Download trastornos de la conducta alimentaria en adolescentes. importancia

Document related concepts
no text concepts found
Transcript
Carmen Troncoso López. Trastornos de la Conducta Alimentaria 9 (2009) 946-955
TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA EN ADOLESCENTES.
IMPORTANCIA DEL TRATAMIENTO NUTRICIONAL.
CARMEN TRONCOSO LÓPEZ
LICENCIADA EN FARMACIA. DIPLOMADA EN NUTRICIÓN HUMANA Y
DIETÉTICA
Correspondencia: Carmen Troncoso [email protected]
946
Carmen Troncoso López. Trastornos de la Conducta Alimentaria 9 (2009) 946-955
RESUMEN:
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son un conjunto de
enfermedades de tipo psicosomático, que se caracterizan por presentar unos patrones de
conducta y control de la alimentación alterados, que provocan cambios físicos en la
persona que los padece. La adolescencia, que abarca desde la niñez hasta la edad adulta,
es una etapa de tránsito durante la que tiene lugar el completo desarrollo del organismo.
En este periodo se dan procesos de maduración y cambios físicos y psicológicos hacia
la vida adulta que conducen a la capacidad de reproducción. Los TCA en la población
adolescente tienen una especial relevancia. El objetivo de este trabajo ha sido estudiar la
influencia que tiene un tratamiento adecuado a estos trastornos sobre dos grupos de
adolescentes. Además se reflexiona sobre la repercusión de una buena intervención
nutricional, dentro del tratamiento, complemento fundamental en programas de tipo
psicológico para la recuperación de dichos enfermos, y sobre si existen diferencias o no
entre ambos grupos. Los resultados obtenidos confirman que el trabajo conjunto de
diferentes profesionales (psicólogos, psiquiatras, nutricionistas) es el camino idóneo,
junto con el trabajo de la familia, hacia el éxito en el tratamiento de los TCA. Para el
cambio de los hábitos alimentarios resulta eficaz un programa de educación nutricional
en el que se expliquen las distintas pautas que, de forma progresiva, deben seguir los
pacientes para alcanzar una correcta ingesta alimentaria. Aunque la etapa de la
adolescencia se pueda dividir en dos periodos atendiendo a la variación en los cambios
que se producen en cada uno, éstos no parecen influir en el tratamiento de la anorexia
nerviosa restrictiva. Ambos grupos presentan una respuesta similar al tratamiento.
1. INTRODUCCION:
947
Carmen Troncoso López. Trastornos de la Conducta Alimentaria 9 (2009) 946-955
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son un conjunto de
enfermedades de tipo psicosomático, que se caracterizan por presentar unos patrones de
conducta y control de la alimentación alterados, que provocan cambios físicos en la
persona que la padece (2). Son procesos muy complejos en los que no existe una única
causa sino que intervienen diferentes factores (2). Ya que es una patología multicausal,
el tratamiento efectivo tiene que ser interdisciplinar, para recuperar tanto la normalidad
psicológica como la física. (3). Para abordar el estado psicológico del paciente se realiza
una intervención psiquiátrica y psicológica cuyos objetivos son la orientación educativa,
modificación conductual, modificación cognitiva, adquisición de estrategias y de
habilidades de afrontamiento y prevención de recaídas (3). Para la recuperación física
debe establecerse un programa nutricional, que consiste en el reestablecimiento de un
peso saludable así como el tratamiento de las posibles complicaciones físicas. Se trata
de que el paciente adquiera unos hábitos alimentarios saludables. Esto último mediante
un programa de educación nutricional, ya que en estos pacientes algunos conceptos
están muy confusos (2).
La adolescencia, que abarca desde la niñez hasta la edad adulta, es una etapa de
tránsito durante la que tiene lugar el completo desarrollo del organismo. En este periodo
se dan procesos de maduración y cambios físicos y psicológicos hacia la vida adulta
que conducen a la capacidad de reproducción. En general, la adolescencia se limita
cronológicamente según diversas fuentes, entre los 9-10 años y los 18-20 años. En esta
etapa, es la primera vez que se van a diferenciar los requerimientos de las niñas y de los
niños (1).
