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UNIDAD DIDÁCTICA X
La Filosofía de
Immanuel Kant
IES “Luis de Camoens” – Ceuta
Prof. Manuel Calleja Salado
La Filosofía de Immanuel Kant – IES “Luis de Camoens”
Prof. Manuel Calleja Salado
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Colocado en el istmo de un estado intermedio,
un ser oscuramente sabio y rudamente grande:
demasiado instruido para la perspectiva escéptica,
excesivamente débil para el orgullo estoico,
perennemente indeciso entre actuar y vacar;
dudando si considerarse un Dios u una bestia;
sin resolverse a preferir su mente o su cuerpo;
pero nacido para morir y expuesto a errar;
sumido en la ignorancia, pero con una razón
capaz de pensar demasiado poco o en exceso:
caos de pensamiento y pasión, todo confundido,
verdugo y víctima a la vez;
creado a medias para elevarse, a medias para caer;
gran señor de las cosas, pero presa de todas ellas;
único juez de la verdad, pero en luchas sin fin con el error:
la gloria, la sal y el enigma.
(Edgar Allan Poe: Un ensayo sobre el hombre)
1. Contexto histórico y cultural de Immanuel Kant
1.1. La Ilustración
La Ilustración es un periodo de la historia cultural de la Humanidad de
consecuencias tan fuertes que buena parte de lo que son nuestras sociedad occidentales
depende de lo que fue la Ilustración. Kant contestó a la pregunta ¿qué es la Ilustración?
definiéndola como “la salida de la Humanidad de su autoculpable minoría de edad” y
como el “atrévete a pensar” (sapere aude).
La Ilustración fue una época en la que la razón humana comenzó a volar
libremente, desprendiéndose progresivamente de las ataduras religiosas que la
esclavizaban. El ser humano, en sus más esclarecidos pensadores, tomó la
decisión de tomar las riendas de su propia existencia, de su propio pensamiento
y de su propia vida. El ser humano comenzó a ser adulto, a gobernar su mundo y
a no tolerar ser gobernado desde fuera.
Sapere aude, atrévete a pensar, es un estímulo a todos los seres humanos. Sólo el
pensamiento libre, el pensamiento que hace todo ser humano es la garantía que
tenemos de poder alcanzar la verdad. La verdad requiere del libre ejercicio de la
razón. Si la razón no se ejerce libremente sólo obtendremos pseudoverdades, es
decir, verdades que aceptamos dogmáticamente, sin someterlas a crítica.
La Ilustración es un fenómeno que se dio en toda Europa, con particularidades
nacionales bastante acusadas. El pensador inglés Isaiah Berlin sostiene que la estructura
de la Ilustración puede dar la apariencia de contradictoria, cuando queremos buscar una
serie de características comunes, pero el verdadero hilo conductor es la aspiración a la
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libertad del individuo y al conocimiento de la verdad. Los planes de estudios suelen
identificar la Ilustración con la Ilustración francesa, dada la importancia sublime del
proceso revolucionario galo, pero obvian otros movimientos ilustrados como el alemán,
el inglés o el escocés.
A pesar de la opinión expresada de Berlin vamos a intentar dibujar algunas líneas
maestras para caracterizar a la Ilustración:
a) Sensualismo y racionalismo: el movimiento ilustrado no es equivalente al
Racionalismo del siglo XVII, cuya máxima expresión fue Descartes. El
Racionalismo reducía la razón a una conciencia inmaterial, despreciando los
sentidos. Los ilustrados aceptaron la importancia del conocimiento adquirido a
través de los sentidos y la capacidad de la razón para extraer principios
universales a partir de lo concreto. Lo social comienza a adquirir importancia en
lugar de lo social: la normalidad pasa a considerarse como social y contingente y
no como natural y necesaria.
b) Optimismo: los ilustrados consideraban que los avances del conocimiento
humano, de esa razón que cada día arrojaba nuevos descubrimientos sobre el
mundo natural, acabaría por mejorar la vida de los seres humanos a los mismos
seres humanos. Cuanto más conocimiento tenga el ser humano, más felices serán
los seres humanos, porque la ignorancia es la causa de los sufrimientos
humanos. La idea de que el mundo avanza hacia el bien es conocida como
“progreso”.
c) Libertad: el descubrimiento de la fuerza de la razón conlleva el reforzamiento
de la libertad. La primera gran revolución intelectual se llevó a cabo en la
libertad de las ciudades bajomedievales. Sólo la libertad permite el desarrollo de
la razón. Para la Ilustración la libertad no sólo tiene una importancia subsidiaria
e instrumental respecto a la razón, sino que también tiene importancia consigo
misma. La libertad es una cualidad humana que pertenece a lo que es ser un ser
humano. El ser humano nace libre y sólo la ignorancia y la patología social lo
convierte en su ser sin libertad. Sólo seremos verdaderamente humanos cuando
seamos verdaderamente libres.
d) Igualdad: otra de las cualidades inherentes a todos los seres humanos es la
igualdad. La Ilustración vencen todas las teorías que mantenían la diferencia
esencial entre los seres humanos, dicho en otras palabras, la Ilustración es el
primer movimiento que acepta la obviedad de la igualdad de todos los seres
humanos, contra la idea de que existían seres humanos superiores e inferiores,
cada cual con una finalidad encomendada dentro de la sociedad.
e) Ciencia experimental: la ciencia experimental, singularmente la física, se
convierte en el modelo de todo conocimiento que tenga pretensiones de
cientificidad. Las disciplinas dejan de ser meramente especulativas y comienzan
las grandes recopilaciones de datos de todas las esferas. Las teorías construidas a
partir de datos recopilados sustituyen a las teorías edificadas sobre principios
exclusivamente racionales o heredados de la Antigüedad. No hay ideas innatas
en las que descubrir la verdad absoluta: la razón descubre la verdad en los
hechos fácticos.
