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Leticia Vieyra resalta la belleza de lo natural FABIOLA PALAPA QUIJAS La Jornada Miércoles 18 de marzo de 2009, p. 8 Desde hace varios años la artista Leticia Vieyra trabaja con hojas, ramas, semillas, cortezas y raíces de plantas, porque encuentra un sentido de belleza en ese límite donde la naturaleza ha dejado la forma, antes de que se desintegre en polvo. En la exposición Germinaciones, que se presenta en el Seminario de Cultura Mexicana, Vieyra exhibe 20 obras construidas a partir de materiales naturales recolectados en Sudáfrica y en México, ya que fue invitada por la fundación Fordsburg Artists Studios para trabajar en Johannesburgo. “La muestra es una especie de homenaje a lo natural. Mis piezas reúnen vida y muerte al mismo tiempo; Sudáfrica es eso, blanco y negro, vida y muerte. Trabajar en Johannesburgo fue todo un descubrimiento, porque está en una plataforma de oro y diamantes, entonces hay una energía muy especial”, señaló la artista. Vieyra interviene en el proceso de degradación al rescatar una filigrana, una cáscara, una textura y las ensambla para crear objetos que resaltan la belleza de la naturaleza. “Cada pieza fue creada a partir de pequeños fragmentos que ya existían en la naturaleza. Mi única guía fue y ha sido el sentimiento de profunda admiración y respeto por la vida.” Semillas, espinas y hojas Sobre los materiales que usó, detalló que las semillas y ramas son de las calles de Johannesburgo y de un estacionamiento de la Universidad de Pretoria; las espinas fueron recolectadas en Kruger Park, mientras las hojas de árbol y cortezas son de los jardines de Cape Town. También realizó obras con materiales de las playas de las selvas de Tabasco y con papel amate de la sierra de Puebla y varas de Hidalgo. Relató que para encontrar en Sudáfrica ciertos materiales, como olotes, fue toda una aventura: “como era imposible conseguirlos, decidí comprar 160 mazorcas, después le pedí a una señora que tiene un puesto de venta de maíz en la calle que lo cocinara. Invité a las personas para que comieran en el lugar y así recolectar los olotes en una caja.” Germinaciones concluirá el 6 de abril en el Seminario de Cultura Mexicana (Presidente Masaryk 526, Polanco). Revalora Leticia Vieyra la sencillez de algunos elementos naturales La Jornada Sábado 15 de enero de 2005 MERRY MAC MASTERS La Torre Mayor, paradigma de la tecnología de punta, aloja en su piso 52 una exposición que, más allá del mundo acelerado del consumo y los negocios, recuerda al visitante que su desarrollo también depende de revalorar la tierra de donde viene. Un arte para la naturaleza, propuesta que Leticia Vieyra tiene tiempo de trabajar, es el eje de su muestra Entre la tierra y el cielo, que concluye este domingo y cuyo horario de visita coincide con el programado para subir al mirador del rascacielos ubicado en Paseo de la Reforma 505: lunes a viernes, de 19 a 22 horas, sábados y domingos, de 9 a 21 horas. Botánica, una de las series de la exposición, realizada con base en estudios de fragmentos de una simple hoja de árbol, fue hecha ex profeso para el espacio. Los ensamblajes están montados sobre un material translúcido que hace eco a la luminosidad proporcionada por los cristales a su alrededor, creando la sensación de un santuario de la naturaleza. Las hojas de Vieyra están reconstruidas con materiales sencillos como la parte central del esqueleto de un nopal seco y papel amate. Con tiempo de trabajar sobre arte y ciencia para los museos universitarios, la entrevistada asegura que ''de alguna manera uno alcanza a conectar que dentro de esta parte de apariencia de la forma, pues hay una repetición de esquemas". Relaciona sus estudios con aquellos hechos por los primeros hombres que, llegados a América, empezaron a recolectar elementos naturales que vieron desde el punto de vista científico. Presenta también una serie de impresiones de cortezas de árbol hechas a lo largo de once años. Son registros tomados en directo de un manglar en la selva de Chiapas o de un almendro en los límites de Veracruz y Tabasco, donde sobresale un camino de termitas o las marcas de hachas de campesinos. Explica: ''Hago un molde de silicón, después lo vacío con técnica escultórica, con resinas, fibra de vidrio. Luego lo pongo en un bastidor a manera de un cuadro, lo que equivale a mi soporte para empezar a pintar". De lo tecnológico a lo natural La exposición incluye un ''bajorrelieve-pintura" con hojas naturales incrustadas, así como un par de esculturas de