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Transcript
TEMA 4
EL COMPROMISO SOCIO-POLÍTICO Y EL
COMPROMISO POR LA JUSTICIA
I.
OBJETIVOS
1. Tomar conciencia de la responsabilidad y de las exigencias que entraña la
participación en la vida social, en la cultura y en la política.
2. Ayudar a leer y comprender la actual situación de justicia que sufre la
sociedad.
3. Conocer la Doctrina Social de la Iglesia, en lo relativo al compromiso de los
cristianos por la justicia.
4. Llegar a un auténtico compromiso a favor de la justicia, realizándolo en la
propia vida y abriéndonos al compromiso socio-político.
II.
MOTIVACIÓN
El tipo de compromiso social que los Salesianos Cooperadores deben asumir está en
relación constante con los valores evangélicos y exige un serio empeño por evangelizar las
realidades sociales, con espíritu auténticamente cristiano y salesiano, ayudados por la
fuerza del Espíritu.
III.
METODOLOGÍA
El tema se desarrollará en dos sesiones. En la primera, analizaremos que se entiende por
realidad social y sus características, incidiendo en aquellas acciones en las que el
cristiano debe comprometerse. En la segunda sesión, reflexionaremos acerca del
compromiso típico del Salesiano Cooperador en este ámbito de lo social.
IV. CONTENIDOS
Primera sesión:
LA REALIDAD SOCIAL A LA LUZ DE LA FE
El RVA, en su art. 11, parte del presupuesto de que el Cooperador Salesiano, para
formarse fiel al Evangelio y a las indicaciones de la Iglesia, necesita conocer bien las
exigencias sociales que comporta su fe. Ése es nuestro objetivo concreto.
4.1. La realidad social y sus características
El análisis de la realidad social del mundo contemporáneo ha llevado al descubrimiento
del prójimo necesitado, sumergido en condicionamiento de todo tipo, esclavizado por
estructuras injustas, impotente, como individuo, para superar la injusticia y la
deshumanización de la sociedad. Se ha tomado conciencia de que las causas de esas
situaciones no son fortuitas, sino estructurales: colonialismos y neocolonialismos internos
y externos, imperialismos, dependencia, economías de guerra...
Al describir el panorama del mundo contemporáneo, la “Sollicitudo rei sociales” fija su
atención en esa “multitud ingente de hombres y mujeres, niños, adultos y ancianos...que
sufren el peso intolerable de la miseria” (n. 13). Es la constatación del abismo tremendo
que existe entre los países desarrollados y subdesarrollados, entre ricos y pobres, teniendo
en cuenta que las desigualdades sociales existen tanto en los países menos desarrollados
como en los más desarrollados. La cuestión social, en nuestros días, se caracteriza, sobre
todo, por los siguientes aspectos:
4.1.1. Un mundo de desigualdad, opresión e injusticia
La realidad humana se desenvuelve en medio de divisiones e injusticias sociales,
económicas, raciales e ideológicas. A pesar de los esfuerzos que se han hecho, existen en
el mundo profundas desigualdades y divisiones, que están exigiendo una transformación
de los sistemas sociales, políticos y económicos de las naciones y en la comunidad
internacional. El poder económico y la decisión están en manos de unos pocos; millones
de personas viven en condiciones inhumanas, mientras se gastan capitales ingentes en
armamentos. Por otra parte, persisten aún las discriminaciones raciales, que son un
desafío a la concepción cristiana del hombre.
Ante esta situación el amor cristiano pide una solidaridad que impulse a trabajar por
la creación de estructuras sociales más justas. A partir de un cambio de mentalidad, se
deben superar las actitudes egoístas. Sólo así se evitará que la organización social
degenere en una nueva dominación de unos por otros.
4.1.2. La “conflictividad social”
No se puede negar que existe en la sociedad una división, que no depende sólo del factor
económico, pero que, en gran parte, está condicionada por él. Esto genera conflictos,
enfrentamientos y luchas. El amor cristiano, mediante la implantación de la justicia, debe
hacer posible una auténtica fraternidad y brindar las condiciones para la paz.
4.1.3. La marginación social
La situación que vive nuestra sociedad lleva a la triste realidad de la pobreza y miseria,
que se encarna en los marginados; y marginados son todos aquellos hombres y mujeres
que nuestro sistema productivo deja siempre al margen. Por marginación entendemos la
dificultad que un organismo encuentra para integrar en su sistema social a determinados
grupos de personas. Nuestra sociedad, técnica e industrializada, con una dinámica en la
que predomina el desarrollo a ultranza, genera marginación constantemente.
Los jóvenes, por ejemplo, constituyen, casi siempre, un estrato de población excluido de
las oportunidades de participación social. Se produce un prolongado “aparcamiento” de
los jóvenes dentro de las estructuras educativas; padecen una situación aguda de
desempleo y sufren la manipulación de los medios de comunicación social, quedando
reducidos a una mera función de consumo, y no de decisión y producción. Este fenómeno
se sitúa en la lógica de la sociedad neocapitalista; tiene necesidad de un aprendizaje
más amplio para poder integrarse, de forma competitiva, en la sociedad; la tecnificación
de los procesos genera una pérdida de puestos de trabajo, y sus efectos repercuten en los
más débiles socialmente.
La fe cristiana debe dar una respuesta clara a este problema, mediante un compromiso
decidido para buscar el bien de todos y superar lo que Juan Pablo II define, en la
“Sollicitudo rei sociales” como “estructuras de pecado”.
4.2. Principales acciones cristianas ante la realidad social
4.2.1. Revelación de la caridad en el Nuevo Testamento
Para la Iglesia, la aportación fundamental de Jesús a la solución de este problema de
nuestra sociedad ha sido el mandamiento del amor a Dios y al prójimo. En el NT, la
caridad es el precepto principal, el que recapitula toda la ley y fija una interpretación
universalista del amor al prójimo: el amor debe alcanzar a todos (extranjeros,
enemigos...). El amor al prójimo tiene prioridad sobre los deberes de culto (Mt 5,23-24;
Mc 12,33; 11,25), ya que Dios prefiere la misericordia a los sacrificios. Y así con los demás
preceptos...
En San Pablo, el concepto del amor a Dios indica la voluntad soberana de Dios que se
dirige al mundo y realiza la salvación. La iniciativa es de Dios. Y el amor de Dios se
manifiesta en el amor de Cristo. “La prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo
nosotros pecadores, murió por nosotros” (Rom 5,8). La revelación suprema del amor
del Padre en Cristo tiene lugar en el sacrificio de la cruz; contemplando la muerte de
Cristo, el cristiano comprende la más alta revelación sobre el amor de Dios (cfr. Ef 3,19).
El fin último del amor divino tiende a que los elegidos pongan su vida, hecha de amor y
libertad, al servicio del prójimo (cfr. Gal 5,13; Rom 13,18). Vivir la caridad se traduce en la
promoción del Espíritu de Jesús en todas las relaciones humanas (cfr. Col 2,19; 3,14). El
mayor interés de Pablo se concreta en el amor fraterno: amor fraterno y perdón a los
enemigos (cfr. Col 3,13; Ef 4,31), en la renuncia a la venganza (cfr. Rom 12,17; 1Tes
5,15), en la corrección fraterna (cfr. Rom 15,14), en la hospitalidad (cfr. Rom 12,13), en
las exhortaciones frecuentes a la bondad, paciencia, indulgencia..., así como en los
decálogos de virtudes. San Pablo resume todos los elementos de la vida cristiana en
la caridad, como “plenitud de la ley”, y exhorta a resolver todas las situaciones de la
existencia desde la caridad (cfr. Rom 13, 8-10; Gal 5,14; Ef 5,1-2; Cor 13).
