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LAS LEGIONES DE JULIO CÉSAR
..
EL CAMPAMENTO
Uno de los apartados más sorprendentes del sistema militar romano es el
campamento. Los romanos articulaban toda su estrategia en base a los
campamentos fortificados que albergaban sus legiones. Sus campamentos de
invierno o en época de paz eran semipermanentes, construidos de madera y
argamasa si eran campamentos eventuales o de piedra si eran campamentos
permanentes. Muchos de estos campamentos crecieron hasta convertirse en
ciudades, como por ejemplo nuestra española León.
Pero lo verdaderamente sorprendente eran los campamentos que los
legionarios construían al final de cada marcha de 30 kilómetros o más. Un
completo campamento fortificado que era destruido al día siguiente, antes de
volver a iniciar la marcha.
Así es como los legionarios construían sus campamentos:
En primer lugar se buscaba el lugar ideal. A ser posible una gran llanura con
agua cerca. En segundo lugar, un centurión experto en topografía trazaba el
rectángulo perfecto (si era posible por el terreno) que habría de contener el
campamento ayudado por un instrumento topográfico llamado groma (en la
imagen de arriba) y marcaba con lanzas la posición de las tres avenidas
principales del campamento. Ilustración por Peter Connolly (Ed. Greenhill
books).
Una parte del ejército se colocaba en línea de batalla frente a la zona por la
que podría aparecer el enemigo mientras la otra mitad de los legionarios
cavaban un foso (fosa) de 4 metros de ancho y tres de profundidad con forma
de V. La tierra extraída del foso era apilada formando un terraplén ( agger)
cubierto en su parte frontal por porciones de tierra con hierba, ya que así
permanecería compacto, formando así el famoso agger et fossa. Ilustración por
Peter Connolly (Ed. Greenhill books).
Había tres tipos principales de campamentos de campaña. Ilustración por Peter
Connolly (Ed. Greenhill books).
El primero es el campamento de marcha en una zona segura, con un pequeño
foso y terraplén.
El segundo es un campamento de marcha frente al enemigo. El foso y el
terraplén se han agrandado.
El tercero es un campamento de asedio prolongado con murallas formadas por
dos muros de piedra con el espacio interior relleno de cascotes. Este fue el tipo
de campamento construido por Escipión en el asedio de Numancia, donde se
destacó el joven Mario.
Una vez levantado el terraplén, los legionarios clavaban en lo alto las estacas
que llevaban atándolas entre sí, formando una sólida empalizada.
A medida que eran levantadas las defensas, las unidades iban entrando en el
campamento y montando las tiendas ordenadamente. cada tienda se montaba
siempre en el mismo lugar como si de una ciudad se tratara, con calles y
plazas. Cada ocho legionarios tenían una tienda de cuatro plazas, ya que la
mitad del ejército siempre estaba de guardia. Las tiendas se montaban dejando
un espacio con el terraplén de unos 30 metros para mantenerlas alejadas de
proyectiles lanzados desde el exterior. Ilustración por Peter Connolly (Ed.
Greenhill books).
Así defendían los legionarios las empalizadas llegada la ocasión. Aunque los
romanos seguían al pie de la letra la máxima espartana "Que sean los hombres
los que defiendan a los muros y no los muros los que defiendan a los
hombres". La ventaja táctica de las legiones estaba en el combate en campo
abierto, aunque estos campamentos les proporcionaban una seguridad que no
conoció ningún otro ejército en campaña en la Antigüedad o en la Edad Media.
Campamento para una legión según mi propia interpretación. El campamento
tenía forma rectangular, con cuatro puertas. Los campamentos permanentes
conservados tenían las esquinas redondeadas, por lo que supongo que los
campamentos provisionales también las tendrían así, ya que eran más fáciles
de defender. El campamento estaba cruzado por cuatro grandes avenidas que
delimitaban los espacios internos: Via Praetoria, Via Principalis y Via Quintana
y Via Decumana. He coloreado en rosa, verde y azul los tres manípulos que
formaban una cohorte para que se distinga mejor cómo se colocaban las
tiendas de campaña. Los manípulos se disponían de esta forma: las diez
tiendas de cada centuria (en color marrón) formaban filas paralelas a la Vía
Praetoria, que era el eje longitudinal del campamento, con la tienda del
centurión (en color rojo) en el extremo. Al fondo se cercaba un espacio para las
veinte mulas del manípulo y entre las tiendas de cada centuria quedaba una
espacie de patio que se utilizaba para los menesteres de los legionarios.
