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Secretaría Académica
Fichas y trabajos de cátedra
Mauro De Toma (titular de Historia Medieval y Moderna)
"El absolutismo español según Perry Anderson o una absolutización feudal"
El absolutismo español según Perry Anderson o una absolutización feudal.
Una característica diferencial del absolutismo español respecto del resto de los absolutismos europeos es la “histórica
concentración de poder” 1, situación particular que le habría dado la
oportunidad de ejercer una influencia desmesurada, en tanto que
Carlos V, monarca español entre 1516 y 1556.
modelo político, sobre el resto de Europa. Esta particularidad tiene
que ver, por un lado, con los pactos de familia que les permitió a la
monarquía española, a partir de Carlos I (1516), el acceso a
posesiones en Europa central y los Países Bajos y, por el otro, a la
constitución del imperio americano, a partir del proceso de
conquista. Sin embargo, el sesgo que adquiere este dilatado
imperio, es el de una presión sobre las comunidades más activas,
ahogando, en este sentido, los elementos más dinámicos, como los
son la vitalidad de las ciudades italianas y de los Países Bajos.
Podría buscarse en esta presión de la monarquía española sobre
esos elementos dinámicos una de las razones del fracaso del
proyecto capitalista que se frustra tanto en el norte de Italia como
en los Países Bajos y que finalmente va a prosperar en Inglaterra.
Este ahogamiento del incipiente
desarrollo burgués se
complementa con la intensificación de la dinámica aristocrática,
que se expresa en el continuo y crónico rosario de guerras
europeas en las que interviene España, intervención en las que
tendrá un resultado dispar, y de la que puede decirse que es, entre
otras, una de las causas de largo plazo que operarán como factor
que mina, que socaba el proyecto de consolidación y reproducción
de la monarquía española absolutista, hasta debilitarla y anularla
políticamente desde principios o mediados del siglo XVII.
El aparato monárquico español es caracterizado por Perry
Anderson como un “montaje destartalado”2, metáfora, ya que no se
presenta como concepto, que refleja bien la inorganicidad de la
estructura política a partir de la unidad dada por los Reyes
Católicos desde 1469. Una de las razones en las que puede
encontrarse tal carácter inorgánico, ya manifiesto desde la diarquía de Isabel y Fernando, es en la heterogeneidad de los
reinos de Castilla y Aragón: una superioridad demográfica abismal del primero (6 millones contra 1 millón), una influencia
no institucional de la aristocracia en Castilla, lo que le da a la monarquía cierta autonomía, frente a un reino nobiliario en
Aragón con libertades medievales muy consolidadas. La imposibilidad por parte de Fernando de subordinar a la
aristocracia aragonesa, o la relación entre el costo que hubiera significado una subordinación forzada y el magro aporte
con que hubiera contribuido, induce a la corona a dejar librado a su suerte a este reino y organizar el proceso de
absolutización en torno a la capacidad de movilizar recursos que pudiera poner en marcha el reino de Castilla. Tal es la
persistencia de esta heterogeneidad estructural, que la única institución que puede considerarse como superadora de
esta heterogeneidad es la inquisición.
Se sostiene, entonces, que ya con los Reyes Católicos, que reinan desde su unión hasta la muerte del último de ellos,
Fernando, en 1516, se inicia el establecimiento de una maquinaria estatal, con un claro proceso de racionalización que
favorece a la aristocracia terrateniente, especialmente a la propietaria de la ganadería trashumante (la mesta) y,
complementariamente, el desarrollo de los gremios en las ciudades.
Con el acceso al poder de Carlos V, se observa una profundización del proceso ya iniciado con los Reyes Católicos.
Se profundiza el proceso de absolutización, bajo sesgo feudal, con el ataque a las formaciones burguesas, como la
represión a la rebelión comunera de 1520/21, que se presenta como un movimiento de carácter urbano y burgués (hay
discusión historiográfica en torno a esta caracterización del movimiento comunero). Se profundiza también ese proceso
de absolutización con la organización del aparato político: uno de los ministros de Carlos V, Mercurino Gattinara, es
quien propone la formación de Consejos y de un Consejo de Estado; también se impulsa, completando las instituciones
del aparato de estado, el establecimiento de los cargos de virreyes y las audiencias. Tenemos entonces un aparato de
estado organizado desde la corona, centralizado, pero que se apoya en elementos feudales, retardatarios, aunque
fundamentalmente en Castilla; Aragón continúa con su estructura nobiliaria fragmentada tipicamente señorial. Es decir,
que mirando la organización política de principios del siglo XVI, puede decirse que presenta un carácter dual y
asimétrico, con un polo retardatario (Aragón) y otro modernizador (Castilla), pero apoyado en elementos no dinámicos.
1
2
Anderson, Perry; “El estado absolutista”; Ed. Siglo XXI; Bs. As. 1989, pág, 75.
Op. Cit.; pág. 79.