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f) Religión natural: la Ilustración se encuentra especialmente crítica con las
religiones existentes. Culpa a las religiones del estado de ignorancia de la
Humanidad en la época en que vivían. Del estudio de las diversas religiones del
mundo (religiones positivas), los pensadores ilustrados sacan una estructura
general a todas las religiones, lo que llamaron religión natural. La religión
natural fue considerada superior a las religiones positivas y por tanto era el
criterio de enjuiciamiento de éstas. En la Ilustración tomaron fuerza las ideas
deístas y teístas. La principal consecuencia fue el inicio de la separación de entre
el Estado y las religiones.
g) Reorganización social: aunque hacía tiempo que la Edad Media había
terminado, para la mayoría de la población el “Antiguo Régimen” no era más
que una continuación de la estructura social medieval. Si los seres humanos
nacen iguales y libres, la sociedad debe mantenerlos libres e iguales. En este
punto comienza la vertiente más radical de la Ilustración, aquélla que llevó a los
procesos revolucionarios y a la caída del absolutismo. La sociedad debe buscar
la felicidad de las personas que le conforman. Las personas dejan de ser súbditos
para convertirse en ciudadanos y aparecen las primeras democracias modernas.
h) Educación: hemos indicado ya, en más de una ocasión, que la ignorancia es la
causa de los males de los seres humanos. Los ilustrados arrogaron a la sociedad,
expresada en el Estado, la obligación de sacar a las personas de las cortinas
oscuras de la ignorancia. El medio para remediar la ignorancia generalizada era
la educación. La consecuencia de ello fue el inicio del servicio público de
educación, creándose escuelas en todo el territorio y nacionalizando la
enseñanza universitaria.
i) Individualismo: el pensamiento ilustrado es un pensamiento eminentemente
individual. El ser humano es considerado como individuo, perdiendo fuerza la
consideración del individuo en cuanto componente de colectivos, a los que el
pensamiento anterior daba una importancia superior a la del individuo. Entre el
individuo y el Estado no hay nada: entran en relación directa.
1.2. La Ilustración Alemana (Aufklärung)
Hasta la Ilustración las aportaciones de Alemania al pensamiento filosófico y
científico habían sido importantes pero equivalentes a la de muchas otras regiones
europeas. Desde la Ilustración, Alemania se convierte en el centro de la Filosofía y de la
Ciencia europea hasta nuestros días. Aparecen figuras filosóficas de primer orden como
Leibniz, Wolff y Kant, que, terminada la Aufklärung, encontrarían su sucesión
intelectual en Herder, Fichte, Schelling, Hegel, Marx, Nietzsche, Husserl, Heidegger y
Haberlas, llegan de esta manera hasta el siglo XX.
El inicio de la Ilustración alemana se realizó mediante la imitación de los
modelos franceses por parte de la multitud de príncipes y pequeños soberanos que
poblaban el fragmentado mapa político alemán de la época. En aquellos tiempos
Alemania era una región más que un Estado, una de las más pobres de Europa y
totalmente intrascendente en la esfera política y militar. Francia era la referencia en
todos los aspectos.
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Desde la Reforma del siglo XVI, los pensadores alemanes habían adoptado la
libertad intelectual como criterio de comportamiento, como adaptación de la libre
interpretación de las Escrituras propugnada por Martín Lutero. Paradójicamente el
estudio histórico-crítico de los textos religiosos nació en Francia, con Bayle, pero halló
terreno abonado en las numerosas escuelas filológicas que nacieron en Alemania. Esto,
junto con la ausencia de una autoridad centralizada del control en materia de dogma
religioso, propició que Alemania tomara el testigo de los Países Bajos como sede de la
libertad de pensamiento. La consecuencia no se hizo esperar: los científicos y
pensadores alemanes pudieron avanzar más rápidamente que los de otros países ya que
no tenían que temer consecuencias jurídicas y sociales de sus progresos en Ciencia y
Filosofía.
Otra de las características de la Aufklärung fue la revitalización de la vida
universitaria. Bien es verdad que autores como Leibniz veían en la Universidad un
residuo de las supersticiones medievales, por lo que propugnaron la creación de nuevas
instituciones superiores, las Academias, pero también es cierto que buena parte de los
pensadores alemanes del siglo XVIII y la inmensa de mayoría de la de los posteriores
estaría vinculada vitalmente a la Universidad. Las universidades alemanes quejaron de
ser el refugio de las filosofías más conservadoras y de la ciencia medieval, para
incorporar a su nómina de profesores a los investigadores más avanzados en todas las
disciplinas. La Universidad se constituyó en el centro intelectual de Alemania, a
diferencia de lo que sucedió en otros países, en los que la Ciencia y la Filosofía
ilustradas hubieron de desarrollarse en instituciones paralelas al sistema universitario.
1.3. Despotismo ilustrado. La Prusia de Kant: el pietismo y el conocimiento
ilustrado
El célebre lema del despotismo ilustrado de “todo para el pueblo, pero sin el
pueblo” tuvo como autor al rey prusiano Federico Guillermo II. Prusia era un Estado
alemán situado en el extremo oriental del espacio germánico, puente entre Europa
Occidental y Europa Oriental, especialmente con Rusia. Federico II “El Grande”
centralizó el poder en sus manos, reorganizó buena parte de la administración pública e
introdujo a Prusia en el escenario de las grandes potencias europeas, gracias a la
creación de un ejército que se convertiría en el modelo de maquinaria militar perfecta y
se colonizó la frontera oriental del territorio prusiano.
Federico II “el Grande” fue sucedido por su hijo, Federico Guillermo II. Con
mayores preocupaciones intelectuales que su padre estableció el primer sistema alemán
de educación pública universal, creó una red hospitalaria y favoreció sin medida el
crecimiento del movimiento ilustrado, aunque paradójicamente su espíritu estaba
henchido de espiritualidad pietista.
En el plano político se establecieron garantías procesales en el enjuiciamiento
ante los tribunales, se promulgó el primer código jurídico nacional de la Historia
europea y se profesionalizó totalmente la burocracia del Estado prusiano;
contrariamente no hubo ningún avance en la participación de los todavía súbditos en el
gobierno político. El rey era el único actor político.
