río arriba y ver
qué sucede.
•
La sociedad: se sobredimensionan los beneficios de las intervenciones sanitarias y
de la medicación y se infraestiman los riesgos de un consumo excesivo
(polimedicación) o incontrolado (automedicación). Tristeza, incertidumbre, miedo y
riesgo son sentimientos inherentes al ser humano que, cada vez, manejamos con
más dificultad. El principio de autonomía que debe prevalecer en la relación
profesional-paciente, basado en la capacidad de obtener y entender la información,
libertad de decisión y acuerdo, deriva, en ocasiones, en presión unidireccional
paciente-profesional y manipulación del consejo médico.
•
La industria farmacéutica: Gasta el 15% de su presupuesto en investigación (en la
mayoría de las ocasiones dirigida por el mercado) y el 35% en publicidad y
promoción8, en ocasiones, sin pudor ni ética alguna a la hora de jugar con el miedo
de la población: ¿Qué prefieres, un análisis de colesterol o una autopsia?,
preguntaba un anuncio dirigido a publicitar los beneficios del consumo de un
fármaco para bajar el colesterol.
•
Los medios de comunicación: una publicidad protagonizada por un personaje
conocido, un producto con propiedades discutibles cuya eficacia no ha sido
probada sobre un tema de preocupación social. Se modifican los criterios
7http://www.drlopezheras.com/2015/03/de-que-depende-tu-salud-determinantes.html
8Angell M. La verdad acerca de la industria farmacéutica: cómo nos engañan y qué hacer al
respecto. Bogotá:Editorial Norma;2006.
3
científicos o clínicos de forma deliberada (por ejemplo: disminuyendo el límite
normal de colesterol en las analíticas de 240mg/dl a 200mg/dl). Se exageran los
beneficios, al tiempo que se minimizan o ignoran las complicaciones o los efectos
adversos.
•
La administración sanitaria: ¿Cuántas vidas salva un TAC? ¿Cuántas un programa
de deshabituación tabáquica? ¿Cuántos embarazos previene la píldora postcoital?
¿Cuántos un programa de educación afectiva en un colegio? ¿A corto plazo? ¿A
largo plazo? Sin embargo, para la industria farmacéutica, la clase política y los
medios de comunicación el equivalente en euros, votos y periódicos vendidos de
un aparato de tomografía axial computerizada nuevo en el hospital frente a un
programa de educación de hábitos de vida saludable o la gratuidad de la píldora
postcoital frente a un programa de educación afectiva y sexual en los colegios no
tiene comparación posible. La administración participa en el proceso de
medicalización con la instauración de programas de salud inadecuados, sin
evidencia demostrada pero de gran aceptación popular y en ocasiones
promocionados por la industria farmacéutica con el afán de abrir nuevos mercados,
como la financiación de servicios o tratamientos para “no enfermedades” y los
programas preventivos. Estas prestaciones generan una mayor dependencia del
sistema sanitario y contribuyen a la medicalización y a la creación de no
enfermedades. Por otra parte, las decisiones acerca de la aprobación de nuevos
fármacos no son independientes de las presiones de la industria farmacéutica 9.
CONSECUENCIAS
La medicalización de la vida provoca un consumo compulsivo y creciente de recursos
sanitarios (visitas, pruebas, medicamentos, cirugía y demás) en busca de la tranquilidad.
En esta era en permanente crisis, económica sí, pero más social, política o cultural, la
medicalización convierte la salud, en general, y el sistema sanitario, en particular, en un
bien de consumo más.
Cuanto más influye el sistema sanitario en la vida de las personas, o cuanto más acceso
se tiene al mismo, peor es la percepción de salud de la población, subjetiva (por
9Desmedicalizar a la población, una necesidad urgente. Inf. Farmacoter. Valencia. 2012.
4
expectativas desproporcionadas y no cumplidas (frustración)) y real (por la iatrogenia
inherente a todo acto médico)8.
Cada año, 7 de cada 100 pacientes sufren un efecto adverso relacionado con la
medicación10. Efecto que, en ocasiones, no se interpreta como tal y, en lugar de retirar el
fármaco que lo ha provocado, se añade uno más que controle dicho efecto. Es lo que se
denomina “cascada terapéutica”, cuando añadimos un antiemético para controlar las
náuseas que provoca un medicamento que recetamos para la depresión a una persona
que solo está triste. La probabilidad de aparición de un efecto adverso aumenta con el
número de medicamentos diarios que toma el paciente o la paciente, alcanzando el 100%
cuando toma 8 o más fármacos al día.
En la década de los 90, el gasto farmacéutico per cápita en España supera la media de
los países de su entorno11 y va elevándose gradualmente hasta la llegada de la crisis
económica, en la que sufre un parón en su evolución al alza. Este gasto se frena por
criterios económicos, no por criterios científicos, éticos o de racionalidad en la
prescripción.
