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Medicina
La Deshumanización de la Medicina
Académico Gilberto Rueda Pérez*
E
l arte y la ciencia de conocer
la enfermedad y de procurar
su prevención o su curación y de
aminorar el sufrimiento y el dolor
o retardar la muerte del ser humano, ha pasado desde el principio
de la existencia del hombre por diferentes etapas, que el análisis retrospectivo nos facilita reconocer
y que se im,brican y entrelazan a
través de los tiempos y del cambiante desarrollo de las ciencias,
a medida que el hombre evoluciona, desde su ignorancia absoluta
de los fenómenos de la naturaleza
que lo rodean, hasta la época actual que lo ha llevado a conocerse
-así sea parcialmente- a sí mismo y a comprender, e inclusive a
tratar de manipular las estructuras
de los seres vivientes y a adentrarse
en ese universo infinito que ha fascinado al hombre desde siempre.
Al principio el arte de curar se
basaba exclusivamente en la observación de los fenómenos orgánicos
·Palabras pronunciadas por el Doctor Gilbcrto
Rueda Pérez, Presidente de la Academia Nacional
de Medicina de Colombia, en la reunión de la
A1anam. Madrid, España, noviembre de 1997.
causados por el trauma de las guerras, los terremotos, por las grandes epidemias y por los procesos
que rodean el nacimiento de los
seres humanos que, permanentemente o por agudizaciones periódicas' diezmaban prematuramente a los
pobladores del planeta. La muerte
constituía un fenómeno natural inherente a estos procesos y era esperada, temida y respetada como
un fenómeno producido por la voluntad de Dios, al que no podía el
hombre de ninguna manera, ni
debería, oponerse. La enfermedad
asimismo era producto de la ira de
Dios como castigo al pecado de los
hombres y así por siglos se aceptó
este designio con acatamiento y
obediencia, al tiempo que se castigaba al enfermo, o mejor al pecador, con el aislamiento, el destierro
y la incineración de sus haberes
como sucedía con aquellas enfermedades llamadas vergonzantes.
Pero la mente del hombre evolucionó para superar estas primitivas creencias. Su poder inquisitivo
basado en su irrefrenable deseo de
conocimiento hizo que de entre los
sanadores y los curanderos que
habían surgido como consecuencia
natural de las necesidades impuestas por los sufrimientos del hombre enfermo, se destacaran los
médicos quienes tratarían de hallar
en el organismo humano los fenómenos causantes de la enfermedad
y así, como elemento primario y
fundamental, surgió el estudio de
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la anatomía humana, en forma
clandestina primero, y por siglos,
y luegopoco a poco como una ciencia
y un arte cada vez más completos
y exactos, hasta llegar al dominio
de todos y cada uno de los elementos orgánicos que constituyen al
hombre y así surgieron los grandes
anatomistas de otras épocas, encabezados por Vesalio hacia 1543, que
con su gran descripción de la Fábrica humana, había de avanzar en
el conocimiento del organismo hasta llegar a través de sus discípulos a
la descripción milimétrica de todas
y cada una de las estructuras orgámcas.
Dentro del avance de este conocimiento y con el advenimiento
del microscopio de Leuwenhoek,
los médicos pasaron al estudio
detallado de los tejidos orgánicos
y de las células que los componen,
y se desarrolló la histología humana en toda su maravillosa dimensión hasta llevar su conocimiento
con las técnicas biofísicas
y
bioquímicas modernas al dominio
prácticamente total, no sólo de las
células sino más aún, de sus componentes ultracelulares y sus propiedades físicas y químicas y hasta
su manipulaciónad infinitum como
presagian
los avances de la
genética y la bioingeniería.
