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Traducción directa del alemán de
Peter Storandt Diller
Revisión de traducción de
Gustavo Leyva
Axel Honneth
Crítica
del agravio
moral
Patologías de la sociedad
contemporánea
Edición de
Gustavo Leyva
Introducción de
Miriam Mesquita Sampaio
de Madureira
Primera edición, 2009
Honneth, Axel
Crítica del agravio moral : patologías de la sociedad contemporánea / Axel Honneth ; edición literaria a cargo de Gustavo
Leyva ; con prólogo de Miriam Mesquita Sampaio de Madureira.
- 1a ed. - Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica : Universidad Autónoma Metropolitana, 2009.
464 p. ; 21 x 14 cm.- (Filosofía)
Traducido por: Peter Storandt Diller
ISBN 978-950-557-822-1
1. Filosofía Moderna. I. Leyva, Gustavo, ed. lit. II. Mesquita
Sampaio de Madureira, Miriam, prolog. III. Storandt Diller, Peter, trad. IV. Título
CDD 190
Armado de tapa: Juan Balaguer
D.R. © 2009,Fondo de Cultura Económica de Argentina, S.A.
El Salvador 5665; 1414 Buenos Aires, Argentina
[email protected] / www.fce.com.ar
Carr. Picacho Ajusco 227; 14738 México D.F.
ISBN: 978-950-557-822-1
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Impreso en Argentina - Printed in Argentina
Hecho el depósito que marca la ley 11.723
ÍNDICE
Introducción, por Miriam Mesquita Sampaio
de Madureira . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Nota del editor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
49
I.
Patologías de lo social. Tradición y actualidad
de la filosofía social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . II. Foucault y Adorno. Dos formas de una crítica
a la modernidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . III. Lo otro de la justicia. Habermas y el desafío
ético del posmodernismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IV. Desarrollo moral y lucha social. Enseñanzas
de filosofía social de la obra temprana de Hegel . . . . . . . . . . . V. Justicia y libertad comunicativa. Reflexiones
en conexión con Hegel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . VI. La dinámica social del desprecio.
Para determinar la posición de una Teoría Crítica
de la sociedad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . VII. Autonomía descentrada. Consecuencias de la crítica
moderna del sujeto para la filosofía moral . . . . . . . . . . . . . . . VIII.Comunidades postradicionales.
Una propuesta conceptual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IX. Entre Aristóteles y Kant. Esbozo de una moral
del reconocimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . X. La teoría de la relación de objeto y la identidad
posmoderna. Sobre el presunto envejecimiento
del psicoanálisis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XI. Realización organizada de sí mismo.
Paradojas de la individualización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
51
125
151
197
225
249
275
293
307
333
363
8
crítica del agravio moral
XII. Paradojas del capitalismo,
por Martin Hartmann y Axel Honneth . . . . . . . . . . . . . . 389
Introducción
Índice de nombres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 423
Miriam Mesquita Sampaio de Madureira
Desde la publicación en alemán de Kampf um Anerkennung [La
lucha por el reconocimiento] en 1992, Axel Honneth (Essen, Alemania, 1949) –profesor en la Universidad de Fráncfort del Meno y
actual director del Institut für Sozialforschung [Instituto de Investigación Social] de la misma ciudad– ha sido considerado por muchos como el representante más importante de la que podría llamarse “tercera generación” de la Teoría Crítica de la Escuela de
Fráncfort. Sin embargo, su presencia en el mundo hispánico se
veía limitada hasta hace poco por la ausencia de traducciones que
fueran más allá de La lucha por el reconocimiento y algunos textos
aislados. En los últimos años se han publicado en español obras
más recientes de Honneth, lo que ha contribuido a cambiar esa
situación;1 con la presente compilación se espera reducir aún más
esa limitación. Los artículos aquí reunidos tienen el objetivo de
proporcionar al lector una visión general, no sólo indirectamente
de algunos de los aspectos centrales de su teoría del reconocimiento y de los problemas teóricos vinculados a ella, sino también
de su concepción de la sociedad moderna y del papel que cumple
En español se encuentran publicados actualmente los siguientes libros de
Axel Honneth: La lucha por el reconocimiento. Por una gramática moral de los conflictos
sociales, Barcelona, Crítica, 1997; ¿Redistribución o reconocimiento? Un de­­­bate político-filosófico, con Nancy Fraser, Madrid, Morata, 2006; Reificación. Un estudio en la
teoría del reconocimiento, Buenos Aires y Madrid, Katz, 2007; Patologías de la razón.
