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Este político griego consiguió que, bajo su mandato, la ciudad de Atenas viviera sus años de máximo esplendor. En su honor, el siglo V a. C. recibe con frecuencia la denominación de «siglo de Pericles» Vida: Es la persona que instauró la democracia en Atenas gracias al apoyo de la burguesía. Pericles nació en 495 a.C. y era perteneciente a la antigua aristocracia, puesto que su familia era una de las más influyentes de Atenas. Su padre era General, Jántipo (héroe de Micala y adversario del aristrócrata Cimón) y su madre fue Agariste, descendencia de los Alcmeónidas. Segundo hijo de tal matrimonio. Pericles recibió una esmerada educación enmarcada en la tradición democrática, puesto que su tío materno, Clístenes, estribó los Principios de la legislación de Solón y se opuso rotundamente a la tiranía de los Pisistrátidas. Tras veinte años de tradición democrática, Atenas recibe a Pericles en el poder. Este poder era encabezado por Efialtes, perteneciente al partido popular quien restringe los poderes abusivos del consejo del Areópago, al cual se enfrenta y deja en manos la administración de justicia en los crímenes de sangre y en los incendios provocados, y la vigilancia de los templos. Posteriormente, Efialtes es asesinado, más precisamente en 461 a.C. lo que da lugar a que Pericles se convierta en un máximo dirigente de la política, irrumpiendo en la vida pública de los atenienses durante los treinta años siguientes. La refinación que se destacaba en Pericles provenía no solo de la educación militar que recibió de muy joven, sino que también obedeció a las instrucciones de sus maestros. Ellos fueron Zenón de Elea, el gran Anaxágoras, con quien mantuvo entrañable amistad, y Protágoras, de los cuales aprendió la alteza de miras y la claridad de raciocinio que, unidos a su elocuencia natural y a la distinción de sus maneras, hicieron de él pronto un ídolo del pueblo. El ambiente que lo rodeó, de grandeza y magnificencia, junto con los acontecimientos históricos de que fue testigo, difundieron en su espíritu las ideas nobles y los anhelos patrióticos. Todos aquellos que lo escuchaban quedaban admirados de él, puesto que siempre sus intervenciones eran muy puntuales y oportunas. Así supo ganarse con clara ventaja a aquellos que a la hora de apoyarlo estaban con el. Su carácter era algo que el dominaba, además de sus gestos y de su andar, lo que provocaba que se alejara de cualquier discordancia. Es así como Pericles con su serenidad y su tacto político, supo como ganarse al pueblo. Lejos de su vida política, en su vida privada Pericles tuvo dos hijos, fruto del matrimonio con una mujer de buena familia, algo mayor que el. Su primer hijo se llamó Jantipo, el cual muere en una batalla; y su segundo hijo Paralo, fallece a causa de una epidemia. Más tarde es cuando Pericles decide separarse de su esposa. Sin embargo, con el transcurso del tiempo vuelve a encontrar el amor, Aspasia de Mileto, una griega asiática con la cual comparte veinte años de su vida. Esta mujer se convirtió anfitriona de la casa de Pericles, ya que poseía una gran belleza, con una cultura notable, diferente a la Atenas de la época. Es en esta casa y junto a ella donde se constituyó el denominado «círculo de Aspasia», en donde solían darse cita personajes como Fidias, Sócrates, Sófocles o Hipódama de Mileto. Política interna El engrandecimiento de Atenas, ya sea desde el punto de vista cultural como el militar, fue la preocupación central de Pericles. Este objetivo era financiado por una alianza de casi todas las islas del mar Egeo, denominada La Liga Ático- Délica, de los cuales sus fondos eran custodiados en la isla de Délos. Sin embargo, frente a un próximo ataque persa, el tesoro es trasladado a Atenas a pedido de Pericles, quien dispuso de él para acometer las grandes obras de la Acrópolis, en el año 444 