En San Juan, el amor es la piedra angular del Reino de Dios. El amor de Dios es el
origen del acontecimiento salvífico “Tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo único,
para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16). El
amor divino llega a la humanidad a través del Hijo (Ibíd. 12,23; 14,21 ss; 1Jn 4,9). Se
trata de un amor profundo, de predilección, misericordioso. La vida de Cristo puede
describirse como un desbordamiento del amor; los discípulos comprenden el misterio de
Jesús como una manifestación del amor; y su muerte, como la revelación decisiva del
amor (cfr. Jn 13,1; 1Jn 3,16). El amor de Jesús a los discípulos es el mismo amor que el
Padre tiene por el Hijo (cfr. Jn 15,9). Dios se revela como amor; en la fe descubrimos que
todo amor es participación del amor de Dios. Al decir que “Dios es Amor”, no se trata de
una definición filosófica, sino de una designación de la identidad de Dios. Jesús es el
amor personificado (cfr. Jn 4,7; 1Jn 4,8). También Juan insiste en el mandamiento del
amor a los hermanos y, en el Evangelio, no aparece ninguna obligación más insistente que
la del amor mutuo y fraterno. Sólo lo llama “nuevo”, porque Cristo lo ha manifestado
“de un modo nuevo”; hasta la entrega de la propia vida (cfr. Jn 13,34; 1Jn 2,7). El
amor es el signo distintivo del cristiano; cristiano es el que ama (cfr. Jn 13,23; 5,42;
1Jn 4,21; 5,1).
Con el precepto de amor como Cristo ama, se nos confiere a los cristianos una gran
responsabilidad: continuar en el mundo la manifestación del amor divino que Él ha
inaugurado. Esto compromete al cristiano a hacer de su vida un espejo del amor de Cristo.
Es San Juan quien ahonda el mandamiento del amor y lo eleva ya a centro dominante de
la moral cristiana. Es de vital importancia tener todo esto presente en el campo de la
cuestión social, sobre el que estamos reflexionando.
4.2.2. La Doctrina Social de la Iglesia
La Iglesia ha ofrecido un magisterio conciliar en relación con los problemas de la sociedad.
En su presentación, ha empleado distintas formulaciones: “enseñanza social”, “moral
social”, “doctrina social”, etc. La “doctrina social” de la Iglesia nace del encuentro del
mensaje y las exigencias del Evangelio con los problemas a los que nos hemos referido.
Tiene una orientación ética. Es decir, aunque tiene en cuenta el aspecto técnico de los
problemas, su interés se centra en la perspectiva moral. Nace para responder a los
problemas y necesidades nuevas que la sociedad plantea. Representa la aplicación y
proyección de la moral cristiana a las circunstancias sociales, económicas y políticas de
nuestro tiempo. No constituye un sistema cerrado de verdades o principios morales, sigue
siempre abierto a las nuevas cuestiones, a los “signos de los tiempos”.
Por “Doctrina Social de la Iglesia” se entiende un conjunto de orientaciones
doctrinales y de criterios de acción que previenen de la sagrada Escritura, de la enseñanza
de los Padres de la Iglesia y de los grandes teólogos; y, especialmente, del magisterio de
los últimos Papas. No constituye una ideología, ni un sistema que se proponga como
alternativa entre el capitalismo liberal y el colectivismo marxista. Es, más bien, la
formulación cuidadosa de la reflexión sobre las complejas realidades de la vida del hombre
en la sociedad y en el contexto internacional, a la luz de la ley de la tradición eclesial.
Supone una reflexión ética sobre la condición humana, sobre la dignidad de la persona
y la tutela de sus derechos fundamentales.
En concreto, la Doctrina Social se remonta a la Encíclica “Rerum novarum” de León XIII y
se completa con la grandes documentos sociales de Pío XI – “Quadragésimo anno”- ,Pío
XII, Juan XXIII – “Mater et magistra”, “Pacem in terra” - Vaticano II – “Gaudium et spes” Pablo VI – “Populorum progressio”, “Octogésima adveniens” - y Juan Pablo II – “Laborem
exercens”, “Sollicitudo rei sociales”, “Centesimus agnus”.
4.2.3. Grandes principios éticos de la Doctrina Social de la Iglesia
El contenido doctrinal de estos grandes documentos tiene como fundamento la fe y la
razón humana. Y tiene también, como perspectiva, algunos principios doctrinales
fundamentales, que son como categorías que ayudan a discernir la moralidad de las
acciones concretas. Estos grandes principios y ejes de referencia son:
-
La dignidad de la persona humana
La enseñanza social de la Iglesia parte de la concepción cristiana del hombre en la
sociedad. La verdad del hombre se fundamenta en haber sido creado “a imagen y
semejanza de Dios”; su dignidad es, pues, la dignidad de los hijos de Dios.
El eje central de la Doctrina Social está en “redescubrir y hacer redescubrir la dignidad
inviolable de cada persona humana; es más, en cierto sentido, es la tarea central y
unificadora del servicio que la Iglesia – y, en ella, los fieles laicos -, están llamados a
prestar a la familia humana” (ChL 37).
La dignidad personal es el bien más precioso que el hombre posee. Constituye el
fundamento de la igualdad de todos los hombres entre sí y de la participación y
solidaridad. Este reconocimiento de la dignidad de todo ser humano exige el respeto, la
defensa y la promoción de los derechos de la persona humana; constituye la garantía para
que “los derechos del hombre lleguen a ser, en todo el mundo, principio fundamental del
esfuerzo por el bien del hombre” (RH 17).
La Doctrina Social de la Iglesia vela por el reconocimiento y respeto de la dignidad y
libertad de la persona. En nombre de esta dignidad, defiende y tutela los derechos
fundamentales y denuncia cuando viola la dignidad de la persona.
-
El mandamiento del amor
El análisis bíblico que hemos realizado previamente, nos aclara por qué la Iglesia cifra, en
el mandamiento del amor a Dios y al prójimo, la aportación fundamental de Jesús a
la moral. Es el mandamiento primero y principal; recapitula toda la Ley. Por eso, los
grandes documentos del magisterio social de la Iglesia han querido iluminar la moral social
desde el precepto de la caridad. El mandamiento del amor conduce al pleno
reconocimiento de la dignidad humana, orienta a la animación del orden temporal, a la
solidaridad y opción por los pobres. Esto es lo que significa, precisamente, afirmar la
“dimensión social de la caridad”.
Si la caridad es el distintivo esencial del cristiano, la cuestión primera en su vida
cristiana será cómo debe amar. La Iglesia, al reconocer que en el Evangelio todas las
normas morales convergen en la caridad, quiere orientar también la moral social a partir
de esta primicia. El reto más importante está en llegar a expresar el mensaje
evangélico del amor en la vida y en el lenguaje de la sociedad actual. Los documentos
pontificios van mostrando, cada vez con mayor lucidez, que hoy, el mensaje del amor se
expresa y traduce en la justicia.
-
El compromiso por la justicia
Desde la “Rerum novarum” a “Sollocitudo rei sociales”, la Doctrina Social de la Iglesia ha
recordado constantemente a los creyentes que la responsabilidad social y el cumplimiento
de la justicia constituyen deberes irrenunciables, que el cristiano tiene en este mundo.
