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Aportes para la protección de la Casa de Taborda como patrimonio histórico-cultural de la ciudad1
Contenido:
-Datos biográficos
-¿Quién fue Saúl Taborda?
-Taborda en Unquillo
-Salvemos la casa de Taborda
-Publicaciones de Saúl Taborda
-Bibliografía sobre Taborda
Datos biográficos:
Saúl Alejandro Taborda (1885-1944)
1
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Nació el 2 de noviembre de 1885, en la estancia paterna, en "Chañar Ladeao", ubicada en
Santiago Temple (Provincia de Córdoba). Sus padres, Rosario Taborda y Ramona Pereyra.
-
Estuvo casado con María Sabaté y tuvo un hijo, Gabriel, residente en Unquillo, en el mismo solar
de su padre.
-
Inició sus estudios primarios en la escuela elemental de Santiago Temple, los continuó en la
Escuela Normal de Córdoba, los estudios secundarios en el Colegio Nacional del Oeste, de
Buenos Aires, egresando finalmente del Colegio Nacional de Rosario, en 1906. Allí compartió las
aulas con Amadeo Sabattini, Enzo Bordabehere y Florentino V. Sanguinetti.
-
Se graduó como abogado en la Universidad de La Plata, cursando estudios durante 1908-1910,
se doctora 1913, esta vez en la Universidad del Litoral. En esta institución es nombrado profesor
de Sociología en 1920, al tiempo que se desempeña como abogado.
-
Participó en la revista Renacimiento, que se publicó entre 1909 y 1913 y tuvo como director a
Florencio César González y como colaboradores a Alfredo L. Palacios y Manuel Ugarte.
-
Radicado en Córdoba, fue uno de los fundadores del “Círculo de Autores Teatrales de Córdoba”,
del que fue vocal y presidente en 1916. Esta entidad actúa con grupos de escritores, docentes,
estudiantes universitarios, la Federación Obrera Local y la “Biblioteca Córdoba” dirigida por
Arturo Capdevila.
-
Participa activamente de la Reforma Universitaria de 1918 junto a los jóvenes Deodoro Roca,
Raúl Orgaz y Carlos Astrada, todos amigos personales.
-
Fue rector durante un año del Colegio Nacional de La Plata cargo del que fue separado “por
guitarrear con el estudiantado”, en 1921.
-
En 1922 promueve en la Universidad de Córdoba la creación del Seminario de Filosofía y
Cultura General que preanuncia la versión moderna de la Facultad de Filosofía y Humanidades.
-
En 1923 viajó a Europa donde permaneció cinco años para dedicarse por entero al estudio de la
filosofía con especial orientación a la pedagogía. Cursó estudios en la Universidad de Marburgo,
Este texto es un aporte realizado por la Dirección de Cultura y Educación de la Municipalidad de Unquillo, con el
propósito de ser utilizado como material de consulta por la Comisión de Protección Patrimonial. Enero 2013.
prosigue en la Universidad de Zurich, luego en la Universidad de Viena, y finalmente en la
Universidad de París.
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En 1926 se instala en una casa de Unquillo, ubicada en Avenida San Martín. Reabre su
estudio de abogado y co-dirige la Revista Clarín, junto a Carlos Astrada.
-
En febrero de 1935, lanza su periódico “Facundo”, en donde confluye su formación marxista con
su posición nacional.
-
En 1942 dirige el Instituto Pedagógico de Escuela Normal Superior de Córdoba.
-
Muere en la ciudad de Unquillo, en su provincia natal, el 2 junio de 1944. Sus restos
reposan en el viejo cementerio de Unquillo y sobre su tumba, la lápida contiene la siguiente
expresión: “Vivió y pensó para su tierra”. Desde 1997, el Instituto Provincial de Enseñanza Media
N° 179 de San José de Calasanz, Villa Valeria (Córdoba) lleva su nombre.
¿Quién fue Saúl Taborda?