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1.4. Vida y obras de I. Kant
Immanuel Kant nació el 22 de abril de 1724 en Prusia Oriental, en la ciudad de
Königsberg, actualmente Kaliningrado (Rusia). Pertenecía a una familia de la pequeña
burguesía y de profundo sentimiento luterano. Fue enviado por sus padres al Collegium
Fredericianum, centro docente fundado por la monarquía prusiana y encomendado a
personas vinculadas con la espiritualidad pietista. Al terminar sus estudios en el
Fredericianum pasó a estudiar en la Universidad. En la Facultad de Filosofía se
cursaban todo tipo de estudios científicos y allí Kant pudo imbuirse del estado de la
ciencia de su momento.
Acabados sus estudios en la Universidad y, viendo difícil su incorporación
inmediata al claustro docente a causa de su poco conformismo religioso, decide
dedicarse a ser preceptor particular en casas de la nobleza. De 1754 a 1755 comienza a
publicar sus primeras obras científicas, concretamente obras físicas y astronómicas.
A finales de 1755 presenta en la Universidad de Königsberg su tesis de
habilitación titulada Nueva exposición de los primeros principios de la metafísica. Al
comienzo del siguiente semestre académico entra a formar parte del claustro de
profesores como “privatdozent”. Sus publicaciones son muchas, tocando las más
diversas esferas del conocimiento como física, astronomía, medicina, ontología, lógica,
ética o geometría. Rechaza varias cátedras en la Universidad, hasta que le es posible
acceder a la cátedra de Lógica y Metafísica en el año 1770. Permanecería en el mismo
puesto hasta el 12 de febrero de 1804, día de su muerte. Durante toda su vida Kant tuvo
serios problemas con su Filosofía de la Religión, lo que le llevó a acarrear la
prohibición de hablar y publicar sobre cuestiones religiosas.
El pensamiento de Kant se encuentra dividido en tres grandes etapas. La etapa
precrítica, la etapa crítica y la etapa póstuma:
a) La etapa precrítica se caracteriza por la conformación de la actividad
intelectual de Kant al modelo reinante en la Alemania de su momento, el
racionalismo en la versión de Leibniz y de Wolff. Si Kant hubiera continuado en
esta línea, en la actualidad sería un desconocido profesor del extremo oriental de
Alemania.
b) La etapa crítica comienza en 1766. Según el testimonio epistolar de Kant a
Mendelssohn la lectura de la obra de David Hume le sacó del sueño dogmático,
es decir, del desprecio por la experiencia externa y la confianza única en la razón
pura. Ésta es la fase de la vida de Kant en la que nacen sus principales obras,
especialmente las tres críticas. Esta etapa no sólo es determinante para la
evolución del pensamiento kantiano, sino para toda la Historia de la Filosofía y
de la Cultura. La Filosofía de inspiración kantiana, y toda la Filosofía posterior
es de alguna manera kantiana, es conocida como Filosofía Trascendental.
c) La etapa póstuma es la constituida por la obra recogida en catorce cuadernos
que nunca fueron llevados a la imprenta con Kant. En estos textos Kant ya no
pacta con ninguna convención social y religiosa, y manifiesta abiertamente las
consecuencias de su pensamiento.
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Kant es seguramente el mayor filósofo de la historia. La Historia de la Filosofía
se puede dividir entre el pensamiento anterior y posterior a él. Ignorar las aportaciones
de Kant a la Historia del Pensamiento es una de los mayores pecados intelectuales que
se puede cometer. Kant es el mayor genio que ha dado la Humanidad.
Las principales obras de Kant son las siguientes:
Los sueños de un visionario (1766)
Crítica de la Razón Pura (1781)
Prolegómenos a toda metafísica futura que quiera presentarse como ciencia
(1783)
Ideas para una Historia universal de la Humanidad (1784)
Respuesta a la pregunta ¿Qué es Ilustración? (1784)
Fundamentación de la metafísica de las costumbres (1785)
Fundamentación metafísica de la ciencia natural (1786)
Crítica de la Razón Práctica (1788)
Crítica del Juicio (1790)
Sobre el fracaso de todo ensayo en Teodicea (1791)
La religión dentro de los límites de la mera razón (1793)
Sobre la paz perpetua (1795)
La contienda de las facultades (1798)
Antropología (1798)
2. La teoría del conocimiento de Immanuel Kant: Crítica de la razón pura
Kant, durante la primera parte de su vida, se consideró un miembro de la
escuela racionalista, que nace en Descartes y que en Alemania tiene a Leibniz como su
máximo representante y a Wolff como a su máximo divulgador. Nos cuenta que la
lectura de las obras de Hume le despertó del sueño dogmático, es decir, le hizo ver la
importancia fundamental que la experiencia tiene para la ciencia y que ésta no es
edificable únicamente desde la razón pura. El conocimiento de Hume no hace de Kant
un seguidor de este pensador escocés y contrario a la escuela racionalista en la que se
había formado.
La obra de Kant, posiblemente la mayor construcción filosófica de todos los
tiempos, es fruto de la síntesis entre el racionalismo continental y el empirismo
anglosajón. La crítica de la razón pura es la obra fundamental en la que Immanuel Kant
profundiza en la investigación del conocimiento humano.
Todo conocimiento nace en la experiencia exterior al ser humano. Los seres
humanos conocemos porque nos relacionamos con el mundo exterior a través de
nuestros sentidos. Si no tuviéramos sentidos, no tendríamos relación con el mundo
exterior y, en consecuencia, habría sólo un conocimiento de acuerdo con la estructura
formal del entendimiento humano, pero que no tiene que guardar relación necesaria con
la realidad exterior.
El pensador de Königsberg quiere establecer una crítica a las diversas disciplinas
que se dan el nombre de ciencia. Kant percibe que las ciencias naturales (especialmente
las matemáticas y la física) se han desarrollado aceleradamente en los últimos siglos,
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mientras que la metafísica se encuentra encerrada en debates eternos, sin poder discernir
qué es lo verdadero y qué no lo es.
Kant analiza los diversos tipos de juicios de los que el ser humano es capaz.
Antes de ello debemos definir algunos de los conceptos que emplea que para calificar
los diferentes tipos de juicio:
A priori: es todo conocimiento que es anterior a nuestra experiencia del mundo
exterior al ser humano y que procede únicamente de la razón.
