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www.ir.vhebron.net
Publicado en la revista Stroke
Nuevos biomarcadores diagnósticos del ictus
Estos son los resultados de la potente línea de investigación del equipo del Dr.
Montaner que empieza a dar sus frutos. Se han identificado dos marcadores que
discriminan el origen de los ictus e indican si la causa ha sido un cardioembolismo.
Barcelona, 29 de Julio del 2008.- Un equipo de investigadores del Institut
de Recerca de l’Hospital Universitari de la Vall de Hebrón, liderado por el Dr. Joan
Montaner, ha publicado este estudio que responde a la necesidad de disponer de
una herramienta que nos diagnostique qué tipo de ictus está sufriendo el paciente
y, en base a esta información, nos permita afinar al máximo el tratamiento,
maximizando la eficacia y minimizando los riesgos y los efectos secundarios de
medicaciones que podrían no ser necesarias. El equipo del Dr. Montaner, consciente
de esta necesidad, ha hecho una apuesta por una línea de investigación que
permita a corto plazo pruebas analíticas, rápidas y senzillas, que discriminen entre
un determinado tipo de ictus y otro y que, incluso en el futuro, puedan utilizarse en
la atención extrahospitalaria o a la primera atención de urgencias, con la misma
facilidad y rapidez con la que se miden los niveles de azúcar.
La necesidad de un diagnóstico muy fino y precoz
Todos los especialistas coinciden en que la posibilidad de hacer un diagnóstico
inicial muy precoz del ictus y de descartar otros problemas que lo pueden parecer
(mímics como por ejemplo tumores, crisis epilépticas, etc.) es fundamental para
iniciar un tratamiento lo más precozmente posible y conseguir así la recuperación
del paciente y las mínimas secuelas, es decir, minimizar el daño neuronal. Este es
el gran reto y en esta línea trabaja el equipo del Dr. Montaner. De todos los
pacientes que acuden a urgencias con una sintomatología sospechosa de un ictus,
el 80% se confirma y el 20%, no. Para gestionar correctamente los recursos
sanitarios y poder derivar -sólo el paciente que lo necesita- a un gran hospital, así
como instaurar un tratamiento prácticamente allí donde el paciente padece el ictus,
se necesita un marcador que lo diagnostique casi inmediatamente.
Trabajando en esta línea, este grupo ha encontrado otros marcadores
interesantes que permiten saber que el coágulo que está ocluyendo una
arteria del cerebro y que está causando un ictus, se origina en el corazón.
Nuevos marcadores para la ayuda en este diagnóstico
Saber de qué tipo de ictus se trata nos condicionará el tratamiento que
administramos a continuación para evitar un segundo episodio, cosa que ocurre con
mucha frecuencia. El equipo del Dr. Montaner ha encontrado unos marcadores,
concretamente el D-Dímero y el BNP que, medidos en la sangre mediante una
sencilla analítica en urgencias, pueden clasificar el ictus como cardioembólico.
¿Qué importancia tiene esto?. Los ictus isquémicos pueden ser cardioembólicos
(un problema cardíaco genera un coágulo que a modo de émbolo queda parado en
una arteria cerebral), a causa de una ateromatosi extra o intracranial y también los
llamados ictus lacunares (por afectación de las pequeñas arterias cerebrales). A
menudo diferenciar entre los dos principales tipos (cardioembólico o ateromatoso)
es difícil y en muchos casos no se llegan a esclarecer las causas a pesar de realizar
las pruebas diagnósticas habituales. Entonces es cuando al paciente se le
diagnostica un ictus de origen indeterminado, primero porque se puede encontrar
ateromatosis en cualquier paciente y no forzosamente estar relacionada con el ictus
que ha padecido y, por otro lado, porque el origen cardíaco de un ictus a menudo
Més informació: Margarida Mas (Galènia Comunicació Mèdica)
Tel: 626.523.034 // [email protected]
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está causado por una aritmia que, si el paciente no la padece en el momento
exacto del ingreso a urgencias, puede tardar días al ser diagnosticada.