la serie Tiempo suspendido, que están ''impregnadas del pigmento". Una tercera pieza, El charco, de acuerdo con Vieyra resume la idea de lo que es esta muestra. Un pedazo de colado de pavimento, con fibras naturales incrustadas, ha sido encapsulado en resina sintética. ''Es una idea clara entre lo tecnológico y lo natural", acota. Tres pequeños objetos, de la serie De la tierra, sirven de marco para dar realce a un pedacito de roca, un carcol, una conchita, productos de la naturaleza que suelen considerarse basura. El concepto ''un arte para la naturaleza", explica Vieyra, ni es arte para el medio ambiente ni es la naturaleza llevada al arte, sino que es un tipo de trabajo que siempre trata de revalorar los elementos naturales, pero, además, los más sencillos. Para Vieyra una piedra pequeña puede resumir ''todas las teorías, la tecnología, el universo completo a través de toda la humanidad". HOMENAJE A LA MADRE NATURALEZA DE MÉXICO Y SUDÁFRICA POR VIEYRA DANIEL ENRIQUE SANTIAGO 18/10/2009 LA VERDAD REVISTA POLITICA *En el Centro de Exposiciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, a partir del 15 de octubre y hasta los primeros días de enero. Exposición de un total de 20 obras construidas a partir de materiales naturales, recolectados en diversas geografías de México y Sudáfrica, forman parte de la exposición de la artista Leticia Vieyra, quien a partir del 15 de octubre las presentará en el Centro de Exposiciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). La muestra, intitulada Leticia Vieyra. Obra reciente, cuenta con el apoyo del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), a través de la Coordinación Nacional de Artes Plásticas. Para la artista la muestra es una especie de homenaje a lo natural. “Mis piezas reúnen vida y muerte al mismo tiempo; Sudáfrica es eso, blanco y negro, vida y muerte. Trabajar en Johannesburgo fue todo un descubrimiento, porque está en una plataforma de oro y diamantes, entonces hay una energía muy especial”. Asimismo, sus obras también están hechas con materiales de las playas de las selvas de Tabasco y con papel amate de la sierra de Puebla y varas de Hidalgo. Desde hace varios años la artista trabaja con diversos materiales provenientes de la naturaleza: hojas, ramas, semillas, cortezas y raíces de plantas, porque en ellos encuentra un sentido de belleza y construye una narrativa particular. Vieyra interviene en el proceso de degradación al rescatar una cáscara, una textura y las ensambla para crear objetos que resaltan la belleza de la naturaleza. Cada pieza es creada a partir de pequeños fragmentos que ya existían en la naturaleza. Para Leticia Vieyra “la única guía fue y ha sido el sentimiento de profunda admiración y respeto por la vida”. Leticia Vieyra es originaria de Ensenada Baja California, México. Estudió Artes Visuales en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, posteriormente cursó la Maestría en Orientación Pintura en la misma escuela. Es también, médico cirujano con especialidad en Pediatría por la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha realizado 25 exposiciones colectivas en México y en el extranjero, en Irlanda, Cuba, Francia y 20 exposiciones individuales en México y en otros países, entre los que destacan: Japón, Sudáfrica y Argentina. Su obra forma parte de colecciones privadas y de museos: en Aishi en Nagoya Japón, el museo Van Wouw de la Universidad de Pretoria en Sudáfrica, el museo Universum de la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha obtenido diferentes premios y reconocimientos en México y en el Extranjero. Ha sido maestra a nivel licenciatura en la UNAM y en el extranjero. Ha realizado dos residencias artísticas; por un año En el museo de las Ciencias Universum y en Fordburgs arts´studios en Johannesburg Sudáfrica. Ha sido jurado invitado en numerosos concursos de artes visuales y ha participado como comentarista invitada en paneles de arte en radio y televisión. Se inauguró la muestra "Colores, Olores y Sabores de México" en el Centro Cultural Borges Buenos Aires, noviembre de 2008.