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Salmo 119 (118)
‫ א‬Aleph
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8.
Dichosos los que proceden sin tacha, y siguen la ley del Señor.
Dichosos los que guardan sus preceptos, y lo buscan de corazón.
Dichosos los que sin cometer ningún mal, siguen sus caminos.
Tu promulgaste tus decretos para que se observaran con esmero.
¡Ojala mis caminos sean firmes en la observancia de tus normas!
Entonces no me avergonzaré al mirar todos tus mandatos.
Te daré gracias de corazón, instruido por tus justas decisiones.
Quiero observar tus normas.¡No me abandones nunca!
‫ ב‬Beth
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¿Cómo puede un joven llevar una vida honesta?
Viviendo de acuerdo con tu palabra.
Te busco de corazón, no dejes que me desvíe de tus mandatos.
Dentro del corazón guardo tu promesa, para no pecar contra ti.
Bendito seas, Señor, enséñame tus normas.
Con mis labios enumero todas las decisiones de tu boca.
Encuentro más alegría en tus preceptos, que en las riquezas.
Quiero meditar tus decretos y contemplar tus sendas.
En tus normas tengo mis delicias, no echo en olvido tu palabra.
‫ ג‬Guimel
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Trata bien a tu siervo para que viva y guarde tu palabra.
Abre mis ojos para que contemple las maravillas de tu ley.
Peregrino soy en esta tierra, no me ocultes tus mandatos.
Me consumo deseando continuamente tus mandamientos.
Tú reprendes a los insolentes, que se desvían de tus mandatos.
Aleja de mí el insulto y el desprecio, pues sigo tus preceptos.
Aunque los poderosos maquinen contra mí, medito tus normas.
Pues mis delicias son tus preceptos; tus normas, mis consejeros.
‫ ד‬Dalet
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Estoy postrado en el polvo, reanímame con tu palabra.
Yo te expongo mi camino y me escuchas, enséñame tus normas.
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Enséñame la senda de tus decretos, y meditaré en tus maravillas.
Estoy deshecho de pena, sostenme conforme a tu palabra.
Apártame del camino falso, dame la gracia de tu ley.
He elegido el camino verdadero, he deseado tus mandamientos,
me he adherido a tus preceptos, Señor, no me defraudes.
Correré tras tus mandamientos, pues me colmas de gozo.
‫ ה‬He
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Enséñame, Señor, el camino de tus normas, para que lo siga.
Instrúyeme para que observe tu ley y la guarde de todo corazón.
Guíame por el camino de tus mandatos, que son mi delicia.
Inclina mi corazón hacia tus preceptos, apártalo del lucro.
Desvía mis ojos de lo vacío, dame vida con tu palabra.
Cúmpleme la promesa que hiciste a quienes te honran.
Guárdame de la afrenta que me aterra,
porque tus mandamientos son buenos.
Mira cuánto anhelo tus decretos, dame vida con tu salvación.
‫ ו‬Vav
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Dame, Señor, tu amor, y tu salvación conforme a tu promesa.
Así replicaré a los que me insultan, porque me fío de tu palabra.
Déjame hablar con sinceridad, pues confío en tus mandamientos.
Cumpliré tu ley sin descanso, para siempre jamás.
Caminaré con libertad, porque busco tus decretos.
hablaré de tus preceptos ante los reyes, y no me avergonzaré.
Tus mandatos hacen mis delicias, los amo profundamente.
Tiendo mis manos hacia ti, y medito tus normas.
‫ ז‬Zain
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56.
Recuerda la palabra que me diste, la que alentó mi esperanza.
Este es mi consuelo en la tristeza: que tu promesa me da vida.
Los soberbios me insultan a placer, pero no me aparto de tu ley.
Recuerdo tus antiguos mandamientos, Señor, y me consuelo.
Me enfurezco contra los malvados que abandonan tu ley.
Tus normas eran mi canción, en tierra extranjera.
Por la noche me acuerdo de tu nombre, Señor, y guardo tu ley.
Lo que a mi me corresponde es observar tus decretos.
‫ ח‬Jet
57.
El Señor es mi herencia: he prometido guardar tus palabras.
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64.
Te busco de todo corazón; ten piedad de mí según tu promesa.
Examino mi proceder para comportarme según tus preceptos.
Me doy prisa para guardar tus mandatos sin tardanza.
Los lazos de los malvados me aprisionan, pero no olvido tu ley.
De noche me levanto para darte gracias por tus justos
mandamientos.
Soy amigo de todos los que te honran, y observan tus decretos.