El tratamiento de estos dos subtipus etiológicos de ictus (antiagregación versus
anticoagulación) es muy diferente y a la vez no exento de riesgos, por lo tanto es
muy importante afinar en el diagnóstico. En el 85-95% de los ictus de origen
cardioembólico seremos capaces de evitar otro (recurrencia) utilizando el sintrom®
como prevención secundaria. A la vez el sintrom® es conocido por todos como una
medicación delicada que necesita un control muy fino y que implica un riesgo de
hemorragia debido a la descoagulación del paciente. Es tant importante administrar
sintrom® a quien lo necesita, como no hacerlo a quien no lo necesita. De manera
que hacer el diagnóstico etiológico correcto es fundamental. Este equipo
ha demostrado que en los pacientes con un ictus isquémico de origen
cardioembólico, estos dos marcadores -D-Dímero y BNP- están elevados de
manera muy significativa, desde el mismo momento de la llegada del
enfermo a urgencias.
Este estudio tiene la esperanza de poder limitar el número de enfermos (1 de cada
3) que abandonan los hospitales sin conocer la causa que les provocó el ictus.
El ictus, tipo y causas
El ictus (o accidente vascular cerebral) es el trastorno neurológico más frecuente y
el que conlleva más repercusiones, tanto por su mortalidad como por las secuelas
que provoca. Un ictus es una enfermedad aguda ocasionada por una alteración de
la circulación de la sangre al cerebro. Ictus es el nombre científico del que más
popularmente es conocido con el nombre de apoplejía, derrame cerebral, embolia,
trombosis cerebral, etc. Cada ictus es diferente y las personas que lo padecen
presentan diferentes síntomas dependiendo de la zona y el volumen del cerebro
afectado y del estado de salud previo. A grandes rasgos podemos dividir los ictus
en isquémicos o en hemorrágicos (hemorragia cerebral). En general y, para
entendernos, el ictus isquémico se origina cuando aparecen anomalías a las arterias
que dificultan el correcto riego sanguíneo del cerebro. La anomalía más frecuente
es la producida por coágulos de origen cardíaco (fenómenos cardioembólicos), y por
las placas de arteriosclerosis.
Estas placas (constituidas, en gran parte, por colesterol) nacen a las paredes de las
arterias y aumentan con la edad, con la hipertensión y con unas elevadas cifras de
colesterol. Si estas placas se desprenden de la pared de la arteria, se pueden
convertir en émbolos que viajan por el torrente sanguíneo, o bien constituirse como
una superficie sobre la que se produce la agregación de plaquetas y la coagulación
de fibrina y pueden, así, acabar produciendo la oclusión de la circulación de la
sangre en el cerebro, dando lugar a un accidente vascular cerebral (isquemia o
infarto cerebrales). Si la afectación dura menos de 24 horas, hablamos de un ictus
transitorio. Este ictus transitorio presenta los mismos síntomas, pero desaparecen
rápidamente sin dejar secuelas. De hecho, la mayoría remiten en menos de una
hora.
Este Grupo de Investigación en Enfermedades Neurovasculares de
l´Institut de Recerca de l´Hospital Universitari Vall d´Hebron de
Barcelona, liderado por el Dr. Montaner, es pionero en aportaciones críticas
en la fisiopatología del ictus y en aportaciones de gran repercusión tanto
para el punto de partida de nuevos estudios como para la práctica clínica.
El año pasado ya se demostró la eficacia del grupo de fármacos conocidos
como “estatinas” en la mejoría de la evolución de los pacientes que habían
padecido un ictus y, recientemente, ha identificado unos marcadores de
pronóstico en la evolución de las placas de ateromatosis cerebral.
Més informació: Margarida Mas (Galènia Comunicació Mèdica)
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