a.C. Rodeado de la elite cultural de ese entonces, logró llevar a cabo su proyecto. Para ello trabajaron junto a él artistas de la talla de Fidias, los arquitectos Mnesicles, lctino y Calícrates, y todo un elenco de hombres ilustres, como Esquilo, Sófocles, Eurípides y Anistófanes, el médico Hipócrates, el escultor Policleto, Polignoto el muralista y los filósofos Georgias y Sócrates. Pericles, fue una figura capaz de dar al siglo en que vivió su propio nombre, y “siglo de Pericles” es en la historia de Grecia, sinónimo de brillantez intelectual, de madurez política, de democracia. La consolidación de esta última estaba fundada en tres órganos de Gobierno: Heliea, Bulé y ekklesia. La primera de ellas, Heliea era conocida como el Tribunal Popular. En cambio, Bulé era el Consejo de los Quinientos, formada por diez grupos de cincuenta ciudadanos, el cual representaba a las diez tribus en que se dividía la comunidad ateniense. Ellos eran elegidos por sorteo y renovado cada año. Su función iba dirigida hacia la ekklesia (Asamblea del pueblo), ya que ellos le preparan propuestas que debían debatirlas. En este órgano supremo, cualquiera podía tomar la palabra y solían ser un pequeño grupo de oradores los que intervenían ya que la presentación de una propuesta de ley o de una enmienda que resultasen anticonstitucionales, podía acarrear el procesamiento e, incluso, la condena de su inspirador. En esta asamblea la asistencia era libre y remunerada y además integrada por los ciudadanos varones que fueran mayores de edad y que a su vez hayan estado censados. Sin embargo Pericles, logro obtener la potestad de gobernar Atenas tanto en política exterior como interior, gracias a que año tras año, renovó en la ecclesia, por votación a mano alzada, su cargo de strategós autocrátor, es decir su cargo de general en jefe de las fuerzas armadas. La democracia ateniense era directa y no representativa. El ciudadano no elegía a un representante que tomaba las decisiones de manera autónoma, sino que intervenía directamente en el gobierno, como si de una obligación cotidiana se tratara. Pendes llevó también a cabo otras reformas, como el desarrollo y ampliación de la flota o la construcción de una muralla que unía la ciudad con el puerto del Pireo (los «muros largos»>, mejorando así la posición defensiva de Atenas. También procuró el acceso gratuito de las clases más desfavorecidas a los espectáculos, así como la restricción de la ciudadanía a los varones nacidos de padre y madre atenienses. Esta propuesta de ley se puso más adelante en su contra, porque tras la muerte de los hijos de su primer matrimonio, el resto de su descendencia no podía optar a la mencionada categoría, dado que Aspasia no era ateniense. Finalmente, no pueden dejar de mencionarse las obras de reconstrucción y embellecimiento de la Acrópolis, emplazamiento donde se erigió el Partenón, un edificio que se ha convertido en el símbolo de toda una época. Política exterior Gracias a su potencial naval, Atenas lideró la Liga Délica, que fue constituida como defensa ante la amenaza persa y para recuperar las islas y las ciudades asiáticas griegas conquistadas por las tropas del Gran Rey. Pendes intervino en la política interna de estas localidades, en las que no aplicó el régimen democrático que imperaba en Atenas. Reprimió con dureza cualquier intento de secesión. De esta manera, logró crear el Imperio ático. Entre sus iniciativas coloniales, la más aventurada fue el envío de una expedición a Tarento, en el sur de Italia, para fundar, bajo la dirección del arquitecto Hipódamo de Mileto, la colonia modelo de Turi. Además de luchar contra los persas —con los que firmó, en el año 448, la paz de Calias—, la Atenas de Pendes hubo de enfrentarse a otro enemigo: Esparta, polis que rivalizaba desde siempre por el control de la Hélade. Finalmente, en 446 a. C., la paz de los Treinta Años