A posteriori: es todo conocimiento fruto del encuentro entre la razón humana y
el mundo exterior, fruto de la experiencia fenoménica.
Juicio Analítico: es toda proposición en la que el predicado puedo conocerse a
través del sujeto.
Juicio Sintético: es toda proposición en la que en el predicado se da mayor
información que la que proporciona el sujeto.
De esta forma es posible establecer la existencia de tres tipos de juicios:
1. Juicio analítico a priori: es el juicio en el que el predicado se conoce a
partir de la descomposición del sujeto, sin necesidad recurrir a la
experiencia sensible externa.
2. Juicio sintético a posteriori: es el juicio en el que el predicado aporta una
información sobre el sujeto a partir de la experiencia sensible externa.
3. Juicio sintético a priori:
La regla de delimitación de una ciencia es la capacidad de producir juicios
sintéticos a priori. Kant se propone, en La Crítica de la Razón Pura, analizar qué
ciencias tienen realmente juicios sintéticos a priori y cuáles no. La verdadera intención
de Kant es poder establecer si la metafísica es una ciencia en el mismo sentido que otras
ciencias, específicamente la física y las matemáticas.
La importancia de lo a priori para la ciencia, en Kant, no estriba en la
consideración racionalista de que sólo lo que es puramente racional es verdadero, sino
en la necesidad de garantizar la universalidad de la ciencia. La ciencia sólo es universal
si hay unas estructuras comunes a todos los seres humanos, que no depende de la
experiencia sensible externa, la cual es variable de individuo a individuo. Lo universal
es lo que es igual para todo objeto, en todo lugar y en todo tiempo. De esta forma vemos
el motivo por el que sólo el juicio sintética a priori es el juicio propio de la ciencia, pues
aporta un incremento de conocimiento de forma a priori, trascendental, esto es, común a
todos los seres humanos.
La crítica de la razón pura se divide en tres partes fundamentales: la estética
trascendental, la analítica trascendental y la dialéctica trascendental. El adjetivo
“trascendental” no se refiere a ningún ente que se encuentra más allá de la realidad, sino
a lo que se encuentra más allá del condicionamiento empírico, es decir, a los atributos
propios de la conciencia humana antes de la intervención de la experiencia externa.
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2.1. La Estética Trascendental
El primer paso en el monumental análisis del conocimiento humano que realiza
Kant es el análisis de la primera elaboración que hacemos los seres humanos de los
datos aportados por la experiencia externa. Kant no comparte el solipsismo racionalista
ni el sensualismo empirista. Mantiene que el conocimiento empieza por la experiencia
externa, pero que la experiencia externa es modificada de tal manera por nuestro
conocimiento que no podemos decir que haya una correspondencia entre nuestras
elaboraciones cognoscitivas y la realidad misma, anterior a ser conocida por nosotros.
Toma el término “estética”, utilizado por el filósofo ilustrado alemán para
referirse al estudio de la sensibilidad humana, pero le añade la calificación de
“trascendental”. La estética trascendental es el estudio de la estructura de la sensibilidad
humana, en contacto con el mundo exterior y sensible, independientemente de las
modificaciones que el mundo sensible produzca en la sensibilidad. Kant se da cuenta
que en todas nuestras percepciones sensibles hay dos comunes denominadores de los
que no podemos prescindir nunca: el espacio y el tiempo. No cabe imaginar un
acontecimiento sin tiempo ni un objeto sin espacio. Espacio y tiempo informan todas
nuestras percepciones sensibles, sintetizando intuiciones a partir de las sensaciones.
Todas nuestras percepciones del mundo sensible son matizadas a través del
espacio y el tiempo. Ambos son categorías a priori de la sensibilidad trascendental, es
decir, filtros que están antes de que haya experiencia empírica. Los seres humanos no
tenemos en la sensibilidad la percepción de las cosas en sí mismas, los noúmenos, sino
la manifestación externa de ésta, el fenómeno.
El fenómeno es lo único que no es accesible de la realidad externa, ya que
siempre nuestras percepciones empíricas estarán filtradas a través de las categorías de
espacio y tiempo, de modo que no estamos habilitados para saber cómo son las cosas
más allá de la consideración espaciotemporal que necesariamente hacemos. Nuestra
percepción es una representación de la cosa, no la cosa misma.
Para finalizar este apartado Kant somete a examen la posibilidad de juicios
sintéticos a priori en la aritmética, en otras palabras, quiere establecer si la aritmética es
una ciencia. Como señalamos antes un juicio sintético a priori es aquél que el predicado
tiene una contenido no extraíble analíticamente del concepto y que además se obtiene
sin necesidad de recurrir a los contenidos de la experiencia externa. El espacio es una
categoría a priori de la sensibilidad trascendental, por lo que los desarrollos de la
aritmética no necesitan de una experiencia externa para avanzar desde el interior del
conocimiento humano. Lo mismo podríamos decir sobre el tiempo.
2.2 Analítica Trascendental
La analítica trascendental es la segunda gran parte de este magno tratado sobre el
conocimiento humano que es la Crítica de Razón Pura. El ser humano tiene sensaciones
que se filtran necesariamente a través del espacio y del tiempo, sintetizándose las
intuiciones. Pero el conocimiento humano no se queda ahí, sino que se funda en la
elaboración de conceptos, de categorías y de juicios.
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En el entendimiento busca Kant la forma en la que los seres humanos
elaboramos los conceptos, las categorías y los juicios. Concepto y categoría son
nociones íntimamente relacionadas, por lo que nos referiremos a ellos como una sola
noción1. Las categorías y los juicios posibles guardan correspondencia, de manera que a
cada juicio le corresponde una categoría concreta. Categorías y juicios son a priori, es
decir, anteriores a toda experiencia.
Las intuiciones se elaboran a través de la inclusión de una intuición en un juicio
y en una categoría. Hay cuatro grandes tipos de juicios, con tres subtipos
correspondientes y doce categorías correspondientes a cada subtipo. Kant resume todas
las categorías y los juicios posibles dentro del entendimiento humano. Cualquier juicio
y cualquier categoría es reconducible a alguna de estas doce posibilidades.