La tierra está llena de tu amor, Señor; enséñame tus normas.
‫ ט‬Tet
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Sé bueno con tu siervo, Señor, conforme a tu palabra.
Dame juicio y conocimiento, pues confío en tus mandatos.
Antes de estar afligido, andaba descarriado,
pero ahora confío en tu promesa.
Tú, el bueno, el bienhechor, enséñame tus normas.
Los soberbios me enredan con sus mentiras,
pero yo guardo tus decretos de todo corazón.
Su corazón es espeso como grasa, pero me delicia es tu ley.
Me vino bien el sufrir, pues así aprendí tus normas.
Más vale para mí tu ley, que montones de oro y plata.
‫ י‬Yud
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80.
Tus manos me crearon y me formaron,
instrúyeme para aprender tus mandatos.
Los que te honran se alegran al ver que espero en tu palabra.
Señor, yo sé que tus mandamientos son justos,
que tienes razón cuando me haces sufrir.
Que tu amor me consuele, según tu promesa que me hiciste.
Gracias a tu compasión, viviré, pues tu ley es mi delicia.
Avergüéncense los soberbios que me afligen sin motivo;
yo, en cambio, medito tus decretos.
Vuelvan a mí los que te honran, los que conocen tus preceptos.
Que mi corazón cumpla íntegramente tus normas,
y no tendré que avergonzarme.
‫ כ‬Kaf
81.
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83.
Me consumo ansiando tu salvación, esperando tu palabra.
Mis ojos se consumen ansiando tus promesas,
“¿Cuándo vendrás a consolarme?”
Soy como un odre arrugado por el humo,
pero no me olvido de tus normas.
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88.
¿Cuánto tendré que esperar?
¿Cuándo castigarás a mis perseguidores?
Los soberbios me han cavado fosas en contra de tu ley.
Todos tus mandatos son verdaderos.
¡Ayúdame! Pues me persiguen sin motivo.
Por poco me borran de la tierra,
pero yo no abandoné tus decretos.
Por tu amor dame vida, y guardaré tus preceptos.
‫ ל‬Lamed
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96.
Señor, tu palabra es eterna, mas estable que el cielo.
Tu fidelidad permanece de generación en generación
más firme que la tierra que tú fundaste.
Por tus mandamientos subsiste todo hasta hoy,
porque todo está tu servicio.
Si tu ley no hubiera sido mi delicia,
ya habría perecido en la miseria.
Jamás me olvidaré de tus decretos,
pues por medio de ellos me has dado la vida.
Tuyo soy, sálvame, porque busco tus decretos.
Los malvados, me acechan para perderme,
pero yo me ejercito en tus preceptos.
He visto que toda perfección tiene su límite,
sólo tu mandato no tiene fronteras.
‫ ם‬Mem
97.
98.
99.
100.
101.
102.
103.
104.
¡Cuánto amo tu ley! Sobre ella medito todo el día.
Tu mandato, que siempre está conmigo,
me hace más sabio que mis enemigos.
Soy mas docto que todos mis maestros,
porque medito todos tus preceptos.
Soy más sagaz que todos los ancianos,
porque observo tus decretos.
Guardo mis pasos de la sendera mala, para ser fiel a tu palabra.
No me desvío de tus mandamientos, pues me das inteligencia.
¡Qué dulce al paladar es tu promesa, más que miel en la boca!
Tus decretos me hacen sensato, por eso odio la mentira.
‫ נ‬Nun
105.
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108.
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112.
Tu palabra es antorcha para mis pasos, y luz para mis sendas,
Lo he jurado y lo haré: cumpliré tus justos mandamientos.
Estoy hundido en la miseria, Señor, dame vida según tu palabra.
Acepta, Señor, mi ofrenda, enséñame tus mandamientos.
Mi vida está siempre en peligro, mas n olvido tu ley.
Aunque los malvados me tiendan un trampa,
no me apartaré de tus decretos.
Tus preceptos son por siempre mi herencia
y la alegría de mi corazón.
Inclino mi corazón a ejecutar tus normas
mi recompensa será eterna.
‫ ס‬Samej
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118.
119.
120.
Aborrezco a los hipócritas y amo tu ley.
Tú eres mi protector y mi escudo, en tu palabra espero.
¡Apartaos de mí, malvados,
que yo guardaré los mandatos de mi Dios!
Sostenme según tu promesa y viviré,
no defraudes mi esperanza.
Sé tú mi apoyo y estaré a salvo,
en todo instante atenderé a tus normas.
Tú rechazas a todos los que se apartan de tus normas,
porque todo lo que traman es mentira.
