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EL TEATRO ESPAÑOL POSTERIOR A 1939
El teatro de posguerra estuvo determinado por la guerra civil y sus consecuencias.
Tras la guerra, el panorama escénico quedó marcado por el exilio de algunos autores (Max
Aub, Rafael Alberti, Pedro Salinas) y por la desaparición de otros (Lorca, Valle-Inclán,
Miguel Hernández). En los años cuarenta se cultivó un teatro al servicio de la dictadura. En
la década siguiente irrumpió el teatro realista y en los años sesenta se experimentó con
formas dramáticas innovadoras. De todas formas, el teatro que en verdad triunfaba en los
años sesenta era el heredero de la comedia burguesa representado sobre todo por Alfonso
Paso. A fines de esta década surgieron los primeros grupos de teatro independiente
muchos de los cuales entraron progresivamente en los circuitos del teatro comercial. Las
últimas dramaturgias, desde 1975, se inclinan por un teatro de temas contemporáneos, de
estética realista y de una moderada renovación formal. Veamos todo esto con más detalle.
TEATRO DEL EXILIO
Los autores que no estaban de acuerdo con Franco se exiliaron e introdujeron
novedades vanguardistas. Los autores más destacados son:
a) Rafael Alberti, que cultivó un teatro político (Noche de guerra en el Museo del Prado)
y simbólico-poético (El adefesio, donde plantea el tema de la intolerancia del poder).
b) Max Aub, que trata temas como los desastres de la guerra, la soledad y la ética del
exiliado (San Juan).
c) Alejandro Casona, que nos ofrece un teatro poético: La dama del alba.
TEATRO DE POSGUERRA
El teatro de posguerra cumplió dos funciones básicas: entretener al público que
buscaba esparcimiento y transmitir ideología. El estado y la iglesia establecieron un férreo
control sobre las obras nuevas y los repertorios; a pesar de ello, la actividad teatral fue muy
abundante, aunque mediocre. Destacan dos tendencias:
a) La comedia burguesa: destaca por la cuidada construcción de las obras, la
dosificación de la intriga y la alternancia del humor y el sentimentalismo. Presenta
temas relacionados con las clases medias y acomodadas: los asuntos matrimoniales,
celos, infidelidades diversas con final feliz con la finalidad de entretener y educar
mediante el elogio de la virtud. Sus representantes son Jacinto Benavente, José
María Pemán (El divino impaciente), Juan Ignacio Luca de Tena y Joaquín Calvo
Sotelo.
b) Teatro del humor: alejado de la realidad, presenta obras insustanciales e
intrascendentes que rozan lo absurdo y buscan la risa con situaciones inverosímiles.
Gozaron de gran popularidad Enrique Jardiel Poncela (Eloísa está debajo de un
almendro, Los ladrones somos gente honrada) y Miguel Mihura, (Tres sombreros de
copa, El caso de la señora estupenda, Maribel y la extraña familia, Ninette y un señor
de Murcia).
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TEATRO DE LOS CINCUENTA: LOS REALISTA
Igual que en los otros géneros, el teatro presenta en los años cincuenta una serie de
obras que pretenden denunciar las injusticias sociales: algunos dramaturgos atenúan sus
críticas para que sus obras se representen, usando metáforas y alusiones para burlar la
censura (Antonio Buero Vallejo) y otros pretenden expresarse con total libertad, aunque la
censura impida que sus obras se representen (Alfonso Sastre):
a) Antonio Buero Vallejo, autor dramático más importante de la segunda mitad de siglo
muestra en su propia trayectoria la evolución del género en esta época. Sus temas
fundamentales son el anhelo de libertad y el deseo de superar las miserias humanas.
