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FRAGMENTO DEL CAPÍTULO SOBRE LA ALIMENTACIÓN
b) Qué comían
Una vez analizada la forma en que las tropas carlistas conseguían alimentos,
vamos a ver ahora en qué consistía su menú. Analizando las noticias que da la prensa y
algunos autores de la época podemos conocer de forma aproximada lo que comían, por
la frecuencia con la que aparecen determinados alimentos.
A la vista de los datos del cuadro 14 queda bastante claro que la dieta habitual
del soldado absolutista se basaba en el pan y la carne, con el vino como bebida
cotidiana. Así pues, estos tres productos formaban el grueso de lo que los rebeldes
exigían a los pueblos. Como complemento ocasional se consumía también arroz,
alubias, menestra y bacalao, que se obtenían fundamentalmente mediante robos a
arrieros, mercaderes o en casas de campo. El resto de productos tenían un consumo
mucho más esporádico y parece ser que se tomaban cuando no tenían otra cosa que
llevarse a la boca. En cuanto al agua, apenas se menciona, ya que no era un producto
que los rebeldes pidieran a los pueblos, debido a que se podía conseguir fácilmente en
cualquier río o pozo. Pero en cambio sabemos que los castillos de Cantavieja 1, Morella
y Segura (Teruel) contaban con un aljibe cada uno, donde se almacenaba el agua y que
servían para abastecer a la guarnición2. Así pues, su consumo debió ser también
habitual, aunque a veces podía provocar enfermedades si el agua estaba contaminada.
Esto fue lo que les pasó a muchos soldados cerca de Gandesa (Tarragona), cuando
cayeron enfermos de cólicos por beber de aguas pantanosas, en mayo de 18373.
Un caso especial es el aguardiente, que los mandos carlistas reservaban para
ocasiones especiales, bien para celebrar algo, bien para infundir valor a la tropa, antes
de la batalla. El 1 de agosto de 1838, por ejemplo, Cabrera distribuyó a sus hombres una
ración de aguardiente, antes de ordenarles atacar las posiciones liberales en los
alrededores de Morella4. El recurso al alcohol para reducir el miedo al fuego enemigo
parece que era algo habitual y de hecho los soldados carlistas llegaron a combatir
“borrachos de aguardiente”5. Por otra parte, el 9 de enero de 1840 se repartió ración de
esta bebida a los soldados y voluntarios realistas de Morella, para celebrar la supuesta
recuperación de Cabrera, enfermo desde hacía unas semanas6. También se les dio
aguardiente antes de fusilar a los prisioneros liberales hechos en Arcos de las Salinas
(Teruel), lo que tuvo lugar el 20 de octubre de 18367.
Volviendo a la comida, cabría preguntarse por qué la carne y el trigo formaban
la dieta básica del soldado carlista. Pues fundamentalmente porque eran alimentos
fáciles de conseguir y de conservar, lo que explica que desde la antigüedad fueran la
base de la nutrición militar. Los legionarios romanos se alimentaban a base de carne y
de tortas de trigo, mientras que los tripulantes de la marina británica del siglo XVIII
comían básicamente carne y galletas. Además, el cereal mencionado era el cultivo
predominante y la base de la alimentación campesina, por lo que se podía encontrar en
casi todas partes. Además, tanto en grano como en harina, era un producto que tardaba
mucho en estropearse, lo que permitía almacenarlo y llevarlo de un sitio para otro, sin
miedo a que se echara a perder.