Polibio resalta que en caso de necesidad, los legionarios podían salir del
campamento o acudir a la empalizada rápidamente, ya que las salidas de los
espacios de cada manípulo siempre estaban orientadas hacia una de las
grandes vías, tal y como vemos en el dibujo.
Conocemos cómo se disponían las tropas en el campamento de los últimos
tiempos de la legión manipular gracias a la excelente descripción que nos hace
Polibio, pero no tenemos descripciones precisas de un campamento tras la
reforma de Mario, por lo que desconocemos algunos detalles que he
interpretado personalmente de esta manera:
Sabemos que el grueso de las tropas se acantonaba de la Via Principalis hacia
abajo, es decir, en los dos tercios inferiores del campamento. Siguiendo el
esquema del campamento típico de la legión manipular que conocemos gracias
a Polibio, es fácil deducir que la parte inferior estaba ocupada por ocho
cohortes mientras que en la parte superior, en el espacio antes ocupado por los
extraordinarii, ahora se situaría la cohorte pretoriana que cumplía la misma
función que aquellos, más la cohorte restante, con lo que la disposición de las
tropas era casi idéntica a la que tenía un campamento de la legión manipular.
En el cruce entre las vías Praetoria y Principalis se alzaba el Praetorium o
Pretorio, que era el puesto de mando del campamento (de ahí que se
denominara "guardia pretoriana" a las tropas encargadas de la seguridad del
Pretorio, es decir: del puesto de mando) y constaba de un espacio cuadrado
vallado en cuyo centro se hallaba la tienda del legado al mando de la legión.
Cuando el legado estaba allí, en un mástil ondeaba un estandarte de color
escarlata para que todos lo supieran. Frente al Pretorio, y a lo largo de la Vía
Principalis, se alzaban las tiendas de los seis tribunos, a la derecha del Pretorio
la del Praefectus Castrorum, jefe de la legión en ausencia del legado. A ambos
lados del Pretorio había dos grandes espacios, el Foro y el Cuestorio donde
tenían lugar las asambleas de tropas para asuntos tales como la distribución de
la paga, arengas, etc.
Un campamento romano podía albergar una cohorte, una legión o un ejército
entero, dependiendo de su tamaño. Si el campamento era montado para
permanecer por tiempo indefinido se sustituían las tiendas por barracones y la
empalizada de estacas por una de troncos, además se construía un
Valetudinarium u hospital e instalaciones como talleres, carpinterías, herrerías,
establos, etc. y se mejoraban las defensas con torres de dos o tres pisos en las
esquinas y lugares estratégicos. Si el campamento a construir fuera a ser
permanente toda la estructura, edificios y murallas serían de obra a base de
piedra, ladrillos, argamasa, etc.
En el año 70 d.C el emperador Vespasiano desmontó el dispositivo militar
romano en España. La Península Ibérica, que había resistido durante dos
siglos la conquista romana, se había adaptado perfectamente a la nueva
situación (los romanos decían que los españoles habían sido los primeros en
ser invadidos y los últimos en ser conquistados) consiguiendo un altísimo grado
de romanización. Por ello, de las tres legiones de guarnición permanente, tan
sólo una quedó en nuestra patria, la Legio VII Gemina. La Séptima Gémina fue
trasladada al noroeste de España cerca de las minas que abastecían a Roma
de oro. Los legionarios de la VII Gémina construyeron un campamento
permanente y se acantonaron para efectuar su servicio de guarnición lo más
cómodamente posible. Al poco tiempo, las mujeres de los legionarios (estaba
prohibido casarse durante el servicio, pero siempre se hacía la vista gorda)
llegaron para instalarse junto a sus maridos y se levantó una aldea para las
mujeres y los hijos, y para los padres, y para los primos y para los cuñados... ¡y
hasta para las suegras!. Una población de más de 10.000 personas entre
soldados y civiles atrajo rápidamente a comerciantes, artesanos, funcionarios
(de éstos no nos libra nadie), médicos, etc, etc, etc. Y así, alrededor del
campamento fue creciendo una auténtica ciudad. Esa ciudad hoy lleva
orgullosa el nombre de León, una derivación fonética de "Legión", una ciudad
que muestra orgullosa su milenario pasado como prueba viviente de la Fuerza
Creadora de Roma. Por toda Europa, África y Asia hay decenas y decenas de
ciudades surgidas de un campamento romano. Casi todas ellas aún conservan
en sus milenarios trazados las vías que señalizaron su urbanismo. El legado de
Roma es un legado eterno, atemporal, muchas veces invisible a nuestros ojos,
pero siempre presente hasta en la forma de una calle o la situación de una
plaza.
