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2.-Historia del pensamiento evolucionista
¿Cuáles fueron los conocimientos iniciales sobre la evolución biológica?
Los temas del origen de las especies y el de la evolución del hombre fueron
considerados tabúes o "malditos" hasta hace unas pocas centenas de años.
Se pensaba que eran irresolubles y no accesibles a la ciencia. Y es que era
casi imposible lidiar con dogmas de base animista, enraizados con el
hombre primitivo desde siempre. Enraizamiento comprensible si se tiene en
cuenta la existencia de hechos que afectaron profundamente al emergente
Homo sapiens: como la acaecencia de la muerte, la procreación, y los
devastadores eventos naturales que perturbaban su bienestar físico. Su
consternación aumentaba porque no entendía las leyes de estos sucesos. La
necesidad de un esclarecimiento, lo indujo a pensar que eran producidos
por alguna Voluntad Divina. Y como quizás era mejor mantener una relación
amistosa con este ente superior, desarrolló rituales, prácticas amistosas y
consideraciones animistas finalistas, de ancha base que explicaban todo,
incluyendo la creación del hombre y las especies (James, 1981: 40-41).
Así se continuó por muchos años. Pero con el andar del tiempo algunas
religiones tuvieron que argumentar más. Santo Tomás de Aquino (1225 1274 años D.C.), en Summa Theologiae, logró fundir las ideas aristotélicas
con las evolutivas de base platónica, adecuadamente amparadas en el
equilibrio esperanzador que proporciona la fe animista. Su punto de vista era
concordante con el hecho de que el hombre y las especies habían sido
creadas en forma independiente, aunque bajo formas perfectamente
elaboradas (Cid et al., 1965:638).
CHARLES DARWIN
The Origin of Species
"El origen de las especies"
La consolidación paulatina de la ciencia (búsqueda de la verdad por
métodos exactos y razonados) como construcción mental de las emergentes
civilizaciones iba, sin embargo, imponiendo poco a poco, exigencias
impostergables. Charles Darwin encaramado sobre los hombros de notables
pensadores precedentes, como Aristóteles (384-322 A. C., que creía en la
especialización, por generación espontánea), Mapertuis (1698-1759, que
creía que la especialización se producía por la acumulación de anomalías
fortuitas), Lamarck (1744-1829, que creía en la herencia de los caracteres o
rasgos adquiridos y que las especies se transformaban por el uso y el
desuso), Laplace (1749-1827, estudioso de la evolución de planetas y
estrellas) y otros; logra publicar en 1859, el Origen de las Especies, donde
postulaba la evolución de las mismas a partir de un antiguo ancestro común.
En esta obra señalaba además que la variabilidad de las mismas, hecho
necesario para adaptarse a distintos nichos ecológicos podía ser explicada
por el trabajo modelador de la selección natural. Estas ideas se originaron a
partir de las observaciones obtenidas de su trabajo como naturalista, en un
largo viaje realizado entre Australia y América del Sur, pasando por Africa,
entre 1831-1836. El Origen de las Especies al recibir la aceptación rápida y
unánime de la comunidad científica (no sin cierta resistencia de parte de los
credos animistas), supuso a la vez, una reorientación filosófica y biológica
sobre el origen y el destino del hombre.
Esta teoría sin embargo, tenía algunos defectos, ya que Darwin suponía que
todos los cambios evolutivos ocurrían por la selección natural de pequeñas
diferencias individuales que aparecían generación tras generación, en
cualquier especie. Y aunque pequeñas, dándoseles el tiempo suficiente,
podían dar lugar a grandes cambios evolutivos. Sin embargo, los saltos
especiativos existen (equilibrio punteado); y parecen ser dependientes de
circunstancias ambientales específicas, promotoras de una acción
redoblada de las fuerzas de la selección natural (Cronin et al., 1981:119-122).
Darwin al defender lo suyo afirmaba, que la ausencia de fósiles que
confirmaran eslabones intermedios se debía a:
1. un registro fósil imperfecto (muchas formas intermedias "no
encontradas," se hallarían en los sedimentos de los fondos marinos)
2. sólo ciertas formas orgánicas son posibles de ser preservadas
3. sólo las especies dominantes y ampliamente distribuidas son
recuperadas frecuentemente, y éstas por ser halladas en lugares
distantes dan la impresión de haber sido creadas de súbito, y
4. dentro de las múltiples gradaciones intermedias, unas pocas especies
habrían sufrido la presión de los cambios evolutivos (Darwin, 1936
[1859]:350-357).