Los cambios que se producen en las niñas se pueden diferenciar en dos etapas,
una primera, en la que presentan un brote de crecimiento entre los 10 y 14 años y
finaliza hacia los 15. La otra etapa la marca la aparición de la menarquia que se produce
frecuentemente al año siguiente del pico de crecimiento máximo, ocurriendo a partir de
entonces un crecimiento mínimo y mayor aposición de tejido adiposo en zonas
características. Este periodo además va acompañado de los cambios psicológicos que
han empezado en la etapa anterior pero que están claramente marcados con la llegada de
la menarquia (1)
Los TCA en la población adolescente tienen una especial relevancia. Durante
estas etapas de la vida se precisa una alimentación más cuidada y rica, sobre todo de
determinados nutrientes. Se dan cambios fisiológicos importantes que van a requerir un
mayor aporte energético (4). Además, también esta época implica cambios psicológicos
948
Carmen Troncoso López. Trastornos de la Conducta Alimentaria 9 (2009) 946-955
que afectan a los patrones dietéticos y a la actividad física, adquiriendo hábitos que si
no se corrigen a tiempo pueden producir efectos negativos en su salud (4). Por todo ello,
un trastorno alimentario en este grupo de personas es potencialmente peligroso y podría
llevar, además de a los efectos propios de esta enfermedad, a un incorrecto crecimiento
y desarrollo del paciente. Esto a su vez supondría la aparición de muchas alteraciones
secundarias más a largo plazo como osteoporosis, deficiencias en el crecimiento, etc. (8)
El objetivo de este trabajo ha sido estudiar la influencia que tiene un tratamiento
adecuado en estos trastornos sobre dos grupos de adolescentes de las características
anteriores y si presentan o no diferencias entre ellos. Además se estudió la repercusión
de una buena intervención nutricional, dentro del tratamiento, complemento
fundamental en los programas de tipo psicológico, para la recuperación de dichos
enfermos, y si existen diferencias o no entre ambos grupos.
2. MATERIAL Y MÉTODOS
2.1 Participantes
Fueron estudiados dos pequeños grupos de pacientes adolescentes con TCA, en
tratamiento ambulatorio, en una Unidad específica. El primer grupo compuesto por
niñas de 13 a 15 años y el segundo por niñas de 16 a 18 años, con diagnóstico inicial de
anorexia nerviosa restrictiva. El número total de participantes fueron 9, todas mujeres.
Se seleccionaron los pacientes que cumplían los requisitos del objetivo del
estudio: pacientes adolescentes con anorexia nerviosa que estaban recibiendo
tratamiento nutricional dentro del programa terapéutico global al que asistían. Esta
muestra se dividió en dos grupos según la edad de los dos periodos en los que se suele
diferenciar la adolescencia.
Se realizó el seguimiento del tratamiento durante 5 meses.
2.2 Parámetros evaluados
a) Índice de masa corporal (IMC): se define el como la relación entre el
peso (en kg) y la altura (en metros) al cuadrado. Es un parámetro que relaciona el peso
de la persona con la altura y nos refleja si éste está por debajo o por encima de lo
recomendable. En tabla 1 se indica la clasificación del peso según el IMC del paciente
según criterios de la OMS (organización mundial de la salud).
b) Composición corporal: se describe por la masa grasa (tejido adiposo) y
la masa magra (resto de tejidos). En este estudio se tuvieron en cuenta las medidas de
949
Carmen Troncoso López. Trastornos de la Conducta Alimentaria 9 (2009) 946-955
masa grasa. Nos centramos en éstas, ya que son las varían más rápido ante cambios
físicos (4).
Las variaciones tanto del IMC como de la masa grasa de la muestra se midieron
al principio del tratamiento y tras el periodo indicado.