Comienza escribiendo obras de tipo existencial, como Historia de una escalera
donde el autor, sin rupturas temporales y con unidad de lugar, nos muestra la falta de
salidas de una comunidad atrapada en un mundo miserable. En su teatro social e
histórico, en el que experimenta ya con la ruptura temporal y los escenarios
múltiples, trata las injusticias sociales situadas en otras épocas para evitar la censura
(Un soñador para el pueblo o El tragaluz), Como muestra de su teatro experimental,
donde acentúa los rasgos del periodo anterior, citaremos La fundación.
b) Alfonso Sastre fue un autor inconformista en cuya trayectoria teatral alternan las
prohibiciones de la censura con los estrenos. Su obra Escuadra hacia la muerte, que
plantea el conflicto entre la autoridad de un cabo y la libertad de los soldados, por
ejemplo, fue prohibida a la tercera representación. Otras obras son La cornada,
donde se incrementa el carácter social o La taberna fantástica, ésta última muy
parecida al esperpento de Valle-Inclán.
TEATRO DE LOS SESENTA: LOS VANGUARDISTAS
En los años 60 algunos autores crean un teatro novedoso y vanguardista influido,
sobre todo por el teatro del absurdo (Beckett, Ionesco) y el teatro de la crueldad de Antonin
Artaud. Los temas del teatro vanguardista no son muy distintos a los del teatro realista, pues
continúa siendo frecuente la crítica al régimen, la denuncia social, la nueva sociedad
consumista…, pero ahora se considera el teatro como un espectáculo en donde el texto
literario es un ingrediente más y no necesariamente el más importante. De Ahí la importancia
que cobran los efectos especiales, la escenografía, la luminotecnia, el sonido, el vestuario, el
maquillaje, la mímica… Asimismo se pretende romper con la división entre el escenario y los
espectadores convirtiendo la sala en un espacio dinámico que invita al público a participar en
la función. Casi siempre estas obras han sido puestas en escena por compañías
independientes, que no podían o no querían incluirse en los circuitos comerciales. Entre las
compañías podemos citar a los grupos Tábano, Esperpento o Akelarre, de gran éxito en los
años sesenta y setenta. Los autores más significativos de esta línea son:
a) Fernando Arrabal, que destaca por sus elementos surrealistas, el uso del lenguaje
infantil o la ruptura con la lógica (El triciclo, Pic-nic).
b) Francisco Nieva, que presenta como tema fundamental la represión social que
degrada al hombre y utiliza técnicas cinematográficas, lenguaje popular y pinceladas
del teatro del absurdo (Pelo de tormenta).
c) Manuel Martínez Mediero (El último gallinero).
d) Luis Riaza (El desván de los machos y el sótano de las hembras).
e) Miguel Romero Esteo (Pizzicato irrisorio y gran pavana de lechuzos).
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De todas formas, el teatro que en verdad triunfa es el heredero de la comedia
burguesa (Alfonso Paso, Jaime de Armiñán…), donde predominan los enredos y la
defensa del amor romántico entre personajes burgueses. Dentro del teatro comercial se
encuentra también la figura de Antonio Gala, uno de los autores de más éxito ahora y
después, con obras como Anillos para una dama o Las cítaras colgadas de los árboles.
LAS ÚLTIMAS DRAMATURGIAS
En el teatro español de las últimas décadas también se advierte una variedad de
tendencias. En términos generales, podemos decir que la dramaturgia de fines del siglo XX
se inclina por temas contemporáneos, de estética realista y moderada renovación formal.
Citemos a algunos de los dramaturgos más destacados:
a) José Sanchís Sinisterra ha escrito numerosas y muy divertidas obras, lo que prueba
su voluntad de explorar el fenómeno teatral. Sus piezas más conocidas parten de
textos literarios previos modificados convenientemente (Moby Dick) o bien son
dramas históricos situados en diferentes épocas (¡Ay, Carmela!, sobre la guerra civil
española).
b) José Luis Alonso de Santos mezcla en sus obras ingredientes de la comedia
tradicional con el tono humorístico y satírico propio del sainete: La estanquera de
Vallecas y Bajarse al moro.
c) Fermín Cabal es también autor de obras críticas de corte sainetesco y costumbrista,
como Tú estás loco, Briones y Castillos en el aire.
d) Fernando Fernán Gómez destaca por su logrado drama realista Las bicicletas son
para el verano, ambientado en el Madrid de la guerra civil.
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