Carla Wainsztok, en “Saúl Taborda: Una pedagogía apropiada” se pregunta: “¿Pero quién fue Saúl
Taborda? ¿Por qué está en el panteón de los olvidados? ¿Por qué Norberto Galasso lo define como un
maldito? ¿Quién es ese hombre que fue visitado en su Córdoba natal por Arturo Jauretche?”
Según esta autora Saúl Taborda fue “uno de los hombres más lúcidos de la Reforma” y “un gran
crítico del pensamiento liberal económico”. La crítica al liberalismo y al capitalismo se expresa en ideas
como las que encontramos en la entrevista brindada por Taborda a Noticias Gráficas, el 24 de julio de
1933, donde sostiene que “ninguna organización puede subsistir en la situación anárquica de las fuerzas
materiales, y todos ven bien la urgencia de someterlas a las exigencias de los más altos valores”, y esto
se logrará “por la reducción del capitalismo”. Taborda criticó al Estado “como un esclavo de los intereses
económicos de grupos y de partidos" y a "los partidos políticos íntimamente ligados al dinero". Según
Taborda la democracia americana se deberá erguir desde una soberanía plena, trascendente del “mero
electoralismo”: “El partido político como fuerza organizada para el antagonismo en un régimen surgido del
comité, ya no será posible…La soberanía no se expresará así por medio de una boleta encerrada en una
urna; se expresará por todos los órganos del pensamiento. Los partidos políticos han respondido a un
mínimo de soberanía y a un máximo de autoridad; la opinión pública o social responde a un máximo de
soberanía y a un mínimo de gobierno”.
Gerardo Oviedo afirma que, en el pensamiento tabordiano, “la unificación estadual conlleva la
denegación de la voluntad independiente de las comunas, y la extensión del capitalismo apareja la
ruptura del lazo solidario de co-responsabilidad entre el individuo y su grupo, pulverizado bajo la
atomización agonal de la sociedad burguesa”.
En palabras de Taborda: “Libres las manos de trabas tradicionales y de prevenciones hereditarias, las
repúblicas americanas llegaron a la vida autónoma en el amanecer risueño de una civilización que se
anunció con signos felices y promisores. Antes que flameara sobre las viejas sociedades la bandera roja
de 1848, antes que el credo marxiano clarease los talleres y las fábricas, antes que las almas se
inflamaran con las vehementes aspiraciones de humanidad, de justicia social y de mejoramiento
proletario, la conciencia de América, trasponiendo los horizontes de la democracia parlamentaria, había
medido con exactitud los transitorios e insuficientes recursos de la política liberal”.
En este mismo sentido, también afirmó: “Para hacer efectiva la paz duradera y para satisfacer con ella el
anhelo íntimo de todos los pueblos, es necesario modificar la antigua noción de la democracia ligando de
una vez su régimen a la idea de fundamentales innovaciones en la estructura social; es necesario dejar
de lado las rectificaciones formales y hendir la piqueta en la propia naturaleza de los valores de vida; es
necesario crear una orientación integral que no solo tenga espedita la vía del comicio sino que también
ponga al servicio de todos los seres humanos la riqueza, la justicia, la moral , la ciencia, la cultura y el
arte, en una palabra, todos los elementos nobles que aseguran, que realzan y que dignifican la vida”.
Wainsztok agrega que “sus últimos días los pasa recluido en Unquillo, donde va a ser visitado por
Arturo Jauretche”, quien dirá luego: “La mayoría de los dirigentes estudiantiles tenía esa característica
de la inteligencia argentina2: nutridos de literatura de importación no comprendían a los movimientos
populares. Eran históricamente unitarios y además, y esto es fundamental, los instrumentos que hacían el
prestigio estaban en manos de los liberales. Así, los reformistas universitarios se afiliaban a los partidos
antirradicales y hacían los mismos chistes que La Mañana o La Fronda. En esta materia sólo conocí a
un hombre de izquierda que era discreto y reservado, posiblemente el intelecto más auténtico que
tuvo la Reforma Universitaria, oscurecido por no tener prensa. Saúl Taborda”.
