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Ha propósito de los estudios que realizamos en nuestro seminario en Querétaro sobre las elaboraciones de Schreber, hemos desembocado en la sesión que Lacan tituló De los Nombres del Padre. Esto nos llevó a un inevitable encuentro con las cuestiones que conciernen a la existencia de Dios. Por ello queremos dar lugar a la intervención de Alberto Constante, Doctor en filosofía por la UNAM y por la Universidad de Paris VIII. A continuación ofrecemos su argumento. Beatriz Aguad Seminario : DIOS HA MUERTO Alberto Constante Beatriz Aguad Sábado 22 de junio de 2013 de 16 a 19 horas. MUSEO DE LA CIUDAD, Querétaro. Contribución en los gastos : $200 Respecto de la muerte de Dios en Nietzsche podría decir: En el seminario se tratará de esclarecer el enunciado “Dios ha muerto”. Éste no debe ser tomado como una expresión de la postura personal de Nietzsche sobre una creencia o no, sobre la existencia de Dios o no y sobre su muerte. La frase tiene que concebirse en el marco de la historia de Occidente, de su desenvolvimiento y de su destino, esto es: el nihilismo presente en esa historia. Dios es un término que queda vacío por la significación tan extensa que da. Por ello, la lectura de esta frase, que tiene historia, Nietzsche la emplea como una forma de enunciación del nombre de Dios para designar, en primer lugar, que Dios es un significante o signo de referencia del sujeto para la creación de un significado, el cual Nietzsche infiere como la creencia a la moral del rebaño, de los envenenadores del alma, de los ídolos humanos levantados como ideales perfectos y que se representan a fin de cuentas como el mundo sobrenatural, o el dominio de las ideas y de los ideales: el bien, el mal, la mentira, la verdad, la justicia, nos someten. Este dominio se considera desde Platón como el verdadero mundo, el mundo real propiamente dicho. La frase significa, a final de cuentas, que el mundo suprasensible carece de fuerza operante -no es eficaz, no dispensa vida-, en donde la filosofía occidental, entendida como platonismo- se ha acabado; las valoraciones que en ella tenían su fundamento se han derrumbado. Y sin embargo: vivimos su sombra que es quizá más tremendo que la misma muerte de Dios. Creo que estas líneas muestran todo el tratamiento que se debe de dar a la frase misma.