Ha denunciado siempre la situación de injusticia y ha formulado los compromisos
necesarios en orden a la justicia. La constitución pastoral “Gaudium et spes” del Concilio
Vaticano II constituye un intento de expresar, sintéticamente, la doctrina social moderna
sobre la justicia. Posteriormente, el tercer Sínodo de Obispos de dedicó, de modo explícito,
a estudiar el tema de la justicia en el mundo. En su documento final encontramos la
afirmación rotunda de que “el amor cristiano al prójimo y la justicia no se pueden separar.
Porque el amor implica una exigencia absoluta de justicia, es decir, el reconocimiento de la
dignidad y de los derechos del prójimo. La justicia, a su vez, alcanza su plenitud interior
solamente en el amor”.
-
Promoción del bien común
Según la Doctrina Social de la Iglesia, la caridad se expresa en la justicia y ésta debe
manifestarse en la promoción del bien común. El bien común sustituye también otro de los
grandes principios que orientan toda la enseñanza social. Juan Pablo II ha afirmado: <La
Iglesia ha enseñado siempre el deber de actuar por el bien común>. (RH 17).
Sobre “el bien común” - uno de los temas más frecuentes en las enseñanzas de la
Iglesia -, el magisterio de los Papas ha intentado siempre superar tanto una visión
individualista (conjunto de bienes particulares), como colectivista (bien de un todo). En la
doctrina cristiana, el bien común abarca la realidad del bien personal y del proyecto social;
es bien de las personas y de la comunidad.
El Concilio Vaticano II define “el bien común” en dos ocasiones. Dice: “Es el conjunto de
condiciones de la vida social que hacen posible, a las asociaciones y a cada uno de sus
miembros, el logro más pleno y más fácil de la propia perfección” (GS 26). Y más
adelante: “El bien común abarca el conjunto de aquellas condiciones de vida social con las
cuales los hombres, las familias y las asociaciones pueden lograr, con mayor plenitud y
facilidad, su propia perfección” (GS 74).
DOCUMENTOS DE APOYO
“SOLLICITUDO REI SOCIALES” n.41
“La Doctrina Social de la Iglesia no es, pues, una tercera vía entre el capitalismo liberal y
el colectivismo marxista; y ni siquiera una posible alternativa a otras soluciones menos
contrapuestas radicalmente, sino que tiene una categoría propia. No es tampoco una
ideología, sino una cuidadosa formulación del resultado de una atenta reflexión sobre las
complejas realidades de la vida del hombre en la sociedad y en el contexto internacional, a
la luz de la fe y de la tradición eclesial. Su objetivo principal es interpretar esas realidades,
examinado su conformidad o diferencia con lo que el Evangelio enseña acerca del hombre
y su vocación terrena y, a su vez trascendente, para orientar en consecuencia la conducta
cristiana. Por tanto, no pertenece al ámbito de la ideología, sino de la teología y,
especialmente, de la teología moral. La enseñanza y difusión de esta Doctrina Social forma
parte de la misión evangelizadora de la Iglesia. Y como se trata de una doctrina que debe
orientar la conducta de las personas, tiene como consecuencia el compromiso por la
justicia según la función, vocación y circunstancias de cada uno”.
« CENTESIMUS ANNUS » nn.53-54
« Es esto y solamente esto lo que inspira la doctrina social de la iglesia. Si ella ha ido
elaborándose progresivamente de forma sistemática, sobre todo a partir de la fecha que
estamos conmemorando, es porque toda la riqueza doctrinal de la Iglesia tiene como
horizonte al hombre en su realidad concreta de pecador y justo.
La Doctrina Social, especialmente hoy día, mira al hombre, inserto en la compleja trama
de relaciones de la sociedad moderna. Las ciencias humanas y la filosofía ayudan a
interpretar la centralidad del hombre en la sociedad y a hacerlo capaz de comprenderse
mejor a sí mismo, como “ser social”. Sin embargo, solamente la fe revela plenamente su
identidad verdadera, y precisamente de ella arranca la doctrina social de la Iglesia, la cual,
valiéndose de todas las aportaciones de las ciencias y de la filosofía, se propone ayudar al
hombre en el camino de la salvación.
La Encíclica “Rerum Novarum” puede ser leída como una importante aportación al análisis
socioeconómico de finales del siglo XIX; pero su valor particular le viene de ser un
documento del Magisterio que se inserta en la misión evangelizadota de la Iglesia, junto
con otros muchos documentos de la misma índole. De esto se deduce que la doctrina
social tiene, de por sí, el valor de un instrumento de evangelización: en cuanto tal,
anuncia a Dios y su misterio de salvación en Cristo a todo hombre y, por la misma razón,
revela al hombre a sí mismo. Solamente bajo esta perspectiva se ocupa de los demás: de
los derechos humanos de cada uno y, en particular, del proletariado, la familia y la
educación, los deberes del Estado, el ordenamiento de la sociedad nacional e
internacional, la vida económica, la cultura, la guerra y la paz así como del respeto de la
vida desde el momento de la concepción hasta la muerte.
LA DIGNIDAD DEL HOMBRE Y EL RESPETO AL HOMBRE
Conferencia Episcopal de Chile, “Certeza Coherencia y Confianza”, 1990
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Para nosotros los cristianos, la dignidad del hombre tiene un fundamento religioso:
descansa en la palabra revelada. Somos más que “criaturas” de Dios: somos su
“imagen y semejanza”, sus “hijos adoptivos”, sus “herederos”. Dios bajó del cielo a la
tierra para que el hombre subiera de la tierra al cielo. El compartió nuestra vida
humana para comunicarnos así su vida divina. Por eso, el que hiere al hombre hiere a
Dios.
En esta verdad de nuestra fe se funda la defensa que hemos hecho -y seguiremos
haciendo- de los derechos humanos; derechos humanos que no se oponen a los
deberes del hombre; ni mucho menos a los derechos de Dios. Y nos complace
constatar que muchos que no participan de nuestra fe, o de ninguna otra, comparten
con nosotros esta defensa, en nombre de un humanismo, de inspiración cristiana, o
simplemente humana.
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A la dignidad del hombre corresponde el respeto al hombre. Respeto que se
manifiesta en cuatro niveles: debemos, en efecto, respetarnos a nosotros mismos y
respetar a los demás; debemos hacernos respetar y hacer respetar a los demás.
El respeto a nosotros mismos implica acrecentar el margen de nuestra libertad
interior. No dejarnos esclavizar por ninguno de los factores que disminuyen al hombre
y lo degradan: desde la ociosidad, el alcohol y la droga, el sexo sin amor y sin
responsabilidad hasta el ansia consumista insaciable y frustradora. Implica asumir un
proyecto de vida coherente con nuestra fe y ser fieles a él.
El respeto a los demás se manifiesta en el trato con el prójimo, cualquiera sea su
posición en las escalas sociales. Los hijos deben respetar a sus padres y también los
padres deben respetar a sus hijos; los alumnos a sus maestros y éstos a sus alumnos;
los trabajadores a sus jefes y éstos a sus trabajadores; los ciudadanos a sus
gobernantes y éstos a sus gobernados. Porque las edades o las funciones podrán ser
diferentes pero la dignidad es la misma para todos. Y el que quiere ser respetado
debe respetar primero.