Pero los anatomistas y los
histólogos no se pueden limitar al
conocimiento adquirido y paralelamente surge, como es natural,
el estudio de los tejidos y de las
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Rueda: La Deshumanización
de la Medicina
células en estado patológico, bien
sea este estado provocado por la
enfermedad o bien al contrario,
sea la enfermedad el producto de
las lesiones celulares. Y surge la
anatomía patológica y la histopatología, y con ellas, el conocimiento, la explicación y el sustrato de
la enfermedad y de la muerte y se
convierten en las ciencias más técnicas, más precisas, más profundas; atraen para sí y hacen su yos
todos los procedimientos que la
física, la química, la óptica y las
demás ciencias pueden aportar a
la delicada misión que lo involucra: La explicación cierta e incontrovertible de las modificaciones
celulares y tisulares de los órganos humanos ante la enfermedad y
ante la muerte, que conduce a la
derrota total de la imaginería, de
la charlatanería, del empirismo,
basados en la credulidad y la ignorancia y la tendencia a atribuir a lo
sobrenatural todo lo que nuestra
mente no alcanza a comprender.
Al desarrollo se suman ya en
este siglo que ahora termina, los
grandes descubridores
que habrían de revolucionar el concepto
de la medicina de la antigüedad
para llevarla poco a poco al enorme avance tecnológico que hoy
presenta y asimismo bajo el influjo de las dos grandes guerras mundiales al volcarse el aparato
tecnológico hacia tierras de América en los Estados U nidos, los
grandes maestros del desarrollo de
las técnicas quirúrgicas, de la
imagenología, de las comunicaciones, que incorporadas a la medicina han producido en los últimos
cincuenta años el avance más extraordinario que en campo alguno de la ciencia humana haya
podido presentarse.
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Estos hechos habrían de convertir el ejercicio de la medicina en
una ciencia basada en el conocimiento de los fenómenos orgánicos y de los procesos reproducibles
y demostrables que conducen a la
enfermedad pero al mismo tiempo
descubren el camino a la prevención, curación, o a la rehabilitación
de sus secuelas y siempre por encima de todo al alivio del dolor del
ser humano.
Simultáneamente el hombre,
no ya el médico, sino el físico, el
químico, el biólogo, el científico
en general y el técnico, continúa
aportando a la ciencia en general
todas las innovaciones que nos
asombran y que nos llevan a descifrar el gen ama humano y a la
cibernética y al conocimiento del
universo más allá de la órbita de
este planeta que parasitamos y que
al paso que llevamos habremos de
esterilizar para convertirlo en un
pequeño, desértico planeta que
continuará girando inútilmente ad
infir.itum alrededor de un Sol que
se extingue.
Todos estos apuntes de la ciencia y de la técnica contribuyen al
inmenso avance de la medicina en
todos sus campos; sin embargo,
estos avances producidos por la
mente humana deberán ser puestos por los médicos al servicio del
hombre considerado como un todo
no como una máquina o como un
objeto inerte sino como un ser provisto de mente y por tanto de emociones, de raciocinio, de conciencia
y de un interés que supera todos
los demás que es el interés de conservar su propia vida y de vivirla
en condiciones de bienestar general. Al mismo tiempo que los
avances científicos y tecnológicos
mejoran todos los campos de la
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medicina como ya se dijo son causa simultáneamente del enorme
incremento de los costos tanto de
los procedimientos que rodean el
diagnóstico positivo como de los
que constituyen los elementos terapéuticos de todo orden.
El médico trata entonces de
convertirse no solamente en protector de la salud de sus semejantes, sino en administrador de los
diferentes mecanismos administrativos que esta conservación
significa, lo cual está lejos de su
preparación humanística y tecnológica; se presenta entonces la discrepancia entre quienes tratan de
administrar la salud siendo ajenos
a la medicina y el médico que continúa teniendo la imagen que se le
ha inculcado de ser la persona
única responsable por la prestación de los servicios de salud.