- El pasado miércoles 29 de octubre, se inauguró en el Centro Cultural Borges la exposición "Olores, Colores y Sabores de México", que se podrá disfrutar hasta el jueves 13 de noviembre. La inauguración estuvo a cargo de la Embajadora de México en Argentina, Cristina de la Garza Sandoval, quien realizó el corte de cinta. Previamente el Lic. Guillermo Ohem Ochoa, Director Regional del Consejo de Promoción Turística de México, dio la bienvenida a los medios de comunicación, seguido por la Curadora Leticia Vieyra. Las esculturas y fotografías presentadas por la Artista Plástica mexicana, Leticia Vieyra, son verdaderas obras de arte contemporáneas, entretejidas con reproducciones prehispánicas y fotografías, poesía y música ambiental, siguiendo criterios de armonía, emotividad y claridad. La artista utilizó típicos ingredientes prehispánicos como el maíz, chile, frijoles y tortillas, para plasmar las joyas naturales, originarias y emblemáticas de México. La muestra fue diseñada para ofrecer al visitante un ambiente sensorial en donde pueda disfrutar del color, textura, forma, olor y sonido que caracterizan a México. El diseño general del espacio se enfoca en el poder del arte para despertar curiosidad, sorpresa y asombro entre los visitantes. La misma consta de dos ejes: por un lado, las obras de arte contemporáneo: esculturas, arte objeto, ensamblajes e instalaciones. Por otro lado, las fotografías que tratan sobre las zonas arqueológicas y ciudades Patrimonio Mundial designadas por la UNESCO que posee México, códices prehispánicos donde asoman escenas de estos materiales, su cocina y platillos típicos de diversas regiones. Leticia Vieyra: arte para la naturaleza Escrito por Eduardo Suárez el 5/01/10 en: www.revistamilmesetas.com/vieyra-“arte-para-la-naturaleza” Recuerdo que el primer encuentro que tuve con el “arte para la naturaleza” de Leticia Vieyra, fue casual. Caminaba los últimos días del dosmilnueve entre las variopintas caras humanas, maletas, negocios y líneas aéreas del Aeropuerto de la Ciudad de México en espera del vuelo proveniente de los Ángeles en el que arribaría mi tía. La polisemia de los signos en el aeropuerto casi eran infinitos que mi percepción los encacillaba en características monótonas, hasta que unas luces, me llamaron a detenerme y observar la vida de la muerte en la “Obra Reciente” de Vieyra. En su propuesta, la importancia en las artes visuales no radica en el discurso de ideas alrededor de la obra, sino el lenguaje sentimental que de ella emana, por ello, su “Obra Reciente” es una “alabanza a la naturaleza” que nace de la observación y admiración de todas las cosas naturales que se encuentran entre los limites de “la vida y la muerte”, “lo encontrado y lo construido” por el ser humano. En palabras del artita: “No es arte para el medio ambiente, ni es la naturaleza llevada al arte, sino que es un trabajo que siempre trata de revalorar elementos naturales”. Aquella exposición, titulada “Leticia Vieyra. Obra reciente”, se exponía en el Centro de Exposiciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y terminaba los primeros días de enero. Dichos trabajos eran la continuación del trabajo que comenzó hace 8 años con la “escultura biodegradable” de 5 metros de altura, Tejiendo Sabores, dentro del Programa de Residencias Artísticas del Museo de las Ciencias Universum de la UNAM. Más adelante decidí proponer su obra para una nota cultural en la editorial de un periódico de tiraje nacional, la cual fue aceptada -pero por los gustos estéticos del editor- , nunca publicada. De cualquier forma concerté una entrevista con Vieyra a través de su página de Internet (www.leticiavieyra.com/) y amablemente me abrió las puertas de su laboratorioestudio en su casa ubicada en las inmediaciones del pueblo de Tepepan. “Por mi primera formación profesional -Médico Pediatra-, aprendí a valorar toda la parte orgánica donde convergen la vida y la muerte; vives ligado a ellas trabajando todos los días. Desde esta perspectiva entre al mundo del arte y siempre me ha impactado: recojo piezas de la naturaleza antes de que mueran o muertas antes de que se degraden; rescato y redimo esas formas, es una percepción de vida y eso lo reflejo a través de las artes plásticas y visuales”, me comentó aquella noche la doctora, pintora y maestra, formada en la UNAM. En su Obra Reciente utiliza materiales, que podrían llamarse “la basura de la naturaleza”, que fueron recolectados desde hace cuatro años en zonas urbanas de México y Sudáfrica: olotes de maíz, ramas y semillas que recogidas en banquetas, parques, jardines y calles de Johannesburg y, en un estacionamiento de Pretoria; invitada por la fundación Fordsburg Artists Studios; y de México utilizó, el papel amate de la Sierra de Puebla y varas de Hidalgo. Las piezas de esta exposición son muy “frágiles, en analogía a la vida y la muerte. Las hice a partir de troncos o ramas que ya están blanqueados y secos por el tiempo, les hago crecer con mis esculturas de papel, flores, hongos. Mis