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CODIGO: CE-CGE-01-PCG-01-09 GUIA DE ATENCION CIE – 10: INFECCION DE LAS VIAS URINARIAS N 390 Definición: Las infecciones agudas de las vías urinarias pueden subdividirse en dos grandes categorías anatómicas: infecciones bajas (uretritis, cisitis y prostatitis) e infecciones altas (pielonefiritis aguda); pueden aparecer juntas o en forma independiente y ser asintomáticas o presentarse como síndromes. Etiología: Diversos microorganismos pueden infectar las vías urinarias; mas sin duda predominan los gramnegativos. La Escherichia coli causa aproximadamente 80% de las infecciones agudas en pacientes sin anormalidades urológicas o cálculos. Hay bastones gramnegativos, como Proteus, Klebsiella, Enterobacter, Serratia y Pseudomonas, que causan una proporción menor de infecciones no complicadas. Estos microorganismos adquieren importancia en las infecciones recurrentes y en las que surgen por manipulación urológica, cálculos u obstrucción. También adquieren importancia en las infecciones nosocomiales concomitantes al uso del catéter. Patogénesis: La uretra femenina es particularmente susceptible a la colonización con bacilos gramnegativos, debido a su proximidad con el ano, escasa longitud (4cms) y su terminación bajo los labios. El masaje uretral como el que se produce en el coito, hace que las bacterias se introduzcan en la vejiga y esto parece ser muy importante en la patogénesis de las infecciones urinarias en mujeres jóvenes. Además, el uso del diafragma conlleva un incremento del 100% del riesgo de infecciones urinarias. En varones la prostatitis o la obstrucción uretral debida a hipertrofia prostática constituyen factores predisponentes a la bacteriuria. Embarazo. las embarazadas, padecen infecciones altas sintomáticas. Esta predisposición a infecciones se debe a disminución en el tono uretral, de la peristalsis uretral y a incompetencia temporal de las válvulas vesicouretrales. Obstrucción. Cualquier impedimento al flujo libre de orina: tumor, constricción, cálculos o hipertrofia prostática produce hidronefrosis y aumento en la frecuencia de infecciones urinarias. Disfunción vesical nuerógena. La interferencia al aporte nervioso a la vejiga, como sucede en las lesiones de médula, tabes dorsal, esclerosis múltiple, diabetes o otras enfermedades, pueden coexistir con infecciones de vías urinarias. Reflujo vesicoureteral. Se define como el reflujo de orina de la cavidad vesical hacia los uréteres y en ocasiones hacia la pelvecilla renal. Se produce durante la micción o cuando aumenta la presión de la vejiga. Es frecuente en niños con anormalidades anatómicas de las vías urinarias y en niños con vías urinarias normales pero infectadas. Cuadro Clínico: No es posible confiar en los signos y síntomas clínicos para diagnosticar de manera adecuada infecciones de las vías urinarias o localizar su sitio de desarrollo. Muchos pacientes con bacteriuria importante (incluyendo algunos con infección de vías urinarias altas) no presentan síntomas. Cistitis. Los pacientes con disuria, frecuencia, urgencia y dolor suprapúbico por lo general sufren de cistitis. La orina suele estar turbia, con mal olor y en aproximadamente 30% de los casos, es sanguinolenta. En la mayoría de los pacientes hay piuria y bacterias en la orina no centrifugada. La exploración física muestra hipersensibilidad uretral o hipersensibilidad suprapúbica. Las manifestaciones sistémicas prominentes con fiebre de 39 C o más, náusea, vómito e hipersensibilidad del ángulo costovertebral por lo general indican infección renal concomitante. Pielonefritis Aguda Los síntomas suelen surgir rápidamente unas cuantas horas a un día e incluyen fiebre, en ocasiones de 39 C o mayor, escalofríos, náusea, vómito y diarrea. Puede haber o no síntomas de cistitis. Además de fiebre, taquicardia e hipersensibilidad muscular generalizada, la exploración física muestra hipersensibilidad a la presión profunda del abdomen. En algunos pacientes predominan los signos y síntomas de septicemia gramnegativa; en la mayoría hay leucocitosis importante, piuria con cilindros de leucocitos y bacterias en el análisis de la muestra de orina teñida con Gram. Uretritis. Desde el punto de vista clínico no puede diferenciarse uretritis de cistitis. En estas pacientes deben distinguirse infecciones por patógenos transmitidos por contacto sexual como C. Trachomatis, Neisseria gonorrhoeae o virus del herpes simple. Tratamiento: Infecciones urinarias agudas no complicadas. En el caso del paciente (generalmente una mujer) que presente por primera vez la dolencia y que no tiene obstrucción. Pueden administrarse drogas VO durante 7 a 10 días. La selección de la droga se hará en el siguiente orden: Ampicilina 500 mg 4 veces al día Trimetoprim sulfa 1 tableta 2 veces al día Cefalexina 500 mg 4 veces al día Nitrofurantoina 100 mg 4 veces al día Norfloxacina 400 mg 2 veces al día Infecciones urinarias agudas en pacientes con factores de riesgo Gentamicina 160 – 240 mg IM 1 vez al día Ciprofloxacina 500 mg 2 veces al día Reincidencias. Si el paciente presenta 2 reincidencias en 6 meses o 3 o en año se le debe colocar (después de tratamiento de erradicación) en un régimen de profilaxis antimicrobiana durante 1 año consistente en 50 mg de NITROFURANTOINA todas las noches o ½ tableta de TRIMETOPRIN –SULFA al tiempo de acostarse tres veces por semana. Bacteriuria persistente. Es el caso de pacientes quienes, a pesar de repetidos cursos de antibióticos, se siguen encontrando el mismo germen en todos los urocultivos. Como casi siempre se trata de pacientes que tiene sonda vesical a permanencia o un foco de infección (anomalías anatómicas, divertículos, litiasis) de difícil remoción, deben tratarse solamente las fases sintomáticas con cortos cursos de antibiótico terapia. Bacteriuria asintomática episódica. Si se trata de mujeres no embarazadas que no tengan obstrucción urinaria no se justifica dar tratamiento. Las embarazadas deben recibir ampicilina o nitrofurantoina durante 10 días. Pielonefritis aguda. Deben administrarse antibióticos por vía parenteral tratando de cubrir el mayor número de gérmenes sospechosos de acuerdo con el medio en que se halle el paciente y con el frotis de orina sin centrifugar. La terapia debe instituirse inmediatamente después de haber obtenido la muestra para el urocultivo. Si el paciente no ha adquirido la infección en el medio hospitalario y el estado séptico es moderado se dará AMPICILINA 1 GR IM O IV CADA 6 HORAS POR 10 A 14 DIAS. (La última parte del tratamiento puede darse VO); de lo contrario a la AMPICILINA debe añadírsele un aminoglucósido (GENTAMICINA). Una vez conocido el antibiograma se harán los ajustes necesarios. Una semana después de suspendido el antibiótico se hará un urocultivo de control.