Surge la medicina de tipo social en donde lo primordial debe
ser la atención primaria en salud
que debe ser prestada a toda la comunidad en general sin distinción
de clases ni de orden económico
y ejercerla con equidad como parte
fundamental de la ju~ticia distributiva, para mejorar el acceso a
la atención de las poblaciones de
los estratos económicamente más
débiles; debe ser un factor fundamental en la promoción de la salud y en la prevención
de la
enfermedad, pero primordialmente debe fomentar la relación médico-paciente para evitar a toda
costa la despersonalización de la
atención médica.
No puede el médico, protagonista fundamental de esta nueva
medicina social, desprenderse de
su ética hipocrática que lo lleva a
hacer el bien por el bien; a procurar por todos los medios no sola-
Rueda: La Deshumanización
mente adquirir los conocimientos
necesarios para actualizar su difícil profesión
sino aplicarlos
desinteresadamente y sin desviaciones de ninguna clase a todos los
pacientes que a él acudan.
Más importante aún, debe conocer e interpretar y ejercer el concepto de la bioética que lo hará
observar y tratar al hombre en su
entorno, en relación con el medio
ambiente en que vive en el cual
hace parte fundamental tanto la
persona que requiere el servicio,
como el médico mismo. Este debe
necesariamente encontrar satisfacción en el ejercicio de su profesión y habr~ de encontrarla en la
medida que se dé cuenta que su
ejercicio profesional, sobre todo
en su calidad de médico general
lo vuelve a involucrar en el terreno más satisfactorio de todos, en
el de consejero, amigo, conductor
de la salud no solamente de una
persona sino preferiblemente de
un núcleo familiar, característica
que se ha ido perdiendo en el mundo occidental en gran parte debido a la especialización
y a la
superespecialización creadas por
la tecnología de la cual hemos
hablado anteriormente.
Tradicionalmente la bioética se
define como el estudio sistemático
de la conducta humana en el área de
las ciencias de la vida y del cuidado de la salud en cuanto dicha
conducta es examinada y de los
valores y de los principios morales.
Esto quiere decir que se sirve
de las ciencias biológicas para
mejorar la calidad de vida en su
más amplio sentido (Enciclopedia de
bioética N.Y, 1978, p. XXXIX).
Los principales factores que han
dado lugar al origen de la bioética
se refieren a:
• Los avances científico-técnicos principalmente en: la ingeniería genética potencial y actualmente
capaz de ser aplicada a la biología
humana.
• Las nuevas técnicas de reproducción humana.
• Las nuevas fronteras en el
trasplante de órganos.
• Los progresos técnicos aplicados en la reanimación del paciente, los diagnósticos prenatales,
la desterilización y la contracepción, la creación de drogas estimulantes
y supresoras,
la
tecnología espacial para adecuar
la vida humana a condiciones
extraterrestres. El uso de instrumentos altamente perfeccionados
para diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de enfermedades de
alto riesgo. La polución del ambiente, la destrucción de la vida
vegetal, la ozonificación de la atmósfera y tantas otras.
Deshumanización de la medicina
La característica
del hombre
como persona es la conciencia, la
cual es a su vez la resultante del
proceso de conocer, discernir, escoger, decidir y actuar con libertad y naturalidad plena en todas y
cada una de las etapas de su vida
consciente.
Esa libertad tanto de escoger,
de definir una conducta debe ser
respetada a toda costa en todas las
circunstancias de la vida y con
mayor razón aún en lo que respecta al más primitivo y fuerte de sus
anhelos vitales, cual es el de la
conservación de la salud y la prolongación de su vida útil.
Toda conducta atentatoria de las
dimensiones humanas puede considerarse como deshumanizada. En
el campo de la medicina la activiRevista Medicina • No. 46 • 1997
de la Medicina
dad inhumana o deshumanizada puede ocurrir durante el acto médico en
sí o ser exterior a él teniendo en uno
y otro casos al paciente como víctima receptora de este hecho.
