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Las Razones Y Beneficios Del Ayuno De
Ramadán
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May 14, 2013
El ayuno es uno de los cinco pilares del Islam. Es observado porque Al-lah lo ha prescrito. No
puede haber ninguna otra
razón que el mandato
de Al-lah para realizarlo. Si el ayuno es observado por otra razón que la prescripción de Al-lah
entonces no es considerado como un acto de adoración. Al igual que todo el resto de actos de
adoración, el ayuno tiene mucha sabiduría también.
Mencionaremos sólo unos pocos de los numerosos beneficios y puntos de sabiduría que contiene
el ayuno aquí.
El ayuno en Ramadán es un recuerdo del Señorío de Al-lah
Al-lah creó la tierra en forma de una mesa llena de varios tipos de alimentos y dones. Él colocó
todo tipo de dones en esta mesa de una forma inesperada. De este modo, Él mostró Su perfecto
Señorío, Beneficencia y Misericordia.
Los seres humanos son incapaces de discernir claramente la realidad de esta situación bajo el
velo del descuido y algunas veces del olvido. Sin embargo, durante el mes de Ramadán, los
creyentes de repente se convierten en un ejército bien disciplinado. Según se aproxima el
atardecer, ellos despliegan una actitud de adoración como si, habiendo sido invitados al banquete
del Monarca Pre-eterno, estuvieran esperando la orden de “Servíos”. Ellos responden así a esa
misericordia universal con un acto de adoracion elevado y global.
Beneficencia: la compasión de Al-lah, que proporciona alimentos y dones a todos Sus siervos,
ya sean creyentes o no, y a todas las criaturas.
Misericordia: el eterno afecto y compasión de Al-lah especialmente por los creyentes en el Más
Allá.
Señorío: Al-lah da a todas sus criaturas lo que sea, cuando sea y donde sea que ellas lo
necesiten, así como Su enseñanza y dirección.
El ayuno del Ramadán abre la vía para agradecer a Al-lah
Al-lah ha colocado numerosos dones en la tierra en forma de una mesa para los seres humanos y
quiere que ellos le muestren agradecimiento a cambio. Nosotros podemos mostrar este
agradecimiento conociendo que esos dones proceden directamente de Él y apreciéndolos y
sintiendo que los necesitamos.
El ayuno de Ramadán es, pues, la llave hacia un auténtico, sincero, extenso y universal
agradecimiento. En otros momentos del año, la mayoría de aquellos que no sufren especiales
circunstancias no comprenden el valor de muchos dones, ya que ellos nunca han experimentado
un hambre real.
Aquellos cuyos estos estómagos están llenos, especialmente si son ricos, no comprenden el grado
de bendición que hay en cada trozo de pan. Sin embargo, cuando llega la hora de romper el
ayuno, el sentido del gusto da testimonio de que el pan duro es un valioso don divino a ojos de
un creyente. Durante Ramadán, todos, desde el más rico al más pobre, manifiestan su gratitud al
comprender el valor de estos dones.
Además, dado que el comer está prohibido durante el día, el creyente obtendrá el siguiente
conocimiento: “Esos bienes no me pertenecen. No soy libre de comerlos, ya que ellos son una
propiedad y un regalo de otro. Yo espero su orden”. Él reconocerá que se trata de un don y una
bendición y mostrará entonces su agradecimiento. De este modo, el ayuno, bajo esta perspectiva,
es una llave que abre el sentimiento de gratitud, que es una obligación fundamental del ser
humano.
El ayuno del Ramadán es la clave para una gratitud auténtica, sincera,
extensa y universal.
El hombre recuerda las bendiciones del ayuno; él piensa en lo valiosas que
son y siente la necesidad de agradecer al Ser que se las ha concedido.
La gente comprendela situación de los pobres gracias al ayuno
Los hombres fueron creados de varios tipos en términos de ingresos. Al-lah pide al rico que
ayude al pobre debido a esa diferencia. En realidad, el rico sólo puede comprender la mala
situación en que se hallan los pobres cuando pasa hambre durante el ayuno. De este modo, él se
sentirá más inclinado a llevar a cabo su deber de proporcionar ayuda a estas personas.
Debemos agradecer a Al-lah por
v saber que esos dones vienen directamente de Él.
v apreciar su valor.
v sentir que necesitamos esos dones.
El ayuno disminuye el sentimiento de orgullo en el alma y le recuerda su estado de
servidumbre
El ser humano quiere ser libre e independiente y se considera así. Segun los dictados de su
naturaleza, él incluso imagina tener un señorío y desea actuar como le plazca. No quiere admitir
que está siendo sostenido y formado a través de innumerables dones y bendiciones.
Especialmente si posee riqueza y poder en este mundo y si su despreocupación también le
alienta, devorará los divinos dones como un animal usurpador y ladrón.
De este modo, en el mes de Ramadán, cada ser humano, desde el más rico al más pobre, entiende
que no es dueño de sí mismo, sino que es propiedad de otro; que no es libre, sino un siervo.