Hacerse respetar es también una exigencia de nuestra dignidad; no es orgullo: es
deber. Un deber fundado en la verdad: No debemos dejar atropellar la dignidad que
Dios ha puesto en nosotros y debemos enseñar a los demás a respetarla. La timidez o
el apocamiento ante quien es más fuerte, más rico o más poderoso que uno, es una
invitación al abuso y a la prepotencia. Debemos ser humildes y dignos a la vez.
Y finalmente debemos, a la medida de nuestras posibilidades, hacer respetar a los
demás, por el mismo motivo que nos hacemos respetar a nosotros mismos. Lo que
exijo para mí, debo exigirlo también para los demás: es la ley de la caridad.
¡Cómo cambiaría el clima de nuestra vida nacional si todos aplicáramos esta regla de
oro del respeto mutuo; en la vida del hogar, entre esposos y entre padres e hijos; en
el trato entre jóvenes y niñas, entre el hombre y la mujer; en las relaciones de
trabajo; en el liceo o en la universidad; en el deporte y en los diversos esparcimientos;
en los medios de comunicación social; en las luchas políticas; en las polémicas de todo
tipo! Porque el respeto, como la justicia de la que forma parte, es una primera
expresión del amor; es el primer paso obligatorio e insustituible: sin respeto, no hay
amor.
V. PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO.
1. Enumera los problemas sociales más graves que se dan en tu ambiente y entorno, y las
respuestas que se están dando a los mismos. ¿Qué criterios se tienen?
2. Revisa los programas sociales de los partidos políticos a la luz de la Doctrina Social de la
Iglesia.
3. ¿Qué actividades podemos promover para lograr una mayor sensibilización social en el
barrio, en la parroquia, en la obra salesiana?
4. Ante los problemas más acuciantes en el mundo y en nuestro entorno (Norte-Sur,
pobreza, marginación, deuda externa, racismo, emigrantes, armamentos, paro,
insolidaridad, consumismo, xenofobia...), ¿Qué opciones concretas tomamos?
Segunda sesión:
EL COOPERADOR ANTE LA REALIDAD SOCIAL
IV. CONTENIDOS
El artículo 11 del RVA, el más extenso de todo el Reglamento, afronta un aspecto
particular del compromiso social del Cooperador, utilizando ya en el título, la expresión de
apostolado seglar en la realidad social. Se inspira en el Evangelio, en el magisterio
conciliar y postconciliar, y está en una línea de fidelidad dinámica a Don Bosco.
4.1. Don Bosco y la cuestión social
4.1.1. Don Bosco y la política
Don Bosco aludía frecuentemente a que su política era la del Padrenuestro. Esta expresión
merece una aclaración. No podemos olvidar que a Don Bosco le tocó vivir en una época
agitada que alumbró realidades nuevas. Se situó en su mundo de forma lúcida y con
decisión; no se desentendió de los problemas, sino que optó por un servicio directo y
concreto a los jóvenes, consciente de que esta era un gran servicio a la sociedad. Don
Bosco se distancia de la política de los partidos y desea que los suyos hagan lo mismo, a
fin de estar más disponibles para la misión y no verse obstaculizado en su ejercicio; sabía
que no lo podía hacer todo y que otros hacían, en las lides políticas, una tarea que él no
realizaba.
Por consejo de Roma, aceptó el hecho de que, en ciertas ocasiones, hay que intervenir en
política, sobre todo cuando entra en juego “el bien de la religión”, por eso, en asuntos
concretos, Don Bosco adopta decididamente la postura que apoya al Papa.
4.1.2. Don Bosco ante la cuestión social
Don Bosco vivió la revolución industrial y la problemática social que ésta trajo consigo.
Aunque no ha dejado un análisis teórico de su sociedad, supo captar la trascendencia de
los cambios aportados por la nueva época y optó por un camino concreto: la ayuda
inmediata a los jóvenes pobres, consciente de que otros, en la Iglesia, desempeñaban
otras funciones y cubrían otros campos. Exigió con fuerza el compromiso de los ricos a
favor de los pobres y, para poder hacerlo, evitó ser un sacerdote metido en las discusiones
sociales y políticas de su época.
4.2. La cuestión social a la luz del RVA
Es evidente que la situación de la sociedad, los problemas de los jóvenes, el alcance de lo
político y social, la misma doctrina de la Iglesia en este aspecto, son diversos de lo que
eran en tiempos de Don Bosco. Esto ha impulsado a la Familia Salesiana a una tarea de
búsqueda, para ver de qué modo puede hacer realidad hoy las actitudes de su Fundador.
A la luz del Vaticano II, el artículo 11 del RVA plasma la visión que el Cooperador debe
tener en el ámbito socio-político.
La Gaudium et spes señala: “Los Obispos, que han recibido la misión de gobernar a la
Iglesia de Dios, prediquen, juntamente con sus sacerdotes, el mensaje de Cristo, de tal
manera, que toda la actividad temporal de los fieles quede como inundada por la luz del
Evangelio” (n.43). Ya vimos, en la sesión anterior, cómo, desde hace un siglo, los Papas
han ejercido esta tarea a través de numerosos y significativos documentos, en los que han
tratado de traducir el mensaje evangélico para los hombre de nuestro tiempo.
El Capítulo General Especial de los Salesianos (1971-72) señaló claramente que uno de
los campos de la misión salesiana al que debían atender los Cooperadores es el
del “compromiso por la justicia en el mundo, oportunamente actuando en las diversas
formas políticas y socialmente posibles” (CGE 736). El Reglamento de Vida Apostólica
remueve dentro de esta perspectiva, teniendo presente las orientaciones del Evangelio y
las indicaciones de la Iglesia.
Es evidente que el Cooperador debe ser fiel al evangelio, a la hora de asumir
responsabilidades en el ámbito social. Su compromiso por la justicia y por la liberación
integral deben entenderse como un aspecto esencial, aunque no exclusivo, de su misión
cristiana; u debe tener presente el Evangelio. La verdadera misión salesiana exige no
separar la atención inmediata a los pobres y necesitados, de la oposición a las
causas externas que crean esas situaciones de pobreza colectiva y de injusticia; es decir,
no se debe separar el esfuerzo de promoción humana de una auténtica
evangelización de los pobres y de los ricos.
El artículo 11 del RVA abarca dos partes: el compromiso socio-político individual del
Cooperador, y el compromiso de la Asociación como tal.
4.2.1. El compromiso de cada Cooperador
Cuatro son las tareas del Cooperador en su compromiso socio-político, indicadas por .los
verbos se forma, rechaza, se compromete y se inserta.
- Formarse
Este compromiso es urgente, ya que muchos de los que se llaman católicos no tienen la
misma idea de las exigencias que su fe comporta. Hoy, por fortuna, muchos
Cooperadotes, sobre todo jóvenes, sienten la urgencia de una formación sociopolítica a través de la Asociación: en primer lugar, hay que estar debidamente
informados, a fin de poder, luego, ser capaces de analizar y criticar las situaciones,
motivar las opciones que hay que hacer para no dejarse manipular, entusiasmarse por la
grandeza del trabajo social y prepararse para asumir responsabilidades.
- Luchar contra el mal social
Este artículo del RVA está en línea con el artículo 29, que habla del Cooperador que
combate, con valor y constancia, el mal que hay en el mundo. Ciertamente, el Cooperador
tiene necesidad de valentía, hoy más que nunca, para denunciar toda esa serie de
situaciones anormales, de modo serio y formado, rechazando todo tipo de
componendas o pactos con la riqueza injusta y los pobres opresores, y hallar medios
adecuados para cambiar las cosas.