Según Alcira Argumedo (2006) “La Reforma Universitaria de Córdoba genera en ese período un paso
altamente significativo en la construcción de una opción nacional y popular que ejercerá amplia influencia
en América Latina” (pág. 56). Felipe Pigna (2009) sostiene que “los efectos de la reforma se extendieron
a toda Latinoamérica e influyeron en destacados dirigentes de la región (…) Cuando en 1968 los
estudiantes de París lanzaron su movimiento, en varios de sus manifiestos recordaban las heroicas
jornadas de aquella Córdoba de cincuenta años atrás” (pág. 51). José Luis Romero (2001) dirá que “los
estudiantes de la Universidad de Córdoba desencadenaron en la vieja casa de estudios un movimiento
que era también, en cierto modo, revolucionario”, en solidaridad “con los movimientos que en todas
partes se sucedían a favor de las reformas sociales” (pág. 131)
“Taborda fue más que un pedagogo, o lo fue en la magna escuela de un magisterio como el de Scalabrini
Ortiz, Ugarte o Jauretche” dice el historiador Roberto Ferrero. Según Santiago Montserrat, uno de sus
discípulos, “Taborda fusionaba en su discurso no sólo las vertientes del comunalismo hispánico, sino
también sus lecturas del ideario anarquista, de la filosofía alemana y de la experiencia soviética”. Para
Fermín Chávez, ocultar y silenciar a Taborda “es, para alguna gente, una medida de precaución, en
defensa de lo viejo, ya que el testimonio último del filósofo llegaría, sin duda, con sus resplandores al
fondo de la caverna de nuestro liberalismo cultural”.
Sergio Díaz aporta que Saúl, en el epílogo unquillense, “nunca dejó de considerarse un reformista, un
revolucionario, un anarquizante”. Silvia Roitenburg reconoce no ser partidaria “de los semidioses en la
historia, pero Taborda es una figura excepcional, dentro del pensamiento argentino y aún más allá de
esos límites, y creo que nunca será suficiente todo lo que podamos saber de él”.
Alberto Buela, en “Saúl Taborda: Vivió y pensó para su tierra”, título tomado de su epitafio, afirma que
Taborda fue un “silenciado e ignorado filósofo criollo”. Y agrega: “Ciertamente que fue el más original
de los pedagogos argentinos pero ante todo y antes que nada fue uno de los pensadores
nacionales más genuinos que dio Nuestra América”, por lo que “limitarlo a la pedagogía es la más
sutil de las injusticias”. Buela sostiene que “de regreso [de Europa], salvo su cargo como director del
Instituto Pedagógico de la Escuela Normal Superior de Córdoba, trabajó siempre fuera de los ambientes
universitarios y en forma solitaria en su casa de Unquillo donde termina sus días”.
Sandro Olaza Pallero expresa, en “Saúl Taborda. Pensamiento y acción”, que Taborda se insertó en el
activismo cultural universitario, en círculos obreros y bibliotecas populares, y que allí “alternó la amistad,
2
manifiestos, tertulias, actos callejeros, cargos públicos y recursos de amparo para luchadores y
huelguistas”.
En la reseña de “Investigaciones pedagógicas” de Taborda, realizada por Maximiliano E. Korstanje, de la
Universidad de Palermo, el autor sostiene que “su contribución a la educación argentina y
latinoamericana es incuestionable como también su honestidad intelectual”, y que “su definición de
educación se encontraba inevitablemente ligado a lo político y a la emancipación del ciudadano”. En el
campo pedagógico, según Jorge Huergo, las investigaciones y los ensayos de Taborda “apuntan a
reconectar los elementos que el liberalismo fundacional había disociado, reconectar las prácticas
culturales con los procesos pedagógicos. Una reconexión que no sólo encarará como proyecto, sino
fundamentalmente como rastreo histórico cultural (…) su rastreo y su interpretación histórico – cultural
tienen como propósito la reconexión entre el pensamiento y la vida cotidiana, una reconexión que tiene
carácter político”.