La ocurrencia exterior al acto
médico se produce generalmente
a nivel institucional, a consecuencia de normas de reglamento para
la atención de los pacientes, en
circunstancias muy frecuentes que
se encuentran en forma prácticamente inherente a la medicina de
tipo social de que hemos estado
hablando. Pueden resumirse estas
actitudes en las siguientes:
Atención por un profesional
no escogido por el paciente y sus
familiares sino impuesto por la
institución.
Atención demorada inmisericordemente debido a las condiciones y masificación del ejercicio de
la medicina. Las largas y penosas
filas a las que debe acudir el paciente en busca de la cita con el
profesional, luego para la práctica
de los exámenes de laboratorio, de
la entrega de las prescripciones y,
lo que es peor aún, de la cita para
su tratamiento, específicamente
cuando éste ha de ser quirúrgico.
La referencia del paciente de
un centro de atención y a otro hasta llegar por fin al hospital en el
que ha de ser tratado; la designación del paciente no por su nombre sino por un número que puede
ser el de la ficha o el de la cama; la
falta de amabilidad y de cariño en
el trato tanto del personal auxiliar
como del médico mismo y la enfermera muy frecuente en este
tipo de medicina por volumen.
Estas son algunas de las condiciones presentes cuando analizamos el recorrido que debe hacer
un paciente entre la presentación
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Rueda: La Deshumanización de la Medicina
de sus síntomas, la atención de su
enfermedad y su rehabilitación;
muchas otras podrían citarse, algunas peculiares a cada país y a
cada región; sin embargo, cabe la
pena destacar otras que conllevan
a igual deshumanización o peor
aún puesto que interfieren directa
y claramente con el ejercicio de
una profesión ética y justa.
Hemos visto cómo la ciencia y
la tecnología aplicadas a la medicina han llevado a ésta a un estado
absolutamente ajeno a las antiquísimas prácticas mágicas y esotéricas con las que se inició, para pasar
a ser una profesión de la más alta
calidad dentro de las ciencias que
practica actualmente el hombre,
por el hecho de tener como sujeto
de esa práctica al ser humano en
su categoría total, tanto física
como psicológica, pues no podemos olvidar esta parte primordial
del ser humano que hace que nunca,
bajo ningún concepto, en ninguna
circunstancia, pueda desprenderse su
parte física de su parte psicológica;
toda enfermedad repercute sobre el
estado emocional, mental y psíquico de la persona que la padece y a
su vez todas las circunstancias psicológicas adversas repercuten necesariamente en el bienestar del
hombre.
Bajo ninguna circunstancia
podrá el médico olvidar esta
simbiosis. Pero éste es solamente
un aspecto del enfoque hacia el
paciente; el médico deberá tener
presente siempre que habrá de
atenderlo en las mejores condiciones científicas y técnicas. Y estas
condiciones se refieren específicamente al conocimiento de la materia médica relacionada con la
enfermedad, al análisis de su paciente, a la disposición a su alcan6
ce de los métodos y elementos más
seguros, precisos y prácticos aportados por la ciencia en todos los
campos para prevenir la enfermedad, para hacer el diagnóstico correcto cuando ya la enfermedad se
haya presentado, para curarla, tratar sus secuelas y para rehabilitar
al paciente, o bien para acompañarlo en su última enfermedad y
en sus últimos momentos con toda
la consideración y el respeto que
merece el moribundo sin abusar,
téngase muy en cuenta esto, sin
abusar de esa misma tecnología
para alargar la vida del paciente en
forma dolorosa e inútil ante la
muerte inexorable. El médico así
como aprende a conocer la vida,
debe aprender a reconocer la
muerte cuando llega.
Considero personalmente que
no es ético, que no es ni siquiera
lógico dividir la enfermedad y los
recursos para contrarrestarla en
escalas de diferente aplicación; no
encuentro válida la razón que para
extender a toda la población de un
país o de un territorio los beneficios de la salud, deban reducirse
los métodos, elementos y recursos
tecnológicos, de diagnóstico o terapéuticos de acuerdo con la capacidad socio-económica del paciente.