piezas están en el limite de lo encontrado y lo hecho, porque si cualquiera de esas piezas fueran puestas en la calle o en tu casa lo que la gente te va diría ‘las encontraste o las hiciste; me ha gustado trabaja con esa parte ambivalente”, agregó la artista originaria de Ensenada Baja California. Entre sus piezas resaltan “Maíz”, hecha de olotes y varas, “Disco Solar 1 y 2”, de olotes y hojas de maíz; “Camino al Oriente”, construida del esqueleto de nopal y papel amate; “Nido”, de papel amate y hierro. Hace poco tiempo expuso tres esculturas de chocolate en Bélgica por encargo de la embajada de México en ese país europeo que tuvieron un “éxito inusitado”.Por ello nuevamente fue invitada a regresar a Bélgica por “los maestros chocolateros para dar un workshop sobre esculturas de chocolate”. En la actualidad la artista se encuentra trabajando para una exposición en una galería privada que se montará en el mes de julio, en donde presentará una serie de piezas hechas con material natural. HUSK ADAPTATION Ricky Burnett Johannesburg, South Africa http://boletin.arteven.com/h/08_leticia_vieyra_1.htm El principio activo en el trabajo de Leticia Vieyra puede ser formulado de manera sencilla: ella redime fragmentos de lo marginal encontrando un sentido de belleza ahí. Estos fragmentos provienen usualmente de la naturaleza y usualmente “están saliendo”, por así decirlo. Por marginal intento referirme al hecho de que ella se acerca a la naturaleza en lo más frangible, en el límite donde la naturaleza ha dejado la forma, antes de que se desintegre en polvo. Ella interviene en el proceso de degradación, rescatando o una celosía, o una filigrana, o una cáscara, o una línea, o una textura, o un color, y ensamblándolos y mezclándolos, señala, no sólo la belleza que la naturaleza presenta, sino también una belleza que es posible cuando la mente y la naturaleza conspiran juntas -la mente es un producto de la naturaleza después de todo- imaginando nuevos objetos híbridos. Central en su repertorio es el uso de un papel especial, fabricado en el pueblo del amate, en su nativo México, hecho por ella y artesanos locales. Frecuentemente quemando los bordes del papel, ella hace eco, siguiendo un delicado plan, de formas a las que enfáticamente nos referimos como orgánicas. ÁFRICA PROFUNDA ALBERTO HÍJAR http://www.apiavirtual.com/2010/07/04/africa-profunda/ Un poco interrumpido por reportajes inteligentes y comentarios de cultos escritores ingeniosos, el escarnio racista futbolero atesta a las televisoras más importantes de payasos y payasas lamentables. Por esto importa dar a conocer al menos dos muestras de investigación respetuosa y solidaria sobre África en México. Escrito en las nubes de Akuavi y Fabien Adonon se subtitula Inmanencia de la tradición oral en África negra. La inmanencia significa la cultura oral como un modo de ser que se apropia del universo de manera integral distinta al racionalismo característico de las influencias eurocéntricas. En una breve y sustanciosa introducción, el profesor Adonon cita a Marie Seller (2003) narrando los colores de África diversa y compleja al tener “todos los colores de la vida”. Del poema Halitos de Birago Diop, citado en el libro, tomamos su elocuente arranque: “oye más a menudo/a las cosas que a los seres/la voz del fuego se oye/escucha la voz del agua/oye en el viento/los sollozos del zarzal:/son el halito de los ancestros”. He aquí el guiarse por señales de la tierra, el cielo y los elementos naturales, esto que ha hecho la humanidad en toda su historia apenas interrumpida por 300 años del dominio racionalista. Para decirlo negativamente, el peor camino para entender África, descontando el racismo vulgar televisual, es oponer sus culturas a la escritura y sus secuelas propias del saber eurocéntrico. En África “lo espiritual y lo material no están disociados; al pasar de lo esotérico a lo exotérico, la tradición oral sabe ponerse al alcance los hombres, hablarles según su entendimiento y desarrollarse en función de las actitudes de ellos. Es todo a la vez, religión, conocimiento, ciencia de la naturaleza, iniciación de oficios, historia, diversión y recreación” explica Amadou Hampaté Ba en la citada Historia general de África (1982) publicada por la UNESCO. El libro de los Adonon trata los “Fundamentos cosmogónicos de la tradición oral”, aborda luego la canción de cuna, los relatos infantiles y el cuento como formas de literatura oral y sigue por el derecho como ejercicio de la justicia social para la paz donde la Palabra, síntesis