2.3 Instrumentos
Se obtuvieron el índice de masa corporal y la composición corporal mediante el
analizador de composición corporal TANITA, que por bioimpedancia mide la cantidad
de masa grasa y masa magra del organismo. Se utilizó este método por ser un buen
método para clasificar distintas formas de bajo peso y de ver diferentes cambios en la
composición corporal (7).
2.4 Procedimiento
Durante todo este periodo, las pacientes realizaron una visita semanal a la clínica
de aproximadamente dos horas, tiempo en el que recibían atención médico-psiquiátrica,
psicológica y nutricional.
En la consulta con la nutricionista, sobre todo en las primeras sesiones, las
pacientes reciben una información nutricional. Se les dan diferentes pautas sobre una
adecuada alimentación: tipos de alimentos que deben de comer y los que no, número de
comidas al día y raciones de alimentos en cada comida, etc., explicando las
repercusiones beneficiosas que tiene el hecho de seguir una correcta alimentación y los
perjuicios de una ingesta inadecuada. En cada visita las pacientes traían a la consulta un
registro dietético semanal, para poder evaluar, junto con los cambios de IMC y masa
corporal, el cumplimiento del tratamiento. La nutricionista comprobaba qué tipo de
alimentación habían realizado, reforzando los conceptos explicados en sesiones
anteriores, e introduciendo nuevos conceptos complementarios. Las pacientes además
podían resolver cualquier tipo de duda nutricional que les hubiera surgido durante la
semana.
2.5 Análisis estadístico
Se realizaron mediante el programa informático SPSS v. 16. Se determinaron:
a) Estadística descriptiva: media y desviación estándar.
b) Test de contraste de hipótesis mediante el test de la “t” de Student. La
hipótesis se consideró estadísticamente significativa cuando p<0,05.
3. RESULTADOS
950
Carmen Troncoso López. Trastornos de la Conducta Alimentaria 9 (2009) 946-955
Se observa en ambos grupos un aumento estadísticamente significativo (p<0,05
para el grupo 1 y p<0,01 para el grupo 2) del IMC entre el inicio y el final del
tratamiento (tabla 1 y 2 respectivamente).
IMC
2
(kg/m )
CLASIFICACIÓN DEL PESO
< 16
Criterios de ingreso
16 a 17
Infrapeso
17 a 19
Bajo peso
19 a 25
Peso normal (saludable)
25 a 30
Sobrepeso (obesidad grado I)
30 a 35
Obesidad premórbida (obesidad grado II)
35 a 40
Obesidad mórbida (obesidad grado III)
Tabla 1. Clasificación de pesos según IMC. (Criterios de la OMS).
En la tabla 2 se observan las variaciones de IMC que tuvieron las pacientes del
grupo 1. Tras los 5 meses, se observa un incremento en todos los casos, pasando de un
IMC medio de 17,3 kg/m2 (±1,46) a 21,22 kg/m2 (±0,32).
GRUPO 1
EDAD
IMC INICIO
IMC FINAL
PACIENTE 1
13
15,7
21,7
PACIENTE 2
14
18,9
21,1
PACIENTE 3
15
16,5
21,09
PACIENTE 4
15
18,1
21
Tabla 2. Variaciones de IMC en grupo 1
En la tabla 3 se muestran los valores del grupo 2. En este caso el IMC medio al
inicio fue de 17,58 kg/m2 (±1.49) y el IMC final de 20,26 kg/m2 (±1.20). No se
observaron diferencias estadísticamentes significativas entre ambos grupos.
951
Carmen Troncoso López. Trastornos de la Conducta Alimentaria 9 (2009) 946-955
GRUPO 2
EDAD
IMC INICIO
IMC FINAL
PACIENTE 5
16
18,6
21,3
PACIENTE 6
16
17,6
18,3
PACIENTE 7
17
17,7
20,4
PACIENTE 8
18
15,1
21,2
PACIENTE 9
18
18,9
20,1
Tabla 3. Variaciones de IMC en grupo 2
En la gráfica 1 puede observarse la situación ponderal (según clasificación de
IMC de la OMS) que presentaban las pacientes de ambos grupos al inicio y al final del
tratamiento.