¿Qué pensaba Teilhard de Chardin?
En los años siguientes se descubrieron cráneos de Homo erectus arcaicos
en Düsseldorf (1856), Java (1891), Pekín (1920), y Sudáfrica donde Dart en
1924, encontró los restos fósiles del primer australopitecino. Abundaban ya
también a ojos vista, restos fósiles de especies distintas al género Homo,
correspondientes al período Cámbrico, que ayudaron a esclarecer los nexos
evolutivos existentes entre ellas. A estos eventos, se sumarían
conocimientos más elaborados relacionados con la física einsteniana, la
génesis del planeta Tierra, la tectónica de placas, la deriva continental, y se
empezaron a relacionar las glaciaciones con las grandes migraciones
humanas. Estos hallazgos al plantear mayores exigencias, instaron a los
predios animistas a responder con mayor altura. La Teología alcanzaría, bajo
esta presión, altas cimas en el pensamiento de Teilhard de Chardin. Teilhard,
que según el mismo, era más naturalista y filósofo, que físico, imprimió una
nueva orientación al discurrir animista: aceptó la evolución del hombre y las
especies aunque de un modo peculiar; es decir siguiendo la dirección de la
ortogénesis (divergencias evolutivas diferentes para el hombre, las plantas y
los animales) las cuales coalescerían, al final en un todo, de un modo
determinista y finalista (el punto Omega), en una unión que sería más
psíquica que biológica (Teilhard de Chardin, 1974: 15-85). Los
planteamientos de este rara avis religioso, no lo salvarían del exilio y la
marginación aplicada a él, por sus superiores, por el solo hecho de pensar
en forma diferente (Combes, 1975:171-177). Por si fuera poco, Teilhard ha
recibido en los últimos años acres críticas de connotados evolucionistas
que le increpan su falta de racionalidad. Paradójicamente James Lovelock
parece haber vestido de frac los conceptos de biosfera (capa viviente que
circunda la tierra), de Teilhard. Lovelock coincide en que la Tierra en su
conjunto, es un organismo homeostático viviente y ha aportado que esta
superestructura puede ser estudiada científicamente si se considera la
existencia de moléculas universales que recorren el mundo como la
clorofila, la glutamina sintetasa y otros. Aparte de que existen organismos
universales que fijan el nitrógeno, reducen los sulfatos, y realizan funciones
de respiración y de fotosíntesis. Además recientemente ha quedado
establecida la existencia natural, a amplia escala de la transferencia y/o
intercambio de partes de genes o genes completos entre especies:
transferencia genética horizontal, incluyendo algunas remotamente
relacionadas (Miller, 1998:47), sugiriendo que por lo menos en el ámbito
molecular y a despecho de las diferencias inter-específicas existe la
tendencia a formar un todo unificado. Este mecanismo apoya las hipótesis
ortogenéticas (Syvanen, 1994:256). Con lo que se puede afirmar que el buen
Teilhard goza actualmente de buena salud
¿Cuales fueron los aportes de la genética a la Teoría Sintética de la
evolución biológica?
GREGORIO
MENDEL
Los conceptos sobre las infinitas gradaciones de las especies se aclararían
con el conocimiento de la existencia de unidades genéticas alternantes
(alelos) inductores de variadísimas formas, que siguen las leyes de la
segregación y la transmisión independiente, descubiertas por Mendel en
1865. Es decir la posibilidad de escoger lo más conveniente que existe. Y si
un nicho ecológico impone una presión selectiva persistente, es posible
tener ciertos tipos morfológicos dominantes; y no necesariamente, toda la
especie ( Ayala, 1980:21-57).
Los aportes de Mendel necesitaban ser integrados, lo que fue realizado por
Gaylord Simpson en 1944, cuando publicó Tempo and mode in evolution:
Tempo (frecuencia evolutiva o cantidad de cambio morfológico con relación
a un standard: inercia vs. evolución lenta o rápida) y Mode (patrón de la
evolución: gradualismo filogenético vs. "equilibrio punteado") . En esta obra
se integraban conocimientos de paleontología, genética, selección natural y
matemáticas. Quedaban en ella unidas, los aportes de Dobzhansky (versión
integradora de genética y selección natural, accesible al público), los de
Fisher, Haldane, Chetnerikov ( teóricos biométricos que definieron en
términos matemáticos las frecuencias evolutivas), las de, de Vries (opositor
de la selección natural), las de Pearson y Weldon (biometristas), las de
Stebbins (botánica), las de J. S. Huxley (zoología), y las de Mayr
(sistemática).