El Entendimiento Trascendental
Universales
Categorías
correspondientes
Unidad
Particulares
Pluralidad
Singulares
Totalidad
Afirmativos
Negativos
Realidad
Negación
Indefinidos
Limitación
Categóricos
Sustancia y accidente
Hipotéticos
Causa y efecto
Disyuntivos
Acción recíproca
Problemáticos
Posibilidad
Asertóricos
Existencia
Apodícticos
Necesidad
Tipos de Juicios
Juicios de Cantidad
Juicios de Cualidad
Juicios de Relación
Juicios de Modalidad
Ejemplo
Todos los seres
humanos son mortales
Algunos seres humanos
son varones
Sólo un ser humano es
Rey de España
Esto es un ser humano
Esto no es un ser
humanos
Esto es un no ser
humano
Un ser humano es un
animal
Si este animal es un
perro, andará sobre
cuatro patas; pero si
este animal es un ser
humano andará sobre
dos piernas
Este animal es un gato
o es un perro
Esta persona es
probablemente
inteligente
Esta persona es
inteligente
Esta persona es
necesariamente
inteligente
Los conceptos y las categorías son puros, es decir, no hay una necesaria
correspondencia entre ellos y la realidad. Lo mismo sucede con los juicios. Las
intuiciones, que son síntesis espaciotemporales de la experiencia sensible, reciben un
nuevo tratamiento en el entendimiento, de forma que dotan de contenido a las
estructuras trascendentales o a priori del entendimiento. Para que la multiplicidad de
1
Las categorías están construidas sobre un concepto, perteneciendo a una categoría todos los conceptos
que guarden cierta conformidad con el concepto en el que se funda la categoría. Sin un concepto previo
no cabe la posibilidad de construir categorías.
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intuiciones se unifique es necesaria la presencia de un “yo trascendental”, es decir, que
una unidad de conciencia que sea activa.
Los juicios y las categorías son formulaciones a priorísticas. Aunque hayamos
dotado de contenido a las estructuras formales, los juicios y las categorías no dejan de
ser sólo parte del entendimiento. La conexión con la realidad, la comprobación o
verificación en la experiencia sensible de los juicios es la garantía de verdad de los
juicios en la realidad, ya que trascendentalmente es posible cualquier relación.
¿Es posible formular juicios sintéticos a priori en la Física? Naturalmente sí.
Tomemos por ejemplo el juicio apodíctico y la categoría de necesidad: “ es
necesariamente ”. Indudablemente el juicio apodíctico, en su enunciado formal, es
sintético a priori, ya que aporta un mayor conocimiento sobre que el análisis de y
lo poseemos sin necesidad de experiencia externa y sensible. La Física, especialmente la
newtoniana imperante en tiempos de Kant, se basa fundamentalmente en la categoría de
sustancia y efecto y en la categoría de causa y efecto. Ambas categorías, como las
demás, están respaldadas en juicios sintéticos a priori y por tanto la Física es una ciencia
en el sentido pleno del término.
2.3. Dialéctica Trascendental
La última gran parte de la primera crítica kantiana trata de la posibilidad de la
metafísica como ciencia. La metafísica será ciencia o no dependiendo de la posibilidad
de encontrar juicios analíticos a priori. Dice Kant que si la metafísica es una ciencia será
más potente de todas, ya que podría acabar la totalidad de su objeto, el ser.
La metafísica pretende establecer un contenido a las estructuras trascendentales
del entendimiento, mediante el empleo de la razón, pero sin que los contenidos
procedan de la experiencia sensible. Los productos de la metafísica son vacíos, ya que
es la misma estructura trascendental reflexionándose a sí misma como si fuera un objeto
lleno de contenido y no un objeto puro de la conciencia.
Las ideas metafísicas están viciadas por la ausencia de una experiencia sensible
externa, de manera si nos quedamos únicamente en las ideas no aportamos ningún
conocimiento diferente a las propias estructuras trascendentales. Esto produce una serie
de consecuencias intelectuales que manifiestan el sinsentido de la metafísica como
ciencia.
1. Kant llama paralogismos (o razonamiento falsos) al primer tipo de
consecuencias, que se dan cuando las ideas metafísicas pretenden alcanzar lo
incondicionado desde lo condicionado, lo que está fuera de lo espaciotemporal
desde lo que no puede salir de lo espaciotemporal.
2. El segundo tipo de consecuencias son las antinomias. Por medio de
argumentaciones lógicas se puede demostrar cualidades ontológicas
contradictorias referidas a la totalidad de la realidad.
3. El llamado “ideal de la razón práctica” consiste en intentar demostrar un
principio absoluto por las vías exclusivas de la razón a priori. El ideal consiste
en la demostración real de la idea de Dios. Kant pone manifiesto que no cabe
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una demostración a priori de algo que es propio de la experiencia sensible, como
es una existencia real. A propósito del argumento ontológico dice que se basa en
la confusión entre el plano lógico y el ontológico, entre el pensamiento desnudo
desprendido de toda experiencia sensible y la existencia real de las cosas. El otro
gran modo de demostrar la existencia de Dios, la vía causal, tiene los mismos
problemas que el argumento ontológico, la confusión de planos.
Las tres las ideas metafísicas son el mundo, el yo y Dios. Ninguna de ellas es
demostrable, ya que sólo son productos de la razón, partiendo del punto de partida falso
de confundir la forma trascendental con el contenido empírico.
2.4. La Revolución Kantiana de la Filosofía
Lo expuesto por Kant en La Crítica de la Razón Pura provocó una revolución en
el pensamiento y en la ciencia que llega hasta nuestros días. La Filosofía Trascendental
consagró la inaccesibilidad de la realidad considerada en sí misma, el noúmeno, y a la
vez la posibilidad del conocimiento con validez universal de las ciencias. La Metafísica
quedó desacreditada como ciencia, sólo teniendo validez lo que el filósofo de
Königsberg denomina “Metafísica Crítica”, es decir, sólo es ciencia la parte de la
Metafísica dedicada al estudio de las estructuras trascendentales del conocimiento, lo
que en la Filosofía posterior fue conocida como Teoría del Conocimiento.
