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ESTUDIO SOBRE LA PRIMERA EPÍSTOLA DE SAN PEDRO Por DANIEL CABARCOS 13ª PARTE: VERSÍCULOS 3:9 - 3:11 1 Pedro 3:9.- (leer vs.8) “no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición.” En este versículo aún se concreta más en la práctica esta actitud, no devolviendo mal por mal, la misma idea que leemos en Ro.12:17. No pagar con la misma moneda, no devolver insulto por insulto. Se insiste aquí en tratar de adaptar nuestro comportamiento al de Cristo (1 Pe.2:23). Esta actitud de contención ante las injurias o los males recibidos es por el bien espiritual de las personas que así actúan con el fin de que nuestra actitud pueda persuadirles. Como dice en 1 Pe.2:9, debemos dar testimonio de la luz con nuestro comportamiento. TOUNANTION = Hay aquí un adverbio que significa “al contrario”.- Nuestra actitud debe ser contraria a la del hombre natural, debe ser propia del hombre espiritual y así devolver a la maldición, al insulto, BENDICIÓN = EULOGEO (decir bien, hablar bien a quien nos habla mal). Pues con este propósito hemos sido llamados = KALEÔ, que es el mismo verbo que el usado en 1 Pe.2:21, usado con el sentido de vocación divina. Dios ha llamado, elegido, a una serie de personas con el motivo de ejercer una función determinada, un propósito por Él establecido: fuimos llamados para tener un comportamiento adecuado al que nos llama: “Sino como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.” (1 Pe.1:15-16). Este tipo de comportamiento nos garantiza bendición de parte de Dios, aquí y en el futuro. Se usa aquí la misma palabra que en 1 Pe.1:4.- KLERENOMEÔ que significa ‘recibir en suerte’: Todo aquello que está contenido en las promesas de Dios y provisto por medio de Cristo y en Cristo, denotando los dones, las recompensas futuras, el reino de Dios; pero también lo recibido aquí en base a la obediencia a ciertos comportamientos demandados por el llamamiento de Dios. Si Dios nos llamó con el fin de anunciar Sus virtudes como vimos en 1 Pe.2:9, y tenemos bendición por ello, no podemos tener un comportamiento igual al hombre natural y recibir bendición por ello. Parece ser está aquí la mejor interpretación a la vista de los versículos siguientes donde Pedro cita al AT y nos muestra que para tener bendición en esta vida, debemos adaptar nuestro comportamiento a la voluntad de Dios, a aquello en lo que Dios se agrada (leer 1 Pe.3:1012). 1 Pedro 3:10.“Porque: El que quiere amar la vida y ver días buenos, Refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño;” Se cita en este texto el Salmo 34:12-17 y no se cita de forma literal; nuestro antepasados en la fe, al igual que hoy lo hacemos nosotros, citaban la Biblia de memoria (entonces los escritos eran escasos), por lo que estas citas, en ocasiones, tenían pequeñas variaciones de palabras o de orden. Pero esto no ofrece ninguna dificultad puesto que cuando uno hace uso de la Biblia en su vida cotidiana, recoge más el sentido del texto que su literalidad. Empieza este versículo con un condicionante. Para tener algo, hay que cumplir una condición. Se usa aquí el verbo THELÔ, que significa querer, desear indicando voluntad y propósito. Uno de los bienes supremos en el AT era tener una vida larga y venturosa. Esta idea formaba parte del pacto (Deut.30:14-20). El que tenga la voluntad, la resolución de amar esta vida porque en ella disfruta, es bendecido. La expresión “ver días buenos” es para explicar mejor la primera parte: “El que desee llevar una vida aquí de dicha y bendición, debe refrenar su lengua del mal”. Sigue la misma línea de la 1ª parte del versículo, solo que en la 2ª parte da más información y dice: “y sus labios no hablen engaño”. Prov.13:3 es aún más contundente en esta idea y también Stg.3:6, donde se nos muestra los tremendos males para nuestra existencia que puede acarrear la lengua, y no solo para la existencia individual, sino también para la colectiva. Se usa aquí un verbo en modo imperativo: REFRENAR = PAUÔ (parar, cesar), utilizándose en la voz “activa” en el sentido de hacer que la propia lengua cese, pare, se refrene; se insta con este verbo, en este modo y voz, a la responsabilidad personal. Es el mismo verbo que se usa en 1 Pe.4:1 refiriéndose a Cristo en el sentido de que acabó, cesó con su sacrificio con la capacidad del pecado a enseñorearse de nosotros. El que desee llevar una vida feliz y agradable debe cesar, refrenar su lengua del mal y del engaño. DOLOS = esta palabra significa primeramente cebo, trampa y de ahí lo de artificio, engaño, doblez. No se debe usar la lengua para el mal, para la destrucción de otros. 