La medicalización de la vida daña a la población sana por exceso y, al captar recursos y
actividad diagnóstica y terapéutica, también perjudica gravemente a la enferma 12, en
consonancia con la ley de cuidados inversos 13 de Tudor Hart (1971) que enunciaba que,
en los países desarrollados, donde el sistema sanitario está orientado en exceso a la
asistencia, se trata más a quien menos lo necesita. El número de amputaciones de
miembros inferiores en personas diabéticas en España es elevado, por falta de
seguimiento y tratamiento adecuados, pero se instaura el criterio diagnóstico de
prediabetes y su consecuente tratamiento farmacológico asociado, sin fundamento
científico. Se trata excesivamente el colesterol alto con pastillas en prevención primaria y
se infrautiliza en prevención secundaria (después de un evento cardiovascular), sobre
10Aranaz J.M. Estudio APEAS. Estudio sobre la seguridad de los pacientes en atención primaria de
salud. Madrid: Ministerio de Sanidad y Consumo; 2008.
11Evolución del consumo español de algunos grupos terapéuticos en relación con el consumo
medio de los países europeos de la OCDE. Periodo 2000-2007.
12Gérvas J, Pérez Fernández M. Sano y salvo. Editorial los libros del lince. 2013.
13Hart JT. The inverse care law. Lancet 1971. 1(7696):405-12.
5
todo en mujeres. Está descrito un uso excesivo de antidepresivos en trastornos del ánimo
leves o moderados (donde no han demostrado más eficacia que el placebo) y baja
utilización en trastornos depresivos graves con riesgo de minusvalía social o suicidio
(cuadros en los que los antidepresivos han demostrado ser eficaces). El consumo de
antidepresivos en España se ha incrementado entre 2000 y 2013 en un 200% 14. ¿Qué ha
ocurrido en estos años para que nos hayamos deprimido tanto?
En el ámbito de las adicciones, la encuesta de drogas y alcohol en España, en 2013,
concluye que las tres sustancias más utilizadas son: alcohol, tabaco e hipnosedantes. La
gente en España se droga con medicamentos que, en un porcentaje muy elevado, se
prescriben en las consultas médicas.
CAMBIOS
•
La medicina: Prescribir de forma prudente y razonada. El menor número de
medicamentos posibles, a la mínima dosis posible, el menor tiempo posible.
Prescribir menos y prescribir mejor. Deprescribir. Tener paciencia. Prevenir de la
prevención (prevención cuaternaria). Escuchar, tocar, dudar, buscar, tratar, ver.
Salir a la calle.
•
La sociedad: Hay evidencia de que las personas bien informadas son más
conservadoras que los médicos y las médicas en el caso de tratamientos
preventivos con medicamentos15. Aceptar las limitaciones de la medicina.
Mantenerse informado. No automedicarse. Formar parte de las decisiones en su
salud.
•
La industria farmacéutica: Ensayos clínicos que comparen con el medicamento de
referencia, no con placebo. Investigación no dirigida por el mercado. Publicar los
estudios con resultados desfavorables.
•
Los medios de comunicación: adherirse al código ético HON (Health on net) 16
14AEMPS. Informe de utilización de Medicamentos. Utilización de medicamentos antidepresivos e
hipnóticos en España durante el periodo 2000-2013. Publicado el 14/01/2015.
15Creación de enfermedades (Ed). Información farmacoterapéutica de la comarca (INFAC). 2005.
16https://www.healthonnet.org/HONcode/Spanish/
6
(profesionales sanitarios encargados de elaborar una información complementaria
y referenciada, con garantía de confidencialidad, transparencia y honestidad tanto
de autores como de patrocinadores). Ejemplos de páginas de internet de
información para pacientes: medline plus17, ibotika18.
•
La administración sanitaria: Potenciar las actividades comunitarias. Medidas de
limitación de la presión asistencial (desburocratización, aumento del tiempo de
consulta, limitación del número de pacientes/día o pacientes/profesional). Medidas
eficientes en prevención primaria. Limitar la influencia de la industria farmacéutica.
El compromiso ético de los profesionales sanitarios y de las profesionales sanitarias, la
responsabilidad de los ciudadanos y de las ciudadanas, la transparencia de la industria
farmacéutica, la implicación de la administración sanitaria y el sentido común deberían ser
las líneas de comportamiento para evitar el uso, el abuso y la dependencia de la
medicalización.
17http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/
18https://www.euskadi.eus/r85-ckpaib02/es/contenidos/informacion/cevime_ibotika_enlaces/es_cev
ime/enlaces.html
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