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LA SANGRE ES ROJA, EL SEMEN ES BLANCO
The lips of Thomas, Marina Abramovic, 1973.
Marina Abramovic es una artista de performances nacida en Belgrado
(Yugoslavia) en 1946. De padres partisanos y nieta de un patriarca de la Iglesia
Ortodoxa Serbia proclamado santo tras su muerte, Abramovic refleja en sus
primeras performances la represión cultural y estricta en la que ha sido
educada; purificaciones rituales encaminadas a liberarla de su pasado.
La artista tiene formación en la Academia de Bellas Artes de Belgrado,
completando sus estudios de postgrado en la Academia de Bellas Artes de
Zagreb, Croacia.
Considerada “la abuela de la performance”, Abramovic empieza a mostrar la
esencia de lo que serían sus futuras performances con “The Lips of Thomas”
The lips of Thomas, Marina Abramovic, 1973
Marina Abramovic rasga en su abdomen una estrella de cinco puntas, la sangre
empieza a brotar sin control a través de las líneas que adquieren el color rojo
intenso, mientras la artista aún conserva en la mano la cuchilla con la que ha
ejecutado el corte.
“Las culturas antiguas piensan que la sangre está en conexión con la Tierra.
Los antiguos chins creen que los colores más importantes son el rojo y el
blanco. La sangre es roja y el esperma es blanco” Chamán tahitiano.
El símbolo que se dibuja es la religión con la que ella está marcada, realizando
una performance con fuertes connotaciones biográficas y alegóricas a través
de la cual, según confiesa la propia artista, sus tensiones vitales se relajan.
La performance consistía en una acción de dos horas en la que Abramovic,
sentada desnuda sobre una mesa, se comía primero un kilo de miel cucharada
a cucharada y se bebía un litro de vino, sorbo a sorbo. Finalizado este proceso,
la artista rompe la copa y se rasga su estómago dibujando una estrella de cinco
puntas. Se desnuda y empieza a azotarse violentamente hasta no sentir dolor.
Después se tendía sobre una cruz de hielo con una estufa enfocada hacia su
vientre, haciendo que la sangre salga descontroladamente. Marina Abramovic
permanecerá en esta posición durante treinta minutos, mientras su cuerpo
empieza a congelarse, hasta que el público decide interrumpir la acción
retirando los bloques de hielo situados bajo la artista.
No es masoquismo. La artista ha construido un entramado conceptual en el
que los hechos biográfcios, los símbolos – la cruz y la estrella – y su propio
sufrimiento se entrelazan dando forma a su propio ritual liberador.
"Estoy interesada en un arte que perturbe y rompa ese momento de peligro; por eso,
el público tiene que estar mirando aquí y ahora. Deja que el peligro te concentre; esta
es la idea, que te concentres en el ahora".
Marina Abramovic busca su propio límite a la vez que busca el límite del
espectador. El límite físico, pero también el psíquico. Sus performances tratan
de buscar respuestas a la identidad definiendo los límites sobre el control de su
propio cuerpo y de su audiencia en sus performances en los que mezcla arte y
códigos sociales. En su ambicioso proyecto pretende descubrir un método a
través del cual, con el arte, poder hacer a la gente más libre.
Marina Abramovic se encontró con Ulay un 30 de Noviembre. Era el día del
cumpleaños de ambos. En la partida de nacimiento de ella, la estrella que se
dibujaba en el vientre. En la partida de nacimiento de él, una esvástica. Marina
no estaba destinada a vivir un amor convencional.
Marina y Ulay compartieron vida, arte y pensamientos durante muchos años.
Entre sus trabajos podemos encontrar Breathing In/Breathing Out, 1977.
Abramovic/Ulay, Breathing In/Breathing Out, 1977
En esta performance se fundían en un beso eterno en el cual el uno formaba parte del
otro. Con la nariz tapada, el uno respiraba el aire del otro hasta caer desfallecidos.
Se despidieron de la única manera que ellos saben hacer. Grat Wall Walk, 1988, trece
años después de conocerse, es la última obra de ellos dos juntos. Cada uno se situó
en un extremo de la Gran Muralla china para encontrarse a mitad de camino.
Abramovic, de rojo, era el fuego. Ulay, de azul, el agua. Cada uno caminó dos mil
kilómetros durante tres meses y se encontraron para decirse adiós. Ya no contarían
con dos cuerpos expresando ideas, sino con uno. Y cada cuerpo, en una nueva
dirección.