La síntesis o Teoría Sintética exigió a Simpson definir a los moduladores de
la frecuencia evolutiva (determinantes genéticos) como son:
1.
2.
3.
4.
Tamaño poblacional: pequeño y grande
Frecuencia de mutaciones
Variabilidad: alta y baja
Selección natural y variantes: selección sexual, selección direccional
etc.
5. Efectos de las mutaciones
6. Tamaño de las generaciones y otros (Simpson, 1944).
Los gaps fósiles quedaban ahora así explicados.
Hoy se conoce además, que la frecuencia evolutiva de la mayoría de las
células procariotas es baja, con relación a las eucariotas. Del mismo modo,
la frecuencia evolutiva de los mamíferos, por ejemplo es 5 veces más alta
que la de otros animales. En general la velocidad de las frecuencias
evolutivas guarda una relación directa con la mayor complejidad de los
organismos (Schopf, 1944: 6735-6742).
La genética abrió nuevos campos. Múltiples trabajos realizados en bacterias
y en Drosophila melanogaster, interpretados adecuadamente por científicos
de renombre como Monod, Jacob y Dobzhansky, han colocado al azar en el
rango de dirimente en muchas alteraciones moleculares (mutaciones)
(Monod, 1971:133-136, Dobzhasky, 1979:6-16), como también en ciertas
etapas evolutivas de los organismos pluricelulares, signadas por fortuitas
extinciones, que eliminan masivamente a las especies mejor dotadas (Raup,
1944:6758-6763). Así, el Homo sapiens no sería el producto de un
determinismo finalista, sino de la síntesis del azar y la selección natural
¿Qué aportes tuvieron la física, la química y otras ciencias en la
comprensión de la evolución?
La materia y la energía también ofrecen instructivas lecciones evolutivas. Un
conocimiento más prolijo de las dataciones geocronológicas de fósiles, fue
proporcionado por la física, al conocerse la fusión y la fisión nuclear. Los
conceptos sobre fisiones nucleares espontáneas y radiaciones, han
permitido en la actualidad, el uso de isótopos de gases raros (químicamente
inertes), como el Argón y el Xenón, que ofrecen fechas más precisas. El
tiempo geológico se mide por la velocidad de la conversión de un isótopo en
otro (Allégre y Schneider, 1994:36-45). La física también ha permitido
explicar en parte la quilaridad de los seres vivientes dentro del contexto del
principio de incertidumbre de la física cuántica (Hegstrom and Kondepudi,
1990:58-67). Del mismo modo, esta rama de la ciencia, ha proporcionado la
idea de que podríamos ser sólo organismos circunstanciales, probabilísticos
en esencia, posibles de habitar el universo sólo en ciertas áreas del espaciotiempo (en los periódos expansivos del ciclo del universo) (Dicus et al.,
1983:74-85). Según Miró-Quesada la teoría de la expansión del Universo tiene
en la existencia de la radiación de fondo, que recorre el cosmos en toda su
extensión, una prueba concreta (Miro-Quesada, 1991:441). No dejan de ser
importantes los conocimientos recientes sobre la evolución de los
elementos, y la formación de compuestos carbonados a escala interestelar.
Los meteoritos trayéndonos materia orgánica consolidada de cometas y
estrellas lejanas (Cronin and Pizarello, 1997:951-954), han sugerido la
posibilidad de emergencia de vida en áreas físicas distintas al del planeta
Tierra.
El avance de los conocimientos en torno a la evolución ha sido vertiginoso
en los últimos años y su espectro abarca hoy en día el mundo inorgánico,
los reinos animal y vegetal, la conducta, el lenguaje, la cultura etc. El
resultado de todo esto ha sido desde el punto de vista onto y filogenético de
las especies, de una gran riqueza conceptual. Más integraciones son
necesarias, sin embargo. Könberg en 1987, enfatizó la necesidad de integrar
la Bioquímica con otras ciencias, y de modo especial con la Biología
(Körnberg, 1987: 6888-6891). Diez años después los frutos de esta
recomendación son reconfortantes, pero como lo reitera Castro de la Mata,
los logros alcanzados deben ser siempre interpretados con cautela, porque
los detalles factuales, van cambiando algunos aspectos, pero lo que en
general se conoce, es poco. Los conocimientos que en la actualidad se
tienen del hombre deben ser interpretados dentro del contexto de que él,
sólo constituye una pequeña fracción de los seres vivos (Castro de la Mata,
1987:5-8).
