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LA HOMEOPATIA MAS ALLA DE HAHNEMANN
Avances en Enfermedades Crónicas
Dr. Hugo Calatayud
con la colaboración del Dr. Emiliano Calatayud
1
Obra Inédita depositada en la
Dirección Nacional del Derecho de Autor
de la República Argentina.
Expediente n° 683358/2008
Expediente n° 747015/2009
Expediente nº 942922/2011.
2
EN MEMORIA
A Christian Friedrich Samuel Hahnemann, que le dio a la humanidad el formidable poder de
curar mediante la energía.
A Clemens van Bönninghausen, cuya prodigiosa colección del tropismo y de las modalidades
peculiares de los remedios permite alcanzar la curación a tantos pacientes.
A James T. Kent, cuyo Repertorio ha señalado el simillimum a generaciones de médicos
homeópatas.
A Jorge Torrent, mi padre intelectual, que me abrió las puertas de la homeopatía.
A Carlos Gutiérrez, mi maestro, que me puso en el camino de las fuentes de doctrina.
A Ricardo Haehl, Guillermo Boericke y Willis Ward, cuya generosidad y tenacidad permitieron
rescatar la casi perdida 6ta. edición del “Organon”.
A aquellos ignorados médicos experimentadores de la Materia Médica Pura, de cuya
desinteresada tarea aún hoy nos beneficiamos:
Adams. Aegidi. Ahner. Apelt. Baher. Becher. Bethmann. Bruner. Bute H. G. Caspari. Cubitz. Foissac.
Franz. Gersdorff von. Goullon. Gross. Gutman. Hahnemann Frederik. Haubold. Hartlaub. Hartmann.
Haynel. Hempel. Hering. Herring. Herrmann. Hornburg. Jahr. Kretschmar. Langhammer. Lehmann.
Lehmann J.Lesquereur. Meyer. Michler. Nenning. Piepers. Rohel. Rummel. Rueckert. Th.Schoenke.
Schréter. Schweikert. Seidel. Staff. Teuthorn. Tietze. Trinks. Wagner. Wahle. Wislicenus.Woost.
Y a los siguientes experimentadores anónimos:
Bds. H. Mb. Sch. W.
3
EN RECONOCIMIENTO
A todos los pacientes que me honraron otorgándome su confianza.
A los voluntarios probadores de las escalas experimentales.
A Saúl Gamboa por su ayuda en los cálculos.
A Víctor Zapana, por igual motivo que el anterior.
A Chris Havas, por su aporte al laboratorio experimental.
A Pablo Queiro, por la misma razón anterior.
A Miguel Araldo, por sus ilustraciones.
A Ramiro Carballido Calatayud, por igual motivo que el anterior.
A María del Carmen Jessen, por sus aportes en el ordenador.
A Josefina Badano, por igual motivo que el anterior.
A los colaboradores en el laboratorio experimental: Santiago Calatayud, Dora Verona, Tomás
Calatayud y Horacio Zanetto.
EN HONDA GRATITUD
A Douglas Alexander, por su traducción al inglés.
A Liliana Calatayud, por su ayuda y criterio.
A Carlos Manuel Jessen, a quien tanto le debe este libro en comprensibilidad.
A mis padres, de quienes aprendí el valor de la nobleza.
A Lelia Calatayud, mi compañera en esta obra y en la vida.
4
“El Ser Supremo me ha permitido descubrir o puedo decir, me ha revelado, la
mitigación del sufrimiento de la humanidad”.
Samuel Hahnemann, Köthen, 15/4/1827 (carta a su amigo J.E. Stapf).
¡¡ HAHNEMANN ¡¡
Vio al hombre enfermo de un modo totalmente diferente.
Creyó en lo que veía, aunque estaba absolutamente solo,
y cuando ya no podía desandar sus pasos
se le fueron descifrando uno a uno, los secretos del CURAR.
No los guardó para sí mismo.
Aun hoy los sigue dando a todo aquel
que se deja iluminar por la verdad.
SU MENSAJE
“En el curso de esas investigaciones yo descubrí el camino de la verdad, camino que
presentí debía seguir solo y muy lejos, de la gran ruta seguida por el mundo médico
tradicional”1
“En modo alguno exijo fe ciega y tampoco pretendo que estas verdades sean
comprendidas. Tampoco yo las comprendo. Es suficiente con que sean un hecho y nada más. Es
únicamente la experiencia la que lo afirma y yo confío en la experiencia antes que en mi propia
inteligencia”.
“Estas verdades, puras y grandes, serán cuestionadas durante años y hasta por los
mismos médicos homeópatas y no llegarán a ser puestas en práctica debido a la especulación
teórica y a las convicciones prevalecientes…”
“He sentido que era mi deber dar a conocer al mundo estas magnas verdades de las
que tanto necesita y no me incumbe si a la humanidad le es posible observarlas cabalmente o
no”.2
1
2
Samuel Hahnemann, “Organon”, Prefacio a la 1ª edición, 1810.
Samuel Hahnemann “Enfermedades Crónicas”, México, Ed. Porrúa, 1990, pág. 235/6.
5
6
INTRODUCCION
La primera parte de este libro ha sido escrita para rendir tributo a Samuel
Hahnemann y a su monumental obra.
Lleva como finalidad recuperar numerosos descubrimientos y conceptos del creador de
la Homeopatía que fueron olvidados, otros en parte incomprendidos o tergiversados, y algunos
casi nunca puestos en práctica.
Tiene también el propósito de presentar en una secuencia ordenada y reveladora, el
desarrollo del pensamiento médico generado por la prodigiosa inteligencia de Hahnemann, cuyo
legado no ha dado aún todos sus frutos.
Es asimismo un breve relato de cómo la Homeopatía desvió su camino por causa de las
inevitables pasiones humanas hasta un punto de difícil retorno.
La segunda parte del libro está dedicada a todos los enfermos crónicos, en la
certeza de que mediante los avances aquí asentados, puedan muchos de ellos alcanzar la
curación.
Contiene los adelantos logrados en 15 años de trabajo en los que se relacionó la
clínica con el laboratorio experimental.
En la convicción de que la Verdad tiene sus propios caminos más allá de la opinión
humana, los hallazgos y comprobaciones aquí asentados no pretenden persuadir a nadie, ya que
únicamente los hechos iluminan las verdades. Se relatan entonces con la esperanza de que sean
juzgados sólo por sus resultados clínicos.
La obra fue escrita con el anhelo de:
-
-
Evitar la pérdida de estos aportes.
Despertar en otros hombres esta pasión de interrogar a la Naturaleza, alentando nuevas
investigaciones que acrecienten el gran arte de curar, “la vocación más sagrada entre
todas”, según palabras del Maestro.
Los seis nuevos avances en el tratamiento de las Enfermedades Crónicas.
La mayoría de las obras médicas excluyen profundizar en torno al maravilloso proceso
de la dinamización de los remedios homeopáticos, y sobre todo en la significación terapéutica de
los fundamentales conceptos allí implicados, dejando un gran hueco conceptual.
A la luz de los descubrimientos de la física posteriores a Newton, y con los modernos
recursos técnicos de laboratorio, estas investigaciones buscan llenar ese importantísimo vacío en
el arte de curar mediante la energía.
Este libro contribuye entonces al establecimiento de las Magnitudes en los remedios
homeopáticos, hoy ausentes, y tan necesarias para evaluar y comparar resultados terapéuticos.
Es asimismo el medio para comunicar el hallazgo de la concordancia terapéutica
óptima de Equilibrio entre las dos magnitudes homeopáticas fundamentales, que permite
acceder por medio del tratamiento continuo, con las Dosis Múltiples, a la curación de graves y
antiguas Enfermedades Crónicas, siempre que se elija la vía de ingreso adecuada, se indique la
frecuencia más conveniente de la repetición de las dosis y se haga de la prescripción un arte y no
una rutina.
7
En conformidad con la física actual, aporta una nueva comprensión de la
Dinamización homeopática, así como del Campo de Energía del remedio y del significado
de su expansión, que reemplaza a la idea de simple dilución, la cual deja de ser un agente
inactivo y accesorio y adquiere un poder dinámico de jerarquía tan fundamental como la fricción.
Es también la comunicación de la creación de la primera escala equilibrada en
homeopatía que posee el valor de Equilibrio óptimo en todas sus potencias y que como
resultado de ello tiene una penetración que permite alcanzar la profundidad necesaria para curar
arraigadas Enfermedades Crónicas con la máxima tolerancia posible, si se la emplea según arte.
El quinto avance que se expone son las condiciones para llevar a cabo el tratamiento
continuo a lo largo de años, en el convencimiento de que no existe método más eficaz en la
curación y prevención de las Enfermedades Crónicas.
El sexto y último avance es el desarrollo de un nuevo método de impregnación
medicinal que permite acceder al tratamiento y curación de los pacientes muy
hiperreactivos.
Finalmente, la segunda parte del libro, fruto de estos años de investigaciones, está
también dirigida a aquellos médicos que prosigan esta senda que abrió el Maestro.
Aun hoy, relacionar el laboratorio experimental con la clínica abre inmensos territorios
que solo esperan ser recorridos, siempre que quien lo haga tenga su espíritu desprovisto de
prejuicios tal como el del “niño pequeño” que refirió Thomas Huxley 3.
3
Ver cita en pág. (primera) del Capítulo II de la 2da. Parte de este libro.
8
PRIMERA PARTE
En busca del Hahnemann olvidado.
Los ocho conceptos omitidos.
-
-
-
-
El carácter acumulativo de la fricción y de la desconcentración.
El Mal Fundamental o “la clave perdida”.
Las nuevas vías de ingreso medicinal.
Las Dosis Múltiples. Abandona las Dosis Únicas.
El rechazo a la utilización del método Korsakov.
El remedio en solución con aumento del “grado de potencia”. Abandona el remedio en
seco.
El tratamiento continuo durante meses.
La escala Milesimal.
9
10
CAPITULO I
Un poco de historia. Conceptos generales.
“Hipócrates, el asclepíades, dice que la naturaleza incluso del cuerpo, solo puede
entenderse como un todo”.
“Fedro” de Platón.
“… no debe emprenderse la cura del cuerpo sin el alma …
El gran error de nuestro tiempo al tratar el cuerpo humano, es que los médicos separan el alma
del cuerpo”.
“Cármides” de Platón.
A mediados del siglo IV AC, Hipócrates, uno de los más grandes médicos de Occidente,
desacralizó las enfermedades al considerarlas naturales y no divinas, lo cual constituyó una
profunda revolución por sus consecuencias:
“Voy a discutir la enfermedad llamada sagrada [Epilepsia o Morbo Sacro]. En mi
opinión no es más divina o sagrada que otras enfermedades, sino que tiene una causa natural y
su supuesto origen divino se debe a la inexperiencia del hombre y a su carácter peculiar”.4
Enunció también uno de los principios en los que basaba su práctica médica que luego
fue extensamente desarrollado por la homeopatía:
“Mediante lo semejante se produce la enfermedad y mediante la aplicación de lo
semejante, se cura”.5
Ese principio fue retomado luego de casi 2.000 años, a comienzos del 1500 de nuestra
era, por el médico y alquimista suizo Philippus Aureolus Theophrastus Bombastus von
Hohenheim, autotitulado Paracelso (1493-1541), quien formuló la máxima latina “similia
similibus curentur”, que significa “los iguales se curan con los iguales”, la cual luego se
erigió en la divisa de la Homeopatía.
Afirmó que:
“Lo que produce ictericia, también cura la ictericia y todas sus variedades. De igual
modo, la medicina que curará la parálisis debe proceder de lo que la causa y de esta forma
nosotros ejercemos de acuerdo al método de curación por arcanos”.6
Paracelso afirmó que la acción medicinal se halla oculta “en el interior de la hierba y el
mineral” a lo que llamó “arcano o quintaesencia”, vislumbrando también la naturaleza y
características del remedio dinamizado, aunque empleando métodos esotéricos:
“El ‘arcano’ o quintaesencia es la virtud de una cosa en su más alta potencia. La dosis
de esta medicina es tan pequeña y tan suave que cuesta creerlo. Sólo debe tomarse en vino o
algo similar y siempre en la más mínima cantidad, debido a lo celestial de su poder, de su virtud
y de su eficacia”.7
Fue por último quien dejó en claro que la labor del médico va más allá del diagnóstico y
el tratamiento, al expresar:
4
5
6
7
Hipócrates, “De la enfermedad sagrada”.
Hipócrates, “Libro acerca de lo que se enferma en el hombre”.
Paracelso, “Archidoxis”, volumen III, pág. 18.
Whitall N. Perry ,“La alquimia en la Homeopatía”, Barcelona, Ed. Plenum, , 1995, págs. 31 y 70.
11
“La más necesaria de todas las cosas es la misericordia que debe ser innata en el
médico. Donde no hay amor no hay arte”.8
El mismo concepto que Hipócrates había llamado Physis fue luego desarrollado por el
médico belga Johannes Baptista van Helmont (1578-1644) que lo denominó Principio Vital, y
del cual afirmó:
“… gobierna al organismo y que a la vez puede enfermarlo”.
La noción del Principio Vital, como único capaz de autorregulación y conservación,
considerando al propio organismo como el mejor agente terapéutico, fue extendida por el
médico alemán Georg Ernst Stahl (1659-1734), quien al respecto dijo:
“la simple verdad es que el hombre tiene al médico en sí mismo, que la Naturaleza es el
médico de las enfermedades y ofrece mejores medios para curarlas que los recursos más
exitosos de nuestro arte”.
En 1771, el fisiólogo suizo Albrecht von Haller enunció otro principio farmacológico
fundamental que hasta entonces no se había desarrollado como sistema, consistente en que las
medicinas “deben ser ensayadas en el cuerpo sano y sin haber sido mezcladas”.9
Luego fue Paul Joseph Barthez, médico francés consultante de Napoleón (1734-1806),
quien jerarquizó el concepto de Principio Vital considerando a toda enfermedad como
alteración de dicho principio y proponiendo los rudimentos prácticos de la Ley de la Similitud,
o de Curación, al sostener que el médico debe basar su tratamiento en las “indicaciones” que
recibe de la enfermedad: si el paciente tiene náuseas debe dársele un emético, si tiene cólicos
entonces un purgante, esto es su similar.
Por fin, en 1796 el médico alemán Christian Friedrich Samuel Hahnemann (1755-1843),
quien a la sazón contaba con 41 años de edad y era entonces poco conocido, publicó en el Diario
de Hufeland un extenso trabajo fruto de seis años de experimentaciones, que tituló “Ensayo
sobre un nuevo principio para descubrir los poderes curativos de las sustancias medicinales”,
donde registró los síntomas que producían numerosas sustancias, las que a su vez eran capaces
de curar esos mismos síntomas en un enfermo.
Enunció allí la fundamental Ley de Similitud o de Curación, en los siguientes
términos:
“para curar radicalmente ciertas Enfermedades Crónicas debemos encontrar
medicinas que provoquen una enfermedad similar en el cuerpo humano”.
Tuvo nacimiento así la Homeopatía en ese año de 1796, aunque concebida seis años
antes.
Hahnemann rechazó la visión conjetural de la antigua medicina por entender que se
contraponía al método científico sustentado en la experimentación sistemática que le estaba
imprimiendo a la nueva ciencia:
“No recordaré aquí la locura de esos antiguos médicos que basaban las virtudes
curativas de las drogas medicinales en su forma y color, es decir sobre la doctrina de los
signos; que creían que el orchis curaba la debilidad sexual porque sus raíces poseen dos bulbos
groseramente semejantes a los testículos; la calabaza sería útil en la ictericia porque es
amarilla; las flores del Hypericum eficaces en las heridas porque producen un jugo rojo, etc. …
Yo hago a un lado todas estas simplezas aunque se encuentren aún en materias médicas
recientes”.10
Según Hahnemann el médico debe interrogar a la Naturaleza, observando en sí mismo y
en otros experimentadores sanos los síntomas que cada sustancia única en prueba produce, ya
que son los mismos que ella cura en un enfermo.
8
Paracelso, “Liber de Caducis”.
9
Prefacio a su “Famacopea Helvética”, citado por S.Hahnemann en “Organon”, 6ª. Edición, México, Ed. Porrúa,
1984, nota al parágrafo 108, pág. 165.
10
S. Hahnemann, “Organon”, 4ª edición, 1829.
12
Habiendo sido esbozadas la Ley de Similitud o de Curación, la experimentación de las
medicinas únicas en el hombre sano como forma de conocer su capacidad curativa, y la
existencia de la Fuerza Vital, Hahnemann demostró que es posible estimular a ésta mediante el
método de Dinamización de las sustancias medicinales.
Llamó Fuerza Vital a lo que hoy podríamos entender como Energía Biológica,
especialmente con base en los gigantescos avances que se produjeron en la Física, por lo que
aquélla será expresada en adelante con esta más moderna denominación, que a los efectos
estrictamente explicativos de la obra cumple la misma función.
Este “vitalismo” no tiene relación con aquél que pregonaba que la materia viva obedecía
a leyes naturales diferentes de las que regían sobre la materia inerte, y que prácticamente fue
desechado a fines del siglo XIX.
En la actualidad el “vitalismo” de la homeopatía reconoce que en los seres vivientes
existe una Energía Biológica que:
-
Los organiza en unidades que se autorregulan y reproducen.
(capacidad metabólica, adaptación al medio, programa genético).
-
Les otorga la capacidad de incrementar su energía y complejidad mediante la
evolución.
(por tratarse de sistemas abiertos al medio externo, no se someten a la segunda ley de la
termodinámica11).
-
Les confiere nuevas aptitudes en cada nivel de integración.
(las nuevas aptitudes no se explican por la suma de las que poseen las partes integradas).
Ella tiene como finalidad última la expansión de la vida y su extinción provoca el
fin de todo sistema biológico organizado.
Asimismo constituye la única diferencia entre un cuerpo vivo y un cadáver.
En consecuencia, la Energía Biológica:
-
-
constituye la salud, si está en equilibrio,
constituye la enfermedad, si está desequilibrada,
constituye la fuerza curativa más poderosa que existe al ser estimulada por el remedio
dinamizado similar, a fin de que recupere su propio orden.
En resumen, excluyendo las epidémicas la enfermedad no es “una entidad que ataca
al organismo desde afuera”, sino que ella es la propia persona aquejada.
Szent Györgyi, premio Nóbel de química, hizo el siguiente relato:
“Mi carrera ha sido como un descenso desde las dimensiones más grandes a las
dimensiones más pequeñas con el deseo de comprender lo que es la vida. De esta forma he
pasado de los animales a las células, de las células a las bacterias, de las bacterias a las
moléculas, y de las moléculas a los electrones. Y la ironía de esta historia es que las moléculas y
los electrones, precisamente no tienen vida. Y heme aquí de ahora en adelante, obligado a
volver sobre mis pasos para subir de nuevo la escalera que con tanto esfuerzo descendí”.
Esta perplejidad y decepción es resultado de buscar una estructura material y visible que
distinga a los seres vivos de los inanimados, cuando solo hay pura Energía Biológica que todo lo
impregna.
La reconocemos cuando por su poder se alcanza determinado nivel de complejidad
que se autorregula y reproduce, pero inferimos su presencia en la profundidad de la más
ínfima e inanimada de las partículas.
Claude Bérnard, padre de la fisiología dio testimonio acerca de esta Energía Biológica o
“ley preexistente” que organiza, ordena y armoniza al organismo, al afirmar:
11
Mayr, Ernst “Así es la biología”; Ed. Debate, Madrid, 1998, pág. 37.
13
“… [los procesos] se someten y se siguen uno al otro, bajo un patrón, de acuerdo a una
ley preexistente; se repiten con orden, regularidad y constancia y armonizan de tal manera que
crean la organización y el desarrollo del individuo”.
Además, Edwin Schrödinger premio Nobel de física (1933) admitió que:
“… no podemos esperar que las “Leyes de la Física”… basten para explicar el
comportamiento de la materia viva… “12
Vale también destacar que la existencia de la Energía Biológica queda demostrada
no solamente por la práctica homeopática, sino también por la alopática, cuando ésta pone
de manifiesto esa energía a nivel de algunos órganos, como ocurre al efectuarse un
Electroencefalograma, un Electrocardiograma, o bien un Electromiograma, sin que frente
a tal evidencia la alopatía la reconozca como energía biológica general, o la utilice con fines
curativos.13
Hahnemann completó el nuevo sistema médico con el hallazgo y formulación de otro
gran principio homeopático: la Doctrina de los Miasmas Crónicos, en particular de la Psora,
que resultó ser indispensable para la curación de las Enfermedades Crónicas.
Si bien tanto la Energía Biológica como la Ley de Curación o de Similitud y la
experimentación con remedios únicos en personas sanas habían sido ya esbozadas, al agregarle
la dinamización de las sustancias y la doctrina de una única enfermedad crónica o Psora
(excluidas las enfermedades venéreas), Hahnemann desarrolló estas cuatro nociones hasta
llevarlas al nivel de sistema terapéutico, y estableció las normas doctrinarias para emplearlas en
la práctica de un método verdadero de curar.
Logró el maravilloso resultado de convertir a la Energía Biológica estimulada por
el remedio dinamizado en la mayor fuerza curativa conocida.
Todos estos conceptos, sistematizados y desarrollados, dieron nacimiento a una Nueva
Ciencia Médica, la Homeopatía, apoyada en cuatro columnas fundamentales:
1º. El reconocimiento de la existencia de una Energía Biológica que organiza y
mantiene al organismo como unidad otorgándole adaptabilidad.
La enfermedad como desequilibrio de esta Energía.
Los signos y síntomas como expresión de su sufrimiento.
Las lesiones como su consecuencia.
2º. La posibilidad de estimular a la Energía Biológica mediante la Dinamización de
las sustancias medicinales, basada en su Fricción y Desconcentración sucesivas.
Cada una de ellas convertida en remedio dinamizado y éste usado solo, sin mezclas,
constituye un estímulo que otorga a esa Energía su propia dirección hacia la salud.
3º. La Ley de Curación o Similitud mediante la cual la Naturaleza es interrogada
por la experimentación de remedios únicos suministrados a humanos sanos, que les
provocan síntomas, los cuales en los enfermos pueden ser curados por esos mismos
remedios dinamizados.
4º. La existencia de una Unica Enfermedad Crónica, con exclusión de las venéreas,
que yace en el fondo de los padecimientos crónicos, la cual debe tratarse para alcanzar la
curación estable.
Ante cada cuadro clínico crónico no venéreo el médico debe tener presente que sólo
está frente a un fragmento de esa Enfermedad Básica de la Humanidad, o Psora, y que para
curar cada uno de esos fragmentos llamados Enfermedades Crónicas debe usar los remedios que
por su naturaleza tengan el poder de alcanzar la mayor profundidad curativa, y que son los
Antipsóricos.
De lo contrario, utilizando remedios Apsóricos, que son los que carecen de dicho poder
frente a las Enfermedades Crónicas, únicamente se cambia la máscara con que este Mal
12
E. Schrödinger, “ ¿Qué es la vida?”, Barcelona. Ed. Tusquets, 1984, pág. 124.
13
S. Graf y otros, “Más allá del cerebro”, Barcelona, Ed. Kairos, 2003, pág. 201.
14
Fundamental se exhibe, sin lograr su curación, si bien ellos pueden curar las enfermedades
agudas.
Por fin sostuvo que para dar estabilidad a la curación de toda enfermedad crónica no
venérea, antes, durante o al final del tratamiento con Antipsóricos, debe utilizarse el Azufre,
que es el remedio que cura esta Enfermedad Fundamental, ya que a raíz de sus investigaciones
comprobó que los síntomas de ésta coincidían con los que aquella sustancia dinamizada producía
en los experimentadores sanos.
La Dinamización de las sustancias que permitió el asombroso logro de estimular la
Energía Biológica, así como la concepción de las Enfermedades Crónicas como una única
enfermedad, a la que llamó Psora (excluyendo las venéreas), son descubrimientos sin
antecedentes previos y pertenecen a la inteligencia de Hahnemann, con quien la humanidad tiene
una enorme deuda de gratitud.
La Ley de la Armonía.
Las Leyes de la Naturaleza que se han enunciado resultan concordantes también con
otra que en las mentes médicas fue surgiendo a través del tiempo y que pregona:
“No hay enfermedad contra la que no haya sido creado y descubierto un medicamento
que la cure”14 .
Y en sentido análogo postula que:
“Para cada enfermedad especial, para cada estructura patológica peculiar, hay
remedios particulares directamente efectivos …”.15
Esta notable Ley de la Armonía, no expuesta como tal hasta ahora, pero no por ello
menos cierta, puede enunciarse así:
“No hay anarquía o caos en el enfermar. Se enferma de modo tal que siempre
existe en la Naturaleza una sustancia que dinamizada y elegida por similitud, es capaz de
curar”.
Las claves omitidas.
“Lo que frecuentemente nos impide aprender es aquello que ya sabemos”.
Claude Bernard.
Resulta extraordinario que el mundo médico homeopático actual no haya incorporado
todos los descubrimientos que hizo el creador de la homeopatía en los últimos 15 años de su
vida, los cuales son en sí mismos de una excepcional riqueza en el tratamiento de las
Enfermedades Crónicas.
Sorprende que estén desperdiciadas las revelaciones de la época quizás más rica de este
genio único de las ciencias médicas, justamente cuando las Enfermedades Crónicas graves
agobian como nunca antes a la humanidad.
Diversas explicaciones pueden darse a dicho fenómeno, pero el hecho penoso es que se
prescinde de este verdadero tesoro para nuestro bienestar el cual yace casi ignorado.
Resulta menester entonces rescatarlo para dirigir luego nuestros pasos más allá de
Hahnemann, recorriendo su propio sendero.
Si bien su vida fue larga y fructífera -el epitafio que pidió para su tumba así lo describe:
“No he vivido en vano”-, la exhaustiva exploración de lo que descubrió requerirá de múltiples
mentes lúcidas y de muchísimo tiempo.
14
Paracelso, “De Natura Rerum III”, citado por Whitall N. Perry en “La alquimia en la homeopatía”, Barcelona, Ed.
Plenum, 1995, pág. 53.
15
S.Hahnemann, “Lesser writings”, “Essay on a new principle for ascertaining the curative powers of drugs”, New
Delhi, Ed. B. Jain, 1990, pág. 267.
15
En palabras del Dr. Carlos A. Gutierrez, “Hahnemann es aún demasiado moderno
para ser bien comprendido”.
Solamente por virtud de una apasionada investigación y de una reflexión sin prejuicios
podrá seguir construyéndose ladrillo a ladrillo esta obra sagrada del conocimiento humano que es
el saber curar.
Síntesis de la monumental obra de Hahnemann.
En los 47 años que transcurrieron desde el nacimiento de la Homeopatía (1796) hasta
que falleció Hahnemann (1843), se encuentran dos períodos evolutivos: en el primero se
sentaron las bases de la nueva ciencia, y en el posterior ésta culminó su desarrollo.
Las bases de la Nueva Ciencia.
El primer período evolutivo abarcó 32 años, desde 1796 hasta 1827 inclusive, y sus
cinco hitos son:
1796. La Ley de Curación, publicada en ese año, aunque concebida en 1790.
1799. La Dinamización de las Sustancias, descubierta en ese año y expuesta en 1801.
1810. La Doctrina Homeopática, desarrollada en el libro “Organon”, con tres ediciones,
hasta 1827.
1811. La Materia Médica Pura, en la que hasta 1827 estudió 83 remedios, de los 111 que
experimentó en su vida.
1816. El método de Preparación de los Remedios Homeopáticos – Primera escala:
Centesimal.
El desarrollo y culminación de la Nueva Ciencia.
El segundo período evolutivo abarcó los últimos 15 años de su vida, desde 1828 hasta
1843, y produjo siete avances fundamentales:
1828. La Doctrina de los Miasmas Crónicos o de la “clave perdida”, desarrollada en su obra
“Enfermedades Crónicas”, en particular de la Psora, ya anticipada en 1816.
Importancia de los Antipsóricos. La Prescripción Miasmática.
1829. El Descubrimiento de Nuevas Vías de Administración de las Medicinas: Inhalatoria
y Percutánea.
1832. Las Dosis Múltiples. Abandona las Dosis Unicas.
1833. Ensaya y rechaza el método Korsakov. Resultados erráticos. En ruta hacia una nueva
escala.
1834. El Remedio en solución con aumento del “grado de potencia”. Abandona el
Remedio en Seco.
1837/38. El Tratamiento Continuo, durante meses.
1840. El Nuevo método de preparación de los remedios homeopáticos. Ultima escala:
Milesimal. Respuesta al método Korsakov.
Paralelamente Hahnemann continuó desarrollando la “Materia Médica Pura” con 28
remedios más, y también la doctrina homeopática con tres ediciones más del “Organon”: la 4ª en
1829, la 5ª en 1833 y la 6ª en 1842, publicada recién en 1921.
16
Además de la primera edición de “Enfermedades Crónicas”, cuyos varios tomos se
publicaron desde 1828 hasta 1830, Hahnemann escribió una segunda versión también en
múltiples tomos, que se editaron entre 1835 y 1839.
La descripción que antecede muestra que la homeopatía actual se apoya
primordialmente en los cinco principios del primer período, mientras que los siete
restantes, descubiertos y desarrollados en el segundo, son habitualmente omitidos, sin
advertirse que estos últimos son los que dan solución a la devastación y sufrimiento que
traen las Enfermedades Crónicas.
¡ Cuántas veces el médico homeópata se siente inerme frente al curso aparentemente
irreversible de muchos de estos padecimientos agobiantes, ignorando que dispone de los medios
para curarlos, y que son justamente los que Hahnemann descubrió en los últimos quince años de
su vida ¡
Fue tal la genialidad de este hombre, que generación tras generación su vasto y rico
pensamiento aun sigue siendo rastreado y exhumado a la manera de los arqueólogos, en busca de
nuevas y nuevas claves.
17
18
CAPITULO II
Las bases de la Nueva Ciencia
1.- 1796. La Ley de Curación.
“Lo que enferma, cura”
Oráculo de Delfos.
En 1790, mientras que traducía el capítulo referido Quina de la Materia Médica de
Cullen, Hahnemann sospechó que ésta, como otras sustancias que producen fiebre (el café fuerte,
la pimienta, el árnica, el haba de San Ignacio, el arsénico), contrarrestaría la fiebre intermitente,
y para experimentarlo tomó por algunos días la cantidad de cuatro dracmas (aprox. 3,6 mg.) de
Quina dos veces al día, y de ello expuso:
“… mis pies y puntas de los dedos se enfriaron; comencé a estar lánguido y
somnoliento; después mi corazón comenzó a palpitar; mi pulso se puso duro y rápido;
intolerable ansiedad y temblor; postración de todos los miembros; luego latidos en la cabeza,
rojez de mejillas, sed; brevemente todos los síntomas asociados habitualmente con fiebre
intermitente aparecieron en sucesión.
… Resumiendo: surgieron todos aquellos síntomas, los cuales para mí son típicos de
fiebre intermitente como la estupefacción sensorial, una suerte de rigidez de todas las
articulaciones pero sobre todo el adormecimiento, desagradable sensación que parecía tener
asiento en el periostio de todos los huesos del cuerpo.
Estos paroxismos duraron dos o tres horas cada vez y reaparecieron cuando yo repetía
la dosis y no en otro momento.
Suspendí la medicina y otra vez estuve en buena salud”.16
Con base en lo anterior supuso que la corteza peruana usada como remedio para fiebres
intermitentes actúa porque produce síntomas similares a los de la fiebre intermitente en personas
sanas.
En 1796, luego de experimentar numerosas sustancias, confirmó la hipótesis anterior y
dio nacimiento oficialmente a la Homeopatía, lo cual plasmó en un extenso artículo titulado
“Ensayo sobre un nuevo principio para descubrir los poderes curativos de las sustancias
medicinales”17.
Como resultado de este extraordinario trabajo producto de seis años de comprobaciones
a Hahnemann no le quedaron dudas de que la enfermedad se cura provocando síntomas similares
a ella, y en tal sentido dijo:
“En mis agregados a la Materia Médica de Cullen [1790] yo he observado que la
corteza [de la quina] dada en dosis grandes a individuos sensibles pero sanos, produce un
verdadero ataque de fiebre, muy similar al de la fiebre intermitente y por esa razón,
probablemente la sobrepasaba y entonces curaba a esta última. Ahora después de madurar
experiencias, yo agrego, no solo probablemente sino con total certeza” (subrayado en el
original).
En el referido trabajo de 1796 expuso conceptos que constituyen las bases de un nuevo
sistema de curación, y que son:
16
R. Haehl, “S.Hahnemann, his life and work”, Notas a la Materia Médica de Cullen, Tomo I, Capítulo V, New
Delhi, Ed. B. Jain, 1992, pág. 37.
17
S.Hahnemann, “Escritos Menores”.
19
- Existe una capacidad de reaccionar en todos los organismos que se opone a la enfermedad
artificial medicinal, con lo cual se logra la curación.
Mediante esta enfermedad artificial medicinal provocada en humanos sanos puede
descubrirse la capacidad curativa de cada sustancia.
- Las sustancias medicinales producen un efecto primario y la Fuerza Vital del experimentador
otro posterior secundario o reactivo, opuesto a éste. Para conocer las capacidades curativas de
una droga, deben considerarse exclusivamente los efectos primarios.
- Estas experimentaciones solo deben realizarse en el cuerpo humano sano y con sustancias
únicas (sin mezcla).
-
Para cada afección hay un remedio que la cura.
Enunció entonces su “máxima”:
“A fin de lograr curar radicalmente ciertas Enfermedades Crónicas, debemos buscar
medicinas que puedan excitar una enfermedad similar (cuanto más similar mejor) en el cuerpo
humano”.
A partir del descubrimiento y comprobación de la verdad de estos conceptos, a
Hahnemann se le abrió de par en par la extraordinaria puerta de entrada a una nueva ciencia
médica. Tenía entonces 41 años de edad…
2.- 1799. La Dinamización de las Sustancias.
“Todas las innumerables enfermedades comienzan en la energía. En el momento en
que existe un desequilibrio de la energía, puede presentarse cualquier afección”.
Clásico del Emperador Amarillo, 2700 AC.
“La Materia puramente inerte, la Materia totalmente bruta, no existe. Todo elemento
del Universo contiene en un grado más o menos infinitesimal, algún germen de interioridad y de
espontaneidad, es decir de conciencia”.
Theillard de Chardin, en “La visión del pasado”.
Hasta 1798 Hahenamnn utilizaba el remedio tal como era corriente en su época, es decir
empleando dosis masivas. En los ejemplos subsiguientes, las cantidades diarias por él
recomendadas llegaban a alcanzar los 2.480 miligramos.
1796.
Para la Disentería:
ARNICA.
Niño de 9 meses:
2 a 6 granos diarios
Niño de 4 años:
4 a 9 granos diarios
Niño de 6 a 7 años: 6 a 12 granos diarios
Para el Asma:
VERATRUM ALBUM
3 granos diarios durante un mes
Para el Delirio Posparto: VERATRUM ALBUM
1 grano diario
1797.
Para una Colicodinea:
Para otros cuadros:
VERATRUM ALBUM
4 granos diarios
IPECACUANHA
5 granos
Submuriato de ANTIMONIUM: ¼ grano diario
NUX VOMICA: 8 granos diarios
20
1798.
IGNATIA:
8 granos diarios en adultos
Sulfato de COBRE:
¼ grano diario
OPIUM:
LEDUM:
½ grano diario en adultos
18 a 21 granos diarios
CANPHORA:
15 a 40 granos diarios
CHINA:
½ a 1 dracma (3,6 mg.)
Cada grano de Nüremberg, antigua medida de peso que usaba Hahnemann, equivalente
al peso de un grano gordo de trigo, era de 0,062 gramos o sea 62 miligramos (ver Glosario), es
decir que las dosis eran fácilmente mensurables, pero al año siguiente (1799) decidió
experimentar hasta llegar al límite final: encontrar la menor dosis útil, a fin de evitar su
toxicidad.
Dado que las minúsculas cantidades que se dispuso a emplear no podían ser pesadas con
exactitud en su balanza, optó por diluirlas en agua para luego fraccionarlas, y con el propósito de
homogeneizar esas cada vez más ínfimas cantidades en solución, aplicó al remedio prolongadas
sacudidas durante uno, tres, y hasta cinco minutos en cada uno de los sucesivos pasos de
dilución.
En vista de que el medicamento así preparado aún provocaba efectos excesivos, lo
diluyó progresivamente hasta someterlo a enormes desconcentraciones, procedimiento que debió
repetir numerosas veces hasta llegar al efecto deseado: respuestas suaves y a la vez curativas.
Mas allá de las cuantiosas sacudidas acumuladas, las diluciones que alcanzó en 1799
son aún hoy inverosímiles para muchos, aunque bajas para la homeopatía actual.
Entonces, como se ve, por obra del azar interrelacionó dos procesos que son la
Fricción y la Desconcentración, en pasos sucesivos, provocando un fenómeno de
impregnación energética desconocido hasta entonces y aún hoy poco comprendido, al que
llamó Dinamización de las Sustancias.
Pero lo que distingue al genio es el saber ver.
Hahnemann supo que estaba frente a un fenómeno que desde siempre yacía oculto, y
que contenía enormes posibilidades terapéuticas, ya que despertaba en las sustancias una
asombrosa aptitud medicinal.
La necesidad de fraccionar cantidades imponderables lo llevó a diluir las soluciones,
mientras que la necesidad de hacerlas homogéneas lo condujo a aplicarle numerosas sacudidas.
Así la sucesión de diluciones y sacudidas puso de manifiesto una dormida capacidad de la
Naturaleza.
Por consiguiente, habiendo transcurrido solo un año del uso de dosis masivas, por
primera vez y de manera súbita las dosis por él recomendadas adquirieron una
infinitesimalidad sorprendente.
En su trabajo “Sobre la cura y prevención de la Fiebre Escarlatina”, publicado en 1801
pero referido a sus experiencias de 1799, es decir apenas un año después de usar dosis masivas,
Hahnemann recomendó cantidades con las que los actuales homeópatas están habituados:
Para la Fiebre Escarlatina: OPIUM
Niño de 4 años: 1 gota de la cincomillonésima ava parte de 1 grano.
(Un año antes, la dosis recomendada era 1/5 grano).
También para la Fiebre Escarlatina: IPECACUANHA
Niño pequeño: la 2.000 ava parte de un grano.
(Un año antes, la dosis recomendada era de 5 granos).
Para el 1er. estadío de la Fiebre Escarlatina: BELLADONNA.
La 432.000 ava parte de 1 grano (intermedio entre la 2ª y 3ª centesimal).
21
Para los sufrimientos Post-escarlatina: CHAMOMILLA.
Niño pequeño: una gota de la 800.000 ava parte de 1 grano. 18
Imperceptiblemente, Hahnemann había transpuesto una frontera, y penetrado
súbitamente en el vasto campo de las sustancias dinamizadas.
En otro ensayo del mismo año (1801) y como una casi oculta definición dentro de un
párrafo que para muchos pasó desapercibido, Hahnemann dijo:
“… la medicina no actúa atómicamente sino únicamente dinámicamente …”.19
Entonces, tan sólo dos años después comprendió el extraordinario fenómeno por él
descubierto y que constituye uno de los pilares de la nueva ciencia médica, a saber:
Las sustancias por el método de preparación homeopático y en virtud de emplear
la Fricción y la Desconcentración sucesivas, no actúan en el ámbito de la Química
“atómicamente”, es decir “en la extensión de sus superficies físicas”, sino en el de la Física
“dinámicamente”, o en virtud de su energía.
Habitualmente se tiende a negar lo que no se conoce y por tanto no se admite con
facilidad la existencia de algo cuya naturaleza es nueva, y más aun si ello se refiere a lo
cotidiano.
Colocados en esa postura, los médicos contemporáneos de Hahnemann no
comprendieron el asombroso surgimiento de una poderosa energía de las sustancias sometidas al
método homeopático, y rechazaron lo que Hahnemann llamó “el sorprendente desarrollo de
alguna energía dinámica” en el remedio.
Hubo incluso médicos homeópatas que curaban en virtud de esa energía mientras
negaban su existencia, como lo hacía el Dr. Robert Ellis Dudgeon, que fue el mejor traductor de
su obra al inglés.
Sin embargo este estado dinámico del remedio lo sitúa en el mismo plano energético
que el de la Energía Biológica, lo que queda en evidencia por su capacidad de provocar una
enfermedad similar a la natural y aun más fuerte que ésta, y a su vez ello hace posible la
curación.
Nació entonces en 1799 la Dinamización de las Sustancias, quizás el más
extraordinario fenómeno que sustenta a la Homeopatía y sin el cual nada hubiera sido
posible, ya que ella convirtió al remedio homeopático en una energía capaz de curar
mediante la estimulación de la Energía Biológica humana.
Así, por vez primera, la humanidad dispuso del formidable poder de curar
mediante la energía.
Hahnemann comprendió con claridad que estaba frente al “sorprendente
desarrollo de alguna energía dinámica” en el remedio:
“Cuando se prepara un medicamento homeopático no se limita a diluir una pequeña
cantidad de medicamento en una gran cantidad de líquido y mezclarlo, al menos ligeramente.
Muy al contrario, se requiere de sucusiones, cuyo frotamiento hace la mezcla más íntima; más
aún, lo que es el punto capital, resulta de ello un cambio sorprendente de naturaleza hasta
ahora desconocida, en el desarrollo de alguna energía dinámica de la sustancia medicinal,
sometida a este proceso”.20
18
Dudgeon, R.E., “Lectures on the theory and practice of homeopathy”, Lecture XIV, New Delhi, Ed. B. Jain, 2002,
pág. 392 y sgtes.
19
S. Hahnemann, “Lesser writings. On the power of small doses of medicine in general”, New Delhi, Ed. B. Jain, 1990,
pág. 387.
20
S. Hahnemann, “ Organon”, 4ª edición, reproducido en “Estudios de medicina homeopática”, primera serie, pág.
575, citado por D. Demarque en “Homeopatía medicina de la experiencia”, México, Ed. Propulsora de homeopatía,
1987, pág. 324.