LAS LEGIONES DE JULIO CÉSAR
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¿CÓMO ERA LA CIUDAD DE ROMA HACE 2.000
AÑOS?
En el Museo de la Civilización Romana (en la moderna zona EUR de Roma),
se exponen dos enormes maquetas: una es la famosa maqueta que muestra
Roma tal y como era en la época de Constantino, a principios del siglo IV d.C. y
otra es la que muestra Roma a principios de la República, a principios del siglo
VI a.C.
Apenas unas colinas habitadas, rodeadas de terraplenes de tierra como única
defensa, con edificios de ladrillo y madera y un único puente, de troncos.
¡Quién viendo esta pequeña ciudad en al año 500 a.C. hubiera sido capaz de
decir que sus habitantes conquistarían el mundo conocido, creando una cultura
que es la base del mundo civilizado!
La Roma de César había crecido mucho respecto a esa Roma arcaica. Pero
aún era bien distinta de esa Roma monumental que estamos acostumbrados a
ver en mapas y maquetas. Recordemos que su sucesor, Augusto, dijo poco
antes de morir: "Encontré una ciudad de ladrillos y dejo una ciudad de mármol".
Si comparamos la ciudad en su máximo esplendor arquitectónico, a principios
del siglo IV d.C. veremos lo mucho que dista de la vieja ciudad en la que nació
César.
La Roma de César era una ciudad estancada. Su urbanismo era muy deficiente
(por no decir nulo) ya que se alzaba sobre siete colinas y el modelo urbanístico
griego no podía ser aplicado en una ciudad de cuestas arriba y cuestas abajo,
creada a base de un crecimiento desordenado y anárquico sin ninguna
planificación. En los barrios populares, la gente se apiñaba en callejuelas
estrechas flanqueadas por edificios de seis o más pisos llamados insulas. Los
que podías permitírselo, vivían en los barrios residenciales como el Palatino, en
cómodas casas de una planta con jardines. Roma se articulaba en torno al
Foro. Un espacio público que era el centro de la vida romana y en el que se
concentraban sin aparente orden la mayoría de los edificios públicos de la
ciudad.
El Foro de Roma era el corazón y el cerebro de la Urbe, allí se reunía el
Senado, se votaba en los comicios, se veían las causas judiciales, se hacían
los negocios y se publicitaban los aspirantes a cualquier cargo público. Pero el
Foro de los tiempos de César no era, ni mucho menos ese Foro grandioso que
se iría formando a través de los siglos sucesivos.
El Capitolio y el Foro Romano en la época del nacimiento de Julio César por
Peter Connolly (Ed. Greenhill books). A la izquierda se encuentra la colina del
Capitolio, la ciudadela fortificada de Roma con el gran templo de Iupiter
Optimus Maximus, el padre de los dioses romanos. Un poco más a la derecha
está la colina del Arx, también fortificada. Se distinguen perfectamente las
murallas que encerraban el pomerium o recinto sagrado de Roma. En la parte
inferior derecha está el Foro. El Foro Romano era una plaza pública rectangular
alrededor de la cual se levantaron importantes edificios públicos:
1-Senado. 2-Foso de los comicios. 3-Oficinas del Senado. 4-Salón de
recepciones oficiales. 5-Templo de Concordia. 6- Pórtico de los 12 dioses. 7Templo de Saturno (sede del Tesoro del Estado). 8-Basílica Opimia Volupia. 9Basílica Sempronia. 10-Templo de Cástor y Pólux (los dióscuros). 11-Templo
de Vesta. 12-Regia (sede del pontífice máximo. 13- Basílica Emilia. En las
fachadas que dan al Foro de ambas basílicas se pueden ver los puestos del
mercado (Foro significa mercado) donde se vendían mercancías.