Gráfico 1. Situación, según IMC, antes y después del tratamiento
En cuanto al porcentaje de materia grasa, hay también un incremento de los
valores. Para el grupo 1, representado en la tabla 4, y para el grupo 2, en la tabla 5, se
observan una media inicial de 14,65% (±6,13) y final de 24,25% (±2,91), y de 8,86%
(±3,8) al inicio y 16,84% (±3,40) al final respectivamente.
GRUPO 1
EDAD
M.GRASA (%)
INICIO
M.GRASA (%)
FINAL
PACIENTE 1
13
11,4
27
PACIENTE 2
14
7,9
20,8
952
Carmen Troncoso López. Trastornos de la Conducta Alimentaria 9 (2009) 946-955
PACIENTE 3
15
17,8
26,3
PACIENTE 4
15
21,5
22,9
Tabla 4.Variaciones de %masa grasa en grupo 1
GRUPO 2
EDAD
M.GRASA (%)
INICIO
M.GRASA (%)
FINAL
PACIENTE 5
16
10,6
19,3
PACIENTE 6
16
7,5
11,4
PACIENTE 7
17
10,7
16,8
PACIENTE 8
18
2,9
20,1
PACIENTE 9
18
12,6
16,6
Tabla 5. Variaciones de %masa grasa en grupo 2
4. DISCUSIÓN
La etapa adolescente es un periodo de transición en el que se da un crecimiento y
maduración. Durante todo el periodo hay cambios psicológicos influyentes. La
aparición de estos cambios es más evidente a partir de los 15 años coincidiendo con la
finalización del pico de crecimiento y la aparición de la menarquia (1-2).
Tras los resultados obtenidos en nuestra población de estudio observamos que el
resultado del tratamiento es similar en ambos grupo. Podemos establecer la hipótesis de
que no habría diferencias psicológicas evidentes, entre los adolescentes con un menor o
mayor grado de crecimiento y maduración puesto que sino responderían de forma
diferente al tratamiento.
Los TCA son trastornos mentales con importantes repercusiones físicas y
nutricionales, que requieren un tratamiento interdisciplinar. Sin una adecuada
coordinación de los distintos aspectos terapéuticos es imposible una adecuada
recuperación. Aunque el tratamiento principal es de tipo psicológico (3), un buen
soporte nutricional resulta imprescindible para una correcta recuperación psicofísica (2).
La persistencia de un estado de desnutrición lleva consigo efectos como depresión de la
función inmunológica (4) o alteraciones de las funciones digestivas (9), que suelen
agravar la situación del paciente. Una correcta alimentación, aportando los nutrientes y
la energía necesaria, favorece la recuperación psicofísica, devolviéndole un estado de
953
Carmen Troncoso López. Trastornos de la Conducta Alimentaria 9 (2009) 946-955
salud óptimo en menos tiempo. Eso es lo que hace que en este tipo de enfermedades sea
esencial un buen tratamiento nutricional (4)
En la vertiente nutricional del tratamiento los pacientes adquieren hábitos y
aptitudes para poder realizar una correcta alimentación. Con dichas intervenciones se
puede explicar la diferencia ponderal que presentan las pacientes antes y después del
periodo de estudio. Al inicio, todas las pacientes estaban en situación de bajo o muy
bajo peso (un 66,6% estaba en bajo peso y un 33,3% en situación de ingreso) como
muestra la gráfica 1. Tras el tratamiento se consiguió que un 88,8% restaurara un peso
normal, quedando tan solo un 11,11% en bajo peso.
Como principal limitación de este estudio, hay que destacar que, a pesar del
éxito del tratamiento, los TCA son enfermedades de tratamiento prolongado, a veces
durante muchos años, y un periodo de 5 meses es muy breve en cuanto al seguimiento.