Aunque los carlistas también se alimentaban de galletas, el destino fundamental
del grano de trigo era convertirse en hogazas de pan, que las tropas rebeldes consumían
a diario (siempre que podían, claro está). Normalmente exigían a los pueblos raciones
de pan, pero cuando capturaban sacos llenos de grano se veían obligados a buscar una
forma de transformarlo en algo comestible. Para ello utilizaban los molinos de las zonas
por donde pasaban, como hizo Cabrera en junio de 1837, cuando bajó a Villarreal para
CUADRO 14. FRECUENCIA CON LA QUE APARECEN DETERMINADOS
ALIMENTOS Y BEBIDAS EN NOTICIAS SOBRE LOS CARLISTAS 8
TIPO DE ALIMENTO
Diario
Mercantil
Trigo
y Pan
derivados
Trigo
Harina
Grano
Galletas
Carne
Ganado
(sin
especificar)
Carne
(sin
especificar)
Ganado ovino11
Ganado vacuno12
Ganado caprino
Ganado porcino13
Aves14
Arroz
Legumbres
Alubias
/
habichuelas
Habas
Garbanzos
Legumbres (sin
especificar)
Pescado
Bacalao / abadejo
Anguilas
Verdura
Menestra
Aceite
Sal
Productos
Azúcar
azucarados
Dulces
Cacao
Chocolate
Patatas
Fruta
Higos
Sin especificar
Azafrán
Manteca
Maíz
TIPO DE BEBIDA
44
59
20
15
4
62
Bebidas
alcohólicas
32
12
1
4
Agua
Vino
Aguardiente
Alcohol
(sin
especificar)
VECES
Archivo de Archivo
Castellfort9
de
Alcañiz10
45
23
7
0
5
0
0
1
0
0
1
0
Calbo y
Rochina
3
10
5
6
2
14
TOTAL
249
11
29
13
0
35
18
8
4
4
27
16
3
0
0
0
0
0
2
0
0
0
3
0
9
4
6
4
0
0
0
5
3
1
1
1
0
0
0
0
0
0
0
0
0
11
1
5
9
9
4
2
2
1
2
1
1
1
1
1
0
0
12
2
0
1
0
0
0
1
0
0
0
0
0
7
0
0
1
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
1
1
0
0
0
0
0
0
0
1
0
0
18
1
0
21
7
0
0
1
0
92
0
0
2
6
215
41
28
VECES
19
17
13
10
10
3
2
2
1
1
TOTAL
Fuente: Diario Mercantil de Valencia (1834-1840), Archivo Municipal de Castellfort, Archivo Histórico
Municipal de Alcañiz y Calbo y Rochina. D, Historia de Cabrera… (elaboración propia).
moler un cargamento de trigo15. Si tenían bases permanentes podían disponer de
molinos que trabajaran exclusivamente para ellos, asegurándose así un suministro
continuo de harina. Para evitarlo los liberales intentaban destruir estas instalaciones,
como hizo el coronel Churruca con las de Beceite (Teruel), en marzo de 183616.
El siguiente paso era convertir la harina en pan, para lo que era necesario contar
con hornos que realizaran dicha labor. Parece ser que para ello empleaban los ya
existentes en las poblaciones que atravesaban, ya que hay pocas noticias de que los
construyeran. No obstante, cuando los que había no bastaban, sí que podían recurrir a
construir algunos para asegurarse el suministro de pan17. Más tarde, cuando los rebeldes
se hicieron con bases permanentes, dispusieron allí de sus propias instalaciones, como
ocurría en el castillo de Morella18 o en Cantavieja, cuyos hornos eran capaces de
proporcionar 3.000 raciones de pan al día19. Otras veces se encontraban fuera del recinto
amurallado, lo que aumentaba mucho el riesgo de ser destruidos por los liberales. Esto
es lo que sucedió en Segura (Teruel), cuyos hornos fueron destruidos por Zurbano a
principios de 1840, matando a los dos empleados que se encargaban de ellos20.
LOS CARLISTAS CONDUCEN GANADO VACUNO
¿Y qué hay de la carne? Aunque no era un alimento habitual de la dieta
campesina, había muchos animales que complementaban la alimentación de los
agricultores sin necesidad de ser sacrificados. Además, tenían otras funciones aparte de
las estrictamente alimenticias, como abonar los campos, proporcionar lana o tirar del
arado. Así pues, las tropas carlistas tuvieron un fácil acceso a la carne, a base de acabar
con la vida de miles de animales que eran vitales para la economía campesina. La que
más consumían era la de carnero u oveja, mientras que la de cerdo o gallina era mucho
más infrecuente. Pero el sacrificio masivo de bestias hizo que a finales de la contienda
hubieran desaparecido todos los ganados y la mayor parte de las caballerías de labor de
la zona21. En Alpuente (Valencia), por ejemplo, el ganado lanar pasó de 40.000 a 8.000
cabezas, mientras que el caprino descendió de 40.000 a 1.000, con reducciones
semejantes en otras localidades, como Morella y Montalbán (Teruel)22. Por esta razón la
carne fue desapareciendo de la dieta carlista, que en los últimos años de la guerra pasó a
basarse en el pan y en las legumbres. De hecho, en 1839 las tropas aragonesas ya nunca
comían carne y su ración diaria era de dos libras de pan (710 gramos), cuatro onzas de
alubias (116 gramos) y media onza de aceite (14 gramos)23.
