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AGUA EN EL UNIVERSO
Y. Gómez a
a
Centro de Radioastronomía y Astrofísica, UNAM, Apdo Postal 3-72 (Xangari), Morelia,
Michoacán, México, [email protected]
RESUMEN
Dada su relación con la vida, la presencia de agua en el Universo interesa no sólo a los científicos sino
también al público en general. Actualmente los astrónomos contamos con poderosas técnicas y sensitivos
telescopios que nos han permitido detectar a esta molécula en diversos entornos que van desde otros planetas
dentro de nuestro Sistema Solar, como es el caso del planeta Marte, hasta las más remotas galaxias que se
localizan a millones de años luz de nosotros. Astrónomos mexicanos han contribuido a la detección de agua
en otras partes de nuestro Universo mostrando que esta sencilla molécula es más común de lo que
esperábamos.
1. INTRODUCCIÓN
Hasta donde sabemos, sin agua, no podría existir la vida así como la conocemos. El agua es una molécula
esencial para la vida. En los seres humanos, por ejemplo, el 60% de nuestro peso corporal es agua y ésta es
indispensable para transportar y asimilar los nutrientes en la sangre. Se ha visto que una persona puede vivir
más de 40 días sin comida, pero sólo unos cuantos días sin agua. Así, cuando pensamos en vida, resulta
inevitable pensar en agua. Sabemos que en la Tierra podemos encontrar al agua en sus tres diferentes estados
(líquido, sólido y gaseoso). Pero la gran pregunta que nos hacemos es si existe en otras partes del Universo?
Después de todo, el agua es una molécula sencilla (H2O), formada por dos átomos de hidrógeno y uno de
oxígeno. En el Universo el hidrógeno es el elemento más abundante (90% en número) y dentro de los
elementos que llamamos pesados (menos del 1% en número) el oxígeno es también relativamente abundante,
así que uno pensaría que si se dan las condiciones adecuadas estos átomos se unirán para formar agua.
2. EVIDENCIAS DE AGUA EN NUESTRO SISTEMA SOLAR
Comenzaremos nuestra búsqueda de agua hacia los objetos que
rodean nuestro planeta Tierra dentro del Sistema Solar. Nuestra
Luna es el primer cuerpo celeste que viene a la mente. Los
humanos ya hemos puesto el pie en ella y hubo gran entusiasmo
cuando en 1996 la nave espacial Clementina y en 1998 el
Explorador Lunar, reportaron datos que sugerían la presencia de
pequeñas cantidades de hielo en algunos cráteres, mezclado con
el material que forma la superficie lunar. La idea que podría
explicar la presencia de hielo es que en los polos de la Luna hay
cráteres con regiones que han estado siempre a la sombra,
protegidas de los rayos del Sol. Visto desde los polos de la
Luna, el Sol siempre está muy bajo en el horizonte y sus rayos
no llegan a las partes internas de los cráteres.
Figura 1. Fotografía del polo norte marciano.
El hielo podría conservarse miles de millones de años en estas condiciones. La posible presencia de agua en la
Luna es de crucial importancia para su futura exploración y colonización. Dados los altísimos costos de los
viajes espaciales, cuesta aproximadamente lo mismo transportar un litro de agua a la Luna que lo que cuesta
un kilo de oro en la Tierra. Sin embargo hasta la fecha no se ha confirmado la presencia de agua en los
cráteres lunares. Donde sí es seguro que hay hielo es en los polos de Marte. Varias misiones espaciales han
fotografiado estas regiones congeladas (ver figura 1), las cuales están formadas principalmente por dióxido de
carbono (lo que llamamos "hielo seco"), y una pequeña parte de agua sólida. No es posible inferir la
presencia de hielo a partir sólo de las fotografías, pero en combinación con estudios de la radiación infrarroja
emitida y reflejada por esas zonas, sí es posible hacerlo. También se sabe que la atmósfera marciana contiene
pequeñas cantidades de vapor de agua. Aunque en la actualidad no hay agua líquida en Marte, debido a que
este planeta es demasiado frío, la existencia de hondonadas y
canales en su superficie sugiere que la hubo en el pasado. En el
2001 la Misión Odisea Marciana reportó indirectamente la
existencia de agua sólida a 45 cm bajo la superficie marciana como
se observa en la figura 2. pero no fue sino hasta el 2004 que el
Expreso a Marte detectó de manera directa la molécula de agua
hacia los polos marcianos. En ese mismo año llegaron dos robots
de la NASA (llamados Espíritu y Oportunidad) a la superficie
marciana los cuales al inspeccionar las rocas probaron que en el
pasado debió haber ríos de agua por la superficie marciana.