La medicina de tipo social debiera
ser igualitaria yjusticiera y al mismo
tiempo que pretende aumentar el
cubrimiento debería aumentar simultáneamente la eficiencia.
Se aduce naturalmente que los
costos de la tecnología de punta
en medicina hacen estas técnicas
inalcanzables para los más pobres;
eso puede ser cierto si se trata de
repartir pobreza, pero pregunto yo:
¿Por qué hemos de ser pobres para
la salud cuando no lo somos para los
demás importantes eventos de la
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vida que nos rodea? ¿Por qué para
trasladarnos todos utilizamos las
vías aéreas o los ferrocarriles
ultrarrápidos o nuestros propios
vehículos particulares, por qué no
seguimos andando a pie o seguimos trasladándonos en mula?; estos elementos son costosos pero
este costo está justificado plenamente por los beneficios que nos
ofrece su utilización. ¿Por qué, me
pregunto, para acudir a exterminar a nuestros enemigos en la
guerra utilizamos los elementos
técnicos más avanzados producidos y aportados por los países más
desarrollados del orbe y comprados con grandes esfuerzos por los
países más pobres con el objeto
exclusivo de destruir a nuestros semejantes, por qué no podemos
procurar que el Estado dirigido
por hombres, ponga al servicio de
la población bajo su cuidado, al
servicio de ellos mismos los elementos de la más alta tecnología y
los más desarrollados productos de
la ciencia humana para promover
la salud y prevenir la enfermedad
o para curarla cuando se ha presentado?
Se nos exige a los médicos que
nos humanicemos al máximo y al
mismo tiempo se nos pone a trabajar en las circunstancias de la
mayor insatisfacción profesional,
al servicio de entidades de tipo
comercial que obtienen ganancias
pecuniarias de los servicios de
salud; se nos exige que pongamos
absolutamente todos nuestros mejores medios personales para humanizar el trato con nuestros
pacientes, pero al mismo tiempo
se nos impide la utilización de los
métodos técnicos y científicos
más avanzados; en mi concepto
esta práctica es tan inhumana
Rueda: La Deshumanización
como aquéllas de causa exterior
que describíamos hace unos momentos; tengo el mayor respeto por la
profesión médica igual solamente al respeto que puedo tener por
mi hermano, mi paciente, por el
ser humano; considero que ya que
me he preparado para atenderlo
adquiriendo conocimientos y actualizándolos
en el curso de
mi carrera profesional debo así
mismo disponer de todos los elementos que la ciencia moderna
pone a mi alcance para realizar
con éxito y con ética el mejor objetivo profesional.
No veo cuál puede ser la diferencia entre, el ingeniero que para
construir el puente requiere todos
los elementos técnicos necesarios
para ello; no veo cuál pueda ser la
diferencia con el simple obrero a
quien se encomienda la pintura de
una casa o el arreglo de un jardín
y que requiere para ello los elementos necesarios, ojalá los mejores para poderlo llevar a cabo;
no entiendo cómo se me exige que
atienda bien a mi paciente entendiéndose por bien que no me equivoque en el diagnóstico, o en la
prescripción; que a consecuencia
de mi actividad no sufra el paciente o no presente lo que la ley
cataloga como consecuencia iatrogénica que me va a obligar a responder no solamente
ante la
comisión de ética respectiva sino
ante la ley civil o penal por mi
mala acción; no entiendo cómo se
me exige que atienda bien a mi
paciente y no se me proporcionan
los elementos adecuados para hacerlo; considero por consiguiente
que no es sólo falta de humanidad y falta de ética el atender mal
a mi paciente por mi displicencia
personal sino el atenderlo mal por
falta de elementos para hacerlo en
las circunstancias técnicas más eficientes. ¿Debe el médico reflexionar seriamente y darse cuenta de
la importancia y de la gravedad del
acto médico y debe por tanto cuidarse y evitar practicarlo cuando
no tiene los elementos necesarios?