Se podría decir también que Taborda fue un humanista y que, al igual que Jauretche o Martí, reflexionó
sobre la identidad de Nuestra América. Así como Jauretche dirá que es preciso “desarrollar América
según América” abonando con el aporte externo “el terreno donde crece el árbol”, o José Martí, afirmará
que debemos “injertar en nuestras repúblicas el mundo, pero el tronco ha de ser nuestras repúblicas”,
Taborda dirá que es necesario “dotar de formas adecuadas a la expresión de nuestra conciencia para
que la tierra de los argentinos sea tierra de productores que plasman en creaciones originales la
eternidad de su nombre”. Dirá también: “Es urgente hacer que la manía furiosa de europeización que nos
domina no nos impida ser originales, esto es, americanos, por la creación de instituciones civiles y
políticas que guarden relación con nuestra idiosincrasia. Que América no esté circunceñida a pensar,
sentir y querer como piensa, siente y quiere Europa”. O con otras palabras dirá: “ilusionados y ganados
por la solidez discursiva de la ideología importada, antes que proponernos como obra la de acordar con
su profundo sentido la idiosincrasia nativa, nos entregamos a la extraña e inmotivada tarea de mutilar
nuestra nación para arquitecturar ´desde arriba` desde el dogma racionalista, una nacionalidad al servicio
de un Estado centralizador adueñado de todos los resortes vitales”.
Gerardo Oviedo afirma que “en Saúl Taborda la condición humana es inseparable del ideal de formación
de una humanidad hispanoamericana, soberanamente integrada. Aunque no hay que dejar de decir, si se
es fiel a su espíritu, que dicho humanismo fue en todo momento deudor de una motivación anarquista indeclarada, flotante, que oficiaba de ideal último de libertad, sólo metafóricamente aludido, dejándose asir
más bien en el revés de trama de su retórica politicista. Por ello, no dejaríamos de ser fieles a su ideario
más auténtico si caracterizamos el proyecto teórico tabordiano como la tentativa de elaboración de una
antropología política argentina e hispanoamericana de inspiración libertaria y autonomista”.
Taborda dirá que el suelo de la historia, su humus vital, es lugar donde se opera “la autorreflexión de la
especie acerca de su esencia, de su origen y de sus esperanzas”. Uno de los conceptos centrales de su
pensamiento es la idea de “lo facúndico”, término tomado en referencia al caudillo Facundo Quiroga, en
donde, según este autor, “se preserva la esencia de la nacionalidad preexistente, donde se arraiga el
comunalismo federalista, cuya expresión natural es el caudillismo”. Lo facúndico, para Taborda, es la
esencia de lo que somos, nuestro ser nacional, “el plasma vital del argentino", según sus propias
palabras. Sería interesante poner en diálogo, en términos analíticos y conceptuales, a Taborda y a
pensadores de la línea de Rodolfo Kusch.
En palabras de Taborda: “Cegada por la desestimación del genio nativo, de ese genio que llamamos
facúndico porque lo facúndico es lo que imprime sello peculiar a nuestra fisonomía, la política inmigratoria
no ha entendido nunca traernos hombres, hombres definidos como ejemplares plenos de humanidad,
destinados a enriquecer nuestra humanidad aportándole en la intimidad de la fusión anímica y espiritual
la aptitud para aquellos valores que significan una mayor amplitud en la concepción del mundo y de la
vida, sino máquinas de trabajo, instrumentos de producción aforados como valores bursátiles por las
transacciones capitalistas”.
Taborda en Unquillo
Según la historiadora local María de los Ángeles Lazzarini, en “Unquillo, crónica de una historia
archivada” (1999), luego de la autorización de la extensión del ramal ferroviario a nuestra ciudad (1913),
del inicio del servicio (1914) y el fraccionamiento de tierras por parte de la Compañía Argentina de Tierras
del Norte Limitada (década de 1920), “entre los primeros compradores cabe mencionar a personas
como Saúl A. Taborda, Pascual Piotti, Pablo Mercado, Isaac Ahumada, etc., quienes compraron gran
cantidad de lotes sobre la futura avenida “Los Aliados” [hoy “Avenida San Martín”]. Con el ferrocarril y la
posibilidad de comprar un terreno, nuevas familias iniciaron su vida en Unquillo constituyendo un
pequeño núcleo urbano que pronto comenzó a expandirse. Nuevos elementos se incorporarn a la nueva
fisonomía del lugar. Se crea una estafeta de correo el 17 de julio de 1913, cuyos primeros encargados
fueron Enrique Martínez, y luego la señorita Ramona Taborda, hermana de Saúl Taborda” (pág.85).
