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“LA MALDICIÓN DE LA
MALINCHE”
“Del mar los vieron llegar,
Mis hermanos emplumados
Eran los hombres barbados
De la profecía esperada”...
Se oyó la voz del monarca
De que El Dios había llegado.
Y les abrimos la puerta
Por temor a lo ignorado”.
(Malinche (1496-1529) era el nombre de una india que fue ofrecida a Hernán
Cortés cuando de su llegada al México.
Ella hablaba lenguas azteca y maya y aprendió el español, lo que ayudó en la
comunicación y en la derrota de los aztecas. Tuvo un hijo con Cortés, llamado
Martín. Se le considera como traidora del pueblo azteca).
Había una profecía entre los pueblos de las civilizaciones precolombinas de que
algún día, en un futuro, llegarían hombres barbudos, con armaduras
brillantes, caballos de fuego, venidos del mar, en casas flotantes y que
destruirían a las naciones del continente que se llamaría América. Cuando
llegaron los españoles, venidos del mar, en busca del El Dorado, diezmaron los
pueblos Aztecas, Mayas e Incas y destruyeron, por orden de los reyes de España,
todo cuanto recordase a sus culturas. Además de saquear sus riquezas,
impusieron la religión a los que sobrevivieron. Jesucristo siempre predicó el
amor, pero los que dominaron la iglesia en los años 1500 catequizaron a los
pueblos conquistados a hierro y fuego. Cuánta ironía y blasfemia en la religión
que se decía la continuidad de Jesús.
La historia siempre nos ofrece grandes enseñanzas sobre la vida universal. Sin
duda, los historiadores dicen que quien no aprende con la historia termina,
inevitablemente, teniendo que repetirla.
Vemos eso en los más diversos casos y citamos como ejemplo la historia de la
invasión de Rusia por los franceses en 1812, con Napoleón Bonaparte en el
frente. Después de cinco semanas en los escombros de Moscú, Napoleón decidió
regresar a Francia a principio del invierno. El frío de hasta -38 º prácticamente
diezmó las tropas francesas. En 1941 la Alemania nazista de Hitler también
perdió la batalla contra Rusia por causa del invierno cruel. Los soldados
alemanes se morían de frío y no por causa de balas. No aprendieron con la
historia y han pagado alto precio por eso: la pérdida de la guerra.
Los pueblos Incas también estaban en guerra entre dos pretendientes al trono
cuando llegaron los españoles. Además de debilitar el ejército, no dieron la
debida atención al extranjero que se unió a los descontentos y fácilmente
sometió el imperio Inca.
El Imperio de los Incas existió en América del Sur desde tiempos precolombiano
alrededor de 1200 hasta el año 1533. Abarcó el territorio donde hoy se
encuentran Ecuador, el sur de Colombia, todo el Perú y Bolivia, el noroeste de
Argentina y el norte de Chile.
La capital del imperio era Cusco. El emperador mandó construir la ciudad de
Machu Picchu en el alto de los Andes para ser su residencia en el invierno y
para estar más cerca del sol. A través de los rayos del sol que entraban por las
ventanas pegadas en las piedras iluminando puntos en el suelo, él sabía
exactamente cuando eran los solsticios de verano e del invierno. Todo esto para
conocer los períodos de siembra.
Cómo adoraban al dios sol, cometían el crimen de ofrecer en sacrificio las
criaturas y adolescentes que tenían el cuerpo perfecto, en rituales macabros.
También los enemigos eran ofrecidos a este dios.
El emperador Pachacuti que reinó entre los años 1438 a 1471 logró unir a los
pueblos que habitaban la región, basada en la producción de alimentos y ropa
y la distribución equitativa entre todos.
Antes de ese período las guerras entre los pueblos diezmaban miles de
combatientes en la lucha por alimentos y la propiedad de tierras.
Pachacuti fue capaz de construir terrazas en las montañas para la producción
de alimentos. Más de veinte tipos de productos eran producidos en la región,
desde maíz en la parte inferior donde era más caliente, hasta papas en las
partes más frías, en la parte superior.
Construyó carreteras en los lugares más peligrosos, clavados en las montañas,
y en las llanuras, con un total de 40.000 km. La contabilidad de la producción
de alimentos, de animales, estadísticas del censo de población, extracción de
oro y plata, hombres del ejército y otros era hecha a través de nodos en quipus.
Personas especializadas hacían la lectura de estos quipus para el emperador
para que él pudiera tomar las decisiones razonables en cada caso.
Fue establecido un sistema de correo con mensajeros en puestos a cada 20 km
que recorrían estos trayectos que recorren, todos ellos, en un día, la distancia
de 280 km.
La producción de alimentos llegó a niveles excelentes, atenuando una
población de 10 millones de habitantes entre todas las tribus que hacían parte
del imperio. Administrando la producción y distribución de alimentos y de ropa
el emperador Inca fue capaz de reunir a los diferentes pueblos, que antes
luchaban entre sí, en los esfuerzos de mantener una civilización en el apogeo.