Debe por ende la entidad promotora de salud, responsable
directamente o el Estado mismo
responsable constitucional por la
salud de su pueblo, a toda costa
proporcionar los elementos necesarios para que el ejercicio de la
medicina sea realmente eficiente
y sobre todo no se discrimine su
uso entre los que tienen todo y los
que no tienen nada.
Impacto de la Ley 100 en los
profesionales de la salud en
Colombia
Los médicos, los profesionales y
los trabajadores de la salud hemos
resentido como ningún otro actor,
el impacto de La Reforma, como
ha sucedido en toda la América
Latina. Se han producido protestas y paros médicos en Venezuela, Colombia, Ecuador, Panamá,
Perú y Bolivia. Igualmente en
Europa, específicamente en Francia y España donde los médicos
han liderado la resistencia a un
cambio que no les favorece.
La presente década ha presenciado una transformación en el
ejercicio de la Medicina sin precedentes en la historia reciente;
hoy se considera el servicio de
salud como un bien negociable,
regido por las leyes del mercado.
Este mercado del dolor, es un sistema económico y social complejo; en el cual la salud se convierte
en un bien común que puede pagarse de antemano, negociarse,
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de la Medicina
transferirse, alterarse o negarse según la conveniencia de las partes.
Introducir la economía de libre mercado en la salud tiene alto
costo social y ético. El cambio de
la relación Médico-Paciente por la
relación Prestador-Cliente no es
únicamente un cambio semántico.
El acto médico inspirado en la
ética hipocrática, se basa en la libre escogencia del médico que le
inspire toda su confianza y establece con él una relación de
empatía, en la cual el paciente abre
su espíritu y cuenta con amplitud
sus penas físicas e inclusive convierte al médico en su consultor y
consejero. El galeno por su parte
le entrega al paciente todo su interés, el tiempo necesario, toda su
capacidad y sus conocimientos
con ética, responsabilidad y plena autonomía. El objetivo principal es llegar a un diagnóstico
basado en el método científico,
para procurar curar, mejorar o por
lo menos aliviar al enfermo y evitarle complicaciones previsibles
de su padecimiento.
La relación prestador-cliente es
un acto comercial, en el cual el
prestador número X vende un servicio a un cliente Y, asignado en
citas médicas de la empresa, la libertad de escogencia no se da, o
está seriamente limitada en el nuevo modelo. En esta relación comercial al prestador del servicio le
interesa atender el mayor número
de clientes por unidad de tiempo,
para así mismo, cobrar el mayor
número de boletas. Los intereses
de la empresa son prioritarios, ella
" capacita" al profesional, sobre los
medicamentos que debe formular,
qué exámenes o medios diagnósticos solicitar y, con mucha precisión, señala cuáles no debe utilizar
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Rueda: La Deshumanización
de la Medicina
porque resultan muy costosos para
la institución.
Causas del deterioro de
los profesionales del
área de la salud
Son múltiples las causas por las
cuales hemos llegado a esta situación de deterioro progresivo del
sector, desde mi punto de vista en
el caso de los médicos pero aplicable a todos los trabajadores de
la salud; las más importantes son:
Nuestra propia responsabilidad como gremio por haber
perdido el liderazgo del sector
que nos es inherente. La falta de
unidad del cuerpo médico, tradicionalmente disperso, con múltiples asociaciones con objetivos y
fines muy diversos, sin una organización única que coordine,
oriente y defienda el pensamiento, la filosofía y las necesidades
de los médicos y profesionales de
la salud en Colombia. Este hecho ,
junto con la necesidad sentida de
rescatar el ejercicio digno de la
Medicina en Colombia y el valor
del trabajo médico, son las razones que condujeron a las instituciones médicas
de carácter
nacional y mayor tradición en el
país, a tomar la decisión de unir
esfuerzos y juntos construir la nueva Asociación Médica Colombiana -AMC-, como la expresión de
la unidad médica nacional.