Así era el Foro que pisó César cuando de niño escuchaba a los oradores o
participaba en las procesiones y festejos.
LAS OBRAS DE CÉSAR
En realidad, Roma, siendo ya la capital del mundo conocido, no era una ciudad
monumental, ni mucho menos. Roma era una aldea gigantesca con unos
cuantos edificios modernos. Nada más. Comparar a Roma con Atenas era
comparar a Rabat con Nueva York y César decidió engrandecer su ciudad
dotándola de los monumentos y espacios públicos apropiados a su rango de
superpotencia mundial. Para ello concibió un grandioso plan de obras públicas
en las que gastaría parte de las enormes riquezas acumuladas en sus
campañas y que de este modo servirían para convertir a la vieja Roma en la
nueva capital del mundo, creando edificios monumentales y planificando un
orden urbanístico para seguir en futuras ampliaciones. Su primera gran obra
fue la basílica Julia.
La basílica Julia habría de ser la más monumental de todas las basílicas
republicanas. Una basílica romana era un gran edificio de negocios donde se
cambiaban valores, acciones, etc. Las basílicas tenían planta rectangular con
una fachada de arcos y un interior abierto, con filas de grandes columnas que
sostenían el techo y dividían las naves.
Así era la gran basílica que César construyó en el Foro para las reuniones
comerciales.
En esta magnífica ilustración del maestro Peter Connolly (Ed. Greenhill books)
(que representa el Triunfo de Tito), vemos a la derecha la monumental basílica
Julia con su fachada de arcos. Al fondo, junto a la Basílica, el arco de Augusto
y el templo del Divino Julio, construido por Augusto en el lugar en que el cuerpo
de César fue incinerado.
El Foro Romano se había quedado ya muy pequeño como plaza pública y
César decidió construir uno nuevo al lado del viejo. El Foro de César era una
gran plaza pública rectangular de 160 x 75 metros, cerrada por pórticos
sostenidos por una doble columnnata de mármol. Tras los pórticos se abrían
locales comerciales de dos pisos. Coronando el foro se alzaba el templo
consagrado a Venus Genitrix, la diosa tutelar de la gens Julia, templo que
César prometió levantar si conseguía la victoria en Farsalia. En el conjunto se
integraba la nueva sede del Senado de Roma, la Curia Iulia.
La parte que he coloreado es la que corresponde al complejo monumental del
Foro de César con el templo de Venus Genitrix, inaugurado el 26 de
septiembre de 46 a.C., y que era el elemento principal del nuevo foro, foro que,
a diferencia del antiguo, está cerrado en sus tres restantes extremos por un
pórtico dentro del cual se hallaban las tiendas. En el extremo inferior izquierdo
del foro se halla el gran edificio de la Curia Iulia, la nueva sede del Senado que
es uno de los edificios de Roma mejor conservados.
El Foro de César fue el modelo a seguir por todos los foros imperiales
construidos por sucesivos emperadores. Una gran plaza cerrada con pórticos
en tres de sus lados y un gran templo en el cuarto. Las ciudades construidas en
las provincias siguieron ese mismo esquema, como por ejemplo Emerita
Augusta, nuestra Mérida y todas las demás. El Foro de César es casi
insignificante comparado con el gigantesco Foro de Trajano, construido 150
años después, pero en la época de su construcción fue el conjunto monumental
más importante de Roma y el modelo a seguir por todos los demás.