La principal diferencia de la Filosofía Trascendental respecto al Racionalismo es
que si ancla el conocimiento en un fundamento universal sin necesidad de renunciar a la
experiencia sensible externa. Por el contrario la principal diferencia de la Filosofía
Trascendental respecto al Empirismo estriba en que no considera que la experiencia
sensible externa sólo nos lleve al reconocimiento de regularidades o generalizaciones,
sino que, en conjunción de la sensibilidad trascendental y del entendimiento
trascendental, nos posibilita un conocimiento universal que podemos comprobar o
verificar en la experiencia sensible externa.
La Filosofía Trascendental es calificada, o descalificada, como un pensamiento
idealista. Se le llama idealista porque la realidad no puede ser conocida nunca
directamente por parte del ser humano, lo que el ser humano conoce no es más que
productos de su conciencia, de sus ideas en último extremo. El conocimiento kantiano
no es más que una sistematización de lo que el propio conocimiento puede conocer de sí
mismo. La acusación de idealismo no se atiene a la verdad del pensamiento kantiano,
pues la Filosofía Trascendental considera que el juicio es verdadero si hay una
correspondencia con la experiencia sensible externa, aunque el acceso a la cosa en sí
misma, al noúmeno, nos esté vedada, porque es incondicional y absoluta.
3. La Teoría Ética de Immanuel Kant: La Crítica de la Razón Práctica
Kant busca que la moral (la ética o la Filosofía moral) puede tener la misma
exactitud que las leyes naturales. La pretensión es que la ley moral tenga las mismas
características que la ley científica, especialmente que sea una ley universal, y que sólo
se utilice la razón para llegar a elaborar las normas morales. Llamamos universal a lo
que es válido en todo tiempo, en todo lugar y para toda persona. La ley moral, en
consecuencia, debe ser válida para toda persona, en todo lugar y en todo tiempo.
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Para conseguir este fin Kant propone distinguir entre dos aspectos de la moral o
de la ética, la ética formal y la ética material. La ética formal sería el conjunto de
conocimientos en torno a la capacidad del ser humano para dictar normas morales,
mientras que la ética material está compuesta por el conjunto de normas morales
concretas. Por ejemplo, si decimos que los seres humanos podemos distinguir entre
acciones buenas y acciones malas, estaremos ante una afirmación de ética formal,
mientras si decimos que matar es malo, estamos ante una proposición de ética material.
El ser humano también es un ser racional y dentro de la racionalidad nos
encontramos con la autonomía, que incluye la libertad. En el mundo de las ciencias
naturales, las personas conocen por sí mismas. Una ciencia moral universal debe
conseguir que los hombres conozcamos por nosotros mismos y rechazar que la moral
sea dictada por instancia externas a la Humanidad. Esto le hace distinguir entre moral
heterónoma (las normas morales son dadas externamente a los seres humanos) y la
moral autónoma (los seres humanos se dan a sí mismos las normas morales).
La universalidad de la moral exige que no se tenga en cuenta las diferencias
entre los seres humanos, pues toda diferencia está en contra de la universalidad
científica. La ley moral debe ser obligatoria por sí misma, como es la ley física de la
gravedad, no admitiendo ninguna excepción. Kant encuentra que hasta entonces las
leyes morales se han construido sobre un esquema condicional, es decir, se debe hacer
el bien no por el bien mismo, sino para conseguir o evitar algo.
Dos son las condiciones principales que se le han puesto a la ley moral. La
primera es la búsqueda de la felicidad, según lo cual los seres humanos debemos
comportarnos correctamente, porque el comportamiento correcto nos lleva a la
felicidad, es decir, debemos hacer el bien para alcanzar la felicidad, y no por el bien en
sí mismo. La otra gran condición es la de recompensas o castigos, de manera que el bien
no se hace porque se crea que es mejor hacer el bien que el mal, sino porque se quiere
un premio (ir al paraíso) o se pretende eludir un mal (el castigo infernal).
¿Por qué no es admisible racional y científicamente el mandato condicionado?
La concepción de la felicidad (y de los premios y castigos) varía de una sociedad a otra
e, incluso, de un individuo a otro. No podemos establecer una norma moral de carácter
universal en la que la condición principal es variable. Además si actuamos
condicionalmente lo que realmente buscamos no es el bien sino lo que está en la
segunda parte de la condición, la felicidad, conseguir el premio o evitar el castigo.
Los mandatos condiciones son denominados por Kant como “imperativos
hipotéticos” y el mandato no condicionado como “imperativo categórico”. La normal
moral universal sólo puede encontrarse en el imperativo categórico, porque sólo
pretende el bien por sí mismo, independientemente de las consecuencias que la acción
moral pueda tener sobre la persona.
El imperativo categórico encuentra en Kant varias formulaciones, hasta cinco se
han recogido, pero de éstas dos son las verdaderamente importante y que han influido
en la historia del pensamiento a unos niveles realmente insospechados:
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“Actúa de tal manera que tu máxima individual puede convertirse en ley universal”.
De esta forma nuestra actuación puede garantizarse el bien, ya que nunca
el ser humano elegirá una acción mala para permitirla a todos los demás seres
humanos. El imperativo categórico no establece ninguna norma concreta sino
que nos proporciona el modo de averiguar cuál debe ser nuestra acción concreta
en cualquier situación. El individuo busca la norma moral dentro de los estrictos
márgenes de su racionalidad, conformándose una ley moral universal y
autónoma.
“Actúa de tal manera que no trates a ninguna persona como un medio, sino como en un
fin en sí mismo”.
Los seres humanos nos diferenciamos de los otros seres en que tenemos
libertad. Cada ser humano es un noúmeno y como tal no podemos convertirlo en
un objeto más de la realidad, dada a nuestra manipulación.
La conjunción de estas dos formulaciones del imperativo categórico nos
permite hacernos una idea clara de qué entiende Kant por ley moral universal y
el modo de llevar a ella. En primer lugar la acción concreta está regida por una
máxima, consciente o no, que sólo será moral si somos capaces de extenderla a
todos los seres humanos como ley moral universal, y en consecuencia
obligatoria. En segundo lugar, el límite es la considera igual para todos los seres
humanos, ya que todos somos libres y algo en nosotros mismos y nada nos
autoriza a subvertir ese orden.