1
La estructura económica también presenta un carácter dual, tal como la primacía de Castilla sobre Aragón había
dejado en un segundo plano a este; una economía atlántica dirigida por Castilla y otra mediterránea al mando de
Aragón, también con una asimetría importante en cuanto a la masa de recursos que puede ser puesta en movimiento por
ambos circuitos. Esta diferencia de recursos se acrecentará desde la segunda mitad del siglo XVI, a partir del creciente
éxito de la explotación minera americana por parte de Castilla.
Esta heterogeneidad y asimetría de una superestructura política, que se asienta en una estructura económica
igualmente fragmentada y asimétrica, es expresión de una escasa capacidad de integración que retarda de la
centralización, incluso la de su componente dominante y más dinámico, que es el reino de Castilla (queda pendiente el
precisar en qué consiste, concretamente, más allá de la idea intuitiva, la capacidad de integración).
Las guerras europeas aparecen como una necesidad de la expansión imperial con resultados dispares durante el
reinado de Carlos V: éxitos en el sur (dominio sobre Italia, el papado es frenado al igual que los turcos) frente a fracasos
en el norte, donde no se logra resolver el cisma protestante, más que a través de la aceptación del protestantismo en la
Paz de Augsburgo. Esta puesta en marcha de una maquinaria militar que se expresa entre otras cosas, en un aumento
del número de soldados movilizados, requiere, necesariamente, de un aumento de la recaudación fiscal que permita
sostener esta maquinaria militar expandida. Este incremento fiscal se concreta, pero el déficit no disminuye: los gastos (y
no solo los militares) aumentan a un ritmo mayor que el de los ingresos.
Con Felipe II, quien asume en 1556 (tras la abdicación de Carlos I) hasta su muerte en 1598, se recibe el “excedente
fácil” de la plata de Potosí; este beneficio
Extracción de plata en las minas de Potosí, actual Bolivia. Representa
permite sostener, entre otras cosas, la
un corte de un yacimiento: obsérvese las formas de iluminación y la
autonomía de Aragón, que no aportaba de
forma y altura a la que debían transportarse los minerales extraídos.
ningún modo al proyecto imperial. La
recaudación fiscal se sostiene también
durante este periodo, con aportes propios
generados por Castilla a través de las
alcabalas (un impuesto a las transacciones
comerciales) y los juros (la generación de
deuda pública). Los usos de esos recursos
están destinados a sostener, nuevamente,
los ejércitos y la acción diplomática,
principalmente, necesidad de la dinámica
internacional
que
adquiere
este
absolutismo feudal.
La afluencia de metal americano, del
cual parte compra la corona y parte le
corresponde por ser soberana de los
territorios
americanos,
incentiva
las
exportaciones a América; es decir, Castilla,
que recibe oro americano en concepto de
soberana de las colonias, también compra
oro americano con mercancías, en principio
españolas y luego de otras regiones de
Europa. Esta afluencia también genera otro
efecto: el conocido proceso inflacionario
(que no es por mera afluencia de metal,
sino por la llegada de metal más barato); el proceso inflacionario reactiva a su vez la exportación de mercancías; en
otras palabras: si se compraba oro con mercancías, se comprará más aún si el oro es oro barato. Y la producción que se
activa en este imperio español que no propulsa las manufacturas, está vinculada con el vino y el olivo, decayendo la del
cereal, en parte por los efectos destructivos de la ganadería trashumante.
Reflejo de esta situación de cierto parasitismo de la economía española (captación de abultada renta en metálico,
compra de metálico barato, mero papel de intermediador en la venta de mercancías no producidas en el propio imperio)
se expresa: a. en la estructura de la propiedad de la tierra, que aparece concentrada; b. la composición de la fuerza de
trabajo tiene una baja composición de trabajo rural, aproximadamente un 30 % del total de la fuerza de trabajo; c. de la
proporción abultada de la fuerza de trabajo rural en el total de la fuerza de trabajo, predomina el trabajo de jornaleros, es
decir asalariados, cuando en otras áreas de Europa había predominio de la pequeña propiedad o trabajadores
arrendatarios y no de trabajo asalariado; d. de la proporción correspondiente a la fuerza de trabajo no rural, un 40 % se
ubica en servicios, también una proporción desmesurada para un sector no productivo de la estructura económica. Estas
proporciones son indicadores importantes, pues el motor de otras economías estaba o en la agricultura no latifundista o
en las manufacturas: apenas un 30 % de la fuerza de trabajo (y en forma asalariada) en la agricultura resulta una
proporción escasa para la época (lo que da una idea del alto grado de agrarización de la economías europeas para el
siglo XVI) y un 40 % de la población activa dedicada a tareas no productivas es alta, ya que mutila la capacidad
productiva; ambos factores atentan contra la continuidad de la reproducción de la economía y del absolutismo español.
En términos militares, la pauta de la guerra reproduce, durante el reinado de Felipe II, la ocurrida durante el reinado de
Carlos: éxitos en el sur, donde se destaca la capacidad de frenar a los turcos en Lepanto en 1571 y fracasos en el norte,
donde se destaca la imposibilidad de detener la secesión burguesa en los Países Bajos, la derrota de la Armada
Invencible frente a Inglaterra y el fracaso en imponer un monarca ante la crisis de sucesión durante las guerras de
religión en Francia.
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