Figura 2. Agua congelada bajo la superficie marciana.
También se ha especulado que otros cuerpos del Sistema Solar,
como Europa--uno de los satélites de Júpiter--, pueden contener
agua liquida bajo su superficie, y hay evidencia de la presencia de
agua en los meteoritos. Uno de ellos, que cayó en Texas en 1998, contiene gotas microscópicas de agua
líquida que quedó atrapada en los cristales que forman el meteorito. Como los meteoritos se formaron hace
4,500 millones de años, junto con el Sol y los planetas, es asombroso pensar que estas pequeñísimas gotas de
agua hayan estado atrapadas ahí todo este tiempo.
3. AGUA EN LA VECINDAD SOLAR
Nuestro Sistema Solar es sólo un rincón del Universo. Un rayo de luz que sale del Sol llega a la Tierra en
ocho minutos, pero le toma unos años llegar a las estrellas más cercanas en la vecindad solar. Los astrónomos
nos hemos preguntado si habrá agua en estas otras remotas estrellas o en sus alrededores. Sin embargo, no es
fácil responder esta pregunta, porque estos cuerpos están tan lejos que no es posible tomarles una fotografía
que nos mostrara directamente nubes de vapor de agua como en la Tierra o casquetes de hielo como en Marte.
A estas grandes distancias nos tenemos que conformar con analizar la luz y las otras radiaciones que nos
llegan de los lejanos astros. Afortunadamente, cuando el agua se encuentra en estado gaseoso, emite ondas de
radio con una longitud característica de 1.35 cm, que pueden ser detectadas y estudiadas con los
radiotelescopios terrestres. Más aún, esta emisión natural ocurre en el modo que llamamos “máser”, o sea que
las señales pueden ser bastante intensas ya que en este proceso, un fotón se amplifica exponencialmente al
viajar por el gas. En 1969 un grupo de astrónomos encabezados por el Premio Nobel de Física Charles
Townes, detectaron por vez primera emisión máser del vapor de agua en tres nubes del plano de nuestra
galaxia donde se están formando nuevas estrellas. Desde entonces, la emisión máser del vapor de agua se ha
estudiado exhaustivamente, usando distintos radiotelescopios, como el llamado Conjunto Muy Grande de
Radiotelescopios (o VLA de sus siglas en inglés Very Large Array , ver figura 3). Recientemente, un grupo
internacional de astrónomos que incluye a tres astrónomos mexicanos estudió con detalle el vapor de agua en
la región de formación estelar llamada Cefeo A, a 2 000 años-luz de la Tierra, detectando por primera vez una
burbuja esférica de vapor de agua expelida por un embrión estelar (ver Figura 4). Lo más sorprendente de esta
burbuja es su precisa geometría esférica, antes de esta observación se creía que si las protoestrellas
expulsaban gas lo hacían con geometría bipolar (o sea, en forma de dos chorros diametralmente opuestos) y
de hecho aún no hay explicación para la burbuja, que se expande a una velocidad de 36 000 kilómetros por
hora y tiene un tamaño de 18 000 millones de kilómetros, comparable al de nuestro Sistema Solar. La burbuja
es similar a una pompa de jabón, excepto que el agua está en forma de gas y no de líquido. La burbuja tiene
un espesor de sólo una centésima de su radio.
Figura 3. El conjunto muy grande de radiotelescopios (VLA).
Figura 4. Ampliación de la burbuja de agua en Cep A.