Mucho de lo precedente ayudó a Oparin y a Haldane en 1920, a plantear la
posibilidad de la emergencia de la vida a partir de condiciones prebióticas,
en atmósferas reductoras que consistían de mezclas de CO2, N, CH4 y NH3.
Estas ideas fueron recogidas por Miller, quien en 1953, logró obtener en
forma artificial aminoácidos y diversos compuestos orgánicos básicos para
la conformación de la vida (Oparin, 1979:12-89, Miller, 1953:528). Por esta
misma época, Schopf y otros hallaron células procariotas fósiles de 3,500
Ma, de existencia (Schopf, 1979:52-55). De aquí, el enlace evolutivo de las
especies vivientes a un organismo común ancestral es cercano. Aunque en
el borde de la cercanía, los fósiles ya no existen.
Donde no existen fósiles concretos, emergen conceptos abstractos como el
de microfósiles (cualquier molécula cuya estructura o función
contemporánea permita o proporcione una guía de su historia evolutiva), lo
que ha permitido establecer marcos conceptuales como el del "mundo del
RNA". La importancia de estas ideas, es la de ser guías en la elaboración de
los experimentos que a escala molecular se vienen realizando en los últimos
años. Experimentos que a su vez, han tenido un mayor impulso con los
hallazgos de la "revolución woesiana", que examinó las relaciones de
oligonucleótidos hallados y secuenciados en los ribosomas de procariotas
ancestrales; lo que ha permitido establecer relaciones sólidas en la
secuencia evolutiva de plástidos en vegetales, y de mitocondrias en
animales (Woese and Fox, 1977: 5088-5090). Del mismo modo ha permitido
establecer una relación celular ancestral, la más antigua que se conoce;
planteando el concepto que el sistema primitivo genético ancestral
(cenancestor o progenote) no habría sido muy diferente al de las células
actuales, es decir que las diferencias entre procariotas, eubacterias y
eucariotas, sólo serían entendidas dentro del concepto de que a partir del
progenote se habrían dado divergencias evolutivas en razón del hábitat
particular de cada una de ellas (Doolittle and Brown, 1994:6721-6728).
Como en todo tiempo y lugar se cuecen habas, la identificación de las
arqueobacterias por métodos no convencionales le costó a Carl Woese, el
ostracismo y la pérdida de su reputación por 15 largos años. La propia
ciencia no aceptaba otro método que los cultivos, para la identificación
plena de las bacterias (Morell, 1997:700-702).
Fueron importantes también, por esta época, los finos conceptos vertidos
por el físico Schrödinger, sobre temas biológicos. Este científico tipificó a
los organismos vivos como manipuladores y acopiadores de energía
teniendo como base una suerte de mecanismo entrópico negativo,
generador (en contraposición al desorden entrópico que propugna la
segunda ley de la termodinámica), de códigos de orden sumamente
complejos, leáse: leyes que rigen la formación de códigos genéticos, leáse
leyes que rigen la formación de los elementos, y cuyos cimientos deben
residir en alguna desconocida ley universal que gobierna bajo un solo puño
los fenómenos biológicos, químicos y físicos en todo el Universo. No menos
notable fue su predicción 15 años antes de los descubrimientos de Watson y
Crick, en el sentido que los genes eran capaces de preservar sus
estructuras, porque el cromosoma que portaba toda la información se
comportaba como un cristal aperiódico. Estos cristales estarían compuestos
de una sucesión de pequeños elementos isoméricos, la naturaleza de los
cuales constituiría el código hereditario. Vastas posibilidades combinatorias
son posibles, si los mismos dispusieran del uso de solo 2 símbolos
similares al código Morse ( Schrödinger, 1956:22-75)
¿Y el origen del hombre?
El paso de procariotas a eucariotas, necesitó más de 2,000 Ma. Las
procariotas sin embargo no han desaparecido, y su vigencia y persistencia a
la fecha, es sinónimo de vigor. En este aspecto, los insectos emergidos hace
350 Ma, no se quedan atrás con sus 2x106 especies. El Homo sapiens sin
embargo en apenas 200,000 años ha añadido a estas diversificaciones un
nuevo concepto, el del progreso (cambio de un todo, o una característica
precedente, a otra mejor, y no necesariamente siguiendo líneas
direccionales, graduales y uniformes).
