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CONOCIMIENTO Y VERDAD "Las puertas del conocimiento El conocimiento (lo que es, lo que requiere y lo que otorga) es, indudablemente, central para la empresa de la filosofía. De él se ocupa una de sus grandes ramas, la epistemología o teoría del conocimiento. Sin embargo, las distintas ramas de la filosofía se entrecruzan; ninguna podría crecer si no fuera por la epistemología. Carece de sentido hacer afirmaciones sobre lo real y lo valioso si con ello no se afirma un conocimiento. La realidad y los valores pueden tener una existencia independiente; si no llegamos a conocerlos, teorizar es en vano. El conocimiento es la puerta de acceso a la ciudadela de la filosofía. Sin embargo, hay filósofos que se pasan toda la vida a las puertas de la ciudadela, sin ningún interés en entrar y pidiendo las credenciales de quienes sí quieren hacerlo. Preguntan cosas como: ¿por qué?, ¿estás seguro?, ¿cómo lo sabes?, ¿no podría ser de otro modo? Aunque resultan molestos, los escépticos tienen un efecto saludable: impiden que el dogmatismo penetre en la ciudad ideal, Y demuestran que el conocimiento da acceso a la fortaleza de la filosofía, pero que la filosofía no florece nunca fuera de sus puertas. La filosofía existe como pregunta antes de proporcionar respuestas y tratar de ofrecer conocimiento. Se considera conocimiento la creencia verdadera y justificada. Para conocer algo, uno debe creer en ello, ha de ser verdadero y hay que contar con una justificación para creer que es así. Dicho al revés: todo , aquello en lo que se cree, que está justificado y que es verdadero, es conocimiento. Vamos a examinar con mayor detenimiento sus tres elementos principales: Creencia El conocimiento se parece a la creencia. A veces, cuando , alguien pone en duda lo que decimos, respondemos: «¡No es que lo crea, es que lo sé!». Pero la creencia no se esfuma cuando surge el conocimiento, salvo que se trate de una falsa creencia a la que el conocimiento-una creencia verdadera- reemplaza. Lo que importa es que uno, como individuo, no puede conocer nada salvo que crea en ello. Verdadera De modo que, para conocer una proposición, hay que creer en ella, Pero no basta con la creencia. Para empezar, la proposición ha de ser verdadera. Pero, ¿qué es la verdad?¿Qué significa que una proposición (se crea o no en ella) es verdadera? Esta pregunta es metafísica, y es también epistemológica, pues posee una importancia evidente para la epistemología o teoría del conocimiento. Justificada La justificación tiene que ver con la evidencia, no con ninguna clase de excusa. Creer en una verdad y acertar de chiripa no es conocimiento. El modo en que se adquiere el conocimiento forma parte del conocimiento. La justificación entraña una explicación racional que permita aceptar o rechazar una creencia. 1 Los peritos son autoridades; pero lo que mueve a aceptar su consejo no es su autoridad, sino su pericia y el razonamiento que lleva a ésta a determinadas conclusiones. La responsabilidad epistemológica de los peritos se encuentra ya en el logos, en la explicación racional promovida por Platón. Los ideales de justificación del filósofo griego eran la prueba geométrica y la intuición dialéctica. Pero en sus obras también se relata un montón de historias fantasiosas, alegorías que él mismo presentaba como metafóricas (el decía, en su lenguaje, "parecidas a la verdad"). Teorías de la verdad Existen tres grandes teorías de la verdad según sea el modo de justificar esa verdad. Una afirma que la verdad es correspondencia (por ejemplo, entre una creencia y un hecho). La segunda sostiene que la verdad consiste en relaciones lógicas demostrables con otras verdades. En este caso, la verdad vuelve a ser algo asi como una relación, pero de coherencia. La verdad viene empaquetada. La tercera teoría conecta la verdad con el valor práctico y recibe el nombre de teoría pragmática de la verdad. Los racionalistas y los idealistas suelen inclinarse por la verdad como coherencia, mientras que los empiristas prefieren la teoría de la correspondencia o la pragmática. La verdad como correspondencia La primera teoría considera que la verdad consiste en la correspondencia entre creencia y realidad. Una creencia (o una proposición) es verdadera sólo si corresponde a la realidad que representa. Un enunciado es verdadero si lo que afirma es así, si representa las cosas tal como son. Si las cosas son como la proposición afirma, la proposición es verdadera; si no, no. La falsedad consiste en la ausencia de correspondencia. La naturaleza de tal correspondencia sigue siendo objeto de debate. Unos dicen que la correspondencia es una copia que representa todos los elementos del estado original de cosas y sus interrelaciones. La realidad es como nuestra creencia verdadera