Esta referencia la realiza nuevamente Lazarini (2005) en “Unquillo, las voces del tiempo”, trabajo
realizado por la autora, Norma Paulino y Carolina Pesasi en el marco del programa Edición de Historias
Populares Cordobesas, del Ministerio de Gobierno, Coordinación y Políticas Regionales, del Gobierno de
la Provincia de Córdoba. Además se menciona que la casa de Taborda “era sitio de eternas charlas y
debates con amigos como el historiador José Luis Romero3” (pág. 88).
Salvemos la casa de Saúl Taborda
Desde hace algunos años, diversos sectores (intelectuales, académicos, culturales) se están movilizando bajo la
consigna “Salvemos la casa de Saúl Taborda”. El periodista Luis Rodeiro opina que esta casa es “histórica no
sólo por la calidad intelectual de su antiguo morador, sino porque fue un activo centro cultural, donde convergían
pensadores nacionales y extranjeros”. Por ello, “son importantes los esfuerzos realizados para rescatar del
olvido a estos hombres comprometidos con su tiempo y cuyos pensamientos y acciones trascienden el momento
histórico en el que descollaron, para constituir un reservorio cultural con el que es imprescindible dialogar para
entender y formular las claves del presente”.
Y agrega: “Precisamente, mi padre, Manuel Rodeiro, quien fuera amigo de Don Saúl y a quien consideraba su
maestro, escribió: "Facundo es un símbolo. Es símbolo, como lo fue para Sarmiento: civilización y barbarie. Sólo
que en Sarmiento la civilización es el conato racionalista, el pretender hacer un pueblo desde arriba, desde la
idea. Frente al baldío de la pampa, con Alberdi, puso al hombre en la solución obvia para su tiempo; poblar,
llenar el baldío con cosas, con los artilugios de la civilización, es decir, borrar el otro término, la barbarie, el
caudillo, la vida feudal. Pero esta barbarie es vida de comunidad, no vida biológica simplemente; es vida de
grupo, de nación, política e historia".
Al igual que otros estudiosos, Rodeiro sostiene que “sin duda el aporte de Taborda fue desbordante en el plano
educativo, a través de su obra Investigaciones pedagógicas, que planteaban una verdadera revolución en la
escuela y cuyas ideas puso en práctica en un ámbito caracterizado por el oscurantismo”, pero “la riqueza
intelectual no se agota en la pedagogía, sino que es considerado como uno de los grandes pensadores
nacionales”.
Por ello, según Rodeiro, “salvar la Casa de Taborda debería ser un objetivo provincial. Poder convertirla en un
centro de cultura, dedicado a exaltar el pensamiento de los hombres y mujeres de Córdoba, debería ser un
imperativo de los responsables de la política cultural de la Provincia, así como del municipio de Unquillo”.
3
El historiador Roberto Ferrero, ex presidente y actual miembro de la Junta de Historia de la Provincia, también se
ha mostrado preocupado por esta situación. Tiempo atrás remitió una carta a la rectora de la Universidad
Nacional de Córdoba, Carolina Scotto para solicitarle que encabece esta campaña ante las autoridades
provinciales, con el objetivo de salvar ese testimonio histórico: "Sería realmente un crimen que esta vivienda
fuera demolida en lugar de convertirla en museo y centro de cultura y memoria de quien la habitó por tantos
años y la ennobleció con su esfuerzo patriótico y latinoamericano. Sería irónico que quien ‘vivió y pensó para su
tierra’ no tuviera en ella su lugar de recordación", escribió Ferrero.