Historia y actualidad de la Teoría Crítica, Buenos Aires y Madrid, Katz, 2009; Crítica
del poder. Fases en la reflexión de una Teoría Crítica de la sociedad, Madrid, Antonio
Machado Libros, 2009. Las citas de las obras de Honneth en esta introducción se
basan, sin embargo, en los originales en alemán (traducción de la autora).
1
9
10
crítica del agravio moral
en ella una Teoría Crítica. Sin embargo, antes de pasar a ellos, tal
vez sería útil para el lector que aún no conoce la obra de Honneth
tener una visión general de su desarrollo teórico. Ésta es justamente la intención de la presente introducción: más que introducir
al lector a los textos reunidos en esta edición, su objetivo es ofrecer
una primera aproximación a la reflexión de Honneth teniendo
como centro su teoría del reconocimiento. Así, veremos que la crítica del agravio moral, expresión con la que se podría resumir la
intención de Honneth, constituirá el puente entre la interpretación
de la sociedad contemporánea, permeada de patologías, y la elaboración de una teoría de la constitución de la identidad individual
y de la sociedad, cuyo punto de partida es una concepción de sujeto basada en la noción de reconocimiento intersubjetivo.
1. Honneth y la Teoría Crítica:
hacia la teoría del reconocimiento
En su artículo “Una patología social de la razón. Sobre el legado
de la Teoría Crítica”,2 Honneth habla del “legado intelectual” de
la Teoría Crítica en términos que nos permiten percibir su relación
con las generaciones anteriores de autores vinculados a esa teoría
y poner en discusión el sentido en que él mismo podría ser considerado como uno de sus herederos. Según Honneth, a pesar de
todas las diferencias, es posible reconocer en aquellos autores asociados a esa línea, como Adorno, Horkheimer, Marcuse –a quienes
toma como referencia de la llamada “primera” generación– y Habermas –considerado el autor central de la “segunda”–, por lo menos algunos rasgos en común, que son justamente los que permiten ver en ellos representantes de una misma línea de reflexión.
Esos rasgos comunes, que se encuentran presentes en cada autor
de maneras distintas y más o menos explícitas según el caso, se
2
Véase en Patologías de la razón. Historia y actualidad de la Teoría Crítica, op. cit.
Introducción
11
pueden resumir en tres puntos: 1) la convicción del carácter patológico de la sociedad contemporánea y la ubicación del origen de
esa patología en algo que se podría denominar un déficit en la racionalidad que la orienta; a esa convicción se asocia un parámetro
normativo de lo que sería lo no patológico, y que incluye, de forma
más o menos implícita, una concepción de la vida buena o de las
condiciones de posibilidad de la autorrealización individual; 2) la
convicción, apoyada en la relación de la teoría con las ciencias sociales, de que ese déficit en la racionalidad (o la imposibilidad de
su realización plena) se asocia con la organización social característica del capitalismo, y finalmente 3) la idea de que la crítica de las
patologías sociales y la posibilidad de superarlas proviene de la
misma racionalidad cuyo desarrollo pleno se encuentra bloqueado
y se expresa en el sufrimiento, éste mismo manifestación de un interés emancipatorio. El carácter inmanente de la crítica se asocia
así –otra vez de manera más o menos directa según el autor– a la
idea de praxis. De esos tres puntos se derivan, para Honneth, el
legado de la Teoría Crítica y las tareas que tienen aquellos que intenten continuarla –transformándola– en el siglo xxi.
¿En qué medida Honneth se puede considerar uno de los continuadores de la Teoría Crítica? En primer lugar, se percibe desde
sus primeras publicaciones la referencia teórica explícita a ella, y
una relativa cercanía con algunas de sus líneas. Desde el principio,
sin embargo, esta cercanía con la Teoría Crítica es más bien una
cercanía con Habermas, y sólo en la medida en que este último se
podría entender como un parcial heredero de la concepción de
Teoría Crítica del Horkheimer temprano –basada en la investigación interdisciplinaria y en la crítica inmanente–, y también con la
primera generación. Pero hay más: si partimos de su propia descripción, constataremos que son visibles desde sus primeras publicaciones algunos de los rasgos que él mismo atribuye a la Teoría
Crítica como un todo –de forma que, aun corriendo el riesgo de
cierta circularidad, se justifica plenamente su clasificación en la
llamada “Escuela” de Fráncfort–. Esos rasgos, en los que se pueden reconocer intuiciones que Honneth desarrollará más tarde en
12
crítica del agravio moral
el marco de su teoría del reconocimiento, incluyen no sólo la crítica a las patologías o a la irracionalidad de la sociedad contemporánea capitalista en general (perceptible ya en el vínculo con la tradición marxista de su reflexión temprana), sino la referencia a dos
cosas: por un lado, como punto de partida de la crítica inmanente
en la propia realidad social, la referencia al sufrimiento humano y a
la conciencia de la injusticia, presente en los propios afectados, y del
carácter patológico de esa sociedad, o sea, de lo que llamamos el
agravio moral; y, por otro, la referencia a un parámetro normativo más
allá de simples principios de justicia como su punto de llegada.
