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Partido Socialista Auténtico
Escuela de Capacitación Política
Introducción al Socialismo
Por: Adrián Rodolfo Camps
INTRODUCCION AL SOCIALISMO
Cuando se intenta definir al Socialismo, suelen tenerse en cuenta dos de sus aspectos principales: Su
trayectoria de lucha de los oprimidos en favor de la justicia social y su proyección teórica (filosófica,
política, económica) que aporta un nuevo método para interpretar la realidad y define los
fundamentos de la sociedad futura.
Desde la concepción de lucha por la justicia social, el Socialismo tiene su origen en las rebeliones de los
esclavos, las luchas campesinas contra los señores feudales y, desde nuestra óptica americana, los
levantamientos indígenas contra el sometimiento colonizador y las guerras de la independencia
Como teoría incipiente y modelo de sociedad futura, el Socialismo nace junto con la clase obrera, con
las máquinas y la industria (entre los años 1500 y 1800, a través de las propuestas de los llamados
“Socialistas Crítico- Utópicos”. El Socialismo se convierte en ciencia política hacia mediados del siglo
diecinueve, al calor de las primeras luchas obreras, con los trabajos de Carlos Marx y Federico Engels.
Juan B. Justo, fundador del Partido Socialista en la Argentina define al Socialismo contemplando
sus aspectos principales: “El Socialismo es la lucha en defensa y para la elevación del pueblo
trabajador que, guiado por la ciencia, tiende a realizar una libre e inteligente sociedad humana
basada sobre la propiedad colectiva de los medios de producción”.
Capítulo 1
Aspectos esenciales del Socialismo
Planteadas ya las primeras generalizaciones acerca del Socialismo, es momento de introducirnos en
algunas de sus propuestas para superar las injusticias de la sociedad capitalista.
Desde que el hombre primitivo abandonó su estado salvaje y constituyó los primeros asentamientos
de población, la producción pasó a ocupar un papel decisivo en el seno de la sociedad humana.
En la producción moderna, que tiene un carácter eminentemente social, confluyen trabajadores,
materias primas y máquinas; luego, mediante mecanismos económicos se distribuyen los bienes
producidos y una parte del esfuerzo se destina a la realización de nuevas inversiones.
Si pensáramos una forma justa de distribuir los bienes producidos y orientar las nuevas inversiones,
llegaríamos a la conclusión de que la parte principal debe corresponder a los trabajadores y que las
inversiones deberían realizarse teniendo como prioridad las necesidades de la población.
En el sistema capitalista, basado en la propiedad privada de las fábricas, las tierras, las materias
primas, los comercios y los bancos, los propietarios de estos medios de producción y de cambio, que
son una minoría, se apropian de la mayor parte de lo producido y las inversiones, cuando se realizan,
están orientadas pura y exclusivamente por las posibilidades de obtener ganancias, sin tener en cuenta
en absoluto el interés social.
Como agravante, una inmensa masa de seres humanos se ve privada de acceder a los medios de
producción (desocupación) y es condenada a llevar una vida miserable. Paralelamente coexisten
tierras ociosas y fábricas abandonadas que el capitalismo mantiene al margen del proceso productivo.
Estas tremendas injusticias del capitalismo son superadas por el Socialismo a través de tres propuestas
básicas.
1. Propiedad colectiva de las fábricas, grandes extensiones de tierra, recursos financieros, fuentes
de materias primas, servicios básicos y comercios.
2. Distribución de lo producido de acuerdo con la cantidad y calidad del trabajo realizado por cada
uno de los productores.
3. Planificación de la economía.
La propiedad colectiva o social permite que cada persona, por el solo hecho de nacer en el país, sea
propietaria de una parte de la riqueza que este posee y tenga asegurados todos sus derechos
elementales (salud, vivienda, trabajo, educación, etc.).
En el Socialismo el trabajo es un derecho y también un deber, la inexistencia de clases ociosas y del
consumo suntuario posibilitarán un considerable aumento del nivel de vida del pueblo.
En el Socialismo no ganan todos lo mismo, el trabajo especializado tiene mejor retribución que el no
especializado y el trabajo intelectual que el manual. La posibilidad de capacitación está garantizada.