En el presente resumen histórico progreso y evolución se toman como
sinónimos. Evolución implica eficacia biológica, complejidad y abundancia
(Dobzhansky, 1969: 180-205). En su sentido más amplio evolución significa
también cambio, sucesión y transformación de todas las cosas en el tiempo,
conducentes en la mayoría de los casos a formas más avanzadas y
complejas (Silva Santisteban, 1988:35). Un buen ejemplo de evolución o
progreso, lo constituye el desarrollo del lenguaje y el cerebro, mediadores
de la cultura moderna, con las que el hombre ha pasado a dirigir su propia
evolución.
De la ciencia macro (Antropología física), que identificaba con facilidad
esqueletos casi completos, se ha ido pasando poco a poco (ante la exigencia
de hurgar más y más, en el pasado), a la interpretación de la estructura y
función de piezas fósiles cada vez más pequeñas. Los especialistas se dan
ahora el lujo de elaborar interpretaciones morfológico - funcionales a partir
de minúsculos segmentos de especies vegetales, o de exiguos fragmentos
óseos: fósiles de homínidos y seres humanos. Y, en la medida en que los
descubrimientos objetivos son conocidos por el gran público, existe una
coincidencia cada vez más apretada entre lo que se predijo, y lo que se
descubre. En este sentido, la interpretación funcional de los restos fósiles de
Ardipithecus ramidus (White et al., 1994:306-313), de Australopithecus
anamensis, y otros constituyen por su exquisitez y precisión, un auténtico
state of the art. En este aspecto Darwin no se quedaba atrás. Con pocos
elementos a la mano, en el Origen de las Especies predijo los cambios que
ocurrirían en caninos y molares en ancestros del género Homo. 100 años
después, al identificarse las arcadas dentarias de australopitecinos y
homínidos, los hechos le dieron la razón (Darwin, 1936[1859]: 345-357).
La necesidad de ir más atrás, nos ha llevado a la consolidación de la
genética molecular. El secuenciamiento del mtDNA (ácido
desoxiribonucleico mitocondrial) de un fragmento óseo de un Homo
neanderthalis, ha permitido casi establecer que era una especie diferente
(Krings and Pääbo, 1997:19-30), sugiriendo la existencia de múltiples planes
formadores de homos, varios de los cuales quedaron en zonas sin progreso,
en distintas áreas geográficas del mundo, reafirmando el rol del azar y la
selección natural al determinar la preeminencia de ciertas especies en
ciertos períodos temporales.
Mucho se trabaja hoy en el desentrañamiento del misterio del diseño de las
formas corporales ancestrales. El descubrimiento del complejo de genes
Hox / HOM regulando la secuencia céfalo-caudal de la mosca de la fruta, es
en este sentido un pequeño gran paso hacia delante (Mcginnis y Kuziora,
1994:22-28). Del mismo modo se trabaja febrilmente también, en el estudio
genético de las fases evolutivas de la especie Danio rerio ("zebrafish"), un
pez multicoloreado de 2,5 cm que habita en las aguas del río Ganges. Los
huevos de esta especie son translúcidos, y se piensa que el seguimiento
evolutivo de sus embriones hasta constituir larvas capaces de nadar, e
igualmente translúcidas (lo que se logra en 5 días), permitirá conocer la
secuencia de la génesis de órganos internos y estructuras óseas,
derivándose de una sola célula (Postletwait and Talbot, 1997:183).
Así, contemplando reflexivamente la evolución del Universo y sus diversos
constituyentes desde una butaca edificada sobre más de 300 años de
conocimientos científicos, el tema de la evolución aparece firmemente
consolidado en sus líneas generales, pero casi acabado al mismo tiempo,
porque muchos hechos futuros, se pueden atisbar como nunca antes y
hasta se pueden predecir.Lo que recién empieza a nacer entonces, es la
perspectiva de la evolución.
Por lo pronto se ha propuesto un nuevo tipo de ética basada en la
conservación y en la promoción de la eficacia biológica de la especie Homo
sapiens sapiens. Dentro de este nuevo código o cuerpo de leyes biológico
serían incorporadas ideas o principios cualesquiera sea su origen, siempre y
cuando resistan los test, a que serán sometidos por la ciencia (Monod,
1971:183-188).Porque hasta la emergencia del Homo erectus, hace 2 Ma, las
fuerzas ciegas, salvajes y anéticas de la selección natural habían obrado sin
tregua y sin pausa, modelando y seleccionando a las especies que estaban
destinadas a sobrevivir, y eso en cierta forma era el sentido de la evolución.