Pese a que la carne se deteriora con mucha rapidez, también es cierto que en casi
todos los pueblos había animales que podían ser degollados en el momento para
satisfacer las necesidades proteínicas del ejército de don Carlos. Esto es lo que ocurrió
en septiembre de 1836, cuando durante varios días ocuparon la villa de Utiel las fuerzas
de Gómez y de Cabrera. Durante ese periodo cada calle parecía un matadero y, al
marcharse los carlistas, dejaron el pueblo con tantos despojos de reses que hubo que
retirarlos rápidamente para evitar una epidemia24. Por otra parte, la carne es el único
alimento que se transporta a sí mismo, que es lo que ocurre cuando el animal está vivo y
aún no ha sido sacrificado. De esta manera, los carlistas podían realizar marchas
acompañados de gran cantidad de bestias, que iban matando a medida que se veían
necesitados de carne. En la primavera de 1837, por ejemplo, un batallón carlista robó
más de 1.000 carneros en Mira (Cuenca), marchando con ellos a Chelva, donde les
sirvieron de comida durante un tiempo25.
Por otra parte, la carne se puede conservar en sal durante periodos largos, lo que
facilita mantener grandes cantidades en los puntos fortificados, donde no se puede estar
alimentando a numerosos animales en caso de asedio. Esto se aplica también al bacalao,
prácticamente el único pescado que consumían los soldados carlistas. En cuanto a la
carne, no hay muchas noticias sobre cómo la tomaban, pero las pocas noticias de que
disponemos nos indican que la cocinaban hervida26, ahumada27 o asada28. Para ello
utilizaban calderos y ollas de campaña, que transportaban a lomos de mulas29. En los
puntos fortificados contaban con más utensilios de cocina, aunque no se especifica
cuáles eran30.
Como hemos visto, la dieta del ejército rebelde era rica en hidratos de carbono,
proteínas y grasas, pero muy pobre en vitaminas y minerales. Apenas se consumía fruta
y verdura, por su dificultad de conservación y porque no aportaban muchas calorías al
soldado. Además, hay que resaltar que en esta época no se consideraba necesario el
consumo de fruta e incluso se pensaba que podía provocar disentería y enfermedades
peligrosas31. En cuanto a los productos lácteos, no aparece ninguna mención a ellos,
salvo en una ocasión, cuando se indica un pedido de manteca de vaca32. No obstante, es
de suponer que si tenían ovejas, cabras y vacas (cómo sí está demostrado), las
ordeñarían de vez en cuando para beberse la leche. Si no ha quedado testimonio escrito
de ello es porque no la extraerían en grandes cantidades para su transporte o
almacenamiento, dado que es un producto altamente perecedero. Tampoco hay mención
alguna al queso, que debía considerarse un lujo innecesario en tiempos de guerra.
Pero además de a la tropa, también había que alimentar a los caballos y a todo el
ganado que llevaban o almacenaban los carlistas para procurarse el suministro de carne.
Como vemos en el cuadro 15, los rebeldes alimentaban a sus caballos
fundamentalmente con cebada y algarrobas, que recogían en los pueblos. Preferían esto
a dejar al ganado pastando por el campo, ya que de esta manera habrían perdido mucho
tiempo y hubieran estado expuestos a la pérdida de los animales en caso de ser atacados.
Pero si no había otra forma de alimentarlos también recurrían a ello, como se hizo
cuando llegó al País Valenciano la Expedición Real (en julio de 1837), que dejó yermos
todos los campos por los que pasaba, dada la gran cantidad de caballos que llevaba33.
También el cabecilla La Cova, en las postrimerías del conflicto, dejaba a sus equinos
pastando por hermosos prados34. Pero no sólo lo hacían los caballos, sino también el
ganado destinado a la alimentación, lo que a veces provocaba su captura por los
liberales. En la noche del 11 de mayo de 1838, por ejemplo, los nacionales de Lucena
del Cid se apoderaron de 116 cabezas de ganado lanar, que Viscarro tenía pastando
entre Ayódar y Sueras (Castellón)35.
CUADRO 15. FRECUENCIA CON LA QUE APARECEN ALIMENTOS
DESTINADOS A LOS ANIMALES EN LAS NOTICIAS SOBRE LOS CARLISTAS
Mercantil
Cebada
Algarrobas
Pienso
Paja
Panizo / maíz
Trigo
Centeno
Hierba seca
Salvado
Avena
24
25
0
2
4
2
2
1
1
0
Archivo de
Castellfort36
9
3
19
2
0
0
0
0
0
0
Veces
Calbo y
Rochina
6
1
0
0
0
0
0
0
0
1
Córdoba
TOTAL
3
0
0
2
0
0
0
0
0
0
42
29
19
6
4
2
2
1
1
1
Fuente: Diario Mercantil de Valencia (1834-1840), Archivo Municipal de Castellfort, Calbo y Rochina.
D, Historia de Cabrera… y Córdoba. B, Vida militar… (elaboración propia)
Fernández de San Román. E, marqués de San Román, Guerra civil de 1833 a 1840 en Aragón y
Valencia. Campañas del general Oraa (1837-1838), Madrid, Imprenta y fundición de M. Tello, 1884,
v.1, p. 273.