1 Pedro 3:11.“Apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala.” En este versículo aumenta la exigencia a la actitud en la vida en general, no solo a la lengua, aunque difícilmente quien no controle su lengua podrá controlar su vida puesto que, como dice Santiago, la lengua es como el timón del barco: es pequeño pero lo gobierna. La lengua expresa en voz audible las intenciones más íntimas de la persona, por ello el apartarse del mal, el hacer el bien y la paz. Contribuye como disciplina, como antídoto para renovar nuestro interior y así no darle argumentos negativos a la lengua. Se usa aquí un verbo EKKLINÔ que significa apartarse, volverse a un lado. Esta debe ser la actitud con respecto al mal: volverse al lado, apartarse y hacer el bien. No existe neutralidad: la mejor forma de apartarse del mal, es hacer el bien. El mal está siempre rondando; sólo si hacemos el bien podremos alejarnos del mal. No tenemos la capacidad para estar cerca del mal de forma neutral. La neutralidad es, en ocasiones, un eufemismo del mal. Se usa aquí el verbo HACER = POIEÔ en modo imperativo en forma de mandato u orden para contrarrestar el mal con el bien en nuestras vidas. No contrarrestar el mal es hacer el mal. En la medida que obedezcamos, nos alejaremos del mal. Hay también en la 2ª parte del texto, dos verbos en modo imperativo en donde se manda BUSCAR y SEGUIR la paz: BUSCAR = ZETEÔ que en el griego clásico significa ‘esforzarse por algo’, buscar; se empleaba como término técnico para ‘el esfuerzo por conocer’, en el AT refiriéndose a las relaciones con Dios, significando la total orientación hacia Dios. En el NT designa el buscar que va tras la cosa, el pretender voluntariamente, así como en las investigaciones jurídicas; se pide aquí este esfuerzo de la voluntad de ir tras la paz o en pos de ella. El otro verbo que se utiliza es SEGUIR = DIOKÔ, el cual designa la acción encaminada a ello, perseguir, pretender, aspirar. Tanto en el AT como en el NT se usa refiriéndose a ‘perseguir a los enemigos’ y aquí se usa para perseguir la paz y en otras partes del NT se usa para la palabra ‘perseguir’ con esa misma actitud (empeño) pero a las “virtudes cristianas”, por ejemplo, la voluntad de Dios (Heb.12:14; 1 Ti.6:11). Pero ¿Cuál o qué es esta paz que hay que buscar y perseguir? EIRÊNE que en el griego clásico significa lo contrario de la guerra, una situación basada en el orden y el derecho y que conlleva prosperidad y bendiciones. En la LXX esta palabra sustituye al hebreo SHALOM de forma mayoritaria; pero también traduce a otros cuatro vocablos hebreos que denotan descanso, seguridad, despreocupación y confianza. En el NT esta palabra se ve influenciada por el significado que tiene en el AT y va adquiriendo otros nuevos que tienen que ver con la irrupción de Cristo en la historia humana y la nueva relación entre Dios y los hombres a través de Él, y así, en Col.3:15 se habla de la paz de Cristo adquirida y garantizada a través de la unión con Cristo y, después, que Dios ha hecho anunciar la paz por medio de Cristo (Hch.10:36; Efe.2:17). Los hombres llegan a ser pacificadores o constructores de paz (Mt.5:9), de ahí que la paz sea algo a buscar, a perseguir. En mi opinión, dado el contexto anterior y posterior, posiblemente Pedro estaba pensando en el aspecto social y cívico, cuyo significado abarca esta expresión y así podemos verla en Hch.24:2; 1 Co.7:15; Heb.12:14, donde se usa como sinónimo de orden en el estado y las iglesias. Pedro manda en este versículo que seamos imitando el Carácter de nuestro Padre porque É es Dios de paz y nosotros hemos sido llamados con el propósito de anunciar sus virtudes (1 Pe.2:9). RESUMEN DE LA 13ª PARTE (1 Pedro 3: 9-11) Nuestra actitud debe ser la contraria al hombre natural, debe ser propia del hombre espiritual. Con este propósito fuimos llamados (santos) para adaptar nuestro comportamiento al del que nos llama (sed santos). La lengua puede obstaculizar esta meta y no solo a nivel individual, sino colectivo. El que desee llevar una vida conforme al llamado, debe refrenar, hacer cesar, su lengua del mal y el engaño. El buscar la paz y el hacer el bien son los mejores antídotos contra el mal. No hay neutralidad con el mal. Quien no hace el bien contribuye al mal Cita: ERICH NEUMANN: Está ligado al mal todo aquel que ha visto y no ha actuado, Todo aquel que ha desviado la mirada porque no quiso ver, Todo aquel que no ha visto aunque lo hubiese podido hacer.