La planificación de la economía permite que el esfuerzo que la sociedad destina a nuevas inversiones
se oriente, en una primera etapa, a satisfacer las necesidades más urgentes de la población
(alimentación, salud, vivienda, educación, vestimenta, etc.), a consolidar y desarrollar las industrias
básicas y la estructura de servicios (siderurgia, química, petroquímica, redes de energía,
comunicaciones, etc.) para avanzar hacia una mejor calidad de vida para todos.
La propiedad social de los medios de producción, la distribución de acuerdo con la cantidad y calidad
del trabajo realizado y la planificación de la economía, conforman la base económica de todo sistema
socialista, ya vislumbrada por los primeros luchadores sociales en los inicios de la sociedad industrial.
Capítulo II
Algunas cuestiones fundamentales.
La mayoría de las organizaciones socialistas, comunistas y socialdemócratas reivindican como proyecto
futuro la base económica del Socialismo tal como la hemos expresado con anterioridad. Diferimos, en
cambio, en cuestiones de importancia tales como la actitud del Socialismo ante la realidad de cada
país, la vía para producir los cambios económicos y sociales, y el modelo institucional, jurídico, político,
etc., que habrá de construirse sobre la base económica socialista.
La Vía
Reforma o Revolución
Uno de los grandes temas de debate en el seno del Socialismo lo constituye la cuestión de la vía. De
que manera puede pasarse de un sistema capitalista basado en la propiedad privada de los medios de
producción y de cambio al Socialismo.
¿Puede realizarse este tránsito mediante reformas paulatinas, introducidas por medio de la legislación,
dentro de las instituciones existentes, en un proceso de expropiaciones, nacionalizaciones e
incremento de la propiedad social; o solo es posible introducir estos cambios mediante una acción
revolucionaria.
Evidentemente el debate acerca de la vía en cada país requiere un conocimiento profundo de la
realidad económica, política y social, así como de los poderes del estado. Es imposible plantearse una
misma vía para El Salvador, Suecia (capitalista, independiente) o la Argentina (capitalista dependiente).
En este aspecto no valen los transplantes y cada pueblo debe encontrar su propio camino.
Los fundadores del Socialismo Argentino, en 1896, encontraron una forma adecuada para expresar su
posición ante este tema. Dice la Declaración de Principios:
El Partido Socialista, representado por sus delegados reunidos en congreso afirma: “Que esta
revolución, resistida por la clase privilegiada, puede ser llevada a cabo por la fuerza del proletariado
organizado”.
“Que mientras la burguesía respete los actuales derechos políticos y los amplíe por medio del sufragio
universal, el uso de estos derechos y la organización de resistencia de la clase trabajadora serán los
medios de agitación, propaganda y mejoramiento que servirán para preparar esa fuerza”
Socialismo y Antiimperialismo. La Cuestión Nacional
Uno de los debates fundamentales que se da en los países capitalistas dependientes es el de la
Cuestión Nacional. Fundamentalmente se trata de discernir si en la marcha hacia el Socialismo
debe darse primero una lucha de Liberación Nacional, para recuperar la Soberanía ante el poder
imperial que domina económica y (en gran medida) políticamente. El reconocimiento de esta
cuestión lleva a plantearse diversas alianzas con otras fuerzas políticas que comparten los
objetivos inmediatos de la lucha antiimperialista, pero no el proyecto final de construir una
sociedad Socialista
El Modelo.
Diversos interrogantes inexistentes en la sociedad capitalista adquieren en el Socialismo singular
importancia. De qué forma se administrarán las fábricas, las grandes extensiones de tierra, los centros
comerciales, etc., cuando estos dejen de ser propiedad privada y se conviertan en propiedad colectiva
o social. Cómo se designarán en cada caso las personas que ocuparán los cargos directivos y
ejecutivos. Subsistirán los actuales sistemas institucionales y de representación política o serán
reemplazados por otros que permitan una mayor participación popular. Funcionarán diversos partidos
políticos o solo uno. La justicia mantendrá su carácter alejado del pueblo o se tornará accesible para el
ciudadano común.
En cada país donde se accedió a la propiedad social estas cuestiones se han planteado con gran
intensidad y muchas de las formas caducas ligadas al anterior régimen de propiedad fueron
reemplazadas por otras, acordes con el nuevo sistema.