- Restablecer y renovar
El apostolado en el ambiente social, es decir, el compromiso de impregnar de espíritu
cristiano la mentalidad y las costumbres, las leyes y las estructuras de las comunidades
sociales en las que cada uno vive, es una misión y una obligación que los laicos
deben desarrollar, ya que nadie podrá hacerlo por ellos (AA 13).
Estamos viviendo en un momento histórico, en el que los cambios acelerados requieren
una valiente tareas de discernimiento y un compromiso real para tratar de cambiar las
costumbres e instituciones que no respetan la dignidad de la persona, integrando los
valores humanos y cristianos de ayer y de hoy, para renovar las mentalidades, las leyes y
la organización de la sociedad, conforme a un auténtico progreso cultural y social.
- Insertarse en estructuras adecuadas
Aquí podemos aplicar el dicho de Don Bosco, que tanto trabajó para agrupar a los
católicos de su tiempo, a fin de lograr una acción social común: “la misión hace la fuerza”.
Por este motivo, se anima al Cooperador a insertarse en partidos, sindicatos y
estructuras sociales concretas, como cargos y servicios civiles, organismos educativos,
grupos de opción..., con tal de que estén inspirados en unos ideales de justicia,
fraternidad y libertad dignos del evangelio.
4.2.2. El compromiso de la Asociación como tal
Este compromiso se desglosa en una triple dirección:
- Se mantiene ajena a toda política de partido
Y esto, por dos razones muy claras: porque la Asociación actúa en nombre de la
Iglesia (cfr. RVA 6) y no puede comprometerla; y porque Don Bosco no quería para su
Familia otra política que no fuera la del Padrenuestro. La Asociación no es ni puede
convertirse en un grupo que está al lado, o sostiene u opta por la adhesión a un
determinado partido, con la consiguiente aceptación de sus opciones, estrategias,
mecanismos e ideologías.
- Interviene con valentía
A pesar de lo dicho anteriormente, el Cooperador interviene en un hito de compromiso
político diverso del de la política de partido. Como fuerza social que es, interviene de
forma oportuna, por ejemplo, cuando se trata de sensibilizar a la opinión pública para
llevar a cabo gestos concretos de solidaridad en los que se denuncien situaciones de
injusticia. Y esto el Cooperador puede hacerlo uniéndose a otros grupos y fuerzas católicas
que tengan también una finalidad caritativa o apostólica; incluso se invita a actuar con
grupos no cristianos, con tal de que eviten todo tipo de componendas ideológicas o
partidistas. En todo caso, el texto precisa que todo ello se llevará a cabo siguiendo las
directrices de la Iglesia local.
- Se hace presente en determinados movimientos y organismos
Finalmente, se afirma que la Asociación “ se hace presente por medio de Cooperadores
preparados” en los movimientos apostólicos y en organismos civiles y sociales que
defienden y promueven tres causas muy significativas, a las cuales un Salesiano no
puede menos de adherirse fervorosamente: los jóvenes y la familia, los pobres y los países
en vías de desarrollo, la promoción de la justicia y de la paz. Precisamente, el Vaticano II
se refiere a la importancia de que haya católicos preparados que se puedan hacer
presentes en estas estructuras eclesiales y civiles (cfr. AA 14). Así pues, los
Cooperadores preparados pueden actuar, no sólo a título personal, sino también en
nombre de la Asociación, la cual da a su acción todo su peso y autoridad, dado su carácter
mundial.
En este campo tan amplio de lo social y lo político, todo Cooperador ha de discernir y
elegir el tipo de compromiso apostólico, de acuerdo con sus capacidades y
posibilidades. Por eso, todas esas actividades que, a título personal, llevan a cabo
cooperadores y Cooperadoras cualificados, en base a las orientaciones del RVA, pueden
hacerlas en nombre de la Asociación. Todo lo cual hará que su trabajo sea más
significativo, sobre todo si se asumen las orientaciones y sugerencias estudiadas en el
ámbito de la Asociación.
V. PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO
1. ¿Somos conscientes de la grandeza de nuestra misión secular, cuando nos
comprometemos seriamente – como Cooperadotes Salesianos – en las realidades sociales?
2. Analizar esas situaciones (mentalidad e ideologías, costumbres, leyes, estructuras,
ambiente) que el Cooperador puede impregnar de espíritu cristiano, dada su condición
secular.
3. ¿Conocemos bien cuáles son las necesidades de los hombres de nuestro tiempo – sobre
todo, si son jóvenes - ,desde el punto de vista socio-político? ¿Qué respuesta, al estilo de
Don Bosco, les damos? ¿Qué otras deberíamos ofrecer?
4. Don Bosco <sentía > con la Iglesia, con el Papa. Nosotros, ¿conocemos suficientemente
la Doctrina Social de la Iglesia?
5. ¿Cómo educamos en lo social y en lo político a los jóvenes? ¿Damos a estos aspectos y
contenidos la importancia debida?
VI. GLOSARIO.

Caridad
Virtud esencial en el cristiano, junto con la Fe y la Esperanza. No debe confundirse con
la limosna; es más bien el “verdadero amor entendido en toda la profundidad y con
todas las consecuencias que la Revelación –y sobre todo el Evangelio de Cristodeducen como normas de conducta entre los hombres. La auténtica caridad, por
consiguiente, no consiste en socorrer a otros por simpatía, compasión o
remordimiento, por quedar bien con la conciencia”.
Por la caridad se cumple el doble mandamiento de Jesús: amar a Dios y al prójimo
como Él nos amó. El amor al prójimo debe empezar siempre por la justicia. El que
practica la caridad lo ha recibido de Dios como una gracia grande.
“El verdadero amor al prójimo es el mayor estímulo para que el hombre cumpla todos
los deberes de justicia y busque la realización de ésta en el mundo. … No puede haber
caridad sin justicia, porque nadie puede amar realmente a sus semejantes sino cumple
primero con reconocerles los derechos que le corresponden”.
(INDISO, “Exigencias Sociales del Evangelio”, Editorial Salesiana, pág. 101 y 102.
1986.); (Palabras para la Fe. Diccionario Catequístico)

Cuestión social
La cuestión social es un problema que puede tener un doble planteamiento o
enfoque: un planteamiento teórico o a priori y un planteamiento histórico o a
posteriori.
1. La cuestión social teóricamente considerada es el problema de las relaciones
del hombre con los bienes de la tierra. El hombre, ente esencialmente social,
está inmerso en un mundo material al que está esencialmente vinculado.
Presenta, pues, una doble dimensión, social y económica: la que relaciona a
los demás hombres; y la que juntamente, socialmente la relaciona con los
bienes económicos. Esto supuesto, el problema social tendría teóricamente
esta formulación: ¿cuál es desde el punto de vista ético-jurídico la relación del
hombre, ente social, con los bienes económicos? La solución de este problema
necesariamente tendría que fundamentarse en el derecho natural.