22
Este fantástico hallazgo lo fue ratificando con el tiempo, ya que pocos años después
comprobó que sustancias no medicinales, en su estado natural, como sal marina, carbón,
lycopodium, oro, sílice, cal, y otras, mediante este método de preparación se convertían en
poderosos remedios, y también que riesgosos venenos perdían su peligrosidad y adquirían
extraordinarias capacidades curativas.
En 1814, en virtud de la experiencia recogida en Leipzig con la epidemia de tifus
provocada por la retirada del ejército napoleónico de Rusia, a Hahnemann se le disipó toda duda
respecto a que en el remedio homeopático yace una “energía dinámica”.
Es a partir de entonces que a dichas medicinas las definió como “potencias”21.
Hahnemann culminó el desarrollo de este hecho inédito en la extensa nota al parágrafo
11 de la 6ª edición del Organon (1842):
“Estas medicinas actúan sobre nuestro estado de salud … sin transmisión de partículas
materiales desde ellas, de un modo dinámico …
No es en los átomos materiales de estas medicinas altamente dinamizadas, ni en la
extensión de sus superficies físicas … donde reside bajo forma invisible la energía medicinal.
Es que, al contrario, en todo pequeño glóbulo impregnado o en su solución, yace oculta
una fuerza medicinal ahora al descubierto, liberada, específica … y que actúa con más fuerza
cuanto más libre y más inmaterial se haya vuelto la energía, por obra de la dinamización”.
Un argumento crítico a la Homeopatía refiere que por carecer de toda molécula, las altas
dinamizaciones no pueden tener actividad medicinal: “un remedio sin remedio”.
Este razonamiento ignora que la Fricción y Desconcentración sucesivas generan un
fenómeno de impregnación energética de las sustancias, lo que ya había sido advertido por
Hahnemann:
“Diariamente oímos hacer referencia a las potencias homeopáticas medicinales como
si fueran meras diluciones, pero en realidad, son todo lo contrario: se trata de una verdadera
disociación de la sustancia natural por la que surgen y se revelan los poderes medicinales
específicos ocultos contenidos en su interior, puestos de manifiesto por las acciones de restregar
y sacudir. La ayuda de un medio de atenuación escogido no medicinal, es tan solo una
condición secundaria.
La simple dilución, como puede ser la solución de un grano de sal en agua abundante,
hace que el grano de sal desaparezca en ella, pero jamás lo convierte en la sal medicinal que
por medio de nuestras dinamizaciones bien preparadas, llega a desarrollar un maravilloso
poder”.22
También con demasiada frecuencia se pone énfasis en que son las dosis infinitesimales
lo que distingue a la Homeopatía de la Alopatía, sin percibir que la diferencia está en ese estado
dinamizado de las sustancias, no en su pequeñez.
La clave radica en el dinamismo o energía del remedio homeopático, y no en su
infinitesimalidad, ya que es en virtud de ese dinamismo que puede estimular la Energía
Biológica, en tanto que los remedios utilizados por la Alopatía no tienen esa capacidad.
Adquieren los primeros esa facultad de estimular a la Energía Biológica para que ella
sea el agente terapéutico, mientras que el remedio no dinamizado no pone en marcha la mayor
fuerza curativa conocida pues carece de esa aptitud.
Resumiendo: en la Alopatía los remedios ejercen su acción sobre determinados
tejidos, mientras que en la Homeopatía realizan su acción sobre la Energía Biológica,
estimulándola para que sea ella el medio de curación de todo el sistema.
Al respecto, J.T. Kent decía que
“La homeopatía actúa en el mundo de las causas y la alopatía en el mundo de los
efectos”.
21
22
R. Haehl, “S.Hahnemann, his life and work”, New Delhi, Ed. B. Jain, 1992, tomo I, pág. 317.
S. Hahnemann, “Organon”, 6ª edición, 3ª nota al parágrafo 269, México, Ed. Porrúa, 1984, pág. 254.
23
Asimismo y en referencia a la notable actividad del remedio dinamizado sobre la
Energía Biológica del hombre enfermo, debe mencionarse que cuando esta energía se enferma,
en razón del desequilibrio en que se encuentra, tiene una sorprendente avidez por la energía del
remedio dinamizado que la cura por similitud. A esa apetencia se le denomina sensibilidad.
Refiriéndose a dicha avidez, Paracelso decía que “la enfermedad desea al remedio que
la cura, como el hombre a la mujer”.
La particular sensibilidad del organismo ante el remedio similar dinamizado ya había
sido señalada por Hahnemann en 1801, en el ensayo “Sobre el poder de las pequeñas dosis en
general y de Belladonna en particular”, donde en letra destacada advirtió que dosis elevadas son
habitualmente inactivas en un robusto campesino, y que dosis ínfimas de idéntico remedio, en el
mismo hombre pero enfermo, pueden llegar a ocasionar reacciones violentas si además se
administran disueltas en gran volumen de agua, a intervalos cortos y sacudiéndolas
prolongadamente.
Puede concluirse entonces que en virtud de que son de la misma naturaleza tanto el
dinamismo o energía del remedio homeopático, como el dinamismo que gobierna al
organismo o Energía Biológica, es que ambas energías pueden interactuar.
Esta naturaleza análoga queda demostrada por la capacidad que la energía del
remedio tiene de provocar una enfermedad similar y aun más fuerte que la natural, tal
como antes fue referido.
La Energía Biológica enferma alcanza su equilibrio o curación solo por el estímulo que
le proporciona la energía de igual carácter del remedio homeopático, situando así a la medicina
homeopática en un campo dinámico al cual no accede la alopática.
La lucidez de su mente sin prejuicios le permitió descubrir este carácter energético y
revelar que tenía ante sí un desconocido fenómeno de capacidades curativas gigantescas.
3.- 1810. La Doctrina Homeopática. El “Organon”.
En el año 1805 Hahnemann publicó el extraordinario tratado “Medicina de la
Experiencia”, que constituyó la matriz sobre la cual cinco años después basó su obra doctrinaria
cumbre, el “Organon”.
El resumen conceptual del primer libro permite descubrir el germen de dicha doctrina el
cual se expone a continuación:
-
Ciertas enfermedades agudas contagiosas, tales como rabia, peste, fiebre amarilla,
viruela, sarampión, porque tienen el mismo origen, conservan siempre el mismo carácter y curso.
Se les puede dar nombres individuales y si un remedio cura a una de ellas, las curará siempre a
todas las iguales, dado que sus síntomas son invariablemente los mismos. 23
[Podría decirse que en las enfermedades agudas contagiosas, que conservan siempre el mismo
carácter y curso, se elige el remedio de la enfermedad]
-
Las Enfermedades Crónicas son siempre distintas entre sí y en cada individuo, no
pueden llevar nombres individuales, sus síntomas son todos diferentes y por consiguiente sus
remedios deberán ser elegidos por sus propios síntomas y especialmente si son peculiares. 24
[Podría decirse que en las Enfermedades Crónicas por tener carácter y curso según cada
individuo, se elige el remedio del enfermo]
Los síntomas presentes son todo mediante lo cual la enfermedad se expresa y todo
por razón de lo cual el remedio debe ser elegido tanto en los padecimientos agudos como en los
crónicos.
-
Los síntomas más peculiares o singulares son los más seguros en la elección del
remedio.
23
S. Hahnemann, “Organon”, 6ª edición, parágrafos 100, 101, 102 y 241, México, Ed. Porrúa, 1984, págs. 159, 160, 161
y 234.
24
idem cita anterior.
24
Las normas para llevar a cabo el registro del caso en consulta consisten en saber
escuchar y preguntar sin inducir la respuesta.
-
Si dos enfermedades de carácter diferente actúan al mismo tiempo, la más débil
es suspendida temporalmente por la más fuerte. Terminada ésta, reaparece la más débil.
-
Si dos enfermedades de carácter muy semejante actúan al mismo tiempo, la más
débil es extinguida definitivamente por la más fuerte.
No existen enfermedades de partes del organismo, sino que en todas participa el
organismo íntegro.
Toda sustancia medicinal dinamizada y única (sin mezcla) produce en un hombre
sano una enfermedad no natural específica y propia, siempre igual y por esta propiedad puede
curar, si es similar a la enfermedad natural.
-
Los medicamentos deben probarse en el hombre sano y sin mezcla.
-
En las pruebas patogenésicas los medicamentos débiles no actúan en todas las
personas sanas, y sin embargo sí lo hacen en todas las personas cuando están enfermas.
-
Se enuncian las normas para la experimentación de los remedios.
La Ley de Curación, según la cual si se administra un medicamento similar a la
enfermedad a tratar especialmente en sus síntomas peculiares, se alcanza la curación.
La capacidad curativa de los medicamentos radica únicamente en los síntomas
primarios que producen en el experimentador.
-
La enfermedad medicinal siempre es más fuerte que la natural.
-
Cita de la notable máxima de Hipócrates: “Mediante lo semejante se produce la
enfermedad y mediante la aplicación de lo semejante, se cura”.
-
Extraordinaria elevación de la sensibilidad del organismo enfermo a la acción del
remedio dinamizado similar dado en dosis ínfimas.
-
Mención de la utilidad de cualquier vía: oral, anal, percutánea e inhalatoria.
-
Administrar en el tratamiento de toda enfermedad un remedio por vez, sin mezcla.
En el curso del tratamiento, todo síntoma nuevo, no padecido anteriormente y no
propio de la enfermedad, debe considerarse como producido por el remedio.
Cinco años después, en 1810, publicó la 1ª edición del “Organon”, donde establece
únicamente la experimentación como base de la Homeopatía:
“En el curso de estas investigaciones yo descubrí el camino de la verdad, camino que
presentí debía seguir sólo y muy lejos de la gran ruta seguida por el mundo médico
tradicional.”
“Cuanto más avanzaba de verdad en verdad, más se alejaban mis conclusiones del
viejo sistema, el cual habiendo sido construido fuera del sentido común, estaba sostenido sólo
por conjeturas; por lo tanto no me permití exponer ni una sola conclusión a menos que fuera
totalmente confirmada por experimentación…”
“Los resultados de estas convicciones están asentados en este libro”.25
25
S. Hahnemann, “Organon”, Introducción a la 1ª. edición publicada en 1810.
25
Conceptos destacados de cada edición del “Organon”.26
EN LA 1ª EDICIÓN DE 1810 Hahnemann desarrolló la Ley de Curación por el
remedio similar, otorgó gran importancia a los síntomas y promovió el uso de las sustancias de la
Naturaleza, aún las tóxicas.
Aunque recomendaba el uso de pequeñas cantidades de medicamento, al no especificar
con exactitud la dosificación para cada una de esas sustancias tóxicas, fue violentamente
criticado
Por haber utilizado dosis ínfimas se lo acusó de mala fe y de ignorante, y
consecuentemente la Homeopatía fue rechazada en su totalidad y no entendida por los más
eminentes médicos de esa época.
Pese a esos ataques, Hahnemann había comprendido nueve años antes (“Sobre la cura y
prevención de la Fiebre Escarlatina”- 1801) que por el método de preparación homeopático la
acción medicinal era “dinámica”, es decir de una cualidad energética muy diferente a la de los
remedios alopáticos corrientes.
EN LA 2ª EDICIÓN DE 1819, Hahnemann suprimió los parágrafos referidos a la
utilidad curativa de algunas intoxicaciones leves cuando éstas tienen similitud de síntomas con la
enfermedad a curar, tales como las producidas por Quina, Arsénico, Mercurio, flores del Sauco,
bayas de Belladonna.
La dificultad de dicho sistema radicaba en que para las enfermedades más frecuentes no
se conocían sus agentes tóxicos similares y los conocidos eran poco numerosos (aún actualmente
se sigue recurriendo a esta terapéutica como ocurre con la Apiterapia).
También eliminó los parágrafos referidos al uso de dosis múltiples a favor ahora de la
dosis única, aunque esta práctica la revirtió al final de su vida (1832).
Destacó en esta edición como muy conveniente que el médico experimente en sí mismo
los remedios ya que ello es “fuente de toda verdadera sabiduría”. Esta recomendación fue
reiterada hasta la última edición (parágrafo 141 y su nota).
EN LA 3ª EDICIÓN DE 1824 incorporó el tema del magnetismo animal o
Mesmerismo, que mantuvo hasta en la última edición.
EN LA 4ª EDICIÓN DE 1829, el “Organon” ya había duplicado el número de páginas
de la 1ª edición.
Por primera vez se incorporaron los miasmas crónicos: psora, sicosis y sífilis, y la
necesidad de tratarlos únicamente con remedios antimiasmáticos, destacando en especial los
antipsóricos, de acuerdo con las conclusiones alcanzadas luego de 12 años de reflexiones y
experimentaciones, que había publicado en “Enfermedades Crónicas” el año anterior. Debe
señalarse que los remedios apsóricos pueden curar las enfermedades agudas, aunque no tienen la
aptitud para hacerlo con la psora.
Para las enfermedades muy antiguas y arraigadas promovió el uso de la vía percutánea
por fricción sobre piel sana, como medio de introducir el remedio en el organismo y no como
tratamiento local.
Asimismo aconsejó entusiastamente la vía inhalatoria a la que destacó como poco
proclive a ocasionar agravaciones sin perder por ello profundidad en su acción.
Comenzó a referirse a una “Facultad Vital”, ruda y no inteligente, que actúa como
fuerza curativa.
EN LA 5ª EDICIÓN DE 1833 negó que la enfermedad sea una entidad distinta a la
propia Fuerza Vital desordenada.
26
Jacques Baur, “El Organon, un libro sin fronteras”, Francia, Ed. Boiron, 1991, pág. 7 y sgtes.
26
Calificó a esta Fuerza Vital como dinámica (Energía) y sostuvo que sólo podía ser
ordenada como consecuencia del estímulo que le otorga el dinamismo medicinal, resultado éste
del método de preparación homeopático de los remedios.
Por consiguiente señaló que hay que efectuar las experimentaciones con remedios
dinamizados y no en bruto.
Afirmó que la potencia 30 de la escala Centesimal era la más apropiada para dichas
experimentaciones.
Detalló la técnica de preparación de los remedios para la escala Centesimal ya
adelantada por primera vez en 1816 en el Capítulo Arsenicum Album del 2º volumen de la
Materia Médica Pura.
LA 6ª EDICIÓN TERMINADA EN 1842, un año antes de la muerte de Hahnemann, y
recién publicada en 1921, contiene nociones fundamentales y hasta asombrosas innovaciones
hechas al final de su vida.
En ella desarrolló una nueva escala para acceder a las más altas dinamizaciones de los
remedios homeopáticos.
La escala Milesimal (o cincuenta milesimal) al igual que la Centesimal, parte de las tres
primeras trituraciones tradicionales, es decir del millonésimo, hasta alcanzar la extraordinaria
desconcentración de 10-147, y la suma acumulada de 3.000 sucusiones en su última potencia, y es
mediante esta herramienta que se accede a la curación de las Enfermedades Crónicas más
profundas.
“Luego de muchos laboriosos experimentos y contraexperimentos yo he hallado que la
acción de la preparación así lograda acusa máximo poder y la mayor suavidad o sea que es la
más perfeccionada …”27
En la 6ª edición las normas para la preparación y empleo de los remedios según la
escala Milesimal (parágrafo 270) son totalmente nuevas, ya que en la 5ª edición las instrucciones
se referían a la escala Centesimal.
Pierre Schmidt resumió “los ocultos tesoros del último Organon” en los siguientes
conceptos:
-
En la escala Milesimal se debe partir de las tres primeras trituraciones tradicionales,
es decir desde el millonésimo.
Debe prepararse en frascos múltiples, rechazando así el sistema de frasco único de
Korsakov, que conocía desde 1829, o sea 13 años antes.
-
El remedio debe darse en solución.
-
Debe aumentarse el “grado de potencia” con el glóbulo disuelto en gran cantidad
de agua, y dándole sucusiones previas a cada toma o dosis.
-
Deben darse las potencias en dinamizaciones de progresión ascendente.
-
En las Enfermedades Crónicas, el remedio puede administrarse en forma continua,
aún durante meses.28
Paralelamente:
Continuó afirmando que para la toma del caso debe considerarse el conjunto de los
síntomas presentes, y en particular los peculiares.
27
S.Hahnemann, “Organon”, 6ª edición, 7ª nota al parágrafo 270, México, Ed. Porrúa, 1984, pág. 259.
28
P. Schmidt, “The hidden treasures of the last Organon”; New Delhi, Ed. B. Jain, 2002, pág. 3 a 20, originalmente
publicado en The British Homeopathic Journal; July/October, 1954.
27
Siguió impulsando el uso de la Vía Inhalatoria y de la Vía Percutánea, señalando
sus ventajas, tal como venía haciéndolo desde la 4ª edición del “Organon” de 1829.
-
Dejó definitivamente establecido el uso del remedio único en el parágrafo 273,
calificando de “inadmisible” administrar más de una sustancia medicinal por cada vez, con
lo que rechazó sin dar lugar a dudas las llamadas “homeopatías pluricistas, complejistas,
de drenaje, de alternancia” y otras no basadas en el remedio único.
En esta última edición Hahnemann advirtió la peligrosidad de las máquinas
dinamizadoras que entonces comenzaban a diseñarse, las cuales luego del millonésimo
tergiversan las normas con el propósito de elaborar el remedio únicamente en líquido.
La escala Milesimal, dado que tiene una fase líquida y otra seca en cada potencia,
no permite la elaboración de remedios mediante la utilización de dichas máquinas
dinamizadoras, salvo que se alteren las condiciones de su preparación.
En definitiva, tanto la escala Centesimal como la Milesimal deben prepararse en frascos
múltiples y manualmente.
La otra importantísima innovación surgió del descubrimiento de los requisitos que
permiten efectuar el tratamiento continuo durante meses, indispensable para curar las
antiguas y más graves Enfermedades Crónicas, el cual Hahnemann empleaba desde algunos años
antes, y que será desarrollado en esta obra más adelante, en el Capítulo “El Tratamiento
Continuo”.
La historia pequeña de la 6ª edición del “Organon”.
Que todo suceso tiene más de una lectura se observa con transparencia en la historia del
“Organon” definitivo, concluido por Hahnemann poco antes de morir, aunque sin haber llegado a
editarlo.
Su viuda, la marquesa Melanie d`Hervilly, que era 44 años menor que su marido, luego
de la muerte de éste se negó a publicar la obra pese a los reiterados pedidos de Bönninghausen,
quien era la otra persona que conocía su existencia.
El último descubrimiento de Hahnemann asentado en dicha obra era la escala
Milesimal, descripta por él como “la de máximo poder, mayor suavidad y la más
perfeccionada”. Bönninghausen sabía de ello ya que la había probado con éxito, aunque con el
compromiso de no darla a conocer antes de su publicación, la cual estaba aun más postergada
con motivo de la guerra franco-prusiana.
Por fin, Melanie Hahnemann puso en venta el manuscrito, pero lo hizo a tan elevado
precio que los interesados no pudieron reunir el dinero suficiente para adquirirla.
En 1880, poco después que Melanie falleciera, Hering, discípulo de Hahnemann y padre
de la Homeopatía en Estados Unidos de Norteamérica, en un nuevo intento tampoco pudo
obtener por suscripción entre sus colegas la suma requerida por los herederos de aquélla para
venderla.
Mientras tanto, ante la necesidad de alcanzar las altas dinamizaciones por parte de los
homeópatas y el desconocimiento de las normas establecidas por Hahnemann para ello,
originado en la decisión de Melanie, la Homeopatía desvió su camino hasta un punto de difícil
retorno.
Así se incorporaron prácticas para la preparación medicinal que Hahnemann quiso
evitar, tales como:
-
El método Korsakov, de frasco único, que produce desconcentraciones erráticas.
El uso de máquinas dinamizadoras que emplean el mencionado método Korsakov,
disímiles en sus diseños según la concepción del inventor de cada máquina, que por consiguiente
elaboran remedios muy diferentes entre sí, aunque lleven la misma denominación de potencia y
se vendan como iguales.
28
El enorme desacierto de practicar arbitrariamente con dichas máquinas un
desmesurado número de sucusiones a cada potencia -200 y hasta 300 por potencia, en
dinamizadores hoy en boga-.
Como consecuencia de esta anarquía, las violentas agravaciones que se produjeron han
constituido un impedimento para la curación de muchos pacientes y a la vez fomentaron el
descrédito de la Homeopatía.
Por último, después de finalizada la 1ª Guerra Mundial, gracias a los esfuerzos y
generosidad de los Dres. Willam Boericke, Willis Ward y Richard Haehl, en 1920 pudo
adquirirse el manuscrito de la última edición del “Organon”, que fue publicada en los idiomas
alemán e inglés, en 1921 y en 1922 respectivamente, luego de haber permanecido 79 años casi
perdida.
En dicha compra se incluyó la correspondencia de Hahnemann compuesta por
aproximadamente 5.000 cartas enviadas y recibidas, y la casi totalidad de sus historias clínicas a
partir de 1801 hasta 1843, en 54 grandes volúmenes que en la actualidad son motivo de estudio y
traducción en el Instituto Roberto Bosch para la Historia de la Medicina, de Stuttgart, Alemania.
Cuando este último legado vio la luz, se pudo apreciar en plenitud el desarrollo de la
escala Milesimal, que era la solución dada por Hahnemann para acceder a las altas
dinamizaciones, sin recurrir al método Korsakov de frasco único, ni a los dinamizadores que
utilizan este método, cuyos errores ya fueron señalados.
En la 6ª edición del “Organon” expuso el descubrimiento de la escala Milesimal, pero la
desgraciada demora en su publicación, provocada por la negativa de Melanie a editarla, torció el
camino de la Homeopatía aunque tuvo como contracara que fue justamente ella, a quien
Hahnemann llamaba “mi niña”, la persona que le dio esos ocho años de felicidad durante los
cuales pudo concebir aquel hallazgo.
Hahnemann murió en la madrugada del 2 de julio de 1843 y Melanie retuvo en la casa
el cuerpo de su marido durante nueve días, hasta que finalmente fue enterrado en el Cementerio
de Montmartre.
Tiempo después sus restos fueron trasladados al Cementerio Père Lachaise, y al abrir el
ataúd se observó que su cabeza reposaba sobre las trenzas de Melanie.
4.- 1811. La Materia Médica Pura.
La Materia Médica Pura se publicó en seis tomos, desde 1811 hasta 1821, abarcando los
años de las Guerras Napoleónicas.
Sucedió en dicho período, concretamente desde el 16 al 19 de octubre de 1813, que
mientras Hahnemann se esforzaba en registrar la acción de las drogas basándose exclusivamente
en la experimentación, a su hogar llegaba el tronar de los cañones desde las afueras de Leipzig.29
Hahnemann criticó la Materia Médica Alopática de su tiempo en “Examen de las
fuentes de la materia médica ordinaria”, del año 1817, donde destacó que la principal fuente del
conocimiento de la acción de las drogas era la conjetura y no la experimentación.
Por otro lado, los registros del efecto de las drogas en el cuerpo humano, en los casos de
intoxicación por accidente o suicidio, eran parciales y en dosis masivas, los cuales daban sólo
una idea aproximada de su poder curativo.
Asimismo, durante el uso clínico corriente de los medicamentos en el tratamiento de los
enfermos, era incierto poder separar los síntomas de la enfermedad, de los provocados por las
drogas administradas.
29
R. Haehl, “S. Hahnemann, his life and work”, New Delhi, Ed. B. Jain, 1992, Tomo I, pág. 103.
29
Todo esto lo llevó a convencerse de la verdad proclamada por el gran fisiólogo suizo
Albrecht von Haller, de que las drogas debían probarse en personas sanas y de una por vez (no
mezcladas).
Por consiguiente Hahnemann se propuso la inmensa y formidable tarea de crear una
nueva materia médica, a la que llamó Materia Médica Pura, determinando con metódica seriedad
la acción de cada droga sobre sí mismo, su familia y sus discípulos, tarea que casi excede el
término de una vida humana.
Estas comprobaciones en su propia persona le proporcionaron una íntima percepción del
“genio” de cada sustancia, y por ese motivo instó a que cada médico también experimentara
sobre sí mismo.
De esa forma estudió hasta el final de su vida la acción de 111 sustancias que
constituyen el principal basamento sobre el que hoy trabajan los homeópatas de todo el mundo.
Desde entonces no muchos remedios fueron experimentados con método y sistema para
ser agregados al trabajo hecho por Hahnemann y sus discípulos.
Numerosas experimentaciones llevadas a cabo luego de su muerte, salvo excepciones,
fueron poco sistemáticas o parciales, con lo cual muchas veces malograron el conocimiento de la
capacidad curativa de esas drogas.
En la 5ª edición del Organon (1833) señaló que tanto la enfermedad (fuerza vital
desordenada) como el medicamento son dinámicos (energías) y por ello es que pueden
interactuar, e indicó no efectuar las experimentaciones con sustancias en bruto, como lo había
hecho años atrás, sino dinamizándolas hasta la potencia 30 de la escala Centesimal.
La Materia Médica Pura con que contaba Hahnemann para su práctica, contenía un
limitado registro de las capacidades curativas de cada remedio, tanto respecto a la esfera física
como a la mental, y tampoco abundaban descripciones de los síntomas claves o peculiares.
De cualquier forma los 6 tomos de la Materia Médica Pura son en sí mismos un
homenaje al tesón, capacidad de observación y pasión de Hahnemann puestos al servicio del
hombre enfermo.
Distinta entonces es la situación actual, ya que no hay duda que el aporte a la Materia
Médica Pura de comprobaciones clínicas por parte de numerosos homeópatas de todo el mundo
con posterioridad a la muerte de Hahnemann ha sido decisivo para el conocimiento completo de
los medicamentos.
El efecto primario.
En “La Medicina de la Experiencia” del año 1805, enunció con claridad que: “cada
sustancia medicinal simple causa una enfermedad peculiar y específica; una serie de síntomas
determinados, los cuales no son producidos exactamente de la misma forma por ninguna otra
medicina en el mundo”.
En esa obra destacó también que los síntomas peculiares son los más seguros en la
elección del remedio, y que la capacidad curativa de los medicamentos ensayados radica solo en
los síntomas primarios que producen en el experimentador.
Cuando investigó la capacidad curativa de los remedios, Hahnemann comprobó que la
primera serie de síntomas en presentarse eran efectos del medicamento en prueba y que
desaparecidos éstos, la serie de síntomas posteriores y opuestos a los anteriores eran reacción
de la Energía Biológica del experimentador y no acción directa del remedio. Los llamó
“primarios” y “secundarios” respectivamente, y concluyó que para conocer aquella capacidad
curativa de los remedios, sólo deben considerarse los síntomas primarios.
“En el curso de estas investigaciones que me han llevado tantos años, he hecho un
descubrimiento importante. He observado que experimentando en el hombre sano, los
medicamentos provocan dos series de síntomas; unos aparecen de inmediato o al poco tiempo
que la sustancia ha sido introducida en el estómago o puesta en contacto con alguna parte del
organismo; mientras que otros enteramente contrarios, se manifiestan poco después de la
desaparición de los primeros. He comprobado que los medicamentos proporcionan alivio
30
duradero solamente en aquellos casos en los que hay concordancia entre los síntomas que
producen durante las primeras horas de su acción sobre el hombre sano y los síntomas de la
enfermedad que se quiere combatir …”.30
“… al experimentar sobre cuerpos sanos con dosis moderadas de una medicina, sólo
observaremos su acción primaria …”.31
“Cuanto más moderadas sean, dentro de ciertos límites, las dosis de la medicina que se
use para tales experimentos … tanto más nítidos serán los efectos primarios que se desarrollen
y sólo éstos son los que más nos interesa conocer …”.32
“La acción secundaria no es producto de la medicina sino que invariablemente es el
resultado de la fuerza vital del organismo actuando antagónicamente”.33
Como resulta indudable, las patogenesias que erróneamente registran tanto el efecto
primario como el secundario, tal como algunos libros preconizan, mezclan la acción del
remedio con la reacción opuesta del organismo del experimentador, induciendo a error.
En consideración a lo expuesto es muy importante que al probar un medicamento
para conocer su capacidad curativa únicamente se consideren sus efectos primarios.
Por último, Hahnemann había precisado que en los metales y en minerales como
arsénico, mercurio, plomo y otros, el efecto primario declina gradualmente hasta reestablecerse
el estado de salud previo, sin que ningún efecto secundario se le oponga.
Los remedios antipsóricos. Los síntomas peculiares.
Hasta la promulgación de la Doctrina de la Psora en 1828, para desarrollar la Materia
Médica Pura, Hahnemann con frecuencia experimentó con remedios que luego fueron llamados
apsóricos, y a partir de allí principalmente con los denominados antipsóricos.
Sin perjuicio de que el concepto de remedio antipsórico se desarrollará más adelante
vale aquí reseñar que la doctrina de la psora le permitió descubrir remedios con el poder de
curarla, o antipsóricos, y de otros sin ese poder, o apsóricos, si bien estos últimos tienen la
aptitud de curar las enfermedades agudas.
Entonces a partir de la doctrina de la psora, empleó los remedios según el carácter
de las enfermedades:
-
-
Para las Agudas: apsóricos tanto como antipsóricos.
Para las Crónicas no venéreas: antipsóricos solamente.
En cuanto se refiere a la elección del medicamento –en particular los antipsóricos para
las Enfermedades Crónicas-, Hahnemann lo hacía teniendo en cuenta el síntoma peculiar del
paciente, ya fuera físico o mental.
Vale aquí precisar que “peculiar”, según la acepción más generalizada en los
diccionarios, es lo propio o privativo de cada persona o cosa, y en la Homeopatía, a partir de su
creador, alude a los síntomas que son propios del enfermo y no de la enfermedad.
El síntoma peculiar o característico debe ser una modalidad personal, sea ese síntoma
general o local, físico o mental.
30
S.Hahnemann, “Estudios de medicina homeopática”, primera serie, pág. 408/9, citado por D.Demarque, en
“Homeopatía medicina de la experiencia”, México, Ed. Propulsora de homeopatía, 1987, pág. 31.
31
32
33
S. Hahnemann, “Organon”, 6ª edición, México, Ed. Porrúa, 1984, parágrafo 114, pág. 169.
S. Hahnemann, “Organon”, 6ª edición, México, Ed. Porrúa, 1984, parágrafo 137, pág. 180/1.
S. Hahnemann, “Organon”, 6ª edición, México, Ed. Porrúa, 1984, 2ª nota al parágrafo 69, pág. 135.
31
Para definir una enfermedad en la alopatía se consideran los síntomas comunes a todos
los pacientes que presentan un determinado cuadro clínico, desechándose los no comunes o
propios de cada uno de ellos.
En la homeopatía el criterio es inverso, ya que se privilegian los síntomas propios de
cada paciente o peculiares, por sobre los comunes a todos, de lo que se deriva que ésta es la
medicina de la persona y aquélla lo es de la llamada enfermedad (salvo el caso de las dolencias
agudas epidémicas, en que el remedio puede ser para ellas, según ya se explicó) 34.
En lo atinente a los síntomas mentales, Hahnemann “no les otorgaba el excesivo peso
que hoy tienen, como también que no se refirió a personalidades “tipo” para llevar a cabo
dicha elección”.
“… No fue un prescriptor mental al estilo de Kent y sus seguidores …”
“… Usaba los síntomas mentales si ellos eran característicos, y no únicamente porque
fueran mentales”.35
La búsqueda del remedio similar por los síntomas mentales, aunque no sean peculiares
o característicos, práctica habitual en la actualidad, conduce a muy frecuentes errores.
Por último se destaca que la experiencia clínica cada día confirma que las
circunstancias de agravación y mejoría de los síntomas según cuando suceden, sean
generales o locales, mentales o físicos, constituyen los peculiares más certeros para acceder
al simillimum.
Los nosodes.
Los nosodes son los remedios que se obtienen a partir de productos patológicos
humanos o de los animales o de los agentes transmisores de las enfermedades.
Hahnemann rechazó su empleo, práctica que denominó Isopatía, y en la carta que hacia
fines de 1833 dirigió a Clemens van Böninnghausen, su mejor discípulo, sobre ellos dijo:
“Estoy de acuerdo con su opinión respecto al ciego uso de la llamada isopatía y de otros
remedios no probados y nuestro rechazo a ellos nunca será lo suficientemente fuerte”.36
Y años después agregó:
“Si Ud. no quiere exponerse a complicaciones lamentables y a agravaciones
deplorables cuídese bien de querer llevar a cabo por la ayuda de un PSORICUM [PSORINUM
actualmente] –producto patológico humano- la curación de la enfermedad que ocasiona, como
por ejemplo la sarna humana o sus secuelas por el extracto obtenido de la vesícula sarnosa del
hombre”.37
Es probable que Hahnemann se haya formulado la siguiente reflexión: o bien se elige el
remedio similar a los síntomas causados por el desorden del organismo enfermo, o prescindiendo
de ello se elige como remedio los productos patológicos del organismo en dicho estado.
Sin duda entonces, Hahnemann dio relevancia a la causa, que es el organismo
desequilibrado y sus síntomas, y descartó el efecto que son tales productos patológicos.
Esa oposición al uso de los nosodes se fundó también en la falta de ajuste a la
doctrina homeopática, en razón del decisivo peso que en la elección del remedio tiene la
similitud con la enfermedad en detrimento de la similitud con los síntomas, lo que desvirtúa
así la Ley de Curación.
34
35
36
Ver subtítulo: 1810. La doctrina homeopática. El “Organon”, perteneciente al Capítulo II.
Rima Handley, “In search of the later Hahnemann”, U.K., Ed. Beaconsfield, 1997, pág. 71.
R. Haehl, “S. Hahnemann his life and work”, Tomo II, Suplemento 140, New Delhi, Ed. B. Jain, 1992, pág. 292.
37
S. Hahnemann, “Organon”, 6ª edición, nota al parágrafo 56, París, Ed. Vigot Freres, 1952, pág. 74/5, traducido por P.
Schmidt.
32
5.- 1816. El método de preparación de los remedios homeopáticos.
La escala Centesimal.
En 1816, en el Capítulo de ARSENICUM ALBUM del 2º volumen de la Materia
Médica Pura, Hahnemann dio a conocer por primera vez la escala Centesimal, describiendo
abreviadamente su preparación.
Posteriormente la explicó en detalle en la 1ª edición de “Enfermedades Crónicas” de
1828, luego en la 5ª edición del “Organon” de 1833, y más tarde con minuciosidad en la 2ª
edición de “Enfermedades Crónicas” de 1835.
Si bien antes de 1816 Hahnemann utilizaba lo que para esa época eran altas
dinamizaciones, lo cierto es que se entendía por ello remedios que raramente sobrepasaban el
equivalente a la potencia 15 Centesimal.
Fue entonces que al quedar sistematizado el procedimiento de la preparación de la
escala Centesimal, se le plantearon tres cuestiones:
a)
b)
c)
La potencia óptima a emplear con cada remedio, para cualquier enfermedad.
La dosis o cantidad de remedio por toma.
La cantidad de sacudidas dadas a cada potencia a lo largo de su preparación.
a)
Con respecto a la elección de la potencia óptima a usar con cada remedio,
Hahnemann introdujo sucesivos cambios a lo largo del tiempo.
En su ensayo “Sobre la fiebre prevaleciente” (1809), había aconsejado usar:
-
NUX VOMICA en la potencia equivalente a la 9ª Centesimal.
-
ARSENICUM ALBUM en la potencia equivalente a la 18ª Centesimal.
Posteriormente (1814), en su trabajo sobre el tifus recomendó:
-
BRYONIA y RHUS TOXICODENDRUM, en la potencia equivalente a la 15ª
Centesimal.
-
HYOSCIAMUS en la potencia equivalente a la 10ª Centesimal.
Propuso también otras potencias para el uso con cada remedio, a las que calificaba
como las más apropiadas para cualquier enfermedad.38
Finalmente en 1828, al promulgar la Doctrina de la Psora en “Enfermedades Crónicas”,
Hahnemann unificó criterios e indicó para cualquier enfermedad la potencia 30 Centesimal
como la más conveniente para usar con todos los remedios, concepto que ratificó en la 5ª
edición del “Organon” de 1833.
Continuó luego con una constante tendencia al uso de los remedios cada vez mas
dinamizados, porque pese a la progresiva disminución de la cantidad de sustancia, su capacidad
de estimular la Energía Biológica, es decir su dinamismo, era cada vez mayor, y por ende se
incrementaba su aptitud curativa, según explicó en la 4ª edición del “Organon” de 1829.
b)
En cuanto a la cantidad de remedio por toma, aunque en la 1ª edición del
“Organon” de 1810 no señaló las dosis recomendadas “ya que por más pequeña que sea la
dosis, ésta será más fuerte que la enfermedad natural y la sojuzgará”, luego su consejo fue el
siguiente:
Hasta 1816 y aun algo después, el uso de una gota y con menos frecuencia el de
varias gotas.
38
R. E. Dudgeon, “Lectures on the theory and practice of homeopathy”, New Delhi, Ed. B. Jain, 2002, Lecture XIV.
33
-
Desde 1816, y probablemente antes, de un glóbulo impregnado con el remedio, y a
veces de una gota (raramente varias).
El uso por parte de Hahnemann de glóbulos de lactosa impregnados con el medicamento,
comenzó alrededor de 1813.39
-
A partir de su obra “Enfermedades Crónicas” de 1828, y de ahí en adelante,
para cualquier enfermedad, únicamente un glóbulo tamaño semilla de amapola, siempre en
la potencia 30 Centesimal.
c)
Acerca de las sacudidas dadas durante su preparación a cada potencia, vale aclarar
con carácter previo, que ese término se emplea para la escala Centesimal, pues para esas
preparaciones Hahnemann daba una vigorosa sacudida con el brazo que sostenía el frasco,
llevándolo desde el hombro opuesto hasta la pierna del mismo lado. Fue después, cuando
preparaba remedios en la escala Milesimal, que aplicó sucusiones o golpes dados con el frasco a
un libro con tapas de cuero o superficie similar.
Para la escala Centesimal Hahnemann indicaba dar 10 sacudidas por potencia; sin
embargo, cuando comprobó que ese número de sacudidas producía agravaciones, lo consideró
excesivo y por lo tanto disminuyó aquéllas a 2 por potencia y con ello se evitaron entonces
dichas agravaciones.
Posteriormente, al emplear las Dosis Múltiples y descubrir la mejor tolerancia a los
remedios disueltos en “gran cantidad de agua” y “sacudiéndolo bien antes de cada toma”,
procedimiento que llamó “aumento del grado de potencia”, retornó a su primera indicación de
dar 10 sacudidas por potencia, lo que dejó registrado al final de la parte teórica de
“Enfermedades Crónicas”.
En resumen, para la preparación de la escala Centesimal recomendó dar a cada
potencia 10 sacudidas.
Korsakov propuso en 1829 simplificar el método de Hahnemann para la preparación de
los remedios homeopáticos en la escala Centesimal, y para ello se basó en la hipótesis de que
podía reemplazarse el uso corriente de numerosos frascos por uno solo.
El método Korsakov se extendió principalmente porque se adapta a la utilización de
máquinas dinamizadoras, aunque produce desconcentraciones erráticas.
Al principio pareció que Hahnemann le otorgaba su aprobación, pero luego de evaluarlo
varios años no quedó conforme con él, habida cuenta que no hizo referencia alguna a ese método
ni en la 5ª edición del “Organon”, ni en la 2ª edición de “Enfermedades Crónicas”, de 1833 y
1835, respectivamente.
El análisis del sistema de frasco único creado por el investigador ruso será ampliado en
el Capítulo: “1833. Ensaya y rechaza el método Korsakov”.
Cuando se hizo evidente la necesidad de contar con muy altas dinamizaciones, más allá
de la 30 Centesimal, y ante la imposibilidad de emplear para ello cientos de frascos, Hahnemann
no recurrió a las máquinas dinamizadoras basadas en el método Korsakov, sino que resolvió el
desafío creando la escala Milesimal de elaboración manual, sistemática, confiable y la de acción
más profunda, explicada en la 6ª edición del “Organon”.
Esta escala constituye en la actualidad un método uniforme para todos los laboratorios y
farmacias, y supera claramente al método Korsakov, que además de ser errático en sus efectos,
produce remedios diferentes según sea la máquina dinamizadora empleada.
La escala Milesimal ha sido entonces la solución que aportó el creador de la
Homeopatía a la necesidad de ir mas allá de la 30 Centesimal, y con ella se obtuvo que cada
estímulo o dosis alcanzara una profundidad muchísimo mayor a la obtenida hasta entonces.
Por último quedaron otras cinco cuestiones a resolver posteriormente según la
experiencia, las que serán examinadas más adelante, y son:
39
R.E. Dudgeon, op cit, Lecture XVIII.
34
- La administración del remedio en seco o en solución.
- La elección de Dosis Únicas o Múltiples, y en este último caso, según la agudeza o cronicidad
de la afección, el intervalo entre aquéllas.
- La duración del tratamiento en las Enfermedades Crónicas.
- La administración del remedio por otras vías, además de la oral.
- La elección de las potencias en progresión ascendente o descendente.
El carácter acumulativo de la fricción o sacudidas y de la desconcentración o
dilución.
Tal como se refirió poco antes, al concebir la escala Centesimal Hahnemann consideró
excesivo aplicar 10 sacudidas por potencia, cuando comprobó las agravaciones que ocasionaba el
remedio así elaborado, por lo que las disminuyó a 2, y de ese modo logró buena tolerancia y
aptitud curativa, tal como lo expuso en “Enfermedades Crónicas”.
Aunque luego, al aumentar “el grado de potencia” pudo aplicar nuevamente 10
sacudidas por paso, lo importante es destacar que la trascendencia que le otorgaba al hecho de
dar 2 o 10 sacudidas por potencia únicamente resulta comprensible si se asume el carácter
acumulativo de ellas, según queda demostrado en la potencia final 30 Centesimal
hahnemanniana ya que en el primer caso las sacudidas acumuladas suman 60 y en el segundo
300.