De sus publicaciones de la época de su doctorado con Urs Jaeggi
a La lucha por el reconocimiento, texto que resulta de su tesis de habilitación docente con Habermas,3 se pueden distinguir dos momentos en la reflexión teórica de Honneth, en los que no sólo ya se hacen
presentes esas referencias, sino que se reflejan también distintos momentos de aproximación y crítica a Habermas: el primero es anterior
al término de su doctorado, y en el segundo se reflejan las conclusiones presentadas ya en Crítica del poder (publicación realizada a partir
de su tesis doctoral) y sus consecuencias.
Un primer momento de su desarrollo teórico se puede identificar en tres de sus primeras publicaciones:4 los textos que aparecen en las dos recopilaciones de artículos cuyo tema es el “materialismo histórico”, organizadas en conjunto con Urs Jaeggi –Theorien
des historischen Materialismus [Teorías del materialismo histórico]
(1977) y Arbeit, Handlung, Normativität. Theorien des historischen Materialismus 2 [Trabajo, acción, normatividad. Teorías del materialismo histórico 2] (1980)– y el libro editado en conjunto con Hans
Joas, Soziales Handeln und menschliche Natur. Antropologische Grund������
3 La habilitación docente (Habilitation) designa en Alemania tradicionalmen­
te la tercera etapa y el tercer título académico –posterior al magister artium y
al doctorado–, necesario para que alguien se pueda convertir en profesor universitario.
4 Para una lista completa de sus publicaciones, avalada por el autor, véase
en línea: <http://www.philosophie.uni-Frankfurt.de/lehrende_index/Homepage_Honneth>.
Introducción
13
lagen der Sozialwissenschaften [Acción social y naturaleza humana.
Bases antropológicas de las ciencias sociales] (1980). La preocupación de Honneth en este primer momento –por lo que se puede
juzgar desde esas publicaciones, que aquí tomamos en conjunto–
gira alrededor de dos problemas: la contraposición entre trabajo e
interacción (donde ya se percibe la influencia de Habermas sobre la
reflexión del Honneth temprano) y el intento de fundar la crítica
social en la antropología.
En las consideraciones preliminares (Vorbemerkungen) a la
parte iv de Theorien des historischen Materialismus, Honneth expone los orígenes y significados de la “teoría materialista de la
evolución social”5 desarrollada por Habermas en el marco de su
intento de reconstrucción del materialismo histórico. Ya aquí
Honneth llama la atención indirectamente sobre el origen de la
distinción, establecida por Habermas a partir del Hegel de Jena
–sin discutirla, ya que se trata sólo de una introducción a otros
artículos–, entre trabajo e interacción como dos formas de acción: la
acción instrumental y la acción comunicativa. Esas dos formas corresponden para Habermas a dos aspectos de la racionalidad moderna, y se asocian, como aclara Honneth, a lo que en términos
marxistas se suele llamar, respectivamente, fuerzas productivas y
relaciones de producción.6
Sin embargo, la discusión de esos aspectos de la teoría de Habermas será presentada por Honneth en los otros dos artículos.
Como lo expone en conjunto con Hans Joas en Soziales Handeln und
menschliche Natur, la concepción de Habermas de la evolución social, basada en el concepto de los procesos de aprendizaje, se vería
forzada a abstraer de procesos históricos concretos para así poder
interpretarlos justamente como procesos exitosos de aprendizaje:
5 Véase Urs Jaeggi y Axel Honneth (eds.), Theorien des historischen Materialismus, Fráncfort del Meno, Suhrkamp, 1977, p. 453.
6 Véase para esa distinción el artículo-clave de Jürgen Habermas, “Arbeit
und Interaktion. Bemerkungen zu Hegels Jeneser Philosophie des Geistes”,
en Technik und Wissenschaft als ‘Ideologie’, Fráncfort del Meno, Suhrkamp, 1968
[trad. esp.: Ciencia y técnica como “ideología”, Madrid, Tecnos, 2009].