No obstante, una adecuada respuesta a la intervención nutricional puede considerarse
como un signo de buen pronóstico tanto de la recuperación de la paciente como de la
eficacia del tratamiento (2).
5. CONCLUSIONES
Los resultados obtenidos confirman que el trabajo conjunto de diferentes
profesionales (psicólogos, psiquiatras, nutricionistas) es el camino idóneo, junto con el
trabajo de la familia, hacia el éxito en el tratamiento de los TCA.
Para el cambio de los hábitos alimentarios resulta eficaz un programa de
educación nutricional en el que se expliquen las distintas pautas que, de forma
progresiva, deben seguir los pacientes para alcanzar una correcta ingesta alimentaria.
También se observa que para reforzar los conceptos necesarios para los pacientes es
preciso el trabajo terapéutico periódico, inicialmente en sesiones semanales. Durante el
seguimiento es necesario comprobar, por uno o varios procedimientos, que el paciente
está siguiendo correctamente las pautas dietético-nutricionales recomendadas.
Los resultados también muestran que no existen diferencias significativas entre
los dos grupos estudiados. Aunque la etapa de la adolescencia se pueda dividir en dos
periodos atendiendo a la variación en los cambios que se producen en cada uno, éstos no
parecen influir en el tratamiento de la anorexia nerviosa restrictiva. Ambos grupos
presentan la misma respuesta al tratamiento.
954
Carmen Troncoso López. Trastornos de la Conducta Alimentaria 9 (2009) 946-955
7. BIBLIOGRAFIA:
1. Moreno Aznar LA, Rodríguez Martínez G. Nutrición en la adolescencia. En: Gil
Hernández A. Tratado de de nutrición. 1ed. Tomo III: Nutrición Humana en el
estado de salud. Madrid: Acción médica: 2005. p.367-90.
2. Chinchilla Moreno A. Trastornos de la conducta alimentaria. Barcelona: Masson:
2003.
3. Gámiz Jiménez MN, Lechuga Navarro L. Tratamiento psicológico de los
trastornos de la conducta alimentaria aproximación cognitivo-conductual.
Trastornos conduct aliment 2005, 2: 142-157.
4. González-Gross M, Castillo MJ, Moreno L, Nova E, González-Lamuño D,
Pérez-Llamas P, et al. Alimentación y valoración del estado nutricional de los
adolescentes españoles (Estudio AVENA). Evaluación de riesgos y propuesta de
intervención. I. Descripción metodológica del proyecto. Nutr Hosp 2003, 18:1528.
5. Calvo Viñuela I, Aroca Palencia J, Armero Fuster M, Díaz Gómez J y Rico
Hernández Mª A. Estilo de vida en trastornos de conducta alimentaria. Nutr
Hosp 2002, 17:219-222.
6. Polito A, Cuzzolaro M, Raguzzini A, Censi L, Ferro-Luzzi A. Bpdy composin
changes in anorexia nervosa. Eur J Clin Nutr. 1998 Sep;52(9):655-62.
7. Marra M, Caldara A, Montagnese C, De Filippo E, Pasanisi F, Contaldo F,
Scalfi L. Bioelectrical impedance phase angle in constitutionally lean females,
ballet dancers and patients with anorexia nervosa. Eur J Clin Nutr. 2008 Nov;12.
8. Misra M, Katzman DK, Cord J, Manning SJ, Mendes N, Herzog DB et al. Bone
metabolism in adolescent boys with anorexia nervosa. J Clin Endocrinol Metab.
2008 Aug;93(8):3029-36.
9. Division of Digestive Diseases and Nutrition, University of Kentucky,
Lexington, Kentucky 40536-0298, USA. The effects of undernutrition and
refeeding on metabolism and digestive function. Curr Opin Clin Nutr Metab
Care. 2006 Sep;9(5):596-602.
955