Sólo al multiplicar las sacudidas por el número de potencias es que se ponen en
evidencia sus significativos valores.
Por consiguiente, Hahnemann asignó a este concepto enorme importancia clínica,
en razón de que es la intensidad de la acción medicinal generada por fricción, la que se
incrementa acumulativamente por la sumatoria de las sacudidas.
Como se verá, esta propiedad también la posee la desconcentración o dilución.
En su trabajo “¿Cómo pueden pequeñas dosis de esas muy atenuadas medicinas como
las que emplea la homeopatía aún poseer gran valor?” (1827), Hahnemann advirtió el peligro de
aplicar en la preparación medicinal más sacudidas por potencia que las indicadas, y puso como
ejemplo que si a un niño con coqueluche se le diera una dosis de Drosera 15 Centesimal,
preparada con 20 sacudidas por potencia, la agravación que sobrevendría pondría en riesgo la
vida del paciente, y por el contrario, una dosis de Drosera 30 Centesimal, preparada con 2
sacudidas por potencia, tendría un efecto curativo suave.
Hahnemann no desarrolló este concepto, y si bien puede resultar poco comprensible,
encuentra explicación en concebir a la intensidad otorgada por la fricción como la suma de
las sacudidas recibidas en la potencia considerada.
Potencia Sacudidas por potencia Sacudidas acumuladas
15
30
20
2
300
60
(15 x 20)
(30 x 2)
Con este cuadro queda en evidencia que el peligro aludido yace en el exceso de
sacudidas acumuladas recibidas por el remedio en la potencia considerada -300 en el primer
caso y 60 en el segundo-, y demuestra el carácter acumulativo que él le asignaba y su
fundamental incidencia en la clínica.
No puede dejar de recordarse aquí que farmacopeas de varios países indican para la
escala Centesimal dar 20 o más sacudidas por potencia lo que da un acumulado final de 600 o
más sacudidas en lugar de 300, con las consecuencias imaginables.
Otra prueba concluyente de la importancia que Hahnemann atribuía al carácter
acumulativo de las sucusiones queda claramente de manifiesto también en la siguiente
advertencia:
35
“Cuando se haya consumido el medicamento y sea necesario continuar con el mismo
remedio, si el médico deseare preparar una nueva porción de medicamento a partir del mismo
grado de potencia, será preciso que dé a la nueva solución, tantas sucusiones como la suma
de la cantidad de sucusiones dadas hasta la última dosis de la porción anterior – suma que
expresa el total de sucusiones impartidas- y además dará unas pocas más, antes de extraer la
primera dosis de la nueva preparación”. 40
Lo precedente exhibe el extraordinario valor clínico que Hahnemann asignaba a la
acumulación de sacudidas o de sucusiones en la potencia considerada. Igual carácter
acumulativo tiene la desconcentración o dilución, según se verá en la Segunda Parte, Capítulo
III, “La cuestión de las magnitudes”.
Esta enorme significación terapéutica del carácter acumulativo de las sacudidas o
sucusiones radica en que la fricción genera y suma intensidad, otorgando al remedio
energía concentrada, y con ello determina que las consecuencias de su acción sean
suavemente curativas o de una “violencia furiosa”, según palabras de Hahnemann.
Urge entonces rescatar este concepto, ya que luego de haber sido enunciado por el
Maestro, permaneció totalmente ignorado.
Como prueba de este desconocimiento no debe entonces asombrar que en la actualidad
las máquinas dinamizadoras, usando el método Korsakov, apliquen 200 y hasta 300 sucusiones
por potencia, es decir que el resultado final es un medicamento que en la potencia 30 Centesimal
corriente tiene 6.000 y 9.000 sucusiones acumuladas respectivamente, mientras que en la
Centesimal hahnemanniana las sacudidas acumuladas alcanzan a 300.
Tales procedimientos son los que explican las violentas agravaciones que se observan
en la práctica diaria y esas evidencias corroboran la certeza de la advertencia de Hahnemann.
40
S. Hahnemann, “Enfermedades Crónicas”, México, Ed. Porrúa, 1990, pág. 295 (Prefacio al 3º volumen de la 2ª
edición, escrito en 1834 y publicado en 1838).
36
CAPITULO III
El desarrollo y culminación de la Nueva Ciencia.
1.- 1828. La Doctrina de los Miasmas Crónicos. La “clave perdida”.
“La naturaleza de todas las enfermedades es la misma. Sólo se diferencian en su
localización; su esencia es una, del mismo modo que la causa que las produce”.
Hipócrates.
“El gran conocimiento lo ve todo en uno. El pequeño conocimiento se extingue en la
multiplicidad”.
Chuang Tzu.
Desde 1828 hasta 1830 Hahnemann publicó una de sus obras fundamentales:
“Enfermedades Crónicas”, de la que después, entre los años 1835 y 1839 escribió una segunda
edición.
En ella expuso la Doctrina de los Miasmas Crónicos, y dio a conocer el descubrimiento
de la doctrina de la Psora, o de la “clave perdida” para poder curar las Enfermedades
Crónicas.
“Me he esforzado noche y día en los últimos cuatro años para descubrir la clave
perdida y hallar así el medio para extirpar las antiguas Enfermedades Crónicas.
Por medio de miles de experimentos y de experiencias así como por incesantes
meditaciones he logrado al fin mi objetivo.
… invalorable descubrimiento, cuyo valor para la humanidad excede todo lo que yo
he descubierto jamás y sin el cual toda la homeopatía actual permanecería incompleta o
imperfecta”. 41
La enfermedad psórica.
Al cabo de 6 a 14 días de haber estado en contacto con una persona portadora de lo que
Hahnemann llamó el Miasma de la Psora, o incluso por el contacto con prendas contaminadas
por el agente transmisor, aparece una febrícula fugaz y en la piel una erupción de vesículas muy
pruriginosa.
Esas minúsculas ampollitas al principio contienen un líquido transparente, luego
purulento en su cúspide, y cuando al ser rascadas se rompen producen un olor peculiar.
La erupción tiene un prurito intensísimo, muy característico, siendo imposible evitar su
rascado, el que da una sensación placentera o voluptuosa, luego de lo cual deja ardor y que es
habitualmente suprimido por aplicaciones externas.42
Esta aparentemente inofensiva erupción cutánea acompañada de fiebre fugaz,
señala que el interior del organismo ha sido totalmente invadido por una energía capaz de
trastornar a tal profundidad la Energía Biológica, que el desequilibrio introducido solo
requiere tiempo para mostrar sus graves consecuencias, ya que es invariablemente
progresivo y por su naturaleza, incurable, a menos que sea tratado con remedios
41
R. Haehl, “S. Hahnemann his life and work”, New Delhi, Ed. B. Jain, 1992, Tº II, Suplemento 83, pág. 153 (carta
respecto a la Doctrina de la Psora al Real Cónsul General de Prusia, escrita en Köethen el 10-1-1823).
42
S. Hahnemann, “Enfermedades Crónicas”, México, Ed. Porrúa, 1990, pág. 100/102.
37
dinamizados. Describió a esa energía desequilibradora de la Energía Biológica
asemejándola a “la energía de un imán”.43
La manifestación externa es de tal inocencia que resulta casi imposible relacionar
su aparición con las enfermedades que años después se presentan.
Un exhaustivo interrogatorio a personas de excelente memoria, permite relacionar
aquella inocente erupción con la aparición ulterior de severas Enfermedades Crónicas.
Otras veces el olvido, o el haber recibido por herencia el desequilibrio ya en evolución,
impide esta relación.
Además de poder ser adquiridos, Hahnemann afirmó que los miasmas crónicos pueden
ser heredados:
“… la enfermedad [miasma crónico] que ha sido recibida por infección o por herencia
…”.44
Y más adelante:
“… la psora –esa productora de la mayoría de las Enfermedades Crónicas- que los
humanos reciben por herencia …”.45
Su historia natural a veces abarca más de una generación, y explica que ella se inicie en
una persona, evolucione en su hijo, y provoque por ejemplo un cáncer en su nieto a poco de
haber nacido.
Hahnemann incluso consideró a las enfermedades agudas no epidémicas como
exacerbaciones de este desorden, o como “llamas desprendidas de la hoguera de la psora
latente”. 46
“… las enfermedades agudas … por lo general son explosiones pasajeras de la psora
latente que pronto retornará espontáneamente a tal estado si la enfermedad aguda es
rápidamente superada y no llega a adquirir un carácter excesivamente violento”.47
Infinidad de veces los médicos homeópatas que tratan pacientes con Energías
Biológicas vigorosas, observan en el curso de sus tratamientos, al ir curando los cada vez mas
antiguos planos de este desorden, la aparición de dicho exantema tan pruriginoso.
El surgimiento de esta erupción pruriginosa en el más antiguo de los planos
sintomáticos confirma que ella estuvo en el comienzo, pues la curación recorre en sentido
inverso la evolución de la enfermedad.
Este profundo desequilibrio para ser curado requiere el uso de Sulphur, o de Hepar
Sulphur.
Tales brotes de prurito tan peculiar prueban cada día de la práctica médica homeopática
el antiguo origen de este gravísimo desorden de la Energía Biológica.
Este “miasma crónico de la psora” fue considerado por Hahnemann como el causante
de casi el 90 % de los padecimientos crónicos y sus estragos: “siete octavos [7/8 = 88 %] de
todos los males crónicos brotan exclusivamente de ella …”. 48
La palabra Miasma (del griego “miainein” = manchar, corromper), en época de
Hahnemann, anterior a la Teoría Microbiana, se refería a la atmósfera que conteniendo al agente
43
44
45
46
47
48
S. Hahnemann, “Organon”, 6ª. edición, México, Ed. Porrúa, 1984, parágrafo 11, 1ª nota.
S.Hahnemann, “Organon”, 6ª edición, México, Ed. Porrúa, 1984, nota al parágrafo 78.
S.Hahnemann, op. cit, nota al parágrafo 284.
S.Hahnemann, “Enfermedades Crónicas”, México, Ed. Porrúa, 1990, pág. 165
“S.Hahnemann, “Organon”,6ª edición, México, Ed. Porrúa, 1984, parágrafo 73.
S. Hahnemann, “Enfermedades Crónicas”, México, Ed. Porrúa, 1990, pág. 49.
38
contagioso, rodeaba a un enfermo y que tenía la capacidad de transmitir la enfermedad. Por
ejemplo: para la viruela se estimaba que la atmósfera que contenía al agente contagioso abarcaba
un poco más de 4 metros (por extensión también la atmósfera conteniendo los agentes
contagiosos en contacto con ciénagas o materias orgánicas pútridas, capaz de transmitir
enfermedades).49
Para el creador de la homeopatía las palabras que siguen tenían los siguientes
significados:
-
Miasma: agente transmisor de las enfermedades agudas y crónicas.
Una energía desestabilizadora de la Energía Biológica similar a “la energía de un
imán” (excluyendo las enfermedades epidémicas).
-
Miasma agudo: enfermedad aguda producida por tal agente de carácter
transitorio y con tendencia espontánea a la curación.
-
Miasma crónico: enfermedad crónica producida por tal agente de carácter
permanente y sin tendencia espontánea a la curación.
La teoría microbiana fue desconocida en vida de Hahnemann, ya que los extraordinarios
trabajos de Pasteur acerca de la enfermedad infecciosa del gusano de seda y sus conclusiones, así
como sus experimentaciones posteriores en las que enunció su “teoría de los gérmenes de la
enfermedad”, fueron realizadas más de 20 años después de la muerte de aquél.
Sin embargo Hahnemann intuyó con una asombrosa anticipación el concepto de
“principio contagioso” como vehículo capaz de transmitir enfermedades epidémicas.
Así, refiriéndose a la etiología del cólera, en octubre de 1831 dijo:
“Nacidas en los tibios pantanos del Ganges, millones de ínfimas invisibles criaturas
vivientes … “.50 [son las portadoras del cólera].
En la segunda nota al parágrafo 81 del Organon, 6ª edición dice que:
“… esas enfermedades epidémicas que indudablemente pueden ser propagadas en
cada una de las epidemias por un principio peculiarmente contagioso que aun nos es
desconocido …”.
Hahnemann diferenció a los miasmas agudos en dos categorías, según su origen:
-
miasmas agudos epidémicos adquiridos mediante un “principio contagioso” que
hoy podría equipararse a la infección microbiana o virósica.
-
miasmas agudos no epidémicos o agudizaciones del miasma crónico de la psora, a
los que describió como “llamas desprendidas de la hoguera de la psora latente”51
A los miasmas crónicos los diferenció también según su origen en:
-
miasmas crónicos adquiridos
miasmas crónicos heredados
Y además, según su estado en:
-
miasmas crónicos latentes
miasmas crónicos en actividad
Consideró que en estado de salud los miasmas crónicos están en latencia, y que la
enfermedad ocurre cuando ellos abandonan ese estado y entran en actividad.
49
“Parr’s London Medical Dictionary” de 1809, citado por Rima Handley, “In search of the later Hahnemann”, UK,
Editorial Beaconsfield, 1997, pág. 61.
50
49 S.Hahnemann, “The lesser wrigtings of S. Hahnemann- The mode of propagation of the asiatic cholera”, New
Delhi, Ed. B. Jain, 1990, pág. 758/9, ensayo publicado en 1831.
51
S. Hahnemann, “Enfermedades Crónicas”, México, Ed. Porrúa, 1990, pág. 165.
39
En 1828, en su obra “Enfermedades Crónicas”, Hahnemann describió exhaustivamente
la Doctrina de los Miasmas Crónicos, que comprendía la sífilis, la sicosis y la psora. Destacó
en particular a ésta, la psora, por ser la causa de casi el 90 % de las Enfermedades Crónicas de la
humanidad, aunque ya en 1816 había realizado una primera exposición de ella en su trabajo
“Sobre la enfermedad venérea y su tratamiento inadecuado”, donde anticipaba los conceptos
básicos de la doctrina que luego desarrolló en 1828, si bien entonces no la había denominado con
el nombre de psora.52
Allí señalaba que la eliminación de la manifestación externa de ese miasma crónico sin
su curación interna, podía producir enfermedades tales como: tisis, asma, insanía, edemas,
apoplejía, ceguera, parálisis, y a veces hasta muerte súbita.
A modo de síntesis, cabe entonces afirmar que hay una única enfermedad crónica
(excluyendo las venéreas), y que todas las manifestaciones que se atribuyen como
pertenecientes a diversas enfermedades independientes, no son más que fragmentos de
aquel único mal expresado de múltiples formas.
La curación de esa enfermedad se produce de manera inversa a la aparición de sus
manifestaciones, y todas éstas pueden culminar con una erupción pruriginosa, la misma
para todas e igual a la que se presentó en el comienzo de cada una de ellas (salvo que se
trate de psora heredada), lo cual demuestra que son solo fragmentos de una única
enfermedad fundamental, o psora.
Errores y confusiones en torno a los conceptos de escabiosis, miasma y psora.
Una primera confusión. La escabiosis.
La primera confusión que dio origen a enormes y lamentables errores, provino del
hecho de que las palabras “krätze” en alemán, e “itch” en inglés, significan no solo escabiosis,
sino también prurito o erupción pruriginosa.
Muchos autores tomaron solo la acepción de la palabra que se refiere a la
enfermedad producida por el ácaro, con lo cual consideraron equivocadamente que la
escabiosis era la causante de la psora, siendo que Hahnemann se refería a la otra acepción,
es decir a una erupción muy pruriginosa, como manifestación cutánea de la enfermedad de
la psora.53
Hahnemann conocía muy bien la escabiosis y su causa, que es el ácaro arador, habida
cuenta que ya en 1792, es decir 36 años antes de enunciar la doctrina de la psora, escribió en la
Revista Anzeiger de Gotha:
“La sarna en si misma no consiste en emanaciones o en acritudes congénitas o
adquiridas, tampoco es debida a la condición alcalina o ácida de la sangre sino que tiene su
origen en un pequeño insecto viviente o ácaro el cual tiene su morada en nuestro cuerpo
debajo de la epidermis; allí se desarrolla y crece; por su irritación o su reptar causa prurito y
debido al aflujo de humores producido en consecuencia surgen múltiples vesículas las cuales al
ser rascadas, forman costras al evaporarse su contenido acuoso y fluido.
Esta no es una opinión adoptada a fin de evadir dificultades ya que está basada en la
experiencia”.
Y sigue luego:
“La causa de la sarna [itch] dada más arriba es la única verdadera, la única fundada
sobre la experiencia. Estos animales extremadamente pequeños son una especie de ácaros”.54
El mismo Ricardo Haehl, médico homeópata y su principal biógrafo, afirma al pie de
este suplemento:
“Esto muestra claramente que lo que Hahnemann quería significar con su “psora”,
era algo muy diferente de la sarna común, con la cual había estado familiarizado por largo
tiempo”.
52
“Allgemeiner Anzeiger der Deutsche” (1816) reeditado en los “Escritos menores de Samuel Hahnemann”
Quien primero postuló este error en la acepción del vocablo fue Jorge Torrrent.
53
54
R. Haehl, “S. Hahnemann, his life and work”, tomo II, Suplemento 84, New Delhi, Ed. B. Jain, 1992, pág. 159.
40
Además son concluyentes las evidencias que siguen:
-
Al tratar la psora en su muy extensa obra escrita, Hahnemann jamás hizo
referencia al ácaro como su causante, pese a conocerlo muy bien y haberlo
descripto años antes de la creación de la homeopatía, y sí señaló como causa de
la psora a una “infección”, entendiendo como tal a una invasión al organismo de
una energía desestabilizadora de la energía biológica “un efecto dinámico, ni
material ni mecánico” … tal “como la energía de un imán” 55
-
Además Hahnemann nunca se refirió a los túneles visibles a través de la piel,
al término de los cuales hay una mínima protuberancia donde se aloja el
ácaro. En las numerosísimas páginas que escribió sobre la psora, no hizo una sola
alusión ni al parásito o “pequeño insecto viviente o ácaro”, según lo describió en
1792, ni tampoco a sus túneles.
-
En “Enfermedades Crónicas” de 1828, Hahnemann afirmó que el herpes, el
empeine, la tiña y la costra láctea, pueden contagiar la psora. Ellas carecen de
relación alguna con el ácaro de la escabiosis, pero es evidente que todas tienen
erupciones con el mismo característico e intenso prurito que demuestra su
naturaleza psórica, y por ende su capacidad para transmitirla.
-
La enfermedad del Sarcoptes Hominis o Acarus Scabiei, en español lleva el
nombre de “sarna” y de “escabiosis”; en alemán “jucken” y “krätze”; en inglés
“itch” y “scabies”.
Si para denominar al desequilibrio causante de casi el 90 % de las enfermedades
crónicas Hahnemann necesitó el nuevo nombre de psora, es porque no tenía
relación con la enfermedad del ácaro, ya que para esta última existían
denominaciones más que suficientes.
Es evidente que la psora era para él otra enfermedad, por entero diferente de la
parasitosis mencionada.
-
Por último, y en razón de ser la psora y la escabiosis dos entidades distintas no
relacionadas, no debe llamar la atención que las enfermedades crónicas
psóricas sigan aumentando cuando la escabiosis va desapareciendo.
Mal podía entonces Hahnemann equiparar la psora con la escabiosis, y era por
tanto evidente que utilizaba el vocablo en su otra acepción, o sea como prurito o erupción
pruriginosa.
Cabe entonces preguntarse:
¿Cómo se puede rechazar en bloque la Doctrina de la Psora alegando que sería
absurdo responsabilizar al ácaro de todas las Enfermedades Crónicas no venéreas del
hombre, cuando Hahnemann, pese a conocerlo muy bien, jamás lo mencionó como causa
de la psora ?
¿No es ya impostergable admitir que se refería a un profundo desorden interno
que se manifiesta como una erupción pruriginosa sin relación alguna con el ácaro?
Por considerar a la palabra “itch” en su primera acepción, es decir “escabiosis”, fue que
R.E. Dudgeon criticó que Hahnemann hubiera incluido al herpes, empeine y costra láctea, como
capaces de transmitir la psora, ya que según él “no tienen el menor derecho a ser consideradas
de carácter escabioso”, pero adoptó esta postura sin considerar la segunda acepción de la
palabra.56
55
S. Hahnemann, “Organon, 6ª. edición, México, Ed. Porrúa, 1984, parágrafo 11, 1ª nota.
56
R.E. Dudgeon, “Lectures on the theory and practice of homeopathy”, New Delhi, Ed. B. Jain, 2002, Lecture X, pág.
292.
41
Por igual motivo el Dr. Puffer, contemporáneo de Hahnemann, sostenía que este último
estaba equivocado al atribuir la psora a la escabiosis, pues nunca había mencionado al ácaro ni
a sus túneles.57
Dado el error en la elección de la acepción de las palabras alemanas “krätze” y
“jucken”, y de la palabra inglesa “itch”, R.E. Dudgeon y numerosos contemporáneos suyos
creyeron que sin ácaro no habría psora.
Por su parte, C. Hering no siguió los lineamientos precedentes, y rechazó enfáticamente
la hipótesis de que la escabiosis pudiera ser la causa de la psora.
En definitiva vale como única conclusión que para Hahnemann la psora, si bien
básicamente es un profundo desorden interno, su manifestación cutánea consiste en una
erupción muy pruriginosa que nada tiene que ver con la enfermedad producida por el
ácaro.
La segunda confusión. El miasma crónico.
Otro desorden se adueñó del concepto de miasma crónico, que para Hahnemann tiene
como requisito indispensable la existencia de:
a)
b)
c)
d)
e)
Un agente transmisor, con un modo de contagio y una vía de ingreso.
Una manifestación externa característica en piel o mucosas.
Una enfermedad crónica y progresiva como su consecuencia.
La posibilidad de transmitirse esta enfermedad crónica por herencia.
Disponer de uno o más remedios antimiasmáticos curativos fundamentales.58
Se desarrollan a continuación y a título de simple recordatorio, cada una de estas cinco
condiciones para los tres miasmas descriptos por Hahnemann, ya que son los requisitos
señalados por él para admitir la existencia de un miasma crónico:
a)
El agente transmisor o miasma, su modo de contagio y su vía de ingreso.
Hahnemann consideró a los miasmas crónicos como la consecuencia de una
“infección” ocasionada por un agente transmisor, entendiendo como tal la invasión al
organismo de una energía desestabilizadora de la Energía Biológica.
Concibió al remedio dinamizado de igual naturaleza dinámica, y por tanto capaz
también de restituir el equilibrio de dicha energía.
“El efecto dinámico de las influencias que ocasionan la enfermedad en el hombre sano,
así como la energía dinámica de las medicinas sobre el principio de la vida restituyéndolo a la
salud, en nada difieren de la infección y esto ni es material ni es mecánico en modo alguno,
como la energía de un imán que no es material ni es mecánica atrayendo a una pieza de hierro
o de acero”.59
Con respecto al modo de contagio empleado por el agente transmisor, señaló que lo es
por contacto dérmico casual para la psora, y por el coito para la sicosis y sífilis.
La vía de ingreso es cualquier punto de la piel para la psora, y la mucosa genital para la
sicosis y sífilis.
b) La manifestación externa en piel o mucosas.
La manifestación externa se muestra una vez que se ha completado la invasión de todo
el organismo, y comienza en el punto de ingreso del agente transmisor o miasma. Para la psora
57
58
59
Revista Homeopática Austríaca, 2º volumen, citado por R.E. Dudgeon en op. cit., pág. 276.
S.Hahnmenan, “Enfermedades Crónicas”.
S. Hahnemann, “Organon”, 6ª edición, México, Ed. Porrúa 1984, 1ª nota al parágrafo 11.
42
es la erupción pruriginosa en piel ya descripta, para la sicosis son las verrugas ficoideas y para la
sífilis es el chancro, estas dos últimas en la mucosa genital.
c)
Una enfermedad crónica y progresiva.
La psora, la sicosis y la sífilis se caracterizan por su cronicidad y progresividad.
d) La posibilidad de transmisión por herencia.
Los tres miasmas tienen la capacidad de transmitirse por herencia.
e)
Los remedios antimiasmáticos fundamentales.
Son respectivamente remedios de tal naturaleza, para la psora: Sulphur y Hepar
Sulphur; para la sicosis: Thuja, y a veces Nitricum Acidum, y para la sífilis: Mercurius.
Desgraciadamente, por omisión de estas cinco condiciones imprescindibles para
afirmar la existencia de nuevos miasmas crónicos, se introdujo una gran confusión en el
concepto básico de miasma crónico.
Al desvirtuarse las cinco condiciones que había establecido Hahnemann, se pretendió
incluir como miasmas crónicos las consecuencias del uso de medicamentos alopáticos,
infecciones no crónicas, y hasta la gripe, tergiversándose así totalmente el concepto original.60
Otra confusión más. El pecado.
Una nueva confusión fue causada tanto por James Tyler Kent, como por James Henry
Allen, quienes identificaron la psora con la idea religiosa del pecado original, lo cual a su vez fue
rechazado por C. Hering.
Kent no admitió como causa de la psora a la invasión al organismo de una energía
desequilibradora de la Energía Biológica, según lo enseñó Hahnemann, sino que atribuyó su
origen al “error fundamental del hombre, el pecado original” que ocasionaría una
susceptibilidad a enfermar.
Para Kent entonces, sin el pecado original la susceptibilidad a la psora no hubiera
existido.
“Mucho antes del diluvio, que fue una inundación que destruyó a los malos que
estaban sobre la superficie de la tierra en aquel tiempo, ya hubo una manifestación llamada
lepra, que no era sino el resultado de una terrible profanación que tuvo lugar en aquel período.
Muchísima gente sufría entonces aquella aura violenta de lepra, mientras que el orden
natural de la raza humana de hoy es una forma más suave de psora sobre una raza de gente
diferente”.61
“Si la raza humana hubiera permanecido en un estado de orden perfecto, la psora no
hubiera podido existir.
La susceptibilidad a la psora … va hasta la falta primitiva de la raza humana …”62
“Debe haber habido alguna enfermedad anterior a este estado que reconocemos como
el miasma crónico de la psora. [Para comprenderlo] tendremos que aceptar la Palabra de Dios
como algo histórico … No está mal razonar de esta manera y espero que vosotros lo aceptaréis
no solamente como historia, sino también como revelación divina”.63
“El dominio que abarca [la receptividad psórica] es realmente vasto, pues se remonta
al error fundamental del hombre, el pecado original, verdadera enfermedad primaria de
60
61
62
63
R. Handley, “In search of the later Hahnemann”, UK, Ed. Beaconsfield, 1997, pág. 38.
J. Kent, “Filosofía homeopática”, Buenos Aires, Ed. Albatros, Lección XIX.
op. cit. Lección XVIII.
op. cit. Lección XIX.
43
nuestra raza; yo entiendo la enfermedad así creada, como estado primario, a partir del cual
todas las razas han engendrado lo que podemos llamar receptividad psórica que a su vez, ha
puesto las bases de todas las otras enfermedades”.64
La razón por la que Kent fue un prescriptor mental en detrimento de los síntomas
físicos, aun cuando ellos fueran peculiares o característicos, radica en que situó en la esfera
mental la causa de las enfermedades.
Al responsabilizar a la “falta primitiva de la raza humana” como el origen de la
psora, y dado que es en la mente donde se concibe y nace “el error fundamental del hombre,
el pecado”, no existieron para Kent síntomas más jerarquizados que los mentales, aunque
no fueran característicos o peculiares.
La mezcla de medicina con religión, algo que Hipócrates había separado 2.300 años
antes, es aun más evidente en James Henry Allen, así como más ajena a la doctrina de la
Homeopatía.
“En verdad la psora es la primera manifestación del pecado original, de la primera
maldición”.
“… vemos que el pecado es el padre de todos los miasmas crónicos, además de ser el
padre de la enfermedad”.
“… cuando suprimimos un miasma mixto como la psora y la sicosis ¿qué podemos
esperar …?. … aquí están los dos procesos de pecado, el pecado de la desobediencia y el
pecado de la lujuria”.65
Todos estos conceptos no fueron jamás expresados por Hahnemann, por lo que
resultan totalmente extraños a la homeopatía.
Una última confusión. La psora.
J. Henry Allen también añadió otra confusión, quizás la más grave porque está muy
difundida, cuando a comienzos del siglo XX cuestionó el concepto de miasma crónico,
especialmente del psórico, tal como lo había expuesto Hahnemann.
Un asombrosamente extenso cortejo de seguidores adoptó como válidas sus hipótesis
durante el resto del siglo, hasta llegar a desvirtuar los conceptos de Hahnemann que decían
propagar.
En sentido opuesto al carácter “destructivo” que Hahnemann le había atribuido a
la psora como causante del 90 % de todas las enfermedades crónicas y sus estragos, J.
Henry Allen y sus seguidores la consideraron como un miasma de carácter funcional, no
orgánico, sólo inhibitorio, una perturbación por defecto o déficit.
“Lo patológico en cualquier grado marcado, raramente viene o nunca viene del
miasma psórico, que es más un perturbador funcional”.66
“Antes que nada debemos repetir la regla: la psora por sí misma no nos da ningún
cambio de estructura y otro miasma debe estar presente para obtener un cambio en la
estructura o forma, de una parte o de un órgano”.67
64
J. Kent “La ciencia y el arte de la homeopatía”, citado por D. Demarque en “Homeopatía medicina de la experiencia”,
México, Ed. Propulsora de homeopatía, 1987, pág. 229.
65
66
67
J.Henry Allen, “Los miasmas crónicos. Psora y Pseudosora”, Buenos Aires, Ed. Albatros,1985, págs. 30, 43 y 130.
J.Henry Allen, “Los miasmas crónicos. Psora y Pseudopsora”, Buenos Aires, Ed. Albatros, 1985, pág. 198.
op. cit., pág. 252.
44
El Mal Fundamental de la humanidad, el más demoledor, el más polifacético: “al
que mejor cuadra el apelativo de hidra, el monstruo mitológico de múltiples cabezas” tal como
lo describió Hahnemann en “Enfermedades Crónicas”, quedó para J. Henry Allen reducido a
una simple tendencia al desequilibrio, más que constituir el desequilibrio mismo, una mera
inhibición no destructiva o una “perturbación funcional” según sus palabras.
Sin embargo, pese a las ideas de J.Henry Allen, el creador de la homeopatía había
calificado precisamente a la psora como la enfermedad miasmática “… más destructiva y …
menos comprendida”.68
Además, hasta el final de su vida (1843) Hahnemann afirmó que desde el comienzo de
la historia escrita que situó en los tiempos bíblicos, la humanidad padece en un 88 %
“exclusivamente” de psora, y que en el 12 % restante, los padecimientos son consecuencia
de sífilis, sicosis o sus combinaciones.
“Siete octavos [88 %] de todos los males crónicos brotan exclusivamente de ella [la
psora] en tanto que el octavo remanente [12 %] surge de la sífilis y del sicosis, o por
combinación de dos de estas tres Enfermedades Crónicas miasmáticas o, lo que ya es raro, de
la complicación de las tres”.69
Apenas 60 años después, J. Henry Allen postuló que la humanidad padece en un 80
% de pseudopsora o combinación de sicosis y psora.
“Hoy el miasma psórico se encuentra en alto grado combinado con sicosis,
seguramente el 80 % … “.70
Esto demuestra claramente que la psora de J. Henry Allen en nada se parece a la
psora de Hahnemann.
Pero Hahnemann se anticipó a la tergiversación de sus conceptos que J. H. Allen y sus
seguidores harían después, cuando afirmó:
“La psora es la enfermedad miasmática más antigua, más difundida, más destructiva,
y sin embargo es la menos comprendida”71.
No puede entonces dejar de recordarse aquella premonición que el creador de la
Homeopatía enunció en “Enfermedades Crónicas”:
“Estas verdades puras y grandes serán cuestionadas durante años y hasta por los
mismos médicos homeópatas y no llegarán a ser puestas en práctica debido a las
especulaciones teóricas y a las convicciones prevalecientes …”.
A raíz de todas las confusiones precedentes, en cuanto atañe especialmente a la psora, el
caos es enorme y para aclarar esta fundamental doctrina de la Homeopatía resulta imprescindible
acudir a las fuentes.
Importancia de los antipsóricos.
“Aquellos que meramente estudian y tratan los efectos de la enfermedad, son como
personas que imaginan que pueden alejar el invierno barriendo la nieve de la puerta.
No es la nieve lo que causa el invierno, sino que es el invierno la causa de la
nieve”.“De vidibus membrorum”. Paracelso.
68
69
70
71
S.Hahnemann, “Enfermedades Crónicas”, México, Ed. Porrúa, 1990, pág. 42.
op. cit., pág. 49/50.
J. Henry Allen, “Los miasmas crónicos. Psora y pseudopsora”, Buenos Aires, Ed. Albatros, 1985, pág. 164.
S.Hahnemann, op cit., pág. 42.
45
Volviendo entonces al fundador de la Homeopatía, durante los 11 o 12 años anteriores a
1828 investigó el motivo del fracaso de la mayoría de los tratamientos de las Enfermedades
Crónicas.
“¿Cuál era la razón del fracaso en lograr salud perdurable en tantos miles de intentos
llevados a cabo para curar enfermedades de índole crónica?”
“Encontrar la razón por la cual todas las medicinas halladas por la Homeopatía
fracasaban cuando se intentaba la efectiva curación de dichas enfermedades … fue tarea de
importancia fundamental en la que me empeñé constantemente a partir de 1816 o 1817, hasta
que el Dador de todo lo bueno me permitió solucionar gradualmente tan sublime problema
merced a reflexión incesante, infatigable investigación, observación sin preconceptos y los
experimentos más precisos, todo ello con el objeto del bienestar de la humanidad”.72
Hahnemann empleó entonces muchos años de su vida en encontrar la naturaleza y
curación de las Enfermedades Crónicas.
“Yo me abstengo de relatar a través de cuántos esfuerzos abrumadores … he debido
pasar para lograr finalmente, al cabo de once años, salvar esa gran omisión que impedía llenar
el hueco en el edificio del arte curativo homeopático: la curación de las innumerables
Enfermedades Crónicas …”.73
Descubrió que las aparentemente independientes y autónomas enfermedades
crónicas (excluyendo a las venéreas), eran solo partes o fragmentos de un único mal
fundamental de la humanidad, al que llamó Psora (del griego: rascar).
“Antes de haber alcanzado tal comprensión yo solamente podía enseñar cómo tratar
a la totalidad de las enfermedades crónicas como si fueran dolencias aisladas, individuales
…”74
Hahnemann llegó al concepto de una única enfermedad crónica (excluidas las venéreas)
al comprobar:
- Que al existir una única Energía Biológica que mantiene al organismo como
unidad, su desequilibrio es también un único mal fundamental, aunque se
muestre por fragmentos.
-
Que síntomas muy diversos que configuran aparentes enfermedades
independientes y diferentes, se curen con un único remedio, lo cual indica que
forman una unidad.
- Que dentro del conjunto de síntomas presentes en cada una de las Enfermedades
Crónicas, siempre yacen otros que permiten reconocer una “índole esencial”
de la psora.
Caracterizan a la psora “varios síntomas que le son comunes”, es decir que se
repiten en cada uno de aquellos conjuntos, identificando así a ese Unico Mal
Fundamental.
72
73
74
-
Que las Enfermedades Crónicas (no venéreas), que erróneamente pueden
tomarse como enfermedades independientes, suelen presentar al final de su
curación una erupción pruriginosa, la misma para todas e igual a la que se
manifestó en el comienzo de cada una de ellas (salvo que se trate de psora
heredada), indicando que constituyen solo fragmentos de un único Mal
Fundamental ya que la curación recorre los síntomas en sentido inverso al de
su aparición.
-
Que para la curación estable, además del remedio antimiasmático similar, debe
tratarse el fondo miasmático, la psora misma, lo cual se efectúa con un único
remedio: Sulphur, como corresponde a esa única enfermedad.
S.Hahemann, “Enfermedades Crónicas”, México, Ed. Porrúa, 1990, págs 32 a 34.
S. Hahnemann, “Enfermedades Crónicas”, México, Ed. Porrúa, 1990, pág. 204.
S.Hahnemann, “Organon”, 6ª edición, México, Ed. Porrúa, 1984, nota al parágrafo 80.
46
“… las Enfermedades Crónicas miasmáticas, que según lo expuesto, permanecen
siempre invariables en su índole esencial, y en particular la psora …”.75
“… la psora, la enfermedad fundamental de tantas dolencias crónicas, cada una de las
cuales parece ser esencialmente diferente de las demás, lo que no condice con la realidad, como
fácilmente puede ser advertido en la coincidencia de varios síntomas que le son comunes y que
van apareciendo a medida que la enfermedad recorre su curso y también en el hecho de que sea
un mismo remedio el que cure a todas las manifestaciones”.76
La doctrina de la enfermedad única o psora, le permitió a Hahnemann descubrir la
existencia de remedios con el poder de curarla, o antipsóricos, y de otros sin ese poder, o
apsóricos.
Consideró como antipsóricos a los remedios con las siguientes propiedades:
-
Que su acción tenga una duración larga o mediana, pues indican así su acción
profunda. Nunca los de acción breve.
-
Que experimentalmente produzcan la típica erupción psórica, y por ende que
puedan curarla o que clínicamente la hayan curado.
-
Que manifiesten en su acción “varios síntomas que son comunes” y que
“permanecen invariables en su índole esencial”77, por medio de los cuales pueda
reconocerse su carácter psórico y que Hahnemann detalló en una muy extensa
lista al final de la primera parte de “Enfermedades Crónicas”.78
Relacionando las fechas de experimentación de cada remedio con su carácter de
apsórico o de antipsórico, resulta que en los 32 años anteriores a la Doctrina de la Psora
(1796/1828) estudió 83 remedios de los cuales 21, o sea el 25 %, resultaron antipsóricos,
mientras que el 75 % restante eran apsóricos en tanto carecían del poder para curar la psora.
La circunstancia de que ese 75 % de los remedios fueran apsóricos explica los
fracasos de Hahnemann en la curación de las Enfermedades Crónicas antes de la
promulgación de la Doctrina de la Psora en 1828.
En los 15 años posteriores a esta doctrina, estudió 28 nuevos remedios, de los cuales 26
fueron antipsóricos, es decir el 93 %, con lo que entonces sí pudo curar las Enfermedades
Crónicas.
Obtuvo ese éxito al orientar, a partir de 1828, la búsqueda de remedios con profundidad
psórica, especialmente minerales, tales como Alumina, Baryta Carbónica, Bórax, Calcárea
Carbónica, Graphites, Kali Carbonicum, Natrum Carbonicum, Natrum Muriaticum, Nitric
Acidum, Petróleum, Phosphorus, Zincum, y otros79.
Hahnemann incluyó a Mercurius que si bien es el antisifilítico fundamental, según sus
comprobaciones puede ocasionalmente actuar como antipsórico.
“… los otros remedios homeopáticos ya probados, sin exceptuar a Mercurius, no
pueden ser excluidos en ciertos estados propios de las enfermedades psóricas”.80
La lista que sigue, publicada en “Enfermedades Crónicas”, contiene los 47 remedios
considerados por Hahnemann hasta esa época como antipsóricos:
Agaricus - Alumina - Ammonium Carbonicum - Ammonium Muriaticum - Anacardium Antimonium Crudum - Arsenicum - Aurum - Baryta Carbónica - Borax - Calcárea
75
76
S. Hahnemann, “Organon”, 6ª edición, México, Ed. Porrúa, 1984, parágrafo 103.
S. Hahnemann, “Enfermedades Crónicas”, México, Ed. Porrúa, 1990, pág. 41.
77
S. Hahnemann, “Organon”, 6ª edición, México, Ed. Porrúa, 1984, parágrafo 103.
S. Hahnemann, “Enfermedades Crónicas”, México, Ed. Porrúa, 1990, pág. 125.
79
Rima Handley, “In search of the later Hahnemann”, UK, Ed. Beaconsfield, 1997, Capítulo V (ver listado de los
remedios y sus fechas de experimentación).
78
80
S.Hahnemann, “Enfermedades Crónicas”, México, Ed. Porrúa, 1990, pág. 272.
47
Carbónica - Carbo Vegetabilis - Carbo Animalis - Causticum - Clematis - Colocynthis
Conium - Cuprum - Digitalis - Dulcamara - Euphorbium - Graphites - Guaiacum
Hepar Sulphur - Iodum - Kali Carbonicum - Lycopodium - Magnesia Carbónica
Magnesia Muriática - Manganum - Mezereum - Muriatic Acidum - Natrum Carbonicum
Natrum Muriaticum - Nitri Acidum - Nitrum o Kali Nitricum - Petroleum - Phosphorus
Phosphoricum Acidum - Platina - Sarzaparrilla - Sepia - Silicea - Stannum - Sulphur
Sulphuricum Acidum - Zincum -
-
A ellos deben agregarse otros remedios, especialmente minerales, experimentados
después, tales como:
Argentum Nitricum - Kali Bichromicum - Kali Sulphuricum - Natrum Sulphuricum Calcárea Phosphorica - Magnesia Phosphorica, y varios más.
En la actualidad numerosos homeópatas usan indistintamente remedios apsóricos
tanto como antipsóricos, para el tratamiento de las Enfermedades Crónicas no venéreas, al
calificar sin fundamento a casi todos los medicamentos como “trimiasmáticos”.
Se enfrentan así con los mismos escollos para la curación que Hahnemann tenía antes
de descubrir la Doctrina de la Psora, a la que consideró “… invalorable descubrimiento cuyo
valor para la humanidad excede todo lo que yo he descubierto jamás…”
No puede curarse una enfermedad crónica con Pulsatilla o con Nux Vomica, por
ejemplo, ya que con los apsóricos solamente se cambia y deforma el cuadro sintomático con que
ella se muestra sin curarla, si bien tales remedios pueden hacerlo en el caso de las enfermedades
agudas.