2
Diario Mercantil de Valencia, 5 de enero de 1840. Von Rahden. W, Cabrera. Erinnerungen… pp. 129 y
366. Córdoba. B, Vida militar…v. 4, p. 233.
3
Calbo y Rochina. D, Historia de Cabrera y guerra civil en Aragón, Valencia y Murcia, Madrid,
Establecimiento tipográfico de Vicente Castelló, 1845, p. 301. Según Cabrera la intoxicación se debió al
vino envenenado que les proporcionó un vivandero. Córdoba. B, Vida militar…v. 2, pp. 236 y 237.
4
Diario Mercantil de Valencia, 15 de agosto de 1838.
5
Diario Mercantil de Valencia, 13 de agosto de 1838.
6
La noticia apareció en el boletín carlista de Aragón, Valencia y Murcia del 1 de febrero de 1840. Nos ha
llegado porque fue reproducida en el Diario Mercantil de Valencia del 27 de febrero de ese año.
7
Cabello. F, Santa Cruz. F y Temprado. R. M, Historia de la guerra última en Aragón y Valencia,
Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 2006, p. 93.
8
Estas noticias pueden ser: captura de víveres a los rebeldes, requisas de alimentos por parte de los
carlistas o información sobre lo que comen.
9
Se ha consultado la caja caja 2, legajos 2-1, 2-2, 2-3, 2-4, 2-5, 2-6 y 2-8.
10
No se ha podido analizar toda la documentación del archivo, por lo que sólo aparecen mencionados
alimentos que aparecen en la sección 6, concejo-correspondencia, caja 77, legajo G-20 (1834 y 1835).
11
Incluye 7 veces carneros y 7 veces ovejas. Del resto no se especifica el sexo.
12
Incluye 5 veces bueyes, 2 veces vacas y 1 vez toros. Del resto no se especifica.
13
Incluye seis veces tocino y una vez jamón.
14
Incluye 3 veces gallinas y 1 vez pichones.
15
Diario Mercantil de Valencia, 26 de junio de 1837
16
Pirala. A, Historia de la guerra civil... v. 3, p. 72.
17
Diario Mercantil de Valencia, 12 de diciembre de 1839.
18
Pirala. A, Historia de la guerra civil…v. 5, p. 65.
19
Fernández de San Román. E, marqués de San Román, Guerra civil… v.1, p. 273.
1
20
Diario Mercantil de Valencia, 7 y 8 de febrero de 1840. Calbo y Rochina. D, Historia de
Cabrera…pp.471 y 472.
21
Diario Mercantil de Valencia, 26 de febrero de 1841. Aldecoa. J. S, “El azote de las guerras carlistas”
en Benedicto. E, Comarca del Jiloca, Zaragoza, Diputación General de Aragón, 2003, p. 141.
22
Madoz. P, Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar,
Madrid, Almendralejo, Biblioteca Santa Ana, 1989-1993, v. 2, p. 198 y v. 11, pp. 518 y 603.
23
Von Rahden. W, Cabrera. Erinnerungen…p. 537.
24
Ballesteros. M, Historia de Utiel, Utiel, Imprenta de Luis Alarcón, 1999, pp. 629 y 630.
25
Diario Mercantil de Valencia, 2 de junio de 1837.
26
Diario Mercantil de Valencia, 17 de abril de 1837. Segura. J, Morella… v. 4, p. 46.
27
Segura. J, Morella…v. 4, p. 62.
28
Diario Mercantil de Valencia, 5 de noviembre de 1837.
29
El Turia, 26 de octubre de 1834. Diario Mercantil de Valencia, 15 de enero y 23 de junio de 1836.
Córdoba. B, Vida militar…v. 1, p. 209. Calbo y Rochina. D, Historia de Cabrera… pp. 116 y 141.
30
Diario Mercantil de Valencia, 30 de agosto de 1839.
31
Diario Mercantil de Valencia, 12 de julio de 1838.
32
Diario Mercantil de Valencia, 6 de abril de 1838.
33
Diario Mercantil de Valencia, 12 de julio de 1837. Cabello. F, Santa Cruz. F y Temprado. R. M,
Historia de la guerra…p. 141.
34
Diario Mercantil de Valencia, 2 de junio de 1840.
35
Diario Mercantil de Valencia, 20 de mayo de 1838.
36
No ha sido posible consultar toda la documentación del archivo, por lo que sólo aparecen las menciones
de la caja 2, legajos 2-2, 2-3, 2-4, 2-5, 2-6 y 2-8.