de discusión y acuerdo, adquiere una dimensión moral práctica de constante construcción de los sujetos sociales y políticos con la economía comunitaria en resistencia contra el coloniaje capitalista. De aquí la medicina con una práctica de la salud distinta al mercado de los laboratorios globalizados y en relación profunda con la salvaguarda de la naturaleza. Por esto, una cultura de lo común, del engrupo donde la reproducción social está garantizada para todos. Excelentes fotografías a todo color de César Carrillo Trueba, muestran en el libro las tallas coloridas de la puerta del Palacio Real de Benin, cercano al lugar de nacimiento de Fabian Adonon y dan idea del hábitat, las casas, los gritos, esa especie de juglares narradores de los acontecimientos, los adivinadores, curanderos, mercados y fiestas. Una carga poética profunda está en toda esta plenitud en potencia como vida cotidiana. Sólo hay que sentir los cuerpos gráciles, los tocados suntuosos, los trajes coloridos, los tambores, flautas y pitos e instrumentos de cuerda con lejanas semejanzas europeas, los recursos de predicción adivinatoria, los amuletos como presencias de la naturaleza pródiga. “Servirse de la verdad para llegar a la paz” prevalece como línea de acción comunitaria en los juicios orales, esos que el derecho mexicano quiere probar como si esto fuera suficiente para superar la corrupción clasista y racista. Sermón, perdón y seguimiento son los recursos del sentido reconciliador explicado por los Adonon para alcanzar la justicia como algo mucho más profundo y complejo que la letra escrita de las jurisprudencias. Vale aquí citar a Carlo Ginsburg diferenciando ésta de la justicia en el quehacer de los abogados y magistrados apegados a los textos y desinteresados de lo justo. En 2009, Leticia Vieyra, recogió espinas, semillas, ramas y hojas secas en Johannesburgo, Pretoria y Kruger Park. Durante su vida reciente, lo mismo ha hecho en la selva y las playas de Tabasco y en la Sierra de Puebla. En San Pablito ha encontrado las grandes fábricas de papel amate para completar sus instalaciones que dan la necesidad de trabajar con amor la naturaleza hasta alcanzar la dimensión estética. Ricky Burnett dice desde Johannesburgo para el catálogo: ella redime fragmentos de lo marginal encontrando un sentido de belleza ahí…por marginal intento referirme al hecho de que ella se acerca a la naturaleza en lo más frangible (frágil), en el límite donde la naturaleza ha dejado la forma antes de que se desintegre en polvo”. En la solapa de su catálogo, Leticia narra las dificultades para conseguir 160 mazorcas en Johannesburgo hasta que una vendedora cocinó los elotes que comieron los invitados casuales hasta producir el material para la instalación con los estudiantes de artes visuales de la Universidad de Pretoria. Lástima que las fotografías no den a entender la riqueza sensible de las instalaciones, los susurros, sus aromas, sus texturas. Desde 1992, Leticia Vieyra no ha parado de producir instalaciones efímeras como Camino a Oriente hecha con esqueletos de nopal, papel amate, fuego y viento desplegados en más de un metro y medio de asombro visual y táctil en beneficio del amor por la unidad entre naturaleza y humanidad. La devastación planetaria con los ominosos desastres que ya no asombran a la humanidad desahuciada, encuentra en las Germinaciones de Leticia Vieyra una bella llamada de atención asumida por las lecciones de vida de África. Es necesario decir que la autora es maestra en artes visuales y médica con especialidad en pediatría por la UNAM, con todo lo que esto implica. Hay quien reflexiona y difunde África con todo respeto y dedicación. Fabian Adonon es maestro en ciencias sociales titulado en París, coordinador del Seminario Permanente de Estudios Africanos y el de Literaturas Negroafricanas en la UNAM donde ha producido libros y antologías. Akuavi Adonon es maestra y doctora por la Universidad de París 1, profesora en la UAM Cuajimalpa y en el posgrado en derecho de la UNAM. Trabaja en el Laboratorio de Antropología Jurídica de París, todo como prueba del interés profundo por las culturas africanas. El fotógrafo César Carrillo es biólogo y maestro en antropología por la Universidad de París y además de escribir y publicar, dirige la revista Ciencias de la Facultad de Ciencias de la UNAM. Son estos casos de transdisciplinareidad dignos de encomio por lo que aportan al conocimiento de la humanidad y la naturaleza urgidas de trabajos de conservación, restauración, significación y transformación profunda.