2. El problema social históricamente considerado es el problema vivo y
palpitante que ofrece de hecho la Humanidad con relación a los bienes
económicos, dividida en dos clases antagónicas: una minoría que goza
superabundantemente de los bienes naturales, frente a la gran multitud de los
desheredados de la fortuna. Esta situación real de injusticia y desigualdad
económica, denunciada por los Pontífices (R.N. 1; Q.A. 3, 4; M.M. 11-14)
constituye un problema vital y urgente, que puede formularse así: ¿cómo
conseguir un ordenamiento jurídico-social de la economía, que se llegue a una
justa distribución de los bienes materiales entre las diversas clases de la
sociedad? La solución de este problema necesariamente será de derecho
positivo.
3. Las soluciones prácticas que se den al problema social histórico no pueden
desconocer y menos estar en contradicción con las soluciones que se den al
problema social teórico. Las soluciones teóricas han de proceder, fundamentar
e iluminar las soluciones prácticas. Cierto que no bastan soluciones teóricas;
urgen las soluciones prácticas del problema tan vital. Pero mal se acertará con
esta si no se tienen en cuenta la primeras. La cuestión social no es sólo
económica, sino moral y religiosa. "Aun cuando la economía y la disciplina
moral, cada cual en su ámbito, tienen principios propios, a pesar de ello es
erróneo que el orden económico y moral estén tan alejados y ajenos entre sí,
que bajo ningún aspecto dependa aquel de este". "... a ese orden económico
en su totalidad le ha sido prescrito un fin por Dios Creador" (Pío XI, Q. A.
42).
La solución al problema teórico pertenece a la Filosofía social-económica. Aquí
es donde la Iglesia tiene su palabra que decir. El estudio y solución del
problema histórico pertenece más bien a la Sociología y a la política social, que
han de tener muy en cuenta los dictámenes de la economía.
4. Las soluciones. Las soluciones que se han presentado hasta ahora al
problema social son: el liberalismo, el socialismo, el comunismo y el
cristianismo.
El liberalismo responde al planteamiento teórico del problema, más de una
manera implícita que explícita; implícita en los principios que sostiene acerca
del individuo y de la libertad humana. Su doctrina social se reduce al principio
de la libre competencia ilimitada; plena libertad de acción económica no sujeta
a ninguna ley moral. "La única ley suprema reguladora de las relaciones
económicas entre los hombres es la libre e ilimitada competencia. Intereses
del capital, precios de las mercancías y de los servicios, beneficios y salarios
han de determinarse necesariamente, de modo casi mecánico, por virtud
exclusiva de las leyes del mercado. El poder público debe abstenerse sobre
todo de cualquier intervención en el campo económico." "Todo lo atribuye a
las fuerzas necesarias de la naturaleza, y niega por lo tanto, la relación entre
las leyes morales y las leyes económicas. Motivo único de la actividad
económica es el exclusivo provecho individual." (M.M. 11). Fue causa del
planteamiento histórico del problema.
El socialismo responde directamente al planteamiento del problema histórico.
Por eso es de poco contenido doctrinal-social, y cae fácilmente en actitudes
político-demagógicas. Su solución se reduce: abolición de la propiedad
privada; el Estado es el único y universal propietario. Socialismo del Estado.
El marxismo. Al dar base filosófica al socialismo, responde esencialmente al
planteamiento del problema teórico. De ahí su gran contenido ideológico, que
le hace ser ante todo una filosofía más que una solución económica. La
solución práctica, que es la solución de un comunismo integral, la presenta
como conclusión racional "dialéctica" de su teoría. "La doctrina que el
comunismo oculta bajo apariencias a veces tan seductoras, se funda hoy
sustancialmente sobre los principios, ya proclamados anteriormente por Marx,
del materialismo dialéctico y del materialismo histórico... enseña que sólo
existe una realidad, la materia con sus fuerzas ciegas, la cual por evolución
llega a ser planta, animal, hombre. La sociedad humana, por su parte, no es
más que una apariencia y una forma de la materia, que evoluciona del modo
dicho, y que por ineluctable necesidad tiende, en un perfecto conflicto de
fuerzas, hacia la síntesis final: una sociedad sin clases." (Pío XI, D.V. 9).
El cristianismo es ante todo una solución al problema teórico, que implica su
obligatoriedad práctica fundada en la ley de Dios. Es por lo mismo de gran
contenido doctrinal. Tanto el cristianismo como el marxismo comprenden una
concepción del hombre y de su destino, como base del ordenamiento jurídicoeconómico. Esta concepción del hombre y de su destino, totalmente diversa en
el comunismo y en el cristianismo, supone una fundamentación metafísica,
también totalmente diversa: la heraclitiana y la aristotélico-tomista; el "fluxus"
heraclitiano-hegeliano y el "motus" aristotélico-tomista.
(Exposición esquemática de la Cuestión Social y sus soluciones históricas: Liberalismo,
Socialismo, Marxismo y Cristianismo. Prof. Rev. Padre Baltasar Pérez Argos, S.J.)

Consumismo
El consumismo es el fenómeno de consumo excesivo por parte de, -por ejemplo-, un
sector de la población. El consumismo se refiere al consumo exagerado de
satisfactores, muy por arriba de los que una persona necesita para vivir
decorosamente.
El consumismo se ve incentivado principalmente por:
 La publicidad.
 La predisposición de usar y tirar de muchos productos,
 La baja calidad de algunos productos que conllevan un período de vida
relativamente bajo los cuales son atractivos por su bajo costo,
 Algunas patologías como obesidad o depresión que nos hacen creer más
fácilmente en la publicidad engañosa, creyendo con esto que podemos resolver
nuestro problema consumiendo indiscriminadamente alimentos, bebidas, artículos
milagrosos u otro tipo de productos.
 El desecho inadecuado de objetos que pueden ser reutilizados o reciclados, ya sea
por nosotros o por otros.
 La cultura y la presión social.
(Wikipedia. La Enciclopedia Libre)

Discernimiento
En el vocabulario cristiano el discernimiento consiste en reconocer los signos de la
voluntad de Dios en medio de los acontecimientos. Dicho de otra manera: consiste en
reconocer las oportunidades que Dios nos ofrece para ejercer nuestra libertad de la
mejor manera, según el Evangelio, para el bien nuestro y de todos. Sólo puede
discernir así el que se deja iluminar por el espíritu Santo; por eso se habla del
discernimiento espiritual (ver I Cor. 1, 10-16)

Ideología:
Una ideología es el conjunto de ideas que caracterizan a una persona, institución,
autor, movimiento cultural, religioso, etc.
Hablamos de ideología cuando una idea determinada sirve a un interés creado de un
grupo social en una sociedad.
La ideología justifica las acciones de los grupos o clases sociales a cuyos intereses
creados sirve, e interpreta la realidad de forma que la justificación resulte plausible.
Del estudio de la ideología se encarga la sociología del conocimiento cuyo presupuesto
básico es que las maneras de ver el mundo varían socialmente de una sociedad a otra
y dentro de sectores diferentes de la misma sociedad. La diferencia de visiones es
evidente en cuestiones como la filosofía, la política y la religión o la ética, pero la
sociología del conocimiento va más allá, afirmando que también pueden encontrarse
diferencias fundamentales en conceptos aparentemente tan objetivos como el tiempo,
el espacio y el número.

Justicia
Se define como “la virtud que impulsa a dar a cada uno lo que por derecho le
corresponde”.
