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Alimentación y Cáncer
Fuente: Suplemento Nutrición y Salud – Revista Clarín
La relación entre cáncer y alimentación es, en un sentido, la más compleja de
establecer. Mientras que las afecciones cardíacas involucran básicamente un órgano y el
sistema que gobierna, el cáncer incluye decenas de enfermedades diferentes que involucran
órganos y tejidos de casi todo el cuerpo. Sin embargo, la asociación médica de EE.UU. y otras
prestigiosas instituciones destacan la relación entre ciertos patrones de alimentación y la mayor
propensión a contraer algunos tipos de cáncer. Para protegerse, conviene incluir en la dieta:
FRUTAS Y VERDURAS:
“Está comprobado que las frutas y las verduras contienen sustancias que protegen
contra el cáncer y que cada fruta y cada verdura tiene su propio perfil fitoquímico” dice la
directora de educación en nutrición del Instituto de Investigaciones de Cáncer de EE.UU. Pero
lo que todas tienen en sus distintas formas son antioxidantes (que incluyen la vitamina A, C, Y
y betacaroteno).
¿Porqué los colores? Para obtener todos los fitoquímicos posibles el plato debe ser un arco iris.
Si se cocinan, es mejor que sea al vapor y por poco tiempo, para preservar la mayor cantidad
de nutrientes.
Siempre que sea posible, optar por frutas y verduras orgánicas (cultivadas sin agroquímicos).
No sólo se evita así la agresión de los pesticidas, sino que se aprovecha al máximo los
nutrientes.
Según el químico argentino A. Márquez, autor de varios libros sobre alimentación y salud, los
alimentos cultivados en forma orgánica proveen un anticancerígeno potente: el magnesio, un
mineral que escasea en los suelos sobrecultivados de hoy. Pero sólo se cubre la cuota si se
consumen dos frutas y tres verduras diarias. En caso contrario, conviene suplementar con
magnesio sintético.
BRÓCOLI Y OTRAS CRUCÍFERAS
Incluyen repollo, coliflor, repollitos de Bruselas, col y nabo. Además de poseer fibra y
antioxidantes, su alto contenido de sulfuro pone en funcionamiento una enzima capaz de
desintoxicar a los radicales libres. Tienen también indol y glucosinolato, sustancias que –según
el World Cancer Research Fund- protegerían del cáncer de mama, colon, esófago, próstata y
pulmón. Consumirlas dos veces por semana, sin sobrecocinarlas.
SOJA Y SUS DERIVADOS
Poseen grandes cantidades de isoflavonoides, que en estudios de laboratorio han
logrado detener el crecimiento de células tumorales de mama en un 30% de los casos.
Contienen además genisteína, considerado un agente anticancerígeno. Otra investigación
indicó que las mujeres que consumen soja tienen la mitad del riesgo de contraer cáncer de
endometrio que sus pares que no lo hacen. En Asia, donde los productos de soja (tofu o queso,
miso o pasta, y brotes) son parte de la dieta de todos los días, los porcentajes de cáncer de
mama y próstata son muy inferiores a los de Occidente.
TÉ VERDE
Es la misma planta que el té común, pero sin tostar. Por esto mismo mantiene vivos
una cantidad importante de antioxidantes conocidos como polifenoles, que según varios
estudios tendrían mayor capacidad que la vitamina E y la C para neutralizar los radicales libres.
De acuerdo a un estudio publicado por el departamento de Alimentos y Nutrición de la
Universidad de Shizuoka, en Japón, el té en su estado natural ayudaría a contrarrestar
sustancias cancerígenas como las nitrosaminas asociadas con alimentos ahumados y los
residuos de fertilizantes.
ACEITE DE OLIVA
Posee omega-6 y antioxidantes. Debe ser extra virgen y es preferible consumirlo a
temperatura ambiente: cocinar los alimentos al vapor y agregarle aceite en la mesa. Si se debe
freír, que sea en una olla profunda y de boca angosta, de manera que el alimento quede
totalmente sumergido y se cocine rápido: no se impregna tanto y el aceite no se modifica, por el
menor contacto con el aire.
CEREALES INTEGRALES
Por su alto contenido en fibra, facilitan la motilidad intestinal y la remoción de los
tóxicos, previniendo los cánceres del tubo digestivo.
MANZANAS
Investigadores finlandeses hallaron que los hombres y mujeres que consumían gran
cantidad de manzanas tenían un 58% de probabilidades menos de contraer cáncer que los que
consumían pocas. Según una investigación publicada en el Jounal of Epidemiology de EE.UU.,
la manzana contiene cantidades sustanciales de quercetina, un flavonoide con efectos
antioxidantes.
ALGAS
Las algas son ricas en clorofila, de posible acción anticancerígena. En estudios con animales,
publicados en la revista Cancer nutrition, demostraron capacidad para reducir tumores de
mama. Se aguarda el resultado de estudios en humanos.
LAS UVAS O EL VINO
Contienen un tipo de bioflavonoide de fuerte acción antioxidante, que se encuentra
especialmente concentrado en las semillas. Conviene masticar las semillas para obtener los
beneficios. Se puede aprovechar los bioflavonoides del vino, pero nunca en mayor cantidad
que la recomendada.
ALIMENTOS A EVITAR:
Según el Instituto Nacional de Cáncer de los EE.UU., hay ciertos procesos de
elaboración que podrían aumentar la predisposición a contraer cáncer. Estos incluyen: el
humado, los alimentos curados, fritos o asados a la parrilla (evitar que la grasa caiga sobre los
carbones y el humo impregne la carne). También los fiambres y chacinados, que se conservan
a base de nitritos y nitratos, un cancerígeno prohibido en varios países del primer mundo. Los
nitritos y nitratos están presentes además en algunas aguas minerales embotelladas (buscar
las que no lo contienen).-