Lo que hemos expuesto aquí lo encontramos en dos obras kantianas
fundamentales: La Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres y la primera
parte de La Crítica de la Razón Práctica. En la segunda parte de la segunda crítica
kantiana intenta sacar algunas consecuencias ontológicas de su pensamiento moral.
Visto que las personas, que en su vida, tienen un comportamiento escrupulosamente
moral no son felices y pueden que lleven una vida desgraciada, lo cual atenta contra la
razón, sostiene que hay que mantener hipotéticamente la inmortalidad y la existencia de
Dios como garantes del éxito de los que viven acorde con la moral. Kant, en su Opus
Postumum, se desdecirá de estas hipótesis.
3.2. Filosofía de la Religión
Como es natural la Filosofía kantiana comenzó a extenderse lentamente dentro
del mundo intelectual de su momento, hasta que la difícil lectura de los textos de las dos
primeras crítica se hizo más comprensible. El mismo Kant publicó una obra
(Prolegómenos a toda metafísica futura que quiera presentarse como ciencia) en la que
intentaba explicar, en términos claros para toda persona culta, el contenido cognoscitivo
de su obra.
La verdadera conmoción social de la obra kantiana provino de su Filosofía de la
Religión, en el libro La religión dentro de los límites de la mera razón. El luteranismo
oficial, pero especialmente el movimiento pietista, reaccionaron contra esta vertiente del
pensamiento de Kant, lo cual produjo la prohibición a Kant de volver a publicar
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cualquier texto que tuviera como tema la religión. ¿Qué produjo esta polémica y
llevó a Kant a la prohibición de publicar?
Kant, en línea con el pensamiento ilustrado, considera que en materia religiosa
hay que atender a la “religión natural”. La religión natural era la síntesis de la estructura
religiosa del ser humano y del conjunto de creencias que consideraban comunes
accesibles a la razón.
La finalidad de la religión es la de apoyar a las personas a tener un
comportamiento moral, por lo que, a lo largo de la Historia, han ido apareciendo
concreciones de la religión natural, las religiones positivas. Junto con el contenido
moral en las religiones positivas aparecen un conjunto de enseñanzas cosmológicas y de
ritos que son absolutamente accesorios a lo fundamental, que es lo moral. No todas las
religiones transmites de la misma forma el contenido moral, ya que en algunas se
encuentran en una forma más pura que en otras.
La relativización de los contenidos dogmáticos y rituales dentro de las religiones
es una de las causas del rechazo de la Filosofía de la Religión de Kant. Pero lo que más
escandalizó fue la idea de que la religión debiera estar sometida a la Filosofía Moral,
esto es, que pudiera ser enjuiciada externamente y no ser ella la última instancia de
calificación de las demás enseñanzas.
La segunda cuestión de fuertes resonancias religiosas, dentro de la Filosofía
Kantiana, es a cuestión de la Teodicea. La Teodicea es una disciplina filosófica, que
nació expresamente en la Ilustración, cuyo objeto consistía en la justificación de un
Dios infinitamente bueno y omnipotente en relación con una realidad, creada por Él, en
la que el mal es un hecho. Fue Leibniz el principal autor ilustrado en la construcción de
la Teodicea. Leibniz y otros pensadores ilustrados utilizaron todo tipo de argumentos
racionales para justificar la inocencia de Dios por el mal en el mundo.
Kant se planteó la cuestión de la Teodicea en varias ocasiones, pero su postura
definitiva es la que se muestra en el artículo “Sobre el fracaso de todo ensayo filosófico
en la Teodicea”. La Teodicea es la justificación racional sobre la acomodación del
mundo con la voluntad de Creador y con los atributos que de él se predican. Tras un
denso análisis, que no viene al caso, Kant estima que hay dos tipos de Teodicea, la
especulativa y la auténtica.
La Teodicea especulativa se caracteriza por querer llegar a un conocimiento y a
unas conclusiones para los cuáles el conocimiento humano no está capacita.
La Teodicea auténtica se basa en la aceptación del mundo no por vía racional,
sino por el sentido moral religioso.
La consecuencia es que no cabe justificación racional de la falta de acomodación
entre Dios y el mundo, siendo la única salida la honestidad y sinceridad religiosa. De
esta manera las acciones de Dios quedan fuera de la razón, siendo reducidas al ámbito
particular que es lo religioso.
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4. La necesidad de la unificación del ser humano: La teoría del juicio
4.1. La Fragmentación del ser humano: necesidad y libertad
La Crítica de la Razón Pura terminaba entregando el ámbito de la naturaleza a
la necesidad, mientras que La Crítica de la Razón Práctica establece que el fundamento
del noúmeno humano es la libertad. ¿Cómo es posible la actuación de un ser libre, como
el ser humano, en un ámbito como la naturaleza, regido por la causalidad necesaria? En
el fondo lo que se debate es que ¿si es posible la actuación libre del ser humano en un
ámbito en el que sólo caben las relaciones de causalidad necesaria? ¿Nuestras acciones
son realmente libres cuando operamos fuera de nosotros mismos o sólo son
aparentemente libres?
La resolución de esta cuestión la aborda en algunos textos, pero Kant se propone
resolverlo en La Crítica del Juicio. Kant percibe que la necesidad y la libertad coinciden
en una experiencia del ser humano, que es la experiencia estética. La experiencia
estética es suscitada a través de la necesidad natural, pero vivida por la libertad humana
en busca del gratum, de lo agradable.