Tras la muerte de César, Su cadáver fue llevado a una tribuna instalada en un
espacio libre del Foro Romano. Allí fue donde Marco Antonio mostró al
encolerizado Pueblo Romano las 23 puñaladas con las que los asesinos
habían agradecido la piedad de César y el que éste no hubiera tomado ningún
tipo de represalias contra sus enemigos tras vencer en la Guerra Civil. Mientras
se discutía el lugar donde el cadáver del más grande hombre de la Historia
debía ser incinerado, dos antiguos legionarios de César, con sus espadas al
cinto y portando antorchas, prendieron fuego a la tribuna donde estaba
expuesto el cadáver. Inmediatamente un éxtasis se apoderó de la multitud que
comenzó a hacer pedazos los puestos del mercado y las tribunas de los
oradores para arrojarlas a la creciente hoguera. Las mujeres arrojaron al fuego
sus mantos y joyas, incluso las bulas de sus hijos, los amuletos sagrados de
oro, los arrojaron al fuego que llevaba hacia el cielo los restos mortales de Julio
César convertidos en una gigantesca llama que era frenéticamente alimentada
por el Pueblo Romano. Los músicos arrojaron al fuego sus instrumentos y los
costosos vestidos que llevaban, y todo lo que podía arder fue arrojado para
alimentar la llama entre gritos de furia y juramentos de venganza de la multitud
encolerizada. Los soldados veteranos de César que se hallaban presentes
arrojaron al fuego las valiosas condecoraciones que habían sacado de sus
arcones... pero conservaron sus espadas.
Toda la noche veló el Pueblo Romano la hoguera de César entre lamentos y
gritos de venganza. Una vez se apagaron los últimos rescoldos, la multitud,
presa de un odio incontrolable, se dirigió a buscar a los asesinos que habían
huido tras cometer el absurdo magnicidio. En su lugar, se conformaron con
asaltar sus casas, crucificar en sus puertas y jardines a todos los que
encontraron dentro y prenderlas fuego.
DESPUÉS DE CÉSAR
El Pueblo Romano proclamó dios a Cayo Julio César. Y en el lugar donde ardió
su cuerpo mortal se levantó un templo. El Templo de Divus Iulius. En el lugar
exacto en el que su cadáver fue incinerado se construyó un altar circular.
En la ilustración vemos el Templo de Divus Iulius en el Foro Romano. La parte
frontal de su podium es distinta de las de los demás templos, ya que hubo que
acomodar el altar . Por ello tiene dos escalinatas laterales y en el centro una
exedra semicircular que alberga el altar en el lugar exacto en el que el cuerpo
ardió.
Cayo Octavio, sobrino nieto de César y su heredero vengó a su tío y
restableció la paz en el Imperio, por lo que fue proclamado "Augusto" el año 27
a.C. por el Senado. Augusto fue el primer emperador romano, el hombre que
habría de continuar la obra de César en todos los aspectos: incluído el
arquitéctónico. Por ello finalizó el Foro de César, construyó en el Foro Romano
el templo de Divus Iulius y, emulando a su tío, construyó un nuevo foro: el Foro
de Augusto, el tercer foro de Roma en el que dedicó un gran templo a Mars
Ultor (Marte Vengador) en recuerdo de su venganza sobre los asesinos de su
tío. En tiempos de Augusto el aspecto del centro de Roma, con sus tres foros y
nuevos monumentos era ya grandioso como muestra este soberbio trabajo del
maestro Connolly:
Peter Connolly (Ed. Greenhill books)
A-Tabularium (archivo del Estado edificado por Sila). B-Templo de Concordia.
C-Templo de Saturno. D-Basílica Julia. E-Rostra (tribuna pública). F-Templo de
Cástor y Pólux. G- Templo de Divus Iulius. H-Templo de Vesta. I-Regia. JBasílica Emilia. K-Curia Iulia (sede del Senado de Roma). L-Foro de César. MTemplo de Venus Genitrix. N-Foro de Augusto. P-Templo de Mars Ultor.
Sucesivos emperadores construyeron más foros para Roma hasta dar lugar a
un complejo monumental sin precedentes, una Roma de mármol, capital del
mundo conocido cuyas impresionantes construcciones dejaban boquiabiertos y
sobrecogidos a sus millares de visitantes. Tras la construcción del
soberbiamente grandioso complejo del Foro de mi compatriota Trajano,
construido entre el 107 y el 112 d.C por el genial arquitecto Apolodoro, los foros
de Roma ofrecían este impresionante espectáculo:
Peter Connolly (Ed. Greenhill books)
1-Foro Romano. 2-Foro de César. 3-Foro de Augusto. 4-Foro Transitorio (de
Nerva). 5-Foro de la Paz (de Vespasiano).