“El hombre posee la virtud de la justicia cuando, por una larga repetición de acciones
justas, ha logrado formar en sí mismo una firme inclinación y una real inspiración a
dar a cada uno lo que le corresponde, en todo tiempo y bajo cualquier aspecto. La
justicia es una virtud eminentemente social, porque regula las relaciones entre los
hombres. Su ausencia provoca el imperio del despotismo y del abuso. Por eso, ella es
imprescindible para crear el clima social en que se desarrolla el bien común”
La justicia debe realizarse
a. En las relaciones entre un individuo y otro: uno vende, otro compra; este realiza
un trabajo y aquel paga un jornal. En estos casos se da la justicia “conmutativa”,
es decir, de intercambio.
b. Entre las autoridades y los súbditos. Se ejerce especialmente cuando se reparten
equitativamente y con la debida proporción los beneficios y los cargos entre los
miembros de la sociedad. El favoritismo, que atiende no al valor de las personas
sino a otras consideraciones, que atiende no al valor de las personas sino a otras
consideraciones, ha constituido y constituye una lacra de ciertos gobernantes y
gobernados que se como “distributiva”.
c. Entre los individuos y toda la sociedad, para que todos sus miembros puedan vivir
y desarrollarse de acuerdo con su dignidad, es decir, para lograr el bien común. En
ese caso, la justicia adquiere el carácter de “social”.
d. A nivel internacional, hay diversas formas de aplicación de la justicia, tanto en el
aspecto conmutativo como en el distributivo y social. Contra ella se peca también
de diversas formas, como, por ejemplo, cuando los países ricos se aprovechan de
los avances científico-técnicos, de los precios de las materias primas y del poder
bélico, o de la industria de armamentos, perjudicando grandemente a los países
pobres.
(INDISO, “Exigencias Sociales del Evangelio”, Editorial Salesiana, pág. 101 y 102.
1986.)
“En la Biblia, justicia tiene otro sentido más amplio y más profundo. Ser justo es
estar en buena relación con Dios (equivale más o menos a lo que llamamos
santidad: Mat. 5,20). Pero, por otro lado, Dios mismo es llamado justo en la Biblia
y es El quien “justifica” al hombre, es decir hace justo al hombre que se acerca
humildemente a Él (Lc. 18, 9-14).
Por Cristo Dios nos justifica a todos (Rom. 3, 21-26)
(Palabras para la Fe. Diccionario Catequístico)

Magisterio”
Función de la Iglesia por la cual interpreta rectamente y mantiene vivas e íntegras no
sólo las enseñanzas de Jesús, nuestro Maestro, sino toda la revelación. Esta tarea la
desempeña el Papa y los Obispos: “Como mi Padre me envió, así Yo los envío a
ustedes” (Jn. 20, 18); “Quien a ustedes escucha, me escucha a mí; y quien me
escucha a mí, escucha a Aquel que me ha enviado” (Lc. 10, 16). A ellos les
corresponde, por consiguiente, expresar oficialmente la fe de la Iglesia. Para eso,
tienen la gracia y la autoridad que les comunica el Espíritu Santo.
Lo hacen en forma habitual, ordinaria, mediante la predicación, las cartas pastorales,
la enseñanza dada al pueblo cristiano por los presbíteros, diáconos y catequistas.
(Diócesis de Talca. Depto. de Orientación Cristiana Escolar. Capacitación y
Perfeccionamiento en Religión para profesores. Unidad 3 “La Biblia: el Antiguo
Testamento”).

Racismo
Por racismo se entiende:
 Cualquier actitud o manifestación que reconoce o afirma tanto la inferioridad de
algunos colectivos étnicos, como la superioridad del colectivo propio.
 La pseudociencia como doctrina antropológica o ideología política que defiende la
existencia de varias razas de seres humanos y la inferioridad de unas respecto a
otras.
Históricamente, ha servido para justificar el imperialismo y genocidio de pueblos
enteros.
El racismo suele estar relacionado con el etnocentrismo y el chauvinismo cultural.
(Wikipedia. La Enciclopedia Libre)

Teología
Ciencia que trata de todo lo relativo a Dios, a su revelación, a su acción a favor
nuestro y a nuestra respuesta a ÉL (Palabras para la Fe. Diccionario Catequístico).

Xenofobia
La xenofobia es uno de los prejuicios con recelo, odio, fobia y rechazo contra los
grupos étnicos diferentes, cuya fisonomía social y cultural se desconoce. En la última
década del siglo XX se manifiesta muy agresivamente en todas las sociedades y en
lugares donde cohabitan diferentes grupos étnicos, que no están ni mezclados ni
integrados en las comunidades autóctonas. Como el racismo, la xenofobia es una
ideología del rechazo y exclusión de toda identidad cultural ajena a la propia. Se
diferencia de éste por proclamar la segregación cultural y aceptar a los extranjeros e
inmigrantes sólo mediante su asimilación sociocultural.
La xenofobia se basa en los prejuicios históricos, lingüísticos, religiosos, culturales, e
incluso nacionales, para justificar la separación total y obligatoria entre diferentes
grupos étnicos, con el fin de no perder la identidad propia. Combinando estos
prejuicios con el poder económico, social y político la xenofobia de la mayoría, rechaza
y excluye los extranjeros, inmigrantes a la medida que ve en ellos un competidor por
los recursos existenciales.
La crisis socioeconómica de muchos países a finales del siglo XX ha multiplicado los
actos xenófobos en ellos, que van desde pintadas, pancartas, folletos, discursos y
campañas, hasta actos de violencia como agresiones individuales y colectivas,
incendios provocados, linchamientos, matanzas y limpieza étnica. A menudo los
medios de comunicación insisten en las diferencias culturales, presentando las
costumbres y los actos culturales ajenos como cosas raras y sorprendentes. De esa
manera también fomentan hostilidad, se impulsa la xenofobia contra los extranjeros, y
se potencia la exclusión y rechazo.
(Wikipedia. La Enciclopedia Libre)
VII. BIBLIOGRAFÍA
Primera Parte
 AA.VV., Valoración actual de la doctrina social de la Iglesia, CES, Valle de los Caídos,
Madrid 1972.
 Alburquerque, E., La dimensión social de la caridad. Proyecto de moral social cristiana,
Editorial CCS, Madrid 1991.
 Alburquerque, E., Moral para animadores, Editorial CCS, Madrid 1991.
 Gatti, G., Ética cristiana y educación moral, Editorial CCS, Madrid 1988.
 Gómez Pérez, R., Cuestiones básicas de Doctrina Social de la Iglesia, Unión Editorial,
Madrid 1993 (muy útil).
 Reglamento de Vida Apostólica, Madrid 1986.
 (Ver también los documentos del Magisterio citados en el tema).
Segunda Parte
 Capítulo Especial de los Salesianos, Documento, <Los Cooperadotes Salesianos>,
Madrid 1972 Consulta Mundial, reglamento de Vida Apostólica. Comentario Oficial, Asociación de
Cooperadotes Salesianos, Madrid 1993 (sobre todo, al art. 11).
 Valls, D., Don Bosco ante la cuestión social, en <Cuadernos de Formación
Permanente>, n.5, Editorial CCs, Madrid 1987, pp. 5-17.
INSPECTORÍA SAN GABRIEL ARCANGEL
ASOCIACIÓN DE SALESIANOS COOPERADORES
SECTOR FORMACIÓN
EVALUANDO TUS CONOCIMIENTOS
CONTENIDO: “EL COMPROMISO SOCIO-POLÍTICO Y EL COMPROMISO POR LA
JUSTICIA”
Nombre del(de la) Salesiano(a) Cooperador(a):
Centro Local de pertenencia:
Fecha de la aplicación:
INSTRUCCIONES GENERALES
 Estas evaluaciones deben ser respondidas en forma individual y sin usar elementos o
documentos de apoyo, después de trabajar la ficha correspondiente en forma personal
y grupal.