Hoy se considera la posibilidad de que las supuestas formas finales
morfológicas (Homo sapiens sapiens, por ejemplo) sean circunstanciales; es
decir que estarían determinadas por el azar y la necesidad y no por algún
plan maestro intencionado (Jacob,1986:286-297). De ahí en adelante se ha
continuado avanzando por el estrecho sendero que dejaba la fuerte pugna
establecida entre el ambiente y la cultura, y conforme han ido pasando los
años un claro vencedor ha emergido: el del claro convencimiento de que la
evolución será dirigida mayoritariamente por concepciones culturales
(Dobzhansky, 1974:15-23).
¿ Cómo enfrentar el futuro del hombre con la nueva biotecnología?
Y esto implica una gran responsabilidad en el momento de la toma de
decisiones, porque los programas eugenésicos a gran escala por ejemplo,
factibles de ser implantados por determinados gobiernos generarán
fricciones, las sociedades estarán a favor y en contra, cada punto de vista
será el mejor. Las decisiones tomadas en estas circunstancias, bajo la
influencia de determinados patrones culturales podrían al lado del logro de
efectos benéficos de corto alcance; a inducir daños genéticos irreversibles
en parte, o en la totalidad de la humanidad. La perspectiva de la evolución
por estas razones es nueva, y de profundo significado en los ámbitos
filosófico, biológico y ético.
Casi parece pues que ha terminado un ciclo. El nuevo empieza con la
necesidad inmediata de alargar la duración de la vida. A largo plazo emerge
la posibilidad de crear vida, en forma planificada a partir de materia orgánica
y / o inorgánica, y no necesariamente con las formas que ya conocemos.
Obviamente se espera que los descubrimientos científicos de los próximos
años tengan que ver con los tendientes a alargar el cronos del genoma. El
balbuceo inicial en este sentido esta dado por la elaboración de mapas
completos de genomas de vertebrados y otras especies. Según Bernardi, el
análisis de los secuenciamientos iniciales de nucleótidos, esta revelando
grandes divergencias entre isocoros de plantas y animales, ofreciendo este
modo las líneas básicas para los estudios diferenciales de la longevidad
(Bernardi, 1995: 445-476). Del mismo modo son importantes los
conocimientos que relacionan la longevidad y ciertas funciones de los
telómeros (extremo distal, especializado y renovable de causa cáncer y
envejecimiento (Zaklan, 1995: 1601-1606, Greider, 1996:337-365). De otro lado
la elongación artificial de los telómeros, prolonga la juventud de las células y
permite un mayor número de divisiones celulares (Bodnar et al., 1998:349352). A éstas, habrá que añadirles lo que se pueda obtener de la clonación
humana, (Wilmut, et al,. 1997:810-813), especificada tal vez en la creación de
autoórganos (corazón, riñón, pulmones etc.), que servirán para el reciclaje
temporal de los dañados. Aunque probablemente este esquema sea
abandonado, porque sólo tal vez llegue a duplicar la edad promedio actual.
La superación de esta etapa podría promover la gestación de cambios
conceptuales promovidos por el normal avance de la ciencia, pero también
por el claroscuro de la mente humana, la ambición y el poder. Y, tal vez sin
importar los medios, arribaremos a edades más amplias combinando lo
anterior con la creación de verdaderos cyborgs (humanos con reemplazos
de ciertas áreas corporales, por mixturas de prótesis metálicas sumamente
sofisticadas, y autoórganos obtenidos por clonación).
Esto pese a todo será insuficiente, y entonces se comprenderá que el
verdadero alargamiento de la vida tendrá que ver con la adquisición por
parte del soma humano de formas de energía diferentes, quizás de duración
ilimitada, lo que exigirá de hecho que se tenga que abandonar el concepto
de que el Homo sapiens tenga necesariamente la conformación corporal que
ahora detenta. Tal vez el soma humano sea reemplazado totalmente. Estas
conformaciones corporales serán muchas y mayormente serán dictadas por
la adecuación a ambientes particulares y específicos (Norton et al., 1986:
190). El alcance de la imaginación y la cultura fijarán la otra cuota.
Todo cuanto se haga, se descubra y / o se sintetice de hoy en adelante
tendrá este fin. Lo que se presenta a continuación es eso, hechos
mayoritariamente, con algunos eventos hipotéticos, conformando sólo la
parte estructural, mecánica de la evolución, pero no el fin último, ni las
interpretaciones finales. No hay hechos finales, solo existen interpretaciones
y perspectivas (Castro de la Mata, 1987: 5-8).