6-Foro de Trajano: 6a-Plaza porticada. 6b-Basílica Ulpia. 6c-Columna Trajana.
6d-Templo de Trajano.
Y ésta es la famosa maqueta que muestra Roma tal y como era en la época de
Constantino, a principios del siglo IV d.C.
LAS LEGIONES DE JULIO CÉSAR
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¿CÓMO ES LA CIUDAD DE ROMA HOY?
Maravillosa. Eso nadie lo pone en duda. A pesar de los expolios, los terremotos
y demás catástrofes, Roma hoy está impregnada de su glorioso pasado. Es
difícil andar cinco minutos sin encontrarse con los restos monumentales de un
pasado que aún sigue vivo gracias a la transmisión de la cultura romana. El
principal legado de Roma es nuestra civilización, nuestra lengua, nuestro
derecho y tantas otras cosas que nos hacen romanos.
Tenemos una deuda inconmensurable con Roma, y es una deuda reconocida.
Pone los pelos de punta ver cada día el altar del templo del Divino Julio
cubierto de flores, y es un placer acudir a ese lugar de culto a realizar una
ofrenda floral a Julio César en el altar del templo, tal y como se lleva haciendo
desde el 15 de marzo del año 44 a.C.
Aquí estoy yo con mis flores el 21 de agosto de 2003, tal y como mandan las
buenas tradiciones romanas.
Este recorrido visual comprende fotografías que he sacado en Roma en agosto
de 2003.
ZONA FUERA DE LOS FOROS
El sorprendente Anfiteatro Flavio, popularmente conocido como "Coliseo".
Comenzado por Vespasiano en 72 d.C y finalizado por su hijo Tito en 79 d.C.
Con capacidad para 55.000 espectadores. Un prodigio de la arquitectura.
Junto al Coliseo, el Arco de Constantino, levantado en 315 d.C. por el primer
emperador cristiano. Frente a él (vallados) los restos de los cimientos de la la
monumental fuente conocida como Meta Sudans.
Y enfrente, los monumentales restos del Templo de Venus y Roma, edificado
por Adriano en 121 d.C. para simbolizar la unión entre Venus, progenitora de la
gens Julia y Roma. El mayor templo construido jamás en Roma.
Impresionantes los restos del podio en opus caementicium (hormigón) con
galerías de descarga para aligerar la masa.
FORO ROMANO
La Vía Sacra, la impresionante entrada al Foro Romano con el Arco de Tito.
Erigido por Domiciano para conmemorar la victoria de su hermano en la guerra
contra los Judíos. Pasar por esta verja de entrada es sentir cómo se te pone la
carne de gallina.
Los monumentales restos de la Domus Augustana construida por Domiciano en
el Palatino.
El Templo de Antonino Pío y Faustina en el Foro Romano. Construido en 141
d.C. y con su pórtico excelentemente conservado.
El Templo de los Dióscuros (Cástor y Pólux) en el Foro Romano, inaugurado en
484 a.C. y restaurado por Tiberio a comienzos del siglo I d.C. Detrás, los
impresionantes restos de la Domus Tiberiana en el Palatino.
El Templo de Vesta en el Foro Romano. El templo más importante de Roma,
desde el punto de vista religioso, el que guardaba el fuego sagrado. Es
redondo, con la forma primitiva de la cabaña, el primer hogar que tuvieron los
romanos. Los actuales restos son de la época de Septimio severo.
El podio del Templo de Divus Iulius o del Divino Julio, Julio César deificado, en
el Foro Romano. Inaugurado por Augusto en el año 29 a.C. para honrar la
memoria de César convertido en dios.
El altar del mismo templo, que señala el lugar exacto en el que el cuerpo de
Julio César fue incinerado la noche del 15 de marzo de 44 a.C. Siempre
cubierto de ramos de flores que los visitantes depositan como ofrenda al
creador del Imperio Romano.
La Curia Julia, el edificio que César construyó para albergar las reuniones del
Senado, es el edificio mejor conservado del Foro Romano. Frente a él se
encuentra el Lapis Niger, la famosa zona de pavimento negro con el santuario
de Rómulo debajo, donde se encontró el cipo con la inscripción latina más
antigua (primera mitad del siglo VI a.C.)
