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El miedo a la gripe A explicado a los niños y no tan niños… Es una pena que los chicos tengan tantos miedos al mundo que los rodea, como muestran las encuestas al terror por los cambios climáticos y ahora a distintos virus y bacterias. En el caso de la gripe A, por suerte nuestras defensas son mejores que las de los cerdos que la padecieron. Cuando los seres vivos contactamos, si estamos infectados por virus, bacterias o parásitos, puede ocurrir (no siempre), lo que llamamos contagio (con-tactar), directo si es de planta a planta, de animal a animal o de persona a persona, indirecto si intermedió un objeto contaminado. Como cuando ustedes comparten vasos en los cumpleaños o cepillos de dientes, estornudan o tosen y esas gotitas pequeñitas que salen de la boca, transportan “noxas”, palabra no muy conocida que también sirve para ganar al scrabble. Hay contagiados o “enfermos” (todos lo somos de algo), con más o menos defensas, “naturales” o “adquiridas” (como cuando nos vacunamos). Si se trata de infecciones nuevas o “mutadas” (que cambiaron al pasar de cuerpo a cuerpo), hay escasas defensas “inmunológicas”. La inmunología es la ciencia que se ocupa de la guerra entre el cuerpo vivo y el medio ambiente o nido en que crece. Por suerte, hasta la adolescencia, los niños tienen un órgano llamado “timo” que los ayuda mucho a responder a los ataques del medio. Cuando estudiaba medicina los médicos sacaban el timo porque no sabían para que servía…También hay otras defensas “psíquicas” y entre ellas están las creencias. Todavía hay quienes buscan “panaceas” o remedios mágicos, que sirvan para todo, es un mito transmitido por nuestros antepasados, que creían en la diosa Panacea, hija del dios de la medicina: Esculapio. Ahora creemos y sabemos más cosas y hasta aprendimos que las caricias o la mirada tranquila que no asustan, también curan… En algunos casos, el sistema inmunológico se confunde y se pone agresivo contra sí mismo, parecido a lo que ocurre en un grupo familiar, escolar o de amigos, cuando se atacan entre sí, en lugar de permanecer unidos o cicatrizar los tejidos heridos (corporales o afectivos). La velocidad de difusión de una enfermedad no hace a la gravedad de la misma y suele no incidir en sus con-secuencias. Quizás hasta sirva para que la gente se inmunice o “vacune” más rápida y naturalmente. Por eso a ustedes no tienen que importarles si es endemia o pandemia como dicen los “expertos” y “académicos”. Cuando yo era chica nos contagiábamos de tuberculosis o de hepatitis, que eran enfermedades serias, pero lo descubrían cuando nos hacíamos grandes o aparecían análisis “específicos”. En la mayoría de las personas esta gripe es parecida a todas y no provoca más que unas horas de fiebre y dolor, siempre y cuando no aparezcan factores acompañantes, como la mala alimentación, la falta de abrigo o refugio, la sensación de que algo grave nos está pasando, la tristeza y el miedo. Ahora se agrega la vergüenza porque nos hacen marcar o poner cosas nuevas como el barbijo o el “apartamiento” y prohibición de asistir a lugares que nos hacen bien. En otras épocas, cuando las vacunas no eran tantas, no nos aislaban, nos juntaban para contagiarnos e inmunizarnos El miedo a lo nuevo y desconocido se llama neofobia y el miedo paralizante que baja las defensas: pánico y suele abrir las puertas a otros intereses y cuestiones que mejor les explico después… Prometo contarles más si me escriben a esta dirección preguntando, para ayudarlos a saber de esta u otra cuestión: [email protected] Mirta Guelman de Javkin