La falta de un interlocutor
válido y auténticamente representativo de los 40.000 médicos
colombianos, ante las autoridades
competentes, ha conducido a no
ser tenidos en cuenta en la toma
de decisiones en materia de salud
y seguridad social. Esa es la primera responsabilidad de la nueva
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Asociación Médica Colombiana
-AMC-.
Nos falta participación en los
órganos de elección popular, precisamente donde se toman las decisiones que atañen con los sectores
sociales. Los médicos hemos sido
renuentes a la participación política y quienes han accedido a cargos
de representación, no lo han hecho
por, ni para el gremio.
La política oficial de los gobiernos de los últimos veinte años
de desestimar la inversión en los
sectores sociales en favor de otros
frentes como las fuerzas armadas ,
la lucha contra el narcotráfico, la
guerrilla y el pago de la deuda externa e interna.
Las políticas generales de
salud, trazadas por organismos financieros internacionales, las cuales en su desarrollo cobran un alto
costo social, propician el encarecimiento de los servicios, el aumento de la brecha entre los más
ricos y los marginados, el mercado a ultranza de la salud y la pérdida del valor del trabajo médico.
La Ley General de Educación que ha permitido la proliferación anárquica de programas
de formación de recurso humano en salud. De cinco facultades
de medicina que existían en 1974
pasamos a cuarenta en la actualidad. Hay cuatro más en estudio de
aprobación. Solamente en Santa
Fe de Bogotá existen doce facultades, igual que en toda Francia.
En una ciudad como Montería
existen dos facultades de medicina infortunadamente, hoy la educación médica es un negocio
rentable y no existe en nuestro país
un sistema de acreditación de programas de educación superior en
salud que garantice la calidad de
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los nuevos profesionales. Es urgente aplicar un correctivo para
garantizar la idoneidad profesional hacia el futuro, que contemple
y haga imprescindible la certificación y la recertificación periódicas
dentro deun sistema voluntario de
educación continuada.
El número total de camas hospitalarias, en todos los sectores, en
1985 era de 42.528; en 1992, con
una población sensiblemente mayor, sólo eran 44.131. Este hecho,
sumado a la gran concentración de
médicos en las ciudades capitales
trae como consecuencia exceso de
oferta de recurso humano en salud, lo cual, paralelo a la disminución de cargos en las plantas de
personal por supresión de empleos
o liquidación de instituciones, explica el creciente desempleo y
subempleo de los médicos y profesionales de la salud.
Este desempleo, sumado a la
enorme proliferación de médicos
egresados de las escuelas aparecidas recientemente, sin control de
orden curricular, habrán de conducir a la aparición de una mano
de obra de la más baja categoría,
tanto en su preparación como en
sus conceptos éticos y de comportamiento ante el paciente, que
podrían conducir cada vez más a
la decadencia de la calidad en el
ejercicio y a la pérdida de los paradigmas que por siglos contribuyeron a tener a la medicina en el más
alto concepto del orden social en
todos nuestros países.
La concientización de los médicos y la unión de los profesionales de la salud alrededor de la
preservación de la alta calidad del
ejercicio, en función de los derechos del ser humano en lo referente a la enfermedad puesta en sus
Rueda: La Deshumanización
manos, es la única estrategia en el
corto y mediano plazos para recuperar el terreno perdido y poder
poner en práctica los principios de:
Eficiencia, Universalidad, Solidaridad, Integralidad, Unidad y Participación,
que se pretende
instaurar a través de las nuevas leyes de seguridad social en salud en
nuestros pueblos.
Documentos consultados
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Laín Entralgo, Historia Universal de la
Medicina, Tomo 1, VII.
Haggard, Howard
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