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Mano Vacía, la vacuidad del espíritu.
Mano vacía como arte marcial, es si duda efectivo y contundente, pero mi punto de vista
en esto últimos años ha cambiado, a razón de conocer otras disciplinas, entendiendo que
todo tiene un curso, como el agua que siempre se adaptará al terreno buscando la mejor
forma, erosionando y forjando las mayores maravillas conocidas de nuestro mundo,
pero siempre encontrando el camino, el Bujutsu.
Es sabido, que en la antigüedad todos íbamos armados para nuestra defensa o ataque, y
que las clases sociales se destacaban por el tipo de armamento que lucían,
empleándose todo tipo de las más variadas técnicas marciales conocidas.
Debido al egoísmo de poder insaciable de las civilizaciones, siempre ha existido la
tendencia al imperialismo cosa que el Japón también empleó, aboliendo las armas, para
poder así dominar con mayor facilidad a los suyos, y a las tierras conquistadas.
En ese período, las artes marciales sin armas llegaron a su máxima esplendor, siendo las
técnicas de mano vacía, y las de herramientas del campo, las que se desarrollaron,
primero a nivel local y luego a un ámbito continental.
Esa tendencia ha llegado a nuestros días, muy enriquecida con los años, y su desarrollo
global.
Pero hay que recordar que su verdadera riqueza recae en su procedencia, que son las
armas marciales que en su día se prohibieron, y que son las que realmente integran el
espíritu del guerrero, el Bujutsu.
Restablecido todo en su origen, y considerando que el mayor pacifista es el guerrero
que precisamente por su cercanía a la muerte, es el único que cociente de lo que
representa el dolor, luchará para evitarlo.
Los años al pasar nos hacen más débiles y frágiles, pero nos fortalecen en experiencia y
filosofía, con la esperanza de no recaer en el monstruo político que generación tras
generación nos aniquila, con su gran sed de poder.
Este razonamiento es el que me hace retomar las armas como arte marcial único,
asumiendo en su estado la mayor pureza, manteniendo sus castas y estatus, devolviendo
su representación social.
En mi punto de vista actual, las artes marciales se practican, con el caso hipotético que
siempre hay armas en nuestras manos, pero es evidente que en alguna ocasión se
perderán, pues incluso así se actuará como si las tuviéramos, y en el peor de los casos,
emplearemos nuestro instinto, adaptándonos temporalmente y de interés puntual, a la
mano vacía, al igual que nuestros antepasados lo hicieron por obligación.
El arte marcial con armas, se practica con reproducciones en madera, para no dañarnos,
pero aun así se trasmite la proyección de nosotros mismos en ellas, teniendo esa
sensación de fuerza que no es necesario exteriorizar al máximo, ya que una katana corta
por su filo y no por su golpe, sentir en todo momento el respeto que representa un arma
para nosotros y nuestros compañeros, es parte de la su filosofía, cortar nuestro ego, y no
al enemigo, al igual que nuestra mano vacía, golpea la vacuidad del espíritu, y no al
contrario.
Entiendo el arte marcial, como una manera de ejercitar nuestro cuerpo, mente y espíritu,
en su nivel de contesto con el universo, con el pretexto único de hacer a la humanidad
mejor, implantando la semilla del compañerismo, la paz y el Amor.
El Amor, como máximo exponentes de las emociones es el motor del éxito para mejorar
nuestro mundo, a continuación, quisiere resumir una base científica que nos puede
ayudar a entender mejor este nuevo concepto, que a la vez, es tan antiguo como la
misma civilización:
El Amor como máximo exponentes de las emociones, es el motor del éxito
para mejorar nuestro mundo.
La ciencia ha llenado un importante hueco entre lo físico y espiritual o
etérico.
Resumen i despedida.
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