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Testimonio vocacional de Servando López Baeza, religioso y sacerdote Ven y Sigueme A mi temprana edad en las convivencias de la casa de los abuelos paternos había la presencia de sacerdotes y conviviendo con amistades de mi infancia en mi pueblo natal…me incorpore al servicio de acolito, que desde ahí recibí mi primera invitación al seminario diocesano para ser sacerdote. Pasado el tiempo y llegando a la adolescencia “la idea” continuaba en mi cabeza….con todas las exigencias propias de la edad me distancié de la Iglesia. El contacto en la secundaria, de un sacerdote –recién ordenado- con 35 años, creo que eso medio me reavivó la inquietud, pero mi escrúpulo me distanciaba. En la etapa de la preparatoria (UdeG) al iniciar una disciplina para adelgazar y junto con situaciones familiares; mi padre se distancio del hogar y a mi madre la intervinieron quirúrgicamente; todo me recuerda una etapa de acercamiento a Dios en la Oración en los templos y con cierta regularidad a los sacramentos. Me llegó un valor fuerte y determine dejarlo todo para irme al seminario. Siendo un joven de apenas 17 años, de familia en la cual el trabajo siempre ha sido nuestro medio de sobrevivir, de una familia pequeña: mis padres son hijos únicos, él huérfano desde pequeño y nuestra familia compuesta por cinco hijos de los cuales yo soy el cuarto. El que me vinieran esas ganas o deseo de ser sacerdote era bien visto… pero el que ya me determinara…..todo y todos parecían en mi contra…por ejemplo, una expresión de una hermana “si ya no quieres trabajar solo estudia, nosotros te apoyamos pero eso del seminario”… El primer año del seminario fue vital…feliz, fue cuando Pablo VI había fallecido y le siguió Juan Pablo I quien a su muerte le sucedió Juan Pablo II 1978-1979. A los tres o cuatro años ya en el introductorio a la filosofía conocí a JOSÉ BOUCHAUD, en una visita que hizo al seminario y de ahí la inquietud….de conocer a un sacerdote mayor feliz y que reflejaba la alegría de su sacerdocio …me cautivó y sus escritos más. Fue hasta terminada la filosofía que me decidí a ir a conocer donde vivían en la Cd. De México DF en las periferias. Me impactaron la sencillez de vida que vi y la atención que recibí así como la manera de celebrar y predicar….lo que me cautivó…ese estilo de sacerdotes…. En el ir y venir, de mi vida familiar y en el seminario con mis altas y bajas fue lo que me ayudó a determinarme por un estilo nuevo de superarme para querer vivir y ser sacerdote al estilo de los Hijos de la Caridad. En 1987 deje el seminario, ya estando en tercero de teología con un tiempo de experiencia y conocimiento de vida de equipo sacerdotal y religioso en Estados Unidos (Los Ángeles). Me dedique desde haya a ir y venir cada dos meses en dos países y culturas que me confrontaron para decidirme a tomar el camino con los Hijos. El primer año 1988 y primera etapa de postulantado trabajando en fabrica (maquila) y viviendo en equipo en la frontera….Cd. Juárez…iniciaba mis sueños…”en medio del pueblo y los trabajadores”, como Jesús carpintero….mi formación para el sacerdocio…. El primer año con los Hijos fue vital –como mi primer año en el seminario- “fuente y fuerza para continuar mi experiencia al sacerdocio”. Cada etapa la viví intensamente….hasta llegar al noviciado…fue una cima….clímax de entrega a Dios y seguimiento a Jesús obrero. Que rescato mi vida y mi experiencia familiar. El contacto con sacerdotes ancianos a la orilla de la vida esperando la partida a la Casa del Padre…fue la cereza del pastel….En 1993 en Francia pude constatar el ver hombres de Dios sacerdotes con rostros felices de su vida eso me dio nuevo impulso para continuar mi camino. La vivencia como Hijo de la Caridad me hacía no pedirle más a Dios, pues ese contacto con el pueblo de Dios: los pobres y trabajadores con la exigencia de la formación, me acicateaban al sacerdocio. Viviendo cada paso con despojamiento de mi ser y al encuentro de mí mismo. Llegue al sacerdocio en febrero de 1999. Ya desplazado de mi egocentrismo, aprendiendo el sacerdocio en el desierto y viviéndolo con penas y alegrías….a casi 15 años como sacerdote hay muchas cosas que tengo que seguir aprendiendo, luchando por conquistar ese privilegio del Don recibido que llevo en vasija de barro….