sobre ella. Pero la apariencia de amarillo (nuestra creencia en el aspecto que presenta ese color) no es una copia y ni siquiera es como los 570 nanómetros de frecuencia que ofrece su medición. Una foto digitalizada existe como información almacenada en el disco duro de un ordenador aunque nadie la esté viendo. Una representación electrónica es una correspondencia que no consiste en una mera copia, sino que la convierte en una cartografía abstracta de la realidad, en una estructura compartida. La frase «Esto-es-así» presenta una estructura gramatical sujeto-cópula- predicado que se atiene a la supuesta estructura metafísica de la realidad, entidad- posesión-cualidad. La verdad como coherencia La segunda teoría de la verdad parte de la idea de que la verdad ha de tener sentido, ha de ser coherente. Esta teoría, la favorita de los grandes constructores de sistemas de la filosofía, los racionalistas, parte de la convicción de que la verdad es una, que la verdad en su conjunto es más verdadera que cualquier verdad individual y que todas las verdades 2 están interconectadas en un solo sistema con sentido. La ciencia busca leyes generales a partir de las cuales se pueda predecir lógicamente un resultado dado. La prueba científica usa la deducción hipotéticamente, para derivar la observación esperada de las observaciones actuales y de las regularidades pasadas. En matemáticas, el seguimiento de estrictas leyes de inferencia permite deducir nuevos e inesperados resultados a partir de axiomas. La interconexión lógica nace de la ontológica. La razón es el hilo de Ariadna de la verdad, la unidad que hace salir del laberinto de la ignorancia. También la ética tiene sentido; cada principio ético es coherente con los demás. La coherencia de la verdad en la ciencia y las matemáticas puede sostener la esperanza de que nuestro sentido de la interconexión moral de todos los seres del planeta no es una ilusión. Si el mundo a veces parece irracional, indiferente o benignamente neutral, es porque aún no hemos accedido a su núcleo moral, porque no participamos del punto de vista del ojo de Dios, para quien, el sentido moral del mundo es tan indudable como una prueba matemática. La verdad como valor práctico Para la teoría pragmática la verdad es aquello que funciona. Dicho de modo más sutil, la verdad consiste en un proceso de corroboración y verificación, así como en los resultados provisionales del proceso. El pragmático pretende tratar la verdad al modo del experimentador, para el que una proposición es digna de crédito sólo si supera una prueba científica. Primero se hacen predicciones concretas basadas estrictamente en una hipótesis determinada y luego se comprueba si se han cumplido. La hipótesis ha de marcar una clara diferencia en el resultado del experimento. La diferencia es el significado (el valor al contado, por así decirlo) de la proposición adelantada como hipótesis. La verdad es el significado que tiene éxito, la experiencia posible que sucede en la realidad. El pragmático considera que el significado de una proposición científica se muestra mediante los métodos utilizados en su verificación. Se llega a conocer una verdad científica por medio de todos los experimentos posibles que permitirían descartarla, pero que la confirman. Si una proposición no entraña diferencia alguna para la experiencia, no es verdadera ni falsa; sencillamente, es un sinsentido. En la vida cotidiana, la prueba de la experiencia práctica reemplaza a la del experimento científico. El significado de una creencia consiste en las consecuencias que tiene para la acción, Tú creencia de que va a llover es inútil, salvo que te lleve a coger un paraguas. ¿Creer en Dios no es comprometerse a vivir conforme a sus principios? Si crees en Dios pero sigues viviendo en el pecado, en realidad no crees. ¿Creer en las personas no es confiar en ellas? Sólo si la creencia entraña una diferencia práctica cabe decir que es algo más que un paripé. La verdad de la creencia consiste en su utilidad. 3 La teoría pragmática da cabida (aunque sólo en casos especiales) a la voluntad de creer basada en emociones, como la esperanza, la confianza y el amor. Además, prescinde de la necesidad de establecer un ámbito moral absolutamente coherente y de la promesa de lograr una demostración completa y rigurosa únicamente por medio de la razón. Vale la fe que fructifica en una vida más plena. Debemos creer en algunas cosas para que sean verdaderas. Si todos confiamos en todos, podemos vivir en paz. Mi creencia en que así es refuerza que así es y hace que para otros resulte más razonable creerlo. Hay cosas en las que tenemos que creer juntos para que sean verdad; si no creemos cada uno de nosotros, no podemos creer todos." (Extractos de Picard, Michel: "Esto no es un libro". Ed. Océano Ámbar. China, 2008) 4