inauguró un periodo de relativa calma en tas relaciones con la ciudad vecina. En estos momentos se realizaron todas las construcciones de la Acrópolis. Sin embargo, la tregua duró apenas 15 años. En 441 a. C. Samos tuvo la osadía de atacar Mileto. la patria de Aspasia. El fracaso de la intervención diplomática puesta en marcha por Pendes forzó la apertura de hostilidades, que culminaron con el sometimiento militar de Samos. Un año después, la ciudad de Potidea, colonia de Corinto, se sublevó, y la metrópoli corrió en su auxilio. Poco después, Atenas decretaba el bloqueo del comercio de Megara. Ante tales provocaciones, la Liga del Peloponeso decidió entonces la guerra. Liderada por Esparta, emprendió una serie de expediciones que culminaron en la invasión y devastación del Ática. Por consejo de Pendes, todos los habitantes se reunieron tras las murallas de Atenas, confiando en la superioridad naval de la polis para alcanzar la victoria final. Pero la peste esquilmó a las gentes hacinadas en la ciudad. Este hecho, unido a la ruinosa situación económica, provocó la caída en desgracia de Pendes y su círculo de amistades ante los ojos del pueblo de Atenas. Todos ellos sufrieron procesos judiciales; el propio Pendes fue destituido de sus cargos y acusado de de fondos. Un año después, en 429 a. C., las cosas volvieron a su cauce y el nombre de Pericles fue reivindicado nuevamente. No obstante, también el político cayó víctima de la peste. Por otra parte, la guerra del Peloponeso prosiguió. En 404 a. C. la ciudad de Atenas se vio forzada a capitular. Sus fortificaciones fueron destruidas y el Imperio creado por la polis aniquilado. Así terminó la época dorada de los atenienses. Porque el siglo de oro: Para resumir el esplendor artístico y literario de Atenas basta enumerar los grandes nombres que ilustraron el sigla de Pendes. Entre los poetas trágicos, se cuentan Esquilo, Sófocles y Eurípides; entre los cómicos, Aristófanes; entre los historiadores, Herodoto, Tucídides y Jenofonte. El arquitecto Ictino construyó el Partenón; Calímaco, el Erecteión, Fidias esculpió la Atena y el Zeus de Olimpia, Polignoto pintó el Pecile; a Mirón, escultor del Discóbolo, sucedió Praxistcles, escultor de Hermes. Tucídides censuró a Pericles que hubiera empleado el tesoro de la liga jónica en cosas diferentes a las que estaba destinado (la guerra contra los persas), tal como el embellecimiento de Atenas. Pendes respondió que Atenas había libertado a Jonia de los persas, y que poseyendo el mar Egeo, había llenado el fin propuesto en la confederación. Se recurrió al voto del ostracismo para dilucidar la cuestión, y el pueblo votó el destierro de Tucídides. Pericles pudo entonces llevar adelante, sin estorbo, los grandes proyectos que hicieron de su tiempo el siglo del arte y de la poesía. Hipodamo de Mileto trazó el plano de una ciudad regular en el sitio que ocupa el Pireo; una nueva muralla paralela a la primitiva fortificación completó las defensas de Atenas por la parte de tierra; el Acrópolis se cubrió de magníficos monumentos dirigidos por los arquitectos Ictino, Calícrates, Corebo y Mnesicles, bajo la vigilancia de Fidias; al lado de las admirables estatuas de éste, la pintura se elevó con Polignoto a las más altas concepciones artísticas, y así también la poesía, çon Sófocles y Eurípides. Esas magníficas construcciones solo costaron 3000 talentos y 12 años de trabajo (444432 a.C.), el tesoro del Acropolis y los ingresos anuales de Atenas bastaron para ello, y aun pudo constituir Pericles una reserva de 6000 talentos. Una multitud de filósofos atrajo infinidad de discípulos. Para prepara! a los oradores a la elocuencia, hubo profesores de retórica, llamados sofistas, que enseñaron el arte de tratar todos los asuntos, brillando por encima de todos ellos el gran espíritu de Sócrates. Pendes podía decir con razón que Atenas era « la escuela de Grecia