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TENDENCIAS
En las consultas se huye de la inexpresividad de algunas
actrices y se busca la naturalidad
Teresa Rey estar bien - 25/02/2011
Un rostro armonioso y natural donde el equilibrio sea el principal rasgo es lo que buscan los pacientes que acuden
a una clínica de medicina estética para paliar los signos del envejecimiento. La gente huye del "efecto Kidman" y
no quiere ser como esta actriz u otras que han perdido toda su expresividad. Así lo manifestó Javier Anido, doctor
especializado en medicina estética, durante un acto organizado por el Laboratorio Galderma en el recién celebrado
26 Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME). La cuestión es cómo se llega a
conseguir estos resultados. En declaraciones a Estar Bien, Pilar Rodrigo, presidenta de la SEME, asegura que lo
principal es individualizar los tratamientos, pues cada paciente es único y moldear su rostro supone recurrir a
varias técnicas y distintos materiales o sustancias. Afortunadamente, según Anido, hoy en día el médico estético
tiene a su alcance una gran variedad y versatilidad de productos adecuados a las necesidades de cada paciente, lo
que facilita mucho la labor de estos especialistas y, por tanto, los resultados son más satisfactorios.
La toxina botulínica tipo A (sustancia que paraliza el músculo) y el ácido hialurónico (material de relleno), son dos
de los compuestos más empleados para disimular el paso de los años. Hace escasos años el profesional sólo podía
trabajar con una marca comercial de toxina y actualmente ya dispone de tres. La última, aprobada recientemente
por la Agencia Española del Medicamento, fue presentada en el marco del encuentro de la SEME. Se denomina
Bocouture y es obra de los Laboratorios Merz. El doctor Eduardo López-Bran, director del Instituto Médico
Estético de Madrid, considera que la aprobación de esta nueva toxina es una buena noticia tanto para los
profesionales, que pueden disponer de más opciones, como para los clientes, ya que implica el abaratamiento de
costes.
Con el ácido hialurónico ocurre lo mismo, de hecho Moisés Amselem, director médico de la Clínica Francesa Dray,
matizó en el marco del Congreso que actualmente hay cerca de 150 marcas de este producto.
Conocer la fisionomía
La diversidad es positiva, pero no lo es todo a la hora de utilizar estas sustancias. En el caso de la toxina, por
ejemplo, sólo el conocimiento profundo de la anatomía y de la adecuada comprensión de la dinámica muscular y
de los mecanismos musculares que regulan el proceso de envejecimiento facial permiten obtener un aspecto
natural a medida, es decir, un resultado natural y personalizado en función de las características morfológicas
individuales, tal y como explicó durante la reunión Fabio Ingallina, cirujano plástico especialista en Medicina
Reconstructiva y Estética.
Realmente se trabajan los músculos y no sólo la arruga, añade Amselem, por ello hay que saber en qué lugar se va
a inyectar y emplear el material de relleno adecuado para subsanar posibles efectos de descompensación
provocados por el empleo de la sustancia paralizante. En general, como indica el doctor Ingallina, "se ha pasado
del tratamiento de una única arruga, a la remodelación total del rostro". Algo que se aprecia en la imagen final,
pues se consigue eso que en definitiva ansía cualquier persona que se somete a un cambio de estas características:
una mejoría de la mirada, un aspecto más descansado y una cara que lleva a preguntar a los demás qué te has
hecho, o a destacar la buena cara que se tiene, sin saber la realidad de lo que hay detrás.
La perfección de los métodos empleados es patente a través de los esfuerzos en seguridad que los especialistas en
este campo están realizando. La presidenta de la SEME aclaró que este tema inquieta mucho a los expertos en
medicina estética, por eso se revisan anualmente los distintos métodos y se insiste en que los usuarios acudan a
centros médicos con profesionales cualificados. En opinión de Anido, esta preocupación se aprecia en el aumento
del interés de las compañías farmacéuticas por la estética. Gracias a dicha colaboración, "esta especialidad es caza
vez más científica y está mejor hecha". El doctor considera que la medicina estética es la medicina del futuro, ya
que realmente "no todos somos iguales antes la enfermedad, sino ante el envejecimiento".
Cuestión de sexos
La mujeres de las últimas generaciones se cuidan más y se aprecia cuando acuden a las consultas. "Esto no quiere
decir que se sometan a más tratamientos -considera Pilar Rodrigo- sino, que en líneas generales, se ponen más
protección solar, hacen una dieta más equilibrada, practican ejercicio y recurren a cosméticos adecuados". Todo
esto provoca un retraso en el acceso a los tratamientos estéticos, un hecho que a la vez repercute positivamente en
los mismos porque resultan menos agresivos al no tener que tratar pieles muy deterioradas.
Los que parecen más animados en esto de la jeringa y los estiramientos son los hombres. Según una encuesta
realizada por la SEME, el 80 por ciento de las clínicas adscritas a esta sociedad ha incrementado durante 2010 el
número de pacientes masculinos. El tramo de edad de comienzo de los tratamientos más común está entre los
30-35 años. No obstante, un dato significativo es que en el último año han pasado por consulta personas a partir
de 14 años. El segmento con mayor incidencia, sin embargo, se sitúa entre los 45-50 años.
La estética facial es lo que más demanda el sexo masculino (32 por ciento), sobre todo, rejuvenecimiento facial y
toxina botulínica. En segundo lugar, tratamientos para la obesidad y la adiposidad localizada (26 por ciento). Y en
último lugar, la depilación láser y la fotodepilación (21 por ciento).