Para que una experiencia sea estética, debe reunir los siguientes requisitos:
a) Desinterés. La experiencia estética es desinteresada. Si la experiencia
proporciona alguna utilidad al ser humano no nos encontramos con una
verdadera experiencia estética.
b) No ser conceptual. La experiencia no es reducible a conceptos, es decir,
los términos del lenguaje son inválidos para reproducir y menos para dar
razón de la misma experiencia estética.
c) Formalismo. La experiencia estética hace referencia únicamente al
fenómeno. Ocurre independientemente de la existencia real del objeto,
pues lo que agrada no es el objeto sino la imagen de éste. La experiencia
estética sólo es suscitada por las formas del fenómeno y nunca por un
noúmeno.
d) Implicación de toda la mente. La experiencia estética es un gratum, un
placer, basado no sólo en los sentidos, sino también en la imaginación y
en el juicio. La experiencia estética es de toda la mente y no sólo de la
sensibilidad. El placer, el gratum, procede de la correspondencia entre la
configuración y la mente, por lo que no dejará de gustar.
e) Necesidad Subjetiva y Universalidad sin Reglas. No existe una regla
universal que determine qué objetos nos gustarán: cada objeto debe
valorarse por separado. Aunque concientes de esto, aspiramos a que
nuestro gusto sea común a toda la humanidad. La experiencia estética,
aunque subjetiva, es un imperativo.
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4.2. La visión teleológica de la verdad
La verdad es una de las principales cuestiones de la Filosofía y de cualquier
forma de pensamiento desde los inicios del conocimiento racional hasta nuestros días.
El conocimiento humano siempre ha buscado las vías para garantizarse un proceder
conforme al cual fuese posible alcanzar una verdad definitiva y absoluta.
Kant tiene una concepción enormemente ilustrada de la historia del
conocimiento humano. La historia del conocimiento es la historia del progreso de la
Humanidad. Cada época y cada pensador y científico ha pensado honestamente estar en
posesión de la verdad, pero el paso del tiempo ha puesto en cuestión ese conocimiento y
ha profundizado más en la verdad. La verdad no es aprehensible por el ser humano
histórico y concreto, pero la acumulación de conocimiento nos hace profundizar en el
camino de la verdad.
La verdad para Kant es un ideal regulativo, esto es, es la aspiración última del
conocimiento humano, es la “búsqueda sin término”, en palabras de Karl Popper, pero
la persecución de ese ideal es lo que hace que el conocimiento se asiente en las bases
que posibilitan acercarse más y más a la verdad. Los seres humanos podemos
acercarnos más y más a la verdad, pero sin poder alcanzarla; la verdad se nos muestra
en un horizonte inalcanzable, pero que sirve para orientarnos.
4.3. La reválida idealista del pensamiento kantiano
La fragmentación del ser humano entre la libertad y la necesidad fue el primer
tema elegido por el Romanticismo y, sobre todo, por el Idealismo. El Idealismo es una
corriente que dominó la cultura alemana durante casi todo el siglo XIX, hasta la
aparición de los neokantianos.
Los idealistas partieron de los problemas que suscitó el pensamiento kantiano y
que la tercera crítica no pudo resolver. Desde sus resoluciones a la fragmentación pronto
se olvidó el verdadero centro del pensamiento kantiano y la misma totalidad de la
Filosofía Trascendental, cayendo en los pecados de la Metafísica anterior. El
pensamiento idealista es tremendamente sugerente, pero tiene el error fundamental de ir
más allá de donde el propio conocimiento humano puede ir.
5. Filosofía social y política
5.1. El fundamento de la sociedad: la insociable sociabilidad
La Ilustración como movimiento social y cultural no se centró en los fenómenos
puramente intelectuales. La Ilustración se centró particularmente en la vida social. Kant
sostiene que los seres humanos vivimos una tensión entre nuestra necesaria inserción en
la sociedad y la incomodidad que esta necesaria inserción nos causa, tanto individual
como colectivamente.
Esta tensión es denominada “insociable sociabilidad”. Los seres humanos somos
sociales, pero la vida social crea problemas. La sociedad debe resolver la tensión y los
problemas derivados de ella, haciendo posible la vida social. El pensamiento kantiano
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no aspira a una sociedad ideal o utópica, sino al establecimiento de normas sociales que
haga posible la existencia de los seres humanos en sociedad.
El origen de la sociedad lo sitúa Kant, junto a Rousseau, en el contrato social. El
contrato social, que es hipotético, traza las líneas maestras para la convivencia social. La
razón de ser de la comunidad política es el derecho del individuo a ver protegidos sus
derechos individuales frente al ataque a esos derechos de otros individuos.
La sociedad constituida como defensor del orden establece leyes, es decir, da
normas a los seres humanos que regulan su conducta y sanciones las infracciones a estas
leyes. Si en el ámbito moral nos encontramos con la “moralidad”, con el cumplimiento
de deberes que no son exigibles externamente, en el ámbito de la sociedad, de la
comunidad política, nos hallamos ante la “legalidad”. El cumplimiento de la “legalidad”
es exigible a la persona por medios externos y coercitivos.
Como ilustrado que es Kant defiende la separación de poderes y el llamado
Estado de Derecho, pero no encuentra ninguna causa que justifique la rebelión de los
ciudadanos frente al poder establecido. Kant compartió el entusiasmo de los ilustrados
cuando recibió las primeras noticias de la Revolución francesa, pero se apartó de ella
cuando el nuevo régimen desencadenó un proceso de terror, especialmente con la
condena a muerte del Rey Luis XVI.
5.2. La paz perpetua
Sobre la Paz Perpetua es una pequeña obra de Kant que anticipa ideas sobre el
orden internacional, que han inspirado buena parte de los desarrollos normativos y
políticos en lo internacional. Para que la paz sea la situación normal de convivencia
entre los estados del mundo es necesario que se atienda algunas consideraciones:
1. El Derecho Público Internacional debe ser público, es decir, no se deben admitir
como válida la existencia de ningún instrumento internacional que sea secreto.
Todos los instrumentos internacionales deben ser públicos y sometidos al
escrutinio de la opinión pública.
2. La guerra debe de ser un instrumento más de la política de los gobiernos 2. Sólo
debe admitirse la guerra defensiva contra el agresor. Los estados deben rechazar
a los que ejerzan la guerra de agresión y nunca beneficiarse de la política de
estos.
3. Debe crearse una entidad supraestatal que controle la política internacional y que
impide el ejercicio indiscriminado de la guerra por los distintos gobiernos
estatales.
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Todavía años después, el general prusiano Karl von Clasewitz defendía que “guerra era la política
llevaba por otros medios”. La Carta de las Naciones Unidas, de indudable inspiración kantiana, fue el
primer instrumento internacional de valor universal que proscribió el recurso a la guerra.