Numerosos referentes del ámbito académico y cultural han firmado un petitorio donde expresan que “la
casa de Saúl Taborda corre riesgo de ser demolida para convertirse en una serie de locales comerciales,
triste destino para la memoria de aquel gran pensador y para su morada unquillense”. A través del mismo
los firmantes apelan “a las autoridades municipales de Unquillo, a las del gobierno de la provincia de
Córdoba y a las del gobierno nacional, en pos de que actúen e imaginen el modo de preservar ese
recinto de la cultura nacional”. Entre los firmantes se encuentran: Robero Ferrero, historiador y miembro
de la Junta Provincial de Historia de Córdoba, Luis E. Rodeiro, periodista, Horacio González, director de
la Biblioteca Nacional, Enrique Lacolla, periodista, ensayista, Premio Consagración Letras de Córdoba
2005, Diego Tatián, docente e investigador de la UNC, Liliana Herrero, Norberto Galasso, historiador,
César Tcach, de la UNC-CEA, Julio Fernández Baraibar, escritor, político, asesor de la Secretaría de
Cultura de la Nación, Pablo A. Pozzi, profesor titular plenario UBA, Matías Rodeiro, docente e
investigador UBA – UPMPM, Juan Cruz Taborda Varela, director periodístico Matices, Jorge Huergo,
Centro de Comunicación y Educación – UNLP, Eduardo Rinesi, rector de la Universidad Nacional General
Sarmiento, Horacio Tarcus, docente-investigador, CeDInCI / UNSAM, Enzo Alberto Regali, director de
Planeamiento del Ministerio de Educación de la Provincia y Licenciado en Historia por la UCC, Silvia
Roitenburd, investigadora de la Universidad Nacional de Córdoba, Alan Ulacia, periodista –Tiempo
Argentino, Pedro Lanteri, director AM 530 La Voz de las Madres, Dr. Alberto Buela, Univ. Tecnológica
Nacional y Ricardo Forster, sociólogo, UBA.
En un artículo publicado por Juan Cruz Taborda Varela en la revista Deodoro (septiembre de 2010), el
periodista expresa que “Saúl Taborda eligió Unquillo como último resguardo del conocimiento. Allí
construyó una morada simétrica, cargada de simbología, hecha de cuadros dentro de cuadros. Su
altillo se convirtió en la torre del sabio. Y eligió que su osamenta, polvo, barro tal vez, descansara
por siempre ahí. Más en soledad que nunca. En pleno centro Avenida San Martín (…) Y en esa
misma avenida, paseo de domingo y de compras baratas, está la morada que fuera propiedad y
contención filosófica de Saúl Taborda en el epílogo de su pensamiento”.
Agrega: “Se fue a Europa tras el avance contrareformista, donde profundizó su formación en pedagogía,
filosofía y arte (…) A su retorno, para 1926, eligió Unquillo, desde donde pensó y publicó buena parte de
su obra. Investigaciones pedagógicas al iniciar los 30’ y la revista Facundo, entre otras, fueron las marcas
tabordianas que desde Unquillo develaron al ambiente intelectual”.
Para el autor, “lo que marca la historia [de la casa] fue su dueño y habitante original”. Y agrega una
detallada descripción de la casa: “Elena Figari, pedagoga cercana a la familia y que implementara las
ideas tabordianas en las aulas rurales y olvidadas de Cabana hace más de 50 años, cuenta que la
morada, conocida entonces como ‘El castillito’, había sido construida en base a unos planos que habían
ganado un concurso de arquitectura en Marruecos y que el mismo Taborda había traído para que la obra
se construyera en su entrañable Unquillo. Los tres niveles simétricos distribuyen las funciones sociales de
una familia bien asentada, que no sólo era propietaria de buena parte de las tierras cercanas y no tan
cercanas, sino que además vivía rodeada del mejor arte plástico de entonces. Las paredes de piedra,
casi un metro de densitud de roca unquillense, necesitaban tanta fuerza. Colgaban de ellas obras de
Malanca, Pedone, Vidal, Spilimbergo y otros. Dicen, Taborda fue el mecenas de la generación dorada. Y
amante del arte. El ingreso al solar tabordiano, ya sin la prestancia de otros tiempos, es el hogar a leña
con el frente realizado por la misma mano del escultor ceramista Fernando Arranz. El mismo que
anduviera por el mundo fundando escuelas de cerámica y le diera su nombre a la escuela local, dejó
inscriptas allí su obra donde se armaba el fuego unquillense, representando figuras vinculadas a la
pedagogía. Hoy queda poco en pie. El calor del destiempo le va comiendo el corazón a la cerámica.