El interior de la Curia Julia, se ven claramente las tres gradas o escalones
donde se ubicaban los senadores y el podium central reservado al emperador.
El Arco de Septimio Severo en el Foro Romano, erigido en 203 d.C. Detrás, a
la izquierda, el Tabulario de Sila, construido por el dictador Lucio Cornelio como
sede del archivo público de Roma.
Detrás de dicho arco se encuentran los restos del Tabulario de Sila (al fondo,
aquí se ven dos de sus arcos), delante de él las tres columnas del Templo de
Vespasiano, entre ambos estaba el Templo de la Concordia, construido en 367
a.C. por Marco Furio Camilo y restaurado por Tiberio. A la izquierda, el
monumental pórtico hexástilo del Templo de Saturno, en cuyo podium se
guardaba el Tesoro de Roma. Tras el templo, a su derecha, se ve parte del
Pórtico de los Doce Dioses, un pórtico de origen antiquísimo, que en su actual
forma es del año 367 d.C. Bajo los restos de los templos aparece el muro de
ladrillo rojo de los Rostra, la gran tribuna desde donde los oradores se dirigían
al Pueblo Romano, adornada con los arietes de las naves de guerra capturadas
en la batalla de Anzio, en 338 a.C. a las naves de la Liga Latina.
En el centro podemos contemplar las colosales ruinas de la Basílica Julia,
construida por Julio César a partir del año 54 a.C. Podemos observar la planta
completa con las basas de las enormes columnas centrales que sostenían las
cinco naves del edificio y las escaleras de acceso. Fue restaurada por
Diocleciano. Tras la basílica, se ha desenterrado una casa que perteneció a
Escipión el Africano. Junto al Arco de Septimio Severo, a la izquierda, podemos
ver las tres columnas del Templo de los Dióscuros, más a la derecha de éstas
la Columna de Focas, erigida en 608 d.C y último monumento que se levantó
en el Foro Romano. Justo debajo de esta columna está el Mundus y a la
derecha del todo el Templo de Saturno. Ésta es una magnífica zona de sombra
para descansar y aprovechar el agua fresquísima de la fuente situada justo
encima de la figura que aparece con camisa roja, abajo en el centro de la
fotografía.
El famoso Tullianum, la lóbrega celda destinada a los condenados a pena
capital en la que aguardaron la muerte, entre otros, los reyes Jugurta y
Vercingetórix, los acusados de participar en la Conjuración de Catilina o San
Pedro y San Pablo, como líderes de la "conjura cristiana" que el tarado Nerón
se inventó.
FOROS IMPERIALES
El Foro de Julio César. Las tres columnas corintias pertenecen al Templo de
Venus Genetrix (prometido por César en la víspera de la batalla de Farsalia)
que fue consagrado el 26 de septiembre de 46 a.C. Era el elemento principal
del nuevo foro, que, a diferencia del Foro Romano, está cerrado en sus tres
restantes extremos por un pórtico dentro del cual se hallaban las tiendas o
tabernae.
Las tiendas o tabernae que se abren detrás de los pórticos del foro cuyas
columnas vemos alzadas. En primer plano los restos del podio del templo.
A la derecha del templo, los restos de la Basílica Argentaria, la sede de las
asociaciones financieras romanas.
El frontal del podio.
El Foro de Augusto, inaugurado en 2 a.C. para conmemorar la venganza sobre
los asesinos de Julio César. El Templo de Mars Ultor (Marte Vengador)
aparece en el centro. En él se guardaba la espada de César.
El Foro de Nerva o Foro Transitorio. Inaugurado en 97 d.C.
La Basílica Ulpia, que formaba parte del grandioso conjunto del Foro de
Trajano. Construido entre el 107 y 113 d.C. por el genial arquitecto Apolodoro
de Damasco por encargo del emperador Trajano.
Los formidables Mercados de Trajano. El primer centro comercial de la Historia,
con 150 tiendas o tabernae dispuestas en cinco niveles e inaugurados en 108
d.C. Son verdaderamente impresionantes.
