Download Tabla 1. Elementos a recordar en la entrevista familiar
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LA ENTREVISTA CLÍNICA CON LA FAMILIA Y EL PACIENTE CON DEMENCIA, DESDE LAS FASES INICIALES A LAS TERMINALES. Dr Josep Maria Bosch Fontcuberta. Médico de familia. El progresivo envejecimiento de la población comporta la atención a un mayor número de familias con un paciente afecto de síndrome de demencia. El profesional con responsabilidad asistencial debe atender a tales pacientes en diversos contextos (entrevistas individuales con el paciente, con el cuidador principal, en la consulta o el domicilio, o realizando una entrevista con varios componentes de la familia). Asimismo, la aparición de un trastorno irreversible i de evolución progresiva conlleva que su atención se desarrolle de forma cambiante. En este sentido las entrevistas clínicas deben adecuarse a una miriada de situaciones, que obligan al desarrollo de diversas habilidades comunicacionales. Podríamos decir, que la entrevista con el paciente afecto de demencia y su familia, supone para el profesional el conocimiento y la aplicación de diversas habilidades de entrevista clínica, tanto en el diagnóstico sindrómico, como en la capacidad para dar malas noticias, dar apoyo emocional, realizar un seguimiento contexto de múltiples pérdidas, observar cambios en la dinámica familiar, asi como acompañar y ayudar a elaborar el duelo. Supone asimismo, y en referencia al propio profesional, observar la importancia que tiene para el paciente y su familia, que una actitud de sano inconformismo por tratar de mejorar (siquiera un poco) su condición, marca la diferencia entre una asistencia de calidad, de una asistencia rutinaria. La entrevista ante la sospecha diagnóstica En las fases iniciales de la enfermedad el profesional debe priorizar la aplicación que aquellas estrategias diagnósticas para distinguir si las quejas de pérdida de memoria se deben a un déficit cognitivo leve, o si la aparición de limitaciones en la realizacion de actividades instrumentales de la vida diaria ya nos indican la existencia de un síndrome de demencia incipiente. Conviene estar familiarizado en la aplicación de tests de cribaje (Mini Examen Cognoscitivo, Test de Pfiffer, Set Test), o evaluar a través del familiar que conviva más estrechamente (Test del Informador). Ante la sospecha diagnóstica es aconsejable una visita conjunta con el paciente y su/s familiar/es mas allegados, para transmitirles la necesidad de un estudio en mayor profundidad debido a los cambios en su rendimiento intelectual. Es frecuente observar en estas fases de incertidumbre diagnóstica, ansiedad tanto en el paciente como en sus familiares, y son normales las preguntas del tipo: “¿y esto que me pasa no sera un Alzheimer doctor?”. Requieren ser comprendidas y respondidas con tacto y cautela, para evitar reacciones con alto contenido emocional. Pudieramos pensar sin embargo, que en ocasiones quien hace la pregunta desea no tanto una respuesta directa, sino una manera de ser tranquilizardo. Cuando ya tenemos el diagnóstico de demencia Cuando la información proporcionada nos dé ya el diagnóstico de síndrome de demencia, convendrá tener una visita con los familiares más allegados con objeto de conocer qué saben acerca de la enfermedad, si conocen de experiencias previas, el impacto emocional que está desencadenando, como preveen que irán las cosas en el futuro, la presencia de dudas, reacciones de miedo a lo desconocido, sus expectativas en relación a nuestra actividad asistencial o las opciones terapeuticas disponibles en la actualidad, entre otras cuestiones. La información deberá proporcionarse de manera progresiva, adaptada a las posibilidades de comprensión y de aceptación por parte del paciente y sus familiares. Requiere, en general, no adelantarse a las expectativas de sus protagonistas. En fases muy incipientes de la enfermedad el paciente generalmente comprende prácticamente toda la información. Si tenemos dudas, comprobaremos si entendió lo que se le dijo, o incluso pediremos que repita o resuma a su manera la información trabajada. En la tabla 1 se describen diversos puntos a tener en cuenta en el desarrollo de una entrevista familiar. La sintomatología ansiosa y/o depresiva del cuidador La presencia de sintomatología de carácter ansioso y/o depressiva en el cuidador principal requiere buscar espacios y tiempo adecuado para su comprensión. Todavía es frecuente observar una infradetección de síntomas nucleares de depresión (insomnio tardío, anorexia, anhedonia, etc) que nos indican la necesidad de un tratamiento farmacológico. En este sentido, un interrogatorio de pocos minutos dirigido a evaluar de forma positiva tales síntomas, tiene un altísimo rendimiento posterior, no solo la mejoría clínica de quien lo sufre, sino indirectamente, en una mejora de los cuidados del paciente, la calidad de la relación familiar, asi como en un incremento de las expectativas de autoeficacia en el abordaje de un amplio número de problemas que irán apareciendo. La entrevista en fases más evolucionadas Muchas de las entrevistas familiares, se desarrollan de manera sucesiva a través de un común denominador que las presenta: la aparición de pérdidas progresivas, y por tanto, de un duelo que se va prolongando generalmente a lo largo de varios años. De esta forma, la denominada crisis del envejecimiento aparece de forma intensa en aquellas personas que, de una parte desean crecer, ser más, mirar hacia delante, mientras que por otra, aparece una pérdida progresiva de sus capacidades (intelectivas, para realizar actividades instrumentales de la vida diaria, y posteriormente actividades básicas de autocuidado), siendo por todo ello, frecuentes los sentimientos de frustración, ira, culpabilización y depresión. En aras a mantener la autonomia psicológica y funcional (por