“… los otros remedios [apsóricos] –aún cuando hayan sido seleccionados de acuerdo
a la más estricta similitud de síntomas- en modo alguno proporcionan curaciones duraderas y
completas en los casos de Enfermedades Crónicas, como sí las proporcionan los reconocidos
en calidad de antipsóricos cuando son seleccionados con igual criterio homeopático, porque
éstos –a diferencia de aquéllos- se adecuan a la variedad infinita de síntomas del gran mal de la
psora”.81
Este concepto miasmático tiene una enorme importancia práctica, ya que si el médico
homeópata tiene frente a sí un caso de psora, el hecho más habitual en la tarea diaria cuando trata
Enfermedades Crónicas, necesitará hacer en algún momento del tratamiento una prescripción
miasmática, indicando el antimiasmático fundamental de la psora: Sulphur, o si los síntomas así
lo señalan: Hepar Sulphur.
“Entre los antipsóricos prefiero dar Hepar Sulphur calcárea… en la 30 dilución he
hallado que es un valioso agregado al tratamiento antipsórico, y que supera a sulphur en
algunos aspectos. Dejo que se inhale moderadamente una vez por ambas narinas, un glóbulo
saturado con Hepar Sulphur cada 8 a 14 días, y si esto fuera necesario es repetido dos o tres
veces”.82
La prolongada práctica clínica demuestra que las Enfermedades Crónicas psóricas sólo
se curan con los antipsóricos, ya que únicamente con ellos esas curaciones son estables y
“duraderas”.
En general ni siquiera alcanza un antipsórico aislado para curar la psora, y es necesaria
la utilización de varios de ellos en sucesión.
“Toda diátesis psórica [en actividad] …muy raramente habrá de ser curada por un
solo remedio antipsórico, y requerirá por el contrario el empleo de varios de estos remedios –y
en los casos de mayor gravedad el empleo de muchos de ellos- uno a continuación del otro”.83
81
S.Hahnemann, “Enfermedades Crónicas”, México, Ed. Porrúa, 1990, pág. 165.
82
Carta a su dilecto discípulo Clemens van Bönninghausen, desde Köthen, el 9 de marzo de 1833 –R.Haehl,
“S.Hahnemann is life and work”, tomo II, suplemento 120-, New Delhi, Ed. B. Jain, 1992, pág. 250.
83
S.Hahnemann, “Enfermedades Crónicas”, México, Ed. Porrúa, 1990, págs. 202/203.
48
“Tratándose de Enfermedades Crónicas no venéreas, que comúnmente provienen de la
psora, para efectuar su curación, con frecuencia se requerirá dar en sucesión varios remedios
antipsóricos y que cada uno de ellos haya sido elegido homeopáticamente en consonancia con
el grupo de síntomas que hayan quedado una vez que se ha completado la acción del remedio
previo”.84
La prescripción miasmática.
A partir del descubrimiento del miasma crónico de la psora dado a conocer en 1828, y
con base en el reconocimiento de “la índole esencial de la psora” 85, el principal objetivo de
Hahnemann pasó a ser la búsqueda del método que permitiera curar ese fondo psórico
subyacente en todas las enfermedades crónicas no venéreas.
En el período 1828/1835, mientras residía en Köthen, experimentó prescribiendo
Sulphur o Hepar Sulphur durante o al final de la serie de remedios antipsóricos para tratar ese
desorden esencial sin el cual la curación carece de permanencia, y consideró
“imprescindible” tratar esa raíz para que no siga generando patologías.
Si la psora constituye toda enfermedad crónica no venérea, la consecuencia lógica es
tratarla más allá del uso de los remedios antipsóricos que se elijan por sus síntomas
característicos.
Desde que inició su estadía en París (1835), y quizás antes, decidió invertir la estrategia
y abrió frecuentemente el caso con Sulphur, para remover el miasma psórico subyacente, y luego
trató los síntomas remanentes con el “simillimum”:
“Ahora abre la mayoría de sus casos crónicos con sulphur, elegido sin considerar los
síntomas característicos que antes estimaba importantes, en razón presumiblemente de
comenzar el caso prescribiendo para el miasma psórico subyacente… él se convirtió en un
prescriptor miasmático. Su clara intención era tratar el miasma psórico antes de iniciar el
tratamiento de los síntomas más individualizados”.86
Si al prescribir un antipsórico, Hahnemann trató la psora en la forma en que se
manifiesta, al prescribir Sulphur trató a la psora misma más allá de sus formas.
Desde entonces la búsqueda de Hahnemann fue en pos de tratar la causa de las
enfermedades más que las enfermedades mismas y por ello prescribió para el miasma más
que para la enfermedad.
Cerrando este Capítulo debe reiterarse que a la homeopatía le hizo un enorme daño la
sorprendente y generalizada aceptación de la tergiversación introducida por J. Henry Allen en el
concepto hahnemanniano de la psora que él dijo sostener.
De ser para Hahnemann “el más destructivo” de los miasmas, “el mal fundamental de
la humanidad”, en la concepción de J. Henry Allen la psora quedó reducida a una mera
“perturbación funcional”.
La doctrina de la psora que el creador de la homeopatía consideró “invalorable
descubrimiento cuyo valor para la humanidad excede todo lo que yo he descubierto jamás y
sin el cual toda la homeopatía actual permanecería incompleta o imperfecta” ha quedado así
desgraciadamente no sólo desvirtuada, sino también vaciada de contenido e inutilizada.
Basta leer la noción de psora de Hahnemann y la de J. Henry Allen para comprender
que ellas nada tienen en común en su concepción y tampoco en sus implicancias terapéuticas.
Pero más allá de lo expuesto, la doctrina hahnemanniana de la enfermedad miasmática
fundamental, “la más antigua, la más difundida, más destructiva y sin embargo la menos
comprendida”, pone de manifiesto su propia verdad cuando ella es llevada a la práctica.
84
85
86
S.Hahnemann, “Organon”, 6ª edición, México, Ed. Porrúa, 1984, parágrafo 171.
S. Hahnemann,“Organon”, 6ª edición, México, Ed. Porrúa, 1984, parágrafo 103.
Rima Handley, “In search of the later Hahnemann”, UK, Ed. Beaconsfield, 1997, págs. 40 y 46.
49
2.- 1829. El descubrimiento de Nuevas Vías de Administración de las Medicinas:
Inhalatoria y Percutánea.
“El descubrimiento consiste en ver lo que todos han visto y pensar lo que nadie pensó”
Alberto Szent Györgi von Nagyrapolt, premio Nobel de Química, año 1937.
Vía inhalatoria.
Se ha optado por emplear siempre la palabra “inhalación” y no “olfacción”, ya que la
aspiración con fines medicinales se la denomina en la primera forma según corrientemente lo
indican los mejores diccionarios.
La mención inicial del uso de la inhalación como vía de ingreso medicinal correspondió
a Paracelso, quien la recomendó en casos de pacientes inhabilitados para la deglución, como
acontece en la apoplejía y en la epilepsia. 87
En la 4ª edición del “Organon” de 1829, el creador de la homeopatía comenzó a
impulsar el uso de la vía inhalatoria, aunque la había probado desde 1805 según lo expuso en
“Medicina de la Experiencia”, y a esa vía no la abandonó hasta el final de su vida según consta
en las historias clínicas de sus últimos casos atendidos en París. Indicó efectuar una inhalación
profunda por cada fosa nasal.
Partió de la hipótesis de que el glóbulo impregnado por el remedio dinamizado emitiría
continuamente (“perpetuamente”) una atmósfera medicinal tal como una energía radiante capaz
de ser retenida en un frasco, la cual por inhalación, podría ejercer su poder curativo sobre el
enfermo.
“… como una exhalación o emanación a partir de dichos cuerpos [glóbulos] …”.88
Para su asombro no solamente confirmó la sospecha sino que descubrió que al
inhalarlo, la acción medicinal era de una notable capacidad curativa, y que tenía además
una cualidad de suavidad y tolerancia superior respecto a la vía oral, única vía de uso
corriente hasta antes de estas investigaciones.
Observó que empleando la vía inhalatoria las agravaciones eran mucho más suaves
que si se utilizaba la vía oral.
Se admiró al comprobar que la suavidad que la vía inhalatoria otorga a la acción
medicinal, no disminuye por ello su profundidad, es decir su aptitud para curar.
La inhalación del glóbulo en seco.
“Si una idea no parece absurda de entrada, pocas esperanzas hay para ella”
Albert Einstein.
En 1833 Hahnemann afirmó:
“Los remedios homeopáticos tienen su efecto más seguro y más poderoso en forma de
vapor cuando el paciente lo inhala de glóbulos impregnados con el líquido medicinal,
guardados secos, en un frasco”.
“… esta inhalación ejerce el poder medicinal en el mismo grado de intensidad que las
dosis orales, e incluso produce su efecto más suavemente y durante el mismo tiempo”.89
87
R.E.Dudgeon, “Lectures on the theory and practice of homeopathy”, New Delhi, Ed. B.Jain, 2002, Lesson I, pág. 16.
88
S.Hahnemann, “The lesser writings of S. Hahnemann”, Remarks on the extreme attenuation of homeopathic
medicines, New Delhi, Ed. B. Jain, 1990, pág. 766.
89
C. Bönninghausen, “Repertorio de Remedios Homeopáticos”, 1833, Prefacio de S. Hahnemann.
50
En el mismo año, en una nota al parágrafo 288 de la 5ª edición del “Organon” de 1833,
sus palabras manifiestan su entusiasmo:
“Es especialmente en la forma de vapor por olfacción e inhalación del aura medicinal
que siempre emana del glóbulo impregnado con el líquido medicinal en alta dinamización y
guardado seco en un pequeño frasco, que los remedios homeopáticos actúan más seguramente
y con el mayor poder …”.
“[la inhalación] produce su influencia curativa sobre la fuerza vital en la más suave
pero poderosa manera, y ella es preferible a todo otro modo de administrar el medicamento en
sustancia por boca …”
“He llegado a convencerme (algo que jamás hubiera creído antes) que por la
inhalación, el poder de la medicina es ejercido sobre el paciente al menos en el mismo grado
de intensidad, que cuando la dosis de la medicina es tomada por boca”.90
Aura, según los diccionarios, significa: hálito, aliento, soplo [atmósfera medicinal que
se desprende del glóbulo].
En 1832, es decir un año antes, Hahnemann había abandonado el uso de las Dosis
Unicas al descubrir que las Dosis Múltiples abreviaban la curación, método que utilizó también
con las inhalaciones del glóbulo en seco.91
La inhalación del glóbulo en solución.
En 1834 Hahnemann descubrió que la dilución del glóbulo en “gran cantidad de agua”
hace “mucho más poderosa” su acción, lo que fue expuesto en el Prefacio a la 2ª edición del
volumen 3 de “Enfermedades Crónicas”, publicado en 1838.
Más tarde, ratificó también este concepto en el parágrafo 272 de la 6ª edición del
“Organon”:
“Un glóbulo … disuelto en gran cantidad de agua y sacudido bien antes de cada
toma se convierte en un medicamento mucho más poderoso …”
Comprobó que es curativa tanto la atmósfera que rodea al glóbulo en seco al ser
inhalada, como también la que al agitar el frasco se desprende del líquido en el que fue
disuelto dicho glóbulo.
Tal como hizo para la vía oral, usó para esta forma medicinal las Dosis Múltiples del
remedio disuelto en “gran cantidad de agua y sacudido bien”, antes de cada inhalación para
“variar el grado de potencia”, lo que permite su mejor tolerancia:
“Si en el tratamiento se usare tan sólo un frasquito de digamos una dracma de alcohol
diluido en el cual estuviere contenido y disuelto mediante sucusiones un glóbulo de la medicina
a usar por inhalación cada dos, tres o cuatro días, también este frasquito deberá ser bien
sacudido ocho a diez veces antes de cada inhalación”.92
La vía percutánea.
En la 4ta. edición del “Organon” de 1829, Hahnemann promovió el uso de la vía
percutánea por frotación que había probado desde 1805, según lo expuso en “Medicina de la
Experiencia”, de la cual en “Enfermedades Crónicas” señaló sus virtudes:
“… se incrementa en mucho su efecto curativo”.
“… podrá curar mucho más rápidamente …”.
“… ha exhibido extraordinaria acción curativa …”.93
90
R.Haehl, “S.Hahnemann, his life and work”, New Delhi, Ed. B. Jain, 1992, Tº II, suplemento 223, págs. 423/424, cita
del parágrafo 288 del “Organon”, 5ª edición de 1833.
91
92
93
C. Bönninghausen, “Repertorio de Remedios Antipsóricos”, 1832, Prefacio de S. Hahnemann.
S.Hahnemann, “Organon”, 6ª edición, México, Ed. Porrúa, 1984, parágrafo 248.
S.Hahnemann, “Enfermedades Crónicas”, México, Ed. Porrúa, 1990, pág. 296.
51
Y unos años después:
“… puede promover la extinción de enfermedades muy antiguas …”.94
Así, en el último “Organon” aconsejó esta vía empleándola simultáneamente con la
administración por boca, dando la mitad de la dosis del remedio en solución vía oral, y la otra
mitad vía percutánea por frotación.
Finalmente Hahnemann advirtió que la piel sobre la que se fricciona el remedio debía
ser sana, ya que el método sirve como vía de ingreso y no como tratamiento local.
Las vías omitidas.
“Que la costumbre tantas veces probada no te fuerce [a marchar] por ese camino”.
Advertencia a no dejarse vencer por la fuerza de la costumbre, dictada por una diosa a
Parménides.
Lamentablemente, como todos los descubrimientos de los últimos 15 años de la vida de
Hahnemann (1828/1843), tanto la Vía Inhalatoria cuanto la Vía Percutánea por frotación, no son
habitualmente usados por el mundo homeopático actual, como tampoco lo fueron por los grandes
homeópatas de la segunda mitad del siglo XIX, y no se han explorado sus alcances y ventajas.
Pese a ello, en estas formas de ingreso medicinal y en otros factores que se expondrán,
yacen ignoradas las claves del arte de prescribir que resuelven las frecuentes, no curativas y a
veces severas agravaciones medicinales.
Asimismo, en estas vías está el secreto para llevar a la práctica el tratamiento
continuo durante años de las Enfermedades Crónicas, que permite someterlas a la acción del
remedio en forma permanente, prolongada y sin declinación.
La vía inhalatoria, en particular la del glóbulo en seco, ostenta una cualidad de
suavidad y buena tolerancia que no tiene ninguna otra vía, sin perder por ello dinamismo.
Por otra parte, la cualidad de profundidad, apta para tratar las más arraigadas
enfermedades, sólo es propia de la vía percutánea, cuando ella es usada como vía única, sin
el uso simultáneo de la vía oral.
Urge entonces incorporar estos recursos a fin de evitar las frecuentes agravaciones de la
práctica corriente en las que por exceso de estímulo se malogran muchos tratamientos.
La Ley de la Sobreestimulación.
En el parágrafo 276 de la 6ª edición del “Organon”, Hahnemann advirtió respecto a los
peligros de la sobreestimulación:
“… una medicina … dañaría con cada dosis demasiado grande … tanto más cuanto
mayor resultare su homeopaticidad y más elevada su potencia”.
Y poco después:
“Las dosis demasiado grandes de una medicina homeopática bien seleccionada y en
especial si se han repetido con frecuencia, traen como norma muchos problemas. No pocas
veces ponen en riesgo la vida del paciente o hacen casi incurable su enfermedad: por cierto que
extinguen a la enfermedad natural en la medida en que haya sido afectada la sensibilidad del
94
S.Hahnemann, “Organon”, 6ª edición, México, Ed. Porrúa, 1984, parágrafo 285.
52
principio vital y el paciente ya no sufre más a la enfermedad original desde el momento en que
una dosis demasiado fuerte de la medicina homeopática haya actuado sobre él, pero ha
quedado más enfermo a consecuencia de la afección medicinal similar pero más violenta, que
es más difícil de extinguir” (destacado en el original).
Como resultado de lo expuesto por Hahnemann y de la comprobación diaria que los
médicos homeópatas efectúan en su práctica clínica, puede entonces formularse la Ley de la
Sobreestimulación en los siguientes términos:
“Cuanto más excesivo es el estímulo que el remedio similar produce en la Energía
Biológica, tanto menos curativa es su acción, y viceversa”.
Infinidad de veces, ante la queja del paciente que dice “estoy peor”, los médicos
homeópatas hemos suspendido remedios por atribuir la agravación de los síntomas a un
error en su elección, cuando aquélla sólo era consecuencia de un sobreestímulo efectuado
con el medicamento bien elegido.
Es en virtud de esta ley que las vías de ingreso medicinal olvidadas, en especial la
inhalatoria, surgen como medios curativos tan valiosos a fin de lograr estímulos suaves y bien
tolerados y por ende más curativos.
3.- 1832. Las Dosis Múltiples. Abandona las Dosis Únicas.
Desde la 2ª edición del “Organon” de 1819 y hasta 1831 inclusive, Hahnemann
prescribía corrientemente el remedio en Dosis Únicas.
Luego de haber indicado esa única dosis, aguardaba durante 40, 60 o 100 días hasta que
se agotara su efecto y reaparecieran síntomas, sin dar más tomas durante la espera.
Si los síntomas que retornaban seguían indicando el mismo remedio suministrado,
entonces lo repetía nuevamente.
Si por el contrario ellos indicaban otro remedio, administraba el nuevo repitiendo luego
la espera anterior.
En realidad no estaba satisfecho con este método porque:
-
en las enfermedades más graves y más antiguas no podía alcanzar la
profundidad necesaria para llegar a la curación.
-
en los casos en que llegaba a curar, esto ocurría luego de un tratamiento muy
prolongado, que insumía numerosos años.
En consecuencia, Hahnemann decidió imprimir un giro total a su concepto de Dosis
Únicas, tal como surge del prefacio que escribió para el libro “Repertorio de remedios
antipsóricos” de Bönninghausen, en 1832:
“No me avergüenzo de confesar no haber sabido ayer lo que la experiencia pudo
enseñarme hoy.
No me avergüenzo de poder ahora publicar un axioma que no tenía muy seguro en mi
publicación de la 4ª edición del Organon [1829] el cual, confirmado por repetidos experimentos
y experiencias desde entonces, puedo ahora comunicar al mundo médico, más completamente,
más definitivamente, a saber:
que no es necesario como se afirma en los parágrafos 242 y siguientes, administrar en
cada ocasión sólo UNA dosis del remedio en enfermedades (agudas) y crónicas y permitir que
ejerzan su efecto antes de dar otro remedio.
Por el contrario, es siempre necesario y de gran beneficio, administrar más del mismo
remedio, antes de usar otro”. (subrayado en el original).
Poco después, en la 2ª edición de “Enfermedades Crónicas”, publicada entre 1835 y
1839, ratificó el nuevo concepto, considerando “indispensable” emplear las Dosis Múltiples
para la curación de las enfermedades crónicas.
53
Se diferencian las Dosis Múltiples de las Únicas, en que las primeras repiten las
dosis sin esperar la reaparición de los síntomas, requisito indispensable para las segundas.
Al emplear las Dosis Múltiples, Hahnemann se enfrentó con el problema de que ellas
ocasionaban frecuentes agravaciones, aún cuando entonces las administraba en seco,
inconveniente que admitió en la 5ª edición del “Organon” de 1833.
Como consecuencia de ello indicó intercalar después de cada dos o tres dosis del
remedio, otro medicamento relacionado con él. Por ejemplo, en un tratamiento con Sulphur
intercalaba Hepar Sulphur.
Y si a pesar de esto ocurrían agravaciones, las contrarrestaba con el remedio
correspondiente a los síntomas presentes.
A este método, que aún provocaba frecuentes agravaciones, lo modificó un año después,
ya que pudo resolverlas dando el remedio disuelto en “gran cantidad de agua y sacudido bien
antes de cada toma” para aumentar su “grado de potencia”.
En sustancia, Hahnemann buscaba:
-
Someter la enfermedad a la acción continua y sin declinación, del estímulo
medicinal.
-
Impedir con ello la vuelta de los síntomas, lo cual significa que la enfermedad
se yergue en estado similar al que se encontraba antes de la dosis precedente.
A las Dosis Múltiples puede no recurrirse cuando exista una Energía Biológica
vigorosa, en una enfermedad crónica reciente y no grave, ya que su curación se puede obtener
mediante una Dosis Única aunque en la inmensa mayoría de los casos no se dan estas
circunstancias.
Lo significativo es que desde 1832 y hasta el final de su vida 11 años después,
Hahnemann abandonó las Dosis Únicas en favor de las Dosis Múltiples, logrando alcanzar
la curación en casos antes incurables, y abreviando el tiempo para lograrlo.
4.- 1833. Ensaya y rechaza el método Korsakov.
En 1829 el general Simeón Korsakov, consejero de estado ruso, puso por carta a
consideración de Hahnemann una modificación del método de preparación de la escala
Centesimal.
Las normas sobre diluciones en dicha escala, establecidas por el creador de la
Homeopatía, brevemente indican: tomar una gota del frasco precedente y diluirla en otras 99 de
agua alcoholizada en el frasco siguiente, repitiendo en frascos múltiples esta operación
sucesivamente 30 veces.
Para evitar el uso de gran cantidad de frascos, corchos y alcohol que ese procedimiento
implicaba, Korsakov estimó que podía utilizarse un frasco único, el cual era vaciado después de
lograda cada potencia y como consideraba que en sus paredes quedaba el equivalente de una
gota, luego agregaba las 99 gotas de agua alcoholizada.
Además de simplificar la preparación, este sistema permitía alcanzar el objetivo que se
proponían muchos homeópatas de esa época consistente en alcanzar altas dinamizaciones, tanto
de modo manual como mediante máquinas dinamizadoras.
En un comienzo, Hahnemann pareció aprobar la modificación según consta en una carta
a su discípulo J.E.Stapf:
“El procedimiento … descripto por el señor Korsakov es muy sensato … permite una
fidelidad y una certeza de las diluciones siguientes, de tal modo que no hay nada que
reprocharle: facilita enormemente las operaciones”.95
95
S. Hahnemann, carta a su amigo J. E. Stapf, citada por D.Demarque, “Técnicas homeopáticas”, Buenos Aires,
Ediciones Marecel, 1981, pág. 108/9.
54
Sorprendentemente, luego de esta aprobación y tras cuatro años de ensayos con el
nuevo procedimiento, Hahnemann no hizo ninguna mención a éste cuando detalló la escala
Centesimal, en la 5ª edición del “Organon” de 1833.
Tampoco, tras dos años más, hizo referencia al método propuesto en la 2ª edición de
“Enfermedades Crónicas” de 1835/9.
Puede considerarse entonces a 1833 como el año en que Hahnemann abandonó los
ensayos con el sistema de frasco único, cuya evaluación había iniciado en 1829.
Este silencio seguramente respondió a su disconformidad con el método Korsakov
de frasco único, pues debió haber comprobado resultados clínicos erráticos, los cuales hoy,
luego de pruebas en el Instituto Curie de París con marcadores radioactivos, se atribuyen a
su desconcentración irregular, en oposición a la regularidad del método hahnemanniano de
frascos múltiples.
Esta desconcentración irregular se pone en evidencia en mayor medida cuanto más
elevadas son las dinamizaciones.
Posteriormente Hahnemann dio su respuesta a la necesidad de alcanzar altas
dinamizaciones sin recurrir al método de frasco único de Korsakov, creando la escala
Milesimal que produce remedios con desconcentración regular, de resultados uniformes y
cuyas respuestas clínicas son comparables entre sí.
A fines de 1840 Hahnemann comenzó a usar esta nueva escala, que detalló en la 6ª
edición del “Organon”, terminada en 1842, aunque desgraciadamente publicada recién en 1921,
luego de una demora de 79 años.
Dicha demora y la facilidad que el método Korsakov ofreció para el uso de
máquinas dinamizadoras, torció el curso de la Homeopatía hasta un punto de muy difícil
retorno, según se expondrá después.
5.- 1834. El remedio en solución con aumento del “grado de potencia”. Abandona
el remedio en seco.
Alrededor de 1834, Hahnemann introdujo ocho avances importantísimos en la búsqueda
de una mayor profundidad en la acción medicinal para el tratamiento de las enfermedades
crónicas.
Su ideal terapéutico era administrar el remedio de la manera más continua
posible, para lo cual desde 1832 utilizaba las Dosis Múltiples.
Pero al efectuar el tratamiento en lapsos prolongados empleando el glóbulo diluido en
apreciable cantidad de agua, se enfrentó con la dificultad de que ella se corrompía al cabo de
algunos días.
Poco después, al agregarle alcohol, accedió al “medicamento en solución
incorruptible”, pudiendo entonces disolver el glóbulo en tantas cucharadas soperas de agua
alcoholizada como luego fuera a administrar: hasta en 40 de ellas y a veces más.
Indicó ingerirlo diariamente, en ocasiones día por medio, a lo largo de 40 días o más.
Esta preparación no era semejante al simple remedio en solución que utilizaba por
gotas desde el comienzo de la homeopatía, antes de descubrir la impregnación de glóbulos,
ya que ahora indicó que fuera “disuelto en gran cantidad de agua”.
Sin embargo comprobó que las Dosis Múltiples empleando el glóbulo así diluido
provocaban:
-
Que en las tomas sucesivas se anulara el efecto benéfico de la primera.
-
Que aumentaran los síntomas que pretendía curar.
55
-
Que se suscitaran síntomas nuevos ocasionados por el remedio y no pertenecientes
al paciente.
Se abocó en consecuencia a evitar estas agravaciones.
En el Prefacio de la 2ª edición del tercer volumen de “Enfermedades Crónicas”, escrito
en 1834 y publicado en 1838, comunicó el descubrimiento de que disolviendo el glóbulo en
“gran cantidad de agua y sacudiéndolo bien antes de cada toma”, las agravaciones casi no se
producían al darlo en Dosis Múltiples, siempre que los intervalos entre ellas fueran apropiados.
Al agregarle las sacudidas a la mayor dilución ya lograda, Hahnemann simplemente
prolongó la preparación del remedio por lo que a este procedimiento consistente en sumar mayor
desconcentración y mayor fricción antes de cada dosis lo llamó “potentizar de nuevo a la
solución medicinal”.
Concluyó que al recibir la Energía Biológica medicamentos con diferentes intensidades
de dilución y fricción, puede reaccionar sin agravaciones, ya que éstas ocurren cuando el
remedio no varía su grado de dinamización.
“… con esta precaución: que el grado [de potencia] de cada dosis varíe en algo
respecto al de la dosis precedente y que también varíe el grado de la próxima, a fin de que el
principio vital que habrá de ser alterado por una enfermedad medicinal similar no sea excitado
hacia reacciones desfavorables y tumultuosas, como ocurre siempre que se repiten rápidamente
dosis sin variación alguna”.96
Además de evitar las agravaciones aumentando la dinamización antes de cada toma,
verificó también que el remedio disuelto “en gran cantidad de agua” es “… mucho más
poderoso” que cuando se lo usa en seco, con lo cual esta forma de preparación se convirtió en
un muy importante recurso para el tratamiento de las enfermedades crónicas.
“Un glóbulo de éstos puesto seco sobre la lengua es la dosis mínima para una
enfermedad reciente y moderada. En este caso la medicina toca pocos nervios. Pero otro igual
al anterior, triturado con azúcar de leche, disuelto en gran cantidad de agua y sacudido bien
antes de cada toma, se convierte en un medicamento mucho más poderoso, apto para usar por
varios días. Cada dosis por más pequeña que sea, afectará a muchos nervios”.97
La referencia al glóbulo triturado con azúcar de leche indica el siguiente procedimiento:
un glóbulo se tritura sobre una cierta cantidad de azúcar de leche para así lograr un volumen de
polvo que permita ser manipulado mejor que el volumen de un solo glóbulo en polvo.
Con este método que llamó “aumento del grado de potencia” evitó las
exacerbaciones sintomáticas que ocasionaban las repeticiones sin aumento de dicho grado,
haciendo posible la buena tolerancia de las Dosis Múltiples a lo largo del tiempo y
alcanzando la curación más rápidamente.
El concepto hahnemanniano de aumento del grado de potencia al que se hizo anterior
referencia significa un incremento de la dinamización otorgada a esa potencia, pero sin alcanzar
la siguiente. Por ejemplo, un glóbulo de la potencia 15 CH “disuelto en gran cantidad de agua y
sacudido bien antes de cada toma” luego de ser sometido a este procedimiento, tiene un
dinamismo mayor que el que tenía dicha potencia pero sin alcanzar la 16 CH.
Mediante los nuevos descubrimientos Hahnemann accedió a su ideal del Tratamiento
Continuo durante meses, acrecentando así en el medicamento el “cambio sorprendente de
naturaleza hasta ahora desconocida en el desarrollo de alguna energía dinámica de la
sustancia medicinal” según lo había expresado en la 4ª edición del “Organon”.
Recapitulando, con los avances entonces conseguidos pudo:
-
96
97
Obtener “un medicamento más poderoso” que cuando se lo usa en seco, al
diluirlo “en gran cantidad de agua”.
S.Hahnemann, “Organon”, 6ª edición, México, Ed. Porrúa, 1984, parágrafo 246 –destacado en el originalS.Hahnemann, “Organon”, 6ª edición, México, Ed. Porrúa, 1984, parágrafo 272.
56
-
Lograr la “solución incorruptible” del glóbulo diluido mediante el agregado de
alcohol.
-
Evitar las agravaciones que ocasiona la sola dilución del glóbulo “en gran
cantidad de agua”, al agregarle más sacudidas antes de cada toma, lo que llamó
“potentizar de nuevo la solución medicinal”, pudiendo así “aumentar el grado de
potencia”.
-
Emplear las Dosis Múltiples merced a los avances anteriores, evitando la
interminable rutina de las Dosis Únicas en las que debe esperarse a que vuelvan los
síntomas para poder repetir cada toma, lo que provoca un efecto pendular entre
esos síntomas y el remedio.
-
Efectuar el tratamiento continuo a lo largo de meses si son apropiados los
intervalos entre dosis.
-
Alcanzar la curación más rápidamente en el tratamiento de las enfermedades
crónicas.
-
Facilitar el surgimiento del segundo plano de síntomas.
“… una dosis única de un remedio homeopático … cumplirá una mejoría … dentro de
los 40, 50, 60 o 100 días … tanto para el paciente cuanto para el médico será de la mayor
importancia, la posibilidad de disminuir ese período a la mitad, a un cuarto y más aún de modo
que sea posible alcanzar la curación más rápidamente”.98
Estas ventajas son enormes si el médico selecciona el remedio similar y adecua a la
naturaleza del cuadro clínico:
-
La escala y la potencia seleccionada.
-
La elección de la vía de administración.
-
La frecuencia de la repetición de la dosis.
Estos factores combinados son la esencia del arte de prescribir, y si están bien elegidos
constituyen las condiciones necesarias para alcanzar la curación de las enfermedades crónicas.
Además, la buena tolerancia al tratamiento que otorgó el “aumento del grado de
potencia” antes de cada dosis, fue aprovechada por Hahnemann para incrementar la
intensidad medicinal de la escala Centesimal aplicando durante su elaboración diez (10)
sacudidas por potencia en lugar de dos (2), sin causar las agravaciones sintomáticas que
antes acarreaban las primeras, lo que constituyó el octavo avance de esos años.
Este incremento se pone de manifiesto al considerar que la fricción dada por las
sacudidas es una magnitud acumulativa.
Así, en la potencia final de dicha escala acumuló ahora 300 sacudidas en lugar de las 60
previas, alcanzando entonces su propósito de aumentar la intensidad.
Al entrelazar estos avances Hahnemann revolucionó la terapéutica homeopática y abrió
así la posibilidad de curar vastas enfermedades crónicas antes consideradas incurables.
6.- 1837/8. El tratamiento continuo durante meses.
Desde 1832 Hahnemann intentaba el tratamiento continuo, aunque en esa época, luego
de varias tomas, se veía obligado a suspenderlas durante 30 o 40 días.
“Influir con el remedio sobre la Fuerza Vital … de manera continua … para que la
reacción curativa sea continua.
98
S.Hahnemann, “Organon”, 6ª edición, México, Ed. Porrúa, 1984, parágrafo 246.
57
Rara vez [dar las dosis] antes de 7 días … dando las tomas cada 9, 12, 14 días.
Después … dejar que el remedio surta su efecto 4 a 6 semanas”.99
Para Hahnemann fue una regla general que la frecuencia de la repetición de las dosis
debía ser mayor cuanto más aguda y reciente era la enfermedad, y menor cuanto más crónica y
antigua era ella, supeditando ese principio a la reactividad del paciente.
Con el descubrimiento de la buena tolerancia de las Dosis Múltiples del remedio
disuelto en “gran cantidad de agua y sacudido bien antes de cada toma” logró aumentar el
“grado de potencia” y así accedió definitivamente a uno de los instrumentos más potentes
que tiene el médico para doblegar las más antiguas y graves Enfermedades Crónicas: el
Tratamiento Continuo.
Se diferencia el Tratamiento Continuo mediante las Dosis Múltiples, del
tratamiento con las Dosis Únicas, en que el primero repite las dosis sin esperar la
reaparición de los síntomas, requisito indispensable para el segundo, tal como fue ya
expuesto.
Este recurso fundamental, habitualmente ignorado en la práctica actual al utilizarse las
Dosis Únicas, somete la enfermedad a la acción constante y sin declinación del remedio y así
la continua reacción de la Energía Biológica provoca en consecuencia que el proceso
curativo sea también continuo, lo que abre un mundo terapéutico nuevo.
En la nota al parágrafo 246 de la 6ª edición del “Organon”, Hahnemann expresó:
“Lo que he dicho en la 5ª edición del Organon, en una larga nota a este parágrafo
[246] y con la finalidad de prevenir tales reacciones indeseables del principio vital, era todo
cuanto mi experiencia me permitía entonces.
Pero durante los últimos cuatro o cinco años [1837/38] gracias a una nueva forma de
proceder que yo perfeccioné aún más, todas esas dificultades fueron completamente resueltas.
El mismo remedio bien elegido puede ser ahora repetido diariamente y durante meses si fuera
necesario”.
Más adelante aclaró que las potencias deben darse en dinamizaciones de progresión
ascendente.
A continuación entonces se resumen las condiciones que deben existir para poder
efectuar el Tratamiento Continuo en una enfermedad crónica.
a. Condiciones respecto del remedio:
-
Prepararlo con 3 horas de trituración en mortero, hasta alcanzar el millonésimo.
-
Usar el método hahnemanniano de frascos múltiples de las escalas Centesimal o
Milesimal, y no el de frasco único de Korsakov.
Elaborarlo manualmente y no con las máquinas dinamizadoras, que emplean una
desmesurada cantidad de sucusiones por potencia, y cuyos resultados no son uniformes ni
comparables, ya que varían según el diseño que cada inventor adoptó para cada máquina.
-
En su elaboración, dar al remedio 10 sacudidas por potencia, para la escala
Centesimal hahnemanniana, y 100 sucusiones por potencia para la escala Milesimal (o Cincuenta
Milesimal).
b. Condiciones respecto del tratamiento:
-
Prescribir especialmente por los síntomas peculiares, ya sean físicos o mentales.
Seleccionar exclusivamente los remedios antipsóricos en las Enfermedades
Crónicas no venéreas, que se prescribirán en serie.
99
Administrar sólo un medicamento por vez.
C. van Bönninghausen, “Repertorio de remedios antipsóricos”, 1832, Prefacio de S. Hahnemann.
58
-
Emplear un glóbulo, raramente dos, tamaño semilla de amapola, disuelto en “gran
cantidad de agua”, aumentando el “grado de potencia” con 8, 10 o 12 sacudidas o sucusiones
previas a cada dosis.
Usar las Dosis Múltiples diariamente o cada 9, 12, 14 o más días, según la
sensibilidad del paciente.
Elegir la Vía Oral, Inhalatoria o Percutánea, según la profundidad deseada y la
reactividad del paciente.
-
Emplear potencias en dinamización ascendente.
Para las enfermedades psóricas hacer una prescripción miasmática con Sulphur o
Hepar Sulphur, antes, durante o después del tratamiento con los remedios antipsóricos.
Estos requisitos reúnen la enseñanza de Hahnemann aportada por sus últimos
descubrimientos, y estructuran el cuerpo de doctrina indispensable para acceder a la curación de
las enfermedades crónicas.
7.- 1840. La escala Milesimal.
Alrededor de 1828/30, algunos homeópatas iniciaron la búsqueda de altas potencias,
entre otros G. W. Gross, G. A. Schreter y S. Korsakov, quienes produjeron las potencias 60, 90,
200 y hasta alcanzaron la 1.500.
Hahnemann mismo experimentó por esa época con la potencia Centesimal 200 de
Sulphur, pese a lo cual pidió para el uso corriente no sobrepasar el límite de la potencia 30
Centesimal, a fin de que todos los homeópatas adquirieran su práctica médica con remedios
hechos bajo un único sistema, igual para todos, mediante el cual se pudieran intercambiar las
experiencias clínicas:
“Yo no apruebo vuestras dinamizaciones medicinales elevadas (por ejemplo más allá
de la XII y XX) [potencias 36 y 60 Centesimales].
Tiene que haber un final en esto, no se puede ir al infinito.
Haciendo de ésto una regla; que todos los remedios homeopáticos sean atenuados y
dinamizados hasta la X [potencia 30 Centesimal] nosotros tenemos un modo uniforme de
proceder en el tratamiento para todos los homeópatas, y cuando ellos describen una cura
nosotros podemos repetirla, ya que ellos y nosotros operamos con las mismas herramientas”.100
No obstante lo referido, Jenichen de Wismar alcanzó las potencias 2.500, 8.000, y llegó
a la 16.000, aunque conservó oculto el procedimiento empleado. Aparentemente usó en forma
manual el método Korsakov, aplicando 30 sacudidas por potencia.
Con estos remedios hechos con métodos de preparación carentes de todo sistema
comienza la confusión en que estamos inmersos en la actualidad respecto a las técnicas de
dinamización para las altas potencias: Korsakov probablemente empleó el frasco único,
mientras que Jenichen, Fincke y Swan mantuvieron en secreto sus propios métodos.
Respecto al sistema empleado por Fincke poco pudo saberse, ya que nunca lo reveló.
Aparentemente recurrió a alguna variante del ilógico procedimiento de fluxión continua, que
aquí no se trata dado que carece no solo de lógica, sino de las más elementales normas que
permitan calificarlo de método.
Swan empleó también algún procedimiento de fluxión continua. Kent le confió a Hayes,
en una carta del 30/7/1903, que luego de ver personalmente a Swan preparar sus remedios arrojó
100
S.Hahnemann, “Lesser writings of Samuel Hahnemann”, New Delhi, Ed. B. Jain, 1990, nota al pie en pág. 765 (carta
al Dr. Schreter, del 12/9/1829).
59
todos los que tenía hechos por él, calificando dicho procedimiento como una “superchería de la
peor clase”.101
Además Hahnemann vislumbró un nuevo motivo de confusión al anticipar las
“peligrosas” consecuencias que ocasionarían las máquinas dinamizadoras, cuando en la
escala Centesimal mediante ellas se aplicara un exceso de sucusiones, y adelantó las
reacciones que se provocarían, describiéndolas como muy graves.
“Pero con una relación tan baja del medio diluyente respecto de la medicina: 100/1, si
fuere sometida forzadamente a muchas sucusiones mediante alguna máquina adecuada
desarrollaría medicinas que, especialmente en los grados de dinamización más elevada,
actuarían casi de inmediato pero con una violencia furiosa y hasta peligrosa …”.102
La “violencia furiosa y hasta peligrosa” del remedio elaborado con máquinas
dinamizadoras que “lo somete forzadamente a muchas sucusiones” advertida por Hahnemann,
quedó en evidencia por la facilidad que el método Korsakov ofreció para el empleo de dichas
máquinas.
Debe recordarse que el primer proyecto de máquina dinamizadora fue diseñado por el
Dr. Messerschmidt, y apareció publicado en los “Archivos de Stapf”, en 1834, en vida de
Hahnemann.103
Estas graves consecuencias no pueden comprenderse si se omite considerar a la
sacudida, sucusión o Fricción, así como a la dilución o Desconcentración, como procesos
acumulativos (ver “El carácter acumulativo de la fricción o sacudidas”, en el Capítulo
correspondiente al año 1816).
A título de ejemplo y para poner en evidencia la verdad de la advertencia de
Hahnemann, puede citarse:
-
La potencia 30 Centesimal hahnemanniana (30 CH), final para esta escala, tiene un
acumulado de 300 sacudidas.
-
La potencia 30 Milesimal hahnemanniana (30 LM), final para esta escala, tiene un
acumulado de 3.000 sucusiones.
-
Una potencia 10.000 K Centesimal corriente, hecha con alguna de las máquinas
dinamizadoras comunes, que aplican 200 sucusiones por paso, empleando el frasco único según
Korsakov, tiene un acumulado de 2.000.000 de sucusiones.
Con esta última astronómica cifra y otras similares hechas con dinamizador, se entra de
lleno en el campo de los efectos de “violencia furiosa y hasta peligrosa” advertidos por
Hahnemann.
Está demás poner como ejemplo las sucusiones acumuladas de potencias como la
50.000 K o 100.000 K o mayores.
Sin embargo, por fortuna, como la Desconcentración generada por el método Korsakov
es irregular, sus consecuencias también lo son, y así no siempre producen los efectos severos que
ocasionarían si aquélla fuera regular.
Cuanto más altas son las dinamizaciones Korsakov, mayor es su desconcentración
irregular, pues probablemente ésta sea de carácter creciente y progresivo.
No son necesarias nuevas evidencias para llamar a la reflexión respecto a la advertencia
del creador de la homeopatía.
Hahnemann le dirigió una carta a Korsakov, en la que expresó que esas altas
dinamizaciones debían tener carácter experimental, y que para el uso corriente de todos los
101
102
103
D. Demarque, “Técnicas Homeopáticas”, Buenos Aires, 1981, Ed. Marecel, pág. 119.
S. Hahnemann, “Organon”, 6ª edición, México, Ed. Porrúa, 1984, nota al parágrafo 270.
R. Haehl, “S. Hahnemann, his life and work”, New Delhi, Ed. B. Jain, 1992, tomo I, pág. 332/4.
60
médicos homeópatas no había que sobrepasar la potencia 30 Centesimal, a fin de lograr
resultados uniformes, y por ende comparables.