Después de Pachacuti diversos emperadores ascendieron al trono hasta que
finalmente tomó el poder Atahualpa en 1532.
Como todo que es bueno se termina como dice el viejo refrán, el imperio estaba
en peligro. En Europa había una fiebre entre los países que deseaban
conquistar nuevas tierras y riquezas. El continente americano ya había sido
descubierto en 1492 y las naciones corrían contra el tiempo para conquistar
las nuevas tierras y estacar banderas en esos lugares. Al hierro y fuego lo
hacían. Dominaban, detenían, liberaban, mataban como señores del mundo.
Las poblaciones nativas del nuevo continente eran simplemente diezmadas sin
piedad. Junto de los conquistadores siguieron los sacerdotes para imponer el
cristianismo a los bárbaros.
Recuerdo que Jesús dijo que cuando una casa está dividida, tiende a caer. Dicho
y hecho. Sucedió justo eso con el imperio Inca.
Cuando Huayna Cápac se convirtió en emperador en 1493, una guerra de
sucesión estalló y se prolongó durante doce años. Cuando Huayna murió, dos de
sus hijos, Huáscar y Atahualpa lucharon para tomar el poder, en la "guerra de
dos hermanos", de la cuál resultó alrededor de cien mil muertos.
Atahualpa ganó la guerra y fue cruel con los perdedores. Todo trabajaba para
la caída del imperio.
Había rumores en el imperio de que un hombre extraño barbudo que vivía en
una casa en el mar y tenía rayos y truenos en sus manos llegaría para poner fin
a los Incas. Esta era una antigua profecía entre en el pueblo. Fue en este
momento crítico que el hombre barbudo, con soldados vestidos con armaduras,
con armas de fuego llegó.
Este hombre barbudo extraño era Francisco Pizarro y sus españoles de
“Castilla de Oro", que capturaron a Atahualpa y sus nobles en 16 de noviembre,
del año 1532. Eran cerca de dos centenares de soldados que ganaron de casi
dos mil hombres de la guardia personal del emperador. Era el resultado de la
casa dividida, que cayó en las manos de los españoles.
Las carreteras que sirvieron durante muchos años para unir y los graneros que
servían para alimentar los diferentes pueblos y apaciguar amenazas, ahora
servían de puntos estratégicos de los invasores en la guerra de la conquista.
Los conquistadores se aprovecharon de las carreteras y de los graneros para
conquistar el imperio. Sin las carreteras y los graneros con seguridad tendrían
muchas dificultades para ganar de los pueblos nativos.
Detuvieron Atahualpa y exigieron rescate. Seis toneladas de oro y muchas más
de plata. Este valor fue juntado y entregado a los conquistadores. Gente de la
peor especie, en lugar de liberar el emperador, lo condenaron a morir
quemado. El sacerdote afirmó que si él convirtiese en cristiano, su pena sería
conmutada. Él aceptó, pero mismo así fue muerto estrangulado.
Estos eran los "cristianos" que llegaban al nuevo mundo para civilizar los
pueblos. ¿Enemigos mayores para qué? Los conquistadores españoles deseaban
encontrar El Dorado en el nuevo mundo. Cargaban la codicia y el deseo
desenfrenado de encontrar tesoros que los hizo ricos. Estaban al servicio del
rey de España y harían de todo para conquistar nuevas tierras y nuevos
pueblos.
Las Américas fueron despojadas de sus tesoros. Todas las riquezas encontradas
fueron transportadas para Europa. Los países de ultramar quedaron mucho
más ricos y el nuevo continente ya empezó una nueva civilización con la marca
de la pobreza. Después de secaren las venas, permitieron que los países
descubiertos lograsen la independencia. Todo eso a costo de miles de vidas y
del saque de todo cuanto tenía valor por aquí.
Humberto de Campos en su libro "Brasil, corazón del mundo, patria del
evangelio", a través de Chico Xavier, narra que los espíritus que estaban en
lugares de bajo astral, rogaron al Maestro Jesús la oportunidad de regresar a
la Tierra, a través de la reencarnación, para compensar los males que habían
cometido cuando encarnaron malos personajes en la Tierra. Habían sido reyes,
príncipes, sacerdotes, exploradores, guerreros, que utilizaban su posición en la
sociedad para perseguir, detener, matar a sus semejantes. En este papel
incluyen estos conquistadores sedientos de sangre. Jesús, entonces les permitió
que regresasen a la Tierra, en forma de esclavos nacidos en tierras africanas,
para el rescate de sus culpas. Se cumplía, así, la ley de causa y efecto.
Las carreteras y graneros que ofrecían vida al Imperio Inca fueron las bases
utilizadas por conquistadores para destruir este imperio. Las carreteras y
graneros que antes exultaban la vida se convirtieron, bajo el dominio de los
españoles, en las carreteras y los graneros de la muerte.
Luiz Marini – 31-03-10