Comprende que si no recibe una órden es incapaz de realizar hasta la cosa más nimia y fácil,
como extender su mano hacia el agua. De este modo, su orgullo se ve hecho así añicos.
Entonces, comienza a llevar a cabo actos de adoración y a expresar su agradecimiento, lo cual es
su auténtica obligación.
El ayuno disciplina el alma purificándola de la inmoralidad
El ser humano no piensa en lo débil y transitorio de su existencia y en lo sujeto que puede estar a
los desastres. Tampoco valora el hecho de que su cuerpo físico está compuesto meramente de
carne y huesos, que rápidamente declinan y se dispersan. Él se imagina que no va a morir y que
su vida en este mundo es eterna, como si su cuerpo estuviera hecho de acero. Además, olvida que
es su Creador el que le sostiene con una perfecta compasión. No piensa en los resultados de su
vida y en la vida en el Más Allá y por ello se regodea en su mala conducta. De este modo, el
ayunar en el mes de Ramadán despierta incluso al alma más descuidada y obstinada a la realidad
de su debilidad, impotencia y necesidad. Cuando sufren hambre, los seres humanos piensan en
sus estómagos y comprenden la necesidad que hay en su interior. También entienden lo débiles
que son sus cuerpos y la necesidad que tienen de cuidado y compasión.
Un hadiz:
“El ayuno es un escudo; nunca digas malas palabras mientras estás
ayunando. Si alguien intenta luchar contigo, di: “Estoy ayunando; estoy
ayunando”.” (Muslim, Siyam, 30)
Ramadán es el mes del Corán
Durante Ramadán es como si el mundo del Islam se convirtiera en una gran mezquita. En cada
esquina de esta poderosa mezquita, millones de aquellos que conocen el Sagrado Corán de
memoria hacen que los habitantes de la tierra oigan este divino llamamiento. Algunos de los
miembros de esta vasta congregación escuchan a los recitadores con reverencia, mientras que
otros leen el Libro ellos mismos.
En cada Ramadán se recuerda el decreto del siguiente verso: “Es el mes de Ramadán, en que fue
revelado el Corán como dirección para los hombres y como prueba clara de la Dirección y del
Criterio”. (2:183). Él prueba que Ramadán es el mes del Corán.
Gracias al ayuno, los creyentes sienten el honor de pertenecer a una hermosa congregación en la
mezquita del universo. Ellos creen que sería una grave falta de respecto a la congregación de la
mezquita el seguir los apetitos del cuerpo en ese recinto sagrado y comer y beber allí.
“El mes de Ramadán es como una exposición de gran rentabilidad y un
mercado para el comercio del Más Allá. Es un trozo de terreno
extremadamente fértil para las cosechas del Más Allá. Para el crecimiento y
florecimiento de las acciones es como las lluvias de abril en la primavera”.
Badiuzzaman
Ramadán es un mes de comercio para el Más Allá
El mes de Ramadán es como una exposición de gran rentabilidad y un mercado para el comercio
del Más Allá. Es un trozo de terreno extremadamente fértil para las cosechas del Más Allá. El
mérito de las buenas obras durante el mes de Ramadán es mil veces mayor que el de esas mismas
acciones en otras partes del año. En la Noche del Destino (Lailatul Qadr), esto se eleva hasta las
30.000 veces.
Ciertamente el mes de Ramadán incluye, y hace ganar, una vida eterna y permanente en esta
breve y transitoria vida. Un solo Ramadán puede producir tantos frutos como el de una vida de
ochenta años. El hecho de que, según el Corán, la Noche del Destino valga más de mil meses es
una prueba decisiva de ello.
El ayuno es una dieta para la salud del hombre
El ayuno es una dieta física y espiritual única. El comer y beber cuanto a uno place es dañino
desde el punto de vista médico. El abalanzarse sobre todo lo que uno encuentra sin considerar si
es lícito o lícito es también un veneno para la vida espiritual.
Debido al ayuno del Ramadán, el cuerpo se acostumbra a un tipo de dieta y aprende a escuchar y
obedecer las órdenes. Además, de esta forma, se le evitarán enfermedades a este débil estómago,
como sucede al llenarlo de comida antes de haber digerido incluso los alimentos previamente
consumidos. Y al abandonar las acciones lícitas, como se le ha ordenado, el ser humano adquirirá
la capacidad de obedecer las órdenes de la Shariah y de la razón, así como a evitar otras acciones
ilícitas.
El ayuno recuerda al hombre que es un siervo
El alma no quiere reconocer a su Señor; quiere ostentar su propio señorío, como el Faraón. Por
mucho tormento que sufra, esa característica persiste en ella. Sin embargo, esta última es
destruida por medio del hambre. Así, el ayuno de Ramadán asesta un fuerte golpe al orgullo del
alma, similar al del Faraón, rompiéndolo en pedazos. El ayuno demuestra su impotencia,
debilidad y necesidad.
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