En esa carta refirió por otro lado, que los trabajos de Korsakov confirmaban sus propias
evidencias respecto a que:
“El desarrollo de los poderes de las sustancias medicinales por el proceso
homeopático puede considerarse casi ilimitado“.
“Cuanto más alta se lleva la dinamización (desmaterialización), más rápida y
profunda es la acción“.
-
“Sin embargo sus efectos cesan más rápidamente”.104
A pesar de todo lo expuesto el método Korsakov es oficial para Farmacopeas de varios
países, como la de Estados Unidos de Norteamérica.
Se recuerda que al desarrollar la escala Centesimal, Hahnemann dudó en dar 2 o 10
sacudidas por potencia, habida cuenta las agravaciones que este último número ocasionaba, y
adoptó la práctica final de dar 10 sacudidas por potencia cuando varió el “grado de potencia”
del remedio disuelto en “gran cantidad de agua y sacudido bien antes de cada toma”, evitando
así dichas agravaciones. 105
Pese a ello las Farmacopeas de muchos países indican 20 y más sacudidas por cada
potencia para la escala Centesimal.
Como resultado de lo que antecede, “la violencia furiosa y hasta peligrosa”
anticipada por Hahnemann la han observado todos los homeópatas.
Además, la utilización de máquinas dinamizadoras diferentes según el diseño de
cada inventor, dio por resultado la obtención de remedios también diferentes, aunque
lleven la misma denominación de potencia y se vendan como iguales, con lo cual las
respuestas clínicas dejaron de ser comparables.
En consecuencia, los médicos homeópatas hemos perdido aquello que el Maestro pidió
conservar: “un modo uniforme de proceder en el tratamiento para todos los homeópatas, y
cuando ellos describan una cura nosotros podamos repetirla, ya que ellos y nosotros
operamos con las mismas herramientas”.106
Las máquinas dinamizadoras varían mucho en la intensidad y frecuencia de los golpes,
en el tamaño de la gota y del frasco único, e incluso existen algunas no diseñadas para contar las
sucusiones, y éstas son estimadas en base al tiempo empleado.
Un difundido dinamizador aplica 25 sucusiones por segundo, alcanzando en los 12
segundos que emplea por potencia, un total de nada menos que 300 de ellas, con lo que para el
ejemplo anterior, una potencia 10.000 K acumula 3.000.000 de sucusiones.
Un mismo medicamento homeopático recetado y con igual denominación de potencia
para ser preparado con el método Korsakov, puede encargarse en diferentes farmacias, o
provenir de diferentes laboratorios, y cada uno de ellos será distinto de los demás, según haya
sido la máquina dinamizadora empleada.
Incluso la farmacopea de los Estados Unidos de Norteamérica a las 3 horas de
trituración en mortero las disminuyó a 1 1/2 hora, con lo que los grados de fricción y
desconcentración acumulados en la fase seca son diferentes de aquellos que se elaboran según
las normas hahnemannianas.
La farmacopea francesa pone un límite al desarrollo de las potencias condicionándolo a
que se demuestre químicamente la presencia de sustancia medicinal en ellas. Ello es imposible
104
S. Hahnemann, “The lesser writings of S. Hahnemann”. Remarks on the extreme attenuation of homeopathic
medicines, New Delhi, Ed. B. Jain, 1990, pág. 763.
105
ver “La Escala Centesimal”, en el Capítulo correspondiente al año 1816.
S.Hahnemann, “Lesser writings of Samuel Hahnemann”, New Delhi, Ed. B. Jain, 1990, nota al pie en pág. 765, carta
al Dr. Schreter del 12/9/1829.
106
61
cuando se trata de las potencias más allá de la 9 o 12, que corresponden a la III y IV Centesimal,
ya que químicamente no puede demostrarse aquella presencia en tanto superan el número de
Avogadro. No actúan en el campo de la Química sino en el de la Física, por lo que requieren de
otro orden de magnitudes. Ocurre como si se pretendiera pesar la electricidad.
Lamentablemente, cuando todo el mundo médico homeopático del siglo XIX se
esforzaba por alcanzar las más altas dinamizaciones, el fundador de la homeopatía en Estados
Unidos de Norteamérica, C. Hering creó la escala Decimal, de bajas dinamizaciones, aunque en
uno de sus últimos trabajos pareció arrepentirse de su creación.107
La escala Decimal significó un retroceso en el desarrollo de los poderes medicinales
respecto a la Centesimal ya existente, pese a lo cual, es la escala oficial de la farmacopea de los
Estados Unidos de Norteamérica.
En la 6ª edición del “Organon” Hahnemann resolvió mediante la escala Milesimal
o LM la necesidad de alcanzar las altas potencias con un método manual, de frascos
múltiples, confiable, sistemático y uniforme, pero dado que ella demoró 79 años en
publicarse, esta circunstancia generó el caos que es hoy un hecho:
El uso de máquinas dinamizadoras que emplean el método Korsakov, lo que
provoca como resultado de la enorme acumulación de sucusiones, un violento incremento
en la intensidad de la acción medicinal con las consecuencias ya conocidas por todos los
médicos homeópatas.
-
Los procedimientos empleados para la preparación de los remedios
homeopáticos no son equiparables como consecuencia de las diferencias de diseño entre las
máquinas dinamizadoras.
-
Las denominaciones iguales de potencia no indican iguales remedios.
Los resultados clínicos por ende son anárquicos, no comparables y a veces
hasta peligrosos.
Los ejemplos dados ilustran acerca de la confusión reinante, y si bien existen muchos
otros, alcanza con ellos para no insistir en el tema.
Cabe recordar que Hahnemann no se oponía al desarrollo de las altas dinamizaciones,
sino que temía que las técnicas de preparación requeridas ingresaran en un terreno carente de
método sistemático y cuyos resultados no fueran confiables ni uniformes.
Prueba de ello es la carta que envió a su discípulo Schreter de la localidad de Lemberg:
“Mi opinión es que os atengáis rigurosamente a los preceptos contenidos en mi
“Tratado de Enfermedades Crónicas” y si es posible, es preciso ir más lejos aun de lo que yo lo
he hecho, dando los medicamentos antipsóricos en períodos más largos todavía,
administrándolos también en dosis más pequeñas de lo que yo lo he aconsejado y dinamizando
todos los medicamentos antipsóricos más allá de la 30”.108
Finalmente, poco antes del año 1840, Hahnemann admitió:
La necesidad de alcanzar muy altas dinamizaciones, más allá de la 30 Centesimal,
indispensables para el tratamiento de las Enfermedades Crónicas graves y antiguas.
La conveniencia para ello de proyectar una nueva escala, la Milesimal, que
sistematizara la técnica de preparación manual para estas nuevas altas potencias, tal como antes
lo había hecho con la escala Centesimal y que también evitara el uso del método de frasco único
de Korsakov. Esta nueva escala sería su respuesta a la necesidad de ir más allá de la potencia 30
Centesimal.
107
R. E. Dudgeon, “Lectures on the theory and practice of homeopathy”, New Delhi, Ed. B. Jain, 2002, Lecture XVIII,
pág. 527.
108
D. Demarque, “Técnicas homeopáticas”, Buenos Aires, Ed. Marecel, 1981, pág. 111.
62
La mayor dificultad práctica que tuvo para concebir la escala Milesimal fue cómo
subdividir en 500 partes la gota medicinal en el proceso de dilución, a fin de alcanzar altas
dinamizaciones.
Alrededor de 1840 y de los 85 años, en plena posesión de la extraordinaria inteligencia
que mantuvo hasta el final de su vida, Hahnemann resolvió ese enorme desafío técnico al
comprobar que 500 glóbulos (tamaño semilla de amapola), absorben una gota de la sustancia,
con lo que uno de estos glóbulos impregnados es la 500 avas partes de aquella gota, el cual
disuelto en 100 gotas de alcohol da una dilución de 1/50.000 (1/500 x 1/100).
Cada una de estas etapas, partiendo de uno de dichos glóbulos, da como resultado una
potencia de la escala Milesimal, por lo que al repetir este proceso 30 veces, se completa dicha
escala y se obtiene la potencia final 30 Milesimal hahnemanniana.
Esta elevada dilución por potencia le permitió aplicar 100 sucusiones por paso, con lo
cual logró alcanzar su objetivo:
“Con esta relación desproporcionadamente elevada entre medicina y medio diluyente
se podrá obtener un desarrollo de poder mucho mayor, mediante numerosas sacudidas…”
“Luego de muchos laboriosos experimentos y contraexperimentos yo he hallado que la
acción de la preparación así lograda acusa máximo poder y la mayor suavidad, o sea que es la
más perfeccionada…”109
Si en la última potencia de la escala Centesimal se alcanza la cantidad de 300 sacudidas
y una dilución de 10-60 acumuladas, en la escala Milesimal las sucusiones son 3.000 y la dilución
es de 10-147 acumuladas.
Respecto a esta enorme dilución Hahnemann expresó su admiración:
“Resulta asombrosamente evidente que la parte material por obra de tales
dinamizaciones se ha disuelto finalmente en su esencia individual, similar al espíritu
(conceptual).
En consecuencia puede considerarse que en su estado crudo, tal esencia conceptual
está realmente contenida, aunque no desarrollada”.110
Es evidente que Hahnemann buscó:
Aumentar el número de sucusiones a las que atribuía toda la acción medicinal.
A mayor cantidad mayor poder.
-
Para aumentar las sucusiones debió incrementar la dilución a la que le
atribuyó el poder de “atenuar” o “moderar” el exceso de intensidad otorgado por dichas
sucusiones. A la dilución en sí misma la consideró un factor “accesorio desprovisto de toda
acción terapéutica”.
La relación entre ambos factores –sucusión y dilución o su equivalente
Fricción y Desconcentración, respectivamente- la estableció de modo estimativo.
Recordando la cita ya expuesta antes, resulta claro que su propósito fue poder aplicar el
máximo de sucusiones, a las que atribuía todo el poder medicinal:
“Con esta relación desproporcionadamente elevada entre medicina y medio diluyente
se podrá obtener un desarrollo de poder mucho mayor mediante numerosas sacudidas”.111
“Diariamente oímos hacer referencia a las potencias homeopáticas medicinales como
si fueran meras diluciones, pero en realidad son todo lo contrario: se trata de una verdadera
disociación de la sustancia natural por la que surgen y se revelan los poderes medicinales
específicos ocultos contenidos en su interior, puestos de manifiesto por las acciones de
109
110
111
S. Hahnemann, “Organon”, 6ª edición, México, Ed. Porrúa, 1984, nota al parágrafo 270.
S. Hahnemann, “Organon”, 6ª edición, México, Ed. Porrúa, 1984, nota al parágrafo 270.
S. Hahnemann, ob. cit., nota al parágrafo 270.
63
restregar y sacudir. La ayuda de un medio de atenuación escogido, no medicinal, es tan sólo
una condición secundaria”.112
“… la finalidad que se persigue es el desarrollo de poderes medicinales, pero sólo en
el mismo grado en que se logre la atenuación requerida; dicho de otro modo, se procura
moderar la fuerza del medicamento en el mismo grado en que se incrementa su poder de
penetración”.113
Los propósitos finales de Hahnemann para crear la escala Milesimal fueron los
siguientes:
-
Acceder a las más altas capacidades curativas en las enfermedades crónicas
graves y antiguas, mediante un considerable aumento de la intensidad del remedio
otorgada por el incremento de las sucusiones dadas a cada potencia.
-
Disminuir las agravaciones medicinales violentas tanto en frecuencia como en
severidad.
Evitar el método Korsakov, que provoca una desconcentración irregular, con
respuestas clínicas erráticas.
-
Evitar el empleo de máquinas dinamizadoras que elaboran remedios de “…
una violencia furiosa y hasta peligrosa”, según advirtió en una nota al parágrafo 270 de la 6ª
edición del “Organon”.
-
Evitar la necesidad de utilizar gran cantidad de frascos y de alcohol.
-
Unificar el método de preparación de los remedios homeopáticos, que debe
continuar siendo manual y de frascos múltiples, como en la escala Centesimal, lo cual
permite relacionar las experiencias entre distintos homeópatas.
Alcanzar muy elevadas dinamizaciones sin recurrir a métodos ilógicos y
carentes de normas, como el de fluxión continua utilizado después.
El 16 de diciembre de 1840, durante su estancia en París, Hahnemann indicó por
primera vez un remedio en la escala Milesimal. Su paciente M. Rousselot ese día recibió Sulphur
10 LM.114
En la actualidad, a todo el caos en las normas de preparación de los remedios
homeopáticos antes mencionado, se le suma el siguiente: dado que la escala Milesimal o LM, a
partir del millonésimo tiene una fase líquida y otra seca en la cual se impregnan los glóbulos, ella
no admite el uso de máquinas dinamizadoras que empleen el método Korsakov, pues éste
requiere del remedio únicamente en estado líquido.
Sin embargo innumerables farmacias y laboratorios, tergiversando las normas dadas por
Hahnemann, preparan los remedios en la escala Milesimal a partir del millonésimo sólo en fase
líquida a fin de adaptarlos al mencionado método Korsakov, obteniendo por esta práctica
farmacéutica medicamentos que ya no pertenecen a la escala Milesimal hahnemanniana, aunque
se vendan como tales.
Hasta alcanzar el millonésimo, o fase seca, el método hahnemanniano es compatible
con el uso de máquinas trituradoras. A partir del millonésimo el procedimiento debe ser manual,
de frascos múltiples, y no con las máquinas dinamizadoras que usan el sistema Korsakov.
El médico homeópata debe estar advertido de estas prácticas:
-
112
113
114
cuando observe severos síntomas de agravaciones y retornos
S. Hahnemann, “Organon”, 6ª edición, México, Ed. Porrúa, 1984, nota al parágrafo 269.
S. Hahnemann, “Enfermedades Crónicas”, México, Ed. Porrúa, 1990, pág. 282.
R. Handley, “In search of the later Hahnemann”, UK, Ed. Beaconsfield, 1997, pág. 142.
64
-
cuando la curación no se inicie y el remedio esté bien elegido.
Todo el esfuerzo que el profesional pone en lograr la historia clínica que habitualmente
lleva dos horas o más y cuya ulterior prescripción se confía a dichas farmacias o laboratorios,
puede quedar esterilizado por el proceder antes referido.
Quien considere exagerados estos conceptos quizás ignore el asombro que en el
médico ocasiona observar por vez primera los maravillosos resultados que producen los
remedios en altas dinamizaciones hechos con frascos múltiples y manualmente.
Estas dinamizaciones manuales podrían reservarse únicamente para la preparación de
los remedios antimiasmáticos en el tratamiento de las Enfermedades Crónicas, cuya cantidad no
constituye un obstáculo ya que su limitado número oscila entre 60 y 80 sustancias.
En 1860, Bönninghausen comentó un artículo de B. Fincke, cuyas experiencias
confirmaban sus propias conclusiones: las dinamizaciones hechas con sacudidas manuales
habitualmente no ocasionan agravaciones sintomáticas, salvo que sean muy numerosas.115
Cabe entonces preguntarse si la salud humana no vale el mayor trabajo que
implica hacer los remedios homeopáticos manualmente y con frascos múltiples, según las
normas del fundador de la homeopatía, ya que los resultados terapéuticos son muy
superiores.
Luego de tanto desorden en las normas para la preparación de los remedios
homeopáticos resulta evidente que lo único confiable, sistemático y comparable es:
-
Para las consideradas hoy bajas potencias, el método hahnemanniano de la
escala Centesimal, de elaboración manual, de frascos múltiples y con 10 sacudidas por
paso, hasta la potencia 30, explicado en “Enfermedades Crónicas”.
-
Para las altas potencias, el método hahnemanniano de la escala Milesimal, de
elaboración manual, que luego del millonésimo tiene una fase líquida y otra seca de
impregnación de glóbulos, también de frascos múltiples y con 100 sucusiones por paso,
hasta la potencia 30. Su explicación está en la 6ª edición del “Organon”, parágrafo 270.
El resto pertenece a la confusión originada por la demora en la publicación de la 6ª
edición del “Organon”, y es causa de los resultados clínicos erráticos y también de las violentas
agravaciones que tanto han dañado a los pacientes y a la Homeopatía misma.
Conclusión.
“Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”.
Albert Einstein.
Este repaso histórico muestra que los siete últimos descubrimientos de Hahnemann, que
van desde 1828 hasta el final de su vida, son omitidos en la práctica habitual cuando se tratan
Enfermedades Crónicas, ya que es corriente que:
-
Se empleen indistintamente remedios apsóricos y antipsóricos para el tratamiento
de las afecciones derivadas de la psora, olvidando con qué facilidad al usar los primeros ella
cambia de apariencia sin curarse.
Se utilice exclusivamente la vía oral, desconociendo las ventajas de las otras vías
de administración medicinal: la inhalatoria, que es la más suave y mejor tolerada, sin que por
ello pierda dinamismo, y la percutánea, de elección en las enfermedades más arraigadas que
requieren gran profundidad en el estímulo a la Energía Biológica.
-
Se prescriban Dosis Únicas, retardando o no logrando la curación de las
enfermedades graves y antiguas, las cuales solamente se curan mediante el empleo de Dosis
115
C. Bönninghausen, The value of high potencies en “The lesser wrigtings”, New Delhi, Ed. B. Jain, 2003, pág. 140.
65
Múltiples y del tratamiento continuo, que someten la enfermedad a la acción del medicamento
sin declinación y de manera constante.
-
Se administre el remedio frecuentemente en seco, privándose del mayor poder y de
la mejor tolerancia que otorga el remedio en solución, con aumento del “grado de potencia”, y
hasta renunciando a indicar la dosis, con lo que la cantidad de glóbulos a disolver en la boca
queda así librada a la decisión del paciente.
-
Se indique habitualmente la escala Centesimal, a veces la Decimal, en las
enfermedades crónicas y antiguas, privándose de las altas dinamizaciones de la escala Milesimal.
-
Se empleen remedios hechos con el método Korsakov de frasco único, que tiene
desconcentración errática, en lugar del uso del método manual de frascos múltiples, de las
escalas Centesimal y Milesimal hahnemannianas, cuya desconcentración es regular.
Es evidente entonces que el médico homeópata dispone de una gran riqueza de recursos
terapéuticos que se omiten en la práctica corriente.
Los últimos grandes descubrimientos del genio extraordinario de Hahnemann se
constituyen así en una apelación a hacer de la prescripción diaria un arte y no una rutina.
66
SEGUNDA PARTE
Más allá de Hahnemann.
Los seis nuevos avances.
-
Las magnitudes de los remedios homeopáticos.
El equilibrio entre las dos magnitudes fundamentales.
67
-
-
Una nueva comprensión de la dinamización y de la expansión del campo de
energía del remedio.
La primera escala equilibrada en homeopatía.
El tratamiento continuo durante años.
Un nuevo método de impregnación medicinal para el tratamiento de los
enfermos muy hiperreactivos.
68
CAPITULO I
Tras las huellas de Hahnemann.
La escala Millonesimal.
“Observa, ve y prueba por ti mismo”.
Hipócrates.
“Al final de cuentas, el empirismo es la base de la ciencia”.
Claude Bernard.
Conviene dejar aclarado que los conceptos y hallazgos que se exponen a continuación,
así como los de toda la segunda parte de este libro en general, no se lograron en una secuencia
lineal como la que se sigue en los libros de texto, ya que a lo largo de los años hubo avances,
contramarchas, ensayos, aciertos y errores como sucede en toda ciencia empírica. Con igual
criterio, las fechas que se consignan son aproximadas.
Aquí, a fin de presentar una reveladora comprensión de los conceptos hallados, se los ha
expuesto como la síntesis de una sucesión de nociones enlazadas en la búsqueda del remedio de
efecto profundo y bien tolerado.
En el año 1992 se creó la Fundación Homeopática Argentina, destinada entre otros fines
a la difusión, enseñanza e investigación de la homeopatía.
Atendiendo a una de sus finalidades, consistente en hacer técnica e investigación de
laboratorio experimental en homeopatía, se efectuó el análisis minucioso de la metodología de
las escalas hahnemannianas Centesimal y Milesimal o cincuenta milesimal, durante los años
69
1991, 1992 y 1993. Durante este período se sistematizaron también los procedimientos y técnicas
de laboratorio con el objeto de prepararlos para las experimentaciones.
Fue de gran utilidad haber contado con el desarrollo matemático de la escala Milesimal,
no expuesto por Hahnemann en la 6ª edición del “Organon”, llevado a cabo ahora por el Dr.
Horacio Zanetto, lo que permitió estudiar exhaustivamente dicha escala.
Durante mucho tiempo en la clínica el autor había utilizado sistemáticamente la escala
Milesimal, por vía oral, inhalatoria, o percutánea, siempre con el propósito de curar las
Enfermedades Crónicas relativamente recientes, como también las antiguas y graves.
Si bien en muchos de los casos se alcanzaba la curación, existía un apreciable
porcentaje en el que los resultados no eran favorables debido a las agravaciones, a pesar de la
elección correcta del remedio similar, por lo que desde 1994 se planteó el siguiente proyecto
experimental:
-
Seguir el camino abierto por Hahnemann, cuando pasó de la escala Centesimal a la
Milesimal, y avanzar en la creación de una nueva escala de mayor dinamización: la escala
Millonesimal.
-
Estudiar el poder del dinamismo de esta nueva escala en las Enfermedades
Crónicas más severas.
-
Investigar cómo mediante ella se podrían evitar o moderar las agravaciones.
Antes de abordar el análisis que sigue cabe señalar que los remedios homeopáticos
están preparados mediante procesos de Fricción y Desconcentración sucesivos.
A lo largo del libro pueden vincularse entre sí los siguientes términos, por cuanto aluden
al mismo concepto:
-
-
concentración.
energía concentrada.
intensidad.
fricción, sacudidas y sucusiones.
Así como a estos otros:
-
-
desconcentración.
energía extendida o expandida.
expansión o “liberación”.
dilución.
La Fricción se logra en el medio seco por restregar la sustancia medicinal en el mortero,
y en el medio líquido, por sacudir o sucusionar en un frasco la sustancia en solución.
La Desconcentración se obtiene en el medio seco del mortero por la separación de las
partículas de la sustancia medicinal, empleando lactosa en polvo, y en el medio acuoso, por
diluirla en agua alcoholizada.
Mediante la variación de estos dos procesos: Fricción y Desconcentración, el creador de
la homeopatía diseñó las escalas de remedios homeopáticos Centesimal y Milesimal.
Como se expresó, por sacudidas se entiende el vigoroso movimiento del brazo que
sostiene el frasco, llevándolo desde el hombro opuesto hasta la pierna del mismo lado, siendo tal
el método utilizado por Hahnemann en la escala Centesimal. Por sucusión se entienden los
golpes dados con el frasco a un libro con tapas de cuero o superficie similar, siendo tal el
procedimiento que empleó para la escala Milesimal. Ambos métodos se refieren al remedio en
solución.
Si Hahnemann en la escala Centesimal aplicaba 10 sacudidas efectuando una dilución
de 1/100 por potencia, para aumentar el poder medicinal diseñó una nueva escala en la que
pudiera aplicar 100 sucusiones por potencia, ya que atribuía toda la capacidad curativa a dichas
sucusiones, considerando a la dilución como necesaria pero no terapéutica.
70
A fin de lograrlo estuvo obligado a alcanzar altas diluciones para “moderar la fuerza
del medicamento” aunque a la dilución la consideró “desprovista de toda acción terapéutica”.
Estimó que para poder aplicarle esas 100 sucusiones proyectadas para cada potencia, era
necesaria una dilución de 1/50.000, también para cada una, la cual fue una relación estimativa,
ya que no existía ningún sistema de medida para ambas magnitudes.
Dado que en la primera escala que creó las diluciones eran de 1/100 por potencia, se la
denominó escala Centesimal (o Centesimal hahnemanniana, o CH).
A la última escala que diseñó, por tener las diluciones de 1/50.000 por potencia, se la
llamó escala Milesimal (o cincuenta milesimal o LM), en correspondencia con la Centesimal que
le antecede.
De manera similar la nueva escala experimental, por las razones expuestas en los
cuadros que siguen, debería tener diluciones de 1/25.000.000, y se habría denominado
Millonesimal (o veinticinco millonesimal, ó MM).116
La estimación de Hahnemann para los factores de conversión de la Escala Centesimal a
la Milesimal, fue la siguiente:
Escala Centesimal
Sacudidas por potencia
10
Dilución por potencia
1/100
Factor
x 10
x 500
Escala Milesimal
100______
1/50.000____
Como se ve, Hahnemann multiplicó por diez (10) las sacudidas, y por quinientos (500)
la dilución.
Aplicando estos mismos factores de conversión para elaborar la nueva escala
Millonesimal del proyecto experimental ya mencionado se obtuvo:
Escala Milesimal Factor Escala Millonesimal
Sucusiones por potencia
Dilución por potencia
100
1/50.000
x 10
x 500
1.000____
1/25.000.000
La metodología elegida para la elaboración de lo que sería la escala Millonesimal fue la
de seguir todo el procedimiento de la escala Milesimal hahnemanniana, con el único agregado de
pasos intermedios de dilución en cada potencia, para alcanzar las diluciones millonesimales
(1/25.000.000), y dándole 1.000 sucusiones manuales también para cada potencia.
La experiencia clínica con la escala Millonesimal.
“El fracaso es la clave del éxito”.
Morihei Ueshiba, creador del Aikido.
A comienzos de 1994 se inició la prueba experimental en voluntarios, y desde allí hasta
la terminación de la comprobación, a fines de ese mismo año, los resultados fueron
decepcionantes.
La muy elevada frecuencia con que se presentaban las agravaciones sintomáticas, si
bien no graves dado que en general se empleaban las vías de ingreso no orales (percutánea e
inhalatoria), hizo considerar a esta escala no apta para su uso clínico corriente.
Una observación repetida fue la aparición frecuente de prurito psórico.
116
Si bien en la nomenclatura romana el signo que expresa millón es la letra M con una barra horizontal superior, por
razones prácticas aquí se la señalará como MM.
71
Sólo muy ocasionalmente, en voluntarios hiporeactivos, fue bien tolerada y resultó útil a
los fines curativos.
Aunque se disminuyera la frecuencia de las dosis y su cantidad, aunque se emplearan
bajas potencias, e incluso se limitara su uso a la vía inhalatoria, la más apropiada para producir
estímulos suaves, el resultado en su inmensa mayoría fue el mismo: agravación de los síntomas
clínicos.
Surgieron entonces varios interrogantes:
¿Por qué si se habían respetado los factores de conversión que usó Hahnemann para
pasar de la escala Centesimal a la Milesimal, la nueva escala Millonesimal ocasionaba tan
frecuentes agravaciones?
¿Existe un límite clínico al incremento de los procesos de Fricción y
Desconcentración ?, o de otra manera ¿hay un final impuesto por la clínica para las muy altas
dinamizaciones?
Resultó evidente que para responder a estas preguntas era necesario experimentar
modificando los factores que intervienen en la elaboración de los remedios homeopáticos.
La primera decisión adoptada fue abandonar la estimación de estos factores y entonces,
así como se procede para el conocimiento de la acción de los remedios, interrogar a la Naturaleza
mediante una investigación sistemática para descubrir la causa de tan frecuentes agravaciones.
Debido a que en la confección de los remedios homeopáticos existen solo dos
procesos: Fricción y Desconcentración, se mantuvo uno de ellos fijo y se modificó el otro, a
fin de identificar los factores que inciden en su tolerancia y en su capacidad curativa.
Con el objeto de conservar fija la desconcentración millonesimal lograda, se decidió
elaborar remedios con cuatro variantes de la nueva escala en las condiciones siguientes:
Mantener inalterado todo el procedimiento de Desconcentración o dilución de la
escala Millonesimal (1/25.000.000 por potencia).
Modificar la Fricción o cantidad de sucusiones, en las siguientes cuatro variantes
de la escala Millonesimal, y observar las respuestas.
- Escala Millonesimal con 500 sucusiones por potencia.
- Escala Millonesimal con 100 sucusiones por potencia.
- Escala Millonesimal con 10 sucusiones por potencia.
Escala Millonesimal con 5 sucusiones por potencia.
Durante los dos años siguientes (1995/1996), se llevaron a cabo las comprobaciones
experimentales de estas cuatro variantes de la escala Millonesimal.
La técnica de preparación de esta escala no se desarrolla aquí porque fue abandonada en
beneficio de otra nueva perfeccionada, que se expondrá más adelante.
72
CAPITULO II
En busca del equilibrio.
“Siéntate como un niño pequeño ante los hechos y prepárate a abandonar cualquier
noción preconcebida; sigue humildemente adonde quiera y a cualquier abismo a que conduzca
la Naturaleza o no aprenderás nada”.
Thomas H. Huxley. Biólogo defensor de la Teoría de la Evolución.
A comienzos de 1995 se iniciaron las comprobaciones experimentales con las cuatro
variantes de la escala Millonesimal, referidas antes.
Las primeras verificaciones fueron hechas en enfermedades crónicas antiguas, con
remedios preparados con la variante de la escala Millonesimal, elaborada con 500 sucusiones por
potencia.
Dado que los pacientes más hiperreactivos de la clínica son los llamados alérgicos, en
quienes su enfermedad radica precisamente en esa respuesta patológicamente excesiva, y que por
consiguiente durante el tratamiento presentan numerosas agravaciones, se seleccionó a los
voluntarios asmáticos para estas constataciones a fin de detectar fácilmente la menor
intolerancia.
Por agravación se entiende que como consecuencia de la acción del remedio, surge
un aumento de los síntomas actuales del paciente, mientras que los síntomas de retorno
aluden a la reaparición de síntomas anteriores, no presentes en la actualidad.
73
Ambos, a menos que sean leves, suelen ser indicio seguro de un exceso de estímulo
medicinal y cuanto mayor es la agravación que produce el remedio empleado, también es
menor su efecto curativo, e incluso las grandes agravaciones virtualmente anulan todo
poder terapéutico del remedio.
Expresándolo en otros términos, a mejor tolerancia o mayor ausencia de síntomas de
agravaciones y/o retornos empleando el remedio similar, más profundo es el proceso que lleva a
la salud. Por consiguiente, esta relación se erigió en la premisa más buscada para alcanzar esa
ansiada profundidad curativa. La relación entre agravación y curación ya fue expuesta al final del
Capítulo: “1829. El descubrimiento de Nuevas Vías de Administración de las Medicinas”, bajo
el subtítulo “La Ley de la Sobreestimulación”.
El objetivo entonces fue lograr remedios que no ocasionaran síntomas de agravación y/o
retorno, o que éstos fueran muy moderados y fugaces.
Los síntomas de retorno evocados por la sobreestimulación medicinal, también ponen
de manifiesto la presencia de una memoria de los sufrimientos previos.
Se sobreentiende que todo lo expuesto está referido al remedio similar.
El tiempo confirmó el criterio de que si además del poder medicinal de la nueva escala
se buscaba la mejor tolerancia, no había en la clínica mejores comprobadores que los voluntarios
asmáticos, dada la enorme reactividad y tendencia a agravarse que los caracteriza.
Se estimó que si fuesen logrados remedios bien tolerados por los asmáticos, la
tolerancia sería excelente para todos los demás enfermos de menor reactividad.
Los resultados clínicos obtenidos con los remedios hechos con 500 sucusiones por
potencia de la escala Millonesimal, mostraron una leve pero alentadora disminución de los
síntomas de agravación y retorno, respecto a los elaborados con 1000 sucusiones..
Esto fue un aliciente para pasar sin demora a la siguiente variante de 100 sacudidas por
potencia de la escala Millonesimal, lo que aconteció a comienzos de 1996.
Con esta última variante las respuestas clínicas superaron todo lo obtenido con
anterioridad, especialmente en tolerancia, aunque la frecuencia de las agravaciones aun requería
solución ya que solo habían mejorado un poco respecto de las que producía el uso de la escala
Milesimal hahnemanniana.
Pese a ello, ahora sí se tuvo la certeza de estar en el buen camino, y entonces, con la
expectativa de tener al alcance de la mano la posibilidad de obtener en las enfermedades crónicas
de pacientes hiperreactivos mejores resultados curativos que los logrados con todas las escalas
conocidas, se iniciaron las comprobaciones de las últimas dos variantes propuestas para la escala
Millonesimal: con 10 y con 5 sucusiones por potencia.
Ahora sí los efectos clínicos superaron todo lo esperado.
Los voluntarios asmáticos iniciaban rápidamente y con asombrosa suavidad, el
camino hacia la curación.
Esta curación lógicamente se relacionaba con la antigüedad de la enfermedad, la
capacidad reactiva de la Energía Biológica de cada paciente en particular, y el mayor o menor
desorden o deterioro que el tratamiento alopático hubiera ocasionado, principalmente por el uso
prolongado de corticoides.
Hacia finales de 1996 resultó evidente que comparando ambas variantes de la escala
Millonesimal, con 10 y con 5 sucusiones por potencia, desde el punto de vista de los resultados
experimentales clínicos, no pudo observarse que una de ellas fuera superior a la otra.
No había duda que estas maravillosas respuestas clínicas superaban largamente la
tolerancia y capacidad para restablecer la salud, de las escalas Centesimal, Milesimal y de
las Millonesimales empleadas anteriormente.
Aunque estas dos últimas variantes de la escala Millonesimal tenían esos asombrosos
resultados, no alcanzaban la profundidad dinámica deseada, pese a lo cual se consideraron un
paso enorme en la dirección correcta.
74
Entonces debía comprenderse en qué factores residía la capacidad para curar y la casi
ausencia de agravaciones, justamente en pacientes con tan enorme reactividad.
¿ Cuál era la clave ?
Habiendo comprobado que el objetivo de la buena tolerancia podía alcanzarse restaba
entender todos los fenómenos que se exhibían tan claramente.
La clave se mostraba cercana pero aún no se comprendía en su totalidad.
Nuevamente había que detenerse para una profunda reflexión.
CAPITULO III
La cuestión de las magnitudes.
“La materia está constituida por las regiones del espacio en las que el campo es
sumamente intenso. No existe el campo y la materia ya que todo es campo”.
Albert Einstein.
“Las partículas son meramente condensaciones locales del campo; concentraciones de
energía que van y vienen perdiendo así su carácter individual y disolviéndose en el campo
subyacente”.
Fritjof Capra.
Para la comprensión plena de los experimentos del Capítulo anterior resultó evidente
que ninguno de los factores allí implicados debía en adelante seguir siendo estimado ya que se
necesitaba un sistema de medidas.
Los resultados terapéuticos malos, regulares o excelentes obligaban a la profunda
comprensión de los procesos en juego, pues la experiencia era muy rica y sin duda ella guardaba
la clave tan buscada.
Se consideró que no se podía seguir avanzando en estas investigaciones sin contar
antes con un conocimiento cierto de las magnitudes fundamentales del remedio
homeopático, y entonces a principios de 1997 se aplicó el mayor empeño en establecer la
definición y medida de esas magnitudes.
75
Un concepto revelador.
Las extraordinarias afirmaciones de Einstein y Capra que prologan este Capítulo, en el
sentido de que todo es campo de energía en dos estados diferentes según sea su grado de
intensidad o concentración, abre nuestra visión a los fenómenos que intervienen en ese
invisible y maravilloso universo que se despierta al dinamizar las sustancias por el método
homeopático.
Llamamos dinamización al proceso de impregnación energético que la Fricción y
Desconcentración sucesivas les otorga a las sustancias medicinales sometidas al método de
elaboración homeopático.
Dicho dinamismo posee:
-
energía en estado intenso o Campo Concentrado, que es dada por la Fricción y
-
energía en estado extendido o Campo Expandido, que es dada por la
Desconcentración.
Por consiguiente ambos campos se corresponden con los conceptos enunciados por
Einstein cuando afirmó que todo es campo de energía en dos estados, según sea su grado de
intensidad o concentración.
En realidad ambos son solo estados de un único campo de energía en el cual
cuando más intensidad se aplique, mayor expansión de él se requiere para que el remedio
sea equilibrado respecto a su tolerancia y aptitud para curar.
Así durante el proceso de dinamización el campo de energía que está siendo
intensificado por fricción accede al estado de Campo Expandido, mediante la
desconcentración en el mortero agregando lactosa, y a través de la dilución agregando agua
alcoholizada a los frascos cuando está en solución.
A su vez, el estado de Campo Concentrado surge cuando la intensidad alcanza alta
carga en el campo de energía como consecuencia de la fricción en el mortero que contiene
las sustancias en seco, y de las sacudidas o sucusiones de los frascos que las contienen en
solución, lo cual también es fricción.
La simple dilución “desprovista de toda acción terapéutica” pertenece al plano de la
química, pero las sustancias dinamizadas se encuentran en el plano de la energía y en él todo es
campo con mayor o menor expansión y concentración.
Tanto la concentración como la desconcentración (por las razones que se expondrán
en el Capítulo VI), exaltan la capacidad medicinal del campo de energía de las sustancias
cuando ellas son dinamizadas, y desarrollan así la extraordinaria capacidad de estimular la
Energía Biológica.
Si bien la intensidad del campo decrece cuando se lo desconcentra, lo fundamental
es que a la vez se expande significativamente, y ello le permite ejercer su óptimo potencial
terapéutico.
Es así que la aptitud curativa guarda directa relación con el grado de expansión
del campo de energía, tal como lo demuestra la clínica.
A continuación se recordará lo dicho al comienzo del Capítulo I de esta Segunda Parte,
en el sentido de que pueden vincularse entre sí los siguientes términos, por cuanto aluden al
mismo concepto:
concentración / energía concentrada / intensidad / fricción, sacudidas y sucusiones
Así como estos otros:
desconcentración / energía extendida o expandida / expansión o “liberación” / dilución.
76
Las sustancias medicinales simples no sometidas a concentración y
desconcentración sucesivas, actúan químicamente y no en virtud de su energía o
dinamismo, tal como ocurre con los remedios alopáticos.
Con la introducción de la noción de campo de energía en estados expandido y
concentrado en reemplazo de los conceptos de simple dilución y fricción se ilumina una
asombrosa comprensión del proceso de dinamización en homeopatía.
En el supuesto de que los referidos estados del Campo de Energía pudiesen
considerarse aisladamente, entonces quizás podría comprobarse que el Campo
Concentrado carezca de aptitud curativa porque se trata de una energía excesiva y por
tanto clínicamente “violenta”, mientras que la energía curativa pueda curar solo cuando se
halle “liberada”, lo que ocurre al encontrarse en estado de Campo Expandido.
Sin embargo, como ambos forman parte de un único campo de energía, ninguno
puede actuar independientemente del otro, si bien para curar deben guardar una relación
armónica entre ellos.
Durante el ciclo de dinamización el proceso continúa acrecentando la concentración y la
expansión del campo de energía, por lo que una de sus características es la acumulación.
Como no retorna a los estados previos es irreversible, y también es casi ilimitado porque
aún no se conoce un momento en que su dinamismo deje de estimular a la Energía Biológica.
De ello se concluye entonces que el desarrollo de la dinamización es un proceso:
-
-
Acumulativo.
Irreversible.
“casi Ilimitado”.117
En síntesis, dado que el proceso que siguen ambos campos es cíclico (concentración –
expansión – concentración…) se puede considerar que traza en el espacio una imaginaria
trayectoria doble helicoidal (ver figura a continuación).
Ciclo de la dinamización del remedio homeopático
SUSTANCIAS SIMPLES
117
Afirmación de Hahnemann respecto a la dinamización homeopática, en una carta a Korsakov, en “Remarks on the
extreme attenuation of homeopathic medicines” en “The lesser writings of S. Hahnemann”, New Delhi, Ed. B. Jain,
1990, pág. 763.
77
CAMPO CONCENTRADO
+ INTENSIDAD
LA ENERGIA SE CONCENTRA
CAMPO EXPANDIDO
- INTENSIDAD
LA ENERGIA SE EXPANDE O
“LIBERA”
CAMPO CONCENTRADO
+ INTENSIDAD
LA ENERGIA SE CONCENTRA
SUSTANCIAS DINAMIZADAS
EL CICLO ES:
ACUMULATIVO
IRREVERSIBLE
“casi ILIMITADO”
La misma figura doble helicoidal fue diseñada por Leonardo Da Vinci para la
construcción de la escalera central del castillo de Chambord del rey Francisco I de
Francia, ubicado a la vera del río Loira. En ella dos personas pueden descender cada
una por su propio helicoide siguiendo trayectorias independientes tal como ocurre
con los Campos, aunque ambos pertenecen a un mismo doble helicoide.
El doble helicoide con el que se representan estos fenómenos no debe confundirse con
una espiral, ya que el primero gira en torno a un cilindro, y la otra alrededor de un cono.
La sustancia dinamizada sometida a la sucesión de estados de Campo Expandido y
Campo Concentrado, despliega progresivamente sus aptitudes medicinales haciendo más
manifiestas las capacidades terapéuticas ocultas y latentes.
78
Ello se denomina dinamización, y es lo que precisamente le otorga a las sustancias la
extraordinaria virtud de estimular la Energía Biológica a fin de que recupere su equilibrio
perdido.
Además, el remedio dinamizado no solo estimula a la Energía Biológica, sino que
también le da dirección al estímulo en el sentido de los síntomas a tratar, lo que se logra
mediante la elección del medicamento similar.
Por consiguiente cada remedio le otorga a la Energía Biológica una orientación
exclusiva según los síntomas que curará, y de ello es posible afirmar que puede estimularse dicha
Energía en tantas direcciones como remedios existen.
Lo expuesto explica el fracaso de los tratamientos que administran varios remedios a la
vez, ya que la Energía Biológica es incapaz de reaccionar terapéuticamente en varias direcciones
simultáneas.