A la izquierda la Columna de Trajano (en agosto de 2003 se estaba limpiando
su base, por eso aparecen los andamios), erigida entre 107 y 1134 d.C. A la
derecha la Columna de Marco Aurelio, erigida entre 180 y 196 d.C. Los fustes
de ambas miden 100 pies romanos (30 metros).
¿QUIÉN DESTRUYÓ LA ROMA ANTIGUA?
Durante siglos nos han contado que los culpables de la destrucción de los
monumentos de Roma fueron "los bárbaros".
No es cierto.
Los bárbaros saquearon Roma, pero no la destruyeron. Los edificios fueron
saqueados pero permanecieron en pie. El último monumento levantado en el
Foro Romano fue la Columna de Focas, erigida en 608 d.C. después, el Foro
quedó abandonado. Sufrió terremotos y el paso de los años y acabó convertido
en un vertedero en el que se acumularon metros de tierra. Lo llamaban el
"campo de las vacas" porque allí pastaba el ganado, pero los edificios se
conservaron. Durante la Edad Media, se arrancó la decoración exterior de
muchos monumentos para decorar casas particulares, pero los monumentos
permanecieron en pie.
Fue la construcción de la Basílica de San Pedro la que selló el destino de los
edificios de la Roma antigua. La necesidad de materiales hizo que los
monumentos fueran demolidos para aprovechar los materiales. Julio II instaló
hornos en el Foro Romano para convertir las columnas de mármol en cal, a
pesar de las enérgicas protestas de Rafael Sanzio y Miguel Ángel. Y los
monumentos fueron desmantelados uno por uno. El Templo del Divino César,
que se conservaba bastante bien, fue demolido casi por completo, incluso
arrancaron la mitad oriental del podio para que sirviera para relleno de los
cimientos de San Pedro. En las columnas del Templo de Antonino y Faustina
pueden verse claramente las incisiones que se hicieron para asegurar las
cuerdas con las que pretendieron derribar las columnas, que afortunadamente,
resistieron la agresión. Miles de toneladas de mármol fueron convertidas en cal,
utilizadas para adornar nuevos edificios o simplemente como relleno. La mitad
del Coliseo y todo el Circo Máximo siguieron esta triste suerte. Monumentos
como la Cárcel Mamertina con el Tullianum o la Curia Julia se salvaron al ser
convertidos en iglesias, circunstancia que acabó salvando el Templo de
Antonino y Faustina, pero todos ellos fueron expoliados, arrancándoles sus
forros de mármol y travertino, estatuas y otras decoraciones. El Arco de
Constantino se salvó porque fue el primer emperador cristiano, y como
pensaron que el de Septimio Severo era también suyo, también éste se salvó.
El Arco de Tito se salvó porque era utilizado como puerta, aunque arrancaron
sus laterales, hoy magníficamente reconstruidos. Las distintas termas y todo el
Palatino fue arrasado en esta ola de destrucción de la que años más tarde, los
herederos de los responsables, avergonzados, culparon a "los bárbaros".
Si Papas como Julio II o el famoso Barberini están considerados en Roma
como auténticos depredadores y su nombre provoca escalofríos en los
arqueólogos, otros Papas como Benedicto XIV, que en 1744 consagró el
Coliseo para frenar su destrucción, consiguieron salvar lo que quedaba para
que genios de la arqueología como Fiorelli o Lanciani pudieran recuperarlos.
Pero las depredaciones no habían terminado, desgraciadamente. El
autotitulado "duce" Benito, a mayor gloria "imperial", destruyó en los años
treinta del siglo XX los restos de la Meta Sudans, la preciosa fuente junto al
Coliseo y arrasó lo que quedaba del pedestal del Coloso de Nerón "porque
estorbaban". No contento con esta barbaridad, perpetró otra aún peor:
construyó su Vía de los Foros Imperiales ¡por encima de los Foros!,
destruyendo parte de los Foros de César, Nerva, Augusto y Trajano.
En el verano de 1999 comenzaron las excavaciones para unir los Foros de
César y Nerva, pero hasta que no se excave esa maldita Vía de los Foros no
tendremos todo el conjunto del Foro Romano y los Foros Imperiales
descubierto y a salvo en lo que es la zona arqueológica más importante del
mundo.