Rechazas como escoria a todos los malvados,
por eso yo amo tus preceptos.
mi ser se estremece en tu presencia
y respeto tus mandamientos.
‫ ע‬Ain
121.
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125.
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128.
He sido justo y recto, no me entregues a mis verdugos
Muéstrame tu favor: que no me maltraten los soberbios.
Mis ojos anhelan tu salvación, y tu promesa de justicia.
Trata a tu siervo conforme a tu amor, enséñame tus normas.
Yo soy tu servidor, instrúyeme para que aprenda tus preceptos.
Ya es hora de actuar, Señor, que han violado tu ley.
Por eso amo yo tus mandatos, y los prefiero al oro más fino.
Por eso me ajusto a todos tus decretos, y odio la mentira.
‫ פ‬Pe
129.
130.
Tus preceptos son una maravilla, por eso los observo.
La explicación de tu palabra es luz que ilumina
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132.
133.
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y proporciona instrucción a los sencillos.
Abro mi boca suplicando, porque ansío tus mandamientos.
Vuélvete y ten piedad de mí, como haces con los que te aman.
Asegura mis pasos conforme a tu promesa,
que la maldad no se apodere de mí.
Rescátame de la opresión de los hombres,
y así podré observar tus decretos.
Ilumina tu rostro sobre mí, enséñame tus normas.
Mis ojos lloran a lágrima viva, porque tu ley no se observa.
‫ צ‬Tzadik
137.
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143.
144.
¡Qué justo eres, Señor, qué rectas tus decisiones!
Son justos los preceptos que impones, plenamente estables.
Me consumo, porque mis enemigos olvidan tus palabras.
¡Qué segura es tu promesa! Por eso la amo.
Aunque soy pequeño y despreciable, no olvido tus decretos.
Tu justicia es siempre justa, y tu ley verdadera.
La tribulación y la angustia me aprisionan,
pero tus mandatos son mis delicias.
Tus preceptos son eternamente justos,
haz que los comprenda y viviré.
‫ ק‬Kof
145.
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152.
Te invoco de corazón, respóndeme, Señor, guardaré tus normas.
A ti te invoco, ponme a salvo y observaré tus preceptos.
Antes de que salga el sol ya te suplico, espero en tu palabra.
Antes de que llegue la noche, medito en tu promesa.
Por tu amor, Señor, escúchame, dame vida con tus decisiones.
Mis infames perseguidores me cercan, están muy lejos de tu ley.
Mas tú, Señor, estás cerca, todos tus mandatos son firmes.
Desde hace tiempo sé que estableciste para siempre tus preceptos.
‫ ר‬Reish
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157.
Mira mi aflicción y líbrame, porque no me olvido de tu ley.
Defiende tú mi causa y rescátame, dame vida según tu promesa.
La salvación está lejos de los malvados,
pues no se ciudad de tus normas.
Tu ternura es inmensa, Señor,
dame vida con tus mandamientos.
Son muchos los que me persiguen y me oprimen,
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pero yo no abandono tus preceptos.
He visto a los traidores, me disgustan
porque no observan tu promesa.
Mira cómo amo tus decretos, por tu amor, Señor, dame vida.
Tu palabra se funda en la verdad,
tus justos mandamientos son eternos.
‫ ש‬Shin
161.
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168.
Los poderosos me persiguen sin motivo,
pero yo respeto tu palabra.
me alegro con tu promesa,
como el que encuentra un gran botín.
Detesto y aborrezco la mentira, pero amo tu ley.
Siete veces al día repito tu alabanza,
por tus justos mandamientos.
Los que aman tu ley gozan de paz abundante,
nada los hace tropezar.
Espero tu salvación, Señor, sigo tus mandatos.
Yo observo tus preceptos, los amo intensamente.
Guardo tus decretos y preceptos,
porque tú conoces todos mis caminos.
‫ ת‬Taf
169.
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176.
Llegue hasta ti mi clamor, Señor, instrúyeme con tu palabra.
Llegue mi oración a tu presencia, líbrame con tu promesa.
Que mis labios repitan tu alabanza, pues me enseñas tus normas.
Que mi lengua pregone tu promesa,
porque son justos todos tus mandatos.
Ayúdame con tu poder, porque he elegido tus decretos.
Anhelo tu salvación, Señor, y en tu ley tengo mis delicias.
Que yo viva para alabarte, que tus mandamientos me ayuden.
Si me extravío como oveja perdida, ven en busca de tu siervo,
porque no he olvidado tus mandatos.