Así, la Energía Biológica estimulada por la sustancia única dinamizada y elegida
por similitud, es la mayor fuerza curativa que existe en la naturaleza.
Ocurre como si la sucesión de estados energéticos eslabonados de Campo
Expandido– Campo Concentrado – Campo Expandido, que llamamos dinamización, fuera
un poderoso doble helicoide que taladra y penetra en la íntima naturaleza de las sustancias,
despertando sus dormidas potencialidades curativas.
Ambos estados de energía guardan entre sí una relación que puede o no estar en
equilibrio terapéutico.
Si el Campo Concentrado es excesivo respecto al Campo Expandido, la acción
terapéutica es “violenta”, según advirtió Hahnemann. A la inversa, si es escaso ello no
proporciona mejores resultados terapéuticos y dificulta la tarea en el laboratorio.
Cuando los estados de Campo Concentrado y Expandido están en una relación
armónica, se hallan en concordancia terapéutica óptima y entonces el remedio posee la
mayor capacidad para estimular a la Energía Biológica a fin de que ésta alcance su
equilibrio.
En síntesis, cuanto más concentrado o intensificado se encuentre el campo de
energía, mayor expansión o “liberación” de él se requiere.
En consecuencia el Campo Concentrado y el Campo Expandido constituyen las dos
magnitudes básicas del remedio homeopático.
Si bien lo expuesto debe considerarse como una hipótesis simplificada del proceso de
dinamización de las sustancias, es probable que no exista hoy una interpretación de lo que
sucede en él que lo explique mejor y que penetre más hondamente en la naturaleza de este
extraordinario fenómeno.
Finalmente debe reconocerse que la maravillosa interacción entre la energía de las
sustancias dinamizadas y la Energía Biológica es un fenómeno aun carente de explicación cierta,
y quizás nunca llegue a conocerse en su íntima naturaleza.
CAPITULO IV
Las magnitudes del remedio homeopático.
79
“… sostengo que la noción de “tamaño normal” es arbitraria y no existe en la
naturaleza. Hay un prejuicio puramente humano que decreta que son normales los tamaños que
van de la pulga al hipopótamo; pero el tamaño del átomo de hidrógeno o de la vía láctea,
aunque no sean normales para nosotros, son perfectamente normales para la naturaleza. Por
todas estas razones, los argumentos sobre la dosis infinitesimal no parecen tener sentido”.
Salvador de Madariaga 118
Como resultado de las investigaciones relatadas en el Capítulo anterior, durante la
primera mitad de 1997 todo el esfuerzo estuvo centrado en lograr en los remedios homeopáticos:
-
Definir y medir el Campo Concentrado y el Campo Expandido.
-
Definir y medir el Dinamismo y la Relación, magnitudes que vinculan a ambos
Campos.
-
Descubrir el valor de Equilibrio o relación terapéutica óptima entre el Campo
Concentrado y el Expandido.
-
Aplicar las medidas de estas magnitudes a todas las escalas conocidas.
-
Proseguir la investigación iniciada en 1991, hasta alcanzar el ideal de lograr:
Profundo dinamismo,
Máxima capacidad curativa, y
Tolerancia óptima.
Luego de innumerables ensayos que llevaron a aciertos y errores, a mediados de 1997 se
estuvo en condiciones de establecer y calcular las magnitudes, aplicarlas a las escalas conocidas,
y poner de manifiesto la dirección hacia donde la investigación debía proseguir.
La primera consideración que debió hacerse se refirió a la definición de esas dos
magnitudes básicas que intervienen en el desarrollo de la dinamización de las sustancias
medicinales en el proceso de elaboración de los remedios homeopáticos: Campo Concentrado y
Campo Expandido.
1. Campo Concentrado o estado intenso del campo de energía.
El campo de energía puede adquirir por alta fricción una carga de energía elevada,
en cuyo caso se llama intenso o Campo Concentrado.
Puede entonces definirse:
Campo Concentrado (CC): es la medida del estado del campo de energía con carga
elevada.
La fricción dada a la sustancia medicinal origina su campo de energía, el cual
incrementa su intensidad cuanto mayor sea aquella. El campo adquiere así alta carga de
energía.
La fricción se logra en el medio seco por restregar en el mortero la sustancia con
lactosa en polvo, y en el medio líquido, por sacudir o sucusionar la sustancia en agua
alcoholizada.
No hay duda que el Campo Concentrado es una magnitud acumulativa, por lo que su
medida debe reflejar esta propiedad.
Medición del Campo Concentrado: se lo mide por el valor de la suma acumulada de las
sacudidas o sucusiones en la potencia medicinal considerada.
Por ejemplo:
118
“Reflexiones sobre la medicina”, en “Obras escogidas. Ensayos”, Buenos Aires, Ed. Sudamericana, 1972, pág. 1000.
80
- Campo Concentrado de la potencia 12 CH (Centesimal hahnemanniana):
Sacudidas por potencia: 10 x 12 = (CC) 120.
- Campo Concentrado de la potencia 30 LM (Cincuentamilesimal):
Sucusiones por potencia: 100 x 30 = (CC) 3.000.
2. Campo Expandido o estado desconcentrado del campo de energía.
El campo de energía que está siendo intensificado por fricción, accede al estado de
Campo Expandido cuando se desconcentra mediante la adición de lactosa a las sustancias
secas, o agua alcoholizada a las sustancias en solución.
En este caso si bien disminuye la concentración energética por efecto de la mayor
expansión del campo, ésta última es precisamente la que tiene relevancia terapéutica.
Las dinamizaciones son más activas cuando aumenta el Campo Concentrado, que es
índice de la intensidad dada por la fricción, y también al aumentar la desconcentración del
Campo Expandido, pues en tal caso se produce “un efecto de liberación” o despliegue de la
energía generado por su expansión.
En realidad estos fenómenos, vistos desde la nueva física, son aun mucho más
complejos, e incluyen el concepto de aumento de velocidad (energía) de las partículas,
directamente proporcional a la separación o desconcentración entre ellas.
Ambos estados de energía: Campo Concentrado y Expandido, tienen además carácter
acumulativo y el proceso de dinamización que les da origen es irreversible.
No hay duda que para la comprensión de lo que ocurre en el maravilloso fenómeno
llamado Dinamización, se deberá recorrer todavía un largo camino.
A los efectos de precisar desde esta nueva óptica el fenómeno llamado Campo
Expandido, la noción del significado de su expansión o “liberación” es suficiente.
Puede entonces definirse:
Campo Expandido (CE): es la medida del estado del campo de energía que ha sido
intensificado por fricción sin alcanzar alta carga, pero que está muy desconcentrado.
Se origina e incrementa por la expansión del campo de energía que se logra en el
medio seco del mortero por separar las partículas de la sustancia empleando lactosa en
polvo, y en el medio acuoso por diluir en agua alcoholizada la sustancia medicinal.
En realidad el Campo Expandido simplemente es el campo de influencia del Campo
Concentrado correspondiendo ambos estados a un único campo total de energía.
También ésta es una magnitud acumulativa, por lo que su medida debe reflejar esta
propiedad.
Medición del Campo Expandido: se lo mide por el valor del exponente de la potencia
matemática con base 10 de la desconcentración o dilución acumulada, en la potencia
medicinal considerada.
Por ejemplo:
-
Campo Expandido de la potencia 12 CH:
Dilución de la potencia 12 CH: 10-24 = (CE) 24.
-
Campo Expandido de la potencia 30 LM:
Dilución de la potencia 30 LM: 10-147 = (CE) 147.
En consecuencia el exponente de la dilución acumulada en la potencia medicinal
considerada indica el grado de desconcentración, extensión o “liberación” de la energía del
Campo Expandido.
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Tomando por definición de ambas magnitudes (CC y CE) las elegidas arriba, se tienen
parámetros que otorgan valor fiel a la intensidad generada por la fricción, y a la expansión
producida por la desconcentración.
Cuanto más valor tiene el Campo Concentrado, más intensidad generada por la fricción
tiene el remedio; cuanto más valor tiene el Campo Expandido mayor expansión del campo de
energía por desconcentración tiene el remedio. A la inversa los valores disminuyen de igual
forma.
A partir de las definiciones de Campo Concentrado y de Campo Expandido, y del
sistema de medida para cada una de las magnitudes, se verá cómo estos valores se convierten en
una herramienta utilísima para relacionarlas con la clínica, y vienen a llenar un enorme vacío en
la doctrina homeopática.
Al disponer en homeopatía de estos conceptos se puede por primera vez llevar al
cálculo otras dos magnitudes que hasta ahora eran estimadas: la medida del Dinamismo o
capacidad para estimular la Energía Biológica y la medida de la Relación o grado de
concordancia terapéutica entre ambas magnitudes básicas (CC y CE) que es índice de la
tolerancia y capacidad curativa del medicamento homeopático.
3. Dinamismo.
Dinamismo (D): es la medida de la capacidad del remedio para estimular la Energía
Biológica.
Constituye un índice de la profundidad a la que opera el medicamento, mostrando
la acción del Campo Concentrado, en la extensión de su Campo Expandido de influencia y
tiene relación con la gravedad y/o antigüedad de la enfermedad a tratar.
Es un hecho que cuanto mayor intensidad generada por fricción tenga el Campo
Concentrado, así como cuanto mayor desconcentración de la energía posea el Campo
Expandido, mayor será la capacidad del remedio para estimular la Energía Biológica.
Por consiguiente, el dinamismo del remedio es el producto de ambos valores.
También ésta es una magnitud acumulativa, por lo que su valor debe reflejar esta
propiedad.
Medición del Dinamismo (D): se lo mide mediante el producto del valor del Campo
Concentrado por el del Campo Expandido, en la potencia medicinal considerada.
Retomando los ejemplos anteriores:
-
Dinamismo (D) de la potencia 12 CH:
(CC) 120 x (CE) 24 = (D) 2.880.
Dinamismo (D) de la potencia 30 LM :
(CC) 3.000 x (CE) 147 = (D) 441.000.
Dadas las elevadas cifras de este índice, surge la necesidad –especialmente para las altas
potencias- de establecer una unidad o patrón de medida llamado Unidad Dinámica (UD), que
permita utilizar cantidades menores.
Considerando como Unidad Dinámica el valor correspondiente al Dinamismo de la
última potencia de la escala Centesimal hahnemanniana, o 30 CH, la más universal de las
potencias, se estuvo entonces en condiciones de definirla así:
Unidad Dinámica (UD): es el Dinamismo de la última potencia de la escala Centesimal
hahnemanniana, o 30 CH, cuyo Campo Concentrado es de 300, y su Campo Expandido es
de 60, por lo que su valor es de 18.000.
Dinamismo (D) de la potencia 30 CH:
Campo Concentrado de la potencia 30 CH: (CC) 300 (10 x 30)
Campo Expandido de la potencia 30 CH: (CE) 60 (10 -60).
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Dinamismo (D) de la potencia 30 CH: (CC) 300 x (CE) 60 = 18.000 ó (UD) =1
Retomando los ejemplos anteriores para determinar sus Unidades Dinámicas:
Dinamismo de la potencia 12 CH: (D) 2.880 % 18.000 = (UD) 0,1.
Dinamismo de la potencia 30 LM: (D) 441.000 % 18.000=(UD) 24,5
De esta forma, midiendo el Dinamismo mediante las Unidades Dinámicas, empleamos
cifras menores, con lo que se facilita el cálculo.
La otra magnitud que surge de los conceptos de Campo Concentrado y de Campo
Expandido es la Relación medida de la armonía entre ambas magnitudes, que se tratará a
continuación.
4. Relación.
Relación (R): es la medida de la concordancia terapéutica entre el Campo Concentrado y el
Campo Expandido del remedio.
Mide la sinergia que rige la acción conjunta entre estas dos magnitudes, y
constituye uno de los principales factores que hacen a la tolerancia y por ende a la
capacidad curativa de los medicamentos.
Es esta una magnitud que tiene enorme relevancia en la concepción de las escalas de
remedios homeopáticos.
Medición de la Relación (R): se la mide mediante el cociente entre el valor del Campo
Concentrado y el del Campo Expandido en la potencia medicinal considerada.
Ejemplo:
Relación de la potencia 30 CH:
CC 300 / CE 60 = (R) 5.
Relación de la potencia 30 LM:
CC 3.000 / CE 147 = (R) 20,4.
Esta magnitud es de importancia fundamental en el tratamiento de las
enfermedades, ya que existe una relación o cociente de Equilibrio óptimo entre el Campo
Concentrado y el Expandido para que ambos ejerzan la máxima sinergia terapéutica.
Cuanto más cerca de ese valor se encuentre este cociente, mejor tolerado y más
curativo será el remedio, y a la inversa ocurre cuanto más elevado se halle respecto a dicho
valor de Equilibrio. Cocientes inferiores al valor de Equilibrio no proporcionan mejores
resultados terapéuticos y dificultan la tarea en el laboratorio.
En síntesis, las cuatro magnitudes son:
-
Campo Concentrado o medida del estado del campo de energía con intensidad
elevada,
-
Campo Expandido o medida del estado del campo de energía muy desconcentrado
y carente de gran intensidad,
-
Dinamismo o medida de la capacidad para estimular la Energía Biológica,
-
Relación o medida de la concordancia terapéutica entre la Campo Concentrado y el
Campo Expandido.
Ellas permiten cuantificar y comparar las escalas Centesimal hahnemanniana (CH),
Milesimal (LM) y también la nueva escala Equilibrium (Eq), producto de más de una década de
ensayos, lo que se expone en el cuadro que figura en el próximo Capítulo.
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Para poder relacionar entre sí las escalas en todas ellas debe partirse del
millonésimo obtenido luego de tres horas de trituración en mortero, según las normas
dadas por Hahnemann, a fin de que el grado inicial del Campo Concentrado y del Campo
Expandido en la fase seca sea uniforme en todas.
Estas magnitudes no son aplicables a las medicinas obtenidas mediante las máquinas
dinamizadoras que emplean el método Korsakov, pues su desconcentración irregular impide
disponer de una medida cierta del Campo Expandido en los remedios así elaborados, y menos
aún para los del método de fluxión continua, habida cuenta su completa carencia de sentido
común y de normas que permitan calificarlo como un método coherente.
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CAPITULO V
La clave se revela.
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Hallazgo del valor de Equilibrio.
“Comprender no es arribar a alguna conclusión lógica, no es un movimiento
intelectual, no tiene relación alguna con el pensamiento.
Comprendemos cuando alumbra en nosotros la Inteligencia que no es de la mente,
como tampoco lo son la Vida y el Amor”.
Jorge Torrent.
“Comprender lo que es, no requiere tiempo sino solamente observación completa”.
Jiddu Krishnamurti.
Al disponer ahora de las magnitudes del remedio homeopático se puede comprender
dónde está la clave de su acción suave, bien tolerada y a la vez profundamente activa.
Los magníficos resultados clínicos de la experimentación en voluntarios asmáticos con
las dos últimas variantes de la escala Millonesimal referidas en el Capítulo II de esta Segunda
Parte, conducen a conceptos iluminadores que revelan la razón de esos asombrosos efectos.
Resulta así evidente que la explicación se encuentra en los valores de Relación ya
que en las referidas escalas Millonesimales, con 10 y con 5 sucusiones, tales sorprendentes
resultados son consecuencia de valores de Relación notoriamente diferentes a los de las
otras escalas.
La clave tan buscada está en el valor de Relación donde el cociente entre ambos
campos (CC / CE) expresa la mayor concordancia terapéutica o armonía entre ellos a fin
de que ejerzan la máxima sinergia terapéutica.
En la práctica, ante una determinada intensidad del Campo Concentrado ¿en qué
medida debe desconcentrarse el Campo Expandido?
O a la inversa, ante cierta desconcentración del Campo Expandido ¿qué intensidad
debe aplicarse al Campo Concentrado?
El cuadro que más adelante se verá aclara los interrogantes precedentes y permite
entender el fenómeno que antes no podía comprenderse porque se carecía de magnitudes.
Esta Relación equilibrada o armónica entre el Campo Concentrado y el Campo
Expandido expresa la sinergia de la acción conjunta de ambos. Es en la excelente
concordancia terapéutica de su actividad enlazada donde yace el secreto de esos
asombrosos resultados, y el dato crucial consiste en lograr el óptimo valor de Relación en el
cociente (CC) / (CE), es decir en acceder al máximo equilibrio entre ellos.
Ambas magnitudes, Campo Concentrado y Campo Expandido, en adecuada proporción,
pueden producir maravillosas respuestas curativas, suaves y a la vez profundas, a condición de
que guarden armonía entre sí, siempre que además se apele al arte de prescribir según la vía, se
elija la mejor frecuencia entre las dosis y el medicamento según la ley de similitud.
Al lograr este valor óptimo de concordancia terapéutica se accede a ese punto crucial
donde surge el más alto sinergismo entre ambas magnitudes, lo que permite doblegar antiguas y
graves Enfermedades Crónicas.
Esta relación óptima fue el objetivo más buscado en tales ensayos, hasta alcanzar a fines
de 1997 dicho valor de máximo equilibrio, que luego se constituyó en el corazón de una nueva
escala de remedios homeopáticos, en la que cada una de sus potencias conserva esa relación de
inmejorable sinergia.
A lo largo de estos años de experimentaciones fueron desechadas diez escalas, pero
cada una de ellas permitió una aproximación progresiva al ideal buscado.
En la concepción y en los resultados de la onceava escala se alcanzó esa meta cuando se
accedió para cada una de sus potencias al valor de Equilibrio en la Relación entre el Campo
Concentrado y el Campo Expandido. Así se logró el propósito de conseguir que el remedio tenga
la mayor capacidad curativa y la mejor tolerancia.
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Como consecuencia de esas investigaciones se llegó a la confirmación reiterada de
que el tan buscado Equilibrio es de valor 1 (uno), y puede notarse así:
Equilibrio (E) = (CC) / (CE) = 1.
Por ejemplo, una potencia que tenga 500 sucusiones acumuladas (CC 500), deberá tener
una desconcentración o dilución acumulada de 10-500 (CE 500), para que su Equilibrio sea de 1
(uno).
CC
500
---------- = -------- = 1
CE
500
En esta relación de armonía óptima, su aptitud para curar y su tolerancia serán máximas.
En el cuadro que sigue, al aplicar la magnitud Relación a las escalas de remedios
homeopáticos, de nuestros ojos cae una venda y se revela en toda su significación la
importancia fundamental que en la práctica médica tiene el valor de Equilibrio (E = 1).
Es la clínica la que muestra cómo el grado de tolerancia y por ende su capacidad para
curar, depende totalmente de la aproximación o alejamiento al valor de Relación, uno (1).
Escala
(*)
Sucusiones
x potencia
30CH
30X
30LM
10
10
DesconRelación ®
Centración Final
10 -60
10 -30
30Cc
30 MM
30 MM
200
1.000
500
10 -60
10 -228
"
6000/60 = 100
30000/228 =131
15000/228 = 65
Buena
A veces no aceptable
Muchas veces no
aceptable
Muy mala
Muy mala
Mala
30 MM
30 MM
30 MM
100
10
5
"
"
"
3000/228 = 13
300/228 = 1,31
150/228 = 0,65
A veces no aceptable
Excelente
Excelente
10 -147
100
300/60 =
5
300/30 =
10
3000/147 = 20
Tolerancia y
Capacidad Curativa
(*) CH es Centesimal Hahnemanniana; X es Decimal; LM es Milesimal hahnemanniana, Cc es
Centesimal corriente hecha con dinamizador, empleando el método Korsakov y MM es
Millonesimal. Se recuerda que la desconcentración o Campo Expandido de la potencia 30
Centesimal corriente, hecha con dinamizador usando el método Korsakov, en realidad no puede
medirse, dada su desconcentración errática. Aquí se la imaginó poseyendo desconcentración
regular, solo a los efectos didácticos.
Surge de este cuadro la notable evidencia de que:
- En torno al valor 1 (uno) está el óptimo Equilibrio.
- La escala CH está alejada 5 puntos del valor de Equilibrio
- La escala X está alejada 10 puntos del valor de Equilibrio
- La escala LM está alejada 20 puntos del valor de Equilibrio
- La escala Cc está alejada 100 puntos del valor de Equilibrio
(la escala Millonesimal – y sus variantes – fue abandonada a favor de otra más equilibrada).
Estos valores por sí mismos explican los resultados buenos, regulares y malos
observados en la clínica.
No se comparan aquí las potencias hechas por fluxión continua, en mérito a las razones
ya expuestas para descartarla.
Como resulta del cuadro anterior, la recomendación de que en lugar de 10, se apliquen
200 o más sacudidas a cada potencia en la escala Centesimal corriente mediante las máquinas
dinamizadoras que emplean el método Korsakov, sin que ello esté basado en resultados de
laboratorio experimental relacionándolo con la clínica, altera y desnaturaliza las normas dadas
por Hahnemann, fruto de meticulosas pruebas y contrapruebas llevadas a cabo durante años.
Ellas ocasionan la “violencia furiosa y hasta peligrosa” que él señaló.
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Remedios así preparados en la última potencia tienen 6.000 o más sacudidas
acumuladas en lugar de 300, con lo que sus valores de Relación pasan de estar 5 puntos alejados
del valor de Equilibrio, a estar 100 puntos más lejos, y en consecuencia cambian sus respuestas
clínicas de Buenas a Muy malas.
Escala Sacudidas x potencia CC Desconcentración CE
30 CH
10
300
10 -60
30 Cc
200
6000
10 -60
60
60
Relación
Tolerancia y
Capacidad curativa.
300/60 = 5
Buena
6000/60 = 100
Muy mala
Todos los días pacientes y médicos son testigos de los resultados de esta práctica
farmacéutica sin fundamento en razón de ignorarse las normas hahnemannianas y por omitir el
carácter acumulativo del Campo Concentrado (sacudidas o sucusiones).
Compárense en el próximo cuadro las siguientes cuatro potencias, la última de las
cuales pertenece a la nueva escala Equilibrium que se explicará en el Capítulo correspondiente.
Todas tienen iguales valores de Campo Concentrado, pero distintos valores de Campo
Expandido y por ende tampoco son iguales sus valores de Relación.
Potencia
CC
3 LM
(Milesimal)
300
30 X
(Decimal)
Relación
Tolerancia y capacidad curativa
21
14
A veces no aceptable
300
30
10
A veces no aceptable
30 CH
300
(Hahnemanniana)
60
5
Buena
7 Eq
(Equilibrium)
300
1
Excelente
300
CE
Tal como se aprecia, las respuestas curativas son muy diferentes, y la clave para la
mejor capacidad curativa radica en desplegar el Campo Expandido a fin de que la Relación entre
éste y el Campo Concentrado (CC/CE) sea de valor 1 (uno).
No puede ponerse toda la atención en el Campo Concentrado dando el mayor número
de sacudidas o sucusiones posible, desconociendo la importancia que tiene el Campo Expandido
ya que él es un factor indispensable para poder alcanzar dicho valor de Equilibrio = 1 (uno).
No es lo mismo en resultados curativos tener un Campo Concentrado de 300 con un
Campo Expandido de 21 que en la potencia 3 de la escala Milesimal tiene una Relación de valor
14, que igual Campo Concentrado con un Campo Expandido de 300, que en la potencia 7 de la
escala Equilibrium tiene una Relación de valor 1.
En síntesis, la tolerancia de excelencia y también su plena aptitud para curar se
ubican en torno al valor de Equilibrio = 1 (uno), ya que en esa Relación el grado de
“liberación” de la energía guarda óptima correspondencia con la concentración de ella.
Muchos de los valores de Relación expuestos en los gráficos anteriores por sí solos
explican las tan frecuentes agravaciones y la mala tolerancia medicinal que se observan en
la práctica diaria para perjuicio de los pacientes y de la homeopatía misma.
Teniendo presente que el Equilibrio (E) es de valor 1 (uno), en el primer cuadro
presentado en este Capítulo, se advierte que ninguna escala tiene esa relación de modo exacto,
aunque las dos últimas Millonesimales tienen para la clínica dicho valor, siendo a tales fines
irrelevante la diferencia entre ambas.
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Como surge de los resultados que exhibe el referido cuadro, se ve que la tolerancia y
capacidad curativa va de excelente en valores en torno a 1, buena en el valor 5, y de ahí en más
ambas capacidades llegan hasta malas y muy malas respuestas en la medida de su progresión.
Por lo tanto, puede afirmarse que la escala ideal es aquella en que cada una de sus
potencias tengan el Equilibrio igual a uno (E = 1).
Remedios preparados de manera tal que los cocientes entre las referidas magnitudes
sean inferiores a este valor de 1 (uno) tienen igual excelente respuesta curativa y tolerancia
clínica que los del Equilibrio, pero dificultan el trabajo de laboratorio por la gran cantidad de
frascos requeridos para su elaboración, conclusión obtenida luego de ensayar una escala
experimental con valor de R = 0,33 y CE = 2296 (10 -2296) que exigía el uso de más de 600
frascos.
Al disponerse ahora del concepto de Equilibrio, éste se puede aplicar en el examen
de las escalas referidas en el cuadro mencionado, las cuales debieron tener las siguientes
cantidades de sacudidas por potencia para haber podido alcanzar el valor de Equilibrio:
Escala- Sucusiones x potencia CH
X
LM
Cc
MM
2
1
5
2
8
Relación (R) en la potencia final
60 / 60
30 / 30
150/147
60 / 60
240/228
= 1
= 1
= 1 (aprox.)
= 1
= 1 (aprox.)
Es del caso recordar que Hahnemann llegó al valor exacto de Equilibrio cuando daba 2
sacudidas por potencia en la escala Centesimal, tal como lo expuso en “Enfermedades Crónicas”.
Sin embargo, como pretendía incrementar las sacudidas pero a la vez buscaba evitar las
agravaciones, introdujo la práctica de aumentarlas a 10 sacudidas por potencia, y dando otras 10
sacudidas previas a cada una de las dosis múltiples diluidas en “gran cantidad de agua”,
observando como resultado que el remedio era de aceptable tolerancia. A este procedimiento lo
denominó “variación del grado de potencia”.
Surge de lo anterior que para conservar el valor de Equilibrio en la escala Milesimal, y
aplicar a cada potencia las 100 sucusiones pretendidas, Hahnemann tendría que haber alcanzado
una desconcentración o dilución final 20 veces mayor. Cada potencia debería haber tenido una
desconcentración de 1 / 1.000.000 en lugar de 1 / 50.000.
Existe un gran desconocimiento de la fundamental importancia del carácter acumulativo
de las sucusiones que ya el Maestro había señalado debido a la falta de trabajo de laboratorio
experimental relacionado con la clínica en la formación de los médicos homeópatas. En textos de
homeopatía referidos a la elaboración de los medicamentos en la escala Centesimal, se indica
que puede dársele a cada potencia de 50 a 100 sacudidas, es decir que para la potencia 30
significarían 1.500 y 3.000 sacudidas acumuladas respectivamente, considerando con error que
tanto uno como el otro de los remedios así obtenidos son similares en sus respuestas terapéuticas.
Impactan estas cifras comparándolas con las que Hahnemann empleaba en la escala
Centesimal: 10 sacudidas por potencia y un acumulado final de 300 de ellas.
No puede evaluarse el Campo Concentrado sin atender al carácter acumulativo
que tiene esta magnitud en la potencia considerada, y lo mismo ocurre con el Campo
Expandido.
La enorme relevancia respecto a sus efectos curativos que Hahnemann asignaba a
la diferencia entre aplicar 2 o 10 sacudidas por potencia en la escala Centesimal, asentado
en su obra “Enfermedades Crónicas”, brinda una idea del significado de este factor.
Quien tenga presente el carácter acumulativo de las sacudidas y sucusiones, y relacione
el trabajo en el laboratorio experimental con la práctica clínica, podrá corroborar con certeza lo
expresado precedentemente.
Acerca de la importancia clínica de la acumulación de las sacudidas, se remite al lector
a la Primera Parte de este libro, Capítulo II, correspondiente a la escala Centesimal, donde se lo
trata bajo el título “El carácter acumulativo de la fricción o sacudidas”, en el cual se refiere que
Hahnemann comparó la acción de Drosera preparada con 20 y con 2 sacudidas por
89
potencia, afirmando que la primera pone en peligro la vida del paciente, y que la segunda
lo cura.
Se reitera que la desconcentración o Campo Expandido de la potencia 30 Centesimal
corriente, hecha con dinamizador usando el método Korsakov, en realidad no puede medirse
dado su comportamiento errático. En los cuadros anteriores y siguientes se la imaginó poseyendo
desconcentración regular, sólo a los efectos didácticos, sin olvidar que no hay estimaciones
confiables que permitan conocer su valor real de Campo Expandido.
En los remedios obtenidos por el método Korsakov con otras difundidas máquinas
dinamizadoras que aplican 300 sucusiones por potencia alterando aún más la escala Centesimal
hahnemanniana que sólo da 10 sacudidas manuales por potencia, el cálculo del Dinamismo de la
potencia 30 Centesimal corriente que se expondrá en el siguiente cuadro, demuestra su
peligrosidad.
Sacudidas Sacudidas
Escala por potencia acumuladas Desconcentración Dinamismo Unidades dinámicas
30 CH*
10
300
10-60
300x60 = 18.000
1
30 Cc*
300
9000
10-60
9.000x60 = 540.000
30
*(CH es Centesimal hahnemanniana y Cc es Centesimal corriente hecha con dinamizador,
empleando el método Korsakov).
El valor de Dinamismo 540.000, o de 30 UD de esta potencia 30 Centesimal corriente
es elevadísimo, ya que supera al Dinamismo de la potencia 30 LM, que es de 24,5 UD y es
3.000% mayor que el de la 30 Centesimal hahnemanniana.
Se comprende asimismo el enorme desequilibrio que muestra el cálculo de su valor de
Relación:
Escala
-
Relación (R)
30 CH
300 / 60 =
30 Cc
9.000 / 60 =
5
150
Este valor de Relación alejado 150 puntos del valor de Equilibrio explica las violentas
agravaciones que con tanta frecuencia se ven en la práctica diaria. Imagine el lector lo que ocurre
con las potencias 1.000, 5.000, 10.000 y superiores de la escala Centesimal corriente, hechas con
dinamizador empleando el método Korsakov.
Los dos cuadros anteriores exhiben que dicha potencia 30 Centesimal corriente con 30
Unidades Dinámicas, y 150 de valor de Relación, hecha con máquina dinamizadora empleando
el método Korsakov, tiene un valor de Relación enormemente alejado de la concordancia
terapéutica óptima, y por tanto el remedio es muy descompensado, y a raíz del gran Dinamismo
que posee ejerce su acción a mucha profundidad, por lo que ocasiona un desequilibrado y
violento estímulo a la Energía Biológica.
Sin embargo, como se dijo antes, merced a la circunstancia de ser irregular la
desconcentración que se produce mediante el empleo del método Korsakov de frasco único, sus
consecuencias no siempre tienen la peligrosidad que deberían tener si esta desconcentración
acumulada tuviera regularidad y es a la vez la razón por la que no puedan aplicarse estas
magnitudes a los remedios hechos con este método.
Con valores de Relación superiores a la unidad, cuanto más energía en estado
concentrado se transfiera al estado expandido, mejor actividad curativa tendrá el remedio
ya que en el caso de altos cocientes, la energía es pura violencia medicinal.
Si bien el Campo Concentrado y el Campo Expandido constituyen un único campo
de energía, es posible que la energía curativa pueda actuar sólo bajo el estado de este
último Campo.
90
Lo anterior se demuestra al intensificar exclusivamente el Campo Concentrado,
aplicando numerosas sacudidas durante un tiempo prolongado a una solución medicinal
sin diluirla, lo que la torna clínicamente intolerable.
Sintetizando los conceptos:
- El Campo Concentrado (CC) está constituido por la energía que genera la alta intensidad
aplicada, mientras que el Campo Expandido (CE) es el campo de influencia del primero y
expresa el grado de “liberación”de esa energía.
- El Dinamismo (D) es la suma de la carga elevada (CC) y de la expansión de su campo de
influencia (CE) y mide la capacidad de ambas para estimular la Energía Biológica.
- La Relación (R) es el grado de armonía entre el Campo Concentrado (CC) y el Campo
Expandido (CE), y mide la concordancia terapéutica entre ambos estados. Cuanto mayor
intensidad se aplique, mayor expansión o “liberación” de su campo de influencia se
requiere.
- El punto óptimo de esa concordancia terapéutica es el valor de Equilibrio (E).
Entonces, la capacidad curativa del remedio para su empleo en el tratamiento continuo
de las Enfermedades Crónicas, está vinculado a:
- que el remedio elegido sea único y similar especialmente en sus síntomas peculiares, así como
que sea un antipsórico si se trata de una enfermedad crónica no venérea, el que se prescribirá en
serie con otros antipsóricos.
- la elección apropiada de la escala cuyos valores de Relación sean los más próximos al valor de
Equilibrio (E=1);
- la elección apropiada de las potencias que se usarán en dinamización ascendente, comenzando
por las más bajas;
- la elección apropiada de la vía de ingreso;
- la elección apropiada de la frecuencia de las dosis, y
- la elección apropiada de la cantidad de la dosis a prescribir.
La noción de concordancia terapéutica óptima (CC)/(CE) o de máxima sinergia
expresada en el valor de Equilibrio es uno de los más importantes frutos de este trabajo de
laboratorio experimental llevado a cabo durante 15 años, y es también una de las razones
que condujeron a escribir este libro.
Una cuestión central ya relatada fue entonces la búsqueda de esta correspondencia (CC /
CE) óptima, la que quedó revelada por la clínica a través de las respuestas terapéuticas.
Otro aspecto fundamental fue comprender la entidad llamada Campo Expandido y su
función en el Dinamismo del remedio homeopático, lo que será tratado en el próximo Capítulo.
91
CAPITULO VI
La expansión del campo de energía del remedio.
“… captar lo esencial para comprender lo múltiple”.
Lao Tse.
Cuando Hahnemann diseñó las escalas Centesimal y Milesimal, su principal objetivo
fue aplicarle a cada potencia el mayor número de sacudidas o sucusiones posibles, ya que cuanto
más numerosas fueran éstas, mayor sería su capacidad para restablecer la salud.
Asignaba toda la aptitud curativa a dichas sacudidas o sucusiones, calificando a la
dilución como “desprovista de toda acción terapéutica” y solamente destinada a “moderar la
fuerza del medicamento”.
“Esta transformación notable de las propiedades de las sustancias naturales gracias a
la acción mecánica de la fricción y de la sucusión (y por la adición de una sustancia neutra,
sólida o líquida, que sirve de sustrato permanente a las partículas de la materia así
transformadas para estar separadas) desarrolla y exalta sus fuerzas dinámicas, latentes,
enmascaradas, puesto que por ese procedimiento dicha acción mecánica altera hasta la
estructura elemental de la materia”.119
Hahnemann entonces atribuía a la fricción hecha en el mortero con el remedio en seco o
mediante sacudidas o sucusiones con el remedio en líquido, todo el desarrollo de los poderes
medicinales y toda la capacidad de “incrementar su poder de penetración”, considerando a la
desconcentración o dilución como “no medicinal” y “desprovista de toda acción terapéutica”,
la cual juega “un rol indispensable aunque accesorio”, “tan sólo una condición secundaria” y
cuya finalidad es únicamente la de “moderar la fuerza del medicamento” en el mismo grado en
que se aumenta su fricción.
Pensaba que debía haber una correspondencia o relación entre sacudidas o sucusiones y
dilución, y esta relación vinculaba forzosamente ambas magnitudes.
En la práctica le resultó indudable que a mayor fricción (sacudidas o sucusiones)
necesitaba efectuar mayor desconcentración (diluciones) del remedio para evitar las
agravaciones.
No podía aumentar la cantidad de sacudidas o sucusiones tal como pretendía, sin
incrementar paralelamente la dilución, a la que consideró “tan sólo una condición secundaria”,
en una proporción que debió estimar.
Resumiendo sus convicciones:
- Toda la acción medicinal está dada solo por la fricción (sacudidas y sucusiones).
- La desconcentración o dilución es necesaria pero no activa: “sólo una condición accesoria
desprovista de toda acción terapéutica”.
- Hay una relación o correspondencia que vincula ambas magnitudes: fricción y
desconcentración. Si se aumenta la fricción simultáneamente debe aumentarse la
desconcentración.
- La relación de correspondencia entre ambas magnitudes la evaluó estimativamente.
Sin embargo, de los conceptos de la nueva física, de los trabajos experimentales de más
de una década relatados en este libro y merced a haber podido observar en la clínica la acción de
muy altas desconcentraciones como resultado del uso de micropipetas de precisión, surge un
nuevo y asombroso hallazgo de enorme importancia en el desarrollo del dinamismo del remedio
homeopático:
119
S. Hahnemann, “Organon”, 6ª edición, parágrafo 269, traducido del alemán al francés por el Dr. P. Schmidt, Paris,
Ed. Vigot Freres, 1952, pág. 216/7.
92
La llamada dilución o desconcentración del campo de energía, o Campo
Expandido, no es una magnitud desprovista de acción terapéutica cuya única finalidad sea
moderar la fuerza medicinal, sino que es un agente activo y fundamental en el dinamismo
curativo del remedio.
Es un factor tan importante como el Campo Concentrado, resultado éste de la fricción
en el extraordinario y fascinante proceso de dinamización de las sustancias.
Han sido las micropipetas de precisión las que al conseguir dividir la gota medicinal en
ínfimas fracciones mensurables permitieron expandir con facilidad el campo en una medida
antes no imaginada, poniendo en evidencia la fundamental actividad terapéutica del Campo
Expandido.
Un ejemplo de ello está dado por la comparación del valor de desconcentración de la
última potencia Milesimal hahnemanniana que es de 147 (10-147) y el de la última potencia
Equilibrium que es de 977 (10 -977), lo que significa que la expansión de ésta es 664 % mayor.120
Al obtener estas altísimas desconcentraciones del Campo Expandido y relacionarlas con
diferentes intensidades del Campo Concentrado, tanto la importancia del primero como los
alcances de la acción conjunta, pudieron revelarse en la clínica.
Se comprende entonces que ya no se trata de una simple desconcentración o dilución
de la materia, un vacío carente de acción terapéutica.
El nuevo concepto implica:
-Que se trata de una poderosa energía terapéutica llamada Campo Expandido, que
coexiste con el Campo Concentrado. Ambos son dos estados de un único campo
total de energía.
- Que si bien al desconcentrar decrece la intensidad del campo de energía, lo
fundamental es que a la vez se expande notablemente permitiendo que ejerza la
mayor aptitud curativa ya que ella guarda directa relación con el grado de su
expansión.
- Que la desconcentración del Campo Expandido inevitablemente debe guardar
concordancia terapéutica con la intensidad del Campo Concentrado.
- Que cuanto más se eleve el cociente de la Relación entre el Campo Concentrado y
el Campo Expandido sobre el valor de Equilibrio, menor será la concordancia
terapéutica y por ende la tolerancia medicinal, y entonces menor será su aptitud
para recuperar la salud.
- Que logrado el Equilibrio entre ambas magnitudes se alcanza la sinergia más alta
accediendo a su mayor capacidad para curar.
- Que para la homeopatía, el concepto de expansión o “liberación” del campo de
energía en reemplazo del de simple dilución, y el hallazgo de la máxima
concordancia terapéutica (CC/CE), constituyen nuevos aportes curativos.
El concepto de campo de energía ya había sido formulado en el siglo XIX por Faraday
y Maxwell considerándolo una condición del espacio circundante a un cuerpo cargado
electromagnéticamente, capaz de influir sobre otros cuerpos cargados y sus campos. Luego, la
teoría de la relatividad formulada por Einstein desarrolló extensamente la noción de campo de
energía.
Para percibir un campo de energía al lector le bastará recordar el área de fuerzas en el
espacio que existe entre polos de imanes cuando ellos están próximos.
Y en cuanto al campo de energía de los remedios dinamizados podría afirmarse
que es de naturaleza similar a la Energía Biológica, lo que explicaría su interacción.
120
La Escala Equilibrium se desarrolla en el Capítulo VII de esta Segunda Parte.
93
Resumiendo entonces, las sustancias medicinales simples en crudo o no dinamizadas,
no estimulan la Energía Biológica, ya que actúan en el plano de la química y no en el de la
energía, y deben ser friccionadas y desconcentradas sucesivamente hasta alcanzar un grado de
expansión que les permita acceder al estado de Campo Expandido, el que por mayor fricción
alcanza alta intensidad, es decir que parte de él adopta otro estado que es el de Campo
Concentrado, debiendo estar ambos en equilibrio para desplegar toda su capacidad curativa.
Si ambos estados crecen en armonía surge entonces un dinamismo medicinal con tal
capacidad terapéutica que el orden perdido de la salud se recupera.
Se requiere entonces que a mayor intensidad del campo de energía exista también
mayor “liberación” o expansión de aquél.
Cuando Hahnemann diluyó el remedio en “gran cantidad de agua” y aplicó 10
sacudidas previas a cada dosis aumentando así el “grado de potencia”, lo que precisamente
hizo fue incrementar la intensidad del campo y además “liberar” la energía concentrada al
expandirlo más.
Esta importancia del estado de Campo Expandido se revela en la imprescindible
necesidad de que exista una relación de equilibrio entre esa energía y la del estado de
Campo Concentrado, para que el remedio sea bien tolerado y por ende curativo. Además,
si experimentalmente se mantiene fijo el Campo Concentrado luego de aplicarle numerosas
sucusiones y se modifica el Campo Expandido disminuyendo o aumentado las diluciones, se
comprueba que los efectos de los remedios así elaborados van de la “violencia furiosa” a la
más suave curación respectivamente.
Más aún, en el supuesto que fuera posible considerarlos en forma aislada, el
Campo Concentrado no sería terapéutico por ser solo intensidad sin medida, y la energía
únicamente podría curar bajo el estado de Campo Expandido. Sin embargo, como se trata
de dos estados que coexisten en una única energía, ambos son interdependientes y ninguno
puede existir ni actuar sin el otro.