14
crítica del agravio moral
“La conciencia de la represión social y la injusticia no es idéntica a
la percepción de problemas sistémicos no resueltos”.7 Y en lo que
se refiere a la distinción entre trabajo e interacción, se nota en esos
artículos una doble relación por parte de Honneth: como lo expone
en “Arbeit und instrumentales Handeln” [Trabajo y acción instrumental], publicado en Arbeit, Handlung, Normativität, aunque percibe en el énfasis en la noción de interacción por parte de Habermas
“la ventaja de un giro a la teoría de la intersubjetividad en la filosofía social crítica que amplía el modelo de acción de la tradición teórica marxista, basada sólo en transformación de la naturaleza”, ve
también, por otro lado, la “desventaja de una ignorancia en la teoría de la acción del contenido potencialmente conflictivo de las formas sociales de trabajo”.8 Según Honneth, que aquí intenta recuperar algo de la concepción marxista del trabajo, un “concepto
crítico del trabajo” debería incluir categorialmente “la diferencia
entre una acción instrumental en la que el sujeto que trabaja dirige
como un proceso circular su actividad a su propio conocimiento y
la estructura con iniciativa propia, y una acción instrumental en la
que ni el control que acompaña a la acción ni la estructuración de
la actividad se dejan en las manos del sujeto”.9 Según él, esto es
algo que la teoría de Habermas no permitiría. Honneth ve justamente en la pretensión normativa que expresa el trabajo una “vulnerabilidad moral que no resulta de la represión de modos de entendimiento comunicativos [como afirmaría Habermas], sino de la
desposesión de la propia actividad de trabajo”.10 Frente a esos problemas y a la imposibilidad de resolverlos en el interior de la teoría
habermasiana, Honneth va a proponer junto con Joas, como referencia normativa también de aquella noción de trabajo, el recurso
7 Véase Axel Honneth y Hans Joas (eds.), Soziales Handeln und menschliche
Natur. Anthropologische Grundlagen der Sozialwissenschaften, Fráncfort del Meno
y Nueva York, Campus, 1980, p. 154.
8 Véase Axel Honneth y Urs Jaeggi (eds.), Arbeit, Handlung, Normativität. Theorien des historischen Materialismus 2, Fráncfort del Meno, Suhrkamp, 1980, p. 214.
9 Ibid., p. 222.
10 Ibid, p. 223.
Introducción
15
a la antropología entendida como “autorreflexión de las ciencias
sociales y de la cultura sobre sus bases biológicas y sus contenidos
normativos en contextos histórico-políticos”,11 y va a definirla en
esa obra en los términos clásicos del hegelianismo de izquierda de
una “humanización de la naturaleza”.12
Si esos escritos ya dejan entrever algunas de las futuras líneas
del pensamiento de Honneth, el segundo momento de su desarrollo teórico temprano explicitará tanto la aproximación como la crítica a Habermas y permitirá percibir más claramente la constitución de un ámbito de reflexión propio. En la medida en que se hace
más claro el significado del lenguaje en el paradigma de la comunicación en la obra de Habermas, también se transforman la referencia de Honneth a Habermas y los aspectos de aproximación y
crítica: ya no tendrán un papel central los potenciales del trabajo
frente a la interacción y el marco normativo de la crítica ya no estará tan directamente en la antropología; sin embargo, sigue en
primer plano la preocupación por el anclaje de la posibilidad de
crítica social, verdadero interés de su investigación teórica, en la
acción –pensada ahora en términos de conflicto– de los propios
afectados y en los parámetros dados por su propias percepciones.
La disertación doctoral de Honneth realizada con Urs Jaeggi
–Crítica del poder. Fases en la reflexión de una Teoría Crítica de la sociedad (1985)– es el trabajo donde se perciben con más claridad los
resultados de este segundo momento de su relación con Habermas, al mismo tiempo en que puede verse en qué medida esa cercanía con Habermas representa una distancia no sólo de la Teoría
Crítica anterior, sino también de otras versiones de una crítica de
lo social en la sociedad contemporánea. La intención de Crítica del
poder es aclarar “problemas clave de la teoría social crítica”,13 rela-
11 Véase Axel Honneth y Hans Joas (eds.), Soziales Handeln und menschliche
Natur, op. cit., p. 16.