No existe sin embargo un modelo preestablecido; los Socialistas Auténticos creemos que cada país
debe darse el suyo de acuerdo con su realidad económica, política y social, así como la ideosincracia de
su pueblo. A manera de ejemplo, en la Argentina, donde existe un pluralismo político arraigado y de
gran riqueza, resultaría inviable cualquier modelo basado en el unipartidismo.
Capitulo III
Interrogantes acerca del Socialismo.
Más allá de los temas tratados, subsisten en el común de la población diversos interrogantes y
temores que surgen al tratar de comprender un sistema económico-social distinto, de las
informaciones parciales acerca de experiencias realizadas en otras partes del mundo, de las
desviaciones producidas en alguna de ellas, y de la campaña de desprestigio que el sistema imperante
desarrolla permanentemente en contra del Socialismo.
Socialismo y Propiedad Privada.
¿Es el Socialismo contrario a la propiedad privada?
La propiedad que en carácter de “privada” no está permitida en el Socialismo es la que posibilita,
mediante la contratación de trabajo asalariado, el enriquecimiento de unos pocos a expensas de la
mayoría; es decir, la propiedad de fábricas, extensiones de tierra que excedan de la explotación
familiar, fuentes de materias primas, etc.
En cambio, al distribuir equitativamente la riqueza, el Socialismo facilita el acceso a la propiedad de la
vivienda, los bienes de confort y los instrumentos de trabajo artesanal, de manera que podemos decir
que en el Socialismo mayor número de personas tienen acceso a la propiedad privada que en el
capitalismo.
Socialismo y Propiedad Colectiva.
¿De qué manera se concreta la propiedad colectiva en el Socialismo?
En primer lugar debemos señalar que tanto los talleres artesanales como los pequeños comercios y
explotaciones agrícolas de escasa extensión basados en el trabajo familiar son compatibles con el
Socialismo. Tal como lo hemos expresado antes, lo que no está permitido es explotar trabajo
asalariado.
Más allá de esta pequeña producción, en las industrias, grandes extensiones de tierra y comercios de
importancia, se plantean dos formas de propiedad colectiva; propiedad cooperativa de los que
trabajan en ese medio de producción o centro comercial, o propiedad social (de toda la sociedad).
Evidentemente, la posibilidad de que un medio de producción sea de propiedad cooperativa o de
propiedad social depende de su magnitud, complejidad, necesidad de inversión, etc.
Así, a grandes rasgos, podemos decir que es posible la propiedad cooperativa en las empresas
pequeñas y medianas (tanto agrarias como industriales o mixtas) y la propiedad social en los grandes
emprendimientos, industrias y servicios varios (energía, comunicaciones, transporte aéreo, ferroviario,
etc.) y sistema bancario entre otros rubros de importancia.
Socialismo y Comunismo.
¿Cuál es la diferencia entre Socialismo y Comunismo?
Desde el punto de vista teórico, tanto el Socialismo como el Comunismo tienen la misma base
económica (propiedad social) pero se diferencian en la forma de distribuir lo producido: A cada cual
según la cantidad y calidad del trabajo realizado (Socialismo), a cada cual según sus necesidades
(Comunismo). Para ejemplificar, en una distribución comunista, un trabajador no especializado con
una familia a su cargo ganaría más que un técnico soltero, puesto que sus necesidades son mayores.
El comunismo fue vislumbrado por los teóricos como una etapa posterior al Socialismo, realizable
cuando el bienestar general y la práctica de la solidaridad social permitan un cambio profundo en la
actitud hacia el trabajo; producir para la sociedad y no para si mismos.
El modo de distribución comunista no existe en ningún país del mundo, existió en las primeras
comunidades humanas (comunismo primitivo) cuando los bienes obtenidos de la naturaleza (caza,
pesca, recolección de frutos) se repartían de acuerdo con las necesidades de cada grupo. En la
actualidad, en los llamados países socialistas, muchos servicios (salud, educación, transporte, vivienda,
calefacción, energía domiciliaria) tienen una distribución aproximadamente comunista, pues son
gratuitos o tienen precios muy debajo de sus costos reales.
Desde el punto de vista práctico, la identificación de un partido político como Socialista o Comunista
tiene otro significado. En general adoptaron el nombre “comunista”, aquellos que se identificaron con
el modelo de sociedad surgido en Rusia con posterioridad a la revolución de octubre de 1917
Esta definición tampoco resulta absoluta, pues existieron partidos que mantuvieron esa identidad y se
llamaron socialistas (PS Unificado de Alemania Oriental) y comunistas con propuestas totalmente
distintas (PC Italiano).