Arranz es tan sólo el nombre de una escuela. Acaso Taborda también lo sea. De los tres niveles de la
casa, hay uno exclusivo. Era su laberinto, de donde siempre, siempre, salió airoso. El altillo, la torre del
sabio. La escalera de madera que lleva a la soledad de la altura se conserva tal como la subía Taborda
cada mañana. También el granito por piso, las fallebas que supiera abrir, las ventanas de arco y vidrio
repartido, las Sierras Chicas al frente. Desde esa mínima patria unquillense, él escribió: No se puede
concebir la democracia americana sino como el signo de un estado social cooperativo (…) Cuenta Figari
que allí, al calor de Arranz y bajo el techo abovedado y las paredes de piedra, el mundo intelectual se
sentía en su propia casa: “Su casa era un centro social, tenía amplios contactos. Él vivía viajando y
estudiando. Y haciendo intercambios con las personalidades más eminentes. Eran muy hospitalarios,
como buenos criollos. Y tenía contacto hasta con Einstein”.
Continúa: “Según recuerda Alicia Malere, su casa tenía un montón de ‘rincones’. Todo era exquisito, los
cuadros, las esculturas, los sillones, las lámparas, los platos” recuerda Malere desde Buenos Aires, quien
compartió los veranos unquillenses en la casa Taborda. (…) Hay un espacio reservado, que tuvo placa y
que ya no tiene más. El ex ministro Jorge Honorio Peyrano, en la primera gestión angelocista, rindió
tributo al hombre que le había puesto nombre y apellido a su escuela privada y se fue hasta Unquillo, al
solar tabordiano, a poner una placa, en presencia de periodistas y fotógrafos. La placa, de bronce, no
existe más …”.
El 2 de noviembre de 2012 la Municipalidad de Unquillo realizó la señalización de la casa de
Taborda ubicada en Avenida San Martín 2608. El cartel de referencia tiene una frase escrita por
Taborda en 1934: “Debimos forjar una comunidad política que, ajustándose a la idiosincrasia nativa,
fuese humana y universal y no un instrumento al servicio del capitalismo internacional transeúnte en
todas las patrias.”
Bibliografía del autor:
Libros:
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Artículos:
Taborda, Saúl Alejandro. Reflexiones sobre el ideal político de América. Córdoba:
Imprenta Elzeviriana, 1918.
______. Consideraciones en torno a los proyectos de ley universitaria. Córdoba:
Imprenta de la Universidad Nacional de Córdoba, 1932.
______. La crisis espiritual y el ideario argentino. Santa Fe: Instituto Social de la
Universidad Nacional del Litoral, 1934 (Reedición: 1945).
______. Investigaciones Pedagógicas, Vol. I y II, (Prólogo: Santiago Monserrat).
Córdoba: Ateneo Filosófico de Córdoba- Assandri, 1951.
______. La psicología y la pedagogía. Córdoba: Universidad Nacional de Córdoba,
Facultad de Filosofía y Humanidades, 1959.
______. Facundo, (Selección: Horacio Sanguinetti; Epílogo: Santiago Monserrat).
Buenos Aires: Perrot- Cuadernos del Centro de Derecho y Ciencias Sociales, F.U.B.A.,
Nº 10, 1959; 58 pp.
______. La argentinidad preexistente, (Selección y Estudio Preliminar: Fermín Chávez).
Buenos Aires: Docencia, 1988.
______. Investigaciones Pedagógicas, (Selección y Prólogo: Gustavo Cirigliano).
Buenos Aires: Marymar, 1993.