 Una vez realizada la evaluación debe ser revisada colegiadamente por el Encargado de
la Formación y otro integrante del Centro Local usando la pauta de corrección adjunta.
 Los resultados deben ser enviados en el registro correspondiente a través del correo
electrónico, como máximo, siete días después de la aplicación de la Evaluación.
 El cumplimiento de estas instrucciones, responsabilidad de todo el Consejo Local, es
fundamental para garantizar la validez y la confiabilidad de la evaluación
INSTRUCCIONES ITEM SELECCIÓN MÚLTIPLE
• La prueba está constituida por 12 preguntas de opción múltiple. Cada una tiene un
valor de 2 puntos.
• Para responder usa la matriz de respuestas. Ubica en ella el número de la pregunta y
rellena el óvalo que corresponde a la letra de la alternativa correcta (a. b, c, d, e).
Cuida no salirte de dicho óvalo.
 Cada pregunta tiene sólo una alternativa correcta.
 Algunas preguntas presentan dos o más alternativas correctas. En ese caso debes
elegir la más correcta.
 Otras preguntas tienen un enunciado con varias afirmaciones identificadas por un
número romano (I, II, III o IV). En este caso la alternativa que debes marcar (a, b, c,
d, e) incluye una o más afirmaciones.
• Responde cuando estés seguro. Para ello debes leer la pregunta con cuidado y en toda
su extensión.
Matriz de Respuestas
Nº 01 02 03 04 05 06 07 08 09 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20
A 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
B 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
C 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
D 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
E 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
1.-
a)
b)
c)
d)
e)
La realidad social se caracteriza por:
I)
La desigualdad.
II)
La opresión.
III)
El conflicto social.
IV)
La marginación social.
Sólo I.
Sólo III.
I y III.
I, II y III.
I, II, III y IV.
2.-
El mayor interés de Pablo se concreta en:
a)
b)
c)
d)
e)
3.-
La Doctrina Social de la Iglesia nace de:
a)
b)
c)
d)
e)
4.-
5.-
I)
II)
III)
IV)
Dogmas especiales.
Orientaciones doctrinales.
Criterios de acción.
Cambios estructurales.
a)
b)
c)
d)
e)
Sólo II.
II y III.
I, II, III.
I, II, III y IV.
Sólo IV.
La Doctrina Social de Iglesia se remonta inicialmente a la Encíclica:
Denunciar la violencia.
Buscar garantías.
Descubrir la dignidad inviolable de la persona.
Defender la asociación.
Aprobar la huelga.
La Doctrina Social de la Iglesia es:
a)
b)
c)
d)
e)
8. -
Mater et Magistra.
Gaudium et spes.
Populorum progressio.
Quadragesimo anno.
De Rerum Novarum.
El eje central de la Doctrina Social está en:
a)
b)
c)
d)
e)
7.-
La Reforma.
La Contrarreforma.
El encuentro de las exigencias del Evangelio con los problemas sociales.
El Concilio Vaticano II.
El Postconcilio.
La Doctrina Social de la Iglesia comprende:
a)
b)
c)
d)
e)
6.-
La coherencia.
La tolerancia.
La humildad.
El amor fraterno.
La paciencia.
Una
Una
Una
Una
Una
alternativa entre capitalismo y marxismo.
alternativa a otras soluciones menos radicales.
ideología.
conducta cristiana.
teología moral.
El Tercer Sínodo de Obispos se dedica al estudio de:
a)
b)
c)
d)
e)
La justicia.
El amor.
La caridad.
La tolerancia.
La solidaridad.
9.-
10.-
11.-
12.-
La Doctrina Social significa:
I)
II)
III)
IV)
Un instrumento de evangelización.
Un anuncio de Dios.
Un anuncio del misterio de salvación en Cristo a todo hombre.
Una revelación del hombre mismo.
a)
b)
c)
d)
e)
Sólo I.
Sólo IV.
Sólo III.
I y II.
I, II, III, IV.
La política de Don Bosco era:
I)
II)
III)
IV)
Una
Una
Una
Una
política
política
política
política
a)
b)
c)
d)
e)
I y II.
II y III.
II, III y IV.
I, II, III, IV.
Sólo III.
partidista.
del Padrenuestro.
de apoyo al Papa.
de servicio a los jóvenes.
En su compromiso socio-político, las tareas del Cooperador son:
I)
II)
III)
IV)
Formarse.
Cuidar su salud.
Insertarse en estructuras adecuadas.
Defender sus ideas partidistas.
a)
b)
c)
d)
e)
Sólo I.
Sólo III.
I y IV.
I y III.
Sólo IV.
El cooperador debe adherir a:
I)
II)
III)
IV)
Los movimientos apostólicos.
La promoción de la justicia.
La Asociación.
Los partidos políticos.
a)
b)
c)
d)
e)
I y II.
I, II y III.
I, II, III y IV.
Sólo I.
Sólo III.
Preguntas de respuesta abierta
1. Enuncia y comenta los grandes principios éticos de la Doctrina Social de la Iglesia.
2. Explique la triple dirección del compromiso de la Asociación de Cooperadores.
PAUTA DE CORRECCIÓN
Preguntas de Selección Múltiple
1.e
2.d
3.c
4.b
5.e
6.c
7.e
8.a
9.e
10.- c
11.- d
12.- b
Respuestas a preguntas abiertas
1. LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA: La Doctrina busca el respeto por el
hombre y sus derechos.
 EL MANDAMIENTO DEL AMOR: La Doctrina está orientada a la solidaridad, la
caridad y la opción por los pobres.
 EL COMPROMISO POR LA JUSTICIA: La Doctrina busca la defensa de los
derechos irrenunciables.
 LA PROMOCIÓN DEL BIEN COMÚN: El bien común debe superar el individualismo
y buscar condiciones de vida social adecuadas.
(4 puntos, 1 por cada principio)
2.- La Asociación debe:
a) Mantenerse ajena a toda política de partido.
b) Intervenir con valentía para sensibilizar la opinión pública.
c) Hacerse presente en determinados movimientos y organismos.
(3 puntos, uno por cada idea)
INSPECTORÍA SAN GABRIEL ARCANGEL
ASOCIACIÓN DE SALESIANOS COOPERADORES
SECTOR FORMACIÓN
EVALUANDO TUS CONOCIMIENTOS
CONTENIDO: “EL COMPROMISO SOCIO-POLÍTICO Y EL COMPROMISO
POR LA JUSTICIA”
REGISTRO DE RESPUESTAS Y PUNTAJES
NOTA IMPORTANTE: Enviar al Secretario del Consejo Inspectorial en un
plazo no superior a 7 días de la fecha de aplicación.
Nombre del(de la) Salesiano(a) Cooperador(a):
Centro Local de pertenencia:
Fecha de la aplicación:
1. Registro de respuestas y puntajes de preguntas de selección múltiple
Nº
1
Pregunta
Letras
marcadas
2
3
4
5
6
7
8
9
10
2. Registro de puntajes de preguntas de respuesta abierta
Preguntas
1
2
Puntaje
3. Total puntaje de la prueba: ________
11
12
Puntos