Socialismo y libertad.
¿El Socialismo trae como consecuencia la pérdida de algunas libertades?
Antes de dar respuesta a esta pregunta es necesario destacar que en el capitalismo tiene mucha más
libertad una persona adinerada (puede viajar, establecer una industria, educarse, etc.) que un
trabajador, limitado desde la cuna en sus posibilidades de desarrollo y hasta en sus desplazamientos;
ni que hablar de un desocupado, un analfabeto o los que llevan una vida de subsistencia en zonas
urbanas y rurales.
Algunas de las llamadas libertades de la sociedad actual, como por ejemplo vivir sin trabajar o explotar
al prójimo, son en verdad suprimidas por el Socialismo. En cambio, el acceso de todos a la propiedad
social, al trabajo, la salud, la vivienda, la educación, constituye la base que permite el pleno ejercicio
de la libertad.
La solución de los problemas económicos más acuciantes y el acceso al tiempo libre abren
posibilidades masivas para la actividad cultural, el debate de ideas, la organización sindical y política, el
deporte, el turismo.
Los Socialistas Auténticos no compartimos los modelos que, basados en la propiedad social y
supuestamente en defensa de un interés colectivo, suprimen parcialmente algunas libertades.
Socialismo y Religión.
¿Es el Socialismo incompatible con la religión?
Ni la base material del Socialismo (propiedad social, distribución equitativa, planificación de la
economía) ni los objetivos propuestos de libertad, son incompatibles con la mayoría de las creencias
religiosas; es más, muchos principios de solidaridad, comunes a diversas religiones, están más cerca
del Socialismo que del brutal egoísmo del capitalismo.
El Socialismo sí es contrario a las concepciones que, desde una óptica religiosa, tratan de justificar y
perpetuar las injusticias sociales atribuyéndoles un supuesto origen divino (“A unos les ha tocado ser
ricos y a otros ser pobres”). También nos oponemos a quienes plantean para las clases sometidas
actitudes pasivas, de renuncia a las luchas sociales, a la espera de que su situación cambie como
resultado de la buena voluntad de sus explotadores o encuentre su recompensa con posterioridad a la
muerte.
La experiencia revolucionaria de los pueblos de Nuestra América, en su inmensa mayoría creyentes, e
inclusive la participación directa de sacerdotes en algunos procesos, viene a demostrar que las viejas
discusiones filosóficas entre socialismo y religión van cediendo su lugar frente a la realidad concreta de
la lucha contra la opresión y por la construcción de una nueva sociedad basada en la justicia social y la
libertad.
CONCLUSIÓN
Al introducirnos en la cuestión del Socialismo nos hemos planteado, sin lugar a dudas, una visión de
futuro. Ni el más recalcitrante de los conservadores duda de que así como han desaparecido los
propietarios de los esclavos y los señores feudales, desaparecerá también la explotación del trabajo
asalariado.
La humanidad evoluciona hacia sistemas sociales más justos, es nuestro objetivo acelerar la marcha
para que ese futuro se convierta en realidad en la Argentina.
Preguntas de Autoevaluación.
1. ¿Cómo definiría al socialismo?
2. Nombre los aspectos esenciales que caracterizan a una sociedad socialista.
3. ¿Qué es un “modelo”?
4. Señale distintas vías al Socialismo.
5. ¿Qué propiedad puede ser “privada” en el Socialismo?
6. Mencione dos formas distintas de propiedad colectiva.
7. ¿Cuál es la diferencia entre el Socialismo y el Comunismo?
8. Vincule el concepto de libertad con el capitalismo y con el Socialismo.
9. ¿las creencias religiosas son compatibles con la base económica del Socialismo? ¿En qué
medida?
Sumario
Introducción
Capítulo I:
Aspectos esenciales del Socialismo
Capítulo II:
Algunas cuestiones fundamentales
Capítulo III:
Interrogantes acerca del Socialismo (Socialismo y Propiedad Privada. Socialismo y propiedad Colectiva.
Socialismo y Comunismo. Socialismo y Religión
Conclusión
Preguntas de Autoevaluación
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Sarandi 56- Capital Federal
(011) 49523103- 49540810
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