Una evidencia del enorme poder terapéutico del Campo Expandido se manifiesta en la
comparación entre dos potencias con similares Campos Concentrados y con muy diferentes
grados de expansión.
En efecto, la potencia 7 Eq. es mucho más “poderosa” que la potencia 30 CH, según
surge de comprobaciones clínicas de una década. En ambas el Campo Concentrado es casi igual
ya que la 7 Eq. tiene 299 sucusiones acumuladas, y la 30 CH tiene 300 sacudidas acumuladas,
por lo que el mayor poder terapéutico de la primera no puede radicar en esa magnitud.
La notable diferencia se encuentra en los valores del Campo Expandido, en tanto en la
primera (Eq.) es de 299 (10 -299), mientras que en la segunda (CH) es de 60 (10 -60), es decir que
aquél está casi 500 % más expandido que éste.
Allí sí está la diferencia.
Es este significativamente más extendido campo de energía del remedio el que le
otorga esa notable mayor capacidad terapéutica, a lo que se agrega el valor de Equilibrio
existente entre ambos Campos.
En consecuencia, la importancia terapéutica del Campo Expandido cambia en forma
radical nuestro concepto del proceso de dinamización de las sustancias.
Asombra a quien relacione la clínica con el laboratorio experimental, que a la luz de
esta nueva noción y considerando las dos magnitudes básicas implicadas en el proceso de
dinamización sea el estado de Campo Expandido el que ahora asume el rol protagónico en la
concepción de nuevas escalas, cuando antes para Hahnemann lo había sido el estado de Campo
Concentrado.
Si el creador de la homeopatía formuló sus dos escalas con el propósito de aplicar a
cada potencia la mayor cantidad de sacudidas o sucusiones posibles que originen un Campo
Concentrado más intenso, empleando la dilución o Campo Expandido como factor “accesorio”,
“desprovisto de toda acción terapéutica”, hoy la ecuación se invierte en tanto se cuenta con el
concepto de campo de energía y con el valor de Equilibrio.
94
Ahora el objetivo es expandir o “liberar” el campo de energía, desconcentrarlo o
diluirlo todo lo posible, aplicándole la intensidad o fricción en la medida necesaria para que
el cociente entre el Campo Concentrado y el Expandido sea de máxima sinergia, es decir
que ambos estén equilibrados entre sí y de esa manera alcancen el valor más cercano
posible a la unidad (E = 1).
La definición de las magnitudes en homeopatía, el notable cambio del concepto de
simple dilución para “atenuar o moderar” la dinamización, al nuevo consistente en la
“liberación” o expansión del campo de energía, y el hallazgo del valor de Equilibrio o máxima
sinergia entre el Campo Concentrado y el Campo Expandido, revolucionan nuestra concepción
sobre el desarrollo de la dinamización de las sustancias.
Para ello han constituido un aporte insoslayable las micropipetas de precisión que
permiten utilizar en la elaboración de la escala Equilibrium gotas 100 veces más pequeñas que
las que usaba Hahnemann, quien para verter solo una gota, con gran esfuerzo debía antes
esmerilar con arena la cara interna del cuello de cada frasco de vidrio.
No hay duda que las modernas técnicas e instrumentos, como las aludidas micropipetas
de precisión, y los conceptos de la nueva física que Hahnemann no conoció, permiten hoy
acceder a un gran avance en los recursos con que cuenta el médico homeópata para curar.
Incorporando tales nociones a una nueva escala medicinal que sea equilibrada en la
Relación entre sus Campos, los estímulos a la Energía Biológica de los remedios así logrados
dan una respuesta curativa suave y profunda, siempre que el medicamento sea el similar y
además sean adecuadas la vía de administración y la frecuencia con que se repitan las dosis.
El tratamiento continuo durante años con Dosis Múltiples de estos remedios
equilibrados, ocasiona una continua reacción de la Energía Biológica que da lugar a que el
proceso curativo sea también continuo. Introduce así el decisivo factor de estabilidad en los
niveles de actividad curativa a lo largo del tiempo, y entonces se accede a la curación de casos
muy graves y antiguos, que antes resultaban incurables.
CAPITULO VII
95
La escala Equilibrium (Eq).
“Las acciones más perfectas son el eco de patrones que se encuentran en la
naturaleza”.
Morihei Ueshiba.
En 1994 se comenzó la experimentación con nuevas escalas de remedios homeopáticos,
en búsqueda de una mayor tolerancia, dinamismo y capacidad curativa, que los obtenidos con la
escala Milesimal.
A fin de no fatigar al lector se evitará relatar todo el proceso experimental efectuado a
lo largo de cuatro años (1994/1998), durante los cuales se diseñaron, experimentaron y
descartaron 10 escalas sucesivas, entre ellas las Millonesimales ya referidas.
Con la definición de las magnitudes de los remedios homeopáticos, la nueva concepción
del campo de energía y de su expansión, y particularmente con el hallazgo del valor del
Equilibrio, se propuso proyectar una onceava escala cuyo cimiento fundamental debía ser que
cada una de las potencias alcanzara dicho valor de Equilibrio.
El procedimiento empleado por Hahnemann para la elaboración de las escalas
Centesimal y Milesimal, fue el de aplicarle a cada potencia un incremento fijo del Campo
Expandido (1/100 y 1/50.000 de desconcentración o dilución, respectivamente), así como un
incremento fijo del Campo Concentrado (10 y 100 sacudidas o sucusiones, respectivamente),
también para cada potencia.
Ahora se consideró que para que las nuevas potencias reflejaran la mejor
concordancia terapéutica entre las magnitudes y la clínica, debían ellas vincularse con el
valor del Dinamismo que es la magnitud que mide la capacidad para estimular la Energía
Biológica, en lugar de aplicarle por separado tanto al Campo Expandido como al Campo
Concentrado, incrementos fijos carentes de correspondencia clínica.
Se resolvió entonces asignarle a dichas potencias valores de Dinamismo que fueran
submúltiplos o múltiplos de la Unidad Dinámica, hasta alcanzar muy altas
desconcentraciones del Campo Expandido y aplicarles sucusiones que generen intensidad e
incrementen el Campo Concentrado sólo en la medida necesaria para mantener el valor de
Equilibrio en cada una de ellas.
En consecuencia se decidió para la escala Equilibrium (Eq):
- Que todas sus potencias tengan el valor de Equilibrio.
- Que siga el método hahnemanniano de fricción y desconcentración de
la sustancia en seco hasta alcanzar el millonésimo, luego de tres horas de
trituración en mortero, tal como en las escalas Centesimal y Milesimal
hahnemannianas.
- Que en la fase líquida siga el procedimiento de elaboración de la
escala Milesimal, que Hahnemann explicó en el parágrafo 270 de la 6ª
edición del “Organon”, más el agregado de pasos intermedios de
dilución propios de esta nueva escala, con el objeto de alcanzar las
desconcentraciones proyectadas.
- Que todas las potencias tengan valores de Dinamismo que sean
submúltiplos o múltiplos de la Unidad Dinámica.
- Que tenga valores por debajo de la Unidad Dinámica en las primeras
potencias para tratar a los hiperreactivos, y en las últimas que estos
valores sean altos para tratar los hiporeactivos.
- Que en la potencia final alcance el doble del Dinamismo de la escala
Milesimal hahenmanniana.
96
- Que de una potencia a la siguiente haya un Dinamismo suficiente para
que su acción sea observable en la clínica, a fin de no tener que saltear
potencias para apreciarlo.
- Que en consecuencia su número de potencias pueda reducirse a la
mitad.
- Que sea simple de elaborar.
A mediados de 1998 pudo alcanzarse el objetivo propuesto considerándose -algo que la
clínica confirmó después- que las potencias así concebidas son las de acción más suave, las
mejor toleradas, y tienen la mayor aptitud para curar principalmente las Enfermedades Crónicas
siempre con la condición de que se recurra al arte de elegir apropiadamente el remedio similar, la
vía de administración y los intervalos entre dosis durante el tratamiento continuo con las dosis
múltiples.
Esta escala debería emplearse fundamentalmente para elaborar los remedios
antimiasmáticos –los únicos capaces de curar las Enfermedades Crónicas-, y en especial los
antipsóricos, ya que para las enfermedades agudas la escala Centesimal hahnemanniana hasta la
potencia 30 y de elaboración manual, en general es suficiente para obtener su remisión.
En virtud de que la principal razón de ser de la nueva escala es la de tener el valor de
Equilibrio en todas sus potencias, se la denominó EQUILIBRIUM (Eq), del latín aequi = igual,
y libra = balanza.
El nombre refiere al estado de la balanza en el que ambos platillos están equilibrados a
igual altura, aludiendo así al hecho de que en la nueva escala están también en equilibrio entre sí
ambas magnitudes básicas: el Campo Concentrado y el Campo Expandido.
El procedimiento que debe seguirse para elaborar la escala Equilibrium, es el
mismo que se utiliza para la escala Milesimal, tal como está descripto en el Organon, 6ª.
edición, parágrafo 270 y sus notas, salvo los pasos específicos que la primera requiere, los
cuales se explicarán en la nota que sigue.
Se parte de un grano (65 miligramos) de la sustancia a ser dinamizada, triturándola con lactosa
en polvo, hasta alcanzar el millonésimo al cabo de 3 horas, conforme las instrucciones aludidas
en el párrafo anterior.
Se disuelve un grano (65 miligramos) del millonésimo en polvo, en un frasco que contenga 500
gotas de 65 miligramos cada una, de una mezcla de una parte de alcohol y 4 de agua destilada, a
las que se le deben aplicar 5 sucusiones.
Una microgota de 0,65 miligramos de esta solución, obtenida del frasco anterior con
micropipeta, se disuelve en 100 gotas de alcohol al 70 %, de 65 miligramos cada una, y esta
operación de diluciones sucesivas se repite 6 veces. A cada uno de los 6 frascos se le aplican 5
sucusiones.
Del último frasco se separa una gota de 65 miligramos, y se la disuelve en 100 gotas de alcohol
al 70 %, de 65 miligramos cada una, en un frasco que no lleva sucusiones.
Con dicha mezcla se impregnan glóbulos de tamaño tal que 100 de ellos pesen 65 miligramos.
Estos glóbulos una vez secados constituyen la primera potencia Eq.
Para la segunda potencia Eq, se disuelve uno solo de dichos glóbulos en 100 gotas de alcohol al
70 %, de 65 miligramos cada una, y se le aplican 5 sucusiones (antes debió ser diluido en una
gota de agua destilada, ya que es poco soluble en alcohol).
Una micro gota de 0,65 miligramos de esta solución obtenida con micropipeta, se disuelve en
una solución de 100 gotas de 65 miligramos cada una de alcohol al 70 %, y esta operación de
diluciones sucesivas se repite dos veces. A cada uno de los dos frascos se le aplican 4
sucusiones.
Del último frasco se obtiene una microgota de 6,5 miligramos, con la que se impregnan 50
glóbulos de igual tamaño que los anteriores.
Una vez secados estos glóbulos constituyen la segunda potencia Eq.
Tal como se hizo para la 2ª potencia se procede hasta alcanzar la 15ª, que es la última de la
escala, variando solo el número de pasos de desconcentración, así como la cantidad de
sucusiones.
La tabla adjunta detalla el número de pasos de desconcentración (0,0001, o 1-4) y el número de
sucusiones requeridas para cada frasco, variable para cada potencia.
97
Potencia
U.
Dinámicas
Pasos de
desconcen- Campo Sucusione
Dinamismo tración
Expandido s
Campo
Concentrado
Equilibrio
1
1/16
1125
6
29+6
35
35
1
2
1/8
2250
2
48
13
48
1
3
1/4
4.500
4
69
21
69
1
4
1/2
9.000
5
93
24
93
1
5
1
18.000
9
134
41
134
1
6
3
54.000
23
231
97
231
1
7
5
90.000
16
299
68
299
1
8
7
126.000
13
356
57
356
1
9
9
162.000
10
401
45
401
1
10
13
234.000
20
485
84
485
1
11
17
306.000
16
554
69
554
1
12
21
378.000
14
615
61
615
1
13
29
522.000
26
724
109
724
1
14
37
666.000
22
816
92
816
1
15
53
954.000
39
977
161
977
1
Se recuerda que el campo expandido del millonésimo (10-6) debe sumarse al campo expandido
de la 1ª potencia Eq. que tiene valor de 29.
1 Grano / 500
1 gotas
= 65 mg /32.500 mg
= 2 (-3)
1 microgota /
100 gotas
= 0,65 mg /6500 mg
= 1
(-4)
1 gota /100
gotas
= 65 mg / 6500 mg
= 1
(-2)
CC: 35
6 veces= 1(-24)
CE: 35
UD: 1/16
5 sucusiones a cada uno de los 7 frascos menos el último
2
1 glóbulo /
100 gotas
= 0,65 mg /6500 mg
= 1
(-4)
1 microgota /
100 gotas
= 0,65 mg /6500 mg
= 1
(-4)
1 microgota /
50 glóbulos
= 6,5 mg / 32,5 mg
= 2 (-1)
CC: 48
2 veces= 1 (-8)
CE: 48
UD: 1/8
4 sucusiones a cada uno de los 2 frascos y 5 al primero. El último paso es de impregnación de
glóbulos, por lo que no se sucusiona, tanto en esta potencia como en todas las siguientes.
98
1 glóbulo /100
3 gotas
= 0,65 mg /6500 mg
= 1 (-4)
1 microgota /
100 gotas
= 0,65 mg /6500 mg
= 1 (-4)
1 microgota /50
glóbulos
= 6,5 mg /32,5 mg
= 2 (-1)
CC: 69
4 veces= 1 (-16)
CE: 69
UD: ¼
4 sucusiones a cada uno de los 4 frascos y 5 al primero
1 glóbulo / 100
4 gotas
= 0,65 mg /6500 mg
= 1 (-4)
1 microgota /100
gotas
= 0,65 mg /6500 mg
= 1 (-4)
1 microgota /50
glóbulos
= 6,5 mg /32,5 mg
= 2 (-1)
CC: 93
5 veces= 1 (-20)
CE: 93
UD: ½
4 sucusiones a cada uno de los 6 frascos
5
0,65 mg /6500
1 glóbulo /100 gotas = mg
= 1 (-4)
1 microgota /100
gotas
0,65 mg /6500
= mg
= 1 (-4)
1 microgota /50
glóbulos
6,5 mg /32,5
= mg
= 2 (-1)
CC: 134
9 veces= 1 (-36)
CE: 134
UD: 1
4 sucusiones a cada uno de los 9 frascos y 5 al primero
1 glóbulo /100
6 gotas
= 0,65 mg /6500 mg
= 1 (-4)
1 microgota /100
gotas
= 0,65 mg /6500 mg
= 1 (-4)
1 microgotas /50
glóbulos
= 6,5 mg /32,5 mg
= 2
(-1)
CC: 231
23 veces= 1 (-92)
CE: 231
UD 3
99
4 sucusiones a cada uno de los 23 frascos y 5 al primero
1 glóbulo /100
7 gotas
= 0,65 mg /6500 mg
= 1 (-4)
1 microgota /100
gotas
= 0,65 mg /6500 mg
= 1 (-4)
1 microgota /50
glóbulos
= 6,5 mg /32,5 mg
= 2 (-1)
CC: 299
16 veces= 1 (-64)
CE: 299
UD: 5
4 sucusiones a cada uno de los 17 frascos
1 glóbulo / 100
8 gotas
= 0,65 mg /6500 mg
= 1 (-4)
1 microgota /100
gotas
= 0,65 mg /6500 mg
= 1 (-4)
1 microgota /50
glóbulos
= 6,5 mg /32,5 mg
= 2 (-1)
CC: 356
13 veces= 1 (-52)
CE: 356
UD: 7
4 sucusiones a cada uno de los 13 frascos y 5 al primero
9
1 glóbulo /100
gotas
= 0,65 mg /6500 mg
= 1 (-4)
1 microgota /
100 gotas
= 0,65 mg /6500 mg
= 1 (-4)
1 microgota /
50glóbulos
= 6,5 mg /32,5 mg
= 2 (-1)
CC: 401
10 veces= 1 (-40)
CE: 401
UD 9
4 sucusiones a cada uno de los 10 frascos y 5 al primero
1 glóbulo /100
10 gotas
0,65 mg /
= 6500 mg
= 1
(-4)
1 microgota /
100 gotas
0,65 mg /
= 6500 mg
= 1
(-4)
1 microgota /50
glóbulos
6,5 mg /32,5
= mg
= 2 (-1)
CC:
485
20 veces= 1 (-80)
CE:
485
UD: 13
4 sucusiones a cada uno de los 21 frascos
1 glóbulo /
11 100 gotas
= 0,65 mg /6500 mg
=
1 (-4)
CC 554
1 microgota /
100 gotas
= 0,65 mg /6500 mg
=
1 (-4) 16 veces= 1(-64)
CE: 554
1 microgota /
50 glóbulos
= 6,5 mg /32,5 mg
=
2 (-1)
UD 17
100
4 sucusiones a cada uno de los 16 frascos y 5 al primero
1 glóbulo /100
12 gotas
= 0,65 mg /6500 mg
=
1 (-4)
CC: 615
1 microgota /
100 gotas
= 0,65 mg /6500 mg
=
1 (-4) 14 veces= 1(-56)
CE: 615
1 microgota /50
glóbulos
= 6,5 mg /32,5 mg
=
2 (-1)
UD 21
4 sucusiones a cada uno de los 14 frascos y 5 al primero
1 1 glóbulo /100
3 gotas
= 0,65 mg /6500 mg
=
1 (-4)
CC: 724
1 microgota /
100 gotas
= 0,65 mg /6500 mg
=
1 (-4) 26 veces= 1 (-104)
CE: 724
1 microgota /
50 glóbulos
= 6,5 mg /32,5 mg
=
2 (-1)
UD 29
4 sucusiones a cada uno de los 26 frascos y 5 al primero.
1 glóbulo /100
14 gotas
= 0,65 mg /6500 mg
=
1 (-4)
CC: 816
1 microgota /
100 gotas
= 0,65 mg /6500 mg
=
1 (-4) 22 veces= 1 (-88)
CE: 816
1 microgota /
50 glóbulos
= 6,5 mg /32,5 mg
=
2 (-1)
UD 37
4 sucusiones a cada uno de los 23 frascos
15 1 glóbulo /100 gotas
1 microgota / 100
gotas
0,65 mg /6500
= mg
=
1 (-4)
CC:
977
0,65 mg /6500
= mg
=
1 (-4) 39 veces= 1 (-156)
CE:
977
2 (-1)
UD 53
1 microgota /50
6,5 mg /32,5
glóbulos
= mg
=
4 sucusiones a cada uno de los 39 frascos y 5 al primero.
El primero y el último paso de cada potencia son iguales a los de la escala Milesimal, con la
diferencia que ésta utiliza en cada último paso una gota de 65 miligramos para impregnar 500
glóbulos que pesan 325 miligramos, y la escala Equilibrium emplea una microgota de 6,5
miligramos para impregnar 50 glóbulos que pesan 32,5 miligramos, con lo que su resultado (0,2
o 2-1) es el mismo en ambos.
La principal diferencia son los pasos de dilución o desconcentración intermedios (de 0,0001 o
1-4) que corresponden a la escala Equilibrium y no pertenecen a la escala Milesimal.
Como se observa:
- La escala Equilibrium difiere de la Milesimal principalmente en que posee un número
de pasos intermedios de desconcentración o dilución del Campo Expandido (0,0001 o 1-4)
101
diferente para cada potencia, hechos con micropipetas de precisión pudiendo mediante ellas
lograr gotas 100 veces más pequeñas (0,65 miligramos) que las que obtenía Hahnemann, a fin de
obtener el valor de Equilibrio en cada potencia y los proyectados valores submúltiplos y
múltiplos de la Unidad Dinámica.
- La nueva escala tiene el Campo Concentrado o sucusiones repartidas entre los frascos
de dilución de cada potencia, en lugar de recibir todas las sucusiones juntas al final de cada
potencia.
- El número ligeramente variable entre 4 y 5 sucusiones aplicadas a cada uno de estos
frascos de dilución intermedia obedece a la necesidad de alcanzar el Campo Concentrado exacto,
para lograr el valor de Equilibrio en todas las potencias.
- La potencia 1 tiene un Dinamismo igual a 1/16 partes de la UD.
- En la potencia 5 está la UD de valor 1.
- La potencia 15, final para la nueva escala, tiene 53 UD.
- Al poder dividir la gota en otra 10 veces menor, al final de cada potencia se pueden
impregnar solo 50 glóbulos, lo que junto a que la nueva escala posee la mitad de potencias que la
LM, resulta que requiere una cantidad total de glóbulos 20 veces menor.
Queda en evidencia que el procedimiento para la elaboración de la escala Equilibrium
es básicamente semejante al de la Milesimal. En ambas se parte del millonésimo luego de tres
horas de trabajo en el mortero.
La nueva escala Equilibrium puede entonces compararse con la Milesimal en el cuadro
siguiente, tomando para ambas los valores de sus potencias finales:
Factores a comparar
30 Milesimal (LM) 15 Equilibrium (Eq)
Campo Concentrado (CC)
Campo Expandido (CE)
3.000
977
147
977
Relación (R)
20,4
1
Dinamismo (D) final en UD
24,5
53
Sucusiones por potencia
100
65 (promedio)
Dilución o expansión por potencia
4,9
65 (promedio)
Submúltiplos y múltiplos de UD
NO
SI
30
15
15.000
750
Cantidad de potencias
Cantidad de glóbulos empleados
Cantidad de frascos empleados
60
255
Tal como muestra el cuadro, la escala Equilibrium está 6 ½ veces más desconcentrada
y 3 veces menos friccionada que la Milesimal hahnemanniana a fin de alcanzar el valor de
Equilibrio en cada potencia.
Además, en razón de tener dicho valor en todas sus potencias, posee también la mejor
tolerancia y la mayor capacidad para recuperar la salud.
La escala Milesimal, al poseer un valor de Relación alejado 20 puntos del valor de
Equilibrio, en la práctica conduce a resultados de regular tolerancia y regular capacidad para
producir la curación.
102
Asimismo del cuadro resulta que el Dinamismo o capacidad para estimular la Energía
Biológica de la escala Equilibrium, llega a más del doble que el de la escala Milesimal.
Si bien deben emplearse 255 frascos en la nueva escala en lugar de los 60 de la
Milesimal, lo que significa un mayor costo, ello actualmente carece del peso económico que
tenía en la época de Hahnemann.
En cuanto al hecho de que la elaboración de la escala Equilibrium deba ser
obligadamente manual y con frascos múltiples, como lo es también la escala Milesimal, dado
que no se adaptan a las máquinas dinamizadoras que emplean el método Korsakov porque ambas
tienen una fase líquida y otra seca de impregnación de glóbulos, ello tampoco constituye un
obstáculo en virtud del número limitado de remedios a dinamizar, ya que la nueva escala debería
hacerse principalmente para los remedios antimiasmáticos, y en especial para los antipsóricos,
cuya cantidad alcanza solo alrededor de 70 substancias.
Tergiversar las normas de preparación tal como frecuentemente se hace con la escala
Milesimal, llevará a obtener remedios que no pertenezcan a la escala Equilibrium, y cuyos
resultados serán muy diferentes a los que se obtienen con aquellos que se elaboren con ajuste a
las normas y manualmente.
Por último puede apreciarse la extraordinaria desconcentración del Campo
Expandido que tiene la nueva escala, ya que es 664 % mayor que la de la Milesimal.
Esta excepcional expansión de la escala Equilibrium queda en evidencia comparando el
aumento promedio del Campo Expandido por potencia en cada escala.
Escala
Crecimiento promedio del Campo Expandido por potencia
Centesimal hahnemanniana
2
Milesimal hahnemanniana
4,9
Equilibrium
65
Dado que ambas magnitudes están en equilibrio, también el Campo Concentrado tiene
un crecimiento promedio de 65 sucusiones por potencia.
Al llevar el Campo Expandido a valores tan asombrosamente altos, y considerando
que esta crucial energía se halla en estado de máxima sinergia con la energía del Campo
Concentrado en virtud del equilibrio en que ambas se encuentran, dichos remedios poseen
el mayor poder para curar.
En el Capítulo siguiente se hará una síntesis para el correcto uso de la escala
Equilibrium en el tratamiento continuo de las Enfermedades Crónicas durante años.
103
CAPITULO VIII
El tratamiento continuo durante años con la escala Equilibrium en las
Enfermedades Crónicas.
“La dosis del remedio seleccionado homeopáticamente y altamente potentizado …
jamás podrá ser preparada tan diminuta como para que no resulte más fuerte que la
enfermedad natural y como para que no sea capaz de excederla en poder …”
S. Hahnemann.121
La escala Equilibrium posee la máxima capacidad para estimular la Energía Biológica,
y fue desarrollada para el tratamiento de las Enfermedades Crónicas, ya que para las agudas
habitualmente es suficiente la escala Centesimal hahnemanniana, hasta la potencia 30, elaborada
manualmente, usando frascos múltiples y preparada con 10 sacudidas por potencia.
De conformidad con las condiciones dadas por Hahnemann antes expuestas, se
prescribirá:
- Sólo los antipsóricos, si la enfermedad crónica no es venérea, que se
administrarán en serie.
- Por los síntomas peculiares físicos y/o mentales.
- Sólo un remedio por vez.
- La cantidad de un glóbulo, a veces dos.
- Eligiendo la vía de ingreso medicinal más conveniente.
- En Dosis Múltiples, con intervalos apropiados.
- En dinamizaciones ascendentes, comenzando con las más bajas.
- Por último se prescribirá Sulphur o Hepar Sulphur, antes, durante o
después del uso de los antipsóricos.
Durante más de una década se experimentó por vía oral, percutánea e inhalatoria, la
nueva escala Equilibrium para el tratamiento de las más variadas patologías crónicas en
121
“Organon”, 6ª edición, México, Ed. Porrúa, 1984, parágrafo 279.
104
voluntarios hiper, normo e hiporeactivos, tiempos de duración de las terapias, frecuencia y
cantidad de las dosis, usando el glóbulo en seco o en solución.
El resultado de toda esta experiencia se resume aquí.
En los últimos 5 o 6 años de su vida, Hahnemann efectuó el tratamiento continuo
“durante meses”. Con la escala Equilibrium puede efectuarse el tratamiento continuo no
solo “durante meses” sino a lo largo de años, eligiendo siempre el remedio similar a los
síntomas presentes, los cuales varían en el curso del tiempo a medida que surgen nuevos planos
sintomáticos.
Así dicho tratamiento continuo durante años introduce el decisivo factor de
estabilidad en los niveles de estimulación a lo largo del tiempo, ausente cuando se emplean
las Dosis Unicas.
Al quedar sometido a la constante acción sin declinación durante períodos prolongados,
el desequilibrio cede gradualmente y la Energía Biológica recupera su orden con suavidad.
Se recuerda que al emplear las Dosis Múltiples, su repetición se hace sin esperar
obligadamente la vuelta de los síntomas, requisito indispensable para las Dosis Unicas.
En virtud de que cada una de las 15 potencias de la escala Equilibrium posee la
óptima concordancia terapéutica entre el Campo Concentrado y el Campo Expandido, es
decir que todas alcanzan el valor de Equilibrio, su profundidad y aptitud para estimular la
Energía Biológica es máxima.
Es en razón de esta gran capacidad para estimular, que existen dos
importantísimas condiciones que deben ser respetadas cuidadosamente a fin de evitar
agravaciones que hagan perder la aptitud curativa, en el tratamiento continuo de las
enfermedades crónicas durante años.
Estas dos condiciones se refieren a (i) la vía de ingreso medicinal, y a (ii) la
frecuencia con la que se repitan las dosis.
i) La vía de ingreso medicinal.
El resultado de toda la experiencia clínica acumulada en una década señala que para el
tratamiento continuo la escala Equilibrium debe utilizarse siempre por la vía inhalatoria.
En estos tratamientos prolongados de las enfermedades crónicas, que pueden durar
años, tanto la vía oral como la percutánea ocasionan agravaciones.
Para los normoreactivos se empleará la inhalación del glóbulo en solución.
En un frasco de 100 ml. color caramelo lleno hasta su mitad con agua alcoholizada al 5
o al 10 %, se disolverá un glóbulo tamaño semilla de amapola que haya sido previamente
impregnado con el líquido medicinal y luego secado.
Antes de cada dosis se aplicarán 10 sucusiones al frasco, y se indicará efectuar una
inhalación profunda por cada fosa nasal, a la noche, antes de acostarse.
Para los hiperreactivos se empleará sólo la inhalación del glóbulo en seco, única vía
bien tolerada en estos pacientes, y se lo hará de la siguiente manera:
En un pequeño frasco de 10 ml. color caramelo se colocará uno o dos glóbulos, tamaño
semilla de amapola, que hayan sido previamente impregnados con el líquido medicinal, y luego
secados, para efectuar una inhalación por una o por ambas fosas nasales, según reactividad, a la
noche, antes de acostarse.
Es indispensable advertir al paciente que luego de cada inhalación evite exhalar
dentro del frasco, ya que el vapor del aire exhalado humedece e inutiliza los pequeños
glóbulos.
Es útil agregar al frasco 8 a 10 granos del arroz redondo llamado “mochi”, para
mantener una atmósfera seca, los cuales además tienen la ventaja de simular glóbulos de mayor
105
volumen, ya que de lo contrario el frasco parece vacío dado el ínfimo tamaño de los glóbulos
medicinales.
ii) La frecuencia con que deben repetirse las dosis.
Las experimentaciones y el prolongado uso clínico confirman definitivamente que las
inhalaciones, tanto sea del glóbulo en solución como en seco, no deben repetirse antes de los
30 días, ya que intervalos menores provocan agravaciones en los tratamientos continuos
por años de las enfermedades crónicas.
El intervalo de 30 días entre las dosis evita superponer el nivel alto de estimulación de
cada dosis sobre el de la precedente, conclusión a la que pudo arribarse luego de innumerables
pruebas en las que se experimentaron todas las frecuencias posibles.
En los tratamientos continuos durante años, tanto la vía oral como la percutánea,
así como los intervalos menores a 30 días en la repetición de las dosis conducen a
agravaciones cuya intensidad está en relación directa con la pérdida de su poder curativo.
Se reitera que lo precedente está referido a tratamientos de larga duración, a veces de
varios años, motivo por el cual la tolerancia debe ser óptima.
En el curso de la terapia de las Enfermedades Crónicas con la escala Equilibrium,
conviene comenzar por las dinamizaciones más bajas, ascendiendo a la potencia inmediata
superior cada dos a cuatro meses.
Aunque parezca asombroso, en las enfermedades crónicas estos tratamientos
continuos durante años con la escala Equilibrium muestran que aproximadamente el 80 %
o más de los pacientes toleran mejor y curan más suavemente con la inhalación del glóbulo
en seco cada 30 días, que con la de igual glóbulo en solución.
Al presentar la doctrina de los Miasmas Crónicos, Hahnemann afirmó:
“Pero al dar a conocer al mundo este gran descubrimiento lamento no poder desterrar
de mí la duda sobre si mis contemporáneos comprenderán la secuencia lógica de éstas, mis
enseñanzas … o si, alarmados por la índole insólita de muchas de estas revelaciones, habrán de
preferir hacerlas a un lado antes de haber comenzado a experimentarlas, tornándolas inútiles
en consecuencia”.122
Dado que la inhalación cada 30 días del glóbulo en seco de la escala Equilibrium para
doblegar vastas Enfermedades Crónicas posee igual “índole insólita”, los propios prejuicios del
médico pueden constituirse en el mayor escollo para admitir su eficacia.
El que sigue es un esquema de prescripción de dosis de intensidad creciente según
la reactividad del paciente y la antigüedad de la enfermedad crónica, para tratamientos
durante años con la escala Equilibrium:
-
inhalación del glóbulo en seco cada 30 días (80 % de los casos
aproximadamente).
-
inhalación alternada del glóbulo en seco y del glóbulo en solución cada 30 días
–un mes uno y al mes siguiente el otro- (15 % de los casos aproximadamente).
-
inhalación del glóbulo en solución y luego aplicación de 1 cc vía percutánea
por frotación cada 30 días, constituyendo ambos una dosis (5 % de los casos
aproximadamente). Útil en casos infrecuentes reacios a curar, como por ejemplo en
la esclerosis múltiple.
Aplicando la escala Equilibrium a lo largo de años mediante las Dosis Múltiples cada
30 días por vía inhalatoria, cuando ocurren agravaciones éstas son notoriamente diferentes a las
que se observan en los tratamientos que utilizan escalas alejadas del valor de Equilibrio, que
emplean Dosis Únicas, y la vía oral.
122
S. Hahnemann, “Enfermedades Crónicas”, 1ª edición, México, Ed. Porrúa, 1990, pág. 16.
106
Las agravaciones empleando la nueva escala por vía inhalatoria son sutiles y
consisten en un aumento leve de uno o de varios síntomas del cuadro que está siendo
tratado.
Otras veces reaparecen levemente síntomas padecidos antes del cuadro que motiva
la consulta y hay ocasiones en que dichas agravaciones sutiles se manifiestan como
curaciones que no llegan a completarse.
Todo ello obliga al médico homeópata y a su paciente a estar muy atentos a estos
fenómenos que indican sobreestimulación.
Ocurre en otros casos que habiéndose indicado un medicamento erróneo, éste
suscita en el paciente el surgimiento de síntomas antes no presentes que no pertenecen a la
esfera de acción del remedio dado, pero que muestran con más claridad la imagen del
simillimum facilitando entonces su selección.
El resumen de un caso clínico sirve como ejemplo de la sutileza que puede asumir la
agravación, impidiendo la completa curación de una enfermedad crónica.
CASO CLINICO. H.S., mujer de 34 años, consultó por padecer psoriasis desde los 19 años, con
placas y costras en manos, rodillas, piernas, sacro, nuca y cuero cabelludo, acompañadas de
artralgias de dedos de las manos agravadas al despertar y mejoradas por el movimiento,
con progresiva deformación de las uñas.
Tenía menstruaciones retrasadas y contracturas musculares de cuello, mejoradas también
por el movimiento.
La paciente era calurosa, tenía deseo de comidas muy calientes y sufría temor a estar sola,
claustrofobia y angustia al despertar.
Varios miembros de su familia tenían psoriasis, várices y cólicos renales.
Fue medicada en tratamiento continuo con Lycopodium en escala Equilibrium, con potencias
bajas, por inhalación del glóbulo en seco cada 15 días, frecuencia que el autor empleaba años
atrás. Se utilizó el glóbulo en seco por suponer que era hiperreactiva, dado su cuadro clínico.
En el curso del primer año de tratamiento curaron todos los síntomas, salvo las persistentes
placas del cuero cabelludo que parecían refractarias al tratamiento.
Sorprendentemente y de forma casi automática, ellas desaparecieron al llevar la frecuencia
de la inhalación del glóbulo en seco a cada 30 días, evidenciando como una sutil agravación
impedía la completa resolución del caso.
Dicha agravación ocasionada por una excesiva frecuencia en las dosis, se manifestó como una
resistencia a la completa curación más que como un incremento sintomático.
Otro interesante caso que se relata a continuación es demostrativo de una sutil
agravación en el curso de una buena evolución.
CASO CLINICO. A.Z., mujer rubia de 31 años, odontóloga, presentó desde 5 años antes de la
consulta marcado temor a internarse en un sanatorio para el parto de sus hijos, los que debieron
realizarse en su casa.
Dos años después comenzó con esporádicas alucinaciones que la aterrorizaban, y que ella
reconocía como visión de una realidad anormal, contra la que luchaba con esfuerzo. Decía
ver con nitidez una persona ya fallecida, sentada en un sillón, y también una figura humana
amenazante en su baño.
Paralelamente se sentía imposibilitada de escuchar relatos horribles: no veía noticieros en
televisión, películas de terror, ni leía diarios.
Tenía miedo a la extracción de sangre para análisis, y si bien seguía con su trabajo, dejó de
practicar cirugía y sufría gran temor a ser asistida odontológicamente por colegas.
Desde la adolescencia tenía estreñimiento de hasta 10 días e infecciones urinarias con
periodicidad de alrededor de 80 días.
Carecía de otros antecedentes significativos.
Medicada en tratamiento continuo con Calcárea Carbónica en escala Equilibrium con bajas
potencias por inhalación del glóbulo en solución cada 30 días, en el término de 8 meses curaron
todos los síntomas, incluyendo las alucinaciones, salvo el aumento de la frecuencia de las
infecciones urinarias que se presentaron cada 40 días.
Se consideró que esta última circunstancia era una sutil agravación atribuible a la
inhalación del glóbulo en solución, por lo que se continuó el tratamiento con la inhalación
ahora en seco, también cada 30 días.
Con este último proceder al cabo de 6 meses cedieron totalmente las infecciones urinarias,
quedando asintomática luego de 14 meses de tratamiento continuo en total, evidenciando
107
que la mayor frecuencia de las infecciones urinarias era una sutil agravación por
sobreestimulación.
Cuando se emplea la escala Equilibrium por inhalación del glóbulo en seco cada 30
días, en pacientes hiperreactivos pueden ocurrir leves agravaciones con la primera y segunda
dosis, las cuales son transitorias, habitualmente bien toleradas y raramente ocurren más allá de la
segunda dosis.
En tanto, utilizando la misma escala por inhalación del glóbulo en solución cada 30
días, si la agravación es intensa o se prolonga bastante más allá de la segunda dosis, ello indica la
necesidad de pasar a la inhalación del glóbulo en seco, también cada 30 días, pudiendo entonces
considerarse a dichos pacientes como hiperreactivos, los cuales son mucho más numerosos de lo
que puede estimarse.
El médico debe tener la certeza de que los remedios de la escala Equilibrium hayan
sido preparados con frascos múltiples, manualmente y de acuerdo con las normas dadas, a
fin de que no exista ninguna duda respecto a su capacidad curativa.
De esta forma queda como único factor de error la equivocada elección del remedio, la
cual deberá reconsiderarse si el proceso curativo no tiene lugar.
Si existen dudas acerca de más de un factor en juego, por ejemplo: remedio elaborado
sin ajuste a las normas e incorrecta elección del remedio, nunca se podrá tener certeza de donde
está la equivocación.
No puede haber más que un solo factor a ser corregido, con el fin de no perder el control
del tratamiento y éste debe ser la errónea selección medicinal.
La cantidad de glóbulos a emplear tiene menor trascendencia que la vía de ingreso
medicinal y la frecuencia con que se repitan las dosis, si bien es suficiente emplear uno o dos de
ellos.
En personas ancianas con enfermedades muy antiguas, ni aún el tratamiento
continuo durante años con la escala Equilibrium puede proporcionarles una cura estable,
ya que el estado equilibrado de la Energía Biológica no se sostiene. Sin embargo dicho
tratamiento continuo permite mantenerlas asintomáticas mientras estén sometidas a él.
Tal como fue ya expuesto, los 10 años de uso de la escala Equilibrium no dejan
duda alguna de que en los tratamientos continuos de las Enfermedades Crónicas llevados a
cabo durante años, tanto las vías de ingreso oral y percutánea, como intervalos de
repetición de las dosis menores a 30 días conducen a la agravación sintomática y a la
consecuente pérdida de la capacidad curativa.
Sin embargo, síntomas aislados muy arraigados y antiguos, resistentes al remedio
inhalado, pueden curarse combinando las vías percutánea e inhalatoria. De esa manera, se logra
una profundidad tal que la curación asombrosamente puede alcanzarse con facilidad.
En el artículo “Comentarios sobre la atenuación extrema de las medicinas
homeopáticas” incluido en “Escritos Menores”, Hahnemann convalidó la afirmación de
Korsakov acerca de que los efectos producidos por las altas dinamizaciones “cesan más
rápidamente”.
Pese a ello, la experiencia de esta década con las altas dinamizaciones de la escala
Equilibrium afirma categóricamente que empleando estos remedios aquello no se cumple cuando
se los usa en tratamientos continuos y prolongados.
La explicación puede residir en la gran capacidad para estimular que dicha Escala tiene
en virtud de poseer el óptimo equilibrio entre ambas magnitudes básicas (CC y CE).
Por consiguiente, en los mencionados tratamientos continuos y prolongados debe
advertirse que intervalos entre las dosis menores a 30 días, provocan antes o después
agravaciones de los síntomas y que respetando los intervalos de 30 días, si el remedio es el
similar y la vía es inhalatoria, los resultados son maravillosos.
Luego de estos conceptos, en el Capítulo siguiente se analizará un nuevo método de
impregnación medicinal para el tratamiento de los enfermos muy hiperreactivos.
108
109
CAPITULO IX
El tratamiento de los enfermos muy hiperreactivos.
Un nuevo método de impregnación medicinal.
“Enorme esfuerzo requiere admitir que algo tan diminuto, que una dosis tan
prodigiosamente ínfima de medicamento, pueda cumplir algún efecto siquiera mínimo en el
cuerpo humano y menos aún enfrentarse a esas enfermedades agobiantes, inmensamente
vastas”.
S.Hahnemann.123
Si hay una dificultad con la que debe enfrentarse a diario el médico homeópata, más allá
de encontrar el remedio similar, es la de cómo tratar a los pacientes muy hiperreactivos.
Estos pueden ser, a modo de ejemplo, los llamados alérgicos, especialmente los riníticos
y asmáticos; los que tienen un estado de gran irritabilidad de su sistema nervioso, como sucede
en las neuralgias faciales o en las histerias; los que padecen el intolerable prurito psórico, cuando
éste está muy exaltado o extendido, los que sufren de pénfigo, y tantos otros.
Al se tratados, tales pacientes se agravan con facilidad, y esas agravaciones suelen ser
tan severas que el caso por lo general se malogra. A veces, aun se agravan los pacientes con el
remedio en las más bajas potencias de la escala Equilibrium, mediante la inhalación del glóbulo
en seco cada 30 días.