Ya vimos que el agua se ha observado hacia estrellas que están naciendo, pero habrá agua en estrellas que
estén muriendo? Se creía que las estrellas al morir destruían toda el agua que pudiera haber a su alrededor.
Sin embargo, recientemente junto con un grupo de astrónomos españoles encontramos vapor de agua en los
alrededores de una estrella agonizante, llamada K3-35, que se encuentra en la fase llamada de nebulosa
planetaria. El descubrimiento se hizo con el interferómetro VLA y la explicación más viable es que se trata de
una nebulosa planetaria recién formada. El nombre de nebulosa planetaria no tiene nada que ver con planetas,
en realidad se forma cuando una estrella como nuestro Sol agota su combustible y sufre una especie de
metamorfosis: primero se expande aumentando su tamaño cientos de veces, y se convierte en una gigante
roja.
Figura 5. Imagen óptica de una nebulosa planetaria
Figura 6. Imagen de radio de K3-35.
Luego la estrella comienza a contraerse en la parte central y se torna cada vez más caliente hasta que ioniza
(esto es, arranca electrones a los átomos) al gas que fue expulsado por la estrella en la etapa anterior de
gigante roja. Este gas se desprende de la estrella, formando una espectacular cáscara brillante alrededor de la
estrella moribunda (ver figura 5). Durante esta etapa se dice que lo que queda de la estrella es un núcleo de
nebulosa planetaria. No obstante que el agua y otras moléculas son abundantes en las envolventes de las
gigantes rojas, en la fase de nebulosa planetaria la intensa radiación del núcleo destruye progresivamente estas
moléculas, entre ellas el agua, rompiéndolas en sus átomos componentes. La detección de agua en K3-35 ha
sido un resultado sorprendente que sugiere que ésta es una nebulosa planetaria tan joven que la radiación del
núcleo aún no ha tenido tiempo de destruir todas las moléculas a su alrededor. K3-35 se encuentra a una
distancia de 16 000 años luz de nosotros en dirección de la constelación de Vulpecula. K3-35 está constituida
por una especie de dona o anillo de gas que rodea el núcleo y por un par de chorros de gas que emergen
formando grandes lóbulos (ver figura 6).
4. OTRAS GALAXIAS
Gracias a que la emisión que se capta en la región de radio (con
longitud de onda de 1.35 cm) amplificada por el proceso máser, ha
sido posible detectar vapor de agua aun en las lejanas galaxias
externas. Mientras las estrellas de las que hemos estado hablando
están a sólo unos miles de años-luz de la Tierra, las galaxias están a
cientos y miles de millones de años-luz. En la figura 7 se muestra
una imagen de la galaxia NGC 4258, a 25 millones de años-luz, en
cuyo centro se ha detectado vapor de agua orbitando alrededor de
un gigantesco hoyo negro. La galaxia más alejada de nosotros
donde se ha encontrado agua se llama 3C 403 y esta a una distancia
de 800 millones de años luz.
Figura 7. Imagen óptica de la Galaxia NGC 4258.
En resumen, el agua abunda en el Universo y la encontramos desde
los cuerpos más pequeños como los meteoritos hasta los más grandes
como lo son las galaxias. Claro, a los seres humanos lo que nos
gustaría más es saber si hay algún planeta alrededor de otra estrella
que tuviera agua líquida, además de atmósfera y la temperatura
adecuada para sostener la vida. Los astrónomos estamos aún lejos de
encontrar esto, pero es reconfortante saber que la molécula más
importante para la vida existe en otras partes de nuestro Universo,
aún en regiones donde se consideraba improbable que se conservara.
Figura 8. Imagen de la de la Galaxia 3C 403.
BIBLIOGRAFÍA
1. Torrelles, J. M. et al. “Spherical episodic ejection of material from a young star”, Nature, Vol. 411,
2001, pp. 277-280.
2. Miranda, L.F., Gómez, Y. et al., “Water maser emission from a planetary nebula with a magnetized
torus,” Nature, Vol. 414, 2001, pp. 284-286.
3. Rodríguez, L. F. & Gómez, Y. “Agua en el cosmos” , Scientific American en Español, 2003,
Número 326, pp. 78-83.