ejemplo mediante el deseo de seguir sus actividades laborales, conducir, llevar las cuentas bancarias, cocinar, etc), el paciente afecto de demencia muestra su malestar cuando se le indica su incapacidad para seguir desarrollándolas. Ante tales situaciones conviene mostrar que las argumentaciones, en general, no solo incrementarán las resistencias en el paciente, sino que favorecerán discusiones estériles, asi como un progresivo desgaste en el familiar. Negociar cediendo en algunos puntos puede permitir que el paciente adopte una postura menos confrontativa y predispone a reconducir la relación familiar. En aquellas situaciones en las que no podamos ceder, conviene aprovechar las opiniones del médico en aras a proteger su salud. La progresiva dependencia del paciente conduce a cambios en los roles familiares, con las consiguientes dificultades de adaptación y de estrés que ello comporta. El papel del profesional se centrará en una observación atenta de tales cambios, mediante una escucha empática, favoreciendo la expresión emocional de sus implicados, con objeto de ayudar a mejorar la comprensión de lo que sucede. Pueden aparecer también sentimientos contradictorios frente al familiar enfermo, tanto en referencia a la modificación de los roles mencionados, como a la necesidad de tomar decisiones por el paciente (por ejemplo, ante un posible ingreso en una residencia, o la continuidad de seguir medidas terapéuticas en situaciones avanzadas de la enfermedad). La atención del enfermo con demencia requiere a menudo de la colaboración de varias personas, por ello conviene evaluar cuales son los recursos que posee la familia (internos y de red social) , con objeto de mejorar, no solo la atención del paciente , sino, y no menos importante, de cuidar al cuidador. La posibilidad de realizar entrevistas que permitan evaluar de forma anticipatoria que recursos serán necesarios para hacer frente a nuevos problemas, ayudan a disminuir la ansiedad, evitar improvisaciones y errores, minimizar las complicaciones, asi como mejorar la capacidad de afrontamiento de quienes le atienden, y por tanto, su capacidad de implicación. Desde una perspectiva comunicacional es aconsejable que la familia reciba información acerca de los cambios que se producen en el lenguaje a medida que la enfermedad progresa, y no solo a través de lo que la propia experiencia les va indicando. Para ello es útil dar información sobre textos especificamente diseñados a tal efecto, asi como sobre la existencia de asociaciones de familiares con la misma problemática. Cuando el trastorno se encuentra en fases moderadas y avanzadas, el paciente muesta una clara amputación de su capacidad para la introspección, y desarrolla una actitud cada vez más indiferente hacia el entorno y quienes le rodean. La pérdida de la autonomia psicológica, entendida como la incapacidad progresiva para tomar sus propias decisiones, de una parte aportan un elemento crucial del duelo, momento en el que el cuidador principal y la familia asumen plenamente las decisiones del paciente. Una forma de facilitar las mismas, puede realizarse ayudando a que el familiar describa como cree que actuaria el paciente en aquella circunstancia si tuviera conservadas sus capacidades cognoscitivas. En aquellas circunstancias donde sea dificil dilucidar como hubiera escogido el paciente, el profesional puede ofrecer alternativas desde su experiencia y con ello ayudar en la toma de decisiones compartidas. Sin embargo, muchas decisiones, en las que invariablemente aparecen dudas , y por tanto ambivalencia, pueden mejorar su calidad cuando se ha permitido trabajarlas mediante una activa escucha centrada en la experiencia del consultante. (En la tabla 2 se describen algunas de sus características). Tabla 1. Elementos a recordar en la entrevista familiar - Mantener una actitud empática con cada uno de los miembros de la familia. Destacar la importancia de las aportaciones de cada persona. Solicitar intervenciones específicas, preguntando por situaciones concretas. Ayudar a clarificar sus pensamientos y emociones. Evitar las interrupciones persistentes entre ellos. No dar consejos ni hacer interpretaciones hasta fases avanzadas de la entrevista, aunque nos lo soliciten. Hacer ver, sin enfatizar ni tomar partido, acerca de las divergencias observadas entre ellos. Tomado de T Campbell y S H McDaniel. 1995. Tabla 2 Entrevista centrada en la experiencia del consultante - El profesional adopta un papel de colaborador. La información se recoge sobre lo que observa del consultante, lo que conoce de él y lo que sabe el profesional. El interrogatorio se adapta a sus posibilidades, facilitando la expresión de lo que piensa y siente. La entrevista integra elementos de su realidad biopsicosocial. Las opiniones del consultante son solicitadas para mejorar la comprensión diagnóstica del problema asi como para la toma de decisiones compartidas. Las emociones del entrevistado son reconocidas y aceptadas con normalidad en un contexto de relación terapéutica. Los desacuerdos se interpretan como dificultades y/o resistencias normales en un proceso de hipotético cambio. Tomado de J Cebria.1999. Bibliografía 1. B. Casabella, J Espinas y col. Demencias. Libro de recomendaciones de la semFYC. 1999. 2. T Campbell and S H McDaniel. Conducting a Family Interview. In: M Lipkin Jr, S M Putnam and A Lazare: The Medical Interview. Clinical Care, Education and Research. Springer-Verlag. New York. 1995. 3. JM Bosch y J Cebria. La entrevista centrada en las inquietudes del consultante: a propósito de un caso. Revista FMC Formación Médica Continuada 1999; vol (6), 3: 179-182. 4. JM Bosch, R Gil, M Martin Carrasco y J Peña. Casos clínicos relacionados con la enferemedad de Alzheimer y otras demencias. Vision multidisciplinar. Ediciones DOYMA. 1999.
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