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CLASE Nº26.11
LUCHANDO POR LA FE PARA ALCANZAR LA HERENCIA Génesis 22:17,18 1ºTi.6:12
Del 26.06 al 02.07
Introducción:
Dios le prometió a Abraham que poseería las puertas de sus enemigos y que la bendición de Dios alcanzaría a incluso
a los descendientes de él. Pablo estimula a Timoteo a “pelear la batalla de la fe”, es decir, luchar contra la
incredulidad, desobediencia o rebeldía, para así alcanzar la herencia.
¿Cómo peleamos nosotros la buena batalla de la fe?
1. No dudando, confiando y obedeciendo a Dios.
La fe se ejercita en la práctica:
Es fácil hablar de fe, pero es difícil cuando nos toca ponerla en práctica. En Santiago se nos habla de la calidad de
nuestra fe. Si es como la ola del mar (que va y viene) no nos va a llevar a la victoria en la batalla (Stgo.1:6-8). En la
Biblia D.H.H. dice en el vs.7y8: “Quien es así, no crea que va a recibir nada del Señor, 8porque hoy piensa una cosa y
mañana otra, y no es constante en su conducta” ¿No nos pasa esto muchas veces? En esos momentos tenemos que
decirle a Jesús como le dijo el papá de un endemoniado: “yo creo, pero ayudame a creer más” (Mr.9:24).
Cada día tenemos que batallas por la fe:
Nosotros como hijos de Dios cada día estamos en la batalla de creer y dudar al mismo tiempo; sin embargo,
debemos pelear por mantenernos aferrados a Dios.
Abraham, el padre de la fe, no dudó en sacrificar a su hijo por pedido de Dios, sin embargo, también transitó
caminos de duda e incredulidad en su vida (cuando dudo que Dios le diera un hijo que heredara , Gen.15:3; cuando
presentó a Sara como hermana, Gen.12:13), a pesar de esto, Dios premió su permanencia a lo largo de toda la vida.
Así que si dudamos y nos caímos, es un buen momento para pararnos, tomar el lugar que Dios nos dio y seguir
peleando con la fe que El nos da cada día!!!
2. Transmitiendo una herencia de fe a nuestros hijos.
Dios siempre les hablo a los hebreos dirigiéndose a ellos y a sus hijos, sobre la importancia de dejar plantada la
herencia en ellos (Ex.10:2; Nm.18:19; Dt.6:6)tanto en lo material (tomar la tierra) como en lo espiritual (transmitir la
fe en Dios). Ellos edificaban para sus hijos, sus nietos, sus tatara tatara nietos.
Nosotros como pueblo de Dios, en la actualidad también edificamos y dejamos como herencia nuestra vida, nuestro
hogar, nuestra fe, tanto a nuestros hijos naturales como a los espirituales.
Construimos no sólo para nosotros, sino también para los herederos de las promesas de Abraham (todos los que
creen en Jesús, Ga.3:6,7). Transmitamos y demos ejemplo de la necesidad de batallar la buena batalla de la fe.
3. Tomando la herencia por fe. Josué 1:1-9
El desafío de Josué:
Moisés fue un hombre de fe espectacular, era un líder que valía la pena seguir, y cuando murió Dios le dijo a Josué:
Ahora te toca a vos pelar la batalla y vivir lo que Moisés te enseñó; tomar posesión de la heredad y yo cumpliré mi
promesa a Abraham. Todo lugar que pises, éste será tu territorio y así lo hizo. Caminó hacia lo incierto y tomó la
tierra ¡Eso es caminar por fe!
El desafío para nosotros:
Todos tenemos padres de la fe que nos marcaron, que nos enseñaron acerca de Dios, que formaron nuestras vidas y
ministerios, que predicaron en la iglesia en donde estamos, que mostraron su fe en acción, que fueron creativos y
valientes. Tenemos que seguir su ejemplo, tomar su desafío y caminar hacia adelante, a lo desconocido, al plan de
Dios para nosotros y para nuestra iglesia hoy.
Fe es confiar completamente en nuestro Padre, no importando lo que vemos en lo natural, ya que El nos va a llevar
en victoria si le permitimos hacerlo. Nada más tenemos que ser fieles.
4. Batallando contra Satanás y las huestes espirituales de maldad y contra nuestra carne. 2ºCo.10:3-5
Debemos enfrentar al enemigo, a sus empleados y a nuestra carne con firmeza. Nuestras armas son más poderosas
que cualquiera de las de ellos. Tenemos que estar atentos a la rebeldía y la desobediencia en nuestras vidas, ya que
detrás de ellas esté el espíritu del maligno.
Tenemos que luchar también con nuestra naturaleza que nos juega malas pasadas a veces. La carne es débil pero el
Espíritu de Dios es más fuerte que nuestro deseo. Es una batalla que tenemos que pelar cada día, manteniéndonos
cerca del Señor para lograr la victoria que nos prometió (1ºCo.10:13).
Conclusión:
Luchemos día a día la batalla de la fe, para poder decir como Pablo: “He peleado la buena batalla, he acabado la
carrera, he guardado la fe”.