Como ya fue expuesto, que a mayor agravación menor proceso curativo, se hace
imprescindible la búsqueda de un recurso que permita ejercer un estímulo de bajísimo
dinamismo para tratar los pacientes muy hiperreactivos lo cual es muy dificultoso si se
carece del remedio suficientemente suave en su acción, que otorgue un estímulo cuyo dinamismo
sea tan ínfimo que esté acorde con tanta hiperreactividad.
¿ Cómo ayudar entonces a estos pacientes sin empeorar su condición?
Korsakov comunicó en un ensayo que dentro de un frasco había colocado un solo
glóbulo medicinal en seco, en contacto con otros 13.500 glóbulos no medicados (vírgenes)
también en seco.124
123
“Enfermedades Crónicas”, México, Ed. Porrúa, 1990, pág. 235.
S. Hahnemann, “The lesser writings of S. Hahnemann”, Remarks on the extreme attenuation of homeophatic
medicines, New Delhi, Ed. B. Jain, 1990, pág.763.
124
110
Había agitado el frasco durante 5 minutos a fin de que ese único glóbulo medicado
estuviera en contacto con todos los demás, encontrando luego según su afirmación, que cada uno
de los 13.500 tenía un poder medicinal similar al único glóbulo medicado.
Explicó que dicho poder medicinal se había transmitido por contacto, que los glóbulos
así impregnados tenían menor tendencia a producir agravaciones, y que su acción curativa
era mayor.
Con referencia a este ensayo de Korsakov, en un artículo del 30 de mayo de 1832
titulado “Comentarios sobre la extrema atenuación de las medicinas homeopáticas”, Hahnemann
agradeció su contribución a la nueva ciencia pero señaló que al experimento relatado no lo
consideraba aún probado por hechos, y que le parecía increíble hasta tanto fuera sostenido por
pruebas experimentales.
Pese a dicha apreciación, señaló también que la transmisión del poder medicinal a
los glóbulos vírgenes llevada a cabo en el experimento de Korsakov debía haber tenido
lugar mediante “la emanación o exhalación” que el glóbulo medicinal emite en forma
continua y constante, “perpetuamente”, aunque estuviese seco, tal como dicha emanación es
utilizada por inhalación del glóbulo también en seco, con fines terapéuticos.
En apoyo de la perdurabilidad de esa “emanación”, Hahnemann refirió haber
comprobado el poder medicinal de glóbulos de Staphisagria 30, guardados secos en un frasco
durante 20 años, pese a haber sido abierto varios cientos de veces para usarlos por inhalación en
seco.
A esta “emanación”, a la que se había referido en 1832, la definió como una energía
magnética en la 6ª edición del “Organon” de 1842, fuerza que hoy la nueva física ha unido a la
eléctrica, y por lo tanto se concibe como fuerza electromagnética.
En la extensa nota al parágrafo 11 de esa obra dijo:
“El imán atrae hacia sí y esto implica que actúa sobre la pieza de hierro o sobre la
aguja de acero, por medio de una energía inherente, puramente inmaterial, invisible,
conceptual, o sea que dinámicamente comunica a la aguja de acero la energía magnética
(dinámica) igualmente invisible”.
Más adelante, en la misma nota afirmó:
“De un modo similar debe juzgarse el efecto de las medicinas sobre el hombre vivo”.
Es muy probable que el glóbulo seco emita una energía radiante, de forma continua y
constante, “perpetuamente”, y que también cuando es disuelto la energía se transfiera al líquido,
el cual a su vez también la emita.
Si los glóbulos de la experimentación de Korsakov, no medicados y guardados secos,
tuvieron acción medicinal fue muy probablemente porque estuvieron expuestos a esa energía
radiante que emitía el único glóbulo impregnado en líquido medicinal y luego guardado seco en
el mismo frasco.
En otras palabras, en dicha experimentación, si los glóbulos no medicados se
activaron con poder medicinal, no fue por contacto directo con el único glóbulo medicado,
sino por la atmósfera medicinal emitida por éste a la que ellos estuvieron expuestos.
Buscando un método de impregnación que lograra remedios cuya acción fuera de
ínfimo dinamismo, a partir del año 2004 el autor empleó un sistema que puede llamarse de
“impregnación por atmósfera medicinal”.
Dicho método está en un todo de acuerdo con la interpretación que Hahnemann
dio al experimento de Korsakov, cuando atribuyó el poder medicinal logrado al hecho de
haber estado los glóbulos sometidos precisamente a la acción de una atmósfera medicinal.
De acuerdo con los conceptos expuestos, en un frasco cilíndrico de vidrio, de
aproximadamente 10 cm. de altura y 7 cm. de diámetro en su base, se le colocó en su boca un
filtro de acero, de malla muy fina, en el que se pusieron 100 glóbulos no medicados (vírgenes), y
en el fondo del frasco se colocaron 5 glóbulos medicados de alguna de las más bajas potencias de
111
la escala Equilibrium, existiendo entre ambos grupos de glóbulos una distancia de casi 10
cm. y por consiguiente ningún contacto físico entre ellos, compartiendo la totalidad de los
glóbulos la misma atmósfera medicinal. Todos ellos estaban en seco y eran de tamaño tal que
100 pesaban 65 miligramos. Se agregaron al frasco 30 o 40 granos de arroz para mantener una
atmósfera seca, y ese frasco se dejó cerrado no menos de una semana antes de utilizar los
glóbulos.
Se usó uno de esos glóbulos extraído del filtro y se lo colocó seco en un frasco de 10
cm. cúbicos; con éste se practicó en los pacientes con reactividad muy aumentada una sola
inhalación por cada fosa nasal, cada 30 días durante algunos meses.
Sorprendentemente las respuestas terapéuticas obtenidas fueron excelentes, y con
escasas y breves agravaciones, pero los casos cuyos resultados excedieron toda expectativa
fueron aquellos donde la Energía Biológica estaba muy exaltada, como acontece en los pacientes
muy hiperreactivos, portadores por ejemplo de un brote de intolerable prurito psórico
generalizado y en otros.
A la luz de estas experiencias resulta más que extraordinario:
a) Que un ínfimo glóbulo de lactosa, tamaño semilla de amapola, que
haya sido embebido en líquido medicinal y luego secado, emita en
forma de radiación o atmósfera medicinal la energía que ese líquido
contenía.
b) Que otro glóbulo de similar tamaño pero no medicado, se impregne
sólo por la atmósfera de energía que el anterior exhala estando
ambos secos, que él a su vez también la emita, y entonces por su
acción, la Energía Biológica humana recupere su equilibrio.
Por más increíble que nos parezcan, los hechos están allí, a disposición de quien quiera
comprobarlos en el laboratorio experimental.
Yendo entonces a los resultados obtenidos por glóbulos en seco impregnados por
atmósfera medicinal, quizás el resumen de un caso clínico sirva para ilustración.
CASO CLINICO. J.R., paciente de 79 años de edad, que a los 20 años tuvo un brote de eczema
ampolloso y pruriginoso en dorso de manos suprimido por Radioterapia, el cual rebrotó
levemente una o dos veces por año, durante los diez años posteriores.
En los últimos años presentó un glaucoma unilateral de ojo izquierdo, y retracción
músuculotendinosa en ambas palmas.
Desde 8 meses anteriores a la consulta presentó voz enronquecida, agravada por hablar, y
carraspeo, luego de haber sufrido una importante pérdida económica, acompañada de marcado
temor en general.
Una semana antes de la consulta presentó súbito brote de eczema ampolloso en miembros
inferiores, flancos y dorso de manos “similar al que tuve a los 20 años, pero muchísimo más
severo y más extendido”, acompañado ahora de temor a la muerte.
La erupción ocasionó intensísimo prurito voluptuoso, casi imposible de evitar su rascado,
agravado por el baño caliente y mejorado por todo contacto frío; al respecto, su descripción
fue “duermo casi desnudo”.
Había sido tratado con antihistamínicos y corticoides inyectables, pero sin alivio a tanto prurito.
Se le indicó que durante tres meses, cada 30 días por cada fosa nasal hiciera una inhalación de un
frasco de 10 cm. cúbicos que contenía un glóbulo de 0.65 miligramos, en seco, de Phosphorus 1
Eq., el cual había sido impregnado por atmósfera medicinal.
Luego de una leve agravación que duró 2 días, se inició una notable mejoría con desaparición
total del prurito a los 15 días de la primera inhalación, para asombro del paciente y más aún
del autor. A ello luego siguió una progresiva y gradual curación del eczema.
Los glóbulos medicados contenidos en la base del frasco, destinados a emitir la
atmósfera medicinal, deben ser muy escasos: entre 1 y 5, ya que de lo contrario se
producen agravaciones en estos pacientes tan reactivos, y conforme a la experiencia se
establece una buena relación cuando los no medicados colocados en el filtro ascienden
aproximadamente a la centena.
Lo significativo es que el método de impregnación de glóbulos en seco por
atmósfera medicinal y su uso mediante inhalación también en seco de las más bajas
112
potencias de la escala Equilibrium, puede poner punto final a las agravaciones en los
pacientes muy hiperreactivos, que ha sido una de las mayores dificultades de la terapéutica
homeopática.
Desde que Hahnenamm descubrió la dinamización de las sustancias en 1799, hasta la
actualidad, tanto él como todo el mundo médico homeopático no hicieron más que buscar la
manera en que el remedio fuera mejor tolerado y por tanto más curativo. Esta búsqueda del
remedio capaz de ejercer una acción suave sin producir agravación lleva más de 200 años.
El ideal del tratamiento continuo durante años como medio para doblegar las más
graves y antiguas Enfermedades Crónicas, sólo es posible con medicamentos cuyo estímulo
-cada dosis es un estímulo- esté acorde con la reactividad de cada paciente.
Existe una relación inversamente proporcional entre la reactividad de la Energía
Biológica del enfermo y el Dinamismo del medicamento a usar. A mayor reactividad debe
corresponderse menor Dinamismo siendo cierto también lo inverso.
En última instancia, todo enfermo es un hiperreactivo en virtud de la exaltada
sensibilidad o avidez que su Energía Biológica desequilibrada tiene por el dinamismo del
remedio que lo cura.
Entre el hiperreactivo, normorreactivo e hiporreactivo, sólo hay diferencias de
grado, pero todos tienen su reactividad enormemente aumentada respecto a cuando ellos
estaban sanos.
En definitiva, la curación debe atribuirse tanto al dinamismo del remedio similar
como a la “avidez” del dinamismo de la Energía Biológica desequilibrada. Ambas energías
son de igual naturaleza, por consiguiente pueden interactuar.
Estas investigaciones pueden alcanzar esa meta tan ansiada en el tratamiento continuo
de las Enfermedades Crónicas en los pacientes muy hiperreactivos, al poder ahora disponer de un
estímulo ínfimo mediante una inhalación cada 30 días de un glóbulo (o raramente dos)
impregnado por atmósfera del remedio similar de las más bajas potencias de la escala
Equilibrium, y colocado seco en un frasco de 10 centímetros cúbicos.
Por último, en orden a poder graduar el dinamismo del remedio inhalado, conviene
recordar las enseñanzas de Hahnemann al respecto, que conservan vigencia también para este
caso. Se trata de la graduación, que va desde hacerlo por ambas fosas nasales y de manera
profunda, hasta practicarlo por una sola y suavemente.
En casos de pacientes sumamente hiperreactivos, al usar la vía oral Hahnemann
sometía a la solución de un glóbulo medicinal disuelto en un vaso de agua, al siguiente
procedimiento de diluciones sucesivas: sacaba de allí una cucharada de té, y la diluía en un
segundo vaso con agua. De este último, sacaba una (o más) cucharada de té para darle al
paciente.
En casos extremadamente hiperreactivos procedía de manera similar, sucesivamente,
con un tercero y a veces con un cuarto vaso, sacando siempre una cucharada de té del último
vaso para darle al paciente.
“Si éste [el paciente] estuviere inusualmente excitado o fuere muy sensitivo, una
cucharada de té de esta solución [un glóbulo disuelto en un vaso con agua] podrá ser vertida en
un segundo vaso con agua, revuelto bien el contenido y darle dosis de una o más cucharadas de
las de té”.
“Hay pacientes con sensibilidad tan extrema como para que pueda ser necesario
preparar mediante igual proceder un tercer vaso y hasta un cuarto”.125
El mismo procedimiento empleado por Hahnemann para tratar a pacientes sumamente
hiperreactivos, puede también utilizarse en el caso de impregnación por atmósfera. Así, el
glóbulo impregnado por atmósfera puede impregnar a otro también por atmósfera, para que
recién de este último el paciente haga la inhalación.
125
S.Hahnemann, “Organon”, 6ª edición, México, Ed. Porrúa, 1984, nota al parágrafo 248.
113
En casos “con sensibilidad extrema”, siguiendo también a Hahnemann puede
procederse de igual forma y emplear sucesivamente tres, cuatro o más pasos de impregnación
atmosférica para que el paciente inhale del último glóbulo.
Permite entonces este nuevo método de impregnación medicinal evitar las
tormentosas agravaciones que se producen en pacientes tan sensibles, y acceder así con
suavidad a la curación homeopática.
CAPITULO X
Consideraciones últimas.
“… a todos los que como yo han tomado la firme resolución de consagrar el resto de su
vida a la homeopatía y a la humanidad sufriente”.
Clemens van Bönninghausen.
No puede concluirse este libro sin antes hacer unas reflexiones respecto a la técnica más
segura para la elección certera del remedio similar.
En 1801, en el ensayo “Sobre el poder de las pequeñas dosis de medicinas en general y
de belladona en particular”, Hahnemann se preguntó sobre el efecto que podía tener 1/100.000
avas partes de un grano de belladona en el organismo humano.
Antes de desarrollar su respuesta, y a fin de estudiar exhaustivamente el problema, se
propuso examinarlo a la luz de la máxima latina que separa la cuestión en las clásicas partes de:
Ubi, Quamodo, Quando y Quibus Auxiliis, es decir en: Dónde, De qué modo, Cuándo y
Mediante qué ayudas.
Bajo este mismo esquema de análisis de los problemas, le encargó a Clemens van
Bönninghausen, su mejor discípulo y amigo, que desarrollara un repertorio de medicamentos
homeopáticos.
De él dijo Hahnemann: “si algún día me enfermo y no puedo curarme a mí mismo,
sería en él en quien confiaría”.
Los Repertorios señalan el remedio a partir del síntoma, y son lo inverso de la Materia
Médica, que señala el síntoma a partir del remedio.
Cuando Bönninghausen elaboraba su prodigiosa obra, cuya dedicatoria encabeza este
Capítulo, ella asemejó ser más el resultado de una computadora que de un trabajo manual.
Antes de realizar la mitad de la tarea, Bönninghausen observó que la extensión del
manuscrito tomaba proporciones enormes, por lo cual interrogó a su maestro acerca de si podía
replantear las bases sobre las que lo estaba construyendo.
Su pregunta estaba referida a la posibilidad de considerar a las modalidades locales de
agravación y mejoría como modalidades generales, es decir si las modalidades locales podían
generalizarse.
114
Por ejemplo, dado que lycopodium cura inflamaciones articulares que ocasionan dolores
de rodillas o caderas agravados por el reposo y mejorados por el movimiento, la pregunta
consistía en considerar si era posible afirmar que aquél cura los síntomas cualquiera sea su sitio
de presentación, que se agraven por el reposo y se mejoren con el movimiento, con lo que la
modalidad local pasaría a ser general.
Tal generalización fue aprobada por Hahnemann al punto de establecerla como
una ley de la homeopatía, con lo cual la extensión del Repertorio se redujo considerablemente.
En su obra, publicada en 1845, Bönninghausen mantuvo la premisa del Dónde, Cómo,
Cuándo y Mediante qué ayudas, la que abreviadamente se llamó “Manual de terapéutica
homeopática y repertorio”.
El Dónde (Ubi) se refiere al lugar de asiento de los síntomas o funciones, y por el cual
tiene afinidad cada remedio, o sea al tropismo de los medicamentos por cada tejido, órgano,
región o funciones del organismo (corresponde a los rubros 36 a 716).126
El De qué modo (Quamodo) se refiere al carácter de presentación de cada síntoma,
sensación o dolor; por ejemplo, si el dolor es punzante o ardiente, es decir que alude a las
características de cómo se percibe el síntoma (corresponde a los rubros 717 a 1562).
El Cuándo (Quando) se refiere a las circunstancias de presentación de los síntomas,
tales como la hora o la época del año, así como a las modalidades de agravación o mejoría en
determinado movimiento, posición y otras circunstancias (corresponde a los rubros 1790 a
2321).
A Mediante qué ayudas (Quibus auxiliis), le asignó el nombre de Síntomas
Concomitantes, o síntomas que se presentan al mismo tiempo que los que motivan la consulta,
los cuales no parecen formar parte del cuadro de estos últimos pero que sin embargo con ellos
constituyen una unidad y muchas veces ayudan a encontrar el similar.
Señaló que los Síntomas Concomitantes, si son peculiares, pueden llevar al remedio
similar cuando ello no es posible con los Síntomas Principales o que motivan la consulta.
Además afirmó que cuanto más altas sean las dinamizaciones, tanto más se amplía la
esfera de acción del remedio respecto al Dónde y al De qué modo, quedando sin embargo
constante el Cuándo, a lo que consideró otra ley de la naturaleza.127
El Repertorio de Bönninghausen años después fue incorporado por Kent a su propio
Repertorio, aunque:
- En las sucesivas ediciones eliminó progresivamente el Dónde, o tropismo de los
medicamentos por cada tejido, órgano o función, hasta que en su última edición dejó
solo el rubro Hígado, en el Capítulo Abdomen.
- Dispersó a lo largo del libro el Cuándo o modalidades y circunstancias de agravación
y mejoría de los síntomas que Bönninghausen había agrupado en el Capítulo Etiología,
y en el de Generalidades quedaron ausentes valiosas modalidades de síntomas.
Por lo expuesto el Repertorio de Bönninghausen aun hoy continua siendo el mejor
recurso que el médico homeópata tiene para conocer el Dónde, o afinidad de los
medicamentos por cada tejido, órgano o función, y para disponer en forma agrupada y
completa las modalidades o circunstancias de agravación y mejoría de los síntomas o
Cuándo, siendo la obra que más fielmente sigue la concepción clínica de Hahnemann.
En resumen, el empleo del extenso y detallado Repertorio de Kent, luego corregido y
ampliado por el Dr. Fredrik Schroyens con el aporte de numerosos homeópatas y publicado bajo
el título de “Synthesis”, junto con el Repertorio de Bönninghausen, conducen al remedio similar
de la manera más segura.
126
Numeración correspondiente a C.Bönninghausen, “Manual de terapéutica homeopática”,México, Ed. Propulsora
de homeopatía, 1ª edición en español.
127
C.Bönninghausen, The value of high potencies en “The lesser writings”, New Delhi, 2003, pág. 141
115
Luego de la muerte de este último, el Dr. Cyril M. Boger amplió y actualizó con nuevos
remedios su obra, que se publicó con el nombre de “Bönninghausen’s characteristics and
repertory”.
Las modalidades o circunstancias de agravación y mejoría de los síntomas o
Cuándo, agrupadas en el Repertorio de Bönninghausen en el Capítulo Etiología,
constituyen un auténtico tesoro, ya que son una completa colección de síntomas peculiares
o característicos, y es mediante ellos que la elección del remedio se hace con la mayor
certeza.
Es en virtud de su naturaleza tan peculiar que no hay recurso que otorgue menor
margen de error en la selección del remedio similar que el Cuándo, o circunstancias y
modalidades de agravación y mejoría de los síntomas.
El resumen de un caso clínico sirve como ejemplo de cómo el Dónde (Ubi) y
especialmente el Cuándo (Quando) pueden llevar con el mayor grado de certeza posible a la
elección del simillimum.
CASO CLINICO. CM, mujer rubia de 38 años, de carácter laborioso, comenzó tres años antes a
notar piel seca y áspera en palma derecha, con formación de grietas en pulpejos de los dedos,
que empeoraban al mojarlos.
Un año después comenzó con frecuentes episodios de vértigos que motivaron la consulta y que
tenían las siguientes modalidades:
- empeoraban al mirar hacia arriba,
- empeoraban al girar la cabeza,
- empeoraban al levantarse de la cama,
- empeoraban al cerrar los ojos.
Dos años después se agregaron los siguientes síntomas concomitantes:
Acidez que empeoraba en ayunas y dolor opresivo precordial no relacionado a esfuerzos, con
electrocardiogramas de reposo y de esfuerzo normales.
Como síntomas antiguos tenía dificultad para iniciar el sueño y como característica personal le
gustaba comer hielo en cubos.
Medicada con Calcárea Carbónica, en potencias ascendentes a partir de la 1 Eq., por inhalación
del glóbulo en seco cada 30 días, revirtió la totalidad de los síntomas al cabo de un año y medio
de tratamiento continuo, salvo la dificultad para iniciar el sueño, que ella atribuyó a las tensiones
de su trabajo.
Como se ve, fueron entonces principalmente las modalidades y circunstancias de agravación de
los síntomas las que mediante el Repertorio de Bönninghausen llevaron en este caso como en
otros, a la correcta elección del remedio similar (para el síntoma deseo de hielo se utilizó el
Repertorio Synthesis).
La Materia Médica Pura, virtualmente no está jerarquizada ya que sólo en ocasiones
Hahnemann destacó algún síntoma. Estudiarla a través de la jerarquización en los niveles de
valor 1 a 5 del Repertorio de Bönninghausen, tal como él mismo lo aconsejó, graba en la
memoria un orden de importancia utilísimo para la práctica clínica, puesto que cuando lo
valorizó, se propuso no errar la calificación en un margen mayor a medio punto de
jerarquización.
Esta calificación de los síntomas en valores de 1 a 5 ideada por Bönninghausen fue
apoyada con entusiasmo por Hahnemann, y en síntesis sus valores significan:
-
-
Valor 1: dudoso y figura entre paréntesis
Valor 2: de importancia no decisiva
Valor 3: obtenido de las experimentaciones
Valor 4: reiteradas veces fue curativo
Valor 5: sistemáticamente fue curativo
Los valores 4 y 5 fijan con profundidad en la mente del médico la imagen de cada
remedio.
El estudio de la Materia Médica jerarquizada mediante estos valores tiene la misma
importancia que en el de la astronomía posee el examen de las estrellas según sus magnitudes.
Para la buena formación del médico homeópata debe enfatizarse la ineludible necesidad
de estudiar además de la Materia Médica, la obra de Hahnemann, en particular el “Organon”,
116
“Enfermedades Crónicas”, todos los trabajos contenidos en “Escritos menores” y sus cartas,
parte de las cuales están en “S. Hahnemann, su vida y obra” de R. Haehl.
James T. Kent, en su “Filosofía homeopática” explicó lo que a su entender Hahnemann
había expuesto en el “Organon”, pero dado que este último libro es claro, conceptual y
constituye el gran cimiento doctrinario de toda la homeopatía, nada reemplaza su lectura directa.
La otra actividad imprescindible en la buena formación del médico homeópata
radica en el trabajo regular en el laboratorio experimental, relacionándolo con la clínica,
ya que hace profunda la comprensión de los maravillosos poderes de los que el médico
dispone frente a las Enfermedades Crónicas.
117
EPILOGO
Al comienzo de este libro se afirmó la existencia de la Energía Biológica que organiza y
gobierna a los seres vivos, que se denomina enfermedad a la pérdida de su equilibrio, que los
síntomas son la expresión de su sufrimiento y las lesiones su consecuencia.
¿ Pero por qué pierde su equilibrio la Energía Biológica ?
Si las enfermedades agudas, descartadas las epidémicas, son sólo agudizaciones de las
crónicas, ¿ cuál es la causa última de éstas ?
Concretamente ¿ por qué enfermamos ?, ¿ por qué invade al organismo una
energía que desestabiliza la Energía Biológica ?
Cuando el Maestro advirtió que para no enfermar se debían evitar errores en el régimen
de vida y de la dieta, llevar una vida de penurias o quebrantar leyes morales o a la propia
conciencia, en realidad aconsejó vivir en armonía con la naturaleza de cada uno y con la Gran
Naturaleza.
Hoy, la falta de armonía con ésta se pone en evidencia en el maltrato que el hombre está
dando a su propio planeta aunque la llama de la esperanza permanece siempre encendida, pues
como decía Heráclito: “El sol es nuevo cada día”.
Se debe reconocer que para estar sano no basta con lograr el orden del pequeño
universo que somos equilibrando su Energía Biológica ya que es imprescindible, además, la
unión y la armonía de la humanidad con el Gran Orden Universal, en razón de que
enfermamos cuando de él nos separamos.
Como conclusión puede afirmarse el profundo convencimiento de que el método
más eficaz en la curación de las Enfermedades Crónicas, previa selección del simillimum,
es el tratamiento continuo durante años con los remedios antimiasmáticos, empleando una
vez por mes la escala Equilibrium por vía inhalatoria.
Este método es incluso maravilloso en la curación de los síntomas de inicio de las
enfermedades, antes que ellas precipiten su desorden, por lo que también constituye el mejor
sistema preventivo de las afecciones crónicas.
118
119
PALABRAS FINALES
Unas pocas palabras en primera persona, pues sólo ellas llevan la fuerza de los
sentimientos.
El motivo de este libro responde a que siento la profunda responsabilidad de comunicar
los hallazgos de estos 15 años de investigaciones en la convicción de que ellos pueden devolver
a muchas personas la alegría de estar sanas. La salud implica esa alegría plena.
Otra razón se vincula al sentimiento de fraternidad hacia todos, que nadie ha dejado de
experimentar alguna vez. El impulsó las búsquedas.
Al desprenderme de estas páginas y para beneficio de los que sufren, deseo que los
avances aquí relatados se apliquen sin prejuicio alguno y solo se juzguen por sus resultados.
Entrego estos conceptos a quienes abiertos de razón y sentimientos permitan que en
ellos alumbre “la Inteligencia que no es de la mente, como tampoco lo son la Vida y el Amor”.128
128
Pensamiento de Jorge Torrent que encabeza el Capítulo V de la Segunda Parte del libro.
120
121
“Los más inestimables tesoros son una conciencia irreprochable y una buena salud; el
amor de Dios y el estudio de uno mismo dan la una, la Homeopatía da la otra”.
Manuscrito de S. Hahnemann, redactado semanas antes de su muerte.
“En el curso de mi vida, no he deseado reconocimiento alguno por la benéfica verdad
que desinteresadamente propagué.
Lo que di al mundo, lo hice por los más elevados motivos”.
Samuel Hahnemann.
“No lo olvidamos Dr. Samuel Hahnemann …”
122
Mahatma Ghandi.
123
GLOSARIO.
Agravación.
Ver Síntomas de agravación.
Antipsóricos.
Unicos remedios capaces de curar las Enfermedades Crónicas no venéreas, lo que equivale
a decir con aptitud para poner en latencia al Mal Fundamental o psora.
Apsóricos.
Remedios que se utilizan para curar enfermedades agudas, y que usados en una
enfermedad psórica cambian o suprimen algunos síntomas sin ponerla en latencia, por lo
que poco después retorna.
Atmósfera medicinal.
Energía radiante emitida por los glóbulos secos, que antes fueron impregnados con el
líquido medicinal y luego secados, o a partir del líquido en el que ellos fueron disueltos.
Campo Concentrado.
Ver Magnitudes de los remedios homeopáticos.
Campo de energía.
Condición en el espacio circundante a una fuente de energía, capaz de influir sobre otras y
sus campos.
Campo Expandido.
Ver Magnitudes de los remedios homeopáticos.
Carga.
124
Grado de intensidad de la energía del remedio.
Por ejemplo, el Campo Concentrado tiene carga alta, y el Campo Expandido tiene carga menor
aunque desconcentrada o “liberada”.
Curación.
Poner en latencia al miasma en actividad, tanto se trate de un miasma agudo o de uno
crónico.
Si surgen síntomas de agravación o retorno no leves, la curación se obstaculiza hasta llegar a
detenerse cuando ellos son severos.
Dinamismo.
Energía, tanto sea la Biológica como la del remedio homeopático.
(ver Dinamismo como magnitud, en Magnitudes de los remedios homeopáticos).
Dinamización.
Procedimiento consistente en poner de manifiesto mediante fricción y desconcentración
sucesivas una energía latente en las sustancias medicinales, capaz de estimular a la Energía
Biológica en dirección a su equilibrio si es el simillimum.
Es un proceso: Acumulativo, Irreversible y casi Ilimitado.
Adquieren ellas así el poder de curar, capacidad propia de cada una y diferente a la de las demás.
Dosis múltiples.
Método de repetición de las dosis, sin el requisito de la reaparición de los síntomas, aunque
dicha repetición debe hacerse con intervalos que no provoquen agravaciones.
Dosis únicas.
Método condicionado a esperar habitualmente entre 40 y 100 días la reaparición de los
síntomas para repetir la dosis.
Produce un efecto pendular entre los síntomas y el remedio, lo que hace casi interminable la
curación.
Energía Biológica (Fuerza Vital).
Energía unitiva, organizadora y que otorga adaptabilidad a los seres vivos.
Aquello sin lo cual el cuerpo es un cadáver.
Su desequilibrio es la causa de todas las enfermedades humanas.
Su equilibrio es el estado de salud.
Es a la vez el medio por el cual se lleva a cabo la curación homeopática al ser ella
estimulada por la energía del remedio dinamizado similar, a fin de que recupere su propio
orden.
En palabras de Hipócrates:
“La enfermedad es un proceso vital desviado de la normalidad”.
Enfermedad.
Desequilibrio crónico o agudo de la Energía Biológica.
Equilibrio.
Ver Magnitudes de los remedios homeopáticos.
Escalas.
Decimal (X o D): Tiene una dilución de 1/10 y 10 sacudidas por potencia. Posee 0,5 UD finales.
Su valor de Relación está 10 puntos alejado del valor de Equilibrio.
125
Fue creada por C.Hering y no por Hahnemann como a veces se afirma, y significó un retroceso
en el desarrollo de las dinamizaciones respecto de la escala Centesimal ya existente, motivo por
el cual el primero al final de su vida pareció arrepentirse de tal invención.
Centesimal (CH): Tiene una dilución de 1/100 y 10 sacudidas manuales por potencia. Posee 1
UD finales. Su valor de Relación está 5 puntos alejado del valor de Equilibrio.
Milesimal (LM): Tiene una dilución de 1/50.000 y 100 sucusiones manuales por potencia. Es
incompatible con el uso de las máquinas dinamizadoras que usan el método Korsakov de frasco
único. Debe elaborarse manualmente. Posee 24,5 UD finales. Su valor de Relación está 20
puntos alejado del valor de Equilibrio.
Equilibrium (Eq.): En cada potencia están en Equilibrio el Campo Concentrado con el
Expandido, y sus dinamismos son submúltiplos o múltiplos de la Unidad Dinámica. Es
incompatible con el uso de las máquinas dinamizadoras que usan el método Korsakov de frasco
único. Debe elaborarse manualmente. Posee 53 UD finales. Su valor de Relación es igual al del
Equilibrio.
Grado de potencia.
Incremento moderado de la intensidad y de la desconcentración del medicamento, logrado
mediante sacudidas o sucusiones dadas al frasco del remedio y mediante dilución en “gran
cantidad de agua” antes de cada dosis, que lo diferencia de los estados de intensidad y
expansión previos a aplicarlas.
Se logra así mejor tolerancia al emplearlo en Dosis Múltiples y además permite aplicarle 10
sacudidas a cada potencia en la preparación de la escala Centesimal, sin que ellas ocasionen
agravaciones.
Grano.
Antigua medida de peso medicinal equivalente al peso de un grano gordo de trigo.
a. Hahnemann empleó el grano de Nüremberg, equivalente a 0,062 gramos.
b. El grano inglés es equivalente a 0,064799 gramos.
c. En la actualidad y por convención, se considera el grano como equivalente
a 0,065 gramos.
Infección.
Invasión al organismo de una energía desestabilizadora de la Energía Biológica, similar a
la “de un imán”, según la concepción de Hahnemann.
Inhalación.
Aspiración del remedio en solución o en seco, con fines medicinales.
La palabra “olfacción” no se aplica cuando los fines son terapéuticos.
Lesión.
Daño a nivel de los tejidos como consecuencia del sufrimiento severo o prolongado de la
Energía Biológica desequilibrada.
Ley de la Armonía.
“No hay anarquía o caos en el enfermar. Se enferma de modo tal que siempre existe en la
naturaleza una sustancia que dinamizada y elegida por similitud, es capaz de curar”.
Ley de la Sobreestimulación.
“Cuanto más excesivo es el estímulo que el remedio similar produce en la Energía
Biológica, tanto menos curativa es su acción y viceversa”.
Magnitudes de los remedios homeopáticos.
- Campo Concentrado: medida del estado del campo de energía con carga
elevada.
- Campo Expandido: medida del estado del campo de energía sin carga
elevada, pero muy desconcentrado o “liberado”.
126
- Dinamismo: medida de la capacidad para estimular la Energía Biológica.
- Relación: medida de la concordancia terapéutica entre el Campo
Concentrado y el Campo Expandido.
- Equilibrio: medida de la óptima concordancia terapéutica entre el Campo
Concentrado y el Campo Expandido. Su valor es uno (1).
Método Korsakov.
Sistema de dinamización basado en el uso de un frasco único, apto para emplear en
máquinas dinamizadoras.
Su desconcentración es errática, en oposición a la regularidad del sistema hahnemanniano de
frascos múltiples.
Se utiliza en máquinas de muy diverso diseño que consecuentemente producen remedios
diferentes aunque se designen con la misma denominación y se vendan como iguales.
Miasma.
Agente transmisor de las enfermedades agudas y crónicas.
Hahnemann lo concibió como una energía magnética, salvo en las enfermedades epidémicas
Miasma agudo.
Desequilibrio transitorio de la Energía Biológica.
De carácter breve, tiene tendencia espontánea a la curación, aunque puede terminar con la
muerte.
El creador de la homeopatía distinguió dos clases de Miasmas agudos:
a. Los epidémicos, hoy atribuidos a una bacteria o a un virus, ya sospechado por Hahnemann:
“Enfermedades epidémicas producidas por un principio peculiarmente contagioso que aun nos
es desconocido”129
b. Los no epidémicos, que atribuyó a la agudización del Miasma crónico de la psora. Los
describió “como llamas desprendidas de la hoguera de la psora latente”130
Miasma crónico.
Desequilibrio permanente de la Energía Biológica.
De carácter progresivo, sin tendencia espontánea a la salud, e incurable a menos que sea
tratado por la energía o dinamismo curativo del remedio similar. De lo contrario, con
menor o mayor rapidez, termina con la muerte.
Hahnemann afirmó que es causado por una “infección”, entendida esta última como una
invasión al organismo de una energía desestabilizadora de la Energía Biológica.
“Un efecto dinámico… ni material ni mecánico …” tal “como la energía de un imán”131
Psora o Mal Fundamental.
El más “antiguo, difundido, destructivo y menos comprendido” de los tres miasmas crónicos
descriptos por Hahnemann, al que llamó “mal fundamental”.
Desequilibrio único, permanente y progresivo, de la Energía Biológica, causante de casi el
90 % de las afecciones crónicas de la humanidad.
Manifestado externamente por la aparición de una erupción muy pruriginosa y no por
escabiosis, con la que suele confundírsela.
Hahnemann calificó a la doctrina de la psora como “… invalorable descubrimiento cuyo valor
para la humanidad excede todo lo que yo he descubierto jamás …”.132
El 10 % restante corresponde a los miasmas crónicos sifilítico y sicósico.
Su curación consiste en ponerla en latencia, y para ello requiere el uso de los remedios
antipsóricos y de Sulphur o Hepar Sulphur, para darle permanencia.
La alopatía, a los fragmentos de este único desequilibrio, los llama enfermedades, dándoles el
carácter de entidades independientes y autónomas.
129
130
131
S. Hahnemann, “Organon”, 6ª edición, México, Ed. Porrúa, 1984, parágrafo 81, 2ª nota.
S. Hahnemann, “Enfermedades Crónicas”, México, Ed. Porrúa, 1990, pág. 165.
S. Hahnemann, “Organon”, 6ª edición, México, Ed. Porrúa, 1984, parágrafo 11, 1ª nota.
132
R. Haehl, “S. Hahnemann his life and work”, New Delhi, Ed. B. Jain, 1992, Tº II, Suplemento 83, pág. 153 (carta
respecto a la Doctrina de la Psora al Real Cónsul General de Prusia, escrita en Köethen el 10-1-1823).
127
Relación.
Ver Magnitudes de los remedios homeopáticos.
Retorno.
Ver Síntomas de retorno.
Sacudidas.
Movimientos vigorosos del brazo que sostiene el frasco con el remedio en solución,
llevándolo desde el hombro opuesto hasta la pierna del mismo lado durante el proceso de
dinamización. Tienen carácter acumulativo.
Hahnemann empleó este procedimiento en la escala Centesimal.
Síntoma.
La manifestación del sufrimiento de la Energía Biológica desequilibrada.
En palabras de Caroll Dunham:
“Todo aquello que diferencia al hombre enfermo de sí mismo cuando estaba sano”.
Síntomas de agravación.
Aumento de la intensidad de los síntomas presentes en el paciente, por efecto del remedio
dinamizado.
Si no es leve, es índice de sobreestímulo.
Si se producen al comienzo del tratamiento, son consecuencia del primer estímulo del remedio
dinamizado a la Energía Biológica del paciente.
Síntomas patogenésicos.
Aparición por efecto del remedio, de síntomas que nunca tuvo el paciente, pero que
pertenecen a la esfera de acción de ese mismo remedio.
Si no es fugaz, es índice de error en la elección del medicamento.
Síntoma peculiar.
Aquel que es propio del enfermo y no de la enfermedad.
Eligiendo el remedio por los síntomas peculiares físicos y/o mentales, por ejemplo por las
modalidades de agravación y mejoría y/o circunstancias de presentación, se alcanza la mayor
certeza posible en la selección del remedio similar.
Síntomas de retorno.
Reaparición de síntomas que el paciente tuvo con anterioridad, por efecto del remedio
dinamizado.
Si no es leve, es índice de sobreestímulo.
Si se producen al final del tratamiento, indican que el paciente ya no necesitará más remedio,
porque la enfermedad natural desapareció y sólo quedó la medicinal.
Sucusiones.
Golpes con el frasco que contiene al remedio en solución, dados a un libro con tapas de
cuero o superficie similar, durante el proceso de dinamización. Tiene carácter acumulativo,
igual que la dilución o desconcentración.
Hahnemann utilizó este procedimiento en la escala Milesimal.
Unidad Dinámica.
Unidad de medida del Dinamismo del remedio, que es la capacidad para estimular la
Energía Biológica.
Equivale al Dinamismo de la potencia 30 Centesimal hahnemanniana, cuyo valor es de 18.000.
Por consiguiente el Dinamismo 18.000 es igual a una (1) Unidad Dinámica.
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INDICE.
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INTRODUCCION.
Los seis nuevos avances en el tratamiento de las enfermedades crónicas.
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PRIMERA PARTE.
En busca del Hahnemann olvidado. Los ocho conceptos omitidos.
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CAPITULO I. Un poco de historia. Conceptos generales.
La Ley de la Armonía.
Las claves omitidas.
Síntesis de la monumental obra de Hahnemann.
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CAPITULO II. Las bases de la Nueva Ciencia
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1. 1796. La Ley de Curación.
2. 1799. La Dinamización de las Sustancias.
3. 1810. La Doctrina Homeopática. El “Organon”.
Conceptos destacados de cada edición del “Organon”.
La historia pequeña de la 6ª edición del “Organon”.
4. 1811. La Materia Médica Pura.
El efecto primario.
Los remedios antipsóricos. Los síntomas peculiares.
Los nosodes.
5. 1816. El método de preparación de los remedios homeopáticos.
La escala Centesimal.
El carácter acumulativo de la fricción o sacudidas y de la
desconcentración o dilución.
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CAPITULO III. El desarrollo y culminación de la Nueva Ciencia.
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1. 1828. La Doctrina de los Miasmas Crónicos. La “clave perdida”.
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La enfermedad psórica.
Errores y confusiones en torno a los conceptos de escabiosis, miasma
y psora.
Una primera confusión. La escabiosis.
La segunda confusión. El miasma crónico.
Otra confusión más. El pecado.
Una última confusión. La psora.
Importancia de los antipsóricos.
La prescripción miasmática.
2. 1829. El descubrimiento de Nuevas Vías de Administración de las
Medicinas: Inhalatoria y Percutánea.
La vía inhalatoria.
La inhalación del glóbulo en seco.
La inhalación del glóbulo en solución.
La vía percutánea.
Las vías omitidas.
La Ley de la Sobreestimulación.
3. 1832. Las Dosis Múltiples. Abandona las Dosis Unicas.
4. 1833. Ensaya y rechaza el método Korsakov.
5. 1834. El remedio en solución con aumento del “grado de potencia”.
Abandona el remedio en seco.
6. 1837/8. El tratamiento continuo durante meses.
7. 1840. La escala Milesimal.
Conclusión.
SEGUNDA PARTE.
Más allá de Hahnemann. Los seis nuevos avances.
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CAPITULO I. Tras las huellas de Hahnemann. La escala Millonesimal.
La experiencia clínica con la escala Millonesimal.
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CAPITULO II. En busca del equilibrio.
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CAPITULO III. La cuestión de las magnitudes.
Un concepto revelador.
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CAPITULO IV. Las magnitudes del remedio homeopático.
1. Campo Concentrado.
2. Campo Expandido.
3. Dinamismo.
4. Relación.
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CAPITULO V. La clave se revela. Hallazgo del valor de Equilibrio.
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CAPITULO VI. La expansión del campo de energía del remedio.
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CAPITULO VII. La escala Equilibrium.
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CAPITULO VIII. El tratamiento continuo durante años con la escala
Equilibrium en las Enfermedades Crónicas.
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CAPITULO IX. El tratamiento de los enfermos muy hiperreactivos.
Un nuevo método de impregnación medicinal.
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CAPITULO X. Consideraciones últimas.
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EPILOGO
PALABRAS FINALES
GLOSARIO
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