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Taborda, Saúl Alejandro. "El problema agrario". Nosotros 124 (septiembre 1919).
______. “La nueva conciencia histórica”. Humanidades I, Universidad Nacional de La
Plata (1921): pp. 94-106.
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______. "Chinchigasta y yo. Respuesta al Dr Alejandro KORN". Nosotros 266 (1931).
______. "Niñez- Juventud". Nosotros 276 (1932).
______. “Significado, trascendencia y evolución del sentido reformista”. Crítica (15-0632).
______. “Análisis de la Universidad”. Revista de la Enseñanza I-1 (1933)-(Este escrito
posteriormente forma parte de “Investigaciones Pedagógicas”).
______. Facundo. Crítica y polémica. Director SAÚL TABORDA, Córdoba, Argentina,
1935-1939:
N° 1 (1935), 8 pp, INDICE: Meditación de Barranca Yaco / Una “Historia de la Nación
Argentina” /La unificación de los impuestos / Dos líneas a Doll, por Saúl Taborda / En
torno al ’90.
N° 2 (1935); 5 pp, INDICE: Esquema de nuestro comunalismo / Tribulación ministerial.
N° 3 (1935); 6 pp, INDICE: El Código Civil y la vida / Acotaciones al “Anti Marx”de Hugo
Calzetti / Pantomima de Ginebra.
N° 4 (1936); 8 pp, INDICE: Comuna y federalismo / Temario del comunalismo
federalista / Proposiciones fundamentales / El fenómeno político / Las comunas
coloniales / Términos precisos.
N° 5 (1938); 26 pp, INDICE: Sarmiento y las posibilidades de un Arte nacional, por
Santiago Monserrat / Filosofía de Sarmiento hombre, por Manuel Gonzalo Casas /
Sarmiento y el ideal pedagógico, por Saúl Taborda /Revolución y comunidad histórica,
por Oscar Marcó del Pont / Temario del Comunitarismo federalista.
N° 6 (1939); 6 pp, INDICE: La declaración de Lima, por Saúl Taborda.
N° 7 (1939); 5 pp, INDICE: Comunalismo y justicia, por Saúl Taborda.
______. “El fenómeno político”. VVAA. Homenaje a Bergson. Córdoba: Universidad
Nacional de Córdoba- Instituto de Filosofía, 1936. pp. 65-95.
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Universidad Nacional de la Plata, 1938. pp. 301-327.
______. "El objeto pedagógico en los valores religiosos”. Educación 1 ( noviembre
1942): 1-21
______. "Bibliografía: La psicología pedagógica”. Educación 2 (noviembre 1943): 73-76
______. "Córdoba o la concepción etnopolítica de la ciudad". Tiempo Nuevo (1947).
______. “Curriculum Vitae del Dr. Saúl Taborda, Artículos de Facundo, Artículos de
Tiempo Vivo”. ESTUDIOS 9 (1997- 1998). Universidad Nacional de Córdoba, Centro de
Estudios Avanzados.
Bibliografía sobre Saúl Taborda:
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Barreiro, José P. "Una crisis espiritual argentina: La transición de Saúl Taborda”.
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______. Filosofía americana e identidad. Buenos Aires: Eudeba, 1989.
______. La reforma universitaria. Antecedentes y Consecuentes. Buenos Aires:
Leviatán, 2000.
Caturelli, Alberto. “La filosofía como pedagogía en Saúl Taborda”. La filosofía en la
Argentina actual. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1971.
______. “El pensamiento de Saúl Taborda”. Cuadernos de Filosofía XV- 22-23 (1975).
______. “El pensamiento filosófico de Saúl Taborda”. Historia de la filosofía en
Córdoba, 1610-1983. Córdoba: 1993. Auspicio del Consejo Nacional de Investigaciones
científicas y técnicas (CONICET).
______. Historia de la Filosofía Argentina 1600-2000. Buenos Aires: Ciudad Argentina,
Universidad del Salvador, 2001.
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Carli, Sandra. Niñez, pedagogía y política. Transformaciones de los discursos acerca
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