12 Ibid.
13 Véase Axel Honneth, Kritik der Macht. Reflexionsstufen einer kritischen Gesellschaftstheorie, Fráncfort del Meno, Suhrkamp, 1986, p. 7.
16
crítica del agravio moral
cionados con la noción de poder y dominación social, a partir de la
contraposición entre dos líneas de la crítica social contemporánea
que se pueden entender como intentos de reinterpretar el “proceso
de una dialéctica de la Ilustración” que analizan Adorno y Hork­
heimer: Foucault y Habermas. Partiendo de su cuestionamiento a
la versión de Adorno de la Teoría Crítica como efecto de una “represión de lo social” (Verdrängung des Sozialen) que habría redundado en una aporía, Honneth va a presentar a Foucault y a Habermas como ejemplos del “redescubrimiento de lo social” que, sin
embargo, aparece desde puntos de vista opuestos: una teoría del
poder y de la lucha para Foucault, una teoría del entendimiento
para Habermas. Ambas parten de la determinación de la acción
social y abandonan cualquier referencia de la teoría de la sociedad
a una noción de trabajo proveniente de la filosofía de la historia –lo
que Honneth ahora no cuestiona, pero que parece ser para el autor
su único denominador común–.14 La interpretación de Honneth
presentará esto como dos versiones de una disolución de las aporías de la primera Teoría Crítica: la primera, en el marco de una
versión de la teoría de sistemas; la segunda, en el marco de la teoría de la comunicación.
En los capítulos dedicados a Foucault, Honneth va a describir
la primera etapa del trabajo teórico de él a través de la intención de
“descifrar formas de saber social como configuraciones textuales
independientes del sujeto”;15 sólo en la medida en que Foucault,
según Honneth, logre superar las paradojas involucradas en ese intento, se le presentará la dimensión de lo social como “nexo de acciones estratégicas”;16 el núcleo teórico de la teoría del poder de la
segunda etapa en el pensamiento de Foucault es un modelo de acción estratégica. Sin embargo, ese intento lo hará pasar a un modelo teórico que se puede interpretar como ubicado en el marco de
Introducción
una teoría de sistemas:17 como Honneth lo describe a partir de Vigilar y castigar, “Foucault realiza su investigación histórica sobre la
base de una teoría de sistemas que entiende la forma de organización social de una sociedad, en su caso, como un complejo de estrategias de poder, con las que los problemas de referencia –pensados como invariantes– del crecimiento demográfico y de la
reproducción económica tienen que ser resueltos”.18 Eso explicaría, para Honneth, la poca atención que Foucault le dedicó tanto a
la organización económica de la sociedad en cuestión como a las
consideraciones estratégicas con que los grupos sociales buscan
garantizar y ampliar su poder.19 Como Adorno, Foucault terminaría identificando “el curso de la historia de Europa con la coerción
de una racionalización en la que bajo la apariencia de una emancipación moral sólo los medios de dominación se perfeccionaron
paulatinamente”;20 sin embargo, Adorno habría entendido la “condicionalidad de los sujetos”, que Foucault “parece presuponer de
manera ontológica” como producto histórico de un proceso civilizatorio que se inicia en la fase temprana de la historia del género.21
Además, mientras Adorno habría concebido ese proceso, iniciado
con el “acto originario de dominación de la naturaleza”,22 en tres
dimensiones distintas –la producción social, la dominación social
y la constitución de la personalidad individual–, Foucault limitaría su interpretación sólo a la segunda de esas dimensiones.
Los instrumentos adecuados para el análisis de “las formas
de integración de sociedades capitalistas tardías”,23 que no ofrecen ni Adorno ni Foucault, los encontrará Honneth en Habermas,
en la medida en que su versión del redescubrimiento de lo social
se centra en la dimensión de la interacción social. Después de exIbid.
Ibid., p. 215.
19 Ibid., p. 216.
20 Ibid., p. 220.
21 Ibid., p. 221.
22 Ibid., p. 222.
23 Ibid., p. 223.
17
18
Axel Honneth, Kritik der Macht, op. cit., p. 120.
Ibid.
16 Ibid.
14
15
17
18
crítica del agravio moral
poner la primera fase del pensamiento de Habermas, centrada en
la teoría de los intereses de conocimiento, Honneth va a exponer la
teoría de la sociedad centrada en una teoría de la comunicación,
tema de la fase siguiente. Sin embargo, esa teoría, que ve en la
noción de “entendimiento” el paradigma de lo social, se presentaría según Honneth en dos versiones –y aquí se ve la continuación
tanto de su aproximación como de su distanciamiento de Habermas, ya perceptible en los textos anteriores–. En una primera versión, Habermas tomaría los dos conceptos de la acción racional
con arreglo a fines (o instrumental), por un lado, y comunicativa,
por el otro, como “indicadores de distintas formas de ámbitos sociales de acción”;24 eso le habría permitido analizar el desarrollo
de la historia del género como un proceso de racionalización social que se ha desarrollado en dos vías que corresponden a esas
dos formas de acción y sus ámbitos específicos.25 Según esa primera concepción, el conflicto central presente en la historia del género sería el creciente desequilibrio entre los dos procesos independientes de racionalización, y el objeto de la Teoría Crítica sería
la crítica al poder de los sistemas de acción organizados según la
acción racional con arreglo a fines, la que, según Habermas, se independizaría frente al entendimiento social (o los ámbitos basados en la acción comunicativa).
La segunda versión de la teoría de lo social habermasiana tendría, según Honneth, otras consecuencias: Habermas tomaría aquí
el concepto de la acción comunicativa como “indicador del mecanismo de acción bajo el cual todos los ámbitos de acción social se
regulan”.26 Según esta versión, la historia del género se podría entender como una “interacción de grupos integrados comunicativamente” en la cual la organización de la reproducción social se
negocia”.27 Esa interacción, sin embargo, se habría dado hasta hoy
Introducción
bajo normas “que distribuyen, con el poder de instituciones, las
atribuciones de poder social de manera asimétrica y dividen los
grupos sociales en clases sociales”.28 Las tareas de la crítica social
en este contexto pasarían a ser ahora, de acuerdo con Honneth,
“ampliar el conocimiento sobre las formas particulares de la dominación social de clase y volver a poner en marcha el proceso de
formación paralizado que podría liberar de los bloqueos y obs­
táculos de la comunicación”.29
Sin embargo, la conclusión de Honneth es que Habermas habría optado por la primera versión. En el último capítulo de Crítica del poder, Honneth va a exponer los resultados que obtendrá
Habermas en términos de una transformación de la dialéctica de la
ilustración en el marco de la teoría de la comunicación. Según él,
son tres las opciones teóricas de Habermas las que lo condujeron
a la versión que se termina imponiendo en Teoría de la acción comunicativa: la teoría de la comunicación basada en la pragmática universal, la de la evolución sociocultural y la adopción de presuposiciones de la teoría de los sistemas. 30 El resultado es que
Habermas ya no podrá introducir el concepto de poder a partir de
una teoría de acción, sino sólo a partir de una de sistemas.31 Eso
producirá en su teoría, según Honneth, dos ficciones complementarias: la presuposición, por un lado, de organizaciones de acción
libres de normas, y, por otro lado, de esferas de comunicación libres de poder. Con eso, Habermas habría perdido el potencial
teórico que tenía su modelo de una teoría de la comunicación, a
saber: “El de una comprensión del orden social como una relación comunicativa mediada institucionalmente de grupos integrados culturalmente que, mientras el poder social esté distribuido de manera asimétrica, se realiza a través de la lucha social”.32
Ibid.
Ibid., p. 306.
30 Ibid., p. 314.
31 Ibid., p. 317.
32 Ibid., p. 334.
28
Axel Honneth, Kritik der Macht, op. cit., p. 304.
25 Ibid., p. 305.
26 Ibid.
27 Ibid.
24
19
29
20
crítica del agravio moral
Esas críticas a la solución dada por Habermas a los problemas
que se planteaban a partir de la Dialéctica de la Ilustración y sus
aporías son las que conducirán a Honneth a su propia versión de
la Teoría Crítica.
Introducción
21
En La lucha por el reconocimiento se hará especialmente evidente la
manera en que Honneth interpreta, en la elaboración de su propia teoría, aquellos tres rasgos con los que él mismo caracterizaba
a las generaciones anteriores. La crítica inmanente, que en los escritos anteriores ya se asociaba a las percepciones de injusticia, encontrará ahora en los sentimientos de desprecio o de no reconocimiento su punto de partida y, en aquello a lo que esos sentimientos
apuntan, su parámetro normativo: la irracionalidad de la sociedad moderna capitalista aparecerá, ahora explícitamente, en el
marco de una teoría con forma propia, en las limitadas garantías
de autorrealización personal implícitas en su propia estructura
social, basada, según Honneth, en tres niveles de relaciones de
reconocimiento. Si en un principio él creía que al recurrir a Hegel
y elaborar su teoría del reconocimiento le proporcionaba a la teoría de Habermas (o más bien, a su versión “más productiva” según Crítica del poder) una base motivacional33 –enfatizando aquellos procesos de interacción que en Habermas permanecían más
allá del lenguaje–, se irá distanciando cada vez más de su antiguo
profesor a medida que desarrolla su propia reflexión y pasará a
considerar su propia versión como algo ya más allá de la teoría
habermasiana.
En el prólogo a La lucha por el reconocimiento Honneth la ofrece
explícitamente como el resultado de los problemas que se le habían presentado en su trabajo sobre Crítica del poder: “Quien intente integrar los logros de la teoría social de Michel Foucault en
un contexto de la teoría de la comunicación necesita un concepto
de lucha moralmente motivada para el que los escritos de Jena de
Hegel, con su idea de una lucha comprehensiva por el reconocimiento, todavía ofrece el mayor potencial de estímulo”.34 El propósito de ese trabajo de Honneth es el de obtener a partir del modelo teórico de una lucha por el reconocimiento, proveniente de
Hegel, las bases para una “teoría de la sociedad con contenido
normativo”,35 y lo realiza a lo largo de las tres partes de la obra: en
la primera, expone una reconstrucción de la teoría hegeliana del
reconocimiento y de la lucha por éste; en la segunda, encuentra en
la psicología social de G. H. Mead la posibilidad de reactualizar la
concepción de reconocimiento de Hegel; y en la última parte, concluye relacionando tanto la teoría del reconocimiento misma como
la de la lucha por el reconocimiento, con una concepción del carácter moral de los conflictos sociales que les confiere un rol central
en el desarrollo moral de las sociedades, y a la vez plantea, como
parámetro normativo de su teoría de la sociedad y del conflicto,
un “concepto formal de la eticidad”36 basado en las condiciones
intersubjetivas de la integridad personal.
En la primera parte de la obra, Honneth hace una reconstrucción de aquellos escritos del Hegel temprano en los que se puede
percibir una concepción de lo social basada en la noción del reconocimiento intersubjetivo. Para Honneth, Hegel atribuye a la lucha social un carácter normativo que esa noción no poseía en la
concepción moderna de la lucha por la autoconservación que se
describe, a partir de Hobbes, en el primer capítulo. Con ese re-
33 Véase a ese respeto, por ejemplo, Axel Honneth, “Antworten auf die Bei­
trägen der Kolloquiumsteilnehmer”, en Christoph Halbig y Michael Quante,
Axel Honneth: Sozialphilosophie zwischen Kritik und Anerkennung, Münster, Litt,
2004, pp. 99-121; véanse pp. 101 y ss.
34 Axel Honneth, Kampf um Anerkennung. Zur moralischen Grammatik sozialer
Konflikte, Fráncfort del Meno, Suhrkamp, 1994, p. 7.
35 Ibid.
36 Véase ibid., p. 274.
2. Teoría del reconocimiento y lucha
por el reconocimiento
I. Patologías de lo social.
Tradición y actualidad
de la filosofía social*
Como todos los ámbitos del conocimiento teórico, también la
filosofía ha sido sujeta durante los últimos doscientos años a un
proceso de diferenciación que condujo a una multiplicidad de
subdisciplinas y áreas especiales. Si bien aún hoy los programas
de estudio y textos de introducción siguen estando definidos con
frecuencia por la tripartición clásica en filosofía teórica, filosofía
práctica y estética, en la práctica académica se han venido adoptando desde hace mucho tiempo rutinas de distribución de tareas
que apenas encajan con el esquema tradicional. Sobre todo en el
ámbito de la filosofía práctica –originalmente una disciplina que
comprendía sólo la ética y la filosofía del Estado y del derecho–
la reciente evolución ha generado una diversidad de disciplinas
en la que los límites entre las diferentes áreas de conocimiento
empiezan a perder claridad; casi nadie sabe indicar todavía
dónde se ubican concretamente las líneas divisoras entre la filosofía moral, la filosofía política, la filosofía de la historia o la fi­
losofía de la cultura.
En este terreno de difícil orientación, en el ámbito de habla
alemana, la filosofía social desempeña cada vez más el papel de
una disciplina residual: indefinida en cuanto a su relación con
los campos contiguos del saber, ejerce, según la necesidad, a veces la función de una organización central que abarca todas las
disciplinas parciales de orientación práctica, a veces la función
* Este trabajo fue publicado originalmente en Axel Honneth, Das Andere der
Gerechtigkeit. Aufsäte zur praktischen Philosophie, Fráncfort del Meno, Suhrkamp,
2000, pp. 11-69.
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crítica del agravio moral
de una pieza complementaria normativa para la sociología de
procedimiento empírico, a veces, por último, la función de una
empresa interpretadora orientada hacia el diagnóstico de la época.1 En cambio, en los países anglosajones se fue formando desde
los tiempos del utilitarismo temprano una comprensión de la filosofía social que se acerca en gran medida a lo que aquí solemos
reunir bajo el término de “filosofía política”: allá están en el centro los problemas normativos que surgen en aquellos puntos
donde la reproducción de la sociedad civil requiere intervenciones del Estado (régimen de propiedad, práctica penal, asistencia
sanitaria, etc.).2 Si bien esta definición conceptual tiene la gran
ventaja de una determinación relativamente clara de las tareas,
al mismo tiempo conlleva necesariamente la desventaja de cierta
pérdida de identidad: la filosofía social ya no cuenta con un ámbito autónomo de objeto o con una problemática distinta, sino
que se ha convertido en una especie de rama secundaria de la filosofía política.
Si analizamos en conjunto estas dos tendencias evolutivas, no
es difícil detectar que la filosofía social se encuentra actualmente
en una situación precaria: mientras que en el ámbito de habla alemana corre el peligro de convertirse en una disciplina con un dilema, debido a la excesiva expansión de su campo de actividad,
en los países anglosajones ha llegado a ser, a la inversa, una subdisciplina de la filosofía política, porque su campo de actividad se
ha restringido tanto que ella apenas parece poseer rasgos propios.
Para poder contrarrestar ambos peligros voy a desarrollar a continuación la tesis de que en la filosofía social se trata prioritariamente de determinar y discutir aquellos procesos evolutivos de la
1 Véase, por ejemplo, Alwin Diemer e Ivo Frenzel, “Filosofía social”, en Philosophie. Fischer Lexikon, Fráncfort del Meno, 1967, pp. 301 y ss.
2 Véase, por ejemplo, Joel Feinberg, Social Philosophy, Englewood Cliffs (nj),
1973; Gordon Graham, Contemporary Social Philosophy, Oxford, 1988; en el ámbito de habla alemana sigue la misma definición conceptual: Maximilian Forschner, Mensch und Gesellschaft. Grundbegriffe der Sozialphilosophie, Darmstadt,
1989.
patologías de lo social
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sociedad que pueden entenderse como evoluciones desatinadas o
trastornos, es decir, como “patologías de lo social”.
En el siguiente texto intentaré perfilar las pretensiones y tareas de una filosofía social así definida, hasta el punto en que su
relación con las disciplinas vecinas se manifieste con suficiente
claridad. Procederé de la siguiente manera: 1) primero revelaré en
forma de una retrospectiva histórica los contornos de aquella tradición de pensamiento en la que se formó una comprensión de la
filosofía social que le atribuye la misión de diagnosticar las evoluciones sociales desatinadas. Con la crítica de Jean-Jacques Rousseau a la civilización se inicia, si bien no con este nombre pero sí
en lo material, una reflexión social-filosófica que, bajo conceptos
como “disociación” o “alienación”, emprende una discusión sobre
los criterios éticos que permitan aprehender ciertos procesos evolutivos de la era moderna como patologías. Esta línea de tradición
experimenta un enriquecimiento significativo con el surgimiento
de la sociología, mientras que la reflexión filosófica tendrá que
orientarse a partir de ese momento por los resultados de la investigación empírica; 2) por tanto, analizaré en un segundo paso
–empezando por los padres fundadores de la sociología– cómo
fue el proceso de evolución de la filosofía social durante el siglo xx
hasta llegar a aquellos grandes proyectos que intentaron asimilar
la experiencia histórica del fascismo y del estalinismo. 3) Los resultados de dicha reflexión retrospectiva finalmente permitirán,
en un tercer paso, perfilar a grandes rasgos la pretensión teórica y
la problemática específica de la filosofía social: ella no puede prescindir de criterios de carácter ético porque su tarea principal es
diagnosticar aquellos procesos de evolución social que deben entenderse como un perjuicio a las posibilidades de llevar una “vida
buena” entre los integrantes de una sociedad. En consecuencia, la
filosofía social –a diferencia de la filosofía moral, por un lado, y de
la filosofía política, por el otro– puede entenderse como una instancia de